La Sombra de los Caminos
¡Oh, Aeth
mi bella y terrible señora,
la sombra de los senderos,
el fantasma de las sombras,
quién fuera tú,
dueña de la noche.
A tu paso,
las montañas cedían,
y las bestias se escondían,
dime, domadora de mentes.
¿cúal es tu gloria?
sino la sangre bebida por tu espada,
sino la muerte propinada por tu mano.
Acaso el padre de los dragones,
sería un adversario digno de tí.
Acaso el cielo es digno
de estar sobre tí.
Dime, dama oscura de la tierra
llevas en las manos la victoria
de tantas batallas y guerra.
El fuego de tus ojos,
cualquier alma quema.
Entonces,
¿que mas queda que un espíritu solitario?
Donde estará aquel, que se hara digno,
de tus manos, de tu boca
¿donde está?Hace mucho ya
que te dejó y se fué, adonde no puedes seguirlo....
