Disclaimer. Todos los personajes conocidos y lugares mencionados en este escrito pertenecen a J.R.R Tolkien, todos los demás desconocidos son inventos de mi imaginación, mmm .. cero que aquí no hay ninguno. Jajajaja... Contiene SLASH, así que si no os gusta saber de eso, no lo leas, advertido estas...(´^-^`)
CAPITULO 5Así la compañía continuó navegando en aquellas aguas rápidas y anchas. Arrastrada siempre hacia el sur. Unos bosques desnudos se levantaban en una y otra orilla, y nada podían ver de las tierras que se extendían por detrás. Los grandes árboles pasaban junto a ellos como espectros, hundiendo en el agua las raíces torcidas y sedientas.
Continuaban remando, solo los tres mas altos hacían esta tarea, a pesar de lo mucho que quería Gimli apoyar a Legolas en el camino, pero la pala gris que utilizaba era demasiado larga para que el enano le maniobrase con facilidad, además Legolas quería pensar, y perderse en esa tarea, le tranquilizaba el espíritu.
Así, las primeras tres horas del camino se escuchaba a un Gimli hablar de todo, como para olvidarse de su encierro entre tanta agua, hablaba sin preocupación, mas con la voz lo suficientemente acompasada para que no fueran mas que los oídos del elfo quienes captaran sus palabras. Pudo advertir que Legolas solo asentía, y se unía a la conversación solo con algunos adjetivos o haciendo una pregunta redundante, por fin acabo el enano en convencerse de que el señor elfo no deseaba hablar, y el fin con que Gimli deseaba hacer hablar a su amigo, era para obtener respuesta a sus preguntas sobre el porque de la pelea con Trancos, y si, había tenido la oportunidad de observar bien, ¿por qué parecía que Haldir escondía algo? Mucho afectaba a la comunidad, que dos fuertes pilares de la misma no pudieran resolver sus diferencias con palabras.
La mente del elfo estaba muy ocupada para prestar oídos a su buen amigo, a pesar de lo mucho que lo intentaba, de lo agradable que parecía la conversación de Gimli, no podía dejar de pensar en Aragorn y su celosa reacción.
De ahora en adelante sería mas cuidadoso con el Heredero de Isildur, no tenia derecho a tratarlo así, ya que ignoraba lo que Haldir y el habían pasado esa noche, ninguna explicación le daría para tratar de borrar esa imagen que Aragorn tenía de él. Estaba en su derecho, no daría explicaciones a menos de que se sintiera seguro y sólo si asi se lo exigían.
Seguía aun en la comunidad, por que así se había convenido, su palabra estaba en ello, proteger a Frodo, portador del anillo y a los demás miembros de la comunidad tanto como fuera le posible, aún a Aragorn. Pero no quería mas discusiones con él, por el bien de la comunidad y sobre todo por terminar con el dominio del Oscuro, todo lo sufriría, apoyaría al portador del anillo hasta el final, y si Aragorn había sido elegido para guiarles, el elfo no iba a poner objeción alguna.
Aragorn estaba también muy pensativo, les guiaba por la mitad del Río, tratando de alejar al grupo de los posibles ataques que se podían esconder entre los árboles de las orillas. Sin embargo, no era muy difícil esa tarea, ya que el camino era uno solo y único.
Al igual que Gimli, tanto Frodo como Sam trataban de hacer hablar a Trancos, intentaban por diversos medios llevar la conversación hacia lo útil y bueno que era para el grupo el contar con un elfo en el grupo, Sam expresaba su admiración por esos seres tan perfectos, llenos de sabiduría así como de belleza, capaces de poseer una extraordinaria fuerza a pesar de los esbeltos y delicados que parecían ser, un hobbit no era rival para un elfo, decía Sam, y para un mortal casi podría jurar que la lucha sería desventajosa para el primero... a menos de que el elfo se encontrara en malas condiciones.
Nada dijo Trancos al respecto y sonreía con tristeza ante las claras indirectas de los medianos. Frodo agregaba, que los mortales así como los Hobbits y los enanos, todos tenían su luz especial, pero eran mas propensos a caer en las tentaciones que los elfos, los celos, mentiras, traiciones, malos deseos, podían nublar su buen corazón, tal como estaba haciendo aquel objeto que llevaba colgado sobre su pecho. Muchos le deseaban, pero solo tenía un único amo al que obedecía, así los elfos seguían una sola luz, mientras los hombres podían ser cegados por muchas mas.
- No todos los elfos son tan sabios y bellos como se dice.. – argumento Aragorn
- Pero señor Trancos, - dijo Sam volviendose hacia donde el mortal - no he conocido alguno que no merezca mi admiración.
- Yo también he creído lo mismo, mas las apariencias engañan. Tu mismo sabes que ellos mismos han caído en la tentación, Aun esa dorada tentación que lleva Frodo en su pecho, llega a cegarles. Así pueden caer en tentaciones como nosotros, aunque al parecer.. esto es dificil.. si no fuera con voluntad.
Frodo recordó la reacción de Galadriel cuando le ofreció el anillo, mas su voluntad había sido mayor como para caer en la tentación de poseerlo, Frodo pareció entender al mortal si a eso se refería.
- No me explico a que se debió el cambio de un elfo, señor Trancos, mas algo muy malo debió haber ocurrido para que eso se efectuase. Si usted me entiende, claro.
Sam hablaba sin saber que lo que decía era verdad, de ahora en adelante Legolas sería considerado un elfo no puro por los demás, sus ojos tendrían un brillo especial hasta que las manchas que llevaba en su cuerpo, fueran borradas por las verdaderas caricias del corazón, un amor incondicional que le regresaría la inocencia, la pureza de su cuerpo y espíritu, su confianza sería reestablecida, y eso sería sólo cuando le irradiaran totalmente una vez mas con amor puro, llevándose la oscuridad de sus hermosos ojos azules.
Por eso Legolas sufría, por que al parecer ningún elfo podría amarle de esa manera que el buscaba si en su mirada se leía la posesión, no le importaría admitirlo si por amor o deseo y satisfacción le portara, tal y como Haldir, mas por un sometimiento a su voluntad, no creía soportarlo. Había amado en siglos pasados, todo con respeto amor y mucha pasión, aquellas hermosas damas que le ofrecieron sus brazos recibieron una parte de su generoso corazón, aquellas travesuras que le llevaron a caer en los brazos del Loriende, le habían divertido mucho, pues no habían compartido mas que caricias pasajeras, juegos inusuales hasta ese día en que Haldir le llevó mas allá. Hasta que probó la miel de lo prohibido y le disfruto. Pero aun no había malicia en el, ni mancha alguna a su parecer.
Pero ahora, todo era oscuro, todo era triste y sin esperanza para el príncipe del Bosque Negro.
Su cabeza daba vueltas en torno el asunto, la piedra que llevaba en el cuello era un juramento silencioso al amor que una vez proclamo a Arwen, pero entonces ¿qué eran esos celos que sintió cuando vio que Legolas regresaba pasada la media noche? Si, el elfo le había confesado no sentir nada por el, no sabía por que su corazón insistía en ofrecerle su amor si Legolas no le quería.
Esos golpes en el rostro, y parte del cuerpo le incomodaban un poco, pero aún así no había cedido la pala a alguno de los dos hobbits. Tendría que dominar su temperamento si deseaba volver a intentar hablar con Legolas, pero aun no se habían calmado suficiente las cosas como para hablarle, mas delante se encontraría la oportunidad de hacerlo.
La noche era fría y lúgubre. Frodo inmóvil, escuchaba el débil golpeteo de las aguas en la orilla, hasta que al final sintió que le pesaba la cabeza y cayó en un sueño intranquilo.
El dolor en su entrepierna casi había desaparecido para cuando el sol empezaba a ocultarse, una seña de Aragorn hizo que las barcas se reunieran cercano a un claro cerca de la orilla, no podían seguir navegando durante la noche pues se arriesgaban mucho, pero tal vez mas era el estar expuestos en ese claro.
Boromir y Legolas guiaron sus barcas a donde les indico Aragorn, Gimli cabeceaba un poco, tratando de no aparentar su somnolencia, se había sentado con las piernas flexionadas en actitud meditabunda, mas cuando la barca llego a topar tomó su hacha con rapidez presto a soltar el primer golpe, miro a todos lados mas solo pudo observar los cabellos dorados del elfo perdidos entre la oscuridad del cielo.
- Gimli, ayuda por favor con esto – dijo Legolas pasándole su bolsa al enano, así como las de los Hobbits.
Legolas mismo llevó además de su propio equipaje los de Boromir, Gimli y Aragorn.
- La guardia quedara como sigue, la primera la tomare yo, después Boromir y al final Legolas. – dictó Trancos mientras ayudaba a los hobbits a sujetar las barcas.
- ¡Bien!.. ya podré descansar al fin, mis brazos se sienten pesados. – dijo Boromir tomando la bolsa que Legolas le pasaba.
- ¿esta bien contigo, Legolas? – preguntó Aragorn recibiendo la propia.
Legolas asintió con la cabeza, para después dirigirse hasta Gimli y compartir la cena de esa noche con el. Un poco mas aparte del grupo, Aragorn y Boromir hablaban mientras compartían la comida, no habría fogata por su seguridad y los Hobbits tendrían frío esa noche, pero tendrían que soportar el clima si así deseaban conservar la vida.
Merry y Pippin fueron los primeros en realizar sus preparativos y dormir, Sam lo haría hasta que su pensativo señor lo hiciese primero. Muchas cosas pasaban también por la cabeza del sobrino de Bilbo, para querer caer en los oscuros pensamientos de la duda, una carga pesada llevaba sobre el y esa mirada que no le dejaba, hacía mas difícil la tarea.
Gimli, se resistiría a dormir, mas el sueño acabo por vencerlo mientras continuaba con una parte de lemba en la mano, y así recostado en un árbol grueso y viejo, el enano se rindió a la pesadez de sus párpados, como Legolas no quiso despertarlo, tendió la manta junto al dormido enano y le dejó caer lentamente, casi pensó que despertaría al tocar el suelo pero no fue así, el sueño profundo de Gimli le dominaba, no había algo tan fatigante como no hacer nada en una barca durante todo el día.
Boromir no apartaba la vista de Frodo y el portador del anillo no dejaba de experimentar algunos escalofríos, creía que sería por el frío que ventilaba y esa era su explicación, tal vez la única que quiso confesarse. Fue todo un alivio al ver que Boromir no había ocupado el lugar a su lado, Sam estaba allí para protegerle si era preciso, Merry y Pippin, ya roncaban detrás de él.
- No se preocupe mi señor Frodo – dijo Sam ofreciéndole su manta extra – esta noche puede dormir tranquilo, aquí esta Sam para velar por usted.
- ¿Y quien velara por Sam, pregunto yo? – dijo Trancos en broma
- No se burle usted, que cuando un Hobbit hace una promesa la cumple, aún si le va la vida en ella – contestó Sam recostándose a un lado de Frodo, separado tan solo por centímetros, el calor de ambos cuerpos cercanos le servían para mitigar el frío así como saber que seguros estaban uno al lado del otro.
- Ya lo creo que Sam, pero mientras este yo aquí, ninguno de los dos saldrá herido, no mientras pueda evitarlo. Duerme y descansa, buen Sam.
- Gracias señor – dijo Sam dándole buenas noches a Trancos y volviéndose a Frodo agregó – Buenas noches señor Frodo.
- Buenas noches Sam.. y .. ¿Sam? – dijo Baggins bajando un poco la voz
- ¿Si?
- Gracias.
Aragorn escuchó este ultimo diálogo y sonrió, ambos amigos cuidaban muy bien uno del otro, esa sociedad trabajaba muy a la par, aun había otro grupo que le apoyaba, la sociedad del Sr. Tuk y del Sr. Brandigamo, ellos si que podían llamarse complementos, tanto en las buenas como en las malas, sus cerebros y astucias actuaban al mismo compás. Lástima que las parejas ya habían sido repartidas, así que sin proponérselo, Boromir sería la suya y como para reafirmar este hecho, el hijo de Gondor termino tendido a un lado de Aragorn, Gimli y Legolas habían resultado algo mas que inseparables desde Lorien, y el ignoraba el por que, algún secreto debían de compartir.
Aragorn fue testigo de los primeros ronquidos del Boromir, que yacía boca abajo, sus cansados brazos rodeaban su cabeza, tratando de ocultar la vista que tenía frente a el.
El espíritu de Legolas no deseaba descansar a diferencia de su cuerpo, así que se acercó un poco al río para escuchar como el agua corría frente a el, para mecer su pena por haber reñido con el mortal, para olvidar el pesar que sentía al no poder compartir como antes el pan con Aragorn, las sonrisas con los Hobbits que le llamaron, las burlas y constantes ataques con el enano.
"Como quisiera que esto terminara ya, mi rendimiento no será el mismo si mi cabeza sigue nublada, si mi corazón esta preso de culpa.. No debería sentir tanta tristeza, ya Haldir ha pagado con su vanidad, mas no por eso recuperare mi inocencia.. Los hobbits lo sienten, el enano sospecha.. Aragorn y yo deberíamos hablar.."
Una vez que observó que todos con excepción del elfo, habían caído rendidos, se levanto, y allí, aun en su lugar, diviso como Legolas alternaba su vista entre las estrellas y el agua estrepitosa a sus pies; seguro de que cualquier sugerencia acerca de tomar un descanso caería mal en los oídos del elfo, exploró el lugar mas minuciosamente con la mirada, teniendo en cuenta cada piedra, árbol y arbusto a su alrededor; y solo después de que su memoria hubo absorbido y retenido esa información, dio un pequeño recorrido por las cercanías del claro.
Para cuando Trancos regresó, Legolas descansaba sobre su costado a un lado de Gimli, la poción aun seguía pesándole el cuerpo, todo el trabajo del día cayó en él en pocos minutos, su cabeza ya no le dolía sino le sentía mas pesada, su cuerpo magullado le exigía descanso a pesar de lo mucho que su mente divagara en otras cosas.
Los azules ojos vacantes, entre cerrados, los suaves labios un poco separados uno del otro, el cabello dorado cayéndole sobre su blanca piel, cubriendo con gracia parte de su frente y mejilla, una mano bajo su cabeza, y la otra en su costado, como si le invitara a despertarlo, y las piernas una cruzando sobre la otra.
Aragorn no pudo evitar la tentación de caminar hasta el, pasando por los hobbits y los respiros graves del enano, que murmuraba cosas en su lengua sin poder formular palabra inteligible. En cuclillas se colocó el mortal frente a Legolas, observando la marca que había impreso su puño sobre su perfecto rostro, ¿como había sido posible que atacar tan bella constitución?, sus mismos dedos rozaron la huella que el mortal aun resentía en su barbilla hinchada.
Recordó el dolor que sintió, al comprobar que Legolas era uno mas de los elfos liberales que no compartían sus sueños, que no dejaban que el amor les invadiera, que solo el deseo alimentaba su cuerpo, la lujuria era lo que disfrutabna, y no los brazos acogedores, los besos amorosos, las palabras verdaderas, el auténtico sentimiento que embargaba su corazón.
" ¿Por qué pensé, al conocerte en Rivendel, que la pureza que emanabas era verdadera? ¿Por qué olvide incluso mi juramento al confiarte todo lo que mi corazón escondía? ¿Por qué no has tomado mis palabras en su forma? No eres mas que una joya para exhibirse.."
Trancos se puso en pie, y continuo vigilando al grupo entero, poniendo atención toda clase de ruidos, aun y cuando los de Gimli dominaban a los demás. Llegó la hora del cambio de turno, fue hasta donde Boromir y le despertó como era convenido cuando todo estaba en calma, moviendo un poco su hombro, pues a diferencia de cuando había sospechas, se despertaba al compañero tocándole de la cintura o pierna, para que los sentidos se alertaran con mas rapidez.
Boromir tardó un poco para acostumbrarse a la oscuridad de la noche, y una vez que sus ojos pudieron leer las sombras, Aragorn fue hasta su manta y se echó, mas su mente aun trabajaba y solo cerró los ojos para descansar, pronto cayó en su sueño ligero, ya que acostumbraba a no desproteger a la comunidad aun y cuando el dormía.
Boromir empezó su ronda, cuidando a los medianos, algo le llamó la atención del portador del único, ya que a pesar de encontrarse completamente dormido, conservaba su mano sobre su pecho protegiendo la prenda. Sam a su lado con su ceño fruncido, como si aun en sueños le defendiera, los otros dos medianos con sonrisas en los rostros, Pippin parecía comer algo rico, pues de repente su boca se abría como para dar paso a lo irreal, y cerrarse con satisfacción fingiendo mordidas.
Gimli era quien hacia demasiado ruido al dormir, fue hasta el y le volteó esperando con eso calmar sus ronquidos, el método funciono un tiempo, pero volvían a escucharse minutos después como trabajaban a toda fuerza dos excelentes pulmones.
Legolas aun continuaba en su posición cerrando el grupo, dando la espalda a los demás de cara a las aguas del río. Su esbelta figura contrastaba con las demás, ya que el elfo no llevaba manta alguna para cubrirse, su túnica estaba junto a el, cuidadosamente doblada, su camisa había subido un poco por los movimientos involuntarios del brazo, que algunas ocasiones se encontraba delante de él, y otras en su espalda, esta ultima posición era la que asumía el elfo. La blanca y firme piel de sus abdominales podía casi distinguirse a la luz de la luna, algunas nubes ocultaban la hermosa vista que Boromir disfrutaba, para después revelarle el esplendor del elfo.
Veía también las marcas en su rostro, las huellas de la pelea que sostuvo con Trancos se asomaban con claridad. Pero no por eso Legolas dejaba de ser bello, sus ojos azules estaban vacíos, entrecerrados, cuando observó como se humedecía los labios fue demasiado para el, no resistiría tal tentación, estuvo a punto de acercarse a besarle mas sin embargo se contuvo, se reincorporó, siguió con su ronda. Trató de captar los ruidos del bosque, llevar su mente hacia Gondor, su país, a lo que se enfrentaban, y lo fácil que sería todo si él pudiera utilizar el poder que llevaba el portador con el.
Aragorn aun seguía escuchando, identificando las pisadas de Boromir con aquel paso duro y seguro que llevaba, fácil era distinguir sus pasos de los ligeros de Legolas, casi imperceptibles, los cortos y suaves de los hobbits, y los cortos pero pesados del enano. No podía dormir mas no deseaba conversar con Boromir, así que siguió descansando encubierto por la noche.
Las horas pasaron y Boromir fue a llamar a Legolas para su guardia, se hincó frente a él, y se dispuso a despertarle, pero no le haría como se indicaba, variaría un poco para aprovechar el suave toque de ese admirable cuerpo tendido frente a él, no le agito gentilmente del hombro como se acostumbraba, no, puso una mano en la cintura del elfo pero no le movió, fijo sus ojos en aquella pequeña parte de piel desnuda, le cubrió con cuidado rozando con sus dedos la tersa piel, el brazo de Legolas volvió a caer detrás de el, y Boromir fingió entender que le invitaba a proseguir.
Su mano bajó suavemente de su cintura a su cadera, deteniéndose un poco allí, pues le ditrajo al ver un extraño gesto en el rostro de Legolas, creyó que iba a despertar, pero había vuelto a humedecer sus finos labios, Boromir tuvo que morder su labio inferior para calmar sus deseos de probra tan exquisito bocado. Su mano en su cadera bajo un poco mas por su pierna, y le agitó un poco, trato de no apretar demasiado pero la tentación era mucha y le magulló un poco.
"Pero.. ¡Boromir!"
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Bien, gracias por los reviews y por tomarte el tiempo de revisar que seguí con esta historia, lamento el retraso, pero ya le pondré mas atención.
