Disclaimer. Todos los personajes conocidos y lugares mencionados en este escrito pertenecen a J.R.R Tolkien, todos los demás desconocidos son inventos de mi imaginación. Este capítulo contiene slash, violencia.

CAPITULO 9

Los orcos se acercaban, merodeaban alrededor del campamento, Boromir fue el primero que respondió, sujeto a Frodo por el cuello de la camisa y le hizo ponerse a su lado, sin Aragorn cerca de él, sería el único en protegerle, además que otro deseo se apoderaba de él, pero no ahora, no en ese momento en que la comunidad necesitaba de él.

Frodo somnoliento apenas pudo captar la mirada del mortal, "Orcos" fue lo único que entendió y eso fue suficiente para despertarlo casi por completo, "¡Sam!", Frodo a un lado de Boromir dio un paso para despertar a su compañero que aun estaba echado sobre su manta, Boromir exclamó "¡Arriba, de prisa!, ¡Orcos!".

Gimli sacudió su cabeza y tomó el hacha que nunca le dejaba, Merry y Pippin sostenían sus pequeñas espadas, uno junto a otro,  Sam buscaba a su señor y a pesar de verlo bien y a salvo, no le agrado la idea de que estuviera tan cerca de Boromir.

La oscuridad les rodeaba y no sabían por donde sería el primer ataque, una flecha cayó cerca de Boromir, Gimli sintió pasos detrás de él, un golpe, cayó uno, Merry y Pippin se encargaban de otro, Frodo quería huir pero no había a donde, Dardo brillaba en todo su esplendor y a pesar de ser su instrumento de defensa no por eso dejaba de delatar su posición, ¿usarla para defenderse o guardarla para ocultarse?, todo sucedía tan rápido y Boromir le empujaba hacia atrás, cubriéndolo con su cuerpo; decidió enfundarla, la noche debía de ocultarle, pero los rugidos de Boromir y el centelleo de espadas en la oscuridad, no le servían mucho a su cometido.

- ¡De prisa Frodo! ¡Hacia atrás! – exclamó Boromir -¡atrás!

Y es que los orcos no dejaban de aparecer, uno tras otro, caían ante los golpes certeros de espada de Boromir, alejándose poco a poco del campamento, Merry y Pippin habían sido cercados, fue lo único de lo que se dio cuenta Frodo, ¿Por qué no ayudarles? ¿Por qué alejarse de ellos? ¿Dónde estaba Aragorn, Legolas, Sam? Y todo esto mientras veía acercarse a más orcos, Boromir no podría con todos, tendría que correr, alejarse, no dejarse atrapar, pero a pesar de lo ocupado que parecía estar, Boromir no le quitaba la vista de encima.

Frodo huye, Boromir y varios orcos le siguen, sin pensarlo toma el anillo, esta a punto de insertarlo en su dedo, pero en su distracción cae en un barranco donde para su suerte encuentra una cueva lo suficientemente grande para albergarle, entra en ella sin importarle que pudiera encontrar dentro, escucha los pasos, pisadas firmes encima de él, ¿Qué habrá sido de Boromir?

Entre tanto Gimli trata de defender a los hobbits, Sam ya no esta a su vista, había desaparecido al notar que Frodo se alejaba con Boromir. El valiente enano blande su hacha y le hace silbar en el aire, a la cabeza, al costado, cualquier flanco era un buen lugar para atestar su mortífero golpe. Y es que en su elemento, nadie podría resistir el golpe de los fuertes brazos de un enano, blandiendo su hacha, y había que ver a los Hobbits, ninguno de los dos dejaba de golpear, de hendir sus espadas hasta que la empuñadura fuera lo único que sobresaliera en sus manos.

Actuaban como uno solo, Merry y Pippin, jadeaban, sudaban y dejaban escuchar al enano que seguían peleando y estaban bien, y ahora, ¿Dónde estaba ese elfo testarudo cuando se le necesitaba? Seguramente con Aragorn, pero no era el momento para caricias y disculpas, allí se les necesitaba.

Frodo creyó por un momento estar a salvo, ya no se escuchaban los pasos cerca de él, pero ¿sería seguro arriesgar una mirada fuera de la cueva? Después de unos momentos de calma, creyó que sería así.

¡Ah! ¡Qué equivocado estaba! Una mano grande y ruda sujetó la suya que sostenía la cadena con el anillo, le elevó casi un metro del suelo. Una sonrisa en ese rostro mortal, ¡al fin lo había conseguido! Tomó el anillo en sus manos y de un golpe dejo caer al pobre Hobbit en el suelo del bosque.

Con una sonrisa de satisfacción Boromir se alejó de él y ya no se molesto en defenderlo ni necesitaba a nadie más del grupo, ya tenía el anillo, ya sentía su poder surgir en él, ¡y aún ni siquiera le había colocado en su dedo! ¡Ah! Pero aun quedaba cierto asunto pendiente con un rubio elfo de los bosques oscuros.

Frodo trato de detener a Boromir, le siguió con Dardo en la mano, debía de recuperar el anillo a toda costa, le gritó, se asió a sus piernas pero de una patada fue alejado con rudeza de nuevo al piso golpeándose fuertemente la cabeza. Una flecha negra caía a sus pies, los orcos habían notado a Dardo refulgir en la oscuridad, le estaban cercando y parecía que no habían notado al mortal alejándose con toda tranquilidad de allí.

Ahora Frodo estaba indefenso, no podría resistir mucho sin la ayuda de sus compañeros, de Sam, de los otros. Todo estaba perdido, otra flecha caía cerca de él mientras intentaba enfundar a Dardo de nuevo. Un orco se abalanzó hacia él, tan alto, sus dientes amarillentos era lo que el hobbit pudo distinguir a poca distancia. ¡Que dolor! Le sostenían por el cuello y el aire le empezaba a faltar.

- ¡Agg! – gritó Frodo al sentir como le zarandeaban en el aire

- ¡Hobbit, Hobbit! – exclamó el Orco sosteniéndole y agitando su otro brazo en señal de triunfo

Pero la satisfacción duro mucho, detrás del Orco se podía ver a lo lejos una silueta esbelta, encapuchada. Un arco sostenía en sus manos, y apuntaba hacia donde el Orco estaba, un silbido y el opresor cayó fulminado dejando por fin al Hobbit respirar tranquilo.

Mas orcos se acercaron y sufrieron la misma suerte. Caídos por las flechas que volaban en el aire, uno a uno, mientras Frodo caía al suelo indefenso, tratando de respirar.

No podía creer lo afortunado que era de que el elfo hubiera venida en su ayuda en ese momento. Aún así, los golpes de Boromir, la llegada del Orco, le habían dejado exhausto y cayó desmayado.

Aragorn se unió a Gimli, entre la lucha preguntó por Frodo y los demás, y el enano contestó, mientras remataba a un Orco caído con su hacha, que se habían alejado tanto Boromir como Frodo y al parecer Sam les había seguido.

Los hobbits seguían blandiendo sus espadas contra los enormes opresores, gracias a Dios, Aragorn había llegado y sólo pensaban si Legolas, a quien no habían visto llegar, estaría bien o habría ido en busca del portador.

Legolas se habría camino en la oscuridad, tratando de seguir el camino que creyó habían tomado tanto Boromir como Frodo. No había caminado mucho cuando alcanzó a ver unas flechas en mitad de un claro, un Orco muerto y varios mas a su lado, extrañado de no encontrarse con más enemigos, se acercó a examinar las flechas que había eliminado a los Orcos en ese lugar. ¡No podía ser!

- Legolas… - se escuchó una ronca voz a su espalda.

- Boromir – contestó el elfo sin ni siquiera voltear

Y Boromir se acercó con una sonrisa en sus labios, poco a poco, llevando la espada en una mano y la otra detrás de él, sosteniendo la cadena envuelta en su muñeca mientras daba con avaricia vueltas al anillo entre sus dedos.

- ¿Dónde esta Frodo? ¿Dónde están los demás?

- ¿Frodo? ¡Bah! ¿qué te interesa a ti ese mediano? – preguntó Boromir acercándose con paso lento

- Boromir, no entiendo, ¡es nuestro deber protegerlo! – dijo Legolas poniéndose en pie, tratando de averiguar por que sentía peligro tan cerca de él si ni siquiera veía a un Orco cercano.

- ¿Por qué? ¿Por qué él lleva el anillo? – preguntó de nuevo el mortal sonriendo, poniendo la espada también detrás de él para no asustar al atractivo elfo.

- Sí… bien lo sabes, ahora vamos hay que ayudar a los demás…

- No

- ¡Boromir! No te entiendo… Tú...

Y Boromir se acercó tanto que Legolas pudo darse cuenta de la verdad, Boromir había sido tomado por el anillo y ya le gobernaba por completo.

- ¡Ah! – exclamó el elfo, llevó su mano a su espalda, listo para tomar su daga, su rapidez era tremenda, ningún mortal se podría darse cuenta a tiempo, a menos de que, ese mortal tuviera el único en sus manos.

Y Boromir también actuó, tomo la mano de Legolas y la volvió sobre su espalda haciendo gritar al elfo por tan ruda acción, y mientras con la mano del anillo sostenía al elfo, con la otra empuñaba la espada cerca del cuello de Legolas.

- No digas una palabra, no te atrevas a gritar, por que antes de que puedas hacer un movimiento tu milenaria vida terminaría en un segundo

- B-Boromir…

- Lo dije una vez elfo… no lo repetiré… ¡vamos!

Y Boromir le llevaba amenazado, le hizo llegar hasta la cueva sin despegar la punta de su espada de su cuello, le pidió sus armas, dagas, espadas, arco y flecha y las tiro fuera del lugar. Los ojos del mortal estaban brillantes y amenazadores, a pesar de ser un elfo, de haber atestiguado miles de acciones horribles en su vida, esta vez el miedo le embargo, por que estaba indefenso ante un mortal con anillo único en sus manos, ante alguien poderosamente más fuerte que él, y al parecer nadie se había percatado de su falta.

Y Legolas se hacía para atrás, hasta topar con el fin de la pequeña cueva, y cuando vio a Boromir deslizarse hasta él, le golpeo con todos las fuerzas que reunió en sus piernas, no moriría sin luchar, no dejaría que le pusiera una mano encima.

- Golpea todo lo que quieras, nada ahora me hace daño

- ¡Detente! Boromir, el anillo te esta manipulando – dijo Legolas haciéndose mas para atrás, tratando si era posible que la tierra lo tragará.

- Nadie manipula a Boromir, el gran Boromir es dueño único de si mismo – dijo con voz desconocida el mortal brillando sus ojos aun mas sorprendiendo al elfo.

- ¡Aagg!

Legolas recibió un golpe brutal en la mejilla con la empuñadura de la espada del hijo de Gondor. Inconsciente quedo a merced de Boromir que con sonrisa en su rostro empezaba afanosamente a desatar los cordones de su túnica.