Disclaimer. Todos los personajes conocidos y lugares mencionados en este escrito pertenecen a J.R.R Tolkien, todos los demás desconocidos son inventos de mi imaginación. Me piratee algunas líneas del libro de la película, puesto que es lo más lógico, al menos para mi, snif… al final… todos flotan…

CAPITULO 10

- Gimli, debo ir a buscar a Frodo

- Espera, Aragorn ¿que hay de Legolas?

- El ya fue a buscarlos, pero no sé si Boromir ha…

- Ve Aragorn, aquí el trabajo… ¡otro!...- dijo el enano interrumpiéndose al caer un Orco muerto a sus pies – el trabajo casi está terminado, los hobbits y yo terminaremos con el resto.

Aragorn se alejó del trío que aun seguía combatiendo, matando en el camino a dos orcos que osaron interferir en su camino, el campamento casi estaba seguro, Gimli bien podía con los otros tres o cuatro orcos con que les dejo, pero Sam, ¿Dónde estaría Sam? ¿Por qué el grupo se había dispersado tanto? Unos detrás de otros, indefensos y separados, nada bueno podría resultar de esto. Frodo, ¿con Boromir? No, Boromir no podía caer en la tentación, él tan celoso de su deber, como hijo del Senescal de Gondor debía de representar un buen papel, no podía caer. Y Legolas, ya debería de haberlos encontrado, ¿le sucedería algo?

Unos pasos se acercaban, la silueta de un hobbit despeinado y robusto se divisaban a veinte pasos. Sam debía de ser y Aragorn guardo la espada.

- ¡Aragorn!

- ¡Sam! ¿Dónde esta Frodo?

- Yo le estoy siguiendo tuve que esconderme un poco, los orcos estaban por aquí y…

- ¿Viste a Boromir? ¿A Legolas?

- No, sólo pude alcanzar a ver cuando Boromir y Frodo se alejaban, pero nada mas… Desde entonces les sigo buscando.

Aragorn escuchó el chocar de espadas y se alejó rápidamente creyendo que Sam le seguiría, así lo hacia el mediano pero por otro camino mas discreto, lo importante para él en ese momento, era encontrar a Frodo y protegerle.

Legolas sintió las manos callosas pasara por su pecho, por sus mejillas y orejas, sus ropas desgarradas, la túnica ya no aparecía en el, su camisa abierta con fuera haciendo saltar los botones y ahora en sus mallas donde sentía la fricción. Boromir estaba sobre él, acariciándole en silencio, mirándole perdido, con la boca semi abierta absorto en sus pensamientos, y su mano...

- ¡Boromir! ¡Aléjate de mí!

- ¡Ah!¡Has despertado! Bien, y yo que temía por ti… ahora...

Sintió la presión en sus labios, sus muñecas asidas a sus costados perdidos en la oscuridad de la cueva, la barba rugosa le lastimaba, no le dejaba respirar.

- ¡Boromir! ¡Detente!

- ¡No!, ¡Tanto que he esperado!, ¡Tanto que te necesito…!

- ¡No, Boromir!

Pero el elfo no pudo hacer nada cuando sintió que con una sola de las piernas del mortal era suficiente para apartar las dos de él, y que una sola de las manos de Boromir basto para sujetar sus dos muñecas encima de su cabeza.

- ¡Tampa! (¡Alto!) – gritó el elfo en desesperación.

Boromir sentía el sudor en su frente, la agitación de su pecho, la vista del elfo indefenso antes sus caricias. ¡Ah! Cuanto había esperado por ese momento, pero Legolas no dejaba de luchar de agitarse bajo su peso.

El rostro de desesperación del príncipe era mayor, cuando ya una vez había sufrido tal ultraje, no podría soportar que sucediera de nuevo. No, esa mirada le perseguiría toda su vida, todavía no era amado, todavía le faltaba mucho por recorrer y no quería que sus esperanzas se truncaran de nuevo.

- ¡Boromir! ¡Suéltame! ¡No te atrevas a tocarme! ¡Boromir!

- ¡Cállate elfo!- exclamó Boromir descargando una bofetada en la mejilla derecha de Legolas

- ¡No, nunca! ¡déjame te digo!

Boromir no resistió más ese rostro desafiante del elfo, y le golpeo con toda la fuerza que su puño pudo soltar. De nuevo inconsciente podría tomar ventaja fácilmente de él.

- ¡Frodo! ¡Frodo! – se escuchó una voz conocida fuera de la cueva.

- ¡Merry! A prisa por aquí

- ¡Pippin nos siguen, nos siguen! El no podrá solo…

Las voces eran mas cercanas, no le dejaban concentrarse en su asunto, su cuerpo deseaba obtener la satisfacción anhelada, pero su corazón, ese le decía que estaba mal, que se alejará, que no se atreviera a tocar al elfo. Pero era tan débil esa voz, y el anillo le abrazaba de forma tan especial. Legolas yacía ante él, con el pecho expuesto, con los ojos cerrados por el golpe.

Le acarició la mejilla derecha, y escucho espadas chocar cerca de él, seguramente los orcos vendrían, buscando el anillo, seguramente le querían, pero no, el no dejaría que le tomaran, su anillo, su precioso anillo.

Pero el elfo, estaba allí el elfo, al fin sólo para él, ¿y el anillo? ¿Y ese pesar que sentía al envolverse en sus deseos? No, tantas cosas dando vuelta en su cabeza, los orcos venían por su anillo, Legolas estaba tan cercano ¿Qué hacer?

Boromir se puso en pie, y dejo al elfo en la cueva, al salir empuñando la espada pudo observar como los orcos se acercaban a dos medianos que estaban luchando valientemente contra un orco que yacía a sus pies, ¡Ah! Pero no lo habían visto, venir, y seguramente caerían ante su golpe.

- ¡No! - gritó Boromir espada en mano yendo a ayudar a sus compañeros, el anillo le pesaba tanto, pero no fue obstáculo para su corazón leal, no, había jurado protegerlos, sobre todo a ese Hobbit que aturdido trataba de mantenerse en pie mientras el Loriende se encargaba de protegerle.

Boromir luchaba, decidido y valiente ante los orcos que aparecían de entre las tinieblas de la noche, los hobbits detrás de él actuaban en conjunto, matando a uno y otro orco al unir sus fuerzas, pero no fue suficiente, alguien tenía ya en la mira a Boromir, alguien que sabía muy bien que el hijo de Gondor tenía en sus manos algo valioso e importante.

El líder de los orcos apuntaba su flecha mortal hacia Boromir, y disparó una vez acertando en su pecho. Fue un choque para el mortal que aun empuñaba su espada, los medianos desistieron en su lucha al ver que algo había golpeado a su compañero. No, una flecha no bastaba para que Boromir cayera, una segunda flecha en su hombro izquierdo, y Boromir aun hacia frente a los orcos que continuaban llegando hasta él.

Haldir protegía a Frodo cuanto podía, empuñando la espada y haciendo valerosamente lo que le exigía su ocupación, aun en la noche, sus ojos no perdían detalle, podía terminar más rápido que el mismo mortal. Haldir sabía que algo estaba mal en él, algo provenía de Boromir, el anillo seguramente, pero no era tiempo para enfrentarle, muerto no podría ayudar.

Frodo continuaba inconsciente recostado junto a un arbusto que le cubría casi totalmente, escuchando el clamor de la pelea, abrió los ojos con lentitud.

La cuarta flecha se estrellaba contra el Senescal de Gondor y le hacían de caer de rodillas ante el líder del grupo, el orco, orgulloso de ser el vencedor, empuñando ahora no el arco que le quitaba la vida, sino la espada, la levantó listo para decapitar a Boromir que le miraba con orgullo y altivez, ningún hijo de Gondor lució tan valeroso debajo de las estrellas de aquella noche.

Aragorn llegó en el último momento antes de que el orco asestara el golpe final, uno a uno se enfrentaron; mientras tanto, Merry y Pippin eran llevados en brazos por los orcos que iniciaban su marcha dejando a su jefe detrás. Las órdenes de Saruman habían sido precisas para ellos, sólo los Hobbits eran importantes, y tal vez debido a su bajo rango, la bandada de orcos no podía percibir el poder que emanaba del mortal que yacía a sus pies, no pudieron percibirlo, solo su líder que se enfrentaba a un adversario sumamente diestro con la espada.

Frodo aprovecho el momento en que los orcos se llevaban a sus compañeros, cuanto hubiera querido ayudarles, seguirles y luchar por ellos, morir si era preciso junto a ellos, ¿Pero donde estaba Sam? ¿Dónde su gran compañero y amigo?

El hobbit se arrastró hasta un Boromir decaído que aun conservaba sus fuerzas pero era ya incapaz de ponerse en pie, cuatro flechas en su pecho eran demasiada carga para él.

- Boromir – dijo Frodo en un susurró

- Frodo… - respondió el mortal con la vista algo perdida por unos momentos.

- Boromir… tu… el anillo…

Boromir tomó el anillo que llevaba pendiente del cuello, le jaló y le miró por unos momentos a la luz de la luna, tan bello no le parecía, incluso su vista un poco borrosa ya no apreciaba su belleza, ya no sentía ningún gusto por él. No entendía que celo se había apoderado de él.

- Frodo, toma…- dijo Boromir poniendo el anillo en manos del mediano - Vete... aléjate...

Frodo tomó el anillo emocionado, aturdido con todo esto que pasaba tan deprisa. Boromir estaba muriendo frente a él, y la fuerza de este mortal era tanta, que fue capaz de resistir al anillo.

- Boromir, no, no te dejare aquí… debemos de seguir juntos…

- No, amiguito, no, no puedo este es mi fin, aléjate ahora que los orcos creen que llevan sus presas, aun y cuando nuestros amigos estén en peligro tu debes de seguir adelante…

- Pero Boromir…

- Sigue Frodo, corre ve… y perdóname... sigue… llevas nuestro futuro en tus manos…

- Boromir – dijo Frodo tomando la mano de su compañero que palidecía cada vez un poco más.

Isilme había sido benevolente con ellos al permitirse verse el rostro por última vez.

- ¡Vete! ¡Vete ¡ Frodo y perdóname!

- No tienes nada de que avergonzarte me has demostrado tu valía, gracias amigo… nunca te he de olvidar…

- ¡Vete, vete, ya! – exclamó Boromir tratando de alejar al mediano.

Frodo apretó por última vez la mano del mortal y se alejó de la compañía, de sus amigos y hermanos, Sam entendería, tal vez le dolería separarse de su amo y amigo, pero al final Sam sabría por que lo había hecho. Boromir le vio alejarse con una triste sonrisa.

Mientras tanto Legolas salía poco a poco de la cueva un poco aturdido por el golpe, todo a su alrededor continuaba girando y moviéndose sin control, aferrado a las paredes de la cueva logro llegar hasta el final, forzó un poco su vista y atestiguaba como el orco tenía en sus manos el frágil cuello del mortal, de aquél hombre a quien tanto amaba, no tenía tiempo, un segundo mas y Aragorn dejaría de golpear, de patalear y lo que era peor, de respirar.

No estaban allí su arco ni sus flechas, recordó que Boromir se las había quitado antes de entrar en la cueva, ¿Dónde estarían en ese momento? ¿Cómo ayudar a Aragorn si no contaba con los medios necesarios? Y a él, las fuerzas aun no le llegaban por completo, aun estaba un poco aturdido y a pesar de ser un elfo todo ocurría tan rápido que…

Una filosa espada cortó de un solo tajo la cabeza del orco, rodando ante el cuerpo inerte y aun de pie, un segundo tardo en seguir el mismo camino la masa horrible del orco.

Aragorn cayó de rodillas tratando de respirar desesperadamente, sentía aun su cuello arder y de no ser por Haldir, no hubiera sido capaz de terminar tan difícil tarea, no hubiera sido capaz de salvar a Boromir.

Legolas también cayó de rodillas al ver que Aragorn había sido salvado en el último momento, Haldir le observó y se acercó hasta él.

Boromir aun respiraba y llamó con voz apagada al heredero de Isildur, quien al escucharle, olvidó por un momento su dolor, su angustia por encontrar a su amado.

- Aragorn yo…traté de quitarle el anillo a Frodo, lo siento mucho, ya he pagado, por lo que le hice a Frodo y por lo que trate de hacer con Legolas…

- ¿Frodo? – preguntó Aragorn perturbado y aun mas añadió - ¿Legolas? ¿En donde están?

- Frodo, le dejé ir… con el anillo… Los hobbits… se los han llevado los orcos, creo que los maniataron… Legolas…en la cueva...

Aragorn no pudo de evitar una mueca de desprecio al cruzarse una idea por la mente pero se disipo tan rápido que casi pudo jurar que su compañero no la vio. Se equivocaba, en la frontera de la vida los sentidos de Boromir se empezaron a agudizar conforme le faltaban las fuerzas.

- No te preocupes, él está bien… no paso nada…- dijo Boromir adivinando los pensamientos de su amigo -  Aragorn… he fracasado… lo siento…

- No Boromir, no has fracasado, has vencido, nadie como tu para rechazar el anillo, ni los mas grandes y poderosos han tenido el anillo y le han entregado tal y como lo has hecho tu… Eres merecedor de todo mi respeto y por eso te debo mucho, Boromir.

Las palabras salían de boca de Aragorn conforme lo hacían de su corazón, en verdad se asombraba del hecho en que alguien que no fuera él, hubiera sido capaz de rechazar el anillo, y en manos de un mortal, esto era casi imposible.

Boromir trató de alcanzar su espada a lo que Aragorn se la acercó a su pálida mano.

- Aragorn… te pido una cosa… - dijo Boromir tomando la mano de su futuro rey, apretándola tanto como sus fuerzas le permitieron, un eructo de sangre salió de sus labios. – Yo quiero ver la gloria de Gondor restaurará…

- Así se hará… No dejaré que caiga nuestro pueblo… ya lo verás Boromir... hermano…

- Prométeme que junto a la dama Arwen forjaras el reino por el que luchamos... que tus herederos mantendrán la gloria de nuestra gente, el orgullo manifestado en nuestra Torre blanca de Minas Tirith

- Boromir…

- Prométemelo…

Aragorn palideció también, ya no por las heridas que padecía, sino por lo que estaba a punto de jurar, y es que en ello iba su promesa y su vida, el futuro de su reino y el final de su corazón.

- Te lo prometo, Boromir.

Boromir sonrió.

- Ve a Minas Tirith y salva a mi pueblo, yo he fracasado… Yo te hubiera seguido, mi hermano… mi capitán... – y palideciendo aun mas, apretando la mano de su señor con todas sus fuerzas añadió  después de juntar su ultimo suspiro -  mi rey…

- No  - dijo Aragorn besándole la frente – Has vencido… Descansa en paz.

Los ojos de Boromir se cerraron para siempre y los de Aragorn buscaron los de su amado. La escena que se le presentaba a sus ojos húmedos y enrojecidos era curiosa, Haldir abrazaba a Legolas con la luz de Isilme reflejando sus siluetas en la noche.

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Un capítulo con mucho avance, a mi humilde parecer, pero espero no se hayan perdido… y dejen reviews please de su paso por aquí… Todo esto cortesía por la Tormenta Tropical "Erika" quien me "inspiró" a escribir mas deprisa… muejejeje