Capítulo 9: El fin del mundo, el día prometido.
Yo seré Chii no Ryu- dijo una voz mezclada entre la multitud...
Kendappa quedó conmocionada. Sohma se acercó a ella y la besó en los labios, después miró a Fuma de una forma desafiante y este le devolvió el desafío con una sonrisa malévola, pues había comprendido cual era el deseo de la joven...
Así, que este es tu deseo... Muy bien, pero si no lo haces tú misma ahora, yo mismo me encargaré personalmente que se cumpla... - Dijo observando a Kendappa... - Entonces... si es lo que quieres... Mátala.
Todos se quedaron en silencio, y Kendappa notó ser el centro de todas las miradas. Derramó una lágrima, que cayó silenciosamente por su mejilla, al final no había podido evitar el destino de Sohma, aún así sabía que había llegado el momento que más temía, aquél momento en el que había soñado tantas veces... Por supuesto cuando despertaba de semejante pesadilla, a su lado tenía a Sohma placidamente dormida a su lado con una sonrisa en los labios. Pero esta vez el sueño no era tal, era la pura realidad, pero no pensaba rendirse al destino que le esperaba así como así, quizás ese día moriría a manos del ser que más amaba, pero no iba a permitir que su muerte fuera en vano, no fuera a permitir que Sohma fuera infeliz. No por su culpa.
Kamui se quedó paralizado, en pocos minutos había visto como dos personas que se amaban estaban dispuestas a matarse una a la otra... Él, no deseaba que Kendappa muriera, ella le había hecho pasar los momentos más felices de su vida. Había hecho que Kotori y Fuma estuvieran junto a él de nuevo. Cogió fuertemente la Shiken y se dispuso a retar a Sohma, no le importaba lo mucho que Kendappa amase a Sohma. Eso no le daba derecho a robarle por completo su vida. SE fijó en los ojos verdes de Sohma, aunque en ese momento él tan solo sentía rabia en su corazón. Debía reconocer que le despertaba cierta tristeza, su mirada, como la de una persona que sabe que su corazón una vez roto nunca más va a regresar...
La batalla se presentaba muy disputada. Por supuesto, todos notaron el enorme potencial que desprendían las dos mujeres de sí. Pero, en los ojos de Kendappa brillaba la decisión, y eso le hacia parecerse a una Diosa cuyo fulgor nunca se va a extinguir. Kendappa al empezar la batalla apenas había pronunciado nada, solo un" ¿Por qué? , cuya respuesta fue un lanzamiento de cuchillas por parte de la única persona que había llegado a amar. Las armaduras lucían entre ataque y ataque pequeños rasguños que finalmente se estaban convirtiendo en pequeñas heridas en la piel de Kendappa. Sohma no dejaba de atacar a Kendappa, en el último ataque realizado casi le corta la mano a la joven, cosa que vigilaba no hacer. Pues no deseaba dañar la belleza que desprendía la joven. Kendappa al fin se decidió a sacar su espada. Entre sus finas manos, empezó a aparecer un fulgor de tonalidad celeste, y de su corazón relucía una luz roja como el fuego resplandeciente. Ante ella apareció una espada en forma de arpa, pues esta había sido su antigua función, Pero, nada detenía a su ex amante, y lanzó con sus cuchillas un ataque de ráfagas de aire, haciendo que Kendappa cayera al suelo y estuviera a la merced del ataque de Sohma definitivo.
Kamui, Subaru, Seishiro y Yuzuriha se lanzaron con gran rapidez a la zona donde había caído Kendappa. Ella era su compañera y no iban a dejarla sola, por más que Sohma quisiera matarla. Sorata se había tenido que quedar junto a Kusanagi a proteger a Arashi y Kotori. Pero cuando los 4 Ten no Ryu se acercaban a la joven los Chii no Ryu les detuvieron y les impidieron el paso... Entonces Kendappa hizo lo único que podía hacer por sus compañeros, esbozó una triste sonrisa y... Creo dos zonas protegidas, una donde ella y Sohma acabarían aquello que empezó hacía millones de años, y en otra que había conseguido aislar a los Ten no Ryu, y así protegerlos... Al menos hasta que ella no muriera nadie les podría hacer daño.
Observó a Sohma, y notó como en sus ojos de vede cristal resbalaban lágrimas cristalinas...
Bien Sohma, ¿ahora me dirás él por que de todo esto? - dijo Kendappa intentando hacer el corazón fuerte e intentando evocar recuerdos felices para evitar que su tristeza se mostrara ante su rival.
Kendappa, has de morir... - dijo Sohma con los ojos llenos de lágrimas- todos aquellos a los que amas morirán, entonces tú les querrás salvar... ¿Pero no ves que eso es imposible? No puedes ganar al destino... no puedes! Y con esto solo sufrirás más y más, y tu corazón no debe sufrir! Te Lo prohíbo!! - dijo entre lágrimas y sonriendo continuó- Con tus poderes renacerás lo sé, y entonces en el mundo nuevo podremos ser realmente felices ...
¿Crees eso? Entonces, mátame. - Kendappa se acercó a Sohma cogió con fuerza su mano que tenia agarrada la cuchilla y se la llevo al cuello, e hizo un pequeño corte en él- Pero, antes de que tu deseo se cumpla, déjame decirte que si "Él" destruye a los humanos, nunca renaceremos pues el humano es como el corazón de la tierra, puede ir que vaya bien o que vaya mal, pero es su corazón. Y si el corazón muere, el cuerpo muere y solo queda la nada... Pero, al igual que los humanos son el corazón de la tierra, tu, Sohma eres el mío. Y si tu deseo es mi muerte que así sea...
Sohma se quedo en silencio, un movimiento y el cuello de Kendappa quedaría sin más vida, como un hilo cortado por una tijera. Pero, cuando lo iba hacer, hubo algo que se lo impidió... En verdad, ella no era Sohma, sinó que solo tenía sus recuerdos y su cuerpo. Pero su alma era la de Kendappa, la de la antigua, fría y asesina Kendappa. Simplemente era cosa del destino que sus recuerdos y cuerpos hubieran cambiado, o quizás no...
Pero, esta vez. Pese a que Kendappa era mucho más poderosa seguía ofreciendo su vida hacia ella. Quizás era una ironía del destino, el hecho de que Kendappa le ofreciera su vida, pero ella no la podía matar. Se había esforzado siempre de convencerse a sí misma que era autosuficiente, que jamás necesitaría a nadie, en su vida anterior hizo lo que tenía que hacer pero, esto le había enseñado una lección que nunca se aprende, una lección que siempre tratamos de esquivar los seres humanos... La voz del corazón, pese a que intentemos escuchar la razón, incluso que la apaguemos y que nos hagamos seres fríos y sin corazón, nunca será así, pues una persona siempre estará escondida en él. Como su tesoro más bien guardado, aquello que es nuestro y no dejamos ver a nadie.
Sohma quitó la cuchilla del cuello de Kendappa, no podía hacerlo, otra vez le había ganado. Pero Kendappa con su fina mano alzó su cara y le sonrió. Sohma no entendía el por qué de esa sonrisa, solo tuvo la necesidad de abrazarla, de estar junto a ella, en verdad no le importaba lo que le sucediese al mundo, pero si le importaba lo que le sucediese a Kendappa, porque la amaba. Y si Kendappa amaba a ese mundo, ella lo protegería sin dudarlo, si Kendappa amaba a esas personas las protegería, aunque fuese con su vida, si Kendappa deseaba que todos vivieran felices, ella lo conseguiría... Había aprendido a escuchar a su corazón...
Veo, que tu deseo ha cambiado...
Fue lo último que escuchó Sohma antes de perder todo aquello que poseía... Fuma se abalanzó ante ella con la clara disposición de matarla, incluso atravesando la zona protegida. Ella echó a Kendappa a varios metros lejos de ella, y ella misma se preparó para el combate... Cogió sus dos cuchillas y las arrojo hacia el joven, produciéndole cortes profundos en todo el cuerpo, el joven estaba chorreando de sangre por todas partes. Pero, Sohma no se iba a detener allí, si para salvar a Kendappa hacia falta matarle, lo haría, no le importaba en absoluto. Se acercó al joven con la intención de matarle, pero Kendappa le suplicó con lágrimas profundas en los ojos que no lo hiciera que la muerte nunca conlleva a nada. Sohma cogió nuevamente su cuchilla y la lanzó contra la pierna del joven. Haciendo un corte profundo, donde se pudo observar como cuidadosamente la joven había procurando que Fuma no se moviera de donde estaba por más que él quisiera... Fuma estaba agonizando, la joven le había producido cortes muy profundos y sabía que tenía algún que otro músculo muy dañado y algún hueso que costaría de recuperar, pero nada salvaría a esa niña de orgullo engrandecido por un antiguo amor...
Kendappa solo notó como la Shiken la atravesaba con lentitud, como rompía y desmembraba todo su ser, y eso que no la había tocado directamente. Sentía un dolor muy agudo en una zona muy localizada del cuerpo, su corazón. No sabía si era porque su vida ya daba a su fin, o porqué ya literalmente no lo tenía. Kendappa cayó exhausta al suelo, dejando bañado todo el parquet de esa sala que tantas muertes había visto, por un gran charco de sangre... Fuma sonrió, le daba exactamente igual quien muriera si la causante de su dolor o el motivo por el cual vivía está, aunque dentro de sí mismo notó como el autentico Fuma por tal y como era su dolor, tomaba las riendas de su cuerpo y con la Shiken se atravesaba toda su pierna... Así que le pequeñín aún seguía ahí dentro removiéndose, pensó Fuma. Bien, quizás le había herido, pero esto había puesto al descubierto quien era el más poderoso, aunque notó que algo iría muy mal de ahora en adelante...
Yuzuriha se quedo paralizada, no podía ser... Alguien a quien quería había muerto, y no había podido hacer nada, se llevo las manos al rostro. Y cayó desolada en el suelo...
Sohma se acercó a la convaleciente Kendappa, ¿Cómo había podido salvarla si estaba metros alejada de ella? ¿Por qué lo había hecho? ¿Por qué había dado su vida a una persona tan despreciable y ruin?
Soh... Sohma..... yo... yo... yo te quiero... -dijo Kendappa levantando una mano hacia su rostro.
No lo entiendo, ¿Kendappa por qué? ¿POR QUÉ TODO ESTO? ¿PORQUÉ...? - dijo Sohma casi desvaneciéndose a su lado...
Sohma... recuerdas que una vez te dije, que lo que mas me importaba en esta vida eras tú... - Sohma solo derramaba lágrimas al lado de Kendappa, no entendía nada de lo que le estaba diciendo- tú eres mi luz, sin luz mi vida ya no tiene sentido, por eso decidí protegerte, igual que Sorata con Arashi... - entonces Kendappa empezó a toser sangre compulsivamente, y su herida parecía no dejar de sangrar, todo era sangre , algo más rojo que el rojo, algo más doloroso que el amor...
Kendappa, pero... - dijo Sohma chillando-¡TÚ ERES MI VIDA! Sin ti no soy nada, pero si algo he aprendido de ti, es que nunca perderé la esperanza- dijo Sohma cogiendo la espada de Kendappa, mientras esta se quedaba atónita- y si aún fluye poder en estas venas, haré que tú y yo renazcamos por última vez...
¡¿PERO ESO PODRÍA HACER QUE TÚ NUNCA MÁS TE REENCARNES?! - gritó Kendappa ya en sus últimos momentos...
Kendappa, no, Sohma, si pudiera vivir una vez, aunque sea solo una, junto a ti... Vivir felices, y tú a mi lado, sonriéndome día a día, daría igual que solo fuera una... Pues ya habría sido feliz para la eternidad... - y acto seguido de esto se hizo un corte en la muñeca- si tú confías en ellos - dijo mirando a los Ten no Ryu- yo lo haré, y si ellos salvan la Tierra, nosotras con ella naceremos...
Después de eso, las dos se desvanecieron dejando solo un rastro de una dulce luz a su paso. Subaru con los ojos llenos de lágrimas notó en su interior como alguna parte de la fuerza de Kendappa se quedaba en su interior, como si la fuerza interior y la decisión que desprendía esas dos lagunas azules que poseía la joven como ojos, estuviera dentro de él...
Kakyo miró a Hokuto confuso, sus sueños habían predicido que Sohma sería la nueva líder de los Dragones de la Tierra, pero que moriría a manos de Kendappa... En el fondo sonrío para sí, el amor había cambiado sus destinos y había dejado una puerta abierta a sus destinos. Pero el destino estaba decidido al menos para él, en el momento que se unió a los Chi no Ryu su destino quedó predeterminado, su destino y el de todos los Dragones había quedado decidido des de un principio, ni la intervención, ni el sacrificio de las dos niñas cambiaría nada. Y la primera flor de ángel pronto iba a nacer, al contrario de la profecía nadie se imaginaba que el primer ángel destruiría el mundo, esos dos bebés deberían impedir su nacimiento pues ellos eran quien representaban a los seres humanos... Pero el niño venia en camino y nadie se había a dado cuenta de ello... Todos aquellos que lo sabían habían muerto y los otros que pudieron averiguarlo ya no lo harían por que ya no estarían cerca de la elegida para tener al infante.
Fuma dio un salto fuera de la zona protegida, mientras está se disolvía. Pero cuando se dispuso a atacar a los Ten no Ryu no pudo, pues esa zona protegida seguía en pie, eso no hizo que incrementar las ganas que tenía de arrancarle el corazón a su adorado Kamui... Aunque su deseo parecía haber cambiado, su mirada indicaba una rabia desconocida hasta entonces para él, pero esa misma rabia que ahora consumía su corazón sería lo que le arrebataría la vida y el causante del fin del mundo. Kamui empezó a llorar, ya no entendía nada ¿Acaso todo había sido una mentira? Kotori le miraba con un rostro desesperado en busca de alguna respuesta, pero esa respuesta no existía... A continuación Subaru se desmayó y Arashi al cabo de unos segundos también lo hizo. Cuando los Dragones de la Tierra desaparecieron la zona protegida se desvaneció. Y así como mínimo pudieron llevar a Arashi y a Subaru a la enfermería...
Karen miró a Fuma extrañada, como había podido cambiar tan rápido de un estado a otro. Él estaba sentado en su trono, todo vestido de negro, realmente se le podría confundir con facilidad con Satán, bello e impecable, frío como el mismísimo hielo y con un aura diabólica como ninguna. Fuma se quedo mirando a Karen, realmente era una mujer muy bella sin duda, de fuertes ideales, y que sabía que no le traicionaría mientras Nataku estuviera con él, cosa que no dudaba. Sus poderes eran increíbles, aunque ese Aoki le molestaba que pudiera ser un estorbo a la hora de luchar.
Pero Karen no era lo que más le preocupaba, la joven Sumeragi reía cordialmente junto a Yuto y Satsuki, pero Fuma sabía que ella haría lo que fuera con tal de salvar a su hermano. Aunque se regocijó de placer cuando pensó en que la joven ya no tenía salida, pronto lo sabría. Y él mismo dudaba si ella era capaz de hacer semejante atrocidad...
Hokuto empezó a sentir nauseas compulsivamente que derivaron en vómitos continuos, Kakyo la cogió en brazos intentando que parase y que así se desnutriese...
Déjalo, es normal... - dijo la voz tenebrosa y helada de Fuma.
Kakyo se giró repentinamente... ¿Acaso Hokuto...? Un extraño escalofrío recorrió su cuerpo, y sintió como si todo el mundo se le cayese encima. Él había visto en sueños todo lo que iba a suceder, pero jamás imagino que aquella pequeña figura delgada y esbelta sería de Hokuto. Siempre pensó que seria Satsuki y que él y Hokuto descubrirían su destino fuese cual fuese. Pero el hecho de que Hokuto fuera la mujer portadora, cambiaba todo. El sabía su destino, el destino de aquella que llevaba a la estrella gemela . Miró con rencor a Fuma, de sus ojos salía un fuego donde solo se encontraban la soledad y nuevamente la impotencia.
Vayámonos, ha empezado la lucha final.
Fuma dijo eso, como si una sentencia de muerte se tratara. Al fin y al cabo eso era. Kakyo levantó a Hokuto como pudo, aunque Fuma le dijo que sería mejor para ella quedarse allí, Kakyo le miró con frialdad y le contesto: "Nunca se sabe lo que puede ocurrir, el destino siempre puede dar vueltas..." Fuma miró con extrañeza al vidente, podría llegar a ser una molestia muy grande si este se ponía en su contra. Pero dudaba que llegase a atentar contra la vida de su propio hijo, si bien era el anuncio del fin del mundo, seguía siendo su primogénito.
Satsuki miró a la bestia aún exhausta y algo sorprendida. Tuvo que reconocer que fue divertido jugar con esa muchacha y su perro. Pero el luchar contra ella, no le producía satisfacción alguna. Se escondió en el regazo de Yuto nunca pensó que albergar sentimientos fuera tarea tan dificultosa.
Fuma notó que los corazones de los Dragones albergaban dudas... Si esto seguía así pronto ya no tendría con quienes luchar, dio un paso adelante y dijo:
Vamos a revolucionar el mundo, el fin de los tiempos acaba de empezar....
Los Chi no Ryu alzaron sus miradas hacia su líder, y entonces Karen preguntó:
¿Qué les paso a los "nuevos" CHI no Ryu cuando nosotros regresamos?
Fuma sonrió maliciosamente y le contestó:
¿A caso no lo sabes? - y miro la Shiken y lamió con suavidad- Solo fueron guijarros en el camino. Solo juguetes para que mi querido "Amor" se distrajera y sus juguetes no se aburrieran tanto. Sin embargo cuatro cortecitos y todos se fueron a mejor vida. No se merecían el título de Chii no Ryu-dijo con una sonrisa de "ángel", entonces volvió a su mirada oscura más que habitual- Pero los juegos han terminado y es hora de jugar con la muerte. Amigos y enemigos, hoy día 31 de diciembre de 1999 no habrá criatura sobre la faz de la Tierra que vea el amanecer.
Hokuto despertó, sabía lo que iba a suceder. Sabía que en su vientre tenía al mismísimo "Anticristo" ,pero no sabía si lo consideraba su hijo. Se logró poner de pié y sonrió falsamente, se enfrentaría a su hermano. Era algo gracioso pues años atrás había dado la vida para salvarle pero su salvación fue la muerte directa de su corazón. Había aprendido de que a veces la muerte es un sueño mucho más feliz que no una vida llena de aparente felicidad. Cogió sus armas y se dispuso a asesinar a aquél que le impidiera llegar a su objetivo, fuera quien fuera, ya no había nadie que le importase, nadie excepto... Puso una mano en su vientre y miró atrás, intentando que sus ojos no se le llenasen de lágrimas, iba a cometer una atrocidad. Su abuela y sus difuntos padres jamás le perdonarían lo que haría, pero guiándose por el corazón fue quien encabezó la "marcha" de los Chii no Ryu.
Fuma sonrió, hasta esa niña, le seguiría. Fue él mismo quien pensó que sería la más apropiada. Su traición era más que probable, pero era una pieza clave dentro de la destrucción de la llamada humanidad. Pero con el niño en camino, ni él se atrevería a asesinar a su propio hijo. Karen era otro tema a tratar, parecía convencida respecto a asesinar a Aoki pero cuando llegase la hora de matar a Nataku... Sonrió divertido ya tenía el plan perfecto. La destrucción del mundo era un echo más que inminente.
Kamui retuvo su mirada en esa habitación, en ese colgante, en Kotori... ¿Realmente la quería? Sí, quizás fuese una dulce novia, amable, agradable... Pero no sabía si la amaba. Quererla, por supuesto. ¿Pero... amarla? Delante de tantas dudas, Fuma le había traicionado por segunda vez. Pensó en la primera, ¿Realmente le guardó rencor por haber asesinado a Kotori? Sí, le odió por haberla matado, pero después solo pensaba en su regreso.
Incluso cuando estaba de "Esa Forma" con Kotori no se quitaba a Fuma de la cabeza. Siempre lo había visto como un amigo más, bueno como uno más no, si no como su mejor amigo. O quizás como...
Se intentó quitar esos pensamientos de la cabeza, rojo como una cereza. No entendía las dudas de su corazón, ni tampoco su deseo. Él quería a Kotori, pero no la amaba. Sabiendo esto, aún sus sentimientos más que confusos, se dispuso a ir hacia el fin del mundo. Y algo profirió un grito de libertad en su interior, el qué, no lo sabía...
....
Subaru dormía tranquilamente en su habitación, aunque no cesaba de tener pesadillas. Era algo habitual si se miraba meses atrás, pero ahora hacia tanto que no sucedía... Aunque dejo de tenerlas cuando unos brazos fuertes y musculosos le rodearon el talle. Se sentía seguro y nada parecía importarle .
Al encontrarse a su adorado Seishirou frente sus ojos al despertarse se sintió muy feliz. Aunque triste, Hokuto le había traicionado. Y sentía como una parte de él se desvanecía con su traición, aunque las lágrimas surcaban en sus lagunas verdosas, pero lucharía por Seishirou, por qué el mundo donde él vivía no se desvaneciera. Estuvieron abrazados durante un buen rato, hasta que los tambores de guerra empezaron a reclamar sus almas y destinos...
....
Arashi notó como sus hijos volvían a ella. A su interior. Sabían que sus poderes eran más que necesarios en ese momento. No entendía lo que sucedía, por qué teóricamente ellos eran la salvación de este mundo. Pero sabía que algo no había ido bien. Y temía de que Sorata no volviese de esa lucha. De que muriese y la dejase sola. Pero espada en mano, supo que protegería a Sorata aún a costa de su vida.
Sorata le miró extrañado, por encima de todo la belleza que desprendía su mujer en ese momento. La seguridad y veracidad de su mirada era simplemente impresionante. Deseaba protegerla. Pero deseaba ser feliz, junto a la mano de su amada fueron hacia donde muchos de sus seres queridos fallecerían.
....
Yuzuriha se sentía vacía, jamás podría proteger a sus seres queridos. Por más fuerte que se hiciera, por más que avanzase nada cambiaría. Pero si con su vida pudiera al menos salvar a alguien. No es que no desease vivir, solo deseaba salvar a los otros. Verles sonreír y ser feliz junto a sus seres queridos.... Tenía a Inuki y a Kusanagi, no deseaba verles sufrir bajo ningún concepto.
Sonrió y bajo la puesta de Sol se prometió que todos podrían ver el amanecer de un nuevo día.
¿Sería eso posible?
La torre de Tokio se alzaba majestuosa y el mundo expectante de fin de año. Cuando las primeras zonas protegidas se empezaron a levantar. En cada sector de Tokio había unas determinadas. Y por encima de todas, en la cima de la mismísima torre se alzaba una que protegía toda la tierra.
Los Chi no Ryu sonrieron , y cada uno se dirigió a la zona que debía ser destruida. Fuma pensó que Kamui sería su último juguete, pero antes debía destruir una pieza un tanto molesta.
Se dirigió a la torre. Allí esperaban Kamui y Kotori. Se acercó en tono inocente, como quien se hace el perdido. Kotori profirió un grito de sorpresa al ver llegar a Fuma.
Fuma sonrió algo molesto, había de reconocer que esa alma falsamente inocente había engañado a todos. En un principio hasta a él mismo, tanto al "inocente" Fuma como al "destructor de la Tierra". Sin embargo no se dio cuenta hasta que esa "cosa" ya tenía a su amorcito entre sus brazos. Lo que le molesto considerablemente, pues habría sido divertido disfrutar de ratos largos y placenteros con Kamui. Pero, lo que no podía ser, no podía ser.
Se acercó hacia Kotori y su Kamui se puso en medio. Tenía una mirada desafiante pero sus pupilas violetas, temblaban. El hechizo había desaparecido. Esa mirada temblorosa, desafiante, nerviosa, llena de pasión... Le hacía alcanzar el éxtasis y le llenaba de ganas para destruir el mundo. Por qué negarlo, una vez todos murieran antes de acabar con Kamui, jugaría un rato con él. Le gustaría que su deseo se cumpliera... Kamui tomo la Shiken dispuesto a proteger a Kotori, dispuesto a matar a Fuma.... ¿Pero podría matar a Fuma? No, pero intento mantenerse dignamente, intentando que el miedo no se apoderara de él. No nuevamente... Entonces Fuma le besó.
Solo fue el contacto prolongado de sus labios, lo que hizo que Kamui se sintiera como nunca. El sabor dulce de Fuma le embriagó, permitiendo que su enemigo tuviera la posibilidad de asesinarlo allí mismo. Pero no lo hizo, simplemente lo encadenó con sus propias vendas. Igual que cuando le arranco el ojo a Subaru. Dejando a Kotori a la merced de su hermano. Kamui se sentía desfallecer, y quedo inconsciente ...
Fuma sonrió, por fin "Kotori" mostraría lo que era. La joven asustadiza e inocente, transformó su rostro de estupefacción y miedo. Por uno de irritación, aunque el miedo se veía en sus ojos de la misma forma que anteriormente se había manifestado.
Así que engañaste a Kamui, hasta cambiaste la memoria de esa que se hacia llamar Kendappa. No solo eso, tú no debías resurgir. Pues ese no era tu destino, no puedo negarte que Kamui es algo fácilmente anhelable. Pero al asesinar a esa chica para tener su cuerpo y transformarlo en el tuyo, tu alma pura dejó de serlo. - Kotori bajó la mirada- Quizás aquellas te dieron poder para resurgir, pero sabías que sucedería si lo hacías. Habías visto el destino, y tu no formabas parte de él. Te rebelaste, y ahora tendrás que expiar tus pecados.
¿Y tú qué? Vives en el corazón de mi hermano. Yo solo... yo solo.. yo solo deseaba ser feliz una vez!!!! - dijo entre sollozos.- No puedes negarme eso, aunque seamos realistas hermanito, a ti no te importa que yo sea una alma impura o viva dentro de este cuerpo. Solo te enfada el hecho de que me quedase con su corazón, solo la primera vez. EL contacto de nuestros cuerpos, hizo que su corazón quedase embriagado por el mío... Siento haberme quedado con algo que era tuyo, pero si no lo hacía Kamui ya estaría muerto. Lo sabes, lo hubieras utilizado, y al saber la verdad se hubiera acabado suicidando. Y Kamui es el único que te puede hacer volver, no podía permitir que lo asesinaras...-dijo derramando su tristeza mediante sus lágrimas- puedes ser el destructor de todos los tiempos, pero aún así....
Kotori notó como la espada le partía por la mitad. Ella sabía que esto sucedería, aún así deseaba brindar una oportunidad a Kamui y a Fuma. Quería sentir a Kamui, aunque fuera solo una vez. Aunque solo fuera durante un tiempo el vivir con una mentira. Le daba igual, había conseguido la felicidad que tanto anhelaba su alma. Nunca se perdonaría el haber poseído a esa estudiante, y haber hecho huir su alma. La había asesinado, pero ella amaba a Kamui y si no hubiera regresado Fuma se hubiera apoderado de su corazón y de su cuerpo. Y en el momento del resurgimiento Kamui se hubiera hundido aún más y nunca hubiera tenido el valor suficiente para luchar por su amor. Antes de que su alma huyera de esta tierra quiso decirle unas palabras a Fuma, y después despedirse de Kamui.
Te quiero - dijo bañada entre su propia sangre- sé que tú puedes sentir a...
Fuma miró a ese cadáver, frío, sucio... le daba nauseas. Bien seguía teniendo la alma más inocente que había podido ver un demonio como él... Había desafiado a todo un mundo para poder salvarles. Pero nada servía, parecía que esas personas no entendían que el mundo finalizaría ese mismo día, y que nada lo salvaría. Ni el sacrificio de sus propias vidas, pero el verdadero Monou se empezó a revolver en su interior dejando al aire, que aún no había perdido la Batalla Final. Que antes de matar a Kamui se suicidaría... y que por cada muerte que él daba. Más fuerza adquiriera.
Fuma miró a Kotori partida en dos, con el rostro manchado de sangre. No sabía por qué tenía que ser tan poco fino asesinando. Ese cuerpo aún le hubiera hecho servicio. Kotori yacía en el suelo, en una parte estaba colgando su cabeza y tronco. De ella caía una densa sangre roja, un rojo color carmín... pura y limpia. Sus entrañas esparcidas por toda la torre parecían gusanitos de tierra caminando por un bonito jardín. Aunque ese espectáculo junto al rojo de la torre le pareció una dulce y bonita visión. El pelo rubio de la chica manchado por la sangre y sus ojos verdes extrañamente muy abiertos, sus párpados se deslizaban sangrientos por una parte de sus ojos que le pareció más que insignificante, lo cual le pareció divertido pues se parecía a una de esas mujeres de las películas de terror... y su corazón... Su corazón se lo había arrancado con sus propias manos y en ese momento se dispuso a ponerlo encima de la torre de Tokio, sería el primero. Pronto la cima de la Torre parecería un agradable "pinchito" de carnes bien jugosas...
Miro a Kamui, parecía un verdadero angelito. Le dio ganas de hacerle de todo, pero ahora debía asesinar a los otros Ten no Ryu después ya jugarían antes de la lucha final. Su presa tenía el corazón dañado pero aún no lo suficiente para rendirse y dejarse matar sin ton ni son. Salto hacia otra zona protegida donde se libraba la batalla entre los gemelos Sumeragis , y entre el Sakurazukamori y su vidente. Ellos le habían desafiado deliberadamente, así que serían los primeros en morir, mejor dicho . Los segundos. Y se hecho a reír en una risa vacía y fría, carente de sentimiento alguno....
"Kamui... Kamui... Despierta... soy yo, Kotori..." Kamui se encontraba hundido entre sus pensamientos, Fuma había vuelto a asesinar a Kotori. Y él no había podido hacer nada, absolutamente nada... ¿Pero por qué no podía odiar a Fuma? Esta vez no saldría, no podía... tenía miedo. "Kamui..." Su mente oyó el susurro de alguien, su voz era extrañamente conocida, a caso era... Ante él apareció Kotori, pero sus alas... sus alas ... ¿Eran negras?"¿Te extrañan a caso? Soy un ángel negro... pero no me importa serlo, si se que tú estarás bien. Sí maté a alguien para poder regresar, no tenía derecho a bajar aquí..." ¿Pero, por qué Kotori? ¿Por qué te dejaste asesinar por tu propio hermano...? ¿Por qué me has dejado solo? "Kamui, yo te hechicé, para que solo me amaras a mí... Pero a cambio de eso mi alma se iría extinguiendo cada vez, que me amaras menos... Hasta hace unos momentos mi alma no se empezó a desvanecer... Sé que me quieres, de un modo diferente a Fuma. Pues es a él a quien amas... pero aún así..." Kotori yo te quiero, te quiero muchísimo, pero no te puedo amar... De veras lo he intentado, pero no he podido... Aún así yo no quiero que mueras... no podría soportarlo... -dijo entre lágrimas y sollozos- "Lo sé Kamui, por eso te amo tanto.. Por eso he decidido quitar el hechizo antes de la lucha final... Si no lo hacía hubieras asesinado a Fuma y después cuando él hubiera muerto habrías caído en la más absoluta desesperación. Mi deseo es verte feliz, por eso cuando despiertes puede que muchos hayan muerto y que mi cuerpo este completamente despedazado... Pero, prométeme Kamui que tú y Fuma sobreviviréis. Y que seréis felices." Kotori... por favor no te vayas, no se como hacer regresar a Fuma... Si no sé ni lo que siento yo... Tengo miedo, miedo de despertarme y encontrarme con todos aquellos a los que amo muertos, sin vida.. Despedazados... y... Asesinados por la única persona que amo. A la única persona que no soy capaz de odiar. "Kamui... adiós. Te amo. Sé fe..." Le dio un beso de adiós a Kamui, pero él estallo en lágrimas... Kotori desapareció dejando plumas negras y una dulce brisa.
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Yo seré Chii no Ryu- dijo una voz mezclada entre la multitud...
Kendappa quedó conmocionada. Sohma se acercó a ella y la besó en los labios, después miró a Fuma de una forma desafiante y este le devolvió el desafío con una sonrisa malévola, pues había comprendido cual era el deseo de la joven...
Así, que este es tu deseo... Muy bien, pero si no lo haces tú misma ahora, yo mismo me encargaré personalmente que se cumpla... - Dijo observando a Kendappa... - Entonces... si es lo que quieres... Mátala.
Todos se quedaron en silencio, y Kendappa notó ser el centro de todas las miradas. Derramó una lágrima, que cayó silenciosamente por su mejilla, al final no había podido evitar el destino de Sohma, aún así sabía que había llegado el momento que más temía, aquél momento en el que había soñado tantas veces... Por supuesto cuando despertaba de semejante pesadilla, a su lado tenía a Sohma placidamente dormida a su lado con una sonrisa en los labios. Pero esta vez el sueño no era tal, era la pura realidad, pero no pensaba rendirse al destino que le esperaba así como así, quizás ese día moriría a manos del ser que más amaba, pero no iba a permitir que su muerte fuera en vano, no fuera a permitir que Sohma fuera infeliz. No por su culpa.
Kamui se quedó paralizado, en pocos minutos había visto como dos personas que se amaban estaban dispuestas a matarse una a la otra... Él, no deseaba que Kendappa muriera, ella le había hecho pasar los momentos más felices de su vida. Había hecho que Kotori y Fuma estuvieran junto a él de nuevo. Cogió fuertemente la Shiken y se dispuso a retar a Sohma, no le importaba lo mucho que Kendappa amase a Sohma. Eso no le daba derecho a robarle por completo su vida. SE fijó en los ojos verdes de Sohma, aunque en ese momento él tan solo sentía rabia en su corazón. Debía reconocer que le despertaba cierta tristeza, su mirada, como la de una persona que sabe que su corazón una vez roto nunca más va a regresar...
La batalla se presentaba muy disputada. Por supuesto, todos notaron el enorme potencial que desprendían las dos mujeres de sí. Pero, en los ojos de Kendappa brillaba la decisión, y eso le hacia parecerse a una Diosa cuyo fulgor nunca se va a extinguir. Kendappa al empezar la batalla apenas había pronunciado nada, solo un" ¿Por qué? , cuya respuesta fue un lanzamiento de cuchillas por parte de la única persona que había llegado a amar. Las armaduras lucían entre ataque y ataque pequeños rasguños que finalmente se estaban convirtiendo en pequeñas heridas en la piel de Kendappa. Sohma no dejaba de atacar a Kendappa, en el último ataque realizado casi le corta la mano a la joven, cosa que vigilaba no hacer. Pues no deseaba dañar la belleza que desprendía la joven. Kendappa al fin se decidió a sacar su espada. Entre sus finas manos, empezó a aparecer un fulgor de tonalidad celeste, y de su corazón relucía una luz roja como el fuego resplandeciente. Ante ella apareció una espada en forma de arpa, pues esta había sido su antigua función, Pero, nada detenía a su ex amante, y lanzó con sus cuchillas un ataque de ráfagas de aire, haciendo que Kendappa cayera al suelo y estuviera a la merced del ataque de Sohma definitivo.
Kamui, Subaru, Seishiro y Yuzuriha se lanzaron con gran rapidez a la zona donde había caído Kendappa. Ella era su compañera y no iban a dejarla sola, por más que Sohma quisiera matarla. Sorata se había tenido que quedar junto a Kusanagi a proteger a Arashi y Kotori. Pero cuando los 4 Ten no Ryu se acercaban a la joven los Chii no Ryu les detuvieron y les impidieron el paso... Entonces Kendappa hizo lo único que podía hacer por sus compañeros, esbozó una triste sonrisa y... Creo dos zonas protegidas, una donde ella y Sohma acabarían aquello que empezó hacía millones de años, y en otra que había conseguido aislar a los Ten no Ryu, y así protegerlos... Al menos hasta que ella no muriera nadie les podría hacer daño.
Observó a Sohma, y notó como en sus ojos de vede cristal resbalaban lágrimas cristalinas...
Bien Sohma, ¿ahora me dirás él por que de todo esto? - dijo Kendappa intentando hacer el corazón fuerte e intentando evocar recuerdos felices para evitar que su tristeza se mostrara ante su rival.
Kendappa, has de morir... - dijo Sohma con los ojos llenos de lágrimas- todos aquellos a los que amas morirán, entonces tú les querrás salvar... ¿Pero no ves que eso es imposible? No puedes ganar al destino... no puedes! Y con esto solo sufrirás más y más, y tu corazón no debe sufrir! Te Lo prohíbo!! - dijo entre lágrimas y sonriendo continuó- Con tus poderes renacerás lo sé, y entonces en el mundo nuevo podremos ser realmente felices ...
¿Crees eso? Entonces, mátame. - Kendappa se acercó a Sohma cogió con fuerza su mano que tenia agarrada la cuchilla y se la llevo al cuello, e hizo un pequeño corte en él- Pero, antes de que tu deseo se cumpla, déjame decirte que si "Él" destruye a los humanos, nunca renaceremos pues el humano es como el corazón de la tierra, puede ir que vaya bien o que vaya mal, pero es su corazón. Y si el corazón muere, el cuerpo muere y solo queda la nada... Pero, al igual que los humanos son el corazón de la tierra, tu, Sohma eres el mío. Y si tu deseo es mi muerte que así sea...
Sohma se quedo en silencio, un movimiento y el cuello de Kendappa quedaría sin más vida, como un hilo cortado por una tijera. Pero, cuando lo iba hacer, hubo algo que se lo impidió... En verdad, ella no era Sohma, sinó que solo tenía sus recuerdos y su cuerpo. Pero su alma era la de Kendappa, la de la antigua, fría y asesina Kendappa. Simplemente era cosa del destino que sus recuerdos y cuerpos hubieran cambiado, o quizás no...
Pero, esta vez. Pese a que Kendappa era mucho más poderosa seguía ofreciendo su vida hacia ella. Quizás era una ironía del destino, el hecho de que Kendappa le ofreciera su vida, pero ella no la podía matar. Se había esforzado siempre de convencerse a sí misma que era autosuficiente, que jamás necesitaría a nadie, en su vida anterior hizo lo que tenía que hacer pero, esto le había enseñado una lección que nunca se aprende, una lección que siempre tratamos de esquivar los seres humanos... La voz del corazón, pese a que intentemos escuchar la razón, incluso que la apaguemos y que nos hagamos seres fríos y sin corazón, nunca será así, pues una persona siempre estará escondida en él. Como su tesoro más bien guardado, aquello que es nuestro y no dejamos ver a nadie.
Sohma quitó la cuchilla del cuello de Kendappa, no podía hacerlo, otra vez le había ganado. Pero Kendappa con su fina mano alzó su cara y le sonrió. Sohma no entendía el por qué de esa sonrisa, solo tuvo la necesidad de abrazarla, de estar junto a ella, en verdad no le importaba lo que le sucediese al mundo, pero si le importaba lo que le sucediese a Kendappa, porque la amaba. Y si Kendappa amaba a ese mundo, ella lo protegería sin dudarlo, si Kendappa amaba a esas personas las protegería, aunque fuese con su vida, si Kendappa deseaba que todos vivieran felices, ella lo conseguiría... Había aprendido a escuchar a su corazón...
Veo, que tu deseo ha cambiado...
Fue lo último que escuchó Sohma antes de perder todo aquello que poseía... Fuma se abalanzó ante ella con la clara disposición de matarla, incluso atravesando la zona protegida. Ella echó a Kendappa a varios metros lejos de ella, y ella misma se preparó para el combate... Cogió sus dos cuchillas y las arrojo hacia el joven, produciéndole cortes profundos en todo el cuerpo, el joven estaba chorreando de sangre por todas partes. Pero, Sohma no se iba a detener allí, si para salvar a Kendappa hacia falta matarle, lo haría, no le importaba en absoluto. Se acercó al joven con la intención de matarle, pero Kendappa le suplicó con lágrimas profundas en los ojos que no lo hiciera que la muerte nunca conlleva a nada. Sohma cogió nuevamente su cuchilla y la lanzó contra la pierna del joven. Haciendo un corte profundo, donde se pudo observar como cuidadosamente la joven había procurando que Fuma no se moviera de donde estaba por más que él quisiera... Fuma estaba agonizando, la joven le había producido cortes muy profundos y sabía que tenía algún que otro músculo muy dañado y algún hueso que costaría de recuperar, pero nada salvaría a esa niña de orgullo engrandecido por un antiguo amor...
Kendappa solo notó como la Shiken la atravesaba con lentitud, como rompía y desmembraba todo su ser, y eso que no la había tocado directamente. Sentía un dolor muy agudo en una zona muy localizada del cuerpo, su corazón. No sabía si era porque su vida ya daba a su fin, o porqué ya literalmente no lo tenía. Kendappa cayó exhausta al suelo, dejando bañado todo el parquet de esa sala que tantas muertes había visto, por un gran charco de sangre... Fuma sonrió, le daba exactamente igual quien muriera si la causante de su dolor o el motivo por el cual vivía está, aunque dentro de sí mismo notó como el autentico Fuma por tal y como era su dolor, tomaba las riendas de su cuerpo y con la Shiken se atravesaba toda su pierna... Así que le pequeñín aún seguía ahí dentro removiéndose, pensó Fuma. Bien, quizás le había herido, pero esto había puesto al descubierto quien era el más poderoso, aunque notó que algo iría muy mal de ahora en adelante...
Yuzuriha se quedo paralizada, no podía ser... Alguien a quien quería había muerto, y no había podido hacer nada, se llevo las manos al rostro. Y cayó desolada en el suelo...
Sohma se acercó a la convaleciente Kendappa, ¿Cómo había podido salvarla si estaba metros alejada de ella? ¿Por qué lo había hecho? ¿Por qué había dado su vida a una persona tan despreciable y ruin?
Soh... Sohma..... yo... yo... yo te quiero... -dijo Kendappa levantando una mano hacia su rostro.
No lo entiendo, ¿Kendappa por qué? ¿POR QUÉ TODO ESTO? ¿PORQUÉ...? - dijo Sohma casi desvaneciéndose a su lado...
Sohma... recuerdas que una vez te dije, que lo que mas me importaba en esta vida eras tú... - Sohma solo derramaba lágrimas al lado de Kendappa, no entendía nada de lo que le estaba diciendo- tú eres mi luz, sin luz mi vida ya no tiene sentido, por eso decidí protegerte, igual que Sorata con Arashi... - entonces Kendappa empezó a toser sangre compulsivamente, y su herida parecía no dejar de sangrar, todo era sangre , algo más rojo que el rojo, algo más doloroso que el amor...
Kendappa, pero... - dijo Sohma chillando-¡TÚ ERES MI VIDA! Sin ti no soy nada, pero si algo he aprendido de ti, es que nunca perderé la esperanza- dijo Sohma cogiendo la espada de Kendappa, mientras esta se quedaba atónita- y si aún fluye poder en estas venas, haré que tú y yo renazcamos por última vez...
¡¿PERO ESO PODRÍA HACER QUE TÚ NUNCA MÁS TE REENCARNES?! - gritó Kendappa ya en sus últimos momentos...
Kendappa, no, Sohma, si pudiera vivir una vez, aunque sea solo una, junto a ti... Vivir felices, y tú a mi lado, sonriéndome día a día, daría igual que solo fuera una... Pues ya habría sido feliz para la eternidad... - y acto seguido de esto se hizo un corte en la muñeca- si tú confías en ellos - dijo mirando a los Ten no Ryu- yo lo haré, y si ellos salvan la Tierra, nosotras con ella naceremos...
Después de eso, las dos se desvanecieron dejando solo un rastro de una dulce luz a su paso. Subaru con los ojos llenos de lágrimas notó en su interior como alguna parte de la fuerza de Kendappa se quedaba en su interior, como si la fuerza interior y la decisión que desprendía esas dos lagunas azules que poseía la joven como ojos, estuviera dentro de él...
Kakyo miró a Hokuto confuso, sus sueños habían predicido que Sohma sería la nueva líder de los Dragones de la Tierra, pero que moriría a manos de Kendappa... En el fondo sonrío para sí, el amor había cambiado sus destinos y había dejado una puerta abierta a sus destinos. Pero el destino estaba decidido al menos para él, en el momento que se unió a los Chi no Ryu su destino quedó predeterminado, su destino y el de todos los Dragones había quedado decidido des de un principio, ni la intervención, ni el sacrificio de las dos niñas cambiaría nada. Y la primera flor de ángel pronto iba a nacer, al contrario de la profecía nadie se imaginaba que el primer ángel destruiría el mundo, esos dos bebés deberían impedir su nacimiento pues ellos eran quien representaban a los seres humanos... Pero el niño venia en camino y nadie se había a dado cuenta de ello... Todos aquellos que lo sabían habían muerto y los otros que pudieron averiguarlo ya no lo harían por que ya no estarían cerca de la elegida para tener al infante.
Fuma dio un salto fuera de la zona protegida, mientras está se disolvía. Pero cuando se dispuso a atacar a los Ten no Ryu no pudo, pues esa zona protegida seguía en pie, eso no hizo que incrementar las ganas que tenía de arrancarle el corazón a su adorado Kamui... Aunque su deseo parecía haber cambiado, su mirada indicaba una rabia desconocida hasta entonces para él, pero esa misma rabia que ahora consumía su corazón sería lo que le arrebataría la vida y el causante del fin del mundo. Kamui empezó a llorar, ya no entendía nada ¿Acaso todo había sido una mentira? Kotori le miraba con un rostro desesperado en busca de alguna respuesta, pero esa respuesta no existía... A continuación Subaru se desmayó y Arashi al cabo de unos segundos también lo hizo. Cuando los Dragones de la Tierra desaparecieron la zona protegida se desvaneció. Y así como mínimo pudieron llevar a Arashi y a Subaru a la enfermería...
Karen miró a Fuma extrañada, como había podido cambiar tan rápido de un estado a otro. Él estaba sentado en su trono, todo vestido de negro, realmente se le podría confundir con facilidad con Satán, bello e impecable, frío como el mismísimo hielo y con un aura diabólica como ninguna. Fuma se quedo mirando a Karen, realmente era una mujer muy bella sin duda, de fuertes ideales, y que sabía que no le traicionaría mientras Nataku estuviera con él, cosa que no dudaba. Sus poderes eran increíbles, aunque ese Aoki le molestaba que pudiera ser un estorbo a la hora de luchar.
Pero Karen no era lo que más le preocupaba, la joven Sumeragi reía cordialmente junto a Yuto y Satsuki, pero Fuma sabía que ella haría lo que fuera con tal de salvar a su hermano. Aunque se regocijó de placer cuando pensó en que la joven ya no tenía salida, pronto lo sabría. Y él mismo dudaba si ella era capaz de hacer semejante atrocidad...
Hokuto empezó a sentir nauseas compulsivamente que derivaron en vómitos continuos, Kakyo la cogió en brazos intentando que parase y que así se desnutriese...
Déjalo, es normal... - dijo la voz tenebrosa y helada de Fuma.
Kakyo se giró repentinamente... ¿Acaso Hokuto...? Un extraño escalofrío recorrió su cuerpo, y sintió como si todo el mundo se le cayese encima. Él había visto en sueños todo lo que iba a suceder, pero jamás imagino que aquella pequeña figura delgada y esbelta sería de Hokuto. Siempre pensó que seria Satsuki y que él y Hokuto descubrirían su destino fuese cual fuese. Pero el hecho de que Hokuto fuera la mujer portadora, cambiaba todo. El sabía su destino, el destino de aquella que llevaba a la estrella gemela . Miró con rencor a Fuma, de sus ojos salía un fuego donde solo se encontraban la soledad y nuevamente la impotencia.
Vayámonos, ha empezado la lucha final.
Fuma dijo eso, como si una sentencia de muerte se tratara. Al fin y al cabo eso era. Kakyo levantó a Hokuto como pudo, aunque Fuma le dijo que sería mejor para ella quedarse allí, Kakyo le miró con frialdad y le contesto: "Nunca se sabe lo que puede ocurrir, el destino siempre puede dar vueltas..." Fuma miró con extrañeza al vidente, podría llegar a ser una molestia muy grande si este se ponía en su contra. Pero dudaba que llegase a atentar contra la vida de su propio hijo, si bien era el anuncio del fin del mundo, seguía siendo su primogénito.
Satsuki miró a la bestia aún exhausta y algo sorprendida. Tuvo que reconocer que fue divertido jugar con esa muchacha y su perro. Pero el luchar contra ella, no le producía satisfacción alguna. Se escondió en el regazo de Yuto nunca pensó que albergar sentimientos fuera tarea tan dificultosa.
Fuma notó que los corazones de los Dragones albergaban dudas... Si esto seguía así pronto ya no tendría con quienes luchar, dio un paso adelante y dijo:
Vamos a revolucionar el mundo, el fin de los tiempos acaba de empezar....
Los Chi no Ryu alzaron sus miradas hacia su líder, y entonces Karen preguntó:
¿Qué les paso a los "nuevos" CHI no Ryu cuando nosotros regresamos?
Fuma sonrió maliciosamente y le contestó:
¿A caso no lo sabes? - y miro la Shiken y lamió con suavidad- Solo fueron guijarros en el camino. Solo juguetes para que mi querido "Amor" se distrajera y sus juguetes no se aburrieran tanto. Sin embargo cuatro cortecitos y todos se fueron a mejor vida. No se merecían el título de Chii no Ryu-dijo con una sonrisa de "ángel", entonces volvió a su mirada oscura más que habitual- Pero los juegos han terminado y es hora de jugar con la muerte. Amigos y enemigos, hoy día 31 de diciembre de 1999 no habrá criatura sobre la faz de la Tierra que vea el amanecer.
Hokuto despertó, sabía lo que iba a suceder. Sabía que en su vientre tenía al mismísimo "Anticristo" ,pero no sabía si lo consideraba su hijo. Se logró poner de pié y sonrió falsamente, se enfrentaría a su hermano. Era algo gracioso pues años atrás había dado la vida para salvarle pero su salvación fue la muerte directa de su corazón. Había aprendido de que a veces la muerte es un sueño mucho más feliz que no una vida llena de aparente felicidad. Cogió sus armas y se dispuso a asesinar a aquél que le impidiera llegar a su objetivo, fuera quien fuera, ya no había nadie que le importase, nadie excepto... Puso una mano en su vientre y miró atrás, intentando que sus ojos no se le llenasen de lágrimas, iba a cometer una atrocidad. Su abuela y sus difuntos padres jamás le perdonarían lo que haría, pero guiándose por el corazón fue quien encabezó la "marcha" de los Chii no Ryu.
Fuma sonrió, hasta esa niña, le seguiría. Fue él mismo quien pensó que sería la más apropiada. Su traición era más que probable, pero era una pieza clave dentro de la destrucción de la llamada humanidad. Pero con el niño en camino, ni él se atrevería a asesinar a su propio hijo. Karen era otro tema a tratar, parecía convencida respecto a asesinar a Aoki pero cuando llegase la hora de matar a Nataku... Sonrió divertido ya tenía el plan perfecto. La destrucción del mundo era un echo más que inminente.
Kamui retuvo su mirada en esa habitación, en ese colgante, en Kotori... ¿Realmente la quería? Sí, quizás fuese una dulce novia, amable, agradable... Pero no sabía si la amaba. Quererla, por supuesto. ¿Pero... amarla? Delante de tantas dudas, Fuma le había traicionado por segunda vez. Pensó en la primera, ¿Realmente le guardó rencor por haber asesinado a Kotori? Sí, le odió por haberla matado, pero después solo pensaba en su regreso.
Incluso cuando estaba de "Esa Forma" con Kotori no se quitaba a Fuma de la cabeza. Siempre lo había visto como un amigo más, bueno como uno más no, si no como su mejor amigo. O quizás como...
Se intentó quitar esos pensamientos de la cabeza, rojo como una cereza. No entendía las dudas de su corazón, ni tampoco su deseo. Él quería a Kotori, pero no la amaba. Sabiendo esto, aún sus sentimientos más que confusos, se dispuso a ir hacia el fin del mundo. Y algo profirió un grito de libertad en su interior, el qué, no lo sabía...
....
Subaru dormía tranquilamente en su habitación, aunque no cesaba de tener pesadillas. Era algo habitual si se miraba meses atrás, pero ahora hacia tanto que no sucedía... Aunque dejo de tenerlas cuando unos brazos fuertes y musculosos le rodearon el talle. Se sentía seguro y nada parecía importarle .
Al encontrarse a su adorado Seishirou frente sus ojos al despertarse se sintió muy feliz. Aunque triste, Hokuto le había traicionado. Y sentía como una parte de él se desvanecía con su traición, aunque las lágrimas surcaban en sus lagunas verdosas, pero lucharía por Seishirou, por qué el mundo donde él vivía no se desvaneciera. Estuvieron abrazados durante un buen rato, hasta que los tambores de guerra empezaron a reclamar sus almas y destinos...
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Arashi notó como sus hijos volvían a ella. A su interior. Sabían que sus poderes eran más que necesarios en ese momento. No entendía lo que sucedía, por qué teóricamente ellos eran la salvación de este mundo. Pero sabía que algo no había ido bien. Y temía de que Sorata no volviese de esa lucha. De que muriese y la dejase sola. Pero espada en mano, supo que protegería a Sorata aún a costa de su vida.
Sorata le miró extrañado, por encima de todo la belleza que desprendía su mujer en ese momento. La seguridad y veracidad de su mirada era simplemente impresionante. Deseaba protegerla. Pero deseaba ser feliz, junto a la mano de su amada fueron hacia donde muchos de sus seres queridos fallecerían.
....
Yuzuriha se sentía vacía, jamás podría proteger a sus seres queridos. Por más fuerte que se hiciera, por más que avanzase nada cambiaría. Pero si con su vida pudiera al menos salvar a alguien. No es que no desease vivir, solo deseaba salvar a los otros. Verles sonreír y ser feliz junto a sus seres queridos.... Tenía a Inuki y a Kusanagi, no deseaba verles sufrir bajo ningún concepto.
Sonrió y bajo la puesta de Sol se prometió que todos podrían ver el amanecer de un nuevo día.
¿Sería eso posible?
La torre de Tokio se alzaba majestuosa y el mundo expectante de fin de año. Cuando las primeras zonas protegidas se empezaron a levantar. En cada sector de Tokio había unas determinadas. Y por encima de todas, en la cima de la mismísima torre se alzaba una que protegía toda la tierra.
Los Chi no Ryu sonrieron , y cada uno se dirigió a la zona que debía ser destruida. Fuma pensó que Kamui sería su último juguete, pero antes debía destruir una pieza un tanto molesta.
Se dirigió a la torre. Allí esperaban Kamui y Kotori. Se acercó en tono inocente, como quien se hace el perdido. Kotori profirió un grito de sorpresa al ver llegar a Fuma.
Fuma sonrió algo molesto, había de reconocer que esa alma falsamente inocente había engañado a todos. En un principio hasta a él mismo, tanto al "inocente" Fuma como al "destructor de la Tierra". Sin embargo no se dio cuenta hasta que esa "cosa" ya tenía a su amorcito entre sus brazos. Lo que le molesto considerablemente, pues habría sido divertido disfrutar de ratos largos y placenteros con Kamui. Pero, lo que no podía ser, no podía ser.
Se acercó hacia Kotori y su Kamui se puso en medio. Tenía una mirada desafiante pero sus pupilas violetas, temblaban. El hechizo había desaparecido. Esa mirada temblorosa, desafiante, nerviosa, llena de pasión... Le hacía alcanzar el éxtasis y le llenaba de ganas para destruir el mundo. Por qué negarlo, una vez todos murieran antes de acabar con Kamui, jugaría un rato con él. Le gustaría que su deseo se cumpliera... Kamui tomo la Shiken dispuesto a proteger a Kotori, dispuesto a matar a Fuma.... ¿Pero podría matar a Fuma? No, pero intento mantenerse dignamente, intentando que el miedo no se apoderara de él. No nuevamente... Entonces Fuma le besó.
Solo fue el contacto prolongado de sus labios, lo que hizo que Kamui se sintiera como nunca. El sabor dulce de Fuma le embriagó, permitiendo que su enemigo tuviera la posibilidad de asesinarlo allí mismo. Pero no lo hizo, simplemente lo encadenó con sus propias vendas. Igual que cuando le arranco el ojo a Subaru. Dejando a Kotori a la merced de su hermano. Kamui se sentía desfallecer, y quedo inconsciente ...
Fuma sonrió, por fin "Kotori" mostraría lo que era. La joven asustadiza e inocente, transformó su rostro de estupefacción y miedo. Por uno de irritación, aunque el miedo se veía en sus ojos de la misma forma que anteriormente se había manifestado.
Así que engañaste a Kamui, hasta cambiaste la memoria de esa que se hacia llamar Kendappa. No solo eso, tú no debías resurgir. Pues ese no era tu destino, no puedo negarte que Kamui es algo fácilmente anhelable. Pero al asesinar a esa chica para tener su cuerpo y transformarlo en el tuyo, tu alma pura dejó de serlo. - Kotori bajó la mirada- Quizás aquellas te dieron poder para resurgir, pero sabías que sucedería si lo hacías. Habías visto el destino, y tu no formabas parte de él. Te rebelaste, y ahora tendrás que expiar tus pecados.
¿Y tú qué? Vives en el corazón de mi hermano. Yo solo... yo solo.. yo solo deseaba ser feliz una vez!!!! - dijo entre sollozos.- No puedes negarme eso, aunque seamos realistas hermanito, a ti no te importa que yo sea una alma impura o viva dentro de este cuerpo. Solo te enfada el hecho de que me quedase con su corazón, solo la primera vez. EL contacto de nuestros cuerpos, hizo que su corazón quedase embriagado por el mío... Siento haberme quedado con algo que era tuyo, pero si no lo hacía Kamui ya estaría muerto. Lo sabes, lo hubieras utilizado, y al saber la verdad se hubiera acabado suicidando. Y Kamui es el único que te puede hacer volver, no podía permitir que lo asesinaras...-dijo derramando su tristeza mediante sus lágrimas- puedes ser el destructor de todos los tiempos, pero aún así....
Kotori notó como la espada le partía por la mitad. Ella sabía que esto sucedería, aún así deseaba brindar una oportunidad a Kamui y a Fuma. Quería sentir a Kamui, aunque fuera solo una vez. Aunque solo fuera durante un tiempo el vivir con una mentira. Le daba igual, había conseguido la felicidad que tanto anhelaba su alma. Nunca se perdonaría el haber poseído a esa estudiante, y haber hecho huir su alma. La había asesinado, pero ella amaba a Kamui y si no hubiera regresado Fuma se hubiera apoderado de su corazón y de su cuerpo. Y en el momento del resurgimiento Kamui se hubiera hundido aún más y nunca hubiera tenido el valor suficiente para luchar por su amor. Antes de que su alma huyera de esta tierra quiso decirle unas palabras a Fuma, y después despedirse de Kamui.
Te quiero - dijo bañada entre su propia sangre- sé que tú puedes sentir a...
Fuma miró a ese cadáver, frío, sucio... le daba nauseas. Bien seguía teniendo la alma más inocente que había podido ver un demonio como él... Había desafiado a todo un mundo para poder salvarles. Pero nada servía, parecía que esas personas no entendían que el mundo finalizaría ese mismo día, y que nada lo salvaría. Ni el sacrificio de sus propias vidas, pero el verdadero Monou se empezó a revolver en su interior dejando al aire, que aún no había perdido la Batalla Final. Que antes de matar a Kamui se suicidaría... y que por cada muerte que él daba. Más fuerza adquiriera.
Fuma miró a Kotori partida en dos, con el rostro manchado de sangre. No sabía por qué tenía que ser tan poco fino asesinando. Ese cuerpo aún le hubiera hecho servicio. Kotori yacía en el suelo, en una parte estaba colgando su cabeza y tronco. De ella caía una densa sangre roja, un rojo color carmín... pura y limpia. Sus entrañas esparcidas por toda la torre parecían gusanitos de tierra caminando por un bonito jardín. Aunque ese espectáculo junto al rojo de la torre le pareció una dulce y bonita visión. El pelo rubio de la chica manchado por la sangre y sus ojos verdes extrañamente muy abiertos, sus párpados se deslizaban sangrientos por una parte de sus ojos que le pareció más que insignificante, lo cual le pareció divertido pues se parecía a una de esas mujeres de las películas de terror... y su corazón... Su corazón se lo había arrancado con sus propias manos y en ese momento se dispuso a ponerlo encima de la torre de Tokio, sería el primero. Pronto la cima de la Torre parecería un agradable "pinchito" de carnes bien jugosas...
Miro a Kamui, parecía un verdadero angelito. Le dio ganas de hacerle de todo, pero ahora debía asesinar a los otros Ten no Ryu después ya jugarían antes de la lucha final. Su presa tenía el corazón dañado pero aún no lo suficiente para rendirse y dejarse matar sin ton ni son. Salto hacia otra zona protegida donde se libraba la batalla entre los gemelos Sumeragis , y entre el Sakurazukamori y su vidente. Ellos le habían desafiado deliberadamente, así que serían los primeros en morir, mejor dicho . Los segundos. Y se hecho a reír en una risa vacía y fría, carente de sentimiento alguno....
"Kamui... Kamui... Despierta... soy yo, Kotori..." Kamui se encontraba hundido entre sus pensamientos, Fuma había vuelto a asesinar a Kotori. Y él no había podido hacer nada, absolutamente nada... ¿Pero por qué no podía odiar a Fuma? Esta vez no saldría, no podía... tenía miedo. "Kamui..." Su mente oyó el susurro de alguien, su voz era extrañamente conocida, a caso era... Ante él apareció Kotori, pero sus alas... sus alas ... ¿Eran negras?"¿Te extrañan a caso? Soy un ángel negro... pero no me importa serlo, si se que tú estarás bien. Sí maté a alguien para poder regresar, no tenía derecho a bajar aquí..." ¿Pero, por qué Kotori? ¿Por qué te dejaste asesinar por tu propio hermano...? ¿Por qué me has dejado solo? "Kamui, yo te hechicé, para que solo me amaras a mí... Pero a cambio de eso mi alma se iría extinguiendo cada vez, que me amaras menos... Hasta hace unos momentos mi alma no se empezó a desvanecer... Sé que me quieres, de un modo diferente a Fuma. Pues es a él a quien amas... pero aún así..." Kotori yo te quiero, te quiero muchísimo, pero no te puedo amar... De veras lo he intentado, pero no he podido... Aún así yo no quiero que mueras... no podría soportarlo... -dijo entre lágrimas y sollozos- "Lo sé Kamui, por eso te amo tanto.. Por eso he decidido quitar el hechizo antes de la lucha final... Si no lo hacía hubieras asesinado a Fuma y después cuando él hubiera muerto habrías caído en la más absoluta desesperación. Mi deseo es verte feliz, por eso cuando despiertes puede que muchos hayan muerto y que mi cuerpo este completamente despedazado... Pero, prométeme Kamui que tú y Fuma sobreviviréis. Y que seréis felices." Kotori... por favor no te vayas, no se como hacer regresar a Fuma... Si no sé ni lo que siento yo... Tengo miedo, miedo de despertarme y encontrarme con todos aquellos a los que amo muertos, sin vida.. Despedazados... y... Asesinados por la única persona que amo. A la única persona que no soy capaz de odiar. "Kamui... adiós. Te amo. Sé fe..." Le dio un beso de adiós a Kamui, pero él estallo en lágrimas... Kotori desapareció dejando plumas negras y una dulce brisa.
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