El retrato de la sala común de Gryffindor se abrió y dejó entrar a un chico castaño con el pelo ligeramente desordenado. Entonces, por detrás apareció una mano que se aproximó a la cabeza del chico... para después despeinarlo todavía más.

Un chico de ojos azules y brillantes (sí, el dueño de la mano), entró también por el hueco del retrato y se colgó por detrás del otro chico más pequeño, casi impidiéndole andar.

-¡Sirius! ¿¿Quieres hacer el favor de andar tu solo y no usarme a mi de andador??

-Va Remsie, pero si te gusta...

-Muy gracioso... Quizás si me dejas andar llegamos hasta el sillón y nos podemos sentar o algo... ¡Y no me llames así!

-Sí, Remsie... - Accedió Sirius sonriendo y soltándolo al fin... no sin antes despeinarlo una vez mas.

Remus gimió y se dejó caer pesadamente en un asiento cerca del fuego. Sirius se sentó al lado suya, mejor dicho casi encima.

-¡Eeh! ¡Qué no soy tu cojín!

-¿Ah, no? - Sirius puso cara de desilusión.

James y Peter se sentaron también. El primero los miraba sonriendo, divertido con la pesadez de su amigo ahora que no era él que tenía que aguantarlo, mientras que Peter los miraba fingiendo algo de lástima:

-Animalitos... -dijo sarcásticamente, refiriéndose a los chicos que seguían discutiendo.

Tenían unas horas libres antes de la cena. Remus debía decirles que se iba ya, no podía retrasarlo más. Le quedaba poco tiempo para ir a buscar a Pomfrey e ir hasta su escondite. Se acercó más a Sirius para notar su calor, como forma de apoyo. Se aclaró ligeramente la garganta y empezó:

-Chicos...- todos se giraron hacia él. Notó los azules ojos de su amigo mirándolo fijamente y tragó saliva, sintiéndose cada vez más nervioso.- Esto... se me había olvidado decíroslo - intentó mantener un tono despreocupado - pero esta noche me voy otra vez, dentro de nada bajo... ya sabéis, mi madre...

Un silencio recibió sus palabras. Remus puso cara de preocupado (no necesitó fingir mucho) y miró hacia el fuego, perdiéndose el intercambio de miradas que se produjo entre sus amigos.

-¿Tu madre aún sigue enferma, Remus?- inquirió James con suavidad - es mucho tiempo...

-Sí... está estable, no mejora ni empeora desde hace un tiempo - la mente de Remus trabajaba a toda velocidad.

De nuevo silencio. Remus sudaba, pero casi temblaba de frío y sentía una bola en el estómago. No iba a funcionar, le interrogarían, no funcionaría y los perdería... Miró de reojo a Sirius, que no había dicho nada. Tenía la cara vacía de expresión, tan solo parecía ligeramente pensativo. El hombre lobo no sabía si eso era tranquilizante o peor que si hubiese reaccionado... Al fin Peter rompió el silencio:

-Bueno... ¿Cuándo te vas?

-Quizás... ya me están esperando abajo... voy a por unas cosas y vuelvo. - Silencio, un ligero ruido de asentimiento por parte de James - A... Ahora vuelvo.

Remus se levantó y se alojó rapidamente, sin mirar atrás, hacia su habitación.Una vez allí cerró la puerta detrás suya y se dejó caer contra la fuerte madera, suspirando. Al menos eso ya había pasado... pero algo le inquietaba. Demasiado silencio... Quitándose las dudas de encima, sacó rapidamente un andrajoso y manchado pijama del fondo de su baúl, metido en una bolsa negra. Era la ropa que usualmente usaba para transformarse, y que cambiaba de vez en cuando, cuando había más agujeros que tela. Metió a la vez esa bolsa desconocida para su amigos en la suya usual de viaje y se dispuso a bajar, suspirando con fuerza para animarse.

Los chicos seguían en su sitio, con la única diferencia de que James se había sentado al lado de Sirius y ahora parecían discutir, con las cabezas muy juntas. Al acercarse se dio cuenta de que James tenía puesta una mano en el hombro de Sirius, quizás para dar más énfasis a sus palabras, o solo como gesto común entre amigos... Remus sintió una punzada al verlos. De golpe, recordó que el había llegado después, que Sirius y James siempre habían sido grandes amigos, y que quizás, cuando se enteraran, volverían a olvidarse de él y ser de nuevo los tres inseparables, el trío de Gryffindor, no el cuerteto de los dos últimos meses...

Tragó saliva, notando un nudo en la garganta. Los chicos se habían callado al acercarse él. Sirius lo miró fijamente, y el corazón de Remus se aceleró. ¿Eso era desconfianza? ¿O... rencor? Incapaz de mantenerle la mirada, Remus la desvió, nervioso. El silencio incómodo se alargó hasta que lo rompió titubeante:

-En fin... me voy a ir. Mañana a media mañana vuelvo... quizás pierdo las primeras clases, pero no puedo permitirme quedarme más.- Sin saber que decir, titubeó un instante de nuevo. Al final intentó sonreír y siguió - Portaos bien sin mí, ¿eh? Sobretodo tú, Sirius...

El chico de pelo negro lo miró sin expresión un instante. James le dio un sútil codazo y hubo un esfuerzo visible por parte de Sirius para sonreír, de manera forzada, y desearle buen viaje. Remus devolvió la sonrisa y no pudo contener el impulso de revolverle el pelo, como él había hecho antes. La sonrisa de Sirius se hizo un poco menos forzada.

-Ya verás cuando vuelvas...-amenazó bromeando.

-Sí, ya se que me echaras de menos - respondió Remus, también ya casi tranquilo. Luego se despidió de James y Peter, y salió de la sala común no sin antes girarse y saludarlos una última vez, sonriendo. Se giró, sintiendo las miradas de sus amigos clavadas en su espalda, y rápidamente andó por los pasillos hasta alejarse de la sala común de Gryffindor. Entonces suspiró y aflojó el paso. Se dirigía a la enfermería, donde Madame Pomfrey lo acompañaría hasta la Casa de los Gritos, para pasar la noche y la terrible transformación aislado de los demás.

Mientras caminaba, mantenía la cabeza baja y estaba inmerso en sus pensamientos. Sus pasos resonaban por el vacío corredor de piedra, rompiendo el silencio que empezaba a extenderse por el castilo.

Le quedaban algunas esquinas por doblar y se encontraría casi en la enfermería, seguramente con la enfermera esperándolo impaciente. Remus levantó la cabeza y miró hacia delante, suspirando. Entonces se detuvo y miró con atención. Estaba seguro de haber visto una figura en las sombras, pegada a la pared, una forma más negra que la oscuridad que la rodeaba. Y a pesar de sus sentidos agudizados por la luna llena, no había oído nada.

Quizás, si agudizaba el oído, percibía una respiración profunda y relajada. Quien quiera que fuera, estaba claro que lo había visto y lo observaba, él claramente visible y sin poder ver bien. Por instinto, se pego a la pared, alejándose de la luz de la antorcha e intentando fundirse también en las sombras. Ahora estaba justo enfrente de su observador silencioso... llegó a vislumbrar una figura, recostada en la pared... parecía tener los brazos cruzados y cierto aire... ¿amenazador?

Remus tragó saliva para después abrir la boca, pensando en decir algo para hacer descubrirse al intruso, pero no hizo falta. Éste dejó caer los brazos a los lados y se separó de la pared, perdiendo su postura relajada para adoptar un aire más alerta.

El chico castaño se tensó, su corazón latiéndole en los oídos. Le pareció oír algo a su espalda pero lo ignoró; todos sus sentidos estaban concentrados en la figura enfrente suya. Iba claramente cubierta con una túnica negra, que lo envolvía y lo confundía aún más con la oscuridad.

Con un movimiento fluido, en el que las mismas sombras alrededor suya parecieron moverse, la persona se aproximó lentamente un solo paso hacia la luz, sin mostrarse por completo. Sus rasgos aún se difuminaban en la negrura que cubrían su rostro debajo del cabello largo, que le caía a los lados de la cara, negro y liso, mientras la luz de la antorcha teñía con un delicado rubor anaranjado la pálida piel...

Entonces el que ahora se podía identificar claramente como un chico, alzó la cabeza dejando que su rostro se viera claramente por primera vez, y clavó su mirada en Remus. El chico devolvió la mirada a unos duros ojos negros con los suyos dorados, sintiendo una sensación mezcla de alivio e incomodidad que le recorría todo el cuerpo.

-Severus - saludó al otro chico.

El Slytherin lo miró fríamente de arriba abajo.

-Snape para ti, Gryffindor - Los ojos brillaron en negras llamas de odio y desprecio.

-Como quieras-Remus saltó a la defensiva- Y ahora, si me disculpas, tengo prisa.

-¿Ah, si? ¿Y dónde vas con tanta prisa, Lupin?

-Lo mismo podría preguntarte, Snape.

El chico de pelo negro se acercó un paso. Remus se aplastó aún más contra la pared. Ahora volvía a parecerle amenazador. Severus avanzó hasta situarse delante del chico, sin dejar de mirarlo con desprecio. Remus le devolvió la mirada firmemente.

-Snape, de verdad que tengo prisa-dijo con voz segura.

Entonces el Slytherin esbozó una sonrisa torcida y sarcástica, y apoyando ambas manos a los lados de su cabeza lo acorraló contra el muro, dejando sus caras muy juntas.

-¿Y crees que eso me importa, Lupin?-un susurro venenoso, cargado de odio.- Y dime, ¿dónde están ahora tus amiguitos? Estás solo...

Remus intentó escabullirse, pero Snape se acercó más a él y se lo impidió.

-Vaya, ¿el valiente Gryffindor me tiene miedo?-preguntó con tono burlón, disfrutando del momento. Sus ojos brillaban. - ¿Desde cuando me tienes miedo, "amigo" Remus?- Las palabras rezumaban sarcasmo, y otra cosa que Remus identificó: dolor. Snape estaba dolido por lo que consideraba la traición del que casi había sido realmente su amigo. Pero nunca lo admitiría, y prefería hacerle la vida imposible.

-Severus, déjame ir.-

Cruce de miradas. Remus la sostuvo hasta que la sonrisa del Slytherin desapareció y de golpe se alejó de él, mirándolo con odio. Remus no cambió la expresión seria y cargada de reproche que había mantenido. Snape hizo una mueca despectiva:

-Estúpido Gryffindor... ves, corre a refugiarte con tu amiguito Black... No vale la pena perder más tiempo contigo.

Snape se giró y se alejó en dirección contraria por el pasillo, la negra túnica revoloteando detrás suya, pasos rápidos intentando alejarse lo más rápido posible de allí.

Remus suspiró, recuperándose, y corrió hacia la enfermería. Había perdido tiempo, y de lejos vio como madam Pomfrey lo esperaba con las manos en las caderas y empezaba a regañarlo. Salieron los dos por una pequeña puerta oculta, la misma por la que aqulla vez Remus había salido al exterior huyendo de Sirius y compañía.

Cruzaron el campo hacia el Sauce Boxeadro, y una vez allí la rutina de cada mes: cambio de ropa en el túnel, Pomfrey se llevó su túnica, lo dejó con el pijama y salió. Remus suspiró hondo y se adentró en la Casa de los Gritos, esperando que la transformación pasara pronto y rápidamente, y a ser posible sin mucho dolor.

La luna se elevó en el firmamento y sus rayos plateados inundaron los rincones y tinieblas, creando nuevas sombras y eliminando otras. En la cabaña, Remus esperaba mientras empezaba a notar los cambios. En alguna habitación de Slytherin, un muchacho recordaba un principio de amistad cortado de raíz. Y en una ventana del castillo, un chico observaba pensativo los terrenos del colegio que empezaban a teñirse de plateado, con la sombra del misterioso Sauce Boxeador al fondo, que bailaba con el viento...





**********************************************************************

Holaa!! Ya era hora ne? ^^' capítulo muy corto, lo sé... pero no daba para mas! Son las 3 de la mañana! T_T

Bueno, no ha pasado gran cosa :P otro capítulo de transición sin importancia ;_; bueno, ya vendran mejores (o eso espero)

Dedico este capitulo a Sophie-chan y a Hikaru!! ^o^ Sophie, quiero ver ese dibujo de Remsie-poo!xD

Okis, por otro lado, aun no hay nada yaoi en claro verdad?^_~ esas insinuaciones... y como podría haber acabado lo de Sev, menos mal que no me deje llevar xD

Bue, dejad revieew plis!! Es lo que me ha animado a continuar cuando no sabia como! ^o^

Saludos!!