Yoh Asakura tragó saliva al ver el par de ojos que flotaban delante de él
en la oscuridad. Anna encendió un lamparita, dándoles un cuerpo a éstos.
-Bueno, ¿qué quieres? -preguntó sin dilación. El shaman bajó la vista a sus pies, a pesar de que la tenue luz apenas sí daba para vislumbrarlos.
-Uh... verás... -comenzó titubeante- ¿Recuerdas la conversación de la cocina? -Anna asintió- Bien, pues... se la conté a Manta ^_^U
Silencio.
-...¿Qué has dicho?
Yoh se estremeció por el tono.
-No te lo tomes a mal, Anni... -mirada glacial-...Anna ^^U
-¿Y entonces qué hago? ¿Bailar una sardana? -una mueca se dibujó en su cara- No sé qué le habrás estado contando, pero intuyo que no viniste sólo por eso.
-Muy suspicaz. Pues en realidad únicamente vine a avisarte de que Manta se estuvo comiendo la cabeza pensando un plan para liarnos.
-¿¡Que Manta QUÉ!? -chilló.
-¡Tranquila! -el shaman se llevó los brazos a la cara intentando protegerse de un posible ataque- De eso quería hablarte. No me parece justo lo que quiere hacer, y... creo que deberías poder elegir tu camino...
La mandíbula de Anna se desencajó hasta alcanzar la longitud de un rollo de papel higiénico desenrollado. Su prometido ni se enteró y siguió a su bola, como siempre.
-...Así que si no quieres, puedo convencer...
-Yoh -interrumpió la itako.
-Sí, dime.
-Cállate.
~~~~~~~~~~~~
-¿Qué nos queda por hacer? -preguntó agotado Horo Horo, secándose el sudor de la frente con el dorso de la mano. Ren sacó la cabeza de debajo del lavabo para contestar.
-Terminar de arreglar el desagüe al que alguien -no miro a nadie- decidió dar una nueva utilidad como manguera... y limpiar la bañera.
-¿Y se terminó? -dijo esperanzado, haciendo caso omiso de la indirecta que le acababan de lanzar.
-Más quisiéramos -suspiró el chino- Queda el tejado por reparar.
-Ay, no...
El joven ainu se inclinó sobre el borde para inspeccionarla. Dios, parecía que nadie la había usado en AÑOS de tanto moho que tenía acumulado. A fin de cuentas, ¿quién usaría una bañera teniendo un lago termal exterior y otro interior?
-¡Mierda! ¡Odio esto! -exclamó Horo Horo al décimo intento de alcanzar con el estropajo una esquina inaccesible y especialmente sucia.
-Idiota, métete dentro -resopló Ren, acercándose.
-No quiero -lloriqueó el otro- Ya la lavé, si me meto, fijo que la ensucio...
-¿En serio?
Los ojos del chino brillaron con malicia. Sin que Horo se diera cuenta, se aproximó a los grifos y se apoyó en uno, casualmente. "¿En serio qué?", inquirió el norteño, aún tratando de acabar con los traicioneros hongos.
-Que si en serio se ensucia tan fácilmente.
-Pues claro que sí, chinito. ¿Se puede saber a qué viene esa pregunta tan estú...?
La mirada de desconfianza del ainu pronto se transformó en una de terror al ver cómo, a cámara lenta, Ren cerraba su puño en torno a la manija del grifo y tiraba de ella. El agua fluyó como cataratas y chocó con fuerza contra la cerámica, echando a perder todo el trabajo del shaman.
-¡¡NOOOOO!! ¡¡AHORA SE LLENARÁ DE CAL!! -Horo Horo gritó desesperado mientras intentaba detener el avance del agua "a mano". Ren disfrutaba como nunca viéndole sufrir de aquella manera, y no se molestaba en ocultarlo: con una mano señalaba al pobrecito ainu, y con la otra se sujetaba la barriga, muerto de la risa. Y no se sabe bien por qué, si fue por un descuido tonto o porque el agua había desbordado, pero el shaman resbaló de repente, y se fue de espaldas contra la bañera. Sus ojos se abrieron en asombro, mientras el agua se elevaba a ambos lados de su cuerpo y arruinaba el trabajo de toda la noche, para luego cerrarse sobre él como la tapa de un ataúd.
-¡¡¡REN!!!
Horo Horo se abalanzó sobre la agitada superficie y metió las manos, que se hundieron hasta los codos, buscando desesperadamente a su amigo. Finalmente lo agarró por el cuello de la camiseta y lo sacó a la superficie. Ren comenzó a toser hasta escupir toda el agua.
-¿¡Estás bien!? -preguntó angustiado el peli-azulado, mientras golpeaba la espalda del chico. Cuando al final consiguió hablar, lo hizo para echarle una bronca:
-¡Lo estaría si un ainu torpe y grandote no me hubiera agarrado del pescuezo para sacarme y luego casi hiciera que mis pulmones salieran a través de mi boca a base de golpes! -tosió- ¡Animal!
-¿¡Qué!? -le miró incrédulo- Oh, bien, para la próxima vez que te caigas a una bañera llena y te golpees la cabeza, dejaré que te ahogues lentamente, a ver qué me dices entonces.
-Idiota, no podré decirte nada, estaré MUERTO.
-¬¬ ¡¡Pues haré que regreses en forma de espíritu y haré contigo la posesión de almas en una escobilla de water!!! ¡Mira, de hecho, voy a probarlo ahora mismo! -y dicho esto, empujó la cabeza del chico dentro del agua y la volvió a sacar. Ren se sacudió furioso, empapando de paso cuanto había a su alrededor.
-¡Imbécil!
Agarró a Horo Horo por los hombros y le atrajo hacia sí para hundirle a él también. Pero claro, ya se sabe lo que suele pasar en estos casos: el susodicho se revuelve, se les va la pinza y acaban los dos calados hasta los huesos, generalmente en posturas poco decentes.
El chino abrió mucho los ojos, y se encontró delante las oscuras e igualmente sorprendidas pupilas del norteño. Éste hizo ademán de querer despegar los labios de los suyos, pero, al igual que los del joven Tao, sus músculos parecían agarrotados.
Se separaron bruscamente.
-Eh... -comenzó Horo Horo dubitativo. Su mirada estaba perdida, distante, y su cerebro no podía encadenar palabras para formar una oración coherente. Cerró la boca.
-Uh... -Ren desvió la vista del shaman y se fijó en el interesantísimo estucado del techo. Y en los goterones que se estaban formando por las numerosas salpicaduras. Tragó saliva.
-Nos hemos cargado todo lo que limpiamos... Vamos a tener que repetir todo desde el principio -dijo.
El ainu miró a su alrededor. Luego al chico.
-¿Tú crees que me importa?
~~~~~~~~~~~~~~~~~
Jun salió de su cuarto sin hacer ruido. Pasando una mano por la pared, se dirigió al cuarto de baño. O por lo menos a donde ella creía estaba el cuarto de baño. Iba contando puertas según pasaba: la de Tamao, la de Manta, la de Pilika -esos ligeros pero insistentes ronquidos eran inconfundibles-, la de Yoh...
"Qué curioso", pensó. "La puerta de Yoh está entreabierta."
Siguió pasando. La de Hao, la de Ren, la de Anna...
"Anda, mira. En la de Anna se oyen ruiditos..."
"..."
o_o
"...Oh, demonios, no es asunto mío."
La china se alejó del cuarto con la color subida, intentando pensar en una canción para distraerse. Puso el volumen al máximo mentalmente.
"Un elefante se balanceaba sobre la tela de una araña..."
La verdad es que se lo debían de estar pasando bien.
"Como veía que no se caía fueron a llamar a otro elefante..."
¿Cuánto hacía ya que ella no se lo "pasaba bien"?
"¡Dos elefantes...!"
La joven taoísta llegó por fin al lavabo... y se lo pasó del despiste que traía. Entró en cambio en el de al lado, el baño donde su hermano y el ainu se supone tendrían que estar limpiando. Abrió la puerta.
............................
"¡¡Treselefantessebalanceabansobrelateladeunaarañacomoveíanquenosecaíanfuero nallamaraotroelefante. Cuatroelefantessebalanceabansobrelateladeunaarañacomoveíanquenosecaíanfueron allamaraotroelefante... Doscientoscincuentayochoelefantessebalanceabansobrelateladeunaarañacomoveían quenosecaíanfueronallamaraotroelefante!!"
Cerró la puerta.
Pestañeó un par de veces.
Y luego salió corriendo hacia la habitación que compartía con su espíritu acompañante, gritando mentalmente que no iba a ser la única mojigata en aquella casa.
~~~~~~~~~~~~~~~
-¡Buenos díaaaaaas! -exclamó Pilika a la mañana siguiente, cuando bajó a desayunar. Y se encontró con un panorama bastante deplorable: la mitad de los presentes no parecían haber dormido mucho, amén de los distintos grados de malhumor con matices de confusión en las caras de Horo Horo y Ren, la cara de felicidad absoluta de Yoh, y el histerismo de Anna, quien no paraba de tirarse de los bajos de la falda verde del uniforme, como si continuamente se le estuviera subiendo.
-¿Qué pasa? -preguntó, sentándose a la mesa con los demás y sirviéndose leche de uno de los botellines destinados a Ren... aunque éste ni se enteró.
-Nada. Nada. -murmuraba Anna para sí, tirándose de la falda- ¿Qué va a pasar? Nada... En absoluto... Nada...
Una gota de sudor descendió por la frente de la peli-azulada. Entonces se dirigió a su hermano.
-¿Y bien? ¿Alguna respuesta inteligente?
Horo Horo miró desganado a su hermana, abrió la boca para contestar, se lo pensó mejor, la volvió a cerrar y se quedó dormido sobre su desayuno. Pilika hizo un par de aspavientos tratando de captar la atención de ALGUIEN, en vano, por cierto. Cada cual siguió a lo suyo, y la chica se quedó sin saber qué les pasaba a todos. Aunque claro, la extraña manera de caminar de Ren atrajo varias miradas suspicaces...
-¿Vamos?
Todos miraron a Manta, algunos más distraídos que otros, quien se había puesto en pie y cogía ya la cartera del colegio. Yoh refunfuñó, Anna se puso en pie sin mediar palabra, y Ren hizo tres cuartos de lo mismo.
-Bueno, hasta por la tarde -se despidió Asakura. Los cuatro abandonaron la estancia calmadamente. Afuera, el chino cogió otro camino para dirigirse a su instituto. Anna, Yoh y Manta fueron por donde siempre, no sin que antes un grito de la chica resonara en la entrada donde quienes no tenían escuela se rascaban -no literalmente- la barriga:
-¡¡Quiero la casa entera cuando vuelva!!
CONTINUARÁ
Vale, lo sé, lo sé, mátenme. Tardé siglos en actualizar, y es una tontería... Y además estoy casi segura de que no me va a dar tiempo a contestar a los reviews, así que me vais a disculpar y los contestaré en el siguiente junto a los nuevos, ¿vale? (Porque me vais a dejar nuevos, ¿verdad? ;_;)
¡¡Deseadme suerte en los exámenes!! Me queda tan solo una semana de clase, después me pondré las pilas con tooooodos mis fics, incluido Media Chapa que lo pienso continuar, y Bratty, a ver cuando empezamos Alcoholicos Anónimos S(h)A(man) XDDDDDDDD
¡Muchas gracias por vuestra paciencia! *reverencia*
~Muchos besitos os mando y muchos reviews quiero a cambio~
-Bueno, ¿qué quieres? -preguntó sin dilación. El shaman bajó la vista a sus pies, a pesar de que la tenue luz apenas sí daba para vislumbrarlos.
-Uh... verás... -comenzó titubeante- ¿Recuerdas la conversación de la cocina? -Anna asintió- Bien, pues... se la conté a Manta ^_^U
Silencio.
-...¿Qué has dicho?
Yoh se estremeció por el tono.
-No te lo tomes a mal, Anni... -mirada glacial-...Anna ^^U
-¿Y entonces qué hago? ¿Bailar una sardana? -una mueca se dibujó en su cara- No sé qué le habrás estado contando, pero intuyo que no viniste sólo por eso.
-Muy suspicaz. Pues en realidad únicamente vine a avisarte de que Manta se estuvo comiendo la cabeza pensando un plan para liarnos.
-¿¡Que Manta QUÉ!? -chilló.
-¡Tranquila! -el shaman se llevó los brazos a la cara intentando protegerse de un posible ataque- De eso quería hablarte. No me parece justo lo que quiere hacer, y... creo que deberías poder elegir tu camino...
La mandíbula de Anna se desencajó hasta alcanzar la longitud de un rollo de papel higiénico desenrollado. Su prometido ni se enteró y siguió a su bola, como siempre.
-...Así que si no quieres, puedo convencer...
-Yoh -interrumpió la itako.
-Sí, dime.
-Cállate.
~~~~~~~~~~~~
-¿Qué nos queda por hacer? -preguntó agotado Horo Horo, secándose el sudor de la frente con el dorso de la mano. Ren sacó la cabeza de debajo del lavabo para contestar.
-Terminar de arreglar el desagüe al que alguien -no miro a nadie- decidió dar una nueva utilidad como manguera... y limpiar la bañera.
-¿Y se terminó? -dijo esperanzado, haciendo caso omiso de la indirecta que le acababan de lanzar.
-Más quisiéramos -suspiró el chino- Queda el tejado por reparar.
-Ay, no...
El joven ainu se inclinó sobre el borde para inspeccionarla. Dios, parecía que nadie la había usado en AÑOS de tanto moho que tenía acumulado. A fin de cuentas, ¿quién usaría una bañera teniendo un lago termal exterior y otro interior?
-¡Mierda! ¡Odio esto! -exclamó Horo Horo al décimo intento de alcanzar con el estropajo una esquina inaccesible y especialmente sucia.
-Idiota, métete dentro -resopló Ren, acercándose.
-No quiero -lloriqueó el otro- Ya la lavé, si me meto, fijo que la ensucio...
-¿En serio?
Los ojos del chino brillaron con malicia. Sin que Horo se diera cuenta, se aproximó a los grifos y se apoyó en uno, casualmente. "¿En serio qué?", inquirió el norteño, aún tratando de acabar con los traicioneros hongos.
-Que si en serio se ensucia tan fácilmente.
-Pues claro que sí, chinito. ¿Se puede saber a qué viene esa pregunta tan estú...?
La mirada de desconfianza del ainu pronto se transformó en una de terror al ver cómo, a cámara lenta, Ren cerraba su puño en torno a la manija del grifo y tiraba de ella. El agua fluyó como cataratas y chocó con fuerza contra la cerámica, echando a perder todo el trabajo del shaman.
-¡¡NOOOOO!! ¡¡AHORA SE LLENARÁ DE CAL!! -Horo Horo gritó desesperado mientras intentaba detener el avance del agua "a mano". Ren disfrutaba como nunca viéndole sufrir de aquella manera, y no se molestaba en ocultarlo: con una mano señalaba al pobrecito ainu, y con la otra se sujetaba la barriga, muerto de la risa. Y no se sabe bien por qué, si fue por un descuido tonto o porque el agua había desbordado, pero el shaman resbaló de repente, y se fue de espaldas contra la bañera. Sus ojos se abrieron en asombro, mientras el agua se elevaba a ambos lados de su cuerpo y arruinaba el trabajo de toda la noche, para luego cerrarse sobre él como la tapa de un ataúd.
-¡¡¡REN!!!
Horo Horo se abalanzó sobre la agitada superficie y metió las manos, que se hundieron hasta los codos, buscando desesperadamente a su amigo. Finalmente lo agarró por el cuello de la camiseta y lo sacó a la superficie. Ren comenzó a toser hasta escupir toda el agua.
-¿¡Estás bien!? -preguntó angustiado el peli-azulado, mientras golpeaba la espalda del chico. Cuando al final consiguió hablar, lo hizo para echarle una bronca:
-¡Lo estaría si un ainu torpe y grandote no me hubiera agarrado del pescuezo para sacarme y luego casi hiciera que mis pulmones salieran a través de mi boca a base de golpes! -tosió- ¡Animal!
-¿¡Qué!? -le miró incrédulo- Oh, bien, para la próxima vez que te caigas a una bañera llena y te golpees la cabeza, dejaré que te ahogues lentamente, a ver qué me dices entonces.
-Idiota, no podré decirte nada, estaré MUERTO.
-¬¬ ¡¡Pues haré que regreses en forma de espíritu y haré contigo la posesión de almas en una escobilla de water!!! ¡Mira, de hecho, voy a probarlo ahora mismo! -y dicho esto, empujó la cabeza del chico dentro del agua y la volvió a sacar. Ren se sacudió furioso, empapando de paso cuanto había a su alrededor.
-¡Imbécil!
Agarró a Horo Horo por los hombros y le atrajo hacia sí para hundirle a él también. Pero claro, ya se sabe lo que suele pasar en estos casos: el susodicho se revuelve, se les va la pinza y acaban los dos calados hasta los huesos, generalmente en posturas poco decentes.
El chino abrió mucho los ojos, y se encontró delante las oscuras e igualmente sorprendidas pupilas del norteño. Éste hizo ademán de querer despegar los labios de los suyos, pero, al igual que los del joven Tao, sus músculos parecían agarrotados.
Se separaron bruscamente.
-Eh... -comenzó Horo Horo dubitativo. Su mirada estaba perdida, distante, y su cerebro no podía encadenar palabras para formar una oración coherente. Cerró la boca.
-Uh... -Ren desvió la vista del shaman y se fijó en el interesantísimo estucado del techo. Y en los goterones que se estaban formando por las numerosas salpicaduras. Tragó saliva.
-Nos hemos cargado todo lo que limpiamos... Vamos a tener que repetir todo desde el principio -dijo.
El ainu miró a su alrededor. Luego al chico.
-¿Tú crees que me importa?
~~~~~~~~~~~~~~~~~
Jun salió de su cuarto sin hacer ruido. Pasando una mano por la pared, se dirigió al cuarto de baño. O por lo menos a donde ella creía estaba el cuarto de baño. Iba contando puertas según pasaba: la de Tamao, la de Manta, la de Pilika -esos ligeros pero insistentes ronquidos eran inconfundibles-, la de Yoh...
"Qué curioso", pensó. "La puerta de Yoh está entreabierta."
Siguió pasando. La de Hao, la de Ren, la de Anna...
"Anda, mira. En la de Anna se oyen ruiditos..."
"..."
o_o
"...Oh, demonios, no es asunto mío."
La china se alejó del cuarto con la color subida, intentando pensar en una canción para distraerse. Puso el volumen al máximo mentalmente.
"Un elefante se balanceaba sobre la tela de una araña..."
La verdad es que se lo debían de estar pasando bien.
"Como veía que no se caía fueron a llamar a otro elefante..."
¿Cuánto hacía ya que ella no se lo "pasaba bien"?
"¡Dos elefantes...!"
La joven taoísta llegó por fin al lavabo... y se lo pasó del despiste que traía. Entró en cambio en el de al lado, el baño donde su hermano y el ainu se supone tendrían que estar limpiando. Abrió la puerta.
............................
"¡¡Treselefantessebalanceabansobrelateladeunaarañacomoveíanquenosecaíanfuero nallamaraotroelefante. Cuatroelefantessebalanceabansobrelateladeunaarañacomoveíanquenosecaíanfueron allamaraotroelefante... Doscientoscincuentayochoelefantessebalanceabansobrelateladeunaarañacomoveían quenosecaíanfueronallamaraotroelefante!!"
Cerró la puerta.
Pestañeó un par de veces.
Y luego salió corriendo hacia la habitación que compartía con su espíritu acompañante, gritando mentalmente que no iba a ser la única mojigata en aquella casa.
~~~~~~~~~~~~~~~
-¡Buenos díaaaaaas! -exclamó Pilika a la mañana siguiente, cuando bajó a desayunar. Y se encontró con un panorama bastante deplorable: la mitad de los presentes no parecían haber dormido mucho, amén de los distintos grados de malhumor con matices de confusión en las caras de Horo Horo y Ren, la cara de felicidad absoluta de Yoh, y el histerismo de Anna, quien no paraba de tirarse de los bajos de la falda verde del uniforme, como si continuamente se le estuviera subiendo.
-¿Qué pasa? -preguntó, sentándose a la mesa con los demás y sirviéndose leche de uno de los botellines destinados a Ren... aunque éste ni se enteró.
-Nada. Nada. -murmuraba Anna para sí, tirándose de la falda- ¿Qué va a pasar? Nada... En absoluto... Nada...
Una gota de sudor descendió por la frente de la peli-azulada. Entonces se dirigió a su hermano.
-¿Y bien? ¿Alguna respuesta inteligente?
Horo Horo miró desganado a su hermana, abrió la boca para contestar, se lo pensó mejor, la volvió a cerrar y se quedó dormido sobre su desayuno. Pilika hizo un par de aspavientos tratando de captar la atención de ALGUIEN, en vano, por cierto. Cada cual siguió a lo suyo, y la chica se quedó sin saber qué les pasaba a todos. Aunque claro, la extraña manera de caminar de Ren atrajo varias miradas suspicaces...
-¿Vamos?
Todos miraron a Manta, algunos más distraídos que otros, quien se había puesto en pie y cogía ya la cartera del colegio. Yoh refunfuñó, Anna se puso en pie sin mediar palabra, y Ren hizo tres cuartos de lo mismo.
-Bueno, hasta por la tarde -se despidió Asakura. Los cuatro abandonaron la estancia calmadamente. Afuera, el chino cogió otro camino para dirigirse a su instituto. Anna, Yoh y Manta fueron por donde siempre, no sin que antes un grito de la chica resonara en la entrada donde quienes no tenían escuela se rascaban -no literalmente- la barriga:
-¡¡Quiero la casa entera cuando vuelva!!
CONTINUARÁ
Vale, lo sé, lo sé, mátenme. Tardé siglos en actualizar, y es una tontería... Y además estoy casi segura de que no me va a dar tiempo a contestar a los reviews, así que me vais a disculpar y los contestaré en el siguiente junto a los nuevos, ¿vale? (Porque me vais a dejar nuevos, ¿verdad? ;_;)
¡¡Deseadme suerte en los exámenes!! Me queda tan solo una semana de clase, después me pondré las pilas con tooooodos mis fics, incluido Media Chapa que lo pienso continuar, y Bratty, a ver cuando empezamos Alcoholicos Anónimos S(h)A(man) XDDDDDDDD
¡Muchas gracias por vuestra paciencia! *reverencia*
~Muchos besitos os mando y muchos reviews quiero a cambio~
