Dos corazones unidos por la muerte
Jyn.EXE: ¡Hola! Esto se podría decir que es la secuela de "Cabello azul y rosado". En fin, ojalá os guste.
-¿Joven Horo-Horo?- preguntó una delicada y temerosa voz. El panorama es horrible. Había cuerpos esparcidos por todo el suelo; cada uno estaba ensagrentado a más no poder. Claramente se veían los cuerpos de Len Tao, Yoh Asakura y Ryu. La única figura en pie era la de Horo-Horo. Pero no estaba en un muy buen estado; tenía heridas por todo el cuerpo y no dejaba de sangrar por la frente y esta le llegó a los ojos, así nublandole la vista. Su ropa estaba desgarrada y su camisa casi desecha. Pero por nada se rendiría.... Con tal de proteger a Tamao Tamamura. -Hao. por nada del mundo voy a caer.- dijo Horo-Horo.
-Vaya, vaya.. así que este chico va a morir protegiendo a una bella chica, ¿eh?- dijo Hao Asakura en un tono burlón.- nunca creí que un shaman fuera a morir por algo tan absurdo.
-A lo que llamas absurdo para mí es lo más valioso en la vida.- gritó Horo muy furioso.
-Si, claro, lo que digas, insignificante chico.- agregó Hao en el mismo tono de voz.
-¡¡Desgraciado!!- gritó más que enojado el chico y trató de hacer su posesión de objetos; pero le fue imposible ya que el espíritu del fuego atrapó a Horo con su mano, si es que se le puede llamar mano. El espíritu del fuego empezó a apretar el cuerpo de Horo. El preso soltó un gran grito de dolor que sorpendió hasta al mismo Hao. A lo lejos, Tamao observaba la situación más que aterrada. Ver como Horo-Horo era torturado de esa forma era escalofriante. Si había algo que ella detestaba, era ver sufrir a Horo- Horo. Armándose de valor, dio un paso de valor y gritó con todas sus fuerzas:
-¡¡Señor Hao, deje a Horo-Horo en paz!!-
-¡¿Q-qué dijiste, niña insignificante?!- exclamó Hao bastante molesto.
-¡¡Que lo deje en paz!!- gritó de nuevo la valiente Tamao Tamamura.
-¿Así que crees que me puedes detener?- murmuró Hao.- eso ya lo veremos.- y dicho esto, el espíritu de fuego agarró a Tamao con bastante fuerza. Ella sólo soltó un grito más agudo que el de Horo-Horo. Pero a pesar de la situación en la que se encontraban no dejarían de resistir. Pasaron varios minutos sin que se dieran cuenta. Ya que con el dolor, pierde uno la noción del tiempo. Horo-Horo trató de liberarse, pero era en vano. Él volteó a ver a Tamao. estaba inconsciente. o quizá muerta. Horo-Horo tenía que hacer algo, y rápido. Pero entonces ambos fueron soltados. Los dos cayeron al suelo, rebotando un poco debido a la altitud. El chico de las nieves se arrastró lo más rápido posible hacia Tamao. Ella no reaccionaba. Horo gritaba el nombre de ella una y otra vez, pero nada.
-¿J-joven Horo-Horo?- susurró Tamao lo suficiente como para que el chico reaccionara.
-¡¡Tamao!!- exclamó Horo. Él logró arrodillarse con mucha dificultad y con sus brazos hizo que Tamao se apoyara en su pecho. Ella sólo sonreía forzadamente sabiendo que no duraría mucho tiempo con vida. Su cuerpo estaba desecho y sangraba por doquier. Su lina cara se había transfigurada a una llena de dolor. Ella apenas podía respirar. Horo-Horo empezó a soltar varias lágrimas incontenibles; pero Tamao sólo le limpió las lágrimas pasando delicadamente la mano con mucho esfuerzo. Antes de que Horo-Horo pudiera articular una palabra ella susuró:
-Lo amo, joven Horo-Horo.- y dicho esto, su mano cayó indicando que había muerto.
-¡¡No!! ¡¡Tamao!! ¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!- gritó Horo. Su corazón había sido destrozado en más de mil pedazos. Su vida. su amor. su todo. había muerto. Nunca encontraría a una chica tan linda, tan tierna, tan educada. tan tímida, más que nada. Y aunque lo hiciera. no sería igual. Ese cabello rosado. esos verdes ojos. esa blanca piel. ese sonrojamiento que tanto le agradaba. No pudo contener las lágrimas, fueron tantas, que le nublaron la vista aún más. Intentó ponerse de pie, pero de nada sirvió; le era imposible.
-Si quieres seguir vivo, ríndete.- dijo Hao, quien estaba frente a Horo- Horo.
-Púdrete, maldito.- trató de gritar el chico de cabello celeste, pero no pudo debido al estado en el que se encontraba. Pero entonces, ocurrió lo inesperado. Horo-Horo sintió el suelo temblando bajo sus pies. Al principio creyó que era un terremoto, pero no, ya que algo con una silueta parecida al gran espíritu del fuego, emergió bajo Horo-Horo.
Jyn.EXE: ¡Hola! Esto se podría decir que es la secuela de "Cabello azul y rosado". En fin, ojalá os guste.
-¿Joven Horo-Horo?- preguntó una delicada y temerosa voz. El panorama es horrible. Había cuerpos esparcidos por todo el suelo; cada uno estaba ensagrentado a más no poder. Claramente se veían los cuerpos de Len Tao, Yoh Asakura y Ryu. La única figura en pie era la de Horo-Horo. Pero no estaba en un muy buen estado; tenía heridas por todo el cuerpo y no dejaba de sangrar por la frente y esta le llegó a los ojos, así nublandole la vista. Su ropa estaba desgarrada y su camisa casi desecha. Pero por nada se rendiría.... Con tal de proteger a Tamao Tamamura. -Hao. por nada del mundo voy a caer.- dijo Horo-Horo.
-Vaya, vaya.. así que este chico va a morir protegiendo a una bella chica, ¿eh?- dijo Hao Asakura en un tono burlón.- nunca creí que un shaman fuera a morir por algo tan absurdo.
-A lo que llamas absurdo para mí es lo más valioso en la vida.- gritó Horo muy furioso.
-Si, claro, lo que digas, insignificante chico.- agregó Hao en el mismo tono de voz.
-¡¡Desgraciado!!- gritó más que enojado el chico y trató de hacer su posesión de objetos; pero le fue imposible ya que el espíritu del fuego atrapó a Horo con su mano, si es que se le puede llamar mano. El espíritu del fuego empezó a apretar el cuerpo de Horo. El preso soltó un gran grito de dolor que sorpendió hasta al mismo Hao. A lo lejos, Tamao observaba la situación más que aterrada. Ver como Horo-Horo era torturado de esa forma era escalofriante. Si había algo que ella detestaba, era ver sufrir a Horo- Horo. Armándose de valor, dio un paso de valor y gritó con todas sus fuerzas:
-¡¡Señor Hao, deje a Horo-Horo en paz!!-
-¡¿Q-qué dijiste, niña insignificante?!- exclamó Hao bastante molesto.
-¡¡Que lo deje en paz!!- gritó de nuevo la valiente Tamao Tamamura.
-¿Así que crees que me puedes detener?- murmuró Hao.- eso ya lo veremos.- y dicho esto, el espíritu de fuego agarró a Tamao con bastante fuerza. Ella sólo soltó un grito más agudo que el de Horo-Horo. Pero a pesar de la situación en la que se encontraban no dejarían de resistir. Pasaron varios minutos sin que se dieran cuenta. Ya que con el dolor, pierde uno la noción del tiempo. Horo-Horo trató de liberarse, pero era en vano. Él volteó a ver a Tamao. estaba inconsciente. o quizá muerta. Horo-Horo tenía que hacer algo, y rápido. Pero entonces ambos fueron soltados. Los dos cayeron al suelo, rebotando un poco debido a la altitud. El chico de las nieves se arrastró lo más rápido posible hacia Tamao. Ella no reaccionaba. Horo gritaba el nombre de ella una y otra vez, pero nada.
-¿J-joven Horo-Horo?- susurró Tamao lo suficiente como para que el chico reaccionara.
-¡¡Tamao!!- exclamó Horo. Él logró arrodillarse con mucha dificultad y con sus brazos hizo que Tamao se apoyara en su pecho. Ella sólo sonreía forzadamente sabiendo que no duraría mucho tiempo con vida. Su cuerpo estaba desecho y sangraba por doquier. Su lina cara se había transfigurada a una llena de dolor. Ella apenas podía respirar. Horo-Horo empezó a soltar varias lágrimas incontenibles; pero Tamao sólo le limpió las lágrimas pasando delicadamente la mano con mucho esfuerzo. Antes de que Horo-Horo pudiera articular una palabra ella susuró:
-Lo amo, joven Horo-Horo.- y dicho esto, su mano cayó indicando que había muerto.
-¡¡No!! ¡¡Tamao!! ¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!- gritó Horo. Su corazón había sido destrozado en más de mil pedazos. Su vida. su amor. su todo. había muerto. Nunca encontraría a una chica tan linda, tan tierna, tan educada. tan tímida, más que nada. Y aunque lo hiciera. no sería igual. Ese cabello rosado. esos verdes ojos. esa blanca piel. ese sonrojamiento que tanto le agradaba. No pudo contener las lágrimas, fueron tantas, que le nublaron la vista aún más. Intentó ponerse de pie, pero de nada sirvió; le era imposible.
-Si quieres seguir vivo, ríndete.- dijo Hao, quien estaba frente a Horo- Horo.
-Púdrete, maldito.- trató de gritar el chico de cabello celeste, pero no pudo debido al estado en el que se encontraba. Pero entonces, ocurrió lo inesperado. Horo-Horo sintió el suelo temblando bajo sus pies. Al principio creyó que era un terremoto, pero no, ya que algo con una silueta parecida al gran espíritu del fuego, emergió bajo Horo-Horo.
