- ¿Por qué lo llama cadáver, Sr Potter? – Preguntó con curiosidad el anciano.
- Ya no tiene vida, Sr. Dumbledore. – Contestó fastidiado. La edad le estaba afectando los sentidos a su antiguo profesor.
- No tiene vida para usted, Sr Potter. Pues, yo la veo con vida.
- ¡Está usted demente! No respira, no siente... está más pálida que la nieve y más fría que el hielo.
- Si no siente, ¿por qué dice usted que está fría? Presuntamente, al no sentir... no tendría que experimentar nada, ¿verdad?
- Me está sacando de quicio, Sr. Dumbledore.
- Será porque a su forma de ver, élla ya no posee vida. No posee sentimientos ni sensaciones. La odia con toda su alma por no haberle tenido en cuenta y no haberla amado como usted hubiera suplicado tanto. ¿Será eso? – Se paralizó ante las palabras sabias del anciano. Él continuó, con una ligera sonrisa. – Élla lo tuvo en cuenta, y también sufrió por usted. Aquí mismo, está respirando agitadamente, casi ha dado la vida por usted. Puede ser que sea amistad profunda. Pero una amistad sostenida por el amor oculto. Élla no quería mirarlo y usted no quería hablarle. ¿Cuántos años han sido así? Desde que salieron de Hogwarts...
- ¿Es... es verdad? – Susurró Potter con dificultad, inclinándose ante el cuerpo extendido. - ¿Es verdad que está respirando? – El profesor asintió con una ligera sonrisa en su rostro. Y Hermione se la devolvió. Albus se inclinó un poco para que sus ojos estuvieran a la misma altura.
- Has tenido miedo de la realidad, querido Harry. Tus ojos te engañaron. Ahora dime, ¿por qué los dejaste que te engañasen? – Harry dudó un instante y luego bajó la vista hacia el cuerpo lleno de heridas que había a su lado. Quiso gritar de impotencia. Quiso... hacer muchas cosas, pero no tenía el valor suficiente para hacerlas. Abrazó durante un instante a su antiguo director de Hogwarts, en forma de agradecimiento. Luego, se volteó hacia aquel cuerpo.
Se inclinó lentamente, admirando el rostro agotado y sus cabellos manchados por sangre. La acarició despacio la mejilla y luego se estimuló a sí mismo a continuar. Observó durante unos instantes aquellos labios tibios que habían sido su perdición durante largos años. Ahora tenía la oportunidad.
La besó. Muchas veces había besado, pero no recordó ninguna como aquella. Su presión interna primero le jugó en contra, no permitiéndole liberar el sentimiento cálido que sentía por aquellos labios. Pero esta vez no se dejó esclavizar por las cadenas de los recuerdos. Esta vez... Forcejeó privadamente para permitirse amar, y para lograr demostrarlo. Que no fuera un beso seco y frío. Ir más allá de sus frialdades y temores. Ir más allá de las ilusiones para transformarlas en una realidad.
Y antes de que pudiera terminar de luchar contra las imposiciones, percibió como aquella que en sus pesadillas lo miraba con odio e indiferencia y en sus sueños con un sentimiento que pensó que jamás sería correspondido, comenzaba a experimentar sus labios y ayudarlo a dejarse llevar por el momento. Y al abrir sus ojos almendrados en ese instante, pudo ver como élla tenía sus esmeraldas ligeramente abiertas fijados en su rostro, contemplándolo mientras sutilmente le correspondía la caricia de sus labios.
Pero llegó un momento que élla tuvo la necesidad de alejarse de el por la falta de oxígeno en sus pulmones. Tosió un momento, tosió una sustancia rojiza. El pudo sentir la mirada preocupada de Albus Dumbledore en la joven, y no era para menos. Sus ojos almendrados lucían una sombra oscura en sus profundidades y una mueca de dolor era visible en su rostro. Rasguños leves decoraban su rostro pálido. Y las demás heridas graves que ostentaban sus brazos y piernas no tenían que ser tomadas a la ligera. Harry no pudo contener nuevamente sus lágrimas, al pensar que élla estaba así por su causa.
- Lo lamento muchísimo, Hermione... Por mi culpa estás en ese estado... – Sollozó cubriendo su rostro con sus manos frías nuevamente, no pudo ocultar sus lágrimas.
- No seas necio, Harry. – Dijo firmemente. Su voz que hacía años el no escuchaba, le hizo estremecer por lo madura e insensible que parecía. Pero una sensación relajante le recorrió cuando volvió a ver su sonrisa despreocupada y optimista, sus ojos destellando a pesar de las sombras de la noche. Y ella también le ofreció su sonrisa, deseando también poderle transmitir relajación.
- Hermione... – Acarició su rostro con timidez. – Por favor... Discúlpame.
- ¿Por qué, Harry?
- Por ser tan dominado por las cadenas. Quiero liberarme, Hermione... Quiero ser sincero con mi alma, con mi corazón y contigo, Hermione... – Vaciló un momento. No era fácil declarar algo que llevabas ocultando tantos años. No era fácil. Y su vacilación intranquilizó a Harry, quien comenzaba a preocuparse. – Te amo, Hermione Granger. – Esas simples palabras demostraban tanto y a la vez nada. Cerró los ojos para no ver la cara de su antigua amiga en Hogwarts. No quería que la realidad se convirtiera en pesadilla. No quería...
Pero contra lo que el esperaba, experimentó como unos tibios labios se acercaban paulatinamente, dudando si era lo correcto en ese momento. Sintió su respiración, su aliento en su cuello durante un instante. Fue subiendo lentamente hasta encontrarse con sus labios. Hasta encontrarse con su perdición.
Allí la besó como solamente él podría haber llegado a hacerlo. La conquistó con sus movimientos suaves y calculados, le deleitó con su aroma y su cercanía y la dominó con su pasión, con su amor secreto durante tantos años, tantos meses, tantas semanas, tantos días...
Cariño. Amor. Ternura. Calidez. Dulzura. Suavidad. Apasionamiento.
Luz, Alegría, Dignidad, Vida, Tranquilidad, Sueño, Esperanza, Paz...
Una brisa sacudió los cabellos de ambos durante largos segundos. Al voltearse a ver, Harry se dio cuenta que Dumbledore había desaparecido de su lado para dejarlos solos, supuso. Le volvió a agradecer interiormente.
- Yo también te amo, Harry Potter. – Murmuró Hermione en su oído, tomándolo de sorpresa. Le sonrió dulcemente y le suplicó con los ojos que no dijese más. Y sus labios se volvieron a aproximar por tercera vez en aquella noche, en aquella inmensa oscuridad de recuerdos.
~ Fin ~
