CAPITULO CINCO

STAGE

Puedes respirarlo. En todos lados.

El cambio.

Y es imposiblemente tangible, tanto que no necesitas esconderte en la puerta de esa cafetería; algo ridículo considerando que las puertas son de vidrio, y que para hacerlo, tienes que ponerte en cuclillas porque de otra manera estas dando un espectáculo que al menos merece una cena y unos cuantos Gin Tonic, y solo establezco el punto, muchas gracias.

Como decía, no es muy cómodo, estar en cuclillas afuera de dicha cafetería, sobre todo cuando la clientela va saliendo (obviemos la parte de entrando) y te dan con el canto de la puerta sobre tu naturalmente hermosa nariz, cayendo de tal manera que un mocoso de cinco años le dice a su padre que tu ropa interior es del mismo color de...

En fin.

Iba yo, Luisa Lane, la reportera más hermosa y sagaz de este vejestorio de ciudad, y de pronto ¡Puf!, (En ese momento, metafóricamente hablando, muchas gracias) veo hacia el parque, curiosamente desolado, bueno casi, y ahí estaba, mi adorablemente insípido compañero (cuando se digna a aparecer por la ciudad y se deja de salvar gatitos de arriba los árboles), paseando con su habitual actitud de perrito perdido. Solo que en ese pequeño instante, no había nada de perdido en él. Condensado en el aire. Encontrado. En fin.

Clark Kent.              

Clark Kent y Lex Luthor. Conversando en un parque, oliéndose en el aire. ¿Hay alguna razón por la cual debiera importarme?. Pero ese jamás ha sido el punto.

Clark Kent y Lex Luthor en el parque. ¿Alguna vez han tenido instantes de claridad?. Cambio. El momento en que sabes, sabes, que algo esta ocurriendo o va a ocurrir y será. Grande. Flash back blanco iridiscente, descendiendo por la usualmente inútil cordura. Instantes donde todo encaja. Claridad. Momentos en que sabes que estas presente a absolutos, aunque no lo sean, como el poder. Como el odio...

Conocí a Clark, caminando por el tedio gris de una existencia que jamás pudo tocarlo. Sin jamás pertenecer al instante en el cual se desenvolvía, como una luz que se resistía a morir aunque él se hubiera dado por vencido, y lo sé, mis metáforas son una mierda. Muchas personas dirían que cada uno tiene lo que desea. Solo que no siempre es así, al menos no con él. Y he visto piezas, cayendo a veces en los lugares correctos, otras no pero en el parque, ojos encendidos, Dios, tan desnudo. Todo encaja.                                                                                                                                                                                                                               

Es casi proverbial el hecho de que sea en un prosaico parque, en donde soy capaz de ver ese elefante púrpura del cual Chloe se ha estado escondiendo todos estos años. El amor puede destruir todo.

Lex Luthor. Lex.  El gran hombre, sonriendo. Tan vivo, intenso. Tanto que es posible oír los latidos. Pero Clark no luce impresionado, y me pregunto cuantas veces lo habrá visto así, cuantas veces él ha provocado dicha reacción, y deben ser varias, porque Dios. Costumbre.

Tan heridos.

Tan cubiertos de sí mismo, tanto. En ese segundo, antes de hablar, de reconocerse, de rodearse, casi sin mascaras, y es, Dios, es de lo que están hechas las... sí, claro. Pero es... a veces solo debes ver, realmente ver, detenerte. Y hay rumores en los pasillos, miradas en las fiestas, en donde se refriegan amantes y sonrisas vacías, y tanto en ellas. Tanto. Pedro. Chloe. Mirándose con tanta intensidad. Tan heridos, Dios, tan maltratados por una guerra de la cual nadie jamás podrá saber o participar. Nadie lo desearía, porque esas guerras aniquilan todo. Todo. Y nunca vales mas que un suspiro dentro de ellas. Y Dios, pobre Chloe. Elefantes y recuerdos de fotos y Nowheresville.

Realmente no es mi día. Me levanto porque nadie merece tanta muestra de calidad... estúpidos zapatos de mierda.

           

CAFETERÍA.

- Define libertad.

- ¿Pasear en paz por el parque?… Solo.

- ¿Me pregunto a que viene eso?- pondero-…Hmm. Inocencia. Sonrío de pronto. Sucio. Sexy. Perfecto- Dime Clark, ¿vienes aquí a eso?.

- Déjame considerarlo… Sí.

- Solo quería estar seguro. ¿Vas a comer esa galleta?.

- Sí.

- No haces mas que preguntar- aclaro su garganta dramáticamente- Lex- imito el tono suave, caramelo tibio, de Clark a la perfección y este solo movió la cabeza. Uno de los talentos escondidos que recordaba con claridad. Inusual en su implementación- ¿qué haces aquí?, ¿Qué quieres?, ¿Dónde lo quieres?, ¿Qué haz hecho estos años?, ¿Cómo era tu vida antes de Smallville?, ¿Cómo es ahora?, ¿Qué sucedió con Satán, también conocido como tu padre?.

- ¿Qué...

- ¿Ves?. El reportero en acción- tan cansado. Debió haber dormido un poco. Brandy y analgésicos siempre serán una buena mezcla.

- No es el reportero quien pregunta, solo alguien que intenta mantener su sanidad mental. Podría ser contagioso.

- No se puede cuidar lo que nunca has tenido- un Luthor no necesita.

- Pareces feliz.

- Boca sucia.

- Me asusta.

- No. Solo te excita.

Y Clark no quería saber. No quería caer. No quería volver a sentir ningún tipo de curiosidad sobre su personalidad oscura y contradictoria. No quería saber sobre la vez en que a sus doce años, una chica lamió ese pequeño nudo en la parte baja de su cráneo; ni quería imaginárselo en esas fiestas en el Penthouse de los Luthor con nueve años, escondido en la pieza de los abrigos. No quería saber sobre la mirada vacía de algún enemigo perdido, después de suministrarle heroína, ni quería saber sobre la colección de objetos que habían pertenecido a Alejandro Magno, ni sobre lo divertido de acosar a Bruce Wayne en cada fiesta, porque Dios sabe que el hombre necesita un buen polvo.

Haha. Los engaños de la conciencia. Luisa Lane y los ojos abiertos.

Embebidos en la imagen, tacto, paladar y alma, porque nada es mas dulce que ver a alguien como Lex Luthor abrir su pequeña y perfecta boca y observar la perdida de todo sentido excepto del hombre frente a él... es. Increíble. Impensable. Satisfactorio, de esa forma en que todo tiene su momento, y cada ironía acerca de mi último artículo y mi encuentro con esos estúpidos activistas pro defensa de las pieles y sus estúpidos huevos rancios... Ok, el punto, sí. Clark y su rostro abierto. Entregando cada pedazo, cada emoción, cada aliento, como si no tuviera nada que perder, y es... incesante, la forma en que Luthor parece, beber de eso. Cada paso, cada inflexión, cada vez que sus ojos se pierden en el horizonte, y los espacios se vuelven inconmensurables. Cada perdida de concentración, y es, ¿celos lo que veo?. Lo tienes mal Luthor. De nuevo, satisfactorio, merecido.

Lex Luthor y las charlas incesantes, jamás importantes.

Debe ser interesante.

Dejarse ir.

DIEZ MINUTOS DESPUÉS.

- Mutatis Mutandis.

- Mutandis mi abuela.

- No tienes una.

- Podría tenerla.

- ¿Alf?.

- Eres tan duro Lex.

- No tienes idea.

- Y eso fue vulgar.

- Luthor- corrigió.

- … Cuando llegue el momento de la dominación mundial. Serás el primero que tendrá que rendirle cuentas a mi abuela.- Lex sonriendo. Pequeñas victorias.

- Mutatis Mutandis.

- Un hombre es lo que es, lo que cree.

- Un hombre puede reinventarse.

- ¿Y cuanto tiempo pasa sin que se te reviente en la cara esa re invención?.

- ¿Cuánto tiempo pasa sin que te aburras de lo que eres?.

- Aburrirse de sí mismo no es mas que otra forma de auto adoración.

- Hmm.

- Céntrate en ti, abúrrete, ódiate.

- Mi cuerpo es mi templo- ronroneo.

- Ja.

- Gracias.- Lex levanto la taza.- como sabrás, solo aporto ideas.

- Hmm.

- Mutatis Mutandis. El hombre se reinventa cada día, se llama evolución.

- Disfraces.

- Soy optimista.

- Eso veo.

- ¿Sorprendido?.

- ¿Tendría?.

- Soy tan predecible- se quejo.

- Hmm.

- ¿Cualquiera diría que te aburre mi compañía?.

- Cualquiera diría… tu crees en la reinvención, yo creo en que no puedes esconder la mierda que llevas dentro.

- Tu crees en la línea recta.

- ¿Por qué tendría que ser eso recto?. Lex, ¿no me dirás que la superioridad de la raza humana te importa aun?.

- Solo la mía… Construimos comunidades.

- Ha, sí, tu, y tus pequeños monumentos.

- Clark… estoy herido- ronroneo. No era justo, realmente no lo era. Que alguien pudiera hacer eso y no ser enjuiciado. Un segundo. Dos. Clark sonrío. Realmente ese era un mal habito que nunca pensó contraer de nuevo.

- Me lo pones demasiado fácil.

- Intento hacerte feliz. Amen de otras cosas.

- Intentas mucho Lex.

- Oh, no tienes idea- divertimiento.

- Y aquí estas…

- Intentando- sonrío.- ¿Cuánto tiempo mas estaremos aquí bebiendo café, mientras te decides a venir conmigo?.

-

- Puedo darte cosas que ni siquiera te has admitido necesitar.

- ¿Cómo andamos por casa?.

- Que puedo decir, soy una prostituta barata.

- Hmm.- asintió. Diez minutos- Deja de mirarme así.

- ¿Así como?- inocente.

- Midiéndome.

- Oh, mi error. Cenaras conmigo.

- No.

- Vendrás mañana.

- Ya no vendré.

- Es la tercera vez.

- La tercera es la vencida.

- Así dicen. Alejandro Magno tenía mas suerte.

- Alejandro Magno y Hepifastion. Reiterativo hasta para ti,  Lex.

- Estoy mas cerca que ayer de la grandeza.

- ¿Por qué necesitas tener todo?.

- Porque puedo.

- Que hay de desafío en eso.

- ¿Quién lo pregunta?- replico inocente. Me consumo.

- Lo pregunta el alienígena que puede molerte las costillas.

- De alguna manera dudo que tus instintos conmigo sean esos.

- De alguna manera dudo que sepas algo sobre mis instintos.

- Pero aquí estas, recién duchado. Deberías considerar ese largo de cabello - Seda y sexo.

- Gee, ¿me pregunto que querrá decir eso Lex?.- él sonrió encantador pero no había nada de eso en sus ojos. Hambre.

- ¿Que tu cabello luce igual de bien?. ¿Te levantaras ofendido Clark?. ¿Me arrojaras en la cara el mancillamiento de tu honor?. Veras, yo podría comprar tu honor- Clark se levanto.

- Me levanto tarde. Y de alguna manera, creo que tu defensa sería mi perdición. Veras, malos antecedentes en… - Sintió un pequeño ruido y volteo.

- ¿Qué pasa?.

- … Nada, supongo- se encogió de hombros.

- Ven a la fiesta.

- ¿Para que?.

- Para que uses ese esmoquin que compraste sin razón.- un latido. Dos. Tres. Etc.

- Todo tiene una razón,- lo miro impaciente- tu obsesión con mis esmóquines también.

- Touché.

- Deja de averiguar esos detalles estúpidos.

- Deja de pretender que no te agrada.

- Deja de pensar que volveré contigo y que nos revolcaremos solo porque lo dices.

- Si fuera por eso Clark, no estaríamos aquí.

- Si fuera por eso…

- Si fuera por eso. - lo corto- Pero en realidad, esto del cortejo me agrada. Quien iba a imaginarlo.

- ¿No es toda tu vida una forma de persuasión?. ¿Negocios?. ¿Sexo?. ¿Existencia?.

- Eso duele- y otra vez con el ronroneo.

- Deja de escarbar aquí, no hay nada...

- Deja de pretender que en ese mismo instante no saltarías al otro lado de la mesa- señalo a la entre pierna del periodista y Clark le envío una mirada de odio.

- Deja de pretender que te interesa.

- No sabes de lo que soy capaz. 

- Ouch.- coloco su chaqueta- Me siento tan aislado del mundo en este momento.

- Ven esta noche.

- ¿Y?.

- Recordaremos viejos tiempos que nunca dejaremos envejecer.

- No tiene objeto.

- Todo cambia con el esmoquin apropiado.

- ¿Todo cambia con la reinvención?.

- Chico listo.

- Adiós Lex.

- Entonces, ¿ te veo esta noche?- se burlo. Un Luthor no ruega.  Clark no respondió y salió de la cafetería. Otra vez ese ruido. Lex lo escaneó por la ventana y llamó a su guardaespaldas- revisa la zona de nuevo. Vigilen a Kent hasta su casa.

- Sí señor.- tanto por la defensa del honor. Sonrío. Un hombre en la esquina noroeste guardo una cámara de vídeo. Cincuenta metros detrás de él, otro hizo lo mismo.

- Terminó de beber su café, preguntándose porque se sentía tan nervioso. Ha, ¡sí!. La emoción de la caza. Sonrío. Obviamente Clark no iría… Hmm, ¿qué hacer?.. Ha, inventar otro compromiso al cual no pueda evitar… compromiso con esmoquin.. Gee, Lex, eres un genio… entonces, será Ramírez. Ha. ¡La caza!. Se pregunto si el hombre instalado en el tercer piso del edificio del frente habría sacado las fotos suficientes. Divertimiento.

Puedes respirarlo. En todos lados.

¿Acaso Clark sabe la probabilidad de encontrarse con Luthor en un parque?. Debe saberla. No se ve impresionado. Y eso es... Chloe me lo había contado, esos tiempos, en los cuales Lex Luthor se sentaba en alguna cafetería de segunda trabajando en algún proyecto, abandonado al segundo en el cual cierto adolescente con sonrisa bordeando tonta, se sentaba frente a él como si no hubiera nada más normal que sentarse a charlar con Alexander Luthor, el heredero billonario local. Lo que prueba mi teoría de que todo se paga en esta vida Luthor. Quien lo hubiera imaginado de Luthor, y Clark no lo ve, realmente no, ni siquiera Luthor lo hace, no completamente, y es curiosamente tierno. Y es imposible mirar hacia otro lado, o pararse afuera de la puerta. Pero su instante, es su escena y nosotros solo los extras. No creo que algo exista afuera de esos momentos. Que sé, son perfectos en su poder. Sexo en el aire, asfixiante. Denso. Ondulándose, haciendo que en cada lugar solo existan los segundos en que coexisten.  Y es algo de lo que solo lees, pero que es real. Y me pregunto si Chloe aceptara una taza de café, y si algún día mi prima tendrá a alguien que le ofrezca una que valga la pena, porque Dios, tan heridos, pero es su escena, su momento, como miles de otros. Pero es real. Y es de ellos. Y es que es difícil a partir la vista del amor.

Luisa Lane reanudó su paso.

Tanto por una taza de café.

CONTINUARA