CAPITULO OCHO

HOLLOW

JAPÓN. RESTAURANTE KOBE. TRES HORAS DESPUÉS.

El deseo guía, mata, controla. El deseo crea, destruye, impulsa. El deseo cambia, y muestra la verdadera naturaleza del hombre. El deseo define.

Digno hijo de su padre. Una vez que el mesero se alejo, Daniel dejó que Lex lo estudiara con su habitual actitud de desgano. Estaba habituado a ella. La extrañaba. Tal vez hacia todo más fácil. Lex se pregunto si alguna vez Daniel tendría alguno de esos momentos de claridad que tango amenazaban con descuartizarlo últimamente. Con lo que veía frente a él, lo dudaba. Había sido divertido mientras duro. Lo mismo podría decirse de su hermana.

- Encantador trabajo el de Jerry- observó con aprobación.

- Frank siempre nos sorprende.

- Mi padre envía sus saludos.- eso saco una sonrisa casi genuina.

- Muchos padres me han… saludado, este último tiempo.

- Imagina eso- paso la mano por su cabello. Negro.

- ¿Qué puedo decir?.- rieron brevemente- ¿Y como esta tu esposa?.

- Viva.

- Desafortunado Daniel.

- Así es. Pero nunca he sido un hombre de suerte.

- ¿Cuánto le queda a tu padre?… ¿Diez, doce meses?.

- Con suerte, siete. Aun no entiendo la decisión de dejar al tuyo con vida.

- Oh, gajes del oficio.

- ¿Un momento de debilidad?. Ya sabes lo que se dice.

- La presunción es un arte Daniel… pero solo eso- lo corto. Su voz suave. Elegante. Daniel no creía haber escuchado una voz tan amenazadora en mucho, mucho tiempo. Ni siquiera en el hombre con el cual había estado conversando hace unos días. Divertimiento.

- No pretendo herir tu modestia.

- Créeme, hace falta mas que eso.

- He notado una leve desmejora en las proyecciones de crecimiento de LexCorp para este año.

- ¡Oh!- sonrió burlón.

- No todo es así, Lex.- sonrío con humor mientras bebía un poco de agua. Daniel se perdió en ese gesto un segundo y luego se re enfoco, Lex sonrío triunfante. Daniel respiro hondo- Ustedes los Luthor, y sus monumentos- movió la cabeza en fingido gesto de desaprobación.

- Honestamente Daniel, tu opinión en esa materia sigue siendo tan refrescante como siempre- Daniel sonrió. El humor colándose por sus ojos verdes. Además siempre le gusto la forma en que Lex decía su nombre. Tal vez demasiado. Ese había sido su error. El precio de ese error, había sido casi todo el patrimonio familiar… y parte de algo que él ingenuamente pensó poseer.

- Celebrando tu negocio con Makyo, supongo.

- Supones bien… ¿alguna nueva propuesta Daniel?.

- ¿Tu apartamento o el mío?.

- ¿Qué hay en mi, que hace pensar a la gente de esa forma?- su voz inocente, hizo que Daniel se atragantara en el vaso, riendo.

- ¡Oh!, No lo sé Lex.

- … Primero negocios y luego veremos- y esta vez si era gracioso.

LEXCORP. PENTHOUSE. 0CHO HORAS DESPUÉS.

Daniel se encamino hacia al ventanal (¿no es eso especial).  Lex lo siguió un segundo después.

- Deberías pensar en tu pequeña vida Daniel.- se sintió magnánimo. Se alerto contra eso de inmediato- Cualquiera diría que no tienes propósito.

- No seas rudo, Lex. ¿Asegurar mi posición?. ¿Tener los hijos que dicta el testamento?. Tu guía siempre ha tenido un valor incalculable para mí…

- … Pelear las guerras en las que si tienes alguna oportunidad.- finalizo. Puso las manos en los bolsillos de su pijama, la luz tintineando en su piel, haciéndola brillar en el amanecer. Se quedó admirando la vista. El Penthouse dominaba la ciudad, con una vista de 360°. El sol. Templándolo. Confortándolo. Sonrío ante su uso mental de palabras. Piel casi iridiscente, definiendo los músculos. Y, quitaba el aliento. Daniel respiró profundo.

- … Te asombrarías de las potencialidades- resoplo suavemente ante eso. Asombrado de lo inocente que Daniel podía llegar a sonar cuando se lo proponía.

- Tengo vagas ideas. - lo miro un segundo y volvió a concentrarse en la vista.- Faetón solo quería la grandeza. No hay nada de malo en ella.

- La voluntad del poder.

- El deseo… Legado Luthor. Historia barata, no preguntes.

- Hmm- fingió pensar- Ok.- sonrío. Ahora sabía la razón, la real, por la cual se había alejado del joven. Increíble. Aun conociéndolo por ocho años, Daniel no tenía idea de lo que enfrentaba. Eso lo puso en alerta, leves descuidos. Leves desganos, si no se cuidaba… ha, Clark. Realmente es una buena vista. Tristeza, ¿puedes creerlo?. Se freno de pronto, notando como el otro hombre seguía hablando-... sabes lo que se espera. El heredero Luthor… el niño malcriado- Algún día debería traer a Clark. Solo por la vista... sí, Lex. Sí.

- Enfant terrible.

- Yep.- oh, oh… mala idea ahí Alexander. Realmente mala. Sonrió volteando hacia Daniel.- ¿adonde iras ahora Daniel?.- Mirada casi soñadora. Mirada casi de espera. Oh, Daniel, eres tan evidente.

- ¿Por qué?.

- Te llevare a cenar. Ya sabes, los viejos tiempos, una cena y un boleto para que te largues elegantemente de algo en lo que no tienes porque estar.

- Lex. Estas volviéndote viejo.- trazo la línea de su pecho y Lex lo miró con calma. Ni una señal de afectación. No por primera vez, Daniel se sintió maravillado y a la vez herido.

- No… simplemente cansado de comer en estos restaurantes.

- ¿Tu pequeña ciudad?.

- Claro- sonrío.

- Por los viejos tiempos…- se acerco y con calma y destreza, beso a Lex. Luego se fue a vestir… sí, por los viejos tiempos, pensó Lex. Estas con vida por ellos.

CONTINUARA