- Capítulo 1 -
- De regreso en Tokio-
Minami abrió los ojos. Se había quedado dormida como de costumbre, y sus sueños no habían sido lo que podría llamarse "normales". Piedras mágicas, nigromantes, hechiceros... vaya imaginación. ¿Sería acaso tanta televisión?...
- ¿Vamos a una casa o a un departamento?- inquirió Kenji emocionado
- ¿Otra vez lo mismo?... Casa... Ca-sa... grábatelo en la cabeza... - respondió su hermano Koichi de mala gana
- Y no a cualquier casa- añadió sonriente Karin
La familia Fujiyama solía vivir en Osaka, pero debido al nuevo empleo del señor Akira debían mudarse a Tokio. Minami se limitó a mirar nostálgicamente por la ventana. Claro que era una casa espacial, la casa de sus padres.
Minami era huérfana. Sus padres habían fallecido poco después de que ella nació, en un trágico accidente. Desde entonces vivía con sus tíos Akira y Azumi. La señora Azumi era hermana del señor Junichi, el padre de Minami. Estaba casada con Akira Fujiyama, quien trabajaba en una empresa de computación. Tenían tres hijos, Koichi, Kenji y Karin. Koichi era el mayor con veintitrés años, asistía a la universidad de medicina y era muy responsable. Koichi era más parecido a su padre, tenía ojos castaños y cabello claro. Era algo reservado y muy inteligente. Karin tenía veintidós años, trabajaba como reportera y en su tiempo libre asistía a clases de cocina. Como su hermano tenía ojos castaños, pero el cabello más oscuro. Era sumamente curiosa y siempre estaba al tanto de todo lo que ocurría en el mundo del arte y la farándula. Kenji era el menor de los hermanos con 15 años. Asistía a la secundaria, aunque prefería jugar videojuegos antes de acercarse a estudiar. Era algo inquieto y curioso pero solía ser muy agradable.
Minami sabía poco sobre sus padres. No acostumbraba a preguntar y nadie a contarle, así que no había mayor información del tema. Su madre era marroquí y había conocido a su padre cuando este andaba de vacaciones en Fez. Ambos se habían enamorado y se habían casado poco tiempo después de conocerse. Además de Minami habían tenido otra hija, Mai. Minami siempre se preguntaba cómo sería su vida si sus padres continuaran vivos. Pero ya habían pasado 18 años desde su muerte... simplemente debía conformarse con lo que el destino tenía preparado para ella.
Y mientras Kenji y Koichi discutían sobre los últimos mangas* que habían leído, Minami se dedicó a pensar en todo lo que dejaba atrás. La tía Azumi notó la melancolía en su sobrina y le preguntó:
- Minami, ¿Te sientes bien?
- Sí tía... ^_^ gracias - respondió Minami con una sonrisa poco convincente
- ¡Arriba el ánimo!- exclamó Karin sonriendo. Todos la miraron algo extrañados y ella se excusó diciendo- Minami no debes apenarte... piénsalo bien.. ¡Tokio está lleno de detectives guapos y atractivos como Shinichi Kudo o Saguru Hakuba!... Y Kid el ladrón fantasma siempre se aparece en Tokio... ^_^
Minami y Karin soltaron unas risitas mientras que Koichi resopló moviendo pesadamente la cabeza. Si no era hablar de Heiji Hattori, un detective de Osaka era soportar los constantes comentarios sobre los detectives de Tokio.
- Y si los aman tanto.. ¿Por qué no se casan con ellos?- murmuró Kenji al mismo tiempo que pensaba que eso ni en sus sueños sería posible.
- ¡Claro! Genial idea... J yo me quedo con Hattori-kun y con Hakuba-kun. Y tú Minami puedes quedarte con Kudo-kun y con Kid...
- ¡Fantástica idea!- sonrió Minami divertida.
Las dos soltaron más risitas y Koichi se limitó a un suspiro. Kenji no pudo evitar reírse de su soñadora hermana.
- Y bueno... esos detectives... ¿Tienen dinero? :-D - comenzó a decir el tío Akira al mismo tiempo que 5 pares de ojos lo miraban molestos como tratando de decirle que era un comentario fuera de lugar- Pero muchachos... ¡Piensen en la crisis económica! - se excusó
"Para ti todo es una crisis" murmuró la tía Azumi mientras suspiraba.
Cuando llegaron a la que sería su nueva casa el sol ya se había puesto y una brisa fresca agitaba las hojas de los árboles. La dirección de la casa era 19/2 B calle Beika. Cuando los chicos bajaron del automóvil quedaron asombrados. La casa era muy grande, tenía dos pisos y un jardín muy amplio lleno de gincos y cerezos. Tenía un tejado puntiagudo, de color naranjo y no muy alto. Las paredes eran de color claro. La puerta de la casa era grande y alta, con pequeños adornos de oro en sus bordes.
- Vaya casa... si es que la palabra casa sería una definición correcta- dijo Kenji alegremente mientras observaba cada detalle.
- No se compara con la casa de Osaka- murmuró Koichi... se nota que a la empresa del tío Junichi le iba muy bien...
- Sí... -
Minami bajó la mirada. Por alguna extraña razón a su mente llegó el recuerdo de una tarde de primavera, una brisa suave y miles de pétalos de flores perfumando el aire. Cuantos misterios guardaría aquella casa...
Al entrar notaron que seguían las sorpresas. Había un largo corredor de paredes de colores suaves. Todas estaban llenas de cuadros de marcos dorados: cuadros de mujeres árabes, hombres, lugares exóticos, los desiertos y bosques, y muchas cosas más. Había cuatro puertas distribuidas a lo largo del corredor. Dos a la izquierda y dos a la derecha. Una de las puertas comunicaba al baño, el cual era de paredes de tonalidades azules y bellos azulejos. La segunda puerta de la izquierda daba a la cocina que, sin duda poseía un estilo japonés notable.
La primera puerta a la izquierda conectaba a un salón muy misterioso. Las paredes estaban revestidas por un papel tapiz oscuro y las cortinas eran de terciopelo negro. Había estantes llenos de libros, inciensos, velas, cajas y estatuillas extrañas. En un rincón de la habitación había una pequeña mesa con dos sillas. Lo que llamó la atención de los chicos fue una extraña esfera de cristal que se hallaba sobre la mesa. En ella tenía talladas unas palabras, decía así:
Para ver tu futuro en una flor de jazmín, y ver el tiempo en una lluvia de luz, cuando el sol se apague, la noche caiga y la luna se pierda en un brillo azul... Habla estrella de la tarde y ve...
Koichi y Kenji dijeron que lo más posible era que fuese un simple juguete o tal vez un adorno. Minami, al contrario, sintió que aquella esfera de cristal encerraba un misterio muy importante. Algo que la conectaba con alguien que se había perdido hace años atrás en su corazón. Era tan extraño...
Salieron de la extraña habitación y entraron a la segunda puerta. Era una sala de estudios. La sala estaba repleta de estantes de libros, todos grandes e increíblemente ilustrados. Era fabulosa la cantidad de libros que había, la gran mayoría estaban en japonés aunque había muchas novelas y enciclopedias en inglés. Había unos cuantos libros en árabe y unos pocos en español. En una esquina había varios sillones para sentarse mientras uno estaba leyendo.
- ¿Podemos subir nuestro equipaje?.... tengo sueño- Kenji reprimió un bostezo- ¿Sí?
- Claro cielo ^_^ - le contestó su madre mientras tomaba sus maletas-
- Y podríamos elegir las habitaciones también...
La casa contaba con muchas habitaciones. Por lo que supusieron el tío Akira había mandado a remodelar la casa, ya que nadie la había usado durante años. Las habitaciones de Kenji y Koichi quedaban al final del corredor del segundo piso, mientras que la de Karin y Minami quedaba al comienzo.
Su habitación era fantástica. Habían dos camas, una de sábanas rojas y cojines carmesí, y la otra de sábanas celestes y almohadones azules. Sobre las mesitas de noche habían lámparas con adornos de cristal. En un rincón de la habitación había un tocador de caoba y ornamentos dorados. Minami abrió con curiosidad los cajones del tocador. Para su sorpresa estaban repletos de joyas, collares, anillos, perfumes y pañuelos de colores. Karin se acercó al armario y contempló todo tipo de ropas, desde pijamas hasta largos y elegantes vestidos.
Karin miró asombrada la habitación. Tenía el característico aura árabe de la tía Jade.
Minami se recostó en la cama y fijó su vista en la fotografía que se encontraba sobre la mesa de noche. Karin también se percató de ella y comenzó a observarla con detalle. Había tres parejas en la fotografía. Un hombre alto, de cabello negro y ojos azules sonreía al lado de una joven muy bella, de ojos azules y cabello claro. La segunda pareja estaba compuesta por un hombre más joven de ojos castaños y cabello negro, junto a él se hallaba una joven -quien sin duda era árabe- de ojos verdes y cabello oscuro. Había a su lado un chico de unos profundos ojos azules y cabello castaño. A su lado sonreía una mujer de ojos verdes y cabello oscuro, y el que debía ser su esposo era un hombre de ojos azules.
- Pero mira que sorpresa.. Son Yusaku y Yukiko Kudo- dijo Karin señalando a la primera pareja
- ¿Los padres de Shinichi Kudo?...
- Sí... Yusaku es un escritor de renombre y Yukiko fue reconocida como la mejor actriz y la más bonita cuando tenía sólo veinte años- comentó Karin quien contaba con mucha información- Oh mira... ¿esos no son tus padres?..
Minami asintió con nostalgia. Sí, eran sus padres, Junichi Hoshibara y Jade Zahara. Cuanto deseaba haberlos podido conocer...
- Aaah... - Karin sonrío con picardía- Mira quien ese chico... a que no te lo imaginas
Minami miró otra vez la fotografía y no pudo evitar sonrojarse. Era él..
- Así es querida prima... ^_^ Es tu noviecito Kaito...
- ¡No es mi novio!- chilló Minami sonrojándose aún más- Él sólo fue.. mi amigo nada más ^_^"
Minami bajó la mirada. Kaito... ¿Qué sería de él?. Dónde estaría, cómo se encontraría... Ya debía tener veintiún años, seguramente estaría estudiando en la universidad.
"Dejen de parlotear" decía Koichi quien al parecer estaba intentando dormir. Karin y Minami comenzaron a hablar en voz más baja.
- En fin... aquel hombre es Toichi Kuroba... el padre de Kaito, él murió hace dieciocho años...
- Eso lo sé- musitó Minami
El señor Kuroba había fallecido hace dieciocho años, en un espectáculo de magia, el mismo en el cual estuvieron los padres y la hermana de Minami. Pero... ¿Acaso no era mucha casualidad?...La fotografía, la esfera de cristal.. ¿Cuál sería el misterio de todo aquello?
Al día siguiente Minami despertó temprano en la mañana. Miró su reloj: las seis de la mañana con treinta minutos. Temprano si se tomaba en cuenta que se había dormido alrededor de la media noche.
Minami se duchó y se vistió. Nadie despertaba aún así que decidió bajar a curiosear por la casa. Recorrió el primer piso con interés, aunque no encontraba nada nuevo. Tenía el presentimiento de que algo se escondía en esa casa, y no era cualquier cosa.
Se dirigió hacia al salón que le había atraído tanto, aquel de aire esotérico. Abrió la puerta silenciosamente y entró. Por un segundo tuvo la impresión de que alguien la estaba vigilando pero se convenció de que no era nada más que un producto de su imaginación.
Se sentó en una de las sillas que estaban junto a la esfera de cristal. Inspeccionó esta atentamente deteniéndose a contemplar hasta el más mínimo detalle pero no pudo encontrar nada que le sirviera de ayuda. Algo desilusionada se levantó y comenzó a registrar los estantes de libros. Todos estaban relacionados con el Tarot, la astrología, la adivinación entre otras cosas. Llamó su atención una pequeña caja de madera. Sobre la tapa tenía tallados un sol, una estrella y una luna. En la cerradura decía "Himitsu" (secreto)
Buscó el tomo de la enciclopedia correspondiente.
- Se... Secre... Secreto... aquí está- dijo Minami- "Lo que cuidadosamente se tiene reservado y oculto". "Despacho de las causas de fe, en las cuales entendía..." aah no creo que esto sea de ayuda- suspiró Minami y al bajar la mirada se percató de que había una llave pegada a la página- Esto es...
Despegó la llave con cuidado y la analizó cuidadosamente. Era de plata, pequeña y plana. Guardó el tomo de la enciclopedia junto con los demás libros y se acercó la cajita de madera. La llave encajó perfectamente en la cerradura. Al abrir la caja encontró un sobre muy grueso. Era viejo, quizás de unos 15 años... incluso más. La abrió con cuidado y encontró una carta que decía:
"Para mi hija Ai Hoshibara, de Jade Zahara".
*Manga: nombre que se da a las revistas de comics en Japón.
