CAPITULO SIETE
EPILOGO
FOUND
~The man of tomorrow is forged by his battles today ~
OCHO AÑOS DESPUÉS
Buscando, siempre buscando. Sudor en su frente. Sigue adelante, sigue, no te detengas, es... tan seguro. Hay latidos a su alrededor, y todo esta oscuro, y nada, nada se detiene, y él desearía que por un instante, uno, todo dejara de... Respiro en cada vida. Despertó con el sonido del teléfono.
Estoy en cada lugar.
Tan perdido. La importancia de ser Lex.
Buscando, siempre buscando. Tratos bordeando en lo ilegal, momentos en el destino de alguien. Escuelas privadas en Suecia y navidades rodeados de mármol y frió. Juguetes y risas. Algunas.
Las flores mueren por ti
Hay texturas en el dolor. Densas y absorbentes, te recuerdan que estas vivo. Lex tomo una de las pastillas y... solo. No.
Me consumo sin ti.
Puede sentirlas bajo la lengua, sabor familiar, poderoso, como la sangre cuando sabes apreciarla. Y es. Es, es estar con vida. Solo.
Estoy en cada segundo que tu nombre me reza.
Puedes correr por siempre, Lex lo ha estado haciendo, es solo que, un Luthor es un Luthor y a veces los imposibles son las únicas razones para la existencia.
Recordándolo sobre una cama, entrelazados en su mente. Único instante de plenitud. Todo. TODO.
Clark.
Así que coloco su chaqueta, y camino hacia la cocina. Risas acalladas saludándolo. Solo costumbres.
- Gabriela- saludo.
- Señor Luthor.
- Padre, ¿adonde vas?- ¿era esa su voz?. Tanta letanía.
- A caminar.
- ... – Adam solo arqueo una ceja.
- ¿Se supone que eso es irónico?- sonrisas incomodas, pero casi reales. Casi.
- Tengo once años, dame tiempo. ¿Quieres palomitas de maíz?.
- ¿Quién las hizo?.
- Yo-Lex resoplo suavemente.
- Entonces... no- sonrió dirigiéndose a la puerta.
Casi un alivio el que Adam tuviera que volver a la academia. Luthor. Sonrió y... sorpresa, sorpresa, se dirigió hacia el sitio de siempre.
Estoy en cada palabra que pronuncias.
Y todo era un sueño. Y en el sueño hasta podía sentir los olores que rodeaban los cuerpos. En el sueño, estaba cubierto de olores. Los olores indicaban presencia, la presencia indicaba vida. ¿Podría ser entonces que él estuviera vivo?. Esperanzas vanas. Esperanzas escogidas.
Llagándote
Él podía sentir, podía, los halitos de cada día, el entretiempo recorriendo las horas, rasgando las venas, haciéndolo creer, Dios, creer. Así que tomo esos pequeños caminos, y esas pequeñas razones y esas frases de su padre, "Ningún Luthor ha peleado en ninguna guerra", porque no es ahí donde se crea la historia, las cicatrices solo traían recuerdos rancios y pruebas de vasallaje frente a una voluntad externa, y un Luthor era un Luthor, utilizando la historia, fundándola, instituyéndola y de paso intimidar a la gente lo suficiente para poder encerrarse en la habitación de los abrigos. Además, solo bastaba con las guerras en casa. Mas divertidas. Subió al auto y se dirigió al único lugar en donde podía encontrar algo de paz.
Voy a matar al ángel.
Y es difícil, aun cuando no debería, entender, Dios, saber, que en realidad nunca tuvieron el valor, ni padre ni hijo... en cierto sentido, una lección de humildad. Su padre habría muerto de la risa si ya él no lo hubiera asesinado.
Cada vez que sucumbas.
Y era casi sintomático, que cada vez que pensara en guerras, batallas, y razones solo su imagen se emergiera en la memoria. Interminable. El sabor de la victoria es envolvente. Pero todas las imágenes son engaño, o así se había querido convencer.
Cada vez que te doblegues.
Él conoce su corazón. Sus razones y caminos; Es solo que saber y aceptar a algunos le llevan minutos y a él, bueno, dieciocho años.
Cada vez que me niegues.
Estaba de vuelta en la ciudad. Él. Luchando contra el crimen en el traje más odioso que pudiera imaginarse. Y Dios, él ya debería haber superado la amargura de ser ignorado. No muy bueno para su imagen de hombre de negocios corta gargantas, pero, Hey. Él conoce su corazón, sabe que o destruirá este mundo y a él, o hará algo que ningún Luthor ha hecho antes.
Voy a deshacer los caminos que me conducían a Dios.
Días y noches pasaron sin cesar. Estúpido, pero real. Miles de horas respirando en su cuello. CADA. VACÍO. DÍA. El perdón no debería doler tanto, la necesidad no debería ser tan fácil de concebir. Y ahí estaba, recordando instantes de conexión, pestañas cubiertas de luz, sudor refrescando su piel, y sueños tomando una mano. Y es tan oscuro, acostumbrado. Leve en todo, menos en su potencia, nunca suficiente, nunca demasiado, nunca colmado, no al menos en los instantes en que diálogos inútiles disfrazaban el día a día. Felicidad. El viento en la cara.
Y a reemplazarlos por tus dedos sobre la cobija.
Y es necesario parar, contener el dolor, saludar a su hijo y tratar de no cometer los errores, pero cometiéndolos de igual modo, y ese lugar debe estar repleto... si.
Me llevare tu aliento cada noche.
Aun puede sentir su voz. Miel y helado estremeciendo la piel. Cada. Maldito. Día. Y es estúpido sentir ira porque alguien no tomo tu mano ni te oyó llorar, cuando... cuando ha sido la única persona que lo ha hecho. Y eso duele, maldición, pero también excita. Colma. Y cuando estira la mano aplastado por pesadillas compartidas desde aquella cierta noche en un viejo castillo... nadie la toma. Y es estúpido, que siga haciéndolo.
Las luces me abandonan.
Él conoce la historia, toda esa pusilanimidad que no es otra cosa que la expresión de la típica megalomanía del hombre. Él conoce a Santo Tomas, y conoce lo que significa la perdida. Pero la vida es lo que es, vives en ella, trasciendes o no, aun si en tu sangre esta el germen del hombre que planeo su propia muerte a manos de su hijo. Sabes, estoy orgulloso de ti, Lex. Gracias padre, cuando quieras. Parte de él esta seguro de que si estuviera vivo, tendría un vaso de brandy en la mano y brindaría por la debilidad, orgulloso, aunque sin aceptar nunca plenamente el porque. No es necesidad. Es deseo. Y el amor quiebra. Pocas personas lo amaron como Lionel (estiro la mano cada noche, lo sabes, en algunas de ellas, estuviste ahí, y la tomaste, y él sonrió como siempre quisiste... cuanto tiempo, padre). Y un Luthor no comparte.
En la misma pequeña esquina, robando tus latidos.
Clark atado, el emblema en la espalda. No olvides a quien perteneces. Y apuesta a que Clark sabe a quien se refería. Es en esos sueños en los que recuerda leyendas japonesas de almas en gesto de pago y uniones mas alla de los tiempos. Estúpida historia... Siempre fue mas listo.
Sé que puedes sentir el sabor de mi boca, recorriendo.
La historia se repite, o quizás solo la naturaleza humana, la historia solo hecho, pero la historia esta hecha por humanos padre, y los errores son esperados. Anhelados dirían algunos, el caos produce evolución, siempre lo ha hecho. El hecho de que ningún Luthor haya peleado en alguna guerra quizás sea sintomático del estado de tu estirpe, ¿y no es esa una gran aseveración?. La gente necesita de la evolución, hasta un Luthor... Pero si lo haces, Lex. Aun así, en reuniones con tazas de café, su encanto se ve levemente disminuido, y es que no puede engañarse, se necesita... motivo. Impulso. Razón. Sangre. Y la historia se repite, pero solo para los que no tomaron el riesgo. Siempre se pregunto si su padre reconocería lo endeble de su discurso. Igual que el suyo. Un Luthor, es un Luthor y hay pocas guerras que valgan la pena. Pero las hay.
Él quiere creer en eso.
Lo necesita.
Me arrancare de cuajo tu ausencia.
Madre, tanto años bajo tu memoria. Tantos. Irrevocables pero eficientes. Un Luthor es un Luthor, Lionel. Nada más.
Seguro.
Nunca debiste enseñarme a odiar... madre. Puedo destruir este mundo por miles de razones. Son las otras las que persigo. Un Luthor es un Luthor y es un Luthor, y Lex se pregunta cuando mierda se aferró en memorias de una madre inescrutablemente muerta en vida, alejándose de sueños y viviendo halitos a través de su hijo. El heredero. El cambio. El futuro. Solo otro niño más. Humildad, humildad. Falta de humildad. Es todo lo que tienes. Es lo que nos dejo en esto, padre. Si no, no habría otra explicación por la cual el aburrimiento y la auto referencia de un clan mal nacido hicieran que... gane... lo sé... esta en todos lados. Puedes matarte cuantas veces quieras en mi memoria, y él siempre estará ahí para resucitarme... patético, patético, pero real. Todo lo que siempre temí. Tan claro y evidente. Y es que es difícil, padre, es difícil, aceptar tal poder en otro que no lleve nuestras venas... egoísta. Tu muerte y discursos grandilocuentes me marcan, pero no me definen... ya no más. Ya no, nunca, ya no, jamás. Soy lo suficientemente valiente para verlo... seguro.
Ja.
Elección.
Y sueña.
¿Crees que has ganad, Alexander?.
Sueño contigo cada noche, piel dorada, voz suave. Ningún amante podría igualar la fuerza contenida, inquieta y desafiante. Y no lo busco.
Ojos que atrapan todo, y cada día me pregunto si no fue salvación sino un acto de humildad el esposar mi alma a tus pupilas. Un nuevo comienzo. Razones e impulsos y razones. La historia es la historia, él tendría su lugar, había excedido en cualquier aspecto a cualquier Luthor previo. Imperios y escándalos, mutismos y ambigüedades, sonrisas. Pero estaba el deseo y eso no muere nunca, y lo sabe, lo sabe, que no es el mismo deseo que impulso a su padre, simplemente porque el estaba mas aterrado de lo que Lex jamás admitió estar, y del miedo a la ira y el odio, ni siquiera son pasos, sino alientos. Y los alientos mueren.
Me arrancare de cuajo la perdida.
Aun puede sentir el aliento de su padre. Aun puede visualizarlo en algunas de las conversaciones que sostiene con su hijo. Y cuando este le pregunta por el tío Clark (porque veras, ojos), Ojos Lex. Cazan por siempre), puede sentirlo en su sangre, instando a la negación de los impulsos, a la negación del caos que conlleva, pero ahora esta esa otra parte, más confusa, pero más suya, desatada ocho años antes, algo que ni su madre, ni Lana ni una línea o alguna pastilla habían logrado desatar, pero que empezó a revelarse cuando su hijo tomo su dedo con fuerza. Su nombre es conciencia, y su color de ojos es verde, azul y gris.
Me arrancare de cuajo tu rendición.
Y viviré.
El destino es todo lo que tenemos.
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Corriendo, siempre corriendo, excepto porque ya no lo hacia. Al menos no en días de semanas. Coloco los pies sobre la mesa y dejo que la luz de la tarde lo cubriera. Hasta Superman necesitaba un respiro de vez en cuando, ¿Y no era ese una muestra de la poca creatividad de Luisa?. Realmente, quizás algún día se lo diría, si es que era lo suficientemente valiente para soportar estoicamente los lamentos, acusaciones y golpes. Mensajes. Chloe estaba bien, era lo extraño de las reconciliaciones. Nunca reales, al menos no para él, y es que... padre. Kal El, hijo de Jor el, y las respuestas por las cuales hubiera matado cuando tenia quince años, y creía que una respuesta directa era equivalente a la verdad.
Había renunciado a todo, no mas trabajos de periodismo, no mas reportajes, y ahorros de años, mas algunos... aciertos, le permitan vivir como un alienígena de clase media. Padre estaría orgulloso. Hasta estaba pensando en la posibilidad de poner una cerca blanca... definitivamente.
Después de un rato, se dirigió hacia el ventanal con una taza de café en la mano. Inquietud. Cristalina. Chloe, en la mesa junto a su madre, tratando de ultimar los detalles acerca de su nueva… identidad. Él conoce su corazón, y este le dice que deje de correr, pero conocer y aceptar no son lo mismo. Un chico puede intentar.
Y esta el vacío, vuelos en medio de la noche, dormir, comer, propósitos que no lo son y otros que nunca dejaran de serlo. Recuerdos. Puentes. La fe es un arte, milagro a veces intermitente, a veces infecundo, pero siempre finita y eso, duele. Y estas vivo. Es un riesgo que esta dispuesto a correr. Por él mismo.
Y es Lex, y los tratos ambiguos, mutismos y desangramientos. Era la búsqueda, de pertenencia, de ilusión, de fe. Toda su vida viendo las flores crecer, para que un día se diera cuenta de que no importaba nada. Nada. Ver y mirar, Clark.
Pero el anhelo seguía ahí. ¿Vergonzoso?, Sí, ¿inevitable?, Ciertamente, ¿necesario?, No. Buscando, siempre buscando, en este hermoso mundo que no era suyo, él era Clark, kal El. Miles de caras para un solo rostro y era difícil la aceptación de sus debilidades. Era humano. Dejo el suelo y se elevo. Sabia el camino de memoria.
Así que en ese momento, en el que sus pies se posaron sobre el puente, recuerdos de estremecimientos, miedos y cicatrices cerniéndose como siempre, y ahora podía verlo. El instante de reconocimiento, y luego el miedo, y Dios, Lex siempre había sido tan benditamente inteligente, perceptivo, y él era solo un chico, pero Lex, Lex lo había visto. Y de pronto las miradas cobran sentido. Y es miedo. Y es humano.
Y se puede, realmente si se puede, ir día tras día, resucitando los lamentos, encaminándolos a través de las venas, rociándolos con alientos y palabras y frases acerca del mundo malo que quita toda brisa de identidad, un mundo que no es el suyo, una vida que no es la suya, y adonde ir... desde aquí. Hacia adonde. Y quien haría ese viaje, ¿el chico abandonado al lado de una nave espacial en medio de un maizal?, ¿El joven envuelto en la calidez de un hogar y palabras acerca de la vida, y directrices acerca de la gente buena y trabajadora, y la no tanto... o Clark Kent, perdido en recuerdos, en heridas del pasado que nunca fueron solo suyas, pero que asumió como propias porque era más fácil, camino conocido, ansiado, confortablemente doloroso?. O él. Existente. Tanto como el camino hacia un sótano y una nave, hacia las últimas reminiscencias de un mundo que jamás había conocido, pero que le pertenecía, porque era el último, y por una maldita vez, hubiera deseado ser... ¿Otro?, ¿Merecedor?, ¿Un error de calculo?. Bla, bla.
Podía ir día tras día, día tras día, día tras día, y no encontrar más respuestas que sus propios y ancianos lamentos y laberintos y cálculos muertos. Sobre quien era, quien había sido, quien habría querido ser, y toda esa basura que conlleva la negación. La identidad es un estado de gracia que no convive a menudo entre nosotros. La voz de Jor El, a lo lejos, colándose en su memoria. Kriptonia y sus paisajes de hielo y sol tibio, Kriptonia y sus Oh, tan románticos lazos de amor para la eternidad... y él que pensaba que la levitación en una cama y la Oh, sorpresiva conexión de Lex con sus memorias y pesadillas en aquella cama de Escocia solo eran otro día más. Cuando solo era otra alma. Prosaico hasta para él. Y jamás había sido de otro modo. No desde aquel día en el río. Lo supiera o no Lex estaría en su espíritu por siempre. Malditos kriptonianos y sus rituales. Y tal vez nunca fue acerca de quien era, sino que hacer sobre eso, o tal vez esos poderes, y rayos y centellas y toda la demás mierda, solo retraso lo evidente. Kal El hijo de Jor El, Clark Kent hijo de Martha y Jon. Clark... Lex... todo había sido más fácil. Nadie daría los pasos mas que él, nadie creería en sus ojos mas que él. Tal vez Lex... tan, tan necesitado. Pero... importante y trascendental, pero no inexpugnable. No... inextinguible. Y todo era fe, creencia y pasos. Y todo esto era muy, muy antiguo, pero intrínsecamente... humano. Y eso le bastaba. Y eso estaba bien. ¿Cierto?.
Cierto.
Tanto por las estúpidas visiones.
Así que, mientras esperaba alguna otra revelación así de patética, descifrada y explicada para su angustiosamente bajo nivel cognitivo, Clark Kent, hijo de Jor El y Martha Kent, amante de Lex, hijo de. Etc. Etc... no hay nada peor que la conciencia. Tan... cruda. Sonrió. Arrogancia es la que lo había traído ahí, amantes hablando acerca de Maquiavelo, amigo hablándole acerca de destinos. La vida es lo que es, control es opción hasta cierto punto, recuerdos y golpes en las noches, manos sangrando y misiones a las que nadie iba pero a las cuales él, Dios, él, se ofrecía porque era parte del plan de convertirse en el mártir de turno... humildad, hijo mío. Es lo que pudo habernos salvado. Nunca la olvides. Es lo único que lo hará contigo.
Pero la vida, su vida, tiene instantes que ni siquiera Dante hubiera superado, y cuando oye aparcar un auto a unos metros de donde esta parado, palabras como evasión, miedo, Oprah Winfrey y ley de Murphy, se vienen a la cabeza, y Clark se fuerza a no correr, o ignorar como ha venido haciéndolo. Y solo se queda ahí, porque o destruirá al hombre que camina hacia él con una intensidad que le hace sonreír, aun sin voltear, o... así que ahí esta la elección, correr o buscar, y tal vez solo sea cuestión de aceptar las decisiones, o más bien racionalizarlas con la honestidad debida. En este hermoso mundo, que no es su mundo, con los últimos trazos del sol en el horizonte, destino y albedrío se reencuentran en una voz que le hizo abrir sus ojos verdes, pero cerrar los del alma.
- Hola, Clark
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Es divertida la forma en que la vida te recuerda que puedes ir jodiendo con todo lo que se te ponga por delante, y jamás caer en las repeticiones, porque tu si sabes como hacer las cosas, y luego están este tipos de momentos en los cuales todo vuelve al comienzo, y es terriblemente depresivo el sentirse casi feliz.
- Lex- tan suave.
- ¿Qué te trae por aquí?- buena pregunta Alexander. Nervios, nervios, ¿quién lo hubiera pensado?.
- Estado ahí. Hecho eso - Dios, esa sonrisa. ¿Necesitas alguna señal más Luthor?. Cayendo. Cuando siempre estuviste ahí. Se acerco un poco, lentamente, como acechando, porque Dios sabía que eso era una de las cosas en las que ellos eran maestros. Su rostro, conocido y olvidado... ¿era eso paz?.
- No lo dudo- se paro a su lado a cierta distancia al notar la leve contracción de los músculos, sin asombrarse - ¿No hay cachorros que salvar?- ahora, eso es un nuevo nivel. Larga, larga mirada por parte de Clark. Solo él podía salirse con esa. Y de nuevo, esa casi armonía. Provocaba miedo.
- ¿Qué te trae por aquí, Lex?.
- ...- todo. Clark movió la cabeza y comenzó a alejarse- Nunca será la correcta... no importa cual sea... nunca lo será.
- ¿Y eso de que nos sirve?- tan estúpido. Esperando, siempre esperando.
- Puedo destruir este mundo- ahora, eso definitivamente estúpido.
- Puedes hacer tu mejor intento.
- Puedo encontrar miles de razones para quemarlo hasta los cimientos.
- Dame una.
- Estas en él. - y es cierto, maldición, es cierto. Pero Clark solo lo observa con esa maldita expresión que no es en absoluto expresión. Y si, es gracioso. Lo es. Reflejos, Lex. Siempre traicionan.
- ¿Nunca fue sobre ti?. ¿Era el mundo malo y cruel?- se mofo.
- Tenemos elecciones, Clark.
- ¿Es esto lo que somos ahora?, ¿Viejos compañeros de batallas?, Remembrando los tiempos pasados, porque Dios, teníamos tanta vida?- es curioso que una risa que debiera ser agria, es solo... Clark.
- No todo fue sobre ti.
- Si lo fue hijo de puta. Siempre.
- ¿Y eso que nos deja?.
- ... Estabas tan asustado... – dijo pensativo. Y es excitante y aterrante, y todos esos otros adjetivos grandiosos que nadie nunca encuentra en el momento preciso. Es la verdad. Porque si sangras, no lo sientes, y fue tu padre quien te enseñó acerca de los diferentes usos de la mentira. Sin absolutos que corroan su propósito. Un Luthor no se engaña con imposibles, los crea, un Luthor no cree en absolutos, un Luthor no lucha en estúpidas guerras, un Luthor no se subyuga, un Luthor no necesita la verdad. Perífrasis, Lex.
- .... Aun lo estoy...
- Sabes... Después de todo este tiempo. Debería darme lo mismo que te ahogaras en culpa. Solo... no lo hago. No mas- y el cansancio se noto en ese perfecto rostro. Tanto.
- Te traicione, te mentí, te engañe, te vendí, creo que eso es suficiente para tu odio. Yo lo hago... cada día. Por ambos.
- No te odio- repitió. Y él sabía que no trataba de convencer a nadie. No más. Es bastante espeluznante.
- ¿Y en eso en que nos deja?- no todo es acerca de ti.
- No todo tiene que doler, no todo tiene que sangrar. El dolor te hace sentir vivo, pero también te hace adicto. Cualquier cosa que dirija tu vida de esa forma, lo hace- me consumo sin ti.
- Hablemos acerca de la fe, Clark- imito certeramente a Jonathan. Clark solo sonrió. Solo eso. Y es... -... es todo lo que he sido- Lex Luthor, hijo de Lilian y Lionel. Lex Luthor, bastardo sin alma, brillante e infame. Lex Luthor, legado interminable de mierdas y poder. Lex Luthor, brillante, glamour y sofisticación. Lex... Lex... ¿Es todo lo que nos queda
- Y que haces aquí?. - El destino es todo lo que nos queda. Pero.
- Quiero más- Un Luthor no se engaña con imposibles.
Observo al hombre frente a él. Paz en sus facciones, sintiéndose casi celoso de ella, no pudo menos que sonreír. Miro el río bajo sus pies. Elecciones. Un hombre si es capaz de volar. Alienígena o no. "La gente no puede volar, Lex". Contigo siempre pude. Todo lo que un Luthor no es ni será, todo lo que un Luthor no necesita, todo por lo que un Luthor no lucharía, porque ningún Luthor ha luchado en guerra alguna. Adicción. Adicción. Pero más que eso...
- Se quien soy. Mi destino. Mi elección.- quizás no estés en ella- Es... bastante- esa sonrisa, la misma le hacia perder toda dirección mental- llano.
- Nunca tuve dudas.
- No significa que sea bueno.
- ... Nunca dije eso... - breve flash de dientes blancos. ¿Resignación?. Probablemente- No te arrepientes- de mí. Nunca una pregunta.
- No.- Certeza absoluta. Dios- ¿Y tu?.
- No... - tuvo que sonreír- no sé hacia donde voy- un Luthor no cree en absolutos.
- Adonde quieras.
- Es el punto. Clark...
- ....Lex- sonrió casi compasivo. Y eso irrita, excita maldita sea. Siempre se había le sucedía cuando Clark se colocaba arrogante. O francamente en cualquier estado. La existencia en si era embriagante.
- Hay días... en que puedo saber, lo que soy, quien soy. Mis... razones- risa bordeando en la histeria y es. Ha.
- Mataste a tu padre- un Luthor no lucha en guerras.
- Sí.
- Y yo deje morir al mío por ti- una pareja hecha en el cielo. Y es el peor momento para esa maldita risita que amenaza con brotar.
- Sí- un Luthor no se subyuga.
- ... No podemos estar así por siempre- Oh, bueno, DAH. El sobre entendimiento del siglo. Pero, leyendas, Lex. Leyendas. No quiero estar así por siempre.
- Crees que eso deba importarme.
- Me culpas por todo.
- Ya no.
- ¡¡Lo haces!!.
- Que maduro, Lex. ¡Dime que alguna vez consideraste confiar en mi, dime que alguna vez creíste en mi, y eso duele, pero es real, y es parte de todo!... ¡¡Respóndeme Lex!!...- luego de un momento suspiro y volteo para irse, porque la verdad duele, y es bueno, y estaba escrito en el rostro de Lex y él no pudo soportarlo. Amor. Un aliento en el aire. No puedo imaginar que más hacer contigo. La alternativa.
- ... No puedo estar sin ti... no quiero estar sin ti. Eres el aire que respiro... - eres mi alma.
- ... Lex- trago saliva. Un Luthor no necesita la verdad. Tan, tan sin punto.
- Te amo Clark.
Y no había aire suficiente para poder respirar de nuevo. Tan, tan patético,. Y real. Como si los años no significaran nada, como si las traiciones y la auto indulgencia no pesaran una mierdas, como si todo hubiera sido una mal día y Dios, quemando su sangre, consumiendo sus días, incompleto, siempre incompleto e interminable.
Silencioso. Seco. Un Luthor no llora, un Luthor no lucha en las guerras, un Luthor aprovecha las oportunidades. Un Luthor jamás se deja guiar por sus emociones. Jodete padre. Solo. Jodete. Un paso tentativo, y Clark, Dios, Clark casi dio un paso hacia tras, casi. Pero no lo hizo, y eso...
- ¿Qué te hace pensar... no dejare que juegues conmigo otra vez... quebraste todo.
- Fe.
- ¿En ti?.- y si se hubiera puesto a reír, Dios. Hernias, hernias- Bellas palabras, Lex.
- Siempre hay elecciones.
- Te someterás a tu propia... Dios, Lex, esto, no... no es así, no, no es... – movió la cabeza y volteo. Él podía ver, la añoranza de la huida. Pero Clark siguió ahí. Ya no estoy huyendo, Lex.
- Entonces enséñame como- risa seca que no es otra cosa que un sollozo atragantado y esa maldita serena tristeza.
- No es así...
- ¡Sé que no lo es!. Pero... Cada día... necesito ver, necesito tocar, necesito sentir... contigo... - otro paso. Ningún Luthor ha jamás luchado en una guerra. No es necesario.
- ¿Por qué?... – un momento, o dos.
- ... Porque me haces sentir vivo- Un Luthor no cree en absolutos
- ... Lex- detente, por favor.
- Me haces respirar- Un Luthor no necesita la verdad.
- Lex.
- Me haces sentir completo- Un Luthor no se deja guiar por sus emociones.
- Lex.
- Me das propósito- Un Luthor no confía.
- ... No hará ningún bien.
- Y yo decía: "Nuestra amistad será cosa de leyendas". Y nunca... -rió porque era... Las palabras pueden o no cambiar al mundo. Tan benditamente inocente- Dios, nunca tuve el valor... Tengo miles de razones para destruir este mundo, miles de razones para conquistarlo- Un Luthor no cree en debilidades.
- Me interesa una mierda este mundo.
- A mí también Superman, Clark. Tu.- y si alguien le decía que estaba histérico, probablemente no seria una bonita escena, llantos y Roberts con una nueve milímetros. Luthor. Luthor. Risa algo... finita en su duración, pero verdadera. – Eres tu quien me importa, eres tu, y mis razones, y toda esa demás mierda.
- Mataste a tu padre enfrente de tu hijo- Un Luthor no necesita. El rostro frente suyo, tan pensativo y lejano. En ese minuto, tan claro y perfecto.
- Lo sé... quiero construir un mundo en donde no haya necesidad de... – esta vez él movió la cabeza.
- No, ¿en serio?... Ambicioso... - y Clark, sonrió. Verdadero, quince años y el sol saliendo en el atardecer.
- Luthor- corrigió.
- Lex- corrigió Clark a su vez. Y simplemente se llevo su aliento, porque podía. Y quizá es así, como se siente la liberación, él no espero por la respuesta, ¿cuál es el punto en ser Lex si no puedes trucar las reglas?.
Suave. Tan suave. Miel dorada o algún cliché parecido. Tan suave. Completo. Pleno como el tiempo. Tenemos un futuro Clark, y no dejare que nada se interponga entre nosotros, y si caigo en el intento, siempre me sostendrás, y si caigo en el intento, sabré, que intente no hacerlo... Oh, bueno. Si me destruyes, te destruyo... No lo querría de otra forma.
Y cuando el beso termino. Todo encaja, y siempre estuvo ahí, siempre. Gratitud por las oportunidades. Tacto, sonido, sabor, textura en medio de los latidos, oídos, murmullos del pasado y el futuro. Es memoria infinita y trazos de ausencia disipándose, pero que nunca se destruirán del todo, porque es el precio, es el ansia, elecciones y razones y ojos negros.
Remisión.
Absolución.
Y es el viento, en sus dedos.
Y es amor.
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MESES DESPUÉS. SMALLVILLE
Vida gastada, ¿puedes ver?. Buscando, siempre buscando.
Hay nuevas flores en el jardín. Risas sueltas en la cocina y olor a galletas. Sacudió el traje antes de ponerlo dentro de la lavadora (gajes del oficio), y cerro los ojos. Vainilla.
No capta las palabras, no quiere, la risa es suficiente, indica soltura y aceptación. Y es... cuando camina en el living, nota los rastros de fragilidad. Cortinas demasiado viejas, pero siempre impecables. Arreglos descoloridos, paredes con colores desfallecientes. Debería pintarlas mañana, pero nunca ir mas allá. Porque el tiempo pasa, y no habrá forma de devolverlo. Ni siquiera por su madre. Todo termina, todo. Es la forma, Clark, forma y contenido en el fin. Quiero hacerlos orgullosos. Lo elijo.
Él ama su risa. Reflejo de un alma que jamás debería morir. Pero es... entra en la cocina, y la ve reír con una animosidad de la cual no había sido testigo desde hacia mucho tiempo, cuando él entraba por la puerta, viento en la cocina como única carta de presentación, con su padre a rastras, y la amenaza de un castigo por haberle tirado pasto encima. Nunca se cumplieron. Hasta ahora, nunca supo que la risa de su madre, fuera el sonido del perdón.
Por alguna razón siente que debe llamar a Lex.
Adam esta mesurando los ingredientes, y al verlo sonríe, y es real. Y colma, completa. Tanta guerra en esos ojos, él lo sabe, lo sabe. Siente el automóvil a lo lejos, y Martha le sonríe algo nerviosa.
WASHINGTON DC.
Inquieto. Doloroso. Reconectar todo, todo. Tanto tiempo apartados, tanto dolor en el vacío, y es... el tacto duele, pero también alimenta. Sexo, hesitación y palabra, recriminaciones y risas. Vida. Extraño, pero elegido, la necesidad y, Dios, las oportunidades que hacían el tacto hiriente, pero cada vez menos, y menos, y menos, y eso... era interminable. Incontenible. Era felicidad. Comunión. Que... romántico, Lex.
Reverencia. Él lo sabía, lo entendía, lo aceptaba. Como las conversaciones con su hijo, y los planes para navidad, y la risa de Adam después de la tormenta... quitaba el aliento. Como siempre debió ser. Y Dios, no desea equivocarse, no lo desea. Parte de él tiene esa egoísta certidumbre de que Clark lo atrapara cada vez que caiga o se deslice por el estúpido canal del renacimiento. Espera poderretribuir. Y eso es... lealtad. Y era tan poderoso, increíble que se haya cegado tanto, pero era tan, tan joven. Y era el hijo de su padre. Como hacia dieciocho años atrás, como el tiempo que no parecía pasar porque ninguno de los dos lo permitía. Porque en la separación, fue su amparo, templándolos. Clark y Lex, el alienígena, y el fenómeno, visiones de lapidas rodeando a un par de ojos azul verde, excepto la suya, y Dios, solo espera, Lex espera... tener la fuerza para jamás volver... un chico puede intentar. Y solo se necesita un par de ojos verdes. Que... dulce. Y es interesante, fascinante, envolvente, como ver al espejo y notar que no ha envejecido casi nada, y que Clark tampoco lo ha hecho y... no estar solo. Bendición, por primera vez, bendición. Elección, y no con cualquiera, sino con el único, el único que deseaba, necesitaba.
Pero un Luthor es un Luthor, cada día, cada paso. Hay tanto por hacer, tanto que enmendar, tanto que cambiar, y hay tanto, tanto poder, que embriaga, pero esta Clark, y la sobriedad. Y eso, eso definitivamente era dulce. Que triste, Lex. Sonrió.
Hay tanto por hacer. Y quiero hacerlo. Puedo. Duda y ansia corroyendo. No podría ser de otra forma. Hay tiempo. Ahora lo hay. Con una ultima mirada al Capitolio, subió a la limusina, y se dirigió al aeropuerto. Casa. Ja.
Y a veces Lex tiene esos sueños que no son sueños pero que endulzan el subconsciente con tal mentira. Y en ellos, Clark no lo sostiene al cruzar los miles de canales en los cuales renace y muere cada día. Y sus manos no se entrelazan cuando él lo busca y es... lo trae de vuelta a la Tierra... y en esos sueños, su mente danza con el dolor y los gritos y las voces a las que fue tan dramáticamente introducido, aquel día en Escocia. Silencios dolorosos que cazan a Clark con mas intensidad de la que él podría llegar a experimentar. Y aun así... aun así... en los sueños, no hay palabra que los acompañe y esta la ira y es solo un sueño, pero en él, todo es negro y Clark... Clark... esta a su lado pero no responde. Hecho ovillo perdido en sus propias pesadillas en las cuales él no existe... Lex. Respiración agitada... Sueños que no tiene nada que ver con fisiologías alteradas y costumbres de aparejamiento kriptonianos o Luthors... sino que son todo Lex... pero cuando despierta, Clark esta a su lado y la mano siempre es sostenida. Hacen el amor fieramente, luz y sombra poder y sumisión frente a algo que es mas fuerte que... y aquí vas de nuevo, Lex... y otras veces es tan gentil, que es una afrenta para toda la alta sociedad de Metrópolis. De cualquier manera, ninguno de los dos desvía la vista. Lex se pregunta cuando el cielo caerá sobre ellos de nuevo y si solo esta Clark y sostiene su mano, eso seria... una de sus asistentes de vuelo lo despierta de su ligera siesta y trata de aclarar las imágenes de su cabeza y trata de no pensar en la pequeñez de sus visiones comparadas con las de Clark... sostiene me si puedes (nunca te deja, Lex. Siempre esta en tus éxodos)...
Por favor.
La asistente le ofrece un trago pero declina. Necesidad y deseo. Mediocridad o voluntad y canales de nacimiento o muerte en vida... mueve la cabeza. Tan inconducente. Suena el teléfono... Clark...
Lex sonríe.
Y exhala en paz.
SMALLVILLE
- ¿Cuánto falta?.
- Diez minutos para que entre a la propiedad.
- ¡¡Oh, eso es tan genial!!, ¡¡Superman!!.Clark, podría hacerte unas interesantes propuestas de negocio- imito a la perfección a Lex, un talento que solo tres o cuatro personas en el planeta conocían. Mas seguro.
- Hmm, déjame pensarlo. NO.- le desordeno el cabello, y el chico no se resistió al tacto. Heridas que a veces sanan más rápido de lo esperado. Otras no. Se sentó e intento robar algunas galletas, pero la mirada de su madre y las risas delatoras de Adam lo detuvieron. Ella es tan hermosa. Y no tiene idea de lo que paso, y jamás la tendrá. Clark no esta seguro de que ella pueda perdonar, todos tienen un limite. Se pregunta cuál es el suyo. Lex tiene algunas teorías- Ya esta entrando a la propiedad. - se levanto. La misma frase que le había dicho a Chloe en el Penthouse, seguido por una serie de insultos y suspiros exasperados por teléfono, pero Chloe... una mirada de tranquilidad para su madre. Tan hermosa. Recordó a Adam cohibido y algo tímido, intentando no mostrarlo. Una sonrisa de Martha, era todo lo que había bastado.
- ¿Le llevaras galletas y flores?- malditos Luthor.
- Muy gracioso Adam, pero creo que ambos sabemos que nadie comerá lo que tu hagas, - salió sin ver la lengua del chico. Esto es tan bizarro. Se dirigió al granero. Porque hasta un Luthor necesitaba tiempo para prepararse...
Un. Dos. Tres, y Lex viendo el horizonte.
- Es una cena. No una batalla.
- ... Nunca se sabe, Clark. Te distraes un poco y... - siguió mirando la puesta de sol hasta que Clark se paro a su lado, observándolo divertido.
- Son galletas- mastico una y se la ofreció.
- ¿Quién la hizo?- entrecerró los ojos.
- Mi madre, por supuesto- mirada inocente y falló miserablemente.
- Aja.
- ...
- De ninguna manera...
- Nunca he logrado que me cuentes sobre eso.
- Quizás algún día cuando no me dejes plantado en la opera con Carlos, y su esposa.
- Ha, si, recuérdame que te diga que le debes una disculpa al gobernador.
- ¿Porque?- inocente.
- No puedes ir por la vida amenazando a las personas solamente por sus políticas, Lex. Ironías y comentarios solapados, es... – busco una razón. Una.- de tan poca clase.- maldición. Sonrió.
- ¿Quién dijo que eran solapadas?... – mejor no hablar de los amigos senadores- No pagó el rescate.- suspiro. Suerte entre gitanos- Además, deberías hablar con Chloe, ella podría darme unas clases... - la mirada de Clark, lo corto en seco. Sonrió encantador.
- ... ¿Seguro que no quieres un poco?...- se acerco y cerro los ojos un segundo, cegado por el sol. Por toda respuesta, Lex lo beso con fiereza. El poder hacerlo era... Cuando lo dejo, se lamió la boca. Clark arqueo una ceja y Lex murmuro sobre la suya. Manos. Desnudez brutal bajo un guante. Blanco y negro. Luthor y Lex... Lex.
- Delicioso.
- Lo soy, muchas gracias. - risa ronca. Lex saboreo la galleta...
- ... Él siempre te recordó, ¿sabias?.
- ¿Que puedo decir?... ¿Qué tenias que hacer hoy en el congreso?- Lex sonrió. Rápido flash de dientes blancos, y. Es. Provocaba. Miedo. Un hombre en una misión.
- Evaluando alternativas.
- ¿En serio?.
- Así es.
- Y esas alternativas no incluyen ciertos estilos de vida, hijos, apellidos y... que... común, Lex- sonrió pero la seriedad se apodero de ese rostro que lo había perseguido por años.
- Seguro Clark. Porque ese re encuentro en el puente fue elegante y chic.- Clark solo lo besa y... Ok. Lex podría hacer mucho menos con mucho más. Clark solo ríe. Suele hacer eso a veces y es... Dios, este chico, este hombre. Lex mueve la cabeza y lo besa de nuevo. Solo porque puede- Solo sigo la corriente. - suspira en su boca y por un segundo se enseria-... -... Cualquier cosa que decida, tu y Adam serán consultados. Lo sabes.- sin comentario. Clark se allego hacia el borde del granero y contemplo el horizonte. Lex lo contemplo a él. Recuerdos de brandy y penumbra. Siempre. Martha y Adam entrando unos leños y Adam estirando la mano, saludando. Después de un segundo de hesitación, Lex respondió. Clark trago otra galleta, escondiendo la sonrisa. Martha saludo y Clark lo sintió tensarse. Estira la mano. Después de un segundo, Lex movió la cabeza en señal de saludo, sonrisa rápida, mitad timidez y... Lex. Verdadera. Martha sonrió devuelta y siguieron su camino- Jonathan tuvo mucha suerte.
- Debió tener una casa llena de niños...
- Nunca digas eso enfrente de ella.
- ... Lo sé. Es una madre.
- Se llevan bien, es...
- ¿Sorpresivo?, No tanto... no aquí, no en Smallville.- se mofo. Coloco las manos en los bolsillos y observaron el atardecer desfalleciendo- Nunca termina.
- Lo sé, a veces solía observarte- Clark volteo esperando ver alguna señal de broma, pero no la encontró.
- ... No sé si sentirme halagado, o aterrado.
- Aterrado... – atardeceres en Smallville, autos aparcados, escondidos entre matorrales y una botella de brandy. Se le quedó viendo por un segundo, intenso y poderoso, y en ese instante recordó otra conversación, otro momento. Y la búsqueda. Colándose en hombros jóvenes con visiones y destinos, demasiado inmaduros para siquiera comenzar a entenderlos, y es que nunca nadie les hablo de aquellos detalles domésticos que envuelven a las decisiones. Aburrido, aburrido. Siempre hay una elección, siempre hay opciones, es fe.
- Es lo que muchos dicen de las leyendas...
- ¿Así,?- y por un segundo, para diferenciar este momento, o para cambiar la historia, elecciones o no, Lex acaricia su rostro. Razón, identidad y reverencia, y el toque es perfecto, colma, pero no demasiado. La historia es creación, la historia es riesgo. Clark se pregunta si algún día, Lex será capaz de perdonarse a sí mismo. Se llama amor.
- ... ¿Cambiando los libretos?. Que dulce de tu parte. - respiro en el cuello de Lex, y luego se alejó un segundo. Mano muerta, prótesis y no debería, no debería ser excitante. Solo Lex.
- No quiero aburrirte.
- Y el congreso es parte del plan.
- Eres- mordió su labio inferior con fuerza- duro de distraer, para ser un futuro esposo trofeo- Ha la hermosa prensa. Muchos periodistas sin trabajo... Lex, Lex…y nadie se mete con lo que es mío... Oh... OH. Lex sonrió. Leyes de sodomía revocadas y un Luthor es un Luthor. Probablemente jamás lo hará, jamás se perdonara. Clark puede trabajar con eso. Lo elige. En algún momento Sally Field saldrá a escena.
- Oh, Dios, Lex.- arrugo la nariz en disgusto- ¿Ni siquiera anillos?, ¿Carreras y rifles?- Lex lo silencio con otro beso, Y Clark se pregunto cuando acabaría, cuando todo volvería a desmembrarse, pero esta vez abrió los ojos y siguió a su alma, a los pies de Lex Luthor bañado de Luz, y la vista. Quitaba el aliento... la... Dios... plenitud.
- He ahí la razón de esta cena.
- No te atreverías. Es demasiado cliché, aun para nosotros.- bueno, no realmente.
- Luthor- sonrió todo dientes y eso. Asusta. Entretiene. No podría ser de otra forma con Lex. Naves espaciales y destinos y frases para el bronce y muertes y amor.
- Lex- corrigió tranquilo. Queda toda una existencia para el resto. Mano en su cabello. Casi... y es interminable.
- Quiero crear algo que... Dios me ayude, valga algo...
- ... Eso es, no mas TV Cable para ti.
- Quiero cambiar todo... – y rió. Tintineante, auto despreciativa. Real. Suya... suya. No es todo lo que tiene, pero es todo lo que quiere. Elección y destino en sincronía o alguna mierda por el estilo. Y es suficiente. - quiero probar que puedo mantener una promesa... - una mirada, mal que mil palabras, Y Clark se pregunto si un ser humano podría sobrevivir a eso. Mi amor, mi alma, mi futuro.
- ¿Y cuál promesa seria esa?....- ojos tan hermosos. Más... Lex tomo su mano, cambiando la historia de nuevo, quiero todo, besando sus dedos, contigo, con una reverencia irreal, porque eres interminable, brutal; y estas en el aire, borrando las memorias de promesas incumplidas en un castillo y en un granero... la voz de Adam y Martha en la lejanía. Quiero darte algo, de lo que estés orgulloso. Algo en lo que puedas creer. Algo en lo que yo pueda hacerlo. Algo que no te haga despertar en la noche cubierto de pavor. Ni a mí. Quiero darte todo. Necesito darte todo, lo elijo. Quiero hacer algo que ningún Luthor ha hecho antes.
- Que tenemos un futuro juntos, Clark. Y que nuestra amistad, será cosa de leyendas...
"A man is what he believes"
Chekov
FIN
