Capitulo 3:

*Colegio Hogwarts:

El colegio amanecía desierto. Faltaban aun meses para que de nuevo los alumnos volvieran a llenar de vida aquellas antiguas salas de piedra. No se oían risas, ni gritos, ni el correr de los estudiantes por los pasillos. También los profesores se habían marchado. La mayoría al menos. Los 4 jefes de las Casas de Hogwarts se habían quedado, por orden expresa de Dumbledore y se encontraban reunidos en su despacho. El profesor Flitwick y las profesoras Sprout y McGonagall se miraron interrogantes. A ninguno se le había explicado el motivo de la reunión.

-Y Severus?- preguntó Flitwick- Es jefe de la Casa Slytherin debería estar aquí.

La Profesora McGonagall reprimió un bostezo.

-Me estoy haciendo vieja- pensó- Ya no estoy para estos trotes. Creo que deberías preguntar a Dumbledore Flitwick- comento esta vez en voz alta- Según parece la misión que le ha asignado a Snape lo libra de asistir a sus reuniones.

-¿Para que nos habrá convocado?- inquirió la profesora Sprout, que hasta entonces había permanecido callada.

-Me parece que todos sabemos la razón- cortó Minerva- Y si no la imaginamos. Creo que hacemos el ridículo al tratar de fingir que no tenemos ni idea. Si Albus nos ha convocado a esta hora, te aseguro que no ha sido para invitarnos a tomar el te.

-Así es Minerva- Dumbledore había aparecido de la nada, haciendo que los otros se sobresaltaran- Me temo que como siempre tienes razón. El asunto por el que os he convocado aquí es grave. Quizás mas de lo que cualquiera de nosotros imagine. Por favor- dijo haciendo una seña para que se acercaran- venid aquí. No Minerva no tan cerca, deja espacio para lo que os quiero mostrar. Bien, os ruego que observéis esto atentamente y por favor...- añadió al ver que la Profesora Sprout se disponía a abrir la boca- en silencio.

El anciano movió la varita en un complejo movimiento. Hubo un destello rojizo y un extraño aparato, desconocido al menos para los magos presentes apareció en la habitación. Parecía una enorme caja colocada sobre un soporte con uno de sus lados de cristal. Los profesores la miraron con curiosidad.

-Esto es una televisión- explico Dumbledore- Se trata de un invento Muggle. Un artilugio bastante ingenioso me atrevería a decir. Se usa para mostrar imágenes de lo que pasa en el mundo no-mágico y esta mañana me ha mostrado algo muy interesante. Algo que creo deberíais ver.- se acercó a la tele y manipulo el aparato colocado debajo. Hermione (o cualquier mago nacido de Muggles) les habría dicho inmediatamente de que se trataba. Un video. Pulso el play y se apartó mientras todos fijaban su atención en la pantalla.

-Se parece a la bola de cristal de Sybill Trelawney- comento Flitwick- Y todos sabemos como son sus predicciones. No veo que nos va a mostrar este cacharro que no.

De pronto el mago enmudeció. La pantalla no solo mostraba, si no que también permitía oír. Y lo que en aquel momento vieron y oyeron los dejo sin habla. Se trataba de la desolación total y de la ruina más absoluta. Aquello parecía un campo de batalla, solo que nadie había salido vencedor. Varias casas estaban totalmente derruidas y otras en llamas. Centenares de personas gritaban y corrían de un lado a otro, unas tratando de ayudar, otras queriendo sencillamente huir de aquel infierno. Algunas sencillamente aguardaban en un inmóvil silencio, tal vez no tenían fuerzas para gritar ni para huir. Los magos miraron horrorizados aquel paraje que les recordaba sus peores pesadillas. Vestigios de un tiempo oscuro que ninguno de ellos deseaba recordar. Y ahora aquel tiempo parecía haber vuelto. Minerva McGonagall ahogo un sollozo. Aquel lugar le recordaba demasiado a otro que había tenido la desgracia de visitar años atrás. Miro al más anciano de los magos presentes. Ya no necesitaba preguntarle porque la habían convocado.

-Godric Valley- susurró- Es igual que el valle de Godric hace 15 años. Solo quedaron cenizas y escombros cuando Voldemort atacó.

-QUIEN TE HACE PENSAR QUE FUE EL MINERVA?- gritó Flitwick mientras la profesora de Herbología trataba de calmarlo- Y SI SOLO FUE UN ACCIDENTE MUGGLE ALGUNA ESTUPIDA EXPLOSION DE ESE GAS QUE USAN PARA COCINAR O ALGO ASI? ¿NO CREEIS QUE ESTAMOS EXAGERANDO EL TEMA? QUIEN-YA-SABEIS HA VUELTO ESO NO SE PUEDE NEGAR. PERO DE AHÍ A CULPARLE HASTA DEL MAL TIEMPO.

Minerva suspiró exasperada. Por supuesto tenía que ser Flitwick quien protestara, ese escepticismo era tan propio de un Ravenclaw como el valor lo era de su propia casa. Naturalmente había que aclarar las cosas- pensó- Pero también las ganas de acción eran propias de Gryffindor y como jefa de esa casa ella no podía aguantar más sentada sin hacer nada. Solo esperaba que esta vez no le faltaran las fuerzas. Respiró hondo y se dispuso a tratar de convencer a su incrédulo colega. Pero Albus le ahorró la molestia.

-Os pido que observéis la imagen con mas atención- dijo calmadamente- Observareis un pequeño detalle que os había pasado inadvertido.

En efecto lo vieron. Precisamente la televisión mostraba un primer plano de ella. Una calavera verde con lengua de serpiente flotando en el aire. Una marca no vista en más de 15 años.

-No- se corrigió mentalmente Minerva- Hace dos años se vio en los mundiales de Quidditch. Pero esta es distinta. La otra nos asustaba por lo que significaba. Esta infunde terror por si misma.

Un breve vistazo a sus compañeros la informo de que estaba en lo cierto. A medida de que la luz verdosa se difundía por el desolador panorama, sintieron que las fuerzas los abandonaban. Borrar aquella marca del cielo había costado años de sufrimiento y el sacrificio de muchas vidas, pero nadie sabia si seria posible borrarla esta vez.

*Mansión Malfoy:

El lugar era frío y poco acogedor. A cualquiera que hubiera estado en Hogwarts le recordaría las mazmorras del famoso castillo. La única luz existente en la estancia era la de las llamas que titilaban en la chimenea, usadas como medio de calefacción y, lo que en opinión de su dueño era aun más importante, como medio de comunicación y transporte. A la luz de estas un hombre leía el periódico. Lo único visible debajo de sus costosas pero negras ropas eran sus manos y su cabello rubio plateado. Pasaba las paginas del diario como buscando algo especial en ellas. Al cabo de un rato se rindió, no habían mencionado nada. Lucius cerró el periódico malhumorado. Como había supuesto, el Profeta no decía nada del ataque a los Muggles. ¡Malditos magos del Ministerio! No eran capaces de reconocer una provocación ni aunque se la enviaran por correo certificado. Deberían haber atacado a magos, seguro que así esos perezosos entraban en acción. Empezaba a aburrirse. Desde el milagroso retorno del señor tenebroso, echaba de menos la acción. Al fin y al cabo era un Malfoy, y en su familia no se toleraban los cobardes. Furioso, arrojo el arrugado periódico a las llamas de la chimenea.

* Ministerio de Magia:

Cornelius Fugde daba vueltas por su despacho. Los últimos días lo habían puesto al borde de un ataque de nervios. Aquel ataque a los Muggles de Londres le había costado mucho papeleo tanto con los medios de comunicación mágicos como con el primer ministro Muggle. Aunque había conseguido que ni la televisión mágica ni el diario el profeta publicaran nada de lo ocurrido, los magos con acceso a métodos Muggles de información sin duda no tardarían en enterarse del incidente. Y muy pronto- temía Fugde- Empezarían a llegar cartas al Ministerio exigiendo una solución. Solución que, el al menos, no tenia idea de cual podía ser. Para colmo, estaba aquel otro asunto. Cornelius sabia que debía actuar rápido si no quería que la situación se les fuera de las manos. Hasta un tonto sabría eso. El problema era como. Finalmente tomó una decisión. Pulso un botón de su mesa que lo conectaba con la oficina de los Aurores y aguardó. Pocos instantes después una mujer llamaba suavemente a la puerta.

-Ah! Señorita Tonks!- comento haciéndola pasar- Gracias por venir tan rápido. Pase por favor hay algunos asuntos que me gustaría comentar con usted. Naturalmente confió en su discreción.

La muchacha alta y delgada sonrió. Por supuesto, sabía de sobra lo que el ministro querría comentarle. No en vano era una de los miembros más destacados de la orden del Fénix aunque, por supuesto, Cornelius ignoraba aquel pequeño detalle.

-Vera señorita- comenzó el ministro- Se trata de lo siguiente, hace algunos meses hubo ciertos asuntos en el departamento de Misterios en el usted estuvo. implicada.

Ninfadora casi se echa a reír. ¡Por supuesto que lo había estado! Hacia poco que Lord Voldemort había tratado de infiltrarse en el ministerio. Su implicación había consistido en entrar detrás de el para salvar a Harry Potter y a varios de sus compañeros de colegio que habían caído en la trampa del mago tenebroso.

-Por supuesto, después de eso hicimos una importante averiguación. Descubrimos que quien-usted-sabe había vuelto al poder y tratado de apoderarse del Ministerio para sus fines.

La Auror contuvo un suspiro de fastidio. ¡Desde luego, aquel hombre era el colmo! Ellos habían pasado mas de un año tratando de convencerle de que Voldemort había vuelto y ahora que por fin no lo había podido negar mas iba y se atribuía el merito! Y encima en plan melodrama. Desde luego- pensó la mujer- Si yo fuera Lord Voldemort no trataría de apoderarme del Ministerio. No necesitaría a Cornelius y a la caterva de imbéciles que trabajan para el ni en broma. De hecho con sus torpezas y lentitud ayudan más a Voldemort que a nosotros.

-Por esa razón nos hemos visto obligados a dar la alarma entre la población mágica- continuo Fugde- Pensamos que de ese modo todo estaría solucionado.

-¿Este tío me está vacilando o es que es tonto? ¿De verdad se cree este tipo que con decir a todos que Voldemort ha vuelto esta el asunto solucionado?- pensó ella- ¿acaso con decir a los niños que no abran la puerta a extraños y con poner cerraduras mágicas en las ventanas van a conjurar el peligro? Desde luego es una broma de muy mal gusto.

-Pero me temo que nuestro plan tenía una pequeña falla. Hace unos días secuaces de Voldemort atacaron un barrio Muggle reduciéndolo a cenizas y provocando varias victimas. Afortunadamente, nadie de nuestro mundo resulto muerto.

-¿Y que paso con los magos centinelas que había en ese barrio?- quiso saber ella.

-No los había. No nos pareció necesario vigilar los barrios Muggles. No se nos ocurrió que Quien-usted-sabe pudiera atacar gente no mágica.

-¿¿¿No se les ocurrió eh???- susurro la mujer furiosa. El ministro retrocedió ligeramente ante su reacción-¿No se les ocurrió que el mayor asesino en los últimos años no fuera a matar de nuevo verdad?

-¡¡¡No se porque tanto alboroto solo son Muggles!!!- gritó casi el hombre- y Sangre-sucias.

Tonks palideció. Si la rabia no la hubiera dejado muda habría gritado todo su arsenal de palabrotas (y varios años cazando brujos oscuros en compañía de otros Aurores lo habían hecho muy extenso) en dirección al obtuso mago que tenia delante. Ella misma no era realmente de Sangre limpia (su padre había nacido de Muggles) y desde luego desestimar la muerte de decenas de personas por su origen le parecía la mayor de las injusticias. Respiró hondo. Sabía que si asestaba un puñetazo (cosa que en realidad se moría de ganas de hacer) al ministro de Magia estaría en la calle en menos de dos segundos. No es que le importara realmente su trabajo (cazar brujos tenebrosos era algo que de todos modos pronto se hartaría de hacer) pero su puesto en el Ministerio le permitía hacerse con información muy valiosa para la orden. No podía permitir que la despidieran.

-Bien cuénteme para que me ha hecho venir hasta aquí- dijo por fin.

-Quiero pedirle un favor- Fugde la miró atentamente. Nunca había confiado en Ninfadora Tonks. De hecho, había intentado evitar que la hicieran Auror. Dijera Dumbledore lo que dijera, los nacidos de Muggles nunca serian iguales a los Sangre Limpia. El mismo estaba muy orgulloso de serlo y no paraba de recalcarlo cada vez que había oportunidad. Pero no se podía negar que la chica era eficaz en su trabajo y el necesitaba a alguien así para esta misión. Aunque le cayera mal. Además- pensó astutamente- En caso de que por desgracia ocurra algún accidente, la suya es una pérdida que no voy a lamentar. El ataque de los mortífagos no ha sido el único incidente ligado a quien-ya-sabemos. Como sabe los Dementores se rebelaron contra nosotros y dejaron de vigilar Azcaban.

-¿Y que fue de los que fueron capturados durante el ataque de Voldemort al ministerio?

-Ese es el asunto me temo- Fugde parecía nervioso- Han huido todos.

*Colegio Hogwarts

-¿COMO QUE HAN HUIDO? QUE QUIERES DECIR CON ESO ALBUS?- la voz de la Profesor Sprout sonaba apremiante. La noticia les había caído como un cubo de agua fría.

-Me temo que quiero decir justo lo que he dicho- aseguró el con tranquilidad- Los mortífagos que estaban en Azcaban huyeron o mas bien debo decir que salieron tranquilamente al no tener guardias que los detuvieran.

-Y los dementores?- preguntó Flitwick

-Por supuesto, se han pasado al lado de Voldemort como tanto temíamos.

-¿Entonces que vamos a hacer?- preguntó Sprout- Habrá que suspender el curso Albus. No podemos garantizar la seguridad de los alumnos en estas circunstancias.

-El curso tendrá lugar como estaba pensado- contestó Minerva- ¡¡¡Pienso dar clase de Transformaciones aunque tenga que enseñar con un brazo y bloquear la puerta a los mortífagos con el otro!!!

Todos esbozaron una sonrisa. Desde luego, Minerva McGonagall era muy capaz de convertir a quien quiera que interrumpiera su clase en un sapo o algo peor. Y la mera imagen de la profesora cerrando la puerta en sus narices al Señor Tenebroso (y de paso pegándole con su bastón) resultaba más que atractiva. Lastima que fuera solo una quimera. Nadie dudaba de que la mujer fuese capaz de enfrentarse a Voldemort llegado el caso. Lo que nadie pensaba, es que fuese a salir con vida.

*La Madriguera

-¿Entonces esta noche hay reunión en la orden?- preguntó una voz de mujer.

-SH!!!! ¡¡¡Molly!!! ¡¡¡Te van a oír!!!

-A estas horas los niños estarán aun durmiendo. Y tú también si no fuera por esas horas extra en el ministerio.

-Ya sabes que no puedo hacer nada es mi obligación y además Fugde sigue buscando una excusa para librarse de mi.

-¡¡¡Pero si tu le ayudaste a salir del paso cuando tuvo que admitir que EL había vuelto!!!

-Por eso precisamente, no quiere que nadie le pueda recriminar que el ya lo sabia de antes.

-Maldito Fugde! ¡Ojalá fueran y lo atacaran a el en vez de a esa pobre gente!

-Calla Molly! Ya sabes que con ese tema no se puede bromear.

-Lo siento Arthur- dijo ella con expresión de culpa- Pero es que ese hombre me pone negra.

-En cualquier caso- continuo el- Es extraño que El Profeta no dijese nada del ataque a los Muggles. Se rumorea que Fugde esta chantajeando a su director para que lo tape todo.

- Viniendo de él no me extrañaría. Ese es capaz de todo por ocultar sus propios errores.

-De todas formas no se sabe el porque del ataque. ¿Porque iban los secuaces de Voldemort a atacar a gente común?- murmuro pensativo el Sr. Weasley- Dumbledore tiene su teoría claro pero.

-Y sabes que es probable que tenga razón Arthur. ¿Estas seguro de que Harry no estaría mejor con nosotros?

-Donde está esta a salvo Molly. Nosotros no podemos protegerle como el hechizo de Sangre.

-Tienes razón. Pero me repatea que tenga que vivir con esos Muggles.

-Bueno tal vez Dumbledore le deje venir mas adelante. Ya veremos. Ahora debo irme o llegare tarde al trabajo.

-Ten cuidado, Arthur.

-Lo tendré.

* Privet Drive

Harry se aburría como una ostra. Desde el ataque al barrio de tía Marge no había ocurrido nada emocionante. Tío Vernon pasaba la mayor parte del día en el hospital con su hermana (no estaba tan herida, en opinión de Harry solo quería un poco de atención) y tía petunia se había negado a volver a hablar con el de su madre. De hecho, seguía comportándose con el exactamente igual de mal que antes como si nada hubiera pasado, lo cual exasperaba a Harry. Ante esto, lo único que el podía hacer era pasar el tiempo haciendo sus deberes y escribiendo cartas a sus amigos que nunca recibían contestación. Finalmente, una noche después de días de aburrimiento, Hedwig llego a su ventana. Portaba una carta con el sello de Hogwarts. Harry se preguntó que seria. Aun era muy pronto para recibir las listas de libros y la información para el nuevo curso. El corazón le dio un vuelco. ¿Y si había pasado algo y Dumbledore le decía que debía irse de allí? Y si lo mandaba con los Weasleys? Rápidamente el chico abrió el sobre y leyó con avidez su contenido.

Querido Harry, Estoy enterado del ataque a los Muggles. Me temo que eso significa que Voldemort se fortalece cada vez más y ya no teme mostrarse al descubierto. Eso implica que tarde o temprano tú serás su objetivo. Escucha Harry, se que deseas actuar pero es vital que permanezcas en casa de tus tíos y no salgas de allí para hacer ninguna heroicidad. Lamento que este año no puedas ir con los Weasleys pero es por tu seguridad. Y por favor, si tienes alguna visión con Voldemort o pasa alguna cosa rara necesito saberlo de inmediato. Envíame a Hedwig ella sabrá donde encontrarme.

Atentamente,

A. Dumbledore.

PD: No olvides practicar tus lecciones de Oclumancia.

PPD: Te envío un paquete junto con mi carta. Considéralo un regalo adelantado por tu cumpleaños. Es un Ilegibilizador, un bolígrafo que hace que lo que escribes solo lo pueda leer la persona a la que esta destinado. Úsalo para mandarme mensajes. Solo debes decir mi nombre en voz alta cuando termines de escribir.

Harry dejo caer la nota decepcionado. Desde luego, aquello no era lo que esperaba. ¡El quería emociones y ahora resultaba que debía pasar todo el verano con los Dursley y ni siquiera podría ver a Ron! No podía ser. Dumbledore no estaba siendo justo. El ya no era ningún crío al que se le pudiera dejar de lado cuando la cosa se ponía fea. ¡El solo había enfrentado más peligros que casi cualquier mago vivo! Bueno-se corrigió- solo no. Sus amigos siempre lo habían apoyado. Pero ahora parecían montar la fiesta por su cuenta y haberse olvidado de el. La idea de la fiesta le recordó que pronto seria su cumpleaños. Había pensado en pasarlo con los Weasleys pero ahora tendría que conformarse con ser ignorado por sus tíos y el imbecil de Dudley.

Sintiéndose miserable, Harry abrió el paquete que iba junto con la carta. Pensó en si no debía simplemente pasar del regalo pero decidió abrirlo aunque solo fuese por cortesía. Retiro el lazo rojo que sujetaba el paquete y rompió el papel de regalo (con varitas mágicas y Snitchs doradas) hasta lograr sacar lo que parecía un bolígrafo común y corriente (de esos que se compran en cualquier papelería) solo que la tinta parecía ser transparente. El chico se pregunto en que color escribiría. Bueno- pensó malhumorado- puesto que estaré aquí atascado todo el verano. Seguramente tendré tiempo de averiguarlo.

Harry pasó en vela el resto de la noche. Su enfado y su malhumor le impedían dormir. Cuando finalmente bajo a desayunar, pálido y demacrado por la falta de sueño, encontró a su primo poniéndose como un cerdo en la cocina. Desde que a Dudley le habían retirado la dieta, ganaba peso a ojos vistas. Claro que como combinaba la comida con dar palizas a los niños que encontraba en la calle, sus músculos no desmerecían por eso. De hecho, habría podido competir en boxeo. Si hubiese habido una categoría juvenil de ballenas.

-Que hay Dudley? ¿Intentando batir el record de comer como un cerdo?- Una parte de Harry le reprocho este comentario pero después de aquella nochecita, necesitaba urgentemente pelearse con alguien- Creo que si te esfuerzas no te costara trabajo. Claro que los cerdos son más limpios- concluyó tranquilamente.

Dudley le miró furioso. Hace algún tiempo, esto hubiera significado para Harry pasar media hora muy interesante en el cubo de la basura. Pero las desagradables experiencias que su primo había tenido con la magia le habían infundido un saludable respeto por quienquiera que fuese capaz de blandir una varita mágica. Sus amigos aun se preguntaban porque Dudley salía corriendo de las fiestas de cumpleaños con mago incluido.

- Eh! ¡¡¡Te estoy hablando especie de gigante cabeza-hueca!!! ¿Pero que estoy diciendo? Si he conocido gigantes y son mas listos que tu. Pobres los acabo de insultar.

Aquello a la sazón era cierto. El año pasado el y Hermione habían conocido al hermanastro de Hagrid (para su desgracia). Se trataba de un gigante llamado Grawp que casi los aplasta aunque al final parecía haberle cogido cariño a "Hermy" como el la llamaba. Y aunque al final los había salvado de una horda de Centauros furiosos, Harry no tenia ninguna prisa por volver a encontrarse con el.

-¡¡¡Eso es mentira!!!- contestó Dudley- No creo que hayas conocido gigantes- respondió, aunque no sonaba muy convencido- Y aunque así fuera. seguro que no eran mas listos que yo!!!

Bueno- pensó Harry- tal vez fuese cierto. Había que reconocer que Grawp no era muy brillante. Claro que su primo tampoco. Y sus ideas básicas eran las mismas. Comer, comer y machacar.

-¿bueno, al menos ese gigante no tenia orejas de burro no crees?

-¡Yo no tengo orejas de burro!- gritó Dudley- ¡¡¡Y como lo repitas te daré una paliza!!! Craso error. Harry estaba encantado. Al fin tenia con quien pagar todas las frustraciones de los últimos días. Sin pensarlo saco su varita del bolsillo y amenazo a Dudley con ella.

-No Dudders AUN no tienes las orejas de burro- dijo amenazadoramente y recalcando el Aun- Pero te aseguro que eso se puede arreglar.

Dudley se echo a temblar. Harry saboreando el momento empezó a pronunciar el hechizo que había encontrado en un libro que le había prestado Hermione y que guardaba para probarlo en Draco Malfoy. Bueno ahora tendría que buscar otro.

-¡¡¡PAPA!!! ¡¡¡HARRY ME ESTA AMENAZANDO CON SU VARITA!!! ¡¡¡SOCORRO!!! ¡¡¡ME QUIERE PONER OREJAS DE BURRO!!!

Harry reacciono demasiado tarde. Mientras alguien lo golpeaba por detrás y le quitaba la varita recordó que su tío acababa de volver del hospital malhumorado porque aun no daban de alta a la tía Marge. Al parecer el hombre no había apreciado lo que Harry le quería hacer a Dudley (aun cuando probablemente fuese una mejora) y había tomado cartas en el asunto.

-HARRY POTTER!!! ¡¡¡NO CREAS QUE PORQUE TE PROTEGEN ESOS AMIGOS TUYOS VAS A HACER CON NOSOTROS LO QUE TE DE LA GANA!!! ¡¡¡VETE A TU CUARTO AHORA MISMO Y QUEDATE ALLI HASTA QUE YO LO DIGA!!!

-¡¡¡EL EMPEZO A PROVOCARME!!!- gritó el chico, aunque sabia que no era cierto-¡¡¡ y ADEMAS, PROBABLEMENTE ASI PARECERIA MAS INTELIGENTE!!!

-¡¡¡LARGO DE AQUÍ!!!

Sintiéndose fatal, Harry subió a su cuarto. ¿Que había intentado hacer? No era propio de él provocar a Dudley así ni abusar de sus poderes. ¿De acuerdo, la vida era un asco y estaba frustrado pero era esa una razón? Por mucho que se lo mereciera su primo Harry no podía permitirse actuar así. Además, había estado a punto de hacer magia fuera del colegio y de seguro lo hubieran expulsado. Ahora tal vez su tío lo echaría a la calle y Voldemort podría atacarlo. ¡Hurra por el! Ya había vuelto a liarla. Subió a su cuarto y empezó a recoger sus cosas, sin duda no tardarían en subir a decirle que se marchaba.

* Mansión Malfoy:

Lucius se arremango la túnica y dejo al descubierto el tatuaje que llevaba en el brazo. De inmediato la calavera empezó a despedir un suave fulgor y el mortífago hablo como si lo hiciera a través de un Walkie Talkie.

-Listos para la operación Sangre-Sucia señor. El objetivo ha sido avistado cerca de Privet Drive. Nott, Crabbe y Goyle están listos para atacar.

-Excelente Lucius- silbó una voz fría- recordad que debéis aseguraros de que el asunto llegue a oídos de Potter. Ah y Lucius- avisó suavemente- Esta vez será mejor que no falléis.

-No habrá fallos se... señor- tartamudeo el aludido- ¿Pero señor, y si la sangre sucia no se presenta?

-Lo hará, me he encargado de eso personalmente- replico- Y a diferencia de otros mi querido Lucius, yo no me equivoco.

-¿Y si Potter no aparece?

-También me he ocupado de eso. Conozco a Potter, vendrá.

-Muy bien- a Lucius ya no se le ocurrían más argumentos. Solo esperaba que esos zoquetes no fallaran o todos lo iban a pasar bastante mal- Como deseéis Milord.

-Por supuesto que será como yo desee. Es decir si tenéis algún interés en conservar el pellejo. Ahora déjame, pon en marcha el plan se acerca el momento.

-Si mi señor- contestó Malfoy. Y la conexión se cortó.

-Ojalá esto salga bien- rogó mentalmente. Con un suspiro, salio de la mazmorra desde donde había estado hablando. Aunque no desconfiaba de su familia prefería que no le molestaran cuando hablaba con su maestro. Desde luego, se habría muerto de vergüenza si su hijo Draco le hubiese visto reñido por Voldemort. Eso le haría perder el respeto, algo nunca bueno en un Malfoy. Lo que Lucius no sabia es que ocultos entre las sombras, un par de ojos grises espiaban sus movimientos.

* Casa de los Granger:

Hermione daba vueltas en la cama intranquila. Algo la inquietaba pero no sabía el que. Había pasado el día intentando hacer sus deberes de Pociones, sin éxito. Siempre que se intentaba concentrar algo la distraía. Aunque Pociones fuese una de sus asignaturas más odiadas, eso no era excusa para ser incapaz de completar sus tareas, máxime cuando nunca había tenido problemas para hacerlo. En realidad, apenas estaban en julio, aun disponía de tiempo, pero Hermione Granger no había ganado su fama de empollona por nada. Era de esas personas que terminaban sus deberes nada más empezar las vacaciones.

-¿Que me pasa?- se preguntó- ¿No puedo pensar no me puedo concentrar. será por el ataque? Menos mal que mis tíos se mudaron de esa zona no quiero pensar en lo que habría pasado de haber estado ellos allí. Es curioso que el profeta no diga nada. Y este libro.

Sus ojos se posaron en el paquete que había recibido aquella misma mañana. Un libro de hechizos. Lo curioso es que había llegado por correo Muggle y no vía lechuza. Al principio pensó que Harry le enviaba un regalo. Pero la nota no iba a nombre suyo y desde luego el nunca le regalaría un libro como aquel. Nada mas observarlo, Hermione supo que ese libro jamás estaría en Hogwarts, a no ser en la sección prohibida y probablemente ni eso. Si alguien tenía interés en la magia oscura, seguramente usaba ese manual. Una vez más, desdoblo la nota que había llegado con el paquete. Estaba manuscrita y la letra era bastante difícil de leer.

A la señorita Hermione Granger.

Estimada señorita, Perdona que te escriba en primer lugar, pero si eres la mitad de generosa que inteligente accederás a ayudarme. Conozco tu gran habilidad con la magia, así como las excelentes calificaciones que has obtenido en los TIMOS del colegio Hogwarts de magia y hechicería. Por eso me permito enviarte este libro como obsequio, seguro de que tú lo apreciaras en su justo valor y sabrás darle el mejor uso. Por favor, no lo comentes con nadie y guárdalo a salvo, se trata de un ejemplar sumamente valioso y no debe caer en malas manos. Se que serás la guardiana perfecta y este libro estará a salvo contigo. Eres la única bruja en quien me atrevo a confiar.

Atentamente, Un admirador tuyo

Desde entonces, el libro yacía sobre su cama y ella no sabia muy bien que hacer con el. Quizás fuera eso lo que la molestaba- pensó- No saber que hacer con un regalo obviamente peligroso.

-Si tan solo Harry o Ron estuvieran cerca- pensó en voz alta- Ellos sabrían que hacer. Pero están muy lejos y no me atrevo a escribirles por miedo a que intercepten la carta. Seguro que cuando el que escribió la carta dijo "malas manos" se refería a las de quien-yo-se. En fin será mejor que recoja. Pronto será hora de cenar y es obvio que no voy a poder avanzar más en mi tarea por hoy.

La chica recogió sus pergaminos y tinteros y bajo al comedor con su familia.

-¿Hermione, te pasa algo hija? Estas en Babia.

-No pasa nada mama- se apresuro a responder Hermione- es solo que no tengo hambre. ¿Os importa si me vuelvo a mi cuarto? No me siento muy bien hoy.

-Échate y trata de dormir. Te sentirás mejor mañana- le respondió su madre.

Hermione se echo y trato de descansar, pero era obvio que tendría que pasar la noche en vela. Aburrida busco algo para leer, pero sus estanterías estaban repletas de libros que ella ya había leído y conocía casi de memoria.

-Tengo que recordar comprarme otro libro. En fin parece que tendré que releer alguno de estos- murmuro revisando la estantería- Tal vez Historia de Hogwarts o mil y un conjuros sencillos o tal vez. si ¿porque no?- su vista se detuvo en el nuevo libro- ¿Que pasará si le echo un vistazo? Al fin y al cabo, solo voy a leerlo no a hacer magia negra, no perjudicara a nadie que yo me distraiga un rato.

Dicho y hecho. La muchacha tomo el libro sobre su regazo y empezó a devorarlo. Sus ojos recorrieron velozmente las páginas mientras la noche avanzaba. Nunca supo que a miles de kilómetros de allí, una risa aguda y fría resonaba en burla por la ingenuidad de la muchacha. *Hogwarts:

Albus no podía dormir. Su instinto era casi infalible. Y su instinto en aquel momento le decía que algo no iba bien. Rápidamente, se quito el pijama y las zapatillas y se puso una túnica de vestir. En su despacho, los retratos de antiguos directores y directoras del colegio roncaban placidamente. Ninguno se despertó a su paso, solo Fawkes emitió un sonidito al pasar cerca de el, pero un leve gesto del director le hizo callar. En silencio, el mago se deslizo entre las sombras hasta cerca de la torre de Gryffindor, donde al parecer, otra persona además de el sufría de insomnio. Albus se oculto pegándose a la pared. Tarde o temprano tendría que revelar su presencia a aquella persona. Al fin y al cabo para eso había dejado su torreón-despacho. Pero aun no.

Minerva McGonagall estaba mirando por la ventana. La luz de la luna resplandecía en su pelo grisáceo que, por una vez, no llevaba recogido en un tupido moño si no suelto en una cascada hasta la cintura. Su camisón blanco la hacia parecer levemente un fantasma. Sin duda, estando tan cerca de sus dominios no le había parecido necesario cambiarse. Por supuesto- pensó Albus sintiéndose algo culpable- Ella no puede imaginar que alguien la observa. Pero así esta mucho más hermosa que cuando da clase. Y desde luego- pensó con cierto humor- ¡mucho mejor que cuando es un gato!

La mujer comenzó a tararear una canción por lo bajo. Albus la miro disfrutando del momento. Casi sentía tener que interrumpirla pero el tiempo apremiaba. Salio de las sombras y mediante una leve posecilla, llamo la atención de la mujer. Esta dejo de cantar de inmediato y se sonrojo. Rápidamente cubrió su cuerpo con el batín rojizo que había dejado caer a sus pies en aquella calurosa noche.

-Profesor Dumbledore- dijo por fin sonrojada- Veo que tampoco usted puede dormir.

-Siento molestarte Minerva. Pero los acontecimientos giran sin nosotros y no lo debemos permitir. ¿Veo que estabas observando la luna- comentó con una sonrisa- Dime Minerva, que ves?

McGonagall lo miro sorprendida. Aquella era mas una pregunta de las de la profesora Trelawney, siempre con sus acertijos y predicciones. Ella no leía el futuro se limitaba a intentar que este fuera para bien. Pero al encontrarse con los ojos del hombre, sintió que este la ponía a prueba, como si pudiera medir su fuerza a través de una simple pregunta. Decidió hablarle de sus temores.

-Es una noche tranquila Albus. Demasiado tranquila. Siento como si contemplara este paisaje por ultima vez porque la siguiente vez que mire por la ventana será todo muerte y desolación.- La voz de la profesora se había ido debilitando mientras confesaba- Tengo miedo Albus. Es como la calma que precede a la tormenta.

El la observo en silencio. Desde luego- pensó- Ella responde a mis expectativas, lastima que casi sea demasiado tarde.

-Tienes razón Minerva- confirmo sin mostrar nada de lo que sentía- Algo ocurre esta noche. Sin duda nada bueno. Pero no tengas esos presagios te lo ruego. No debes quitarle el puesto a Sybill ¡- dijo en broma- Recuerda que es SU trabajo predecir la muerte.

-OH Albus! No seas bromista. De veras temo algún mal suceso y por más que lo intento, no logro calmar mis temores. Se que mi debilidad es grande. Pero si quien-tu-sabes ataca.

-Minerva- la interrumpió el- Eres mas fuerte de lo que crees. Pero no te dejes llevar por el temor de los demás. Empieza llamando a las cosas por su nombre. ¿Nuestro enemigo, dime, quien es?

La mujer lo miro asustada. Sabia lo que el esperaba de ella pero no sabia si seria capaz de hacerlo.

-Albus- suplico- Albus no puedo por favor.

-¡DILO!- ordeno sujetándola por los hombros- ES UNA ORDEN. PRONUNCIA SU NOMBRE Y NO LE TEMAS MAS.

-V...VOL.VOLDEMORT!-Minerva escupió el nombre y contuvo el aliento. El eco resonó en el pasillo desierto. Permanecieron en silencio, expectantes, luego el mago tomo la palabra.

-¿Ves Minerva? El castillo no se derrumbara por eso. ¿Crees que Voldemort aparecerá solo porque le llames? No temas a un nombre es algo ridículo. De ahora en adelante le llamaras así.

-No creo que pueda Albus.

-Ya has pronunciado su nombre una vez Minerva. Encontrarás el valor de hacerlo de nuevo- Albus acerco a la mujer a su cuerpo- Necesito tu fuerza Minerva. Necesito tu poder más que nada en esta batalla- sus labios estaban a centímetros de distancia- Solo con valor y trabajando unidos venceremos a Voldemort. ¿Lo entiendes?

-Albus yo..- pero era tarde, tomándola por los brazos Albus la empujo hacia el haciendo que los escasos centímetros entre sus bocas desaparecieran. La beso desesperado, sorprendido el mismo como nunca lo había estado de lo que hacia, sabiendo solo que amaba a esa mujer y que no deseaba que ella sufriera daño. Hacia mucho que lo sabia, pero nunca lo había reconocido, ahora no había vuelta atrás. La mujer se separo sofocada, buscando aire. Si sus mejillas hubieran estado más rojas, habría echado fuego. Miro al director sorprendida, enfadada con el pero sobre todo, avergonzada por haberle dejado hacer, por haberlo disfrutado.

-Minerva. -No Albus, no me digas nada por favor- repuso ella- Esto no ha pasado, y ahora si me disculpas.

-¡NO! Es preciso que lo entiendas Minerva. ¡Te necesito! Necesito que no tengas miedo porque eres lo único que tengo para sostenerme y darme fuerzas. Te Amo Minerva, se que es el peor momento posible para decirlo pero te amo. Quizás no sea correspondido. Si es así no te preocupes no te volveré a molestar. Pero si vamos a arriesgar nuestras vidas contra Voldemort creí que debías saberlo.

Minerva lo miro a los ojos. Cada vez estaba más confusa. Pero en su límpida mirada vio coraje, valor. Y un verdadero amor hacia ella. Y se dio cuenta de que le gustara o no, sentía lo mismo. Siempre había admirado a aquel poderoso mago capaz de enfrentarse a Voldemort sin pensarlo. Ahora sin darse cuenta, lo amaba. Volvió sobre sus pasos y rodeo la cintura de el con sus brazos.

-Yo también te quiero Albus.

El corazón del mago dio un vuelco. Todos los presagios todas las desgracias no significaban nada en ese momento. En aquel instante el era feliz y no le hubiera importado que Voldemort apareciera con todos sus mortífagos en aquel instante. Así al menos podría gritarle antes de morir lo feliz que se sentía por haber conocido el amor. Estrecho a la mujer contra su pecho y permaneció en silencio. Un nudo en la garganta le impedía hablar.

-Lastima no haberlo averiguado antes- dijo por fin y ella lo miro tristemente- Vivimos una era tan oscura que no se si volveremos a ver la luz alguna vez.

-Yo tampoco lo se Albus- respondió ella- Pero se una cosa. No soy tan fuerte como tú ni tengo tu valor. Pero estoy dispuesta a luchar hasta el final. ¿Todos sabemos que es necesario enfrentarse a Voldemort pero, porque lo hacemos? ¿Acaso no es para poder vivir en paz y ser felices? ¿O es por el amor? ¿Algo que el no puede entender ya? Si no podemos luchar por nuestro amor Albus, ¿entonces que importa si Voldemort se apodera de todo y nos mata? ¿Y si destruye el mundo y lo cubre de tinieblas? Que sentido tiene la vida sin no hay amor. Es lo único que tenemos y yo no lo voy a dejar escapar.

El la miro sorprendido y feliz a un tiempo. Realmente no se había equivocado con esa mujer.

-Tienes tanta razón. Por un momento lo había olvidado mi amor- susurró a su oído- ¿Ves?- dijo divertido- Me has ayudado ya. Y has pronunciado su nombre. Te dije que lograrías hacerlo.

Ella se ruborizo.

-Algo va a pasar esta noche, y tal vez a partir de ahora las cosas sean distintas y mas difíciles- termino el- Pero haré cuanto pueda para enfrentarlas y se que tu también y saber que estas a mi lado y a salvo me dará la fuerza para hacerlo. Dime Minerva McGonagall, nos aguarda una dura lucha contra Voldemort, ¿puedo contar con tu lealtad?- pregunto el en tono solemne.

-Mi lealtad ha sido tuya- respondió ella sin dudarlo- Pero si lo deseas te entrego mi corazón.

-Lo acepto de buen grado- sonrió el- Bien, ¿supongo que esto significa un compromiso no crees?

-Si- respondió ella- el compromiso de que ninguno de los dos morirá en la batalla y abandonara al otro. Y el compromiso de que como algún mortífago te haga algo, lo pasara muy mal conmigo.

-Jejeje no tan mal como el que te haga algo a ti- bromeo Dumbledore- Soy capaz de hacerle el Cruciatus como me cabree. ¿Por cierto cuando quieres que lo anunciemos?

-Creo que será mejor guardar esto en secreto de momento. No quiero que los otros profesores me consideren una enchufada.

-¡¡¡Me imagino la cara de tus alumnos de Gryffindor cuando vean a su estricta profesora enamorada!!!- rió el-¡¡¡ Va a ser todo un espectáculo cuando se enteren!!!

-Calla calla que ya los imagino riéndose de mi. Perderé mi reputación.

-Bah! No te hará falta más. Si se ríen de ti solo dímelo y los convertiré en ranas de chocolate.

-Albus!!!

-¡Era broma mujer! Mm.. así que ahora tengo una novia secreta eh? Me siento como si volviera a estar en el colegio.

-Es que ESTAMOS en el colegio Albus- bromeo Minerva señalando a su alrededor- Solo que nuestra época de estudiantes paso. Aunque nunca es tarde para aprender algo.

-¿Como por ejemplo que nos amamos mas que nada en el mundo?

-Como eso- sonrió ella- Como dicen los Muggles, mejor tarde que nunca.

-¡¡¡Y tan tarde no quieras saber mi edad!!!- comento Dumbledore

-¡Jejeje no quieras saber TU la mía!- respondió la mujer.

Riendo aun, El la acompaño hasta su habitación.

-Vístete minerva, será mejor que te pongas algo menos cómodo- señalo su camisón y la bata que en algún momento de la noche ella había perdido- Debo convocar a los demás. Quiero hablar con ellos en cuanto sea posible.

-¿A estas horas?

-si, es urgente. Por favor date prisa.

Albus se marcho hacia su despacho pedía a los fantasmas que avisaran a los dos profesores restantes. Mientras en su cuarto, Minerva trataba de poner en orden sus revolucionadas hormonas.

*Residencia Granger:

Hermione continuaba enfrascada en la lectura del libro. Contenía ideas interesantes. Desde luego, a ella jamás se le hubiera ocurrido que se pudieran hacer ciertas cosas con un filtro de amor. En realidad, no entendía porque aquello eran Artes Oscuras. Aparte de un hechizo bastante desagradable para volver a la gente del revés (y quien tendría estomago para usar algo así) Y otro para cortar a alguien en pedazos, a Hermione no se le ocurrían motivos para no usar esos hechizos llegado el caso. Desde luego, seria buena idea aprenderlos- pensó- una nunca sabe. Repaso mentalmente los hechizos que había memorizado. Mm.. el último no se lo sabía bien, decía algo de inmovilizar al contrario y hacerle ver sus peores temores. Mientras buscaba la página del hechizo, Hermione topo con otra muy interesante. La leyó rápidamente mientras un montón de ideas poblaban su cabeza. ¿Y si.? Sin pararse a pensar, Hermione cerró el libro y lo cogió bajo el brazo. Se vistió apresuradamente y se calzó. Garrapateo una nota para sus padres explicándoles adonde iba y porque y salio de casa por la ventana. Corrió hasta la calle paralela a la suya y espero. Al poco, un enorme y extraño autobús paro junto a ella y ella subió sin vacilar. Había averiguado las paradas del autobús Noctángulo tiempo antes (por si una emergencia) y sabia que la llevaría hasta cerca de la casa de Harry. Necesitaba hablar inmediatamente con el.

El conductor del autobús la saludo amablemente.

-Buenas noches señorita. ¿Por favor adonde va?

-Lo más cerca posible de Privet Drive. Y por favor deprisa.

-Muy bien señorita, si quiere la ayudare a subir su equipaje. Y son trece sickles.

-No tengo equipaje gracias, y aquí tiene el dinero.

Hermione pagó su billete (suerte que había cogido dinero mágico antes de salir) y subió al autobús. Tomo asiento en la cama que el conductor le indico y el vehículo se puso en marcha. Pensaba dormir un poco pero el copiloto le llevo una taza de chocolate (incluida en el precio) y Hermione decidió tomarlo mientras repasaba el libro. Apoyo la taza en la cama con cuidado de no derramar su contenido y abrió el libro por la página que le interesaba.

El hechizo Lazarus

Este es un antiguo hechizo de la magia oscura que permite la resurrección de un muerto o muertos cuyos cuerpos no pueden ser recuperados. Solo funciona si ha transcurrido menos de un año después de la muerte del ser que se desea resucitar, siendo mayores las posibilidades de éxito cuanto menos tiempo transcurrido y solo tiene efecto en humanos con una parte de sangre mágica (NO en Muggles puros) ni en otras razas no humanas. Se basa en el poder de la sangre para llamar a la sangre. Requiere la colaboración de un mago poderoso y muy cualificado en artes oscuras. La poción ha de elaborarse en luna llena y hervirse al menos tres días añadiendo la sangre de la persona mas próxima al muerto ya sea por vía sanguínea o sentimental. La invocación debe ser realizada por al menos tres personas que cedan su energía para liberar al muerto y devolverlo a la vida. El hechizo Lazarus es extremadamente peligroso ya que si se aplica sobre una persona viva esta queda convertida en un Zombi atrapado entre vida y muerte y condenado a obedecer ciegamente a quien realizo el hechizo.

Seguían una complicada receta para elaborar la poción (Hermione no había visto nunca una mas complicada, seguro que era peor que la de la poción multijugos) y varias descripciones de cómo hacer el ritual. Hermione lo memorizo todo cuidadosamente, hasta estar segura de que podría repetir lo leído aun sin el libro delante. Le daba la impresión de estar preparando un examen de defensa contra las artes oscuras. Solo que esta vez, la que haría magia oscura seria ella. Ensimismada como estaba, no noto unos golpecitos en el hombro.

-¡Señorita! ¡Es su parada! Debe bajarse aquí.

-¿Que? ¡OH gracias! Adiós y buenas noches.

-Tenga cuidado por ahí sola. Corren malos tiempos y las calles no son seguras con cierta gente fuera.

-Lo tendré en cuenta gracias.

Hermione bajo del autobús y se encamino hacia Privet Drive. Había mirado la calle en un plano y esperaba no equivocarse. Ahora solo faltaba entrar en la casa sin levantar sospechas. Sin duda no podía llamar a aquellas horas de la noche y pedir que la dejaran ver a Harry. Tendría que hallar un modo más discreto de llamar su atención. Mientras caminaba por la calle concentrada en lo que haría, no advirtió que varios pares de ojos la espiaban desde la oscuridad.

* Callejón cerca de Privet Drive, poco antes:

Los mortífagos estaban hasta las narices. Llevaban media noche esperando ocultos en un callejón de mala muerte y todavía no habían tenido oportunidad de actuar. Crabbe estaba aburrido, Goyle se había dormido y Nott tenía unas ganas locas de ir al baño. Finalmente, un suave taconeo los puso sobre aviso. Nott despertó a Goyle de un codazo y los tres se asomaron a mirar. Vieron a una muchacha de unos 16 años caminando sola por la calle. Venia justo en dirección a ellos.

-¡Ahí esta!

-¡Por fin!

-Ya me estaba aburriendo

-¡¡¡Yo me estaba meando joder!!!

-¡¡¡Callaos los dos que os va a oír!!! -¡Pero si tu eras el que roncaba como un ceporro!

-Shhhhhh!!! ¡¡¡Que ya viene!!!

-¿Y si no es ella?

-Anda que como la liemos- protestó Crabbe- El Amo nos mata.

-¿Alguien tiene una foto suya?

-¿No seas zopenco como no va a ser ella? ¿Cuantas Sangre-Sucia se pasean solas por aquí a las tantas de la noche?

-Una jovencita así no debería pasear sola. Se arriesga a tener un mal encuentro. con nosotros jeje.

-¿Y si nos divertimos un poco con ella?- pregunto Nott con ojos de sádico.

-Ni se te ocurra Nott recuerda lo que dijo el Amo. Podremos divertirnos DESPUES de acabada la misión. Cuando aparezca el chico Potter si te divierte puedes quedarte con la sangre sucia. A mi personalmente me dan asco. - Murmuró Crabbe.

-Venga que ahí viene. ¿Preparados? ¿Listos? ¡Ya!

Los tres mortífagos se lanzaron al ataque. La chica, desprevenida, no los vio llegar.

*Privet Drive:

Harry cayó al suelo con un grito. ¿Que era eso que había sentido? Su cicatriz le ardía y sin embargo no sabia bien porque. A toda prisa tomo su varita y echo a correr. Recordaba la advertencia de Dumbledore, pero no podía quedarse de brazos cruzados. Algo más fuerte le decía que tenía que ir. Bajo corriendo las escaleras y paso ante sus atónitos tíos. Antes de que nadie pudiera detenerlo, había salido de la casa. Corrió por las calles como una exhalación, con una idea fija en mente. Ayudar a quien quiera que estuviera en peligro.

* Cerca de allí:

Hermione se giró al ver varias sombras que iban hacia ella. No las vio hasta que las tuvo encima. Aterrada vio como varios encapuchados se lanzaban hacia ella. Rápida pero no lo bastante, tomo su varita y lanzo un hechizo aturdidor. Dio a uno de ellos pero los otros no se rindieron.

-Expelliarmus!- grito uno de ellos. Antes de que pudiera contraatacar, la varita de Hermione salio volando. El otro mortífago simplemente la tiro al suelo de un empujón. Hermione se revolvió dando golpes patadas y descargando contra ellos todo su arsenal de tacos insultos y palabrotas (la verdad no era mucho pero 5 años con Harry y Ron de algo valían) pero dos hombres adultos y fornidos contra ella era demasiado. Sabía que no aguantaría mucho más. Desesperada, hizo lo único que podía hacer, lleno sus pulmones de aire, junto fuerzas y gritó en medio de la noche.

-HARRYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYY!!!

No era mucho. De hecho sabía que era difícil que su amigo la oyera. Aun estaban bastante lejos de su casa. Pero una fuerza nueva poseyó a Hermione. Estaba harta. Aquellos mortífagos podían vencerla. Pero no se iban a ir de rositas. Concentró las pocas fuerzas que le quedaban y las dirigió contra sus agresores. -¡¡¡INCENDIO!!!- gritó.

El efecto fue inmediato. Llamas incandescentes salieron de las palmas de Hermione chamuscando a los mortífagos que maldecían sorprendidos. Aunque la mas sorprendida era Hermione, que se miraba las manos como si advirtiera que las tenia por primera vez.

-¡Lo conseguí!- pensó- No se como pero lo conseguí.

No pudo saborear su triunfo. Furioso por las llamas que lo quemaban, Crabbe la golpeo. Lo último que sintió fue un puño gigante haciendo impacto en su cara y el sonido de su cabeza al golpear contra el suelo.

*Mientras a poca distancia:

-HARRYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYY!!!

Harry se detuvo al reconocer la voz. Era Hermione!!! ¿Que diantres hacia ella aquí? ¿Y a esas horas?

Bueno tendría que averiguarlo después. De momento era preciso salvar a Hermione de quien quiera que la estuviera atacando. Al borde de un infarto, se detuvo a tomar aliento oculto cerca de la pared mientras observaba las figuras que estaban junto a Hermione.

La muchacha yacía en el suelo. Uno de sus atacantes (Harry no necesitaba preguntarse si eran mortífagos, sus mascaras los delataban. Bueno, eso y la pinta de feos.) Estaba tirado en el suelo, obviamente aturdido. Otros dos se concentraban en apagar las llamas de sus túnicas. Harry sonrió. Su amiga se había defendido bien de aquellos cobardes.

-Despierta a Nott Crabbe

-¿Yo? ¿Y porque tu no?

-¡¡¡Porque yo aun estoy apagando las llamas que nos lanzo esa zorra!!!

-Esto. ¡ahora que caigo! ¿Cómo lo hizo si tú tenías su varita?

-¿Y yo que se? ¿A mi que me cuentas? Anda despierta ya a ese perezoso y vamos a la siguiente fase del Plan.

-Bueno bueno no te pongas así.- gruño Crabbe dirigiendo su varita al mortífago caído- ENERVATE!

¿-Que. que ha pasado?- murmuró Nott

-¡¡¡Ha pasado que te has desmayado y nos has dejado todo el trabajo sucio!!!

-No es mi culpa si esa sangre sucia me aturdió.

-Anda levanta y ayúdanos. Pronto aparecerá Potter y hay que preparar el cebo.

Harry estuvo a punto de soltar una exclamación. Así que por eso habían atacado a Hermione. ¡Solo para atraerle a el a una trampa! Malditos bastardos se iban a arrepentir. Harry dijo una palabra que sonaba muy pero que muy mal mientras se escondía más profundamente en las sombras. Debía esperar a que Hermione no estuviera en peligro para actuar.

En ese momento, Nott se concentraba en arrastrar a una inconsciente Hermione al medio de la calle para que su cuerpo fuera fácilmente visible. Al tirar de su ropa su camiseta se rasgo, dejando ver el torso de Hermione a la luz de las farolas.

-Guau! ¡Esta zorra no esta mal dotada chicos! Y si nos divertimos con ella un rato en lo que llega Potter?

-Si a ti te gusta tocar a una sangre sucia por nosotros adelante. ¡¡¡Pero espera a que tengamos a Potter y por lo menos vete al callejón so guarro!!!

-¡Jo! Eres un aguafiestas Goyle!- se quejó el otro- ¡Deja que Nott se divierta que mas te da! Además tiene razón. Esta noche ha sido muy aburrida habrá que compensarlo con algo.

El hombre se dirigió a Hermione y le puso un hechizo de atadura. Luego se alejo de ella e hizo señas a Nott de que hiciera lo mismo.

-ENERVATE!- gritó.

Hermione abrió los ojos de inmediato. Harry lanzo un suspiro de alivio. Al menos no parecía muy herida. Tan pronto como pareció recordar lo ocurrido la joven comenzó a debatirse contra el hechizo que la inmovilizaba.

-¿Quienes sois?- preguntó- ¡¡¡Soltadme ahora mismo!!!

Los mortífagos se rieron en respuesta. Hermione tomo nota de su camisa rota, y se giro tratando de ocultar a los hombres un espectáculo demasiado íntimo.

-¿Que te pasa bonita?- dijo Crabbe en tono de guasa- ¿No te gustamos?

-Tranquila amiguita no intentes nada raro.- la previno Nott- En cuanto tu amiguito Potter llegue, nos ocuparemos de el. Y luego tú y yo podremos divertirnos en algún rincón tranquilo- añadió mirándola de una forma que hizo que Hermione quisiera desaparecer bajo tierra.

-¿Harry? ¿Que os hace pensar que el vendrá?

-Oh nuestro Amo lo conoce bien, nunca pierde una oportunidad de hacerse el héroe.

Hermione tuvo que admitir que tenían razón. Su única esperanza era que estuvieran demasiado lejos como para que Harry se enterara de su situación.