La leyenda del busca digimons

por: Alvaro Sanchez

Capítulo 5.- ¿El paradero de Taichi o la calle de las rosas?

Hikari buscaba desesperada a Taichi entre las numerosas calles

que rodeaban las ruinas de la estación. Mientras ella y Angewomon

buscaban a Taichi, Koushiro se encargaba de atender con cuidado a

Koromon, que continuaba inconsiente.

- Koromon, reacciona...- Koushiro atendía solícitamente a Koromon, que

parecía estarse reponiendo después de haber hecho un gran esfuerzo.

Finalmente, después de un momento, Koromon despertó y encontró

a Koushiro viéndolo, mientras le sonreía levemente, con la cara

contraída en un gesto de ligera preocupación. Estuvo observando un

momento la cara de Koushiro, mientras intentaba recapitular lo que le

había pasado, hasta que súbitamente saltó al piso y gritó.

- ¡Tai!, ¡tenemos que recogerlo!- empezó a gritar desesperadamente.

- ¿Qué le pasó?- pregunto Hikari, mientras corría hacia Koromon

sorprendida.

- ¡Lo han tomado prisionero unos hombres de blanco!- dijo Koromon,

mientras observaba la ruinosa calle- ¡tenemos que rescatarlo!

- ¿Unos hombres de blanco?- Koushiro empezó a pensar ágilmente- dime,

¿Lo metieron en un automóvil blanco?

- ¡Si! ¿Los conoces? ¿Son criminales reconocidos?- Koromon empezó a

saltar en todas direcciones, como buscando algo.

- Koromon, esas son ambulancias, y esos hombres de blanco eran

paramédicos que seguramente lo vieron herido y lo recogieron...-

Koushiro pensaba mientras analizaba la situación- tenemos a Angemon de

nuestro lado...

- ¿Ah?, ¿Qué dices Izzy?- le preguntó Hikari, algo más calmada al saber

finalmente el paradero de Taichi.

- Tenemos que ir al hospital más cercano primero, luego tenemos que

contactarnos con Tk y Patamon- dijo Koushiro, mientras le hacía señas a

Kabuterimon, que había estado escuchando desde el aire, de que bajara.

- ¡Lo tengo!- dijo Koromon agachándose, y mientras su redonda cara

desaparecía un momento entre algunos trozos de concreto murmuró- creía

que lo iban a recoger, pero no le dieron importancia alguna.

Koromon apareció delante de ellos con el digivice y un collar

de Taichi.

- Debieron quitárselo para revisarle el cuerpo- dijo Hikari, mientras

recogía con cariño a Koromon y el digivice- ¡Vamos!

Los chicos dejaron la zona, y casi al instante aparecieron

numerosos equipos de salvamento, intentando encontrar heridos en un

lugar donde dos digimons habían muerto, pero ningún humano podía

decirlo con certeza, pues no habían dejado huellas.

Mientras empezaban a recoger algunos escombros, un terrible

estallido cercano asustó a todos los hombres que ahí trabajaban, y

desde un edificio cercano una ronca voz empezó a reír indiferente.

- ¡Fuera!- dijo de pronto.

No fué sufiente más que ese aterrador grito para que la mayoría

de la gente se vaya precipitadamente, y, los que no huyeron, se

quedaron lejos de donde habían comenzado a trabajar, revisando los

alrededores con terror.

Unos momentos después Shurimon, en compañía de Joe y Miyako,

llegaron, y vieron el desastre. Sobrecogedor era el paisaje, e inmensa

la destrucción. Los vidrios de los edificios cercanos habían estallado

junto con las numerosas explosiones en el campo de batalla. Numerosas

cortinas flameaban de manera lúgubre, empujadas por una pesada

corriente de aire.

Joe y Miyako revisaron desesperadamente la zona durante un

instante, hasta que Joe recibió un mensaje en su teléfono móvil.

- Izzy dice que los paramédicos llevaron a Tai al hospital, y que ellos

se dirigen allí- dijo Joe, mientras se desplazaba a la siguiente parte

del mensaje-. Además dice que nosotros deberíamos buscar a Angemon,

para que ayude a los médicos a curar las heridas de Tai... será mejor

que vayamos por Ikakkumon y los demás de paso- concluyó.

Inmediatamente, sin decirse nada, se pusieron en acelerada

marcha.

Entretanto, un poco al norte, Sora y Takeru no sabían nada de

lo que había pasado con sus compañeros.

- Esas explosiones se oyen terribles, los muchachos deben estar

peleando, pero me sorprende, se supone que teníamos que buscar a

Cupimon, ¿o es con él con quien pelean?- se preguntaba en voz alta

Takeru.

- Lo dudo, prometieron enviar una señal- dijo Sora.

- ¿Qué señal?

- Bueno, convenimos, ya que no todos tenemos teléfonos celulares, en

que un digimon vuele hasta una altura en la que todos podamos verlo, y

desde ahí haga algo que llame la atención de todos.

- Pero... Matt y Cody no tienen digimons voladores. ¿Y si ellos lo

encuentran?

- Una ráfaga de hielo volará por los aires, para comenzar.

- Sea como sea, podemos estar seguros que no todas las explosiones son

por Cupimon- afirmó Takeru, un poco pensativo-; por que los sonidos son

alejados unos de otros.

Así caminaban conversando Sora y Takeru, cuando sorpresivamente

apareció delante de ellos, con la agilidad de un Centarumon joven, la

esbelta figura del digimon alado.

- ¿Estan buscándome, Elegidos?- dijo una suave voz, que sonaba firme y

grave, pero tranquila.

- ¡Cupimon!- gritó Piyomon, que había estado volando un poco por encima

de los chicos desde hace un instante.

- ¡Te exigimos que regreses a nuestros amigos y a todos a la

normalidad!- le gritó con visible enojo Takeru.

- Mas yo solo les he dado valor y he intentado traerles felicidad-

respondió Cupimon, sonriendo pícaramente-, y veo que a ustedes les hace

falta un poco de eso...

Ambos adivinaron con rapidez las intenciones de Cupimon, y

corrieron a resguardarse de las numerosas flechas que Cupimon empezó a

lanzarles.

- No es así de fácil, verán, pequeños- dijo con traquilidad el digimon,

mientras volaba sobre ellos- lo que pasa es que la felicidad debe ser

dada, no pienso desperdiciar más flechas en ustedes, y mi intención es

firme, vamos, los veo muy tensos- concluyó, empezando a moverse a una

aterradora velocidad.

- ¡Piyomon!- gritó Sora, y sacó su digivice mientras continuaba con su

desesperada carrera.

- Es inútil, deben saber, resistirse a la voluntad de sus corazones- se

oyó, aunque ninguno de los presentes podía asegurar de donde provenía

la voz, pues cambiaba y se escuchaba arriba de ellos en todas partes-,

admítanlo, lo necesitan.

Los Elegidos buscaban desesperados donde esconderse, y los

digimons se preparaban para digievolucionar, cuando repentinamente una

fueza invisible empezó a levantar a los pequeños seres. No hizo falta

más de unos cuantos segundos para que los compañeros digimon de los

Elegidos yacieran inconsientes en el suelo.

- ¿Como te llamas?- dijo de pronto Cupimon, y se hizo visible

repentinamente justo delante de Takeru, que inevitablemente chocó

contra el digimon.

La sorpresa había aturdido momentáneamente a Takeru, y durante

unos intantes no supo que hacer, tendido en el suelo, pensando

confusamente. Muy tarde.

Justo después que Takeru cayera al suelo Cupimon desapareció

tan velozmente como había aparecido. Y le bastaron un par de segundos,

tiempo en el que Takeru yacía en el suelo, sumido en su confusión, para

reaparecer a sus pies nuevamente. Bajo el brazo izquierdo llevaba a

Sora, que confusa observaba aterrada a su alrededor, porque

repentinamente había aparecido allí, o eso le pareció a ella. En la

ballesta plateada empezó a brillar con intensidad una delgada estela

que rápidamente tomó la forma de una flecha. Justo en ese instante

Patamon entreabrió los ojos débilmente.

- Dije que no iba a desperdiciar más flechas en ustedes, más les haré

el favor de dejarles una muy especial- dijo con una sonrisa

benefactora, y dejó caer a Sora sobre Takeru.

Y Cupimon disparó, ni bien soltó a Sora. Una flecha atravesó la

espalda de Sora, y se demoró dentro de ella, mientras suavemente

atravesaba su corazón, hasta que su pecho tocó el de Takeru. En ese

instante la flecha la atravesó, incrustándose con fuerza en el pecho de

Takeru. Una descarga de pánico descendió de su cerebro y se dejó sentir

como un escalofrío. Cupimon se desvaneció en el aire.

- ¡Tk, no!- gritó Patamon desesperado, mas su grito desapareció ni bien

salió de su pequeña fauce, tal era su debilidad.

Takeru y Sora sintieron la flecha atravesarlos, hasta que

terminó de atravesar el corazón de Takeru, y desapareció. Aterrados

esperaban a ver qué les pasaba, pues si bien sintieron la flecha,

ningún dolor acompañó la sensación. Por último una orden empezó a

invadirles la mente, un poderoso llamado, y no se esforzaron por

desobedecerle, simplemente les pedía que se miraran a los ojos.

- Sora...- dijo Takeru, mientras observaba la temerosa mirada de la

joven.

Ambos se miraron durante unos instantes, hasta que vieron su

propia mirada reflejada en los ojos del otro Elegido. Repentinamente

Sora se levantó, mientras Takeru se arrastraba alejándose

desesperadamente de Sora. Se dieron la espalda inmediatamente. Takeru

respiraba agitado, y Sora pensaba, con los ojos desmesuradamente

abiertos.

- ¿Qué me ha hecho?- pensaba Sora- ¡Qué me ha hecho!

Mientras así sufrían confundidos Sora y Takeru, Ikakkumon y

Stingmon batallaban con desesperación. El enemigo que les había tocado

era poderoso e Ikakkumon no podía evolucionar sin Joe. Jessica se

mostraba inquieta y esquiva, siempre murmurando y lanzando miradas

rápidas y pensativas a todas partes, desconcentrando a Ken.

Megaseadramon, por su lado, atacaba eufóricamente, y sus devastadores

ataques rápidamente estaban haciendo mella en Ikakkumon, el pobre

digimon adulto mostraba ya su agotamiento.

- ¡Resiste Ikakkumon!- gritaban constantemente, mientras violentas

embestidas del inmenso digimon Mega eran dificultosamente esquivadas o

contenidas.

- ¡He llegado!- se oyó. Los digimons lanzaron una rápida mirada a Joe y

los refuerzos, mientras Shurimon raudamente acudían en su ayuda.

- ¡Se han tardado!- les informó Ken- por un momento temí perder. ¡Joe,

tu digimon necesita de tí, vé!

Joe corrió hacia Ikakkumon, que solícitamente acudió al

encuentro del joven Elegido.

- Ikakkumon, ¡tomate esto rápido!- exclamó Joe mientras le daba una

pequeña bolsa con líquido. Mientras Ikakkumon bebía Joe les entregó

bolsas similares a Ken y Miyako- ¡Denselas en cuanto puedan!- les dijo

mientras corría hacia Ikakkumon.

- ¿Qué son?- le preguntó Miyako a Ken.

- Parecen ser simplemente agua, pero además parecen tener concentrados

proteínicos- dijo Ken, mientras revisaba los textos que habían sobre la

bolsa.

- ¡Ikakkumon digievoluciona!- ordenó Joe. Ikakkumon inmediatamente

cambió de forma.

Con la ayuda de Shurimon, y con Zudomon repentinamente

recuperado y fuerte, el ataque fué de pronto constante y poderoso, y

Megaseadramon no tuvo más opción que escapar demoliendo un edificio

mientras escapaba.

- Tenemos que buscar a Tk y Angemon- dijo Miyako-. Tai recibió un

terrible golpe, y los médicos no lo van a curar, lo sé- dijo con

tristeza-. Mas sé bien que Angemon, con sus poderes, puede curar las

heridas de Tai rápidamente.

- ¿Y qué hay de Megaseadramon?- intervino Ken- No podemos dejar que

esté suelto por la ciudad, podría causar muertes y terribles destrozos.

- ¿Qué sugieren, chicos?- preguntó Jessica- Yo voy a buscar a ese

chiquillo y ustedes encárguense de buscar a Cupimon y Megaseadramon.

- ¿Seguro que podemos confiar en tí?- dijo Miyako- ¿no irás en busca de

Mimi?

- No, lo prometo- afirmó Jessica, poniéndose muy seria de pronto.

- Jessica...- Ken empezó a hablar un poco dubitativo- no podemos

confiar en tí, lo lamento. ¿Qué tal si acompañas a Yolei?

- ¿Conmigo?- exclamó Miyako.

- Si, y tú bucarás a Tk- dijo Joe-. Creo que es lo mejor.

Jessica partió con Miyako y Hawkmon a regañadientes, y los

chicos se pusieron a buscar a Cupimon o a Megaseadramon.

Unos manzanos mas allá, Takeru y Sora se esquivaban mientras en

sus mentes empezaban a girar con increíble velocidad numerosos

pensamientos e imágenes.

- Sora- dijo de pronto Takeru-, mejor busquemos a Cupimon, tal vez

pueda regresarnos a la normalidad...

A Takeru el efecto de la flecha le hacía efecto rápidamente;

pero aún conservaba algo de cordura. Por otro lado Sora, portadora del

emblema del amor, sentía dentro de sí una terrible lucha entre su razón

y los efectos de la técnica.

- Vamos- respondió Sora al fin-, tienes razón, antes que la técnica

haga efecto en toda su magnitud, debemos encontrar la cura...

Sora se volteó y, sin levantar la mirada una sola vez, recogió

a Piyomon y empezó a caminar. Takeru había quedado mudo; tan solo ver

el acongojado rostro de Sora hizo estallar dentro de él una extraña

sensación: debía consolarla. Se acercó, y su mano intentó tomar la de

ella, pero dudó justo al contacto, y tan solo fué un pequeño roce. Sora

tembló.

- Tk...- murmuró.

En ese instante Sora levantó los ojos y los fijó en la

acongojada mirada de Takeru. Ambos vieron la tristeza y la confusión en

el rostro del otro, y se tomaron de las manos, sin saber como se habían

acercado tanto, hasta que finalmente se abrazaron.

- Sora, encontraremos qué hacer, puedes contar conmigo...- decía

Takeru, mientras hundía su rostro en el hombro de Sora.

Mientras los dos se abrazaban, Sora empezó a llorar, y Takeru

empezó a acariciar suavemente su cabeza, mientras Piyomon reaccionaba,

en los brazos de Sora.

- Sora... ¿qué paso?

Lo que Piyomon vió la dejó inmediatamente muda. Sora y Takeru

se estaban besando.

Piyomon se bajó de los brazos de Sora, mientras ella y Takeru

continuaban abrazándose, dándose besos de vez en cuando.

Unos minutos después llegó Miyako con Jessica. Miyako divisó a

Patamon en una esquina tendido en el suelo, intentando incorporarse,

mientras Piyomon estaba sentada a su lado, observando acongojada algo

que la esquina ocultaba a las jóvenes y al digimon.

- Patamon, qué bien que te encuentro, ¿donde esta T...- empezó a decir

Miyako, pero al instante levantó la vista, siguiendo la mirada de

Piyomon.

- ¡Sora, Tk!- exclamó Jessica, que por su lado no tuvo que contener un

grito, como Miyako-. ¡Veo que se están divirtiendo!

Sora y Takeru se apartaron de un salto el uno del otro por el

miedo que la voz de Jessica les había despertado.

- Me encantaría que comprobaran los efectos de la técnica de Cupimon

con calma y... bueno, a solas -dijo Jéssica sarcásticamente-, pero su

amigo está herido, y necesitamos de este chiquillo y su digimon, ¿nos

disculpas, querida? -le dijo a Sora.

- Yo... Sora... -Takeru murmuraba de vez en cuando, pero se callaba de

pronto. Cuando ya se estaban alejando de Sora y Miyako, que la

acompañaba, gritó- ¡no! ¡Me importa muy poco Tai!, no me elejes de

Sora... -suplicó en un susurro.

Ante estas palabras Jessica se detuvo en seco y Takeru, que

empezaba a hacer fuerza para ir hacia Sora, cayó de espaldas.

- ¿Ahora ven? -dijo con una sonrisa cruel- ¡Me han alejado de Mimi a la

fuerza desde que llegué! ¡Tan solo el recuerdo del dulce beso que le

dí me mantiene tranquila! -se arrodilló delante de Takeru un instante,

pero casi inmediatamente se puso de pie- Debo buscarla, lo lamento

-diciendo esto, se alejó corriendo.

- Vamos todos, chicos -dijo Miyako, mientras el corazón le dolía al ver

a sus compañeros en ese estado.

Así la reducida compañía de Elegidos se puso en lenta marcha, y

ninguno tenía ánimo de hablar o de acelerar el paso. Sora y Takeru no

se dirigían una solo mirada, y el recuerdo de las palabras de Jessica

les ayudaban a aguantar, aunque les impacientaba la cercanía del otro.

- Hum... dos menos -mumuró una voz- y está el chiquillo del hospital...

eso nos deja solo diez... ya Cupimon se encargará de ellos, o tal vez

me haga cargo de ellos yo mismo...

La esbelta figura, embutida dentro de una larga gabardina

desaparecía en un callejon mientras se murmuraba sin cesar.

- Soy demasiado para ellos...

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Si, sé que me he tardado en sacar este capítulo, pero bueno, la

velocidad con la que se me ocurren cosas, o el tiempo que me saco para

escribir, son las limitantes, espero que me sepan esperar el siguiente

capítulo.

El siguiente capítulo titulará: LLegada de Angemon y el escándalo en el

área hospitalaria".

Agradezco a los que lean mi historia, y les ruego que envíen

comentarios, para mejorar las falencias o corregir los errores.

Escríbanme a alssus@hotmail.com

Ah, y a los de fanfiction.net, posteen como de costumbre, muy

agradecido!

Alssus the unmaker