Por: Escarlata
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Parte 9- Hola, chicas – saludó Mamoru en cuanto llegó al campamento de Ami y Rei.
- Buenas tardes, joven Mamoru – respondió Ami enseguida, inclinándose educadamente.
- Hola... – respondió una sonrojada Rei.
El par no tardó en notar la enorme sonrisa que Mamoru tenía en el rostro. Era obvio que él estaba contento por alguna razón. Intercambiaron una fugaz mirada y se sonrieron. Ami ya sabía qué hacer.
- Iré por algunos víveres a la ciudad – dijo Ami – Joven Mamoru, usted puede decirle a Rei los detalles de nuestro próximo trabajo mientras regreso. Quizá quiera quedarse a comer con nosotras.
- Claro que me quedo – contestó Mamoru – Entonces te esperaremos aquí.
Al retirarse, Ami le guiñó un ojo a Rei y pasó junto a Mamoru.
- Parece que el día de hoy usted está muy contento – murmuró Ami al caminar junto al joven – Su sonrisa lo dice todo...
La peliazul desapareció de escena como por arte de magia, dejando a Mamoru con un profundo pero discreto rubor en su rostro. Aquel comentario sólo le hizo recordar aquella limpia sonrisa que tanta alegría le había causado.
Perdido en el reciente recuerdo, había olvidado de pronto que estaba solo con Rei... la chica que estaba enamorada de él. Regresó a la realidad cuando escuchó que Rei aclaraba su garganta en un intento de llamar su atención. El joven pronto dirigió su mirada hacia ella, sintiéndose un poco mal de repente.
Rei sentía que el corazón le latía en la garganta. Por fin estaba sola con él. Por fin podría terminar su plática. Le declararía su amor sin importar qué se interpusiera.
- Mamoru... – murmuró al principio – yo...
Mamoru tragó saliva e igualmente se sintió nervioso... Pero ver el gesto sonrojado de Rei ya no le produjo la misma sensación que la última vez... sólo podía pensar en la sonrisa de Usagi Tsukino.
- ¿Está bien si terminamos la plática del otro día? – preguntó, por demás ruborizada.
- Eh... claro...
- Mamoru... yo... yo...
Las palabras eran articuladas con mucho esfuerzo... Tenía la frase completa en su mente, pero se estaba atascando en su lengua y se negaba a salir... El nerviosismo y el calor en su rostro tampoco eran de gran ayuda. Seguía sosteniendo su mirada con la de un ruborizado Mamoru, lo que le llevó a pensar que él ya sabía de qué se trataba todo eso.
- Mamoru... tú... tú... me...
Se estaba comportando como una perfecta tonta, no era posible que ella, la gran Rei Hino, se mostrara así ante él.
- ¡Mamoru, tú me gustas! – gritó en un arranque de coraje, sintiendo que su espíritu se liberaba con la confesión.
Mamoru ya sabía que eso era lo que Rei iba a decirle... Pero se sentía muy extraño... incómodo hasta cierto punto... La culpabilidad le impidió seguir sosteniendo la mirada azabache de Rei... ¿Cómo era posible que no sintiera lo mismo por Rei, a quien conocía desde hace mucho tiempo, y sí estuviera suspirando por alguien con quien sólo platicó cinco minutos?
Se gritó en sus pensamientos lo tonto que era por no sentir lo mismo por Rei... pero no lograba olvidar el rostro de Usagi... a pesar de saber que, quizá, no la vería de nuevo. Se dio cuenta que, lo más probable, era que nunca la volvería a ver... de nada serviría seguir pensando en ella cuando Rei estaba a su lado.
Lo mejor era darle una oportunidad al cariño que Rei le ofrecía y aprender a quererla, dándose a la tarea de olvidar a la chica de la que sólo conocía el nombre.
Rei notó lo callado que había permanecido Mamoru y le dio miedo aquella reacción. Temió que él tal vez no le quería igual... quiso llorar de pronto... pero resistió las ganas y esperó la respuesta.
- Rei... – dijo, esbozando una sonrisa – yo...
Rei se inundó de alegría al verlo sonreír... su mente ya había anticipado la respuesta. Algunas lágrimas escaparon de su rostro y se lanzó a los brazos del joven.
- No hables, – dijo, contenta – ya sé lo que vas a decirme... y gracias...
Mamoru correspondió el abrazo y se sintió un poco más aliviado. La calidez de Rei era increíble... pero no pudo evitar pensar que no era la misma que sintió la tomar la mano de Usagi... Sacudió su cabeza para sacar ese nombre de su mente... No debía pensar en esa extraña cuando tenía a una gran chica como Rei entre sus brazos...
Para terminar de convencerse, se inclinó un poco y unió sus labios a los de Rei, sorprendiéndola con un beso que ella pronto correspondió.
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Ami regresaba de sus compras, tratando de imaginar qué era lo que estaba pasando en esos momentos entre su amiga Rei y el joven Mamoru. Sonrió al pensar que su compañera ya le había declarado su amor a Mamoru. Rei era una chica decidida, así que no podía equivocarse en sus especulaciones. Su azulado Golduck le ayudaba con un par de bolsas de víveres.
- Tendremos que preguntarle los detalles a Rei – musitó Ami a su pokemon, sonriente.
- Golduck...
- Aunque apuesto que me lo dirá mientras intenta golpearme... – río – No lo parece, pero le da pena hablar de esas cosas y la única manera de sacarle la verdad es dejar que ella lo diga a su manera.
- Gold... duck...
De pronto, unas risas lejanas le hicieron detenerse unos segundos. Aguzó su oído y calculó que las risas provenían de unos cincuenta metros hacia su derecha. Dejó las bolsas entre unos arbustos y, junto con su pokemon, fueron a ver de quienes se trataban.
Le sorprendió ver que era el trío en su campamento. Reían y platicaban de lo más contentas. Ami decidió retirarse, pues no estaba acostumbrada a actuar sin Rei. Pero la plática de las chicas llamó su atención.
- Juro que él es realmente guapo – decía Usagi entre risas – Y tan caballeroso y amable...
- Eso me suena a amor a primera vista – musitó Makoto – ¿No estás de acuerdo, Mina?
- Sí. Pero dinos cómo es físicamente, Usa, no logro imaginarlo con sólo saber que es amable.
- Es más alto que tú, Mako, y moreno, de ojos azules y cabello negro...
Ami contuvo la respiración al darse cuenta que esas eran las primeras características del joven Mamoru. Pero quizá sólo era una coincidencia, el joven Mamoru no era el único chico alto de ojos azules en toda la ciudad.
Ahora sí decidió retirarse, mejor era ir por Rei y hablarle de ellas para planear algo. Sólo esperaba llegar y no interrumpir nada... o Rei la mataría...
Sin querer, una rama se rompió bajo su pie e hizo que el trío se pudiera alerta.
- ¡¿Quién está ahí?! – exclamó Makoto, sacando de inmediato a su Pikachu – ¡Ve, amigo, fíjate quién es!
El Pikachu corrió a los arbustos y acorraló a Ami, pero el Golduck reaccionó rápido y mandó a volar al Pikachu con un solo ataque de 'Chorro de Agua'.
- Mejor no se acerquen – dijo Ami, escondiéndose tras un árbol para evitar que vieran su rostro – No deseo pelear.
El trío no tardó en reconocer la suave e inconfundible voz de Ami. Usagi fue la primera en intentar acercarse, pero el Golduck le cerró el paso.
- Ami Mizuno, sé que eres tú – dijo la rubia – No es necesario que te escondas.
La peliazul casi se infarta de oír su propio nombre de labios de aquella chica. ¿Cómo era posible que ella supiera su nombre?
- Sal, por favor – pidió Usagi – Dices que no quieres pelear, y te creo.
Ami dudó unos segundos... Pero si aquella chica conocía su identidad, esconderse ya era absurdo. Salió de su escondite y encaró al trío. Notó en ellas un gesto de sorpresa... ¿Porqué la conocían?
- Ami... – murmuró Usagi, pero fue interrumpida por una confundida Ami.
- ¿Cómo es que me conoces? – preguntó.
- ¿No me recuerdas, Ami?... Éramos amigas... – dijo la rubia.
- ¿Amigas?
- Quizá no me recuerdes, por que han pasado diez años desde la última vez que nos vimos... – explicó.
- ¿Diez años?
Los mismos que llevaba sin ver a su madre... entonces... quizá esa chica era de su ciudad natal, Juuban.
- Conozco a tu madre, la doctora Mizuno. Fuimos amigas hasta que te fuiste con tu padre después del divorcio.
Ami se quedó como en estado de shock... El divorcio de sus padres... Había sido una experiencia tan cruel que ella mismo bloqueó sus recuerdos sobre eso. No recordaba mucho de su vida en Juuban, por que también había bloqueado esa parte de su memoria. Miró detenidamente a Usagi y creyó recordar esas facciones alegres.
- ¿Usagi? – se preguntó, aún ensimismada.
- Sí, Ami, soy yo.
Usagi intento acercarse de nuevo, pero Ami, con una simple seña, hizo que Golduck de nuevo le cerrara el paso.
- ¡No te acerques! – exclamó.
- Pero, Ami... ¿qué haces con el Equipo Rocket?... Tú eres buena, sé que no te gustan estas cosas... ¿Porqué lo haces?
- Calla, por favor... – rogó, soltando algunas lágrimas.
- ¿Qué crees que pensaría la doctora Mizuno de esto?... ¿Qué hay de tu padre?
- ¡Cállate!
- Ami, por favor, escúchala – dijo Makoto – Tu madre te extraña mucho...
- ¡No metan a mamá en esto!... ¡Déjenme en paz! – gritó, echándose a correr – ¡Vámonos, Golduck!
- ¡Ami, espera!
Pero Ami fue más rápida y pronto le perdieron el rastro.
Continuará...
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