POKEMOON

Por: Escarlata

***************************************

Parte 13

Era de noche cuando llegaron a Ciudad Verde. El frío era soportable, pero igual se antojaba una suave cama para dormir, al menos por ese día. Y, pese a eso, el Centro Pokemon de Ciudad Verde estaba demasiado vacío para ser verdad. Muchos entrenadores, temiendo algún ataque del Equipo Rocket, sacaron a sus pokemon del Centro y optaron por pasar desapercibidos por la ciudad.

Las calles igualmente estaban vacías, poca gente, pese a no ser entrenadores, temía salir por la noche.

Usagi, Makoto y Minako estaban algo sorprendidas por el temor que las personas demostraban ante el Equipo Rocket. Sabían que se trataba de Ami y Rei, pero ese par de chicas hacía demasiado bien su trabajo, era increíble... De ser malvadas de verdad, ninguna de las tres tendrían a sus pokemon a esas alturas.

Estaban cansadas, pues apresuraron el paso para llegar a ciudad Verde cuanto antes, necesitaban descansar bien para poder encontrarse con el par. Entraron al Centro Pokemon de la ciudad a pasar la noche y atender a sus cansados pokemon... que, por alguna extraña razón, y pese a no haber batallado en los últimos días, resentían el cansancio de sus entrenadoras.

Dejaron sus pokemon con la enfermera y se acomodaron en los suaves sillones del recibidor del Centro, que era donde se les permitía dormir a los entrenadores. Al amanecer sus pequeños amigos estarían como nuevos.

- Mako... tengo hambre... – lloriqueaba Usagi desde uno de los sillones.

-  Je... yo también... creo que la cena rápida en el bosque no fue suficiente... – agregó Minako, sujetándose el estómago graciosamente.

- No se preocupen, tengo suficiente comida en mi mochila – sonrió Makoto de forma amorosa.

La alta chica abrió su mochila y preparó unos bocadillos de arroz... Una verdadera bendición para sus hambrientos estómagos. No fue necesario que Makoto mencionara que también tenía hambre. Y mientras terminaban sus bocadillos de medianoche, un par de siluetas se colaban como sombras entre los pasillos del Centro Pokemon...

- Les va a doler el estómago por comer tan tarde – murmuró una voz con tono burlón desde una esquina.

Era una voz profunda que les sacó un buen susto al principio, pero pronto reconocieron aquel tono como el de Rei. Volvieron sus miradas hacia la esquina y la chica apareció de entre las sombras como fantasmas. Ami inmediatamente apareció tras ella, sonriente como nunca.

- Buenas noches – les saludó la peliazul de forma cortés.

- ¿Siempre se meten así en los sitios que van a robar? – preguntó Minako con una sonrisa nerviosa.

- Mmm... sí... lo mejor no es hacer escándalo – dijo Rei con una ligera risa – Tenemos puesto el uniforme, si hacemos ruido, el escándalo sería enorme.

- No podemos dejar que la enfermera nos escuche... – agregó Ami.

- Je... olviden eso, ¿cuál es el plan? – preguntó Makoto.

- Vamos afuera y se los explicaremos – les pidió Rei – La enfermera hace rondas cada dos horas, no tarda en ser la ronda de las doce... y si nos ve a todos aquí, nos meteremos en problemas...

- Sólo acomoden sus cosas de manera que parezca que siguen dormidas... la enfermera sospechará si no las ve – continuó Ami.

Hicieron lo que ellas les pidieron, acomodaron bien todo y salieron por una puerta alterna que el par había abierto para poder entrar. Afuera les esperaba Mamoru, sentado bajo un árbol mientras le daba de comer a su Piggeot. Al lado del joven, había enorme bolsas transparentes con incontables pokebolas, indudablemente, las que se habían dedicado a robar en el camino.

Usagi se puso algo nerviosa de ver a Mamoru, éste también se mostró un poco incómodo. Rei no pareció sospechar nada en ellos... y Ami se alegró al darse cuenta de eso... Sería un gran problema de ser así.

- Ellas son quien van a ayudarnos – dijo Rei, abrazándose del joven – Deja te las presento...

- Sólo sé el nombre de ella – le interrumpió Mamoru con una sonrisa... que en todo momento pareció de lo más casual y normal. Señaló a la rubia de las coletas, quién también fingió normalidad – Se llama Usagi Tsukino... hace tiempo choqué con ella por accidente, pero no esperaba volver a verla.

- Ummm... supongo que es el destino – sonrió Rei – La chica alta es Makoto Kino, y la rubia es Minako Aino.

- Es un placer conocerlas, soy Mamoru Chiba – saludó Mamoru amablemente – Y en verdad les agradezco su ayuda.

Ami soltó un silencioso suspiro y se tranquilizó, al parecer, por lo que acababa de ver, sólo se había preocupado de más por un asunto tan sencillo.

- El plan es el siguiente, chicas – intervino la peliazul con tono serio – Mañana, Rei y yo entregaremos estos pokemon a Giovanni personalmente. Iremos a verlo alrededor de mediodía. Pero ustedes tendrán que entrar desde antes al laboratorio; el joven Mamoru las guiará y les facilitará la entrada.

- Las esperaré aquí mismo a las once – dijo Mamoru – Estaré vestido de civil y haré mi parte. No tendrán que preocuparse por entrar al sitio.

- Confiamos en que puedan dialogar con ese Drowzee y liberar a nuestros familiares – dijo enseguida Rei – Una vez que lo hayan logrado, Mamoru nos avisará por el comunicador y nosotras nos encargaremos de derrotar a Giovanni. Eso no nos tomará más de cinco minutos... – finalizó con cierta malicia.

- ¿Todo claro? – preguntó Ami.

El trío se miró entre sí. Todo estaba claro y entendible... sólo tenían una pequeña duda que no tardaron en exteriorizar...

- ¿Y si no podemos convencer a ese pokemon de soltar a sus familiares? – preguntó Minako con compartida preocupación – Al menos yo dudo que podamos hacer algo así.

Makoto y Usagi sólo asintieron con la cabeza. Mamoru en cierta forma también parecía dudoso. Ami y Rei se miraron momentáneamente y se sonrieron... esas chicas se subestimaban así mismas. Se sonrieron de tal forma que nadie sabía qué estaban pensando en realidad.

Ami les dirigió de nuevo la mirada y se sentó en el césped, Rei le imitó en silencio y pronto el resto hizo lo mismo con gran extrañeza.

- ¿Porqué se quedaron en el Centro Pokemon, eh? – preguntó Ami con aquella misma sonrisa.

El trío se mostró más extrañado aún, pero igualmente respondieron.

- Estamos cansadas, necesitamos comer bien – dijo Makoto.

- Hikari y los demás pokemon también están muy cansados – agregó Usagi.

- ¿Acaso pelearon mientras venían? – preguntó enseguida la peliazul.

- No... – negó Minako con la cabeza – sólo están cansados.

- Bueno... supongo que ustedes se sentirán un poco mejor si comen más, ¿verdad? – sonrió Rei, ofreciéndoles algo de comer que sacó de su mochila.

- Adelante, coman... nosotros tres ya cenamos – finalizó Ami.

Llenas de confusión, comieron aquello, muy delicioso, por cierto; y se sintieron mejor, sólo necesitaban dormir. Mamoru no dijo nada en todo ese rato, estaba tan confundido como ellas. Ami jugueteaba con una pequeña bolsa de pokebolas mientras Rei picaba a ratos la comida.

Una vez que terminaron de comer, Ami les preguntó cómo se sentían... mucho mejor, claro...

- Bien... sólo necesitamos dormir... – murmuró Usagi.

- Ellos también es todo lo que necesitan ahora – dijo Ami con una sonrisa, sacó una pokebola de la bolsa y liberó al pokemon – ¿Verdad, Hikari?

Era la Clefairy de Usagi. Tanto Mamoru como las chicas se sorprendieron. Ellas habían robado las pokebolas del Centro sin que nadie se diera cuenta. El pokemon asintió y se abrazó brevemente de Ami, después de Rei y enseguida se lanzó a los brazos de su entrenadora.

- Si ustedes están bien, sus pokemon también... si tienen hambre, ellos también; si tienen sueño, ellos también – dijo Rei con cierta emoción en su voz, tomó la bolsa que tenía Ami, donde, indudablemente, estaban las pokebolas del trío – ¿Quieren otra prueba?... metan la mano a la bolsa, sin ver, y sacarán las pokebolas que les pertenecen, y sabrán qué pokemon está dentro...

La sorpresa era inmensa, cruzaron extrañadas miradas y Makoto fue la primera en ponerse a prueba. Metió la mano en la bolsa y sintió varias pokebolas... las palpó unos instantes y en varias de ellas sintió una familiar sensación de calor... tomó una de las pokebolas y la sacó... era totalmente verde, color que distinguía sus pokebolas del resto de sus amigas. Un nombre salió de sus labios de forma automática.

- Bulbasaur...

Y el pokemon atendió al llamado de su dueña y salió de su pokebola. El pequeño restregó su cabeza cariñosamente contra Makoto... la alta chica estaba sin habla; Mamoru, Usagi y Minako también.

- Ahora háganlo ustedes... – animó Ami al par de rubias – Harán lo mismo que ella sin problemas...

Y así fue... No necesitaron más pruebas.

- Nosotras también podemos reconocer y sentir a sus pokemon sin necesidad de conocerlos a todos – dijo Ami – Todos están saludables y felices... Y si quieren otra prueba – murmuró, sacando una de sus pokebolas y mostrándoselas – Tóquenla y díganme cómo se siente mi pokemon.

Las tres tocaron la pokebola y sintieron cierta frescura, comodidad... felicidad...

- Es... es... es tu Vaporeon – musitó Usagi.

- Cierto... – respondió Ami con una sonrisa.

- Está muy feliz ahí, está feliz de estar contigo – prosiguió una maravillada Minako

- Y tiene demasiada fuerza – finalizó Makoto – más fuerza que cualquiera de mis pokemon.

Ami volvió a guardar su pokebola.

- Ustedes son las más capacitadas para hacer esto – les dijo Rei – han avanzado mucho desde aquella vez que nos encontramos, están en el nivel tres y les falta muy poco para llegar al cuatro.

- Confíen en sus propias habilidades... lo harán bien con ese Drowzee, se los aseguro... – murmuró Ami – ahora vayan a dormir y denme sus pokebolas, tenemos que regresarlas a donde estaban o puede haber problemas.

- Yo las esperaré aquí mañana a las once – dijo Mamoru después de un largo rato de silencio.

- Descansen bien, ¿vale?... mañana nos vemos – se despidió Rei y fue la primera en ponerse de pie.

La despedida fue breve. El trío regresó al Centro Pokemon, Ami fue sola a devolver las pokebolas a su sitio, Mamoru y Rei se quedaron de pie bajo el árbol.

Pronto, la pareja se abrazó, por iniciativa de Rei... quién no pareció percatarse que la vista de Mamoru siguió a Usagi hasta entrar al Centro. El joven de nuevo se sintió culpable de estar pensando en la rubia y no en la chica en sus brazos. Pero Usagi tenía algo muy especial que le obligaba a pensar en ella. La incomodidad lo invadió y gentilmente se liberó del abrazo. Rei ahora sí se extrañó, pero no mencionó nada.

- Me adelantaré al Gimnasio – dijo rápidamente y le dio un veloz beso en la mejilla, yéndose de inmediato.

Rei presintió algo malo en eso... pero tenía que concentrarse en el plan trazado, ya después se preocuparía de aquello...

Continuará...

***** ***** ***** ***** *****