La sombra del ayer

Capítulo Séptimo La luz de la esperanza

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"El cañón está listo comandante"

"Bien, mañana dispararemos apenas nos llegue el primer haz del alba"

"¡Avisaré a las tropas mi señor!"

"¡Hazlo, desde hoy nuestras fronteras han de ampliarse hasta donde nuestra vista abarque!" el comandante rió a carcajadas mientras murmuraba entre risillas "Ya verás Eladamri, te acabaré con mis propias manos."

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Durante la noche, el gran baile había sido todo un espectáculo, desde el salón hasta la cena, todo era de primera clase, la gente era un tanto altanera, pero en esos lugares uno puede esperar eso y más de la gente rica en economía, pero pobre en el tamaño de su corazón.

-¿Te diviertes Kazu-kun?- preguntó cierta chica de ojos escarlatas a su acompañante mientras bailaban teniendo alrededor a bastantes parejas que hacían exactamente lo mismo

-Claro.- respondió el con su clásica sonrisa -Hacía mucho tiempo que no me entretenía de tal manera, aunque el lugar es un poco tenso ¿no crees?- dijo mientras veía al final de la pista a un cierto número de chicas que estaban mirando fijamente hacía ellos con cara de pocos amigos -creo que ahora sé por qué Ruki es tan antisocial.- dijo irónicamente a lo que su acompañante respondió con una sonrisa

-Solo están celosas.- dijo ella mientras recostaba su cabeza en el pecho del chico, cosa que sorprendió bastante al último, que después de tensarse y subírsele el color a la cara, pudo juntar suficiente coraje y abrazar a la chica mientras bailaban un poco más suave que antes, puesto que la posición era por de mas decirlo, bastante agradable.

-¿en que piensas Googlehead.?- murmuro Ruki que tenía su cabeza en el hombro del chico

-En lo que me van a hacer esos tipos cuando me encuentren a solas.- dijo mientras tragaba saliva y veía a una pequeña asociación de chicos que lo observaban con miradas que podrían matar de un infarto a una persona diabética

-Que miedoso eres.- dijo ella sonriendo a lo que él la miró tiernamente

-Por lo menos yo tengo a la chica.- dijo mientras la abrazaba cuidadosamente -Y es una chica que vale más que dos o tres palizas.- dijo mientras olvidaba a los chicos y se concentraba en bailar

-¿Y si son cuatro?- preguntó ella juguetonamente

-Creo que debería considerar acabar con nuestra relación.- dijo el suspirando irónicamente, aunque la chica lo veía con su clásica sonrisa de chica mala -O podría comprarme una pistola.- dijo el haciendo a Ruki reír

-El matón Takato y su revolver legendario.- dijo ella mientras hacía su voz estilo viejo oeste

-Y su chica sexy vestida de cuero negro y un látigo.- le siguió el juego, pero consiguió una estirada de oreja -¡Era solo una broma!- se defendió

-¡Mantén tu retorcida mente y tus fantasías eróticas alejadas de mí googlehead!- dijo ella soltándole el oído mientras lo miraba de una manera amenazante

-Por lo menos te he visto en bikini.- dijo el sonriendo, gesto que cambió inmediatamente al recibir otro estirón de oreja, que era la forma de Ruki de reprender a su novio

-¡eres como todos los hombres!- le dijo ella mientras soltaba de nuevo su oreja -menos mal que no me tomaste fotos.- dijo ella ruborizándose

-¡Eso es lo que tú crees.!- le dijo el mientras sonreía, comentario que le costó un tercer estirón a su cartílago audio sensorial, cosa que le dejo inhabilitado para hablar, pues un estirón más significaría la pérdida de su oído.

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En la habitación de cierto chico peliazul, su computadora aún prendida desplegaba en la pantalla un código de programación, que el chico había estado esperando por más de dos horas a que se mostrase, sin embargo, la espera y su impaciencia, combinadas con la fría noche, le habían dejado un resultado no deseado, y era así, como esperando el código se había quedado dormido, cabeza en el escritorio, al lado del teclado y el mouse.

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En el digimundo era de noche otra vez, miles de paquetes de polvo de datos corrían alrededor del mundo digital para marcar el inicio de la estación tiniebla, donde la mayoría de los digimon dormían, o se podría decir que cesaban sus funciones logarítmicas de programa computacional.

-Ojalá Takato abra la puerta pronto, es bastante frustrante tener que estar aquí esperando a que algo suceda, y ni siquiera hay digimon problemáticos el día de hoy para pasar el tiempo.- dijo cierto digimon oscuro de aura blanca soltando un suspiro que pareciera lo traía en su ser desde hace tres días digitales

-Ten calma Guillmon, ya verás que pronto lo lograrán.- dijo un digimon entre las sombras

-¿Porqué siempre me hablas desde las sombras para luego salir a verme de cerca?, eres un digimon bastante extraño.- le dijo el brillante a las sombras

-Me gusta ser misteriosa.- dijo la voz, que si bien no había salido de la oscuridad que le brindaba una enorme roca, el lumínico estaba seguro estaba sonriendo

-Misteriosa serías si no te conociera.- dijo el brillante sentándose a la orilla de un lago de aguas verdes

-Debes admitir que el no saber cuando llegaré es bastante desconcertante- dijo al fin saliendo de las sombras

-Renamon no seas ilusa.- le dijo el brillante a lo que la zorra lo miró confundido -puedo detectar tu aroma, oír tus pasos y sentir tu presencia a más de tres kilómetros de distancia.- le dijo sonriendo

-¿Es decir que todos mis esfuerzos son en vano?- le preguntó ella siendo sarcástica

-Así es.- dijo el brillante calmo -Y lo mismo va para ti también Terriermon.- dijo volteando a ver hacia lo alto de un árbol cercano de donde se oyó después un ruido cayendo al poco tiempo un pequeño digimon conejo

-Tu si que eres misterioso Diamantyuemon, aún que te conocemos hace mas de siete años, nos sigues sorprendiendo, si no es con tu apariencia.- dijo el mirando a un lado de manera irónica -es con alguna técnica o destreza oculta-

-¿Qué debo decir a eso Terriermon?- le dijo mientras le sonreía

-Nada.- le dijo el pequeño digimon saltando a su cabeza como lo haría hace siete años -Tal vez podríamos recordar viejos tiempos, para pasar el rato.- sugirió el pequeño mientras tapaba los ojos de su amigo con sus grandes orejas

-¿No deberíamos estar recuperando fuerzas?- dijo una zorra sarcásticamente mientras se sentaba al lado del más grande que tenía en su cabeza al más pequeño, a lo que ambos hicieron mala cara

-¿Desde cuándo es tan aburrida Terriermon?- le preguntó el brillante a su diminuto amigo

-desde que le dijeron que sería una Deva.- contestó el pequeño

-Lamento no ser la mas divertida del mundo, pero tenemos cosas importantes de que hacernos cargo.- dijo ella introduciendo una de sus blancas patas al agua esmeralda

-Mo man tai.- le dijo el pequeño -Los Devas también necesitamos un poco de tiempo libre, ¿no es verdad Diamantyuemon?-

-Claro.- dijo calmo -Además es una hermosa noche. recuerdo un día que fuimos de campamento junto con Calumon, ¿recuerdas?...-

-Claro, un gran problema eléctrico.- dijo el conejo sonriendo malévolamente

-Pero después de aquel incidente nos divertimos bastante, fue la última vez que vi el cielo del mundo real de manera tranquila.- dijo mientras sonreía y veía hacía el firmamento digital, donde se divisaba el gran mundo real -Y era una hermosa noche, como lo es esta. lo primero que haré al volver al mundo real será ver aquellas hermosas estrellas.- dijo él volteando a ver a Renamon -Y comeré una gran cantidad de Pan en forma de Guillmon.- dijo el mientras sonreía de una manera que no hacía desde que estuvieron en el mundo real, enseñando sus colmillos, cosa que hizo reír a sus acompañantes

-¿Del que tiene ojos de grenetina- preguntó el conejo de manera juguetona, logrando sustraer un "Yay" del brillante, que no pronunciaba desde que era Guillmon, gritó que hizo que los tres amigos estallaran en carcajadas

-Hay cosas que nunca cambian.- dijo la zorra mientras recuperaba la compostura -Es hora de dormir.- dijo mientras hacía su técnica especial de "Onn", una barrera de energía más débil que cuando digievolucionaba a Taomon, pero que les daría tranquilidad durante las horas de sueño, se recostó sobre el hombro derecho de Diamantyuemon, y cerró los ojos. -Buenas noches Guillmon, buenas noches Terriermon.- fueron sus últimas palabras

-Creo que dormiré también amigo.- dijo el conejo mientras se postraba en las piernas del brillante

-Buenas noches. amigos.- dijo al final mientras se recargaba en una piedra, dando soporte a sus amigos los cuales después de mucho tiempo, dormían con una gran sonrisa, debida al estar reunidos de nuevo, y que volverían a ver a sus camaradas muy pronto.

***

Cierto chico llegaba a su casa después de haber acompañado a su pareja a su hogar después de una inolvidable noche, y un gran baile, se desvistió de su traje casual y se colocó sus pijamas, para después postrarse en su cama, dispuesto a dormir, cosa que no logró debido a cierto aparato inalámbrico que hacía bastante ruido.

-Maldito celular.- dijo mientras se ponía en pie de mal humor, y se dirigía hacía un pequeño escritorio, donde dicho aparato se encontraba -¿quién puede ser a esta hora?- comentó mientras veía la pantalla del teléfono -¿Ruki?- dijo contestando la llamada

-¡Takato!- dijo un tanto exaltada

-¡¿Ruki qué pasa?!- dijo el atemorizado de que le hubiera pasado algo, no muchas veces le llamaba por su nombre de no ser por algo importante

-Llegué a mi casa.- logró decir la chica un tanto apresurada lo que hacía que su voz fuera un tanto distorsionada -¡Y la luz Takato, la luz!- dijo mientras se le acababa la voz

-¡Cálmate Ruki!, ¿de que luz me está hablando?- preguntó mientras esperaba la respuesta, que hizo que soltara el teléfono, dejando del otro lado de la línea a una chica bastante frustrada y confundida, pero en estos momentos, su cerebro solo repetía la respuesta de su novia, mientras que sus ojos estaban más abiertos que nunca, su mente reiteraba y recalcaba una y otra vez la voz de Ruki "¡Tú maldita luz verde, de tú maldito aparato!" -La puerta- logró balbucear -¡Esta abierta!- gritó haciendo despertar a sus padres y a los vecinos de tres casas a la redonda.

Fin del capítulo séptimo

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Siete y más en camino, a partir de ahora la acción no se hace esperar, como siempre pueden dejar sus comentarios en argorytmo@hotmail.com o bien, dejen un read and review con su opinión