Anna, la Itako.
5. Es solo mi cumpleaños...

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"Buenas noches radioescuchas! Hoy es 27 de junio, y la lluvia esta infernal, les recomendamos no salir de su casa, y si lo hacen, lleven un paraguas...!" la radio fue callada antes de terminar el mensaje del locutor, fue entonces cuando la lluvia, en forma de balas, golpeteaba contra el parabrisas del auto.

Podría ser un ruido incomodo, pero no para ellos, no para quienes desean no escuchar nada.

"Era bastante incomodo..." decía una mujer de cabello rubio de voz muy parecida a la de su cara, llena de peso e inexpresiva "Sabes como me desesperan ese tipo de personas..."

"¿A ti que tipo de personas no te desesperan?" dijo su marido, mientras conducía tratando de ver a través del parabrisas, empapado en lluvia.

"No empieces a fastidiar, quieres?" respondió la ocupante del asiento del copiloto, mientras le dirigía una mirada fulminante al hombre de cabellos castaños.

El silencio reino durante un buen rato entre la pareja, bueno, no del todo, ya que los disparos de agua provenientes del cielo causaban un sonido capaz de causar dolor de cabeza a cualquiera.

"Sabes..." dijo el hombre, mientras trataba de callar a las gotas "...mañana será 28 de junio, hace un año que no la vemos, me pregunto..."

"No preguntes nada..." dijo la mujer, con los ojos cerrados y con un tono de frialdad en su voz "...esa niña no era normal, de haber sabido que era así, no la hubiera traído al mundo".

La mujer miro fijamente su vientre, el cual estaba bastante hinchado, dando a entender que un nuevo ser vendría al mundo.

Comenzó a sobarlo sutilmente.

El hombre miró a la mujer, con una cara como si estuviera viendo la cosa mas desagradable del mundo... ¿Que demonios había pensado cuando se caso con esa persona? ¡Ni siquiera persona! ¡Esa cosa no era mas que un animal...! No, no un animal, los animales se preocupan por sus hijos sean como sean... un demonio... eso era lo que era... ¡Un demonio!.

"Después de todo..." dijo la mujer, sin cambiar su expresión hacia su vientre "...pronto llegara Iku, el si será normal y será un hombre, como tu y yo lo quisimos desde un principio..."

Una frenada interrumpió a la mujer, quien por suerte pudo apoyar la mano contra el parabrisas para no lastimarla a ella y a la criatura que se encontraba a punto de nacer.

Después de maldecir a su esposo, noto que en la carretera, un cuerpo se encontraba tumbado. Inmóvil. ¿Muerto?

El hombre no hizo caso a la advertencia de su esposa, bajo rápidamente del auto mientras se quitaba su chaqueta (lo que ocasiono que el frío se sintiera hasta los huesos).

Levanto aquel cuerpo tirado, noto que era una niña. Blanca, muy blanca, con largo cabello negro que cosquilleaba la fría cara de la niña.

¿Fría? ¡Esa niña estaba helada! ¡Podría morir en cualquier momento! ¿Quienes habían sido los insensatos que...? que la habían abandonado...

No lo pensó más, coloco su chaqueta sobre la niña (aún con pulso activo) y la subió en la parte trasera del auto, rápidamente prendió la calefacción y dejo que el aire caliente llegara a la niña, quien se encontraba recostada en el asiento de atrás, con los ojos cerrados y escasa respiración. Inconsciente.

Arranco el auto a lo mas que daba, debía apresurarse a llegar con un medico antes de que algo malo le ocurriese a la niña.

"¿Qué se supone que haces?" se quejaba la mujer, gritando como desesperada "¡Esto es demasiado tiempo perdido!"

"¡No pienso abandonar a alguien de nuevo!" gritó el hombre, aún concentrado en el camino que debía seguir. Ya no lo permitiría, no permitiría que esa mujer que había llamado "esposa" en alguna ocasión lo intimidara de nuevo.

"¿Qué sucede?" una dulce voz, un tanto ronca, se escucho desde la parte de atrás "¿Dónde estoy?"

El hombre volteo rápidamente, mientras veía los ojos negros de la niña plenamente abiertos, mirando con incertidumbre a la pareja que discutía.

"No es nada..." dijo el hombre, concentrándose de nuevo en el camino "...debemos llevarte con un médico, estas mal"

"¿Y porqué a mi si me cuidan y no a ella?" dijo la niña, en la misma pose, con la misma voz, con la misma cara.

"¿De quién hablas?" dijo la mujer, de una forma un tanto agresiva.

"A su hija, a Annita" los labios de la niña se curvaron de una forma malévola mientras terminaba de mencionar estas palabras.

La pareja volteo a ver a la niña, a quién su expresión facial había cambiado demasiado.

El entrecejo fruncido, acompañado de una mirada asesina y una sonrisa maldita llenaban de preguntas a la pareja, sobre todo al hombre, quién ya no prestaba atención al camino.

"¡CUIDADO!" un grito desgarrador, por parte de su mujer, llegó al oído del hombre, mientras movía bruscamente la cabeza para vislumbrar el camino de nuevo.

Era una curva, una demasiado cerrada, sin embargo, a pesar de los desesperados intentos de la esposa, el volante perdió el control y el auto se salió del carril.

"Debieron cuidarla..." escucho el hombre, mientras sentía las dolorosas gotas de lluvia cayendo sobre su cuerpo.

Al abrir los ojos, se encontró con aquella niña... No, no era la misma niña... Era una mujer, alta, con una gran capucha negra, la cual causaba un aura negra sobre sus ojos.

Volteo, noto que un chorro de sangre comenzaba a fluir por su sien, mientras teñía el césped de color carmín.

Su mujer se encontraba a un costado, completamente inconsciente con más sangre de la que jamás habría visto. Era de esperarse, eso pensó el esposo al ver como el auto volteado solo mostraba la cabeza de su mujer...

"Ni lo intentes, esta muerta..." el hombre detuvo su mano, quién estaba a punto de tocar la de su mujer para saber si aún tendría alguna esperanza "Muchas veces la muerte se disfraza de cosas tan simples, pero a la vez tan peligrosas..."

Los ojos del hombre se pusieron como platos, al recordar todos aquellos momentos felices de su vida. Al recordar a Anna.

"Kyôyama, aprenderás de tus errores del pasado, en la vida futura..." a la mujer la envolvió una sombra negra, seguido de esto desapareció, dejando a la pareja a su suerte. A su muerte.

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El sol llegaba a la cara de Anna, mientras la despertaba con cuidado. Esta sonrió.

Se levanto rápidamente mientras doblaba su futon y lo dejaba en una esquina del cuarto; abrió la puerta de golpe dispuesta a recorrer la pensión.

Ya la conocía bastante bien para saber a donde ir, hacia un año que esta se había convertido en su hogar, donde conocía mucha gente que la quería y enseñaba muchas cosas.

"Buenos días" dijo con mucho ánimo abriendo de golpe la puerta de la cocina, sin embargo, el recibimiento no fue el que esperaba.

Un bastón se poso frente a ella, el cual de pura suerte pudo esquivarlo antes de que le hiciera algo.

Encontró un traje perfectamente planchado frente a ella, era color blanco de mangas bastante largas, con una faldita tableada color rojo. De esos trajes con los que siempre veía a las alumnas de doña Kino.

"¿Y esto?" preguntó la niña, mientras descolgaba el traje del bastón de la anciana Kino

"Hoy cumples cinco años, no Anna?" dijo la mujer, bajando el bastón y tomando un poco de su té.

"Si!" dijo con una linda sonrisa pintada en sus labios.

"Podrás empezar con tu entrenamiento como Itako" dijo la mujer, mirando de forma destellante y directa a la chica.

"¿Itako?" Obviamente la niña no entendía muchas cosas.

"Una sacerdotisa de templo" dijo la mujer, desviando su mirada "Te enseñare a que tus habilidades como shaman puedan elevarse a un punto máximo, tendrás que ser la mejor y lo serás con mi entrenamiento"

"Si..." dijo la niña mientras se sentaba, dando a entender que comprendía (a pesar de no ser así).

Comenzó a comer su desayuno, mientras miraba a la familia Asakura (quienes la felicitaba conforme iban entrando) con una grata sonrisa.

1... 2... 3... 4... 5... Mmmhh... alguien faltaba ahí... donde estaba Yoh?

Termino su desayuno, hizo una reverencia y salió del comedor rumbo a su habitación; no después de escuchar que la señora Kino la esperaría con su traje al atardecer.

Al llegar a su habitación, ¡No puedo evitar probarse el nuevo regalo!.

Arrojó su Yutaka a un lado, mientras se ponía (con un poco de trabajo) el fino Kimono.

¡Vaya que era bello! ¡No podía esperar para modelarle a Yoh! A quién por cierto, no había visto en toda la mañana... ¿Donde estaría?

Salió de su habitación con el traje aún puesto, dispuesta a buscar a Yoh por toda la casa (lo cual iba a costar bastante trabajo).

Camino, camino y camino, encontrándose repetitivamente a todos los que vivían y trabajaban en la mansión. A todos menos a Yoh.

Llego al estanque que se encontraba en la parte trasera, mientras dibujaba círculos en el agua con su dedo y ahuyentaba a los peces que ahí se encontraban.

¿Porqué se sentía tan preocupada por Yoh? ¡No debía hacerlo, Yoh se sabia cuidar solo! Seguramente debió irse a entrenar con el señor Yomei (aunque eso no seria excusa, ya que este se encontraba en el desayuno) ¡Si! ¡Eso debía ser! ¡Se fue a entrenar...! sin felicitarla por su cumpleaños...

Una gota callo en el agua pura de estanque.

La niña paso su mano de forma brusca por sus ojos... ¡No debía llorar! Quizá Yoh no se acordaba de su cumpleaños, pero eso no significaba que no la quisiera... o si?

De pronto, su mirada no vio mas que oscuridad.

"¿Quién soy?" escucho entre risas. Esa risa tan peculiar que ya conocía.

"Yoh!" dijo la niña con una gran sonrisa, mientras sus ojos eran destapados y veía la figura del niño tras ella.

"Feliz cumpleaños, Anna-chan!" dijo el chico, mientras le daba un paquete pequeño (verdaderamente mal envuelto).

La niña abrió el papel negro bastante emocionada, encontró un listón color blanco bastante largo, con varios detalles de color rojo.

"Es para tu entrenamiento, el cabello largo puede estorbar" el chico dirigió una sonrisa a la niña, mientras miraba la enorme capa de cabello que llegaba a la cintura de Anna

"Muchas gracias!" dijo la niña, mientras le soltaba un gran abrazo a Yoh, sin embargo, este perdió el control ante la potencia de la chica y cayeron hacia delante, dándose un buen salpicón.

Las carcajadas de los niños comenzaron a inundar el silencio de la casa, mientras los dos aún en el estanque, se miraban con lagrimas de risa en sus ojos.

"Eres muy gracioso Yoh..." dijo la niña, sellando las carcajadas de su boca.

"Y tu muy bonita" la niña no pudo evitar sonrojarse ante el comentario del niño, mientras el silencio reinaba de nuevo al rededor de ellos.

Después de un rato, una carcajada proveniente del chico comenzó a reinar todo, mientras Anna sonreía con una risa discreta.

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¡Era hora! El atardecer se acercaba y la señora Kino debería estar esperando a Anna como desesperada.

Corría lo mas rápido que sus piernas le permitían, no era muy sencillo subir el monte donde la habían citado, y menos con semejantes zapatos.

Mientras corría, sacó de su bolsillo el listón que hacia rato Yoh le había regalado, restiró un poco su cabello hacia atrás, mientras lo amarraba en forma de cola de caballo con el mismo listón.

Tardó bastante en llegar, lo cual sería una verdadera molestia para la anciana Kino, sin embargo, no estaba ahí, o al menos no ella.

Una mujer muy hermosa, de cabellos castaños y cara blanca mostraba una dulce sonrisa a la niña.

"Tu eres Anna Kyôyama, cierto?" dijo la mujer, dirigiendo una sonrisa a la niña.

"¿Cómo sabe eso?" dijo la niña, en un tono un tanto desafiante

"Solo lo se..." dijo la mujer, mirando a la niña de forma amenazante "...Kino me dijo que entrenarías conmigo, por favor, sígueme"

A pesar de que la mujer dio media vuelta y comenzó a caminar, Anna permaneció en su lugar, mirando a la mujer de forma desafiante.

"No puedo, la señora Kino me ha dicho que no vaya con extraños"

"No soy un extraño, soy tu amiga" dijo la mujer, mientras apretaba los dientes mirando a Anna cada vez más enojada.

"No lo es, y no iré con usted" dijo la niña, mientras daba media vuelta y se disponía a irse de nuevo.

"No lo harás..." dijo la mujer, estiro su mano hacia Anna, mientras esta solo sentía que no iba hacia ningún lado a pesar de que moviera sus pies, al voltear y ver sus pies, noto que se encontraba flotando contra el suelo.

"¿Que pasa?" dijo la niña mientras movía los pies de forma desesperada.

"No intentes nada..." dijo la mujer, con una expresión facial un tanto conocida para ella "...pronto morirás Kyôyama, muy pronto"

La niña sintió como en un parpadeo se encontraba frente a la mujer, esta mirándola con malicia a travéz de sus ojos negros, sin tocarla. Flotando.

Anna sintió un duro empujón, lo más doloroso fue el aterrizaje contra el fuerte árbol que se encontraba en la orilla del monte.

Se levanto, aún con mucho dolor... ¡Debía ir a la mansión Asakura en seguida! Sin embargo, el golpe que tenia no le permitía mover como se debiera las piernas, cualquier error y esa mujer podría alcanzarla... podría...

"Aaaaaaaaaaaaaaaaaaah!" otra vez esa sensación. Levitar, estar cara a cara contra aquella mujer y caer... esta vez no contra el árbol... al cesped, con el que se habia provocado varios rasguños en sus piernas y brazos.

Miro su traje, estaba completamente deshecho ¡Su regalo! ¡Su regalo de cumpleaños! ¡Nadie estaría orgulloso de ella! ¡Otra vez se quedaría sola...!

Sus pensamientos fueron interrumpidos por las malditas carcajadas de la mujer, quien se encontraba cargándola por la coleta (ya completamente despeinada) y mirándola a los ojos.

"Kyôyama, aprenderás de tus errores del pasado, en la vida futura..." Anna sintió como este seria el golpe final... ¡Ya no quedaba mas! ¡No podría decirle el ultimo adiós a Yoh...! A sus padres...

El rubio cabello de la niña ondeaba con el frío viento de la tarde, mientras el brillo de una espada reflejaba una mirada llena de ira.

"Deja a Annita..." se escucho una voz tras ella, mientras en el suelo, la niña derramaba lagrimas... de dolor?

"No interfieras mocoso..." dijo la mujer, mientras soltaba a Anna "...aunque si quieres morir, lo haras"

El niño empuño la espada contra la mujer, mientras esta sonreía de una forma malévola contra el niño.

"Yoh-baka..." se escucho desde afuera del campo de batalla, mientras Anna sostenia entre llantos su listón nuevo, completamente roto "Rompiste mi listón nuevo... ¿Quién te crees que eres?"

La niña comenzó a sollozar en mayor cantidad, mientras una notoria gota de sudor aparecía en la cara de los guerreros.

"Annita, fue sin querer..." decía el chico tratando de disculparse, sin perder la guardia "...por favor, pégame lo que quieras en cuanto termine"

"¡Ni creas que la vas a librar!" la niña estiro su mano derecha contra el chico, mientras un enorme rayo de energía iba acumulándose en este.

Un grito ensordecedor por parte de la niña anuncio que el ataque iba directo, mientras una gran luz blanca inundaba el monte, escondiendo tras ella el rojo atardecer.

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La luz seguía ahí, lastimando los frágiles ojos de la niña.

Se levanto de golpe mientras gritaba "¡Yoh!" ¡No podía evitar sentirse así! ¡Tan preocupada! ¡Tan triste! ¡Tan... sola?

Ahí estaba, en un cuarto donde el blanco reinaba. El frío viento que se colaba por la ventana comenzaba a juguetear con el cabello de la niña, mientras la causaba un poco de frío a esta.

Se levanto dispuesta a cerrarla, sin embargo noto que traía varias vendas y raspones en las piernas. Demasiado dolorosos para pararse nada mas por que si.

Decidió recostarse de nuevo, esperando a que el tiempo pasara tratando de pensar ¿Cómo le explicaría a la señora Kino lo del kimono? (el cual ya no traía puesto) ¿Seguiría siendo entrenada como Itako por ella? ¿Yoh la perdonaría por lo que hizo? Por cierto... ¿Que había hecho?

Una vuelta brusca hizo revelar un sonido de plástico en la cama de la niña, al encontrarlo debajo de sus sabanas encontró un paquete color negro, igualmente mal envuelto que el anterior, solo que este era un poco más grande.

Saco el contenido con un tanto de cuidado (lo cual se le dificulto bastante, ya que sus manos estaban vendadas), un hermoso pañuelo color rojo (bastante grande) se encontraba en las manos de Anna.

Una nota cayó sobre la cama.

"Annita:
Perdóname, no era mi intención hacerte llorar ¡Prometo que no lo volvere a hacer! Pero por favor, perdoname.

Espero que es pañuelo pueda arreglar el daño que le hice a tu listón.

De nuevo, lo siento.

Yoh"

Los labios de Anna se curvaron mientras dos simples lágrimas rodaban por sus mejillas hacia el pañuelo.

"Yoh" fue lo que alcanzo a exclamar, mientras las lagrimas de alegria inundaban el pañuelo rojo que tenia en sus manos.

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Notas de Juri-chan.
Holines a todos!! ^^ Perdon por la tardanza de este capitulo, pero como ya lo dije, los exámenes y trabajos me traen verdaderamente muerta (en 20 días salgo de la escuela @.x) además de que he tenido bastantes problemishas personales xD ¡Espero me comprendan!.
Bien... he matado a los padres de Anna! xDD A petición de Ele-chan y tod@s ell@s (señala un grupo de niñ@s con pancartas "No al abuso contra Annita"!) jeje, como sea, ojalá este capitulo les guste ^^! ¡El b-day de Anna! xDD.

Rivius (o Reviews, dicho vulgarmente xD):

Mafaldyna:
Y vaya que son molestos los exámenes!! -o-UU luego por eso uno te deja ansiosa xD, aquí ta el otro capitulo, ojalá te guste ^^.

Anna: (Le da palmaditas en la espalda) orale mija! nu se me muera!! xD. Siee! voy a poner varios capitulos conforme al pasado de Annita xD (todo depende lo que mi inspiración quiera hecharse xP).
Hay! me alegra que pienses que puedo transmitir los sentimientos de los personajes!! ¡¡Espero que el fic te siga gustando!!

Hidrazaina: Genial! Eso es un review asegurado por cap. DD ¡Me alegra que te este gustando tanto! ¡Espero poder seguir escribiendolo! ^^

Akari: Hey mira! nu les cayo un rayo!! A una le cayo el carro encima y al otro... se lo llevo la calavera xDD total... tan muertos, ne? eso es lo que todos querian!! ^.^
Me alegra que te guste el fic, tu siguelo leyendo y no comas chile pa que no te quedes picada (shocomashi ha regresado! xDD)

SaKKuri. Lástima mija! Yo los mate primero!! xDDD Siee! esperemos que Anna-chan sea feliz en la casita de Yoh-kun... y que se case con el xD.

Anna Diethel Asakura: Diethel-san!! (saca un jabón y una cubeta con agua) te vamos a tener que lavar esa boca ¬w- mira namas las palabrotas que te sacas!! xDD Jeje, bueno, espero que tanto tu como Sweet G hayan aprovechado para torturarlos... ¡Porque ya se los llevo la calaca! DD.

Anna Kyouyama: Saben, tengo miedo, la mayoria de los reviews son para matar o torturar a los "buenos" señores Kyouyama... ahora que los mate ¿Quien me escribira reviews? ~_~... Gracias por tu review Anna-san! y tienes razon! no deberian tratar a Annita así siendo que ella no les ha hecho nada.

Sweet G: Ñum... nu, me temo que no soy la autora del fic digimon 3 vs. shaman king, gomen ne! ^^! ¡Y ya dejen en paz a los papas de Anna! ¡Como es sadico el mundo! (por dios juri! lee el fic que acabas de escribir! ~.~) Mira que lo de la silla es razonable... ¡Pero eso de los teletubbies! Me van a demandar!! ///

Naruki: Nah! nu son animales, son demonios! xDD unos "Intento-de-padres-demonio" (notese la falta de imaginación =P) como sea, me alegra que el fic te guste y que yo escriba genial xD! (modestia...?)

Bratty: Chalz! mis demás fics apestan! T^T... andale Bratty! así nos llevamos! ¬.-
Nah! nu te creas!! (luego por agresiva me quedo sin lectores... ~.~ *gulp*) jeje, me alegra que te paresca lindo el fic, y tb chibi-anna! x].


A los compa's que tan haya arriba y a todos los que leen el fic pero no ponen reviews ¡Aripollo! xDD.

Nos veremos después ^^!

Juri-chan
mashi@otakumail.com