-¡Hola Sam!
-Hola Rosita...
-¿Cómo estás?
-Em... pues... pues bien... sí, sí... ¡muy bien!- las mejillas de Sam estaban del color de su nueva chaqueta.
-¿Bailas conmigo?
-¡¿Bailar?!
-¡Sí! ¡Vamos, baila conmigo!
Rosita cogió las manos de Sam tirando de ellas, impaciente.
-¡No, no! Es que... es que no se bailar, Rosita...
-¡No importa! Yo te enseño.
Sam negó con la cabeza, temblando, no quería hacer el ridículo delante de Rosita y ella entristeció los ojos.
-Bueno... si no quieres no pasa nada... ya bailaré yo sola...
Los labios de Sam querían decirle que no, que él quería bailar con ella de verdad, pero su mente, demasiado tímida, no le dejaba. Nada dijo y Rosita lentamente se dirigió hacia donde los demás bailaban con sus parejas.
Era el día del centésimo undécimo cumpleaños del señor Bilbo Bolson. Había organizado una fiesta digna de las suyas, por todo lo alto, las más esperada de todo Hobbiton y los fuegos artificiales del viejo Gandalf brillaban en el cielo oscuro, mientras los hobbits de la Comarca bebían y cantaban.
Que tonto había sido Sam: "¡Tonto Sam! ¡Que tonto eres!" se repetía en la mente mientras con cara boba y sin saber que hacer veía como Rosita bailaba, ahora de nuevo sonriendo, con otro hobbit: -¡Has tenido la oportunidad de decirle lo que sientes y la has depreciado! ¡Soy un inútil!
-¿Qué murmuras Sam?
Frodo apareció ante sus ojos, al otro lado de la mesa y esbozaba una grande sonrisa contenta.
-Em... no, nada, señor Frodo...
-¡Venga Sam! ¡Anímate! ¡Bilbo no hace fiestas como estas todos los días!
-Lo se señor Frodo... pero es que no se bailar...
-¡Yo tampoco!- río Frodo: -Pero mira. ¿Ves esas dos hobbitas de ahí?
Sam afirmó viendo a las dos chicas que le señalaba Frodo que, contentas, hablaban con otros hobbits.
-¡Creo que mi belleza las ha impresionado!
Sam no pudo aguantarse una risa floja. Frodo era su amo y le tenía mucho respeto, pero aquello le hizo gracia.
-¡¿Qué pasa?! ¡¿No te lo crees?!
Sam se puso la mano en la boca: -Sí, sí, claro que me lo creo señor Frodo... su belleza es realmente... impresionante...- Sam comenzó a reír ligeramente, intentando no soltar una carcajada.
-Esta bien, Sam, piensa lo que quieras... Cuando me veas rodeado de hobbitas preciosas ya te lo creerás...
Frodo se levantó de la mesa sin perder la sonrisa con la que había aparecido y fue hacia un grupo de chicas solitarias, dejando a Sam riendo junto a su cerveza.
-Este Frodo cada día es más presumido...- "¡Un buen hobbit, sí señor!" pensó.
Los ojos de Sam cayeron de Frodo a un nuevo fuego artificial en lo alto, con forma de mariposa, y de ahí a Rosita que cada vez bailaba con más hobbits. Sam empezó a sentir celos.
-Esa es mi Rosita...- susurró después de beber un trago de su pinta: -Mi Rosita es sólo mía... ¡Sólo yo tendría que bailar con ella! Aunque... si no le hubiera dicho tantas tonterías a lo mejor... ¡Que tonto eres Sam! ¡Inútil!
-¿Otra vez murmurando, Sam?
-Pero... señor Frodo... ¡¿qué hace aquí otra vez?!
Frodo de nuevo sentado al otro lado de la mesa y de nuevo sonriendo.
-Las hobbitas de ese grupo me han dado calabazas... me han dicho que iba de lanzado... bueno... ¡ellas se lo pierden!
Sam rió de nuevo: -Sí mi señor Frodo... ellas se lo pierden...
-¿Por qué tengo la impresión de que te ríes de mi...?
-¡¿Yo?!- carcajadas de Sam: -¡Que va! Es que... es que...- Sam no podía parar de reír: -Es que el señor Tuk y el señor Brandigamo me contaron un chiste muy bueno...
-¿A si? ¡Voy a decirles que me lo cuenten! ¡Hasta luego, Sam!
-¡Adiós, señor Frodo!
Frodo desapareció de nuevo.
Sam dejó de reir de repente: -¡Es imposible! ¡Ese hobbit me está quitando a mi Rosita! ¡¿Por qué soy el único que no tiene pareja en esta fiesta?! ¡Hasta el señor Gandalf está con alguien!
A lo lejos Gandalf corría delante de una marabunta de niños hobbits que pedían que tirara más fuegos artificiales de colores.
-Esto es injusto...- Sam se empezaba a deprimir.
-¡Me has mentido Sam!
-¡¿Pero de nuevo aquí señor Frodo?!
-¡Merry y Pippin no me han contado ningún chiste nuevo! Solo me han repetido ese tan malo del hobbit que tiene un perro que le llama... bueno ya te lo sabes...
¡Que vergüenza! ¡Había mentido a su señor Frodo! "¡Tonto Sam! ¡Tonto!": -Em... es que... perdóneme señor Frodo...
-¡Venga Sam! ¡Sal a bailar con Rosita!
Frodo cogió a Sam por los hombros, le dio la vuelta y le empujó hacia la gente que bailaba, justo, justo cayó en los brazos de Rosita, que buena puntería tenía su señor Frodo...
-¡Hola Sam! ¿Ya quieres bailar conmigo?- preguntó contenta Rosita.
Sam se puso colorado: -Sí...
-¡Que bien! Vamos, yo te enseño.
Rosita puso una mano de Sam en su hombro y la otra en su cadera, ella le cogió por la cintura y comenzaron a danzar entre la gente a la manera de los hobbits.
-¡Que bien bailas Sam!
Sam volvió a ponerse colorado: -Gracias...
-¿Te ha enseñado Frodo?
Sam sintió que le daba un vuelco el corazón: -¿Has bailado con el señor Frodo...?
-Sí, antes.- dijo Rosita sonriendo.
Sam miró de lejos a Frodo que hablaba con Gandalf con fuego en los ojos, ¡aunque fuera su señor no iba a permitir que tocara a su Rosita!
-¡Pero tu bailas mejor!
Sam volvió a mirar a Rosita y abrió la boca, sonriendo más que nunca para decir algo pero, de repente un destello apareció en el cielo de un color naranja, muy alto y entre chiribitas pareció volverse cada vez más grande, más grande, y más grande todavía. Un dragón enorme apareció en el cielo estrellado, naranja, casi de fuego, se acercaba hacia ellos, cada vez lo tenían más cerca y Sam se abalanzó sobre Rosita para protegerla. El dragón giró y voló alto en el cielo y entonces... chispazos de todos los colores sonaron fuertemente y Sam hubiera dicho que cientos, y si no estaban cerca de serlo, de fuegos artificiales estallaron en la oscuridad de la noche.
Rosita aplaudió fuertemente debajo de Sam contemplando en el cielo las bellas luces.
-¡Que bonito! ¡Mira que bonito Sam!
Sam se dio la vuelta y calló al suelo cerca de Rosita mirando las grandes estrellas rojas que explotaban y de repente le vino la voz: -¡Viva el señor Bilbo!
-¡Viva!- respondieron los demás hobbits a coro.
Sam se sintió orgulloso de si mismo por ser el siervo de la familia Bolsón.
-¡Me encantan los fuegos artificiales!- dijo Rosita a su lado sentada en el suelo, mirando hacia arriba.
-A mi también. ¡A demás los del señor Gandalf son los mejores de toda la Tierra Media!- agregó Sam.
Rosita le sonrió como solo las hobbitas saben hacer. Sus rizos pelirrojos brillaban con los fuegos artificiales y sus ojos verdes parecieron sonreír también.
Sam balbuceó atontado: -Rosita...
-Dime.
-¿Me esperas aquí un momento?
-¡Claro!
Sam se levantó corriendo pero antes de irse...: -No bailes con el señor Frodo... creo... que le duele un poco la cabeza...
Rosita no entendió nada pero afirmó con la cabeza y Sam sonrió contento de que su plan funcionara por ahora: ¡nadie tocaría a su Rosita!
Fue cuando Sam desapareció que Bilbo se subió a la mesa por encima de las cabezas de los demás hobbits y comenzó a hablar. La gente emocionada al ver por fin al anfitrión calló para escuchar su discurso después de un largo aplauso. Rosita aplaudió de los que más.
Sam apareció enseguida y llevaba un ramo de tulipanes en la mano.
Se acercó a Rosita: -Toma, son para ti... los planté en mi jardín porque sabía que te gustaban mucho...
Rosita abrió mucho los ojos contenta e impresionada y olió las flores, cogiendo el ramo: -¡Muchísimas gracias, Sam!
Pareció entonces que Bilbo fuera a llegar al momento culminante de su discurso, diciendo al fin lo que le rondaba desde el principio pero... la mano en el bolsillo le temblaba y cuando la puso tras su espalda Bilbo desapareció sin más.
Todos los hobbits se revolucionaron, preguntando qué había pasado, ¿dónde estaba Bilbo Bolsón?
Entre la confusión Sam aprovechó para escabullirse con rojo en sus mejillas, no quería estar presente cuando Rosita leyera la nota que había entre las flores. A lo lejos sonrió orgulloso, al verla.
Aún entre los hobbits asustados Rosita cogió la nota corriendo, al percatar que Sam ya no estaba con ella y leyéndola ella también se puso colorada. La nota decía: "Te amo. Sam."
CARMENCHU!!!
P.D. EL MEJOR DE TODOS ES EL AMOR HOBBIT!!! XP! Espero que os haya gustado!!! Que bien!! Muchos hijitos de Sam y Rosita!!! XD! Pobre Gollum que no tiene novia.......¿¿¡¡le hago una!!?? Em... no.... va a ser mejor que no.... XD!!!
BESITOS BABOSOS DE GOLLUM!!!
-Hola Rosita...
-¿Cómo estás?
-Em... pues... pues bien... sí, sí... ¡muy bien!- las mejillas de Sam estaban del color de su nueva chaqueta.
-¿Bailas conmigo?
-¡¿Bailar?!
-¡Sí! ¡Vamos, baila conmigo!
Rosita cogió las manos de Sam tirando de ellas, impaciente.
-¡No, no! Es que... es que no se bailar, Rosita...
-¡No importa! Yo te enseño.
Sam negó con la cabeza, temblando, no quería hacer el ridículo delante de Rosita y ella entristeció los ojos.
-Bueno... si no quieres no pasa nada... ya bailaré yo sola...
Los labios de Sam querían decirle que no, que él quería bailar con ella de verdad, pero su mente, demasiado tímida, no le dejaba. Nada dijo y Rosita lentamente se dirigió hacia donde los demás bailaban con sus parejas.
Era el día del centésimo undécimo cumpleaños del señor Bilbo Bolson. Había organizado una fiesta digna de las suyas, por todo lo alto, las más esperada de todo Hobbiton y los fuegos artificiales del viejo Gandalf brillaban en el cielo oscuro, mientras los hobbits de la Comarca bebían y cantaban.
Que tonto había sido Sam: "¡Tonto Sam! ¡Que tonto eres!" se repetía en la mente mientras con cara boba y sin saber que hacer veía como Rosita bailaba, ahora de nuevo sonriendo, con otro hobbit: -¡Has tenido la oportunidad de decirle lo que sientes y la has depreciado! ¡Soy un inútil!
-¿Qué murmuras Sam?
Frodo apareció ante sus ojos, al otro lado de la mesa y esbozaba una grande sonrisa contenta.
-Em... no, nada, señor Frodo...
-¡Venga Sam! ¡Anímate! ¡Bilbo no hace fiestas como estas todos los días!
-Lo se señor Frodo... pero es que no se bailar...
-¡Yo tampoco!- río Frodo: -Pero mira. ¿Ves esas dos hobbitas de ahí?
Sam afirmó viendo a las dos chicas que le señalaba Frodo que, contentas, hablaban con otros hobbits.
-¡Creo que mi belleza las ha impresionado!
Sam no pudo aguantarse una risa floja. Frodo era su amo y le tenía mucho respeto, pero aquello le hizo gracia.
-¡¿Qué pasa?! ¡¿No te lo crees?!
Sam se puso la mano en la boca: -Sí, sí, claro que me lo creo señor Frodo... su belleza es realmente... impresionante...- Sam comenzó a reír ligeramente, intentando no soltar una carcajada.
-Esta bien, Sam, piensa lo que quieras... Cuando me veas rodeado de hobbitas preciosas ya te lo creerás...
Frodo se levantó de la mesa sin perder la sonrisa con la que había aparecido y fue hacia un grupo de chicas solitarias, dejando a Sam riendo junto a su cerveza.
-Este Frodo cada día es más presumido...- "¡Un buen hobbit, sí señor!" pensó.
Los ojos de Sam cayeron de Frodo a un nuevo fuego artificial en lo alto, con forma de mariposa, y de ahí a Rosita que cada vez bailaba con más hobbits. Sam empezó a sentir celos.
-Esa es mi Rosita...- susurró después de beber un trago de su pinta: -Mi Rosita es sólo mía... ¡Sólo yo tendría que bailar con ella! Aunque... si no le hubiera dicho tantas tonterías a lo mejor... ¡Que tonto eres Sam! ¡Inútil!
-¿Otra vez murmurando, Sam?
-Pero... señor Frodo... ¡¿qué hace aquí otra vez?!
Frodo de nuevo sentado al otro lado de la mesa y de nuevo sonriendo.
-Las hobbitas de ese grupo me han dado calabazas... me han dicho que iba de lanzado... bueno... ¡ellas se lo pierden!
Sam rió de nuevo: -Sí mi señor Frodo... ellas se lo pierden...
-¿Por qué tengo la impresión de que te ríes de mi...?
-¡¿Yo?!- carcajadas de Sam: -¡Que va! Es que... es que...- Sam no podía parar de reír: -Es que el señor Tuk y el señor Brandigamo me contaron un chiste muy bueno...
-¿A si? ¡Voy a decirles que me lo cuenten! ¡Hasta luego, Sam!
-¡Adiós, señor Frodo!
Frodo desapareció de nuevo.
Sam dejó de reir de repente: -¡Es imposible! ¡Ese hobbit me está quitando a mi Rosita! ¡¿Por qué soy el único que no tiene pareja en esta fiesta?! ¡Hasta el señor Gandalf está con alguien!
A lo lejos Gandalf corría delante de una marabunta de niños hobbits que pedían que tirara más fuegos artificiales de colores.
-Esto es injusto...- Sam se empezaba a deprimir.
-¡Me has mentido Sam!
-¡¿Pero de nuevo aquí señor Frodo?!
-¡Merry y Pippin no me han contado ningún chiste nuevo! Solo me han repetido ese tan malo del hobbit que tiene un perro que le llama... bueno ya te lo sabes...
¡Que vergüenza! ¡Había mentido a su señor Frodo! "¡Tonto Sam! ¡Tonto!": -Em... es que... perdóneme señor Frodo...
-¡Venga Sam! ¡Sal a bailar con Rosita!
Frodo cogió a Sam por los hombros, le dio la vuelta y le empujó hacia la gente que bailaba, justo, justo cayó en los brazos de Rosita, que buena puntería tenía su señor Frodo...
-¡Hola Sam! ¿Ya quieres bailar conmigo?- preguntó contenta Rosita.
Sam se puso colorado: -Sí...
-¡Que bien! Vamos, yo te enseño.
Rosita puso una mano de Sam en su hombro y la otra en su cadera, ella le cogió por la cintura y comenzaron a danzar entre la gente a la manera de los hobbits.
-¡Que bien bailas Sam!
Sam volvió a ponerse colorado: -Gracias...
-¿Te ha enseñado Frodo?
Sam sintió que le daba un vuelco el corazón: -¿Has bailado con el señor Frodo...?
-Sí, antes.- dijo Rosita sonriendo.
Sam miró de lejos a Frodo que hablaba con Gandalf con fuego en los ojos, ¡aunque fuera su señor no iba a permitir que tocara a su Rosita!
-¡Pero tu bailas mejor!
Sam volvió a mirar a Rosita y abrió la boca, sonriendo más que nunca para decir algo pero, de repente un destello apareció en el cielo de un color naranja, muy alto y entre chiribitas pareció volverse cada vez más grande, más grande, y más grande todavía. Un dragón enorme apareció en el cielo estrellado, naranja, casi de fuego, se acercaba hacia ellos, cada vez lo tenían más cerca y Sam se abalanzó sobre Rosita para protegerla. El dragón giró y voló alto en el cielo y entonces... chispazos de todos los colores sonaron fuertemente y Sam hubiera dicho que cientos, y si no estaban cerca de serlo, de fuegos artificiales estallaron en la oscuridad de la noche.
Rosita aplaudió fuertemente debajo de Sam contemplando en el cielo las bellas luces.
-¡Que bonito! ¡Mira que bonito Sam!
Sam se dio la vuelta y calló al suelo cerca de Rosita mirando las grandes estrellas rojas que explotaban y de repente le vino la voz: -¡Viva el señor Bilbo!
-¡Viva!- respondieron los demás hobbits a coro.
Sam se sintió orgulloso de si mismo por ser el siervo de la familia Bolsón.
-¡Me encantan los fuegos artificiales!- dijo Rosita a su lado sentada en el suelo, mirando hacia arriba.
-A mi también. ¡A demás los del señor Gandalf son los mejores de toda la Tierra Media!- agregó Sam.
Rosita le sonrió como solo las hobbitas saben hacer. Sus rizos pelirrojos brillaban con los fuegos artificiales y sus ojos verdes parecieron sonreír también.
Sam balbuceó atontado: -Rosita...
-Dime.
-¿Me esperas aquí un momento?
-¡Claro!
Sam se levantó corriendo pero antes de irse...: -No bailes con el señor Frodo... creo... que le duele un poco la cabeza...
Rosita no entendió nada pero afirmó con la cabeza y Sam sonrió contento de que su plan funcionara por ahora: ¡nadie tocaría a su Rosita!
Fue cuando Sam desapareció que Bilbo se subió a la mesa por encima de las cabezas de los demás hobbits y comenzó a hablar. La gente emocionada al ver por fin al anfitrión calló para escuchar su discurso después de un largo aplauso. Rosita aplaudió de los que más.
Sam apareció enseguida y llevaba un ramo de tulipanes en la mano.
Se acercó a Rosita: -Toma, son para ti... los planté en mi jardín porque sabía que te gustaban mucho...
Rosita abrió mucho los ojos contenta e impresionada y olió las flores, cogiendo el ramo: -¡Muchísimas gracias, Sam!
Pareció entonces que Bilbo fuera a llegar al momento culminante de su discurso, diciendo al fin lo que le rondaba desde el principio pero... la mano en el bolsillo le temblaba y cuando la puso tras su espalda Bilbo desapareció sin más.
Todos los hobbits se revolucionaron, preguntando qué había pasado, ¿dónde estaba Bilbo Bolsón?
Entre la confusión Sam aprovechó para escabullirse con rojo en sus mejillas, no quería estar presente cuando Rosita leyera la nota que había entre las flores. A lo lejos sonrió orgulloso, al verla.
Aún entre los hobbits asustados Rosita cogió la nota corriendo, al percatar que Sam ya no estaba con ella y leyéndola ella también se puso colorada. La nota decía: "Te amo. Sam."
CARMENCHU!!!
P.D. EL MEJOR DE TODOS ES EL AMOR HOBBIT!!! XP! Espero que os haya gustado!!! Que bien!! Muchos hijitos de Sam y Rosita!!! XD! Pobre Gollum que no tiene novia.......¿¿¡¡le hago una!!?? Em... no.... va a ser mejor que no.... XD!!!
BESITOS BABOSOS DE GOLLUM!!!
