Un sueño, un adiós
En una galaxia lejana a la nuestra:
Un planeta parece estar en llamas, miles de explosiones se producen en él, grandes volcanes en erupción expulsando lava como si todos ellos se hubiesen puesto de acuerdo en hacerlo a la vez, mas aun así, ese planeta goza de una gran vida y belleza, el fuego y el magma no hacen más que renovar constantemente la tierra que gracias a las inundaciones llega a los lugares donde las explosiones no alcanzan, siendo estas zonas de una belleza extrema. Grandes árboles de corazón y sangre verde, poseedores de anchos troncos de dura corteza que se alzan vigorosamente hacia el cielo en un intento de llegar a las estrellas, millones de ramas floridas que nacen de su ser y exhuberantes copas tapando el cielo. Miles de flores de vivos colores, todas ellas extrañas, jamás vistas por un terrestre, tan distintas y tan diferentes a las que nuestro planeta posee, cada especie de un bello color, intenso, brillante a la luz de la "luna" y alegre a la luz del "sol", aunque ni tan siquiera entre ellas son iguales puesto que cada una posee una tonalidad diferente, un brillo especial y único que la diferencia de las demás. La hierba, húmeda por el rocío de la noche, cubre todos aquellos espacios que quedarían desnudos sin la presencia de ésta. Mares, lagos inmensos y otros contrariamente nimios, unidos entre si por esplendorosos ríos llenos de vida, todos ellos portadores de una extraña luz cristalina, luz que muchos añoramos aquí, un tesoro, un regalo de extremo valor para quien tenga el honor de observarlo, plantas marinas cubren sus suelos brindando a la fauna acuática espléndidos sitios donde esconderse y exquisitos alimentos.
Entre tanta belleza extasiante se vislumbra una ciudad, una fortaleza de fuego, las casas se alzan como llamas bañadas por la tímida luz de Épsilon haciendo parecer que éstas están en movimiento constante. Grandes avenidas llenas de una vegetación igualmente bella a la que cubre el planeta, fantásticos árboles que superan la altura de los hogares. Cinco torres en forma de llama rodean la ciudad vigilando el planeta, cada una de ellas custodiada por los guardianes de Kämpfer, Genezer, Naywa, Sandstorm y Krystallos nombradas por sus respectivos planetas. En el centro del pentágono imaginario un gran jardín rodeado por un lago de magma y adornado con fuentes incandescentes da paso a un gran palacio... pareciese de coral rojo... aunque... tal vez no, pero su formación rebuscada, de una armoniosidad inimaginable, unida a su llameante color guarda un parecido sorprendente al de éstas hermosas formaciones marinas. En su interior reside la soberana de tan antagónico planeta, la princesa Kakyuu, gobernadora y protectora de Kinmokusei.
Lejos de la ciudad, una bella dama de largo cabello negro y profundos ojos azules, sentada en la orilla del Lago de los Sueños, mira melancólicamente al cielo cómo buscando aquello que la oscuridad le negó.
Mi hermoso ángel... mi bombón... si pudiese volver a ver tu sonrisa... tan eterna y tan fugaz a la vez... recuerdo cómo el llanto cubría fácilmente tus cristalinos ojos azules, aunque pocas veces te vi llorar de corazón... tal vez cuando me confesaste la profunda tristeza e impotencia que sentías al no ver ni recibir noticias de aquél al que amabas... amas... y me atrevo a soñar con que las que derramaste al rebelarte yo mis sentimientos eran sinceras. Si pudiese volver a ver aquel rostro de niña juguetona, incansable... si pudiese volver a ver juguetear tu pelo con el aire... tu esbelta figura que guardaba el alma de la que con seguridad sería... y debe ser... una gran mujer. Ahora yo tan solo sueño con poder volver a verte... antes de que... deba olvidarte...
Alguien se acerca a ella, la admira y en ello se percata de que dos tristes lágrimas se deslizan por sus mejillas:
-Princesa, debemos irnos.
Al darse cuenta de la presencia del apuesto hombre, se limpia rápidamente el rocío que tan desvergonzadamente se había atrevido a cubrir sus ojos y se gira hacia él:
-Sí... esto…- Su voz aparece fina y quebradiza.
-¿Sí?- Pregunta el joven intentando ayudar a que terminase la frase.
-No, nada, tonterías.
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En la Tierra una joven muchacha de cabellos rubios duerme profundamente:
Un campo sumido en la oscuridad, sólo la luna alumbra el lugar y a la luz de ésta aparece la figura de un joven:
-Tú... ¡Has vuelto! ¡Qué ilusión! ¡Ya verás cuando se lo cuente a las chicas!- Grita la joven en un gran ademán de felicidad.
-Bombón... no hay nada que contar... sólo es un sueño... tu sueño...- El joven sigue inmóvil escondido del plateado brillo lunar.
-¿Cómo?- pone cara de bobalicona ya que no entiende nada.
-Yo sólo... vine a despedirme... a decirte el último adiós...- Las palabras del chico suenan amargamente tristes.
Ella lo mira sorprendida e interrogante:
-Estás muy serio... es una broma ¿verdad?
Finalmente la luna alumbra la cara del joven que hasta ahora se mantenía oculta en las sombras. Usagi lo observa y puede ver la tristeza en sus ojos, ojos que empezaban a humedecerse...
-No... mi destino se separará definitivamente del tuyo y yo... debo olvidarte... aunque antes de hacerlo necesitaba verte una última vez...
De repente la figura desaparece y Usagi se encuentra sola en la inmensidad de aquel lugar...
-¡Usagi! ¡Despierta! ¡Vuelves a llegar tarde!
-Luna...- se frota los ojos y mira el reloj- ¿Qué? ¿Por qué no me has despertado antes?
La gata negra se queda mirando como la chica empieza a vestirse a una velocidad espectacular y sale corriendo diciendo un rápido ¡Adiós!
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Rei no le da demasiada importancia:
-¿Eso soñaste?.
-Sí... se le veía muy triste...
Ami tampoco sabe muy bien qué pensar respecto al sueño:
-¿Y no puedes recordar quién es?
-No... al despertarme de repente se me borró su rostro de la mente.
Makoto va a decir algo pero Mina la interrumpe:
-Seguro que es algún pobre chico al que rompiste el corazón en el Milenio de Plata y tan sólo es uno de los muchos recuerdos que últimamente te vienen a la mente. No hay de que preocuparse.
Una gran gota de sudor aparece en los rostros de todas y Rei bastante excitada no puede reprimir lo que piensa:
-¡Siempre piensas en lo mismo! Cada día te pareces más a la tonta de Usagi, que sueña tonterías y encima luego quiere buscar significados raros dónde no los hay. En mi opinión fue un simple sueño y nada más.
-¡Rei!- Todas la miran asombradas, aunque siempre se mete con Usagi era impropio de ella hablar así.
-Ups, perdón, pero es que de hecho es lo que pienso.
Usagi responde con no demasiada convicción:
-Posiblemente tengas razón...
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Faltan pocos días para el enlace entre la princesa de Kämpfer y el príncipe de Kinmokusei, hermano de la Princesa heredera Kakyuu. Todo está pensado, los vínculos entre los dos planetas se unirán eternamente.
En la torre de Kämpfer, encarada al Lago de los Sueños, la dulce princesa guardiana de ésta, Akeryll, se encuentra en su habitación. Al parecer está escribiendo una carta, sus manos se mueven rápidas y ágiles, pareciese que en ello le fuese la vida, se la veía inquieta y triste, algo le ocurría. Un joven alto de pelo turquesa muy claro, casi blanco (a la luz del sol para algunos imperceptible), se acerca a ella sigilosamente.
¿Qué le pasará? Desde que llegó no es la misma, algo ha cambiado en ella, algo pasó... Himmel y Hava no quieren explicarme nada, rehuyen mis preguntas... ellas también están raras...
La chica se da cuenta:
-¡Raiden! ¿Qué haces aquí? Entras en mi habitación sin avisar y encima te quedas embobado... me has asustado ¿sabes?
Raiden nota como esconde la carta rápidamente y eso le extraña:
-¿Qué escondes ahí?
Ella titubea:
-Esto... nada... estaba escribiéndole a una amiga...
Raiden se acerca tiernamente a ella y le susurra al oído:
-Si no quieres decírmelo no lo hagas... respeto tu intimidad... pero por favor... no me mientas.-
Lentamente se aparta y sus miradas se cruzan, como hechizado, el chico es incapaz de apartar sus ojos de los de aquella ninfa salvaje de corazón ardiente y largo pelo negro. De éste modo instintivamente vuelve a acercarse a ella, acaricia tiernamente su mejilla y sostiene su barbilla, sus labios empiezan a atraerse a los de ella como un imán y la besa dulcemente pero con fogosidad. A lo que ella, inmóvil, se deja querer y llevar por esos besos apasionados, aunque, muy cerca de su corazón una carta aguarda su destino, destino que romperá definitivamente con su sueño más preciado y en ese pensamiento una lágrima resbala por su mejilla.
Raiden se percata de ello. Para de besarla y vuelve a quedársela mirando, era la segunda vez que veía como esos cristales marinos bañaban su rostro, la segunda vez... desde que volvió de su misión... aquel día... cuando observaba de lejos la manera en como miraba al espacio oscuro, como intentando atravesarlo, llegar a algo, a alguien... y esa solitaria gota de mar... algo le pasaba... algo grabe... la mayoría del tiempo permanecía, parecía estar dotada de una extrema felicidad... pero esos escasos momentos en que podía la amargura de su corazón... borraban esa idea de su mente.
Finalmente le pregunta:
-Akeryll... cuéntame... qué te ocurre... desde que volviste estás cambiada, algo pasó y no quieres contármelo... me tienes muy preocupado...
-No temas, no me pasa nada grabe- esboza una sonrisa-, sólo son los nervios de nuestra boda, deseo fervientemente tenerte junto a mí el resto de mi vida- algo dentro de ella le causó un gran dolor, ¿cómo podía engañarlo de esa manera? ¿cómo podía engañarse a si misma así?-, aunque también siento miedo, cuando sellemos el enlace nos esperan grandes responsabilidades... que tal vez no sabré afrontar... y eso me asusta. (¿Cómo puedes actuar de esta manera? ¿Miedo a tus responsabilidades? ¿Desde cuándo? Y él se lo creerá... el propio miedo que siente ante perderte le vendará los ojos... ¿De verdad crees poderle hacer feliz?)
Raiden parece contentarse son su excusa, de hecho eso lo explicaba todo y no tenía nada que temer... aunque en las profundidades de su ser sentía que eso no lo explicaba todo... pero hizo caso omiso de ese presentimiento:
-Entiendo... es eso... yo te apoyaré en todo momento... no permitiré que nadie te presione.- Sigue mirándola con dulzura, como un niño que observa una diosa, no está seguro de poseerla, pero el solo hecho de tenerla a su lado aviva las llamas de su amor.
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¿Dime Épsilon, qué ocultas? ¿Tan grande es tu secreto que ni la noche alumbras con tu tímida luz? Ya veo... siempre fuiste muy considerado con ellos, tal vez porqué tú jamás podrás tener un amor... Escondes a aquellos que sí pueden gozar de sus sentimientos, hoy les das una oportunidad. ¡Míralos! Chapotean, bailan en el agua al son de sus corazones, no temen ser descubiertos, tu los proteges. Guíalos, no dejes que se pierdan, que se separen, cuida de ellos... que no pasen por lo que tu pasaste.
-¿Sabes? Jamás pensé que volvería a verte.- La joven dirije su mirada verde esmeralda al chico que tiene ante sí.
-Lo sé. Sé que sufriste mucho, pero ahora volvemos a estar juntos, ¿no?.- Dulcemente agarra la mano de la chica y la acerca a su pecho, justo donde se encuentra su corazón,- ¿lo sientes? Es por ti- las mejillas de la joven se sonrojan y un rubor agita su cuerpo. Faíl coge su otra mano y acerca su cuerpo abrazándola tiernamente.
No temen sus cuerpos desnudos, la oscuridad guarda su secreto.
-Lo que más me duele es que el Príncipe no volviese también, Kakyuu se sentirá muy sola- se abraza a él con más fuerza.
-Sí, todos nos asombramos al darnos cuenta de que no aparecía.
-Galaxia destruyó su cristal, nunca renacerá, nunca volverán a verse,- empieza a llorar,- y yo te tengo a ti, jamás permitiré que vuelvan a hacerte daño ¡Jamás! ¿Me oíste?
-Himmel...- La besa a modo de afirmación y gratitud por aquellas palabras que rebelaban cuanto lo amaba.
Cerca de la orilla se movieron unos arbustos:
Himmel se dio cuenta:
-¿Lo has visto? Creo que hay alguien ahí- señaló el lugar.
-No creo que sea nada, algún animal. -Se volvió nuevamente hacia ella para continuar besándola.
En los matorrales...
-¡Shhh! No te muevas- susurrando.- ¿Has visto? Casi nos pillan,- miró a la chica que tenía al lado.
-No ha sido mi culpa, algo me ha picado. -Se frotó el brazo enérgicamente.
-Sí, pues si algo vuelve a picarte te aguantas. ¿No ves que si nos pilla nos mata?
-Hava, no seas tan exagerada.
-¿Exagerada? Para empezar estamos espiando a nuestra mejor amiga, segundo: se supone que deberíamos estar de guardia en nuestras respectivas torres y... tercero... están desnudos -se ruboriza.
-Sí... oye, qué bien se ve tu hermano, no sé si es la oscuridad o...- No termina la frase, Hava la interrumpe.
-Eres una pervertida, deja a mi hermano empaz que tu ya tienes a Raiden, y además yo no me fijo en si Faíl está bien o no, sería un poco raro ¿no crees?
-Supongo que tienes razón, pero si fuese el mío... además no hacemos nada "malo", sólo estamos vigilando que no le pase nada a Himmel, ¡es nuestro deber de amigas!
-¡Akeryll!
En el lago:
Himmel lo oyó.
-¿Lo has oído? Parecía alguien gritando. -Se sumergió en el agua y buceó hasta la orilla.
-¡Espérame! -Empezó a nadar tras ella para alcanzarla y una vez conseguido- En otra me esperas, no te costaba nada...
-Shhhhh, escucha.
-Yo no oigo nada, si había alguien ya se habrá ido.
-Pues si alguien nos ha visto adiós a nuestro secreto.
En los matorrales:
-Después dices de mi.
-Calla y corre- susurrando- si nos ve estamos listas.
Salieron corriendo tan sigilosas como gatos, se notaba que tenían experiencia.
Faíl continua con la conversación. -Lo dudo mucho, seguramente era algún bicho raro.
-No sé... esperemos...
-Seguro que era eso, tranquila.
Aun así se quedaron un buen rato intentando vislumbrar algo entre la oscuridad y en vista de que no verían nada regresaron al lago.
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Espero que os haya gustado, es mi primer fic así que no seáis muy duros con migo.
Dudas, quejas, tomatazos... a Lareta1@hotmail.com
