Hava abrió los ojos, se levantó pesadamente y miró a su alrededor. Se encontraba en una gran cúpula de cristal sostenida a elevada altura del suelo. Vio como los cuerpos de sus amigos yacían dormidos en el frío suelo y a su vez como éstos empezaban a despertar. Un repentino impulso la obligó a posar su mirada sobre un haz luminoso que provenía del centro del recinto. La claridad se disipó, sólo una tímida luz rompía la oscuridad de la noche. Sus ojos no podían creer lo que veían. Akeryll estaba suspendida en el aire, su cuerpo desnudo, sus manos rodeando su pecho y de éste provenía esa cálida claridad. Apartó la mirada de esa visión percatándose de que ya no era la única sorprendida.
Todos habían despertado dirigiendo su atención al cuerpo que parecía flotar. Sentían miedo a aquello que desconocían, pero por alguna extraña razón contrariamente a lo que sus mentes aclamaban, sus corazones permanecían tranquilos, sosegados, sintiendo una gran fuerza benigna a su alrededor.
El pecho de Akeryll volvió a brillar con gran intensidad, empezando a emerger de él dos cristales manteniéndose enfrente de ella y emitiendo un relámpago cegando a los presentes. Al recuperar la vista vieron que ante cada cristal se había formado una figura femenina, por momentos se tornaba más nítida, más humana... y más parecida a Akeryll. Las dos damas eran idénticas a ella, sólo que una estaba dotada de un cabello azul intenso y en cambio el de su compañera era negro como las profundidades de la boca del infierno.
Akeryll se dirigió a las damas con voz vacilante.
-¿Quién... quiénes sois?
Las muchachas respondieron con un profundo silencio acompañado de una mirada a Kakyuu. Ésta a su vez no mostraba sorpresa por tal escena, sus ojos denotaban una gran seguridad, toda ella daba a entender el hecho de que era completamente consciente de lo que pasaba y porqué.
Finalmente la dama de cabello azul se dignó a hablar:
-Mis más cordiales saludos Reina Akeryll- e hizo una reverencia a lo que su compañera la imitó. -No se asuste, no tema lo que aquí ve, no somos más que el reflejo que compone su corazón.
Su compañera continuó.
-Le aclararemos todo cuanto podamos.- Una niebla cubrió sus cuerpos desapareciendo junto a Akeryll.
-El cristal está despertando- susurró Kakyuu, aun así sus guardianes oyeron perfectamente lo que había dicho.
Raiden había permanecido todo el tiempo quieto, inmóvil, había reconocido a una de las damas, había sentido como lo llamaba en un sollozo agonizante... sólo las palabras de Kakyuu lo habían hecho reaccionar.
-¿De qué hablas? ¿Dónde está Akeryll? ¿Qué le hicieron?
-Tranquilo, no le va a pasar nada, nada malo. Ellas sólo van a despertar sus recuerdos, sus emociones, su poder...
-¿Su poder? ¿Qué poder? ¿No es bastante poderosa ya?
-Todos nosotros debemos despertar, todos alcanzaremos nuestro máximo poder, pero el de ella... no podrá ser superado por ninguno, incluso la futura Neo-Reina Serenity encontraría una gran dificultad al intentar vencerlo... si es que fuese capaz.
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Imágenes acudieron a sus ojos, imágenes de una historia, de una vida pasada. ¿Era ella aquella que veía ante sí? Realmente lo era. Lo sabía, podía sentir todo cuanto la que enfrente de ella pasaba: su dolor, su tristeza, su compasión... su amor. La historia de una parte de su pasado, la historia completa iba a serle revelada.
La dama de pelo color añil se acercó a ella. -Llegó la hora, hoy recordarás tu pasado, lo que eres y todo aquello por lo que debes luchar, hoy despertará en ti el poder más grande jamás visto. Ahora siente mis palabras fluir por tu cuerpo, siente cómo los recuerdos se hacen nítidos, como tus emociones vuelven a surgir, y escucha, escucha la llamada de tu ser, de lo que eres.
Akeryll notaba como una sutil energía recorría sus venas, como despertaba en ella toda su vida pasada... o la que ella creía como toda.
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-¿Cuál es ese poder?- Raiden seguía intranquilo, la mirada serena de Kakyuu no le servía de consuelo alguno.
-El Cristal de Ámbar- contestó Kakyuu con voz solemne.
Sus guardianes la miraron interrogantes, ¿la existencia de tal poder no era sólo una simple leyenda? Aunque... si realmente fuese verdad eso explicaría porqué Kakyuu insistía en recitarles esa historia multitud de veces en su infancia.
-Entonces Akeryll... es la unión de dos seres, ¿no es así?- Hava continuaba dando muestras de su rápida mente que jamás solía dejar cabos sueltos.
-Podría decirse de este modo, aunque es más complicado que eso. Se basa en el principio de las semillas estelares, todos nosotros hemos renacido gracias a la posesión de éstas, Akeryll lo ha hecho así también, miles de años atrás ella fue la soberana de Kämpfer junto a ti- miró a su hermano. -Era mi guardián más poderoso, muchos la consideraban una guerrera perfecta, explotaba al máximo su potencial y de hecho, sin mi existencia ella hubiese asumido sin ninguna duda el liderazgo.
Raiden continuaba inquieto:
-Sí, eso todos nosotros lo sabemos, conocemos nuestro pasado y el de ella.
Una mirada reprobatoria de Kakyuu cortó las palabras de su hermano:
-No conocéis todo vuestro pasado, y no recordáis vuestra muerte, más aun, del mío tan sólo recordáis que fui vuestra reina y líder, así que, por favor, ¿puedo continuar?
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La mujer volvió a hablar:
-Tú eres la elegida, en ti renacerá un gran poder ya olvidado por todos. Tus emociones siempre fueron regidas por las mías, tus pensamientos, todo cuanto sentías, puesto que yo, como bien sabes, soy tu yo pasado, la Reina Aker. De mí dependió que amases a Raiden... Pero algo pasó, tus reacciones dejaban de ser las mías, tu amor por él... menguó. En ti empezaba a formarse la semilla de un nuevo yo, en ti se reencarnaba otro ser, alguien que jamás nació, alguien que jamás vivió, alguien que te daba completa seguridad, que te permitía sentir por ti y no por mí.
Una figura se formó a su lado y reapareció la otra dama de pelo azul intenso, de mirar pesado:
-Ese alguien soy yo.
Akeryll la conocía, era ella misma, era la que permitía la libertad de su corazón, de su mente, de sus sentimientos...
-Tú... gracias...- Las lágrimas resbalaban por sus mejillas, sin cesar, sin dolor, sin pesar, sólo el llanto, liberación, calma, sosiego...
-No debes agradecer nada, tu me has dado vida, yo soy tu. Necesitas saber de dónde procedo, necesitas recordar quién soy, sólo así nosotras (refiriéndose a Aker y ella), podremos unirnos, solo así conocerás el poder.
-Quiero, lo deseo, necesito saberlo.
-Yo soy la semilla de aquella que tanto desearon, la princesa Yllien. Mis padres soñaban conmigo día y noche... El Rey de Krystallos y la Reina de Kinmokusei esperaban mi nacimiento con gran alegría, cada día que pasaba yo estaba más cerca de mostrarme ante ellos, pero... mi madre, Kakyuu, enfermó sin remedio, y con ella... desaparecí yo. No tuve oportunidad de conocer la vida.- Hizo una pausa y continuó. -Yo debería haber renacido como todos, pero Galaxia mató al que sería mi padre... lo mató sin remedio... sin posibilidad de un renacer...- Sus ojos empezaban a hincharse, nunca lo había visto pero recordaba lo mucho que la amaba, todas aquellas veces que apoyaba la oreja en el vientre de su madre para oírla, como cuidaba de ésta para llegar a verla algún día, y como ese día nunca llegó y ya nunca llegaría. Se irguió y volvió a tomar impulso en sus palabras. -Por ello renací en ti, en aquella que compartía mi poder.
-¿Tu poder?
-Sí, mi poder. Una leyenda olvidada cuenta como algún día una gran energía renacerá, como un ser incompleto se unirá a otro perfecto y de la unión de éste el Cristal de Ámbar despertará.
-Conozco esa historia, Kakyuu solía contármela...- Más recuerdos venían a su mente, los recuerdos de su liberadora y... los recuerdos de su más tierna infancia.
-Ella sabía lo que tu cuerpo escondía, se le rebeló el futuro, ella debía prepararte para el cambio...
Akeryll la interrumpió.
-¿Cómo? ¿Durante todos éstos años ella ha sabido que yo sería su hija? ¿Que Ymir moriría?
La joven bajó el rostro para ocultarle su mirada.
-Sí... pero lo hizo por ti, porqué te ama.
-¿Y ella? ¿Qué hay de ella? ¿Tanto sufrir tan solo por un simple poder?- Se calmó y como si algo le rasgase el alma consiguió decir. -Él... también lo sabía?
-Sí.
Las lágrimas volvieron a agolparse en sus ojos, un llanto lleno de dolor, de melancolía, de tristeza, ahora ella podía sentir el amor que aquella que tenía enfrente había sentido por Kakyuu y Ymir, ahora ella entendía la agonía por la que éstos habían pasado. De repente todo ello desapareció, la calma volvió a apoderarse de ella.
Veo que vuelves a la normalidad... entiendo que todo esto te afecte pero puedes comprobar como no pretendemos cambiar tus sentimientos, sólo que recuerdes aquellos que perdiste y los comprendas, nada más. No sentirás más dolor por ellos puesto que pertenecen al pasado, nosotras ya sufrimos por ellos y poco a poco esa confusión a la que ahora te ves sometida irá aclarándose, separarás lo que TÚ has vivido de lo que vivimos nosotras. Sólo necesitas tiempo...
-Entiendo...
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Kakyuu prosiguió con su relato.
-En aquella etapa comenzó una nueva dinastía, una alianza muy poderosa para nuestro sistema, el príncipe de Krystallos y la princesa de Kinmokusei unieron sus vidas, los planetas gemelos finalmente volverían a estar juntos. Una gran paz reinaba por aquél entonces, aun así sus guardianes entrenaban sus poderes al máximo, ya que, de otro modo, una intrusión hubiese sido fatal. Pero... existen peligros que ni el poder más grande es capaz de vencer... A los pocos meses de su matrimonio, la reina quedó en estado, todos se alegraron y sus guardianes reinantes de los planetas vecinos acudieron al planeta Kinmoku para la mayor protección de éste. El Rey sólo sentía felicidad, cuidaba sumamente a su esposa no escatimando en esfuerzos para la comodidad de ésta... se amaban tanto... Lástima, la salud de la Reina no era la más propicia para la gestación de un hijo y pronto sus fuerzas empezaron a menguar. Su vida peligraba y tanto su marido como sus seis aliados brindaron un poco de su energía a la joven soberana. No fue suficiente, la criatura que llevaba dentro necesitaba demasiada energía, absorbiéndola ésta, y no su madre. Finalmente sobrevino la muerte de tan amado ser, y con él la de su hija. Un ser incompleto que jamás nació, una semilla que empezaba a formarse...
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Ahora Akeryll miraba fijamente a las dos mujeres que formaban su ser, sus rostros reflejaban alegría, pero ella sabía lo que realmente escondían...
-Ahora empezará una nueva etapa, renacerás como una nueva estrella, ahora Yllien y yo uniremos nuestros cristales...
Aker e Yllien comenzaron a emanar una gran energía y desaparecieron dejando sólo sus dos cristales, éstos como en un estallido de luz, brillaron intensamente y se unieron ante los ojos de, a pesar de lo ocurrido, una asombrada Akeryll. Un hermoso cristal de ámbar se formó de aquella unión, su forma era compleja, parecida al del florecimiento de una rosa... Lentamente la bella dama se acercó a tan maravillo y poderoso cristal rodeándolo con sus manos y sintiendo como su energía la llenaba completamente, haciéndole sentir una agradable sensación de bienestar... y de ella algo más resultó... ante si apareció una espada... su espada... aquella que perdió en defensa de su Princesa...
-¿Cómo...?- no obtuvo respuesta, sólo silencio, el vacío...
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Las palabras de Kakyuu sonaban tristes y en cierto modo delirantes.
-El Rey se sumió en la desesperación de su tristeza, intentaban animarlo pero sin conseguirlo, los años pasaron y murió solo, jamás permitió que otra ocupase el trono de aquella que tanto había amado.- Un silencio prolongado, tanto Hava y Himmel como Faíl, Sam y Raiden sabían lo que su princesa iba a decir, mas aun así la dejaron proseguir. -Esa reina... fui yo... y ese rey...
-Ymir- Akeryll acabó la frase. Su cuerpo había reaparecido, cubierto ahora, por un vestido más majestuoso, más soberbio... era como el vestido que debería llevar una reina. Ante su pecho un gran cristal emanando una gran luz de su interior, éste pronto ocupó su lugar incrustándose en la espada que Akeryll mantenía entre sus manos, dicha espada adquirió la forma primitiva del Cristal de Ámbar, Akeryll se lo acercó y lo introdujo en su cuerpo. Con la mirada baja fue acercándose a su soberana. -Siento todo lo que ha tenido que pasar... ¿Cómo pudo soportarlo?
-En ti está mi hija, cómo no hacerlo...
-Entonces... si ella no se encontrara en mí...- dejó de mirar a Kakyuu para dirigirse a Raiden -y yo no fuese aquella Aker que amaste en el pasado... ninguno de vosotros sentiría nada por mí...- sus ojos miraban tristemente los de aquellos que la miraban consternados ante la dura realidad de sus palabras... Silencio. Incómodo silencio... -Entiendo- Forzó una sonrisa. -Es inevitable, de verdad lo entiendo- su labio inferior empezó a temblar. -Sólo que yo... no soy ninguna de ellas...- miró a través del cristal de la cúpula donde se encontraban.
Tú... lo que sentiste... tu amistad... fue por mí... no por el pasado... lástima... mi querido Bombón...
-Bueno, a dejarse de sensiblerías que estoy muy cansada... y además Raiden y yo... ejem- se puso roja -tenemos asuntos pendientes.
Raiden se ruborizó ante la mirada de su esposa:
-Emm... Sí, sí...
-Chicos...- dijo Sam -todo esto está muy bien, pero... ¡¿Dónde estamos?! ¡¿Y cómo volveremos?!- sus gritos desesperados resonaron por todo el cuarto, dejando a los presentes un tanto aturdidos.
Hava se rió, a lo que todos la siguieron, quedándose el pobre Sam con un: ¿Y yo que he dicho ahora?
Hava se calmó:
-Haber Sam, ¿no has entendido aún? Estamos en Kämpfer, Akeryll y Raiden se quedarán aquí para empezar un nuevo reinado junto a los descendientes de sus antiguos habitantes, en cuanto a nosotros...
Himmel continuó:
-Por lo que he podido notar, ahora Akeryll posee suficiente poder para enviarnos de vuelta a Kinmokusei, pero... ¿para qué iba a hacerlo? ¿no recuerdas que nosotros podemos volver solos? ¿o acaso ya olvidaste tus poderes?
Sam se enrojeció de arriba abajo y con una risita entre nerviosa, vergonzosa y atontada, respondió.
-Lo, lo siento, no sé en qué pensaba....
-Yo sí lo sé- murmuró Himmel. Aun así Sam la oyó y le dedicó una mirada asesina, realmente si su mirada matase.... ella ya no seguiría viva... pero lastimosamente para él, el que era capaz de hacerlo era Faíl.
-¿Realmente os quedaréis aquí?- era la primera vez que Faíl abría la boca en todo lo sucedido.
-Sí, bien, según mis recuerdos...- posó su mano en el helado suelo, de inmediato se formó un agujero del que lentamente ascendió una plataforma circular. -tu inteligencia también nos fue de gran ayuda en el pasado- dijo dirigiendo una mirada de complicidad a Hava. -Teóricamente debería conducirnos al interior de palacio, buscaremos nuestros aposentos, nos instalaremos en ellos y dentro de un par o tres de días volveremos a Kinmoku...- Akeryll siguió hablando sobre la necesidad de avisar a su pueblo de antemano y del modo en que harían las cosas para que todo resultase lo más sencillo posible. Cuando finalizó llegó el momento más duro, despedirse de sus amigos, aunque sabía que volverían a verse, también sabía que de nuevo sus caminos se separaban, puesto que en breve ella debería asumir el reinado de un planeta... y eso complicaría mucho sus encuentros... se despidieron con ojos tristes y miradas preocupadas, Sam se echó a llorar, de hecho fue el único que demostró tal emoción... -Adiós, nos veremos pronto- fueron las últimas palabras de Akeryll a aquellos que quería tanto y consideraba su familia.
-Ya está, se han ido...- murmuró Raiden.
-Sí- respondió Akeryll tomando su mano. -Los echaré de menos.
-Sabes que en unos días volveremos.
-Ya, pero después ya todo será diferente... bien, sólo que no esperaba tener que asumir el papel de reina-.
-Ni yo, pero tu te ves hermosísima, la reina más bella que nunca se haya visto- besó sus labios, delicadamente, como en un sutil roce.
Ella encontró cobijo entre el calor de su esposo, -¿buscamos nuestra habitación?
-Sí, vamos.
Subieron a la plataforma y desaparecieron de la cúpula.
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CONTINUARÁ...
+++ Haber, para quién no haya entendido en que se basa el nombre de Akeryll, pues bien:
-La primera parte proviene del nombre de Reina Aker del planeta Kämpfer, su nombre empieza por éste, puesto que la presencia de Aker en su modo de pensar y actuar es muy fuerte. Por cierto, Aker significa campo, proviene del sueco.
-La segunda parte del nombre proviene del nombre de Yllien, su presencia es menor, pero con sólo ésta ya dota a Akeryll de plena independencia. Yllien proviene del Yll que significa estrella en albanés.
Después de esta explicación otras más:
-Himmel significa cielo.
-Hava significa atmósfera.
(supongo que ahora los que no hubieses entendido quién era quién ahora ya lo tenéis más claro)
-Ymir es el Príncipe, enamorado de Kakyuu que Galaxia mató rompiendo incluso su cristal:
El hielo se fundió y de él surgió Ymir, el padre de la estirpe de los Gigantes de Hielo. Ymir se durmió y sudó, de su mano izquierda surgió una pareja de gigantes, y de sus pies un hijo.
De ahí procede éste nombre, se lo puse ya que él es el Príncipe del planeta Helado, Krystallos, y además sus poderes están basados en éste.
-Raiden: dios del trueno y del relámpago en la cultura Japonesa. Más adelante veréis el porqué de éste nombre.
-Faíl, simplemente significa creador.
En otro capítulo seguiré con más explicaciones, de momento es todo. +++
