"Aaaaaaaa Sería bueno que leyeseis de nuevo el final del capítulo 5, puesto que he cambiado algunas cosas… que no me acababan de convencer. ¡Gracias! (Esto se quedará así eternamente… así que a lo mejor dentro de un año aun sigo con esto puesto… xo el capítulo 5 ya se kda así eh.. no más cambios ^^U)"

06.La despedida:

No puedo estar junto a ti puesto que sólo ese mero hecho daña gravemente mi corazón. Siempre pensé que algún día te tendría, que en cuanto eso ocurriese mi soledad sería disipada cual fuego abrasador por la dulce lluvia dorada…

Mas no fue eso lo que pasó, mi cuerpo a cenizas fue reducido, sin piedad, sin compasión puesto que para quienes rompen las reglas del amor ese es su castigo, y yo, yo lo hice… Dejé que me confundiesen con otra… que mi dignidad se corrompiese… acepté sus besos aun cuando no eran míos…

¿De qué puedo quejarme pues?

Himmel acababa de despertarse, permanecía tendida en el sofá boca arriba mirando al techo mientras acariciaba su linda gatita.

-¿Has visto? Hoy no estamos solas.- Bajó la mirada para dedicarle una amplia sonrisa al animal que la escuchaba atentamente entre ronroneo y ronroneo. –Creo que debería ir a despertar a Hava… hoy nos espera un día intenso…

Cogió suavemente al felino dejándolo con sumo cuidado en el suelo para de un salto levantarse y despejarse completamente. Se dirigió a la cocina y empezó a preparar el desayuno, es verdad que nunca fue una estupenda cocinera como Hava pero a pesar de eso sabía como apañárselas, además… sólo era el desayuno. Rápidamente preparó unas tostadas, algo de panceta y unos huevos fritos acompañados por un dulce jugo de rosbi, puso toda la comida en una bandeja y fue a dar los buenos días a Hava.

Entró silenciosamente en su habitación, sabía que debía despertarla pero aun así no quería disturbar su sueño. Cual sorpresa fue la suya al encontrarla sentada en la cama, completamente desvelada y con la mirada fija en el exterior. Dejó la bandeja en la mesita de noche y al acercarse a ella se dio cuenta de que su cara estaba bañada en lágrimas, ni un solo gesto de dolor, sus músculos relajados… pero aun así esas cascadas de dolor resbalaban sin ningún esfuerzo ni impedimento por ese rostro que ahora aparecía absorto, inmóvil… De repente se movió quedando frente a frente con Himmel:

-Lo siento, no puedo evitarlas, intento pararlas pero son insistentes…

La chica de ojos esmeralda limpió algunas de sus lágrimas delicadamente:

-No te preocupes…- no sabía que decirle, entonces una vista rápida de la habitación le recordó la existencia de un estupendo y nutritivo desayuno. Esbozó una sonrisa y dijo -¡Venga! ¡Vamos a desayunar! Lo he preparado yo, sí, no me mires con esa cara… además… ¿cuando estoy sola quien piensas que cocina?

Hava estalló en una gran carcajada que derivó en un abrazo a la chica de cabellos plateados en demostración de gratitud y cariño:

-Sí, ahora que lo dices tienes razón. Vamos a tomar esa comidita… porque por lo que veo… ¡se nos va a enfriar!

Las dos amigas se sentaron a comer en la cama tapadas por mil y una mantas bromeando sobre su condición de princesas y quejándose de que como tales necesitaban más comodidades:

-¿Dónde se es visto que dos señoritas como nosotras debamos luchar?

-¿O acaso ser guerreras?- respondió la otra.

-Un día de éstos creo que deberemos exigir nuestros derechos… ¡Quiero alguien que me friegue los platos! ¡Quiero que me limpien la casa!- y mientras Himmel declaraba esto ante… digamos… toda la habitación, un felino se acercaba sigilosamente hacia ellas…

Desperezándose la joven de ojos violeta dijo:

-¡Qué rico estaba todo!- prosiguió cogiendo la bandeja disponiéndose a llevarla a la cocina… pero el minino seguía acercándose…

-Deja, eres mi invitada, la llevo yo- Himmel expuso esto y rápidamente cogió la bandeja de las manos de Hava antes de que ésta pudiera reaccionar y se dirigió corriendo a…

-¡Cuidado con la gata!

Demasiado tarde, nuestra minina ya había provocado el desastre… Himmel yacía en el suelo en una posición un tanto ridícula rodeada de los pedacitos rotos de los platos del desayuno, y a su lado el objeto de su caída, una dulce gatita de tonos dorados salpicados de intenso negro que alegremente lamía los restos de jugo de rosbi derramado.

-¡Yildi!- gritó la joven a la despreocupada felina. Y murmurando añadió –estas cosas con Luna no me pasaban…- la gatita volvió su mirada hacia ella, sus ojos fijos en los de Himmel como atravesando su alma, como si hubiese sido capaz de entender sus murmullos… -Bueno vale… ¡reconozco que tu eres muuuuuuuucho más linda! Pero a ver si aprendemos a comportarnos- le dijo acariciando su pequeña naricita, -Si quieres jugo de rosbi… me lo pides que cuando te conviene sabes muy bien como hacerlo, ¡pero no te me tires encima!

Hava se había quedado mirando mujer y animal atónita ante la "conversación" que mantenían y preguntándose si eso era frecuente… y en tal caso si vivir sola afectaba a Himmel más de lo que aparentaba…

Himmel había limpiado ya los restos del desayuno (sin darle oportunidad a Hava de hacer lo propio). De nuevo se encontraba tendida en su cómodo sofá mirando al techo. En la espera de su amiga se preguntaba si realmente estaría bien ayudarla en su propósito, tal vez todo era demasiado apresurado, tal vez debería haberlo pensado más…

Hava concentraba su mente en Akeryll, sabía que su fuerte poder le permitiría percibir la llamada, y así fue. En unos instantes pudo observar como una figura femenina aparecía ante ella.

La chica de ojos azules miraba perpleja a su amiga, percatándose de la tristeza que embargaba el rostro de ésta.

-Hava… que te pasa…

-El pájaro debe volar…- le respondió esbozando una triste y amarga sonrisa.

Silencio.

-Necesito tu ayuda.- Dijo por fin Hava. –Voy… me voy de Kinmokusei.- Akeryll escuchaba, paciente, esperando las palabras de su amiga. –Necesito irme… pero… para poder hacerlo sin problemas pasarían demasiados días y yo no puedo esperar…

-Entiendo, puedes venir conmigo.- Tantos años de amistad les confería un gran entendimiento.

-Gracias, hoy hablaré con Kakyuu, supongo que ella lo entenderá.

-Sí… seguro…

-Entonces… esta noche nos vemos- le dedicó una radiante sonrisa que escondía una terrible melancolía.

-Hasta entonces…- El cuerpo de Akeryll se desvaneció tan rápidamente como había aparecido.

-Esta noche…- murmuró Hava.

-¡Ya está!

La muchacha de cabello plateado que tan interesadamente parecía mirar al techo giró lentamente la cabeza para mirar a Hava.

-Todo arreglado, ahora sólo debo hablar con Kakyuu.

Ahora se levantó del sofá de un salto y con voz vacilante respondió:

-Hava… lo has pensado bien? ¿No crees que es demasiado precipitado? Yo sí lo he pensado… creo que… deberías quedarte…- hizo una pausa. –Pero a quien quiero engañar, la verdad es que no es cuestión de que debas o no quedarte, simplemente soy yo la que no quiero quedarme… sola.

La diosa de la creación la miró dulcemente, en el fondo se avergonzaba de no haber pensado en eso, si ella se iba, Himmel se quedaría… sola. El grupo quedaría definitivamente separado después de tantos años juntas, primero Akeryll… y ahora ella misma.

Himmel se percató de la tenue pero incrementada vacilación que empezaba a embargar a su amiga.

-Pero no me hagas caso, de nada me serviría que te quedases y sufrieses por ello… no podría soportar cada día tus llantos…- dijo juguetonamente.

-Ya pero…

-Pero nada. A ver, hasta hace un momento estabas muy segura, ¿y una sola palabra mía te hace vacilar? Esa no es la Hava que yo conozco, la Hava que yo conozco lucha por ella, así que… por mucho que a mi me duela separarme de ti, debes hacer lo que te implora el alma que no es más que apartarte de él…

-Si tienes razón, aún así…

-He dicho.- La cortó de nuevo Himmel.

Dos horas habían pasado, rápidamente, sin vacilar. El futuro de Hava marcado estaba ya. ¿Qué había pasado en ese humilde y corto periodo de tiempo?

Muchas sonrisas lo habían adornado, y también alguna que otra lágrima…

La hija del pensamiento, del arte escrito, su vida había trazado.

Entró en el salón, llegaba tarde y por su culpa Himmel también lo hacía, demasiadas cosas había dejado zanjadas, demasiados deseos había suprimido en tan pocas horas.

Ahora ante ella se hallaba el causante de tales cambios en su vida, la miraba confundido, un tanto temeroso, o avergonzado tal vez. Balbuceó algunas palabras confirmando tal estado anímico… Ella no contestó, evitó sus ojos y se sentó sin vacilar, a su lado, el sitio que desde su infancia le había pertenecido.

Durante el comicio se debatieron varios puntos de la nueva situación en la que se encontraban, es decir, sin Akeryll, sin Ymir y con un planeta en proceso de reconstrucción. Entre una de las soluciones posibles se habló del proyecto Van, algo de lo que ella se sentía plenamente orgullosa, al fin y al cabo era una trabajadora innata, no dejaría que aquel inmenso dolor en el pecho que consumía su corazón interfiriese en la pura alegría que le proporcionaba el ser y sentirse útil a través de su gran inteligencia.

Puesto que ella era la precursora del sistema de protección, explicó a sus oyentes todo aquello que deberían saber sobre él, sobretodo la necesidad de darse cuenta de que sin el poder del cristal de Akeryll no podría ser llevado a cabo. Llegados este punto Sam saltó como una fiera en la defensa de la libertad que ésta se merecía, Hava en cambio lo acalló, seca y rápidamente, no podía soportar las necias palabras de un crío encaprichado (aunque ese crío encaprichado fuese la semilla de todos sus males).

Súbitamente sin saber cómo, Akeryll apareció en la habitación, hizo, como de costumbre, una escenita de las suyas dejando patente que podían contar con ella en todo lo que quisieran y dándose más importancia de la que realmente tenía… pero en fin, a todos les hizo feliz verla como siempre, enérgica y alegre sin sombra de tristeza que cruzase sus ojos. De nuevo, tan extrañamente como había aparecido, desapareció, dejando a nuestros cinco guerreros sin palabras…

Hasta que por fin reanudaron la conversación y Hava continuó con su charla.

En ese momento, justo cuando había llegado al apogeo de su explicación, cuando sentía que ella ya no era creadora sinó creación, cuando las palabras que de su boca surgían para describir tal proyecto…

Sintió el contacto piel contra piel, ebullición contra calor de la mano de Sam que tierna y deliciosamente había asido la suya.

Delicada.

Vacilante.

Incluso temerosa.

Pero finalmente sabedora de su victoria, puesto que… aun con todo lo ocurrido… ¿cómo poder luchar contra el aterrador deseo que fluía por todo su ser? ¿cómo poder olvidar el amor que por él sentía sin cesar?

Un instante… una esperanza…

El final.

Hava concluyó su exposición. Respondidas todas las preguntas sobre tal "affair" y debatidos aquellos temas de máxima prioridad, ya no había necesidad de continuar con tal reunión.

Sam se levantó, entonces ella se percató de que sus manos seguían unidas, por ello, en ese momento, rápida e instintivamente la suya soltó aquella que la guardaba.

No lo mires, se decía a sí misma, si lo haces estás perdida y lo sabes… lo sabes muy bien…

-Princesa, ¿podría hablar un momento con usted?- Kakyuu asintió, Hava miró a Himmel que le devolvió una mirada aprobadora.

Se encontraban en una salita contigua a la de reunión, Kakyuu la decoró con tonos cálidos y acogedores, puesto que había decidido su misión sería dar cobijo a sus amigos, no a los guerreros, a la persona, no al luchador.

Kakyuu instó a Hava a tomar asiento, seguidamente le ofreció una taza de té ya que se veía un tanto nerviosa.

-Te lo agradezco, realmente lo necesito. Quería hablar contigo sobre algo… sobre una decisión que he tomado, aunque sé que afectará a los demás, he preferido decírtelo a solas, ya que no pienso aceptar oposición alguna.-dicho esto tomó un sorbo de té.

-Mmmm… de menta, delicioso.- Kakyuu la miraba en silencio, dándole tiempo a proseguir. –Anoche hice algo imperdonable, algo de lo que a pesar de todo no me avergüenzo, pero que no me permite continuar en Kinmokusei por más tiempo. Siempre has sabido mis sentimientos hacia Sam,- bajó la mirada – que siempre lo he querido no es nuevo para ti, y me parece que para nadie excepto para él mismo- soltó una amarga carcajada.- Pues bien, ya no lo soporto más, sé que huir es la solución más fácil y la más cobarde, pero, sinceramente, soy una cobarde y prefiero seguir siéndolo, además necesito tiempo… para pensar en lo de anoche…- Y prosiguió contándole su desliz.

-Entiendo que ahora lo veas todo negro, que decidas marcharte, pero… ¿realmente crees que esa es la solución?

-Jajaja… sí… así lo creo… dame un año, tal vez regrese antes, pero te lo prometo no más. Total igualmente tenía que irme, no pasada nada por adelantarlo un mes, ya he hablado con Akeryll, me quedaré en su palacio mientras tanto, dentro de un mes Akeryll recogerá a los futuros guerreros y nos encontraremos de nuevo en Kämpfer y de allí partiré con ellos a los sistemas vecinos para presentarlos y renovar las antiguas alianzas, es decir que todo seguirá el curso previsto. No creías que os iba a dejar en la estacada, ¿no?

-No… pero me apena más tenerme que despedir de ti tan pronto… hemos pasado tan poco tiempo todos juntos… y… bien ahora que mi hermano y Akeryll ya no están… también tú… supongo que siento como nos vamos separando. – Suspiró - estás creciendo… y poco a poco vais tomando vuestro propio camino… bien, acepto tu decisión, sólo que quiero que te mantengas en contacto conmigo, no quisiera perderte como amiga, como protectora ya sé que te tengo asegurada- y le dio un tierno abrazo.

Las lágrimas asomaban en las pupilas de las dos jóvenes, sabían que no volverían a verse en mucho tiempo…

Las siete de la tarde.

Hava había pasado la mayor parte del tiempo empaquetando todo aquello que necesitaría, de hecho después de pensarlo mucho pocas cosas necesitaba, pero mientras decidía qué llevarse y qué no, múltiples recuerdos habían yacido entre sus manos, cosas simples pero muy queridas, como su primer premio en un concurso de inventos por crear una base de datos inmensamente pequeña y con una rapidez de respuesta impresionante, o aquél libro cuyo personaje tanto le recordaba a ella misma "Sueños de un poeta" era su título y muchas veces había llorado al releer el trágico final del protagonista, moría ejecutado en lugar de su amada, prefirió proclamarse él culpable de algo que era inocente para que ella viviese…

Aunque finalmente nada de ello ocupó un lugar en su maleta, de todos modos… pensaba volver ¿verdad? si dejaba todo aquello ahí, aquellos objetos que no eran ni más ni menos que partes propiamente dichas de su vida, estaba segura de que recobraría la estima suficiente como para volver a ellos, a su hogar…

Su ordenador portátil y algo de ropa fueron todo su equipaje, lo básico, algo sencillo para una persona de costumbres sencillas…

Con todo ello se dirigió hacia la última cosa que debía dejar resuelta antes de partir.

Llamó dos veces a la puerta y sin esperar respuesta entró.

Varias mesas blancas llenaban la sala, todas ellas repletas de frascos, papeles con largas fórmulas escritas en ellos, objetos de laboratorio y piezas electrónicas. Extraña combinación, pensó Hava, y se percató de que nunca había caído en ello, para ella resultaba tan natural…

Un chico de apenas dieciséis años que se encontraba inmerso en ciertas ecuaciones cuánticas levantó la mirada al darse cuenta de que alguien había irrumpido en su territorio. Al ver a Hava esbozó una gran sonrisa y se levantó para saludarla debidamente. Era un joven apuesto, tal vez demasiado alto para su edad, casi tanto como Hava, y eso era mucho. De constitución aparentemente débil y melena castaña ligeramente rizada poseía unos cautivadores ojos color miel, seguro que con ellos había roto más de un corazón.

-Me marcho- le dijo Hava – he venido para dejarte a cargo del proyecto Van.

La cara del chico se sumió en una gran perplejidad que luego fue substituida por tristeza.

-Sabía que esto pasaría… te lo dije ¿no?

-Sí… me lo dijiste… pero recuerda que tengo sentimientos y que por muy lista que sea no puedo suprimirlos de ese modo.

Sage acarició tiernamente su cobrizo cabello.

-Lo sé… los genios siempre hemos tenido problemas en amores, ¿verdad?

-¿La has vuelto a ver?

-Sí… pero sólo eso, no me atrevo ni a decirle hola, ya sabes como soy.

-Lo sé, lo sé… eres demasiado parecido a mi.- Se sonrieron mutuamente.

-Bien… así que el pajarito se ha decidido a abandonar el nido, y me deja solito en él. Me gustaría saber que tan poderosa razón te lleva a dejarlo todo.

-Anoche me acosté con Sam.

Con Sage no tenía que andar con tantos miramientos, desde pequeños habían estado juntos, él fue el primero en darse cuenta de su extraña devoción por Sam y también el único que en aquellos primeros años, mientras los demás vivían ajenos a sus sentimientos, que la había consolado. Él era más que un hermano para ella, siempre lo había sido, tal vez por su igualdad de edades, y también por aquella gran capacidad intelectual que compartían, y los desprecios y envidias que habían tenido que soportar a causa de ello… Sage… era simplemente Sage… era alguien que no estaba unida a ella por una vida pasada, era alguien que la quería con afecto por lo que ella era, no por la senshi que protegía el universo, ni por aquella princesa que fue milenios atrás.

-Sé que no debería haberlo hecho, y que él… bien… él estaba confuso…

A pesar de todo Sage se había puesto nervioso y le empezaban a doler los nudillos de mantener inconscientemente presionados los puños. –Ese cabrón… se ha aprovechado de ti ¿verdad? Se ha aprovechado de lo mucho que le quieres para… ¿para qué? ¿para echar un polvo? y encima seguro que estaba pensando en la otra…

Hava lo miró sorprendida.

-¿Lo estaba? ¡Lo estaba! Este chaval se las va a ver conmigo… ¿y tu te vas a ir por eso? no me lo digas, lo sé. Y sé que de nada serviría que yo te dijese algo… porque yo haría lo mismo. Pero ese imbécil se va a enterar… le voy a dar una paliza que…

-¡No!- lo cortó Hava.- Déjalo… si al fin y al cabo la culpa fue mía, quiero decir… él estaba afectado por el matrimonio de Akeryll, y yo lo sabía, cuando empezó a besarme… me llamó como solía llamarla a ella… y yo no lo detuve, supongo que en el fondo nos engañamos los dos, él pensó que yo era su amada… y yo… me imaginé que aquellas caricias y aquellos besos iban realmente dirigidos a mi… yo soy tan culpable como él.

-Pero eres tú la que te vas.

-Porque soy yo la que quiso correr el mayor riesgo… y ahora no puedo con ello.

-Ok. No le haré nada… pero me reservaré el derecho a no dirigirle la palabra… al menos no educadamente…

-Jajaja… cualquiera diría que eres el genio que inventó los viajes en el tiempo y a través del espacio sin necesidad de magia… que lengua tienes…

-Ya lo sé… pero… te quiero ¿sabes? y nunca dejaría que nadie te hiciese daño… Está bien, yo me ocuparé de todo.

Y se abrazaron fuertemente, lágrimas rodaban por las mejillas de ambos amigos, era la segunda vez que se separarían en su relativamente corta vida, y ya empezaban a sentir añoranza.

-Yo también te quiero mucho, a veces creo que eres demasiado importante para mi…

Oyeron un ruido en el pasillo, como si algo metálico hubiese chocado fuertemente contra el suelo, Hava se acercó a la puerta y miró el parquet oscuro, se agachó cogiendo algo entre sus manos.

-¿Qué es?

-Nada, algo que alguien se ha dejado olvidado.

Ya está, la hora había llegado, Himmel y Faíl la esperaban en su casa.

La despedida fue triste, incluso Faíl que normalmente se mostraba frío y distante, soltó alguna lagrimita, después de todo era su hermanita pequeña, y esa mañana no había sido capaz de imaginar que aquello de lo que bromeaba con Sam sería lo que lo apartase de ella por una larga temporada.

Finalmente Hava se transformó en Sailor Maker y haciendo uso de su poder desapareció rápidamente de su campo visual.

Adiós querido Kinmokusei, nos volveremos a ver pronto, te lo prometo Se decía Hava mientras su cuerpo viajaba rápidamente a través del espacio tiempo.

Después de pasar horas buscando a Hava, y de la extraña aptitud de sus amigos al preguntarles por ella, Sam llegó tremendamente fatigado a casa. Le dolían los pies y se sentía más confuso que esa misma mañana.

Subió rápidamente las escaleras de la torre hacia el mirador, sólo las estrellas podrían calmar su inquietud.

Al llegar a él, aquel espacio que usaba tanto para observar las estrellas como de habitación, reparó en que encima de la cama había un sobre sellado.

Temblando, temeroso de que fuese de quien él creía lo cogió y observó un buen rato hasta decidirse a abrirlo:

Tus ojos brillantes, inconmensurablemente profundos, aquellas pupilas que tanto amé y sigo amando. Sentirte cerca de mi, el calor de tu cuerpo, la brisa caliente que de tu boca exhalases y mi cuerpo recibiese, tus brazos rodeando mi cintura, esos labios rozando los míos en un juego sin fin… todo ello deseaba mi corazón, poder ser tuya, y tu mío, poder ser uno… Cuantas noches pensando en ti, en tu plateado cabello… imaginando como tiernamente el aire lo mecería y acariciaría tu piel sonriendo destellos de luz a la luna… deseando ser ella para poder admirarte… Sufrí silenciosamente no poder ser aquel astro que en tus sueños se infiltraba, sentí no poder ser ella para tú poder amarme, rogué poder mirarte a los ojos y ver en ellos mi figura reflejada, figura eternamente tuya…

Todo esto deseé, sin miedo, sin pesar aun en la lenta muerte de mi corazón, ardiendo sin piedad por tu alma. Ayer, amor mío, creí hacer mis sueños realidad. Intenté creer que todos ellos se cumplieron sin más… pero tu sabes que no fue así, aun cuando estábamos juntos sabía que no era yo esa mujer con la que tu sueñas. Ahora, mi adorado mentor… tu, que me enseñaste a amar sin ser amada, a darlo todo sin recibir nada… necesito alejarme de ti, muy apreciada fue la lección pero pesa más mi aflicción.

Abre el sobre que al lado de esta carta has encontrado, ábrelo sin miedo, pues no es menos de lo que quisiste darme, ni más de lo que recibí, cuídalo, guárdalo y aliméntalo de tu amor…

Adiós mi cruel caballero que aun en mi derrota clamas tu triunfo…

HAVA

Una lágrima… dos… tres… el cocodrilo lloraba. ¿Qué escondía aquél enser que la triste dama en su huída le dejaba? Sería tal vez… oh no! ¡No sería capaz! ¿Pero cómo? El cocodrilo descubrió tan amado objeto del humilde envoltorio que lo rodeaba… una joya, un pedacito de luna, el resplandor de la aurora… Una lágrima… dos tres… el cocodrilo lloraba mientras el brillo de tal regalo lo inundaba.

Continuará

Siento la larga espera… la larga, larga espera, y que tal vez una vez al final de esta no os hayáis encontrado con el nivel que esperabais, pero debéis perdonarme, y es que he sufrido lo que se dice… un estancamiento… o digámosle parálisis cerebral… porque lo mío no tiene nombre…

Así que… queridos lectores (jus jus jus… me pongo más solemne aun y todo) perdonad la vaguería y tremendo lapsus escribal (ahora me invento palabras y todo…)por el que esta pobre "escritora" ha pasado.

Aaaaaaaa Sería bueno que leyeseis de nuevo el final del capítulo 5, puesto que he cambiado algunas cosas… que no me acababan de convencer. ¡Gracias! (Esto se quedará así eternamente… así que a lo mejor dentro de un año aun sigo con esto puesto… xo el capítulo 5 ya se kda así eh.. no más cambios ^^U)