Título: Náufragos
Autoras: Sashka y Paolawood
Disclaimer: Ninguno de estos personajes nos pertenece. Ya lo dice el conocido adagio: Si lo amas déjalo libre ;).
Capítulo 1- Un Buen Desayuno.
-Nock, nock- Los golpes en la puerta despertaron a Severus Snape. Eran las tres de la madrugada, como pronto averiguo con una rápida mirada al reloj de su mesa de luz.
De un salto apartó las mantas y corrió a buscar la ropa que había preparado la noche anterior. Como podía haberse quedado dormido, Remus y él habían planeado salir esa noche a buscar el único ingrediente que les faltaba para la poción Matalobos que Lupin necesitaba para poder mantener su mente en su lugar durante la luna llena.
Últimamente Severus se había dado cuenta de que estaba muy olvidadizo, como explicar si no, el que no se diera cuenta de la falta de Luparia en su despensa, ingrediente indispensable en la poción que mes a mes preparaba para el Profesor Lupin, y solo notara su error cuando sólo quedaba suficiente para preparar una ultima dosis. Por lo que le quedaba solo un mes para que junto con Lupin encontraran la extraña planta.
Una controlada voz que venía de la puerta lo sacó de su ensimismamiento:
-Severus... ¿estás decente?- dijo y sin esperar una respuesta abrió la puerta de par en par. Todo lo que Severus alcanzó a hacer fue estirar la mano en dirección a la puerta, como si así pudiera detener al intruso. Antes de que pudiera darse cuenta de nada, tenía enfrente a un muy atónito hombre-lobo.
Remus miró con sorpresa a Snape, no podía concebir que estaba en presencia de un muy desnudo Profesor de Pociones. La verdad no estaba tan mal como él habría imaginado, pero aún así la vista resultaba traumatizante. Sus ojos recorrieron el cuerpo del hombre que tenía enfrente y vio con satisfacción como esto ponía una mirada entre nerviosa y mortificada el rostro del profesor.
-¿Es que no te enseñaron a tocar a la puerta en el circo de donde vienes, Lupin?- preguntó al borde de la histeria, el Profesor de Pociones mientras trataba sin mucho éxito de esconder su desnudez.
-Eh, eh, bueno, para ser exactos yo toqué, lo que pasa es...- pero no pudo terminar la oración por que un zapato rozó su cabeza y lo convenció emprender la retirada. Dio dos pasos sin darse vuelta, no quería perder de vista a Snape, por razones de seguridad, por supuesto, y una vez fuera de la habitación cerró la puerta y apoyado en el marco comenzó reír.
Severus tomó unos pantalones que había dejado sobre la cama, y comenzó a murmurar todo lo que pensaba sobre los hombres-lobo y los profesores entrometidos y la falta de educación que hay estos días.
Afuera de su habitación aún se oía la risa de Lupin, quien de vez en cuando dejaba escapar un "todavía no estaba despierto" y "duerme desnudo".
Una vez que terminó de vestirse, Severus tomó las tres valijas que había preparado, las redujo con su varita hasta que cupieran en su bolsillo y juntando toda la dignidad que pudo, abrió la puerta y salió al pasillo.
- Gente como tú es la razón por la que gente como yo necesita medicación. - Dijo con frialdad cuando pasó al lado del otro hombre quien solo dio una suave sonrisita, de esas que le daban a Severus ganas de probar los efectos de la plata en la anatomía de los hombres lobo.
-Buenos días a ti también- Dijo el otro con una cara demasiado contenta para la hora que era.- Quiero aprovechar para agradecerte que vayas conmigo, no sabría diferenciar la Luparia del perejil.-
-Lo sé- dijo lacónicamente el otro, mientras ambos caminaban hacia el gran salón. Y antes de que el hombre lobo pudiera agregar algo más se apuró para dejarlo atrás.
Llego primero al gran salón donde un aún dormido director Dumbledore lo recibió con una somnolienta sonrisa en el rostro, todo estaba dispuesto para que tomaran allí el desayuno y se dio cuenta que no podría escapar del compromiso, no después de que el mismo director se tomara tantas molestias, miro todo con el ceño fruncido y se acerco a él.
-Ah Severus te estaba esperando, cuando vi que no venias envié a Remus a buscarte, a propósito ¿dónde esta Rem...- pero no pudo terminar su pregunta por que enseguida entro el rezagado hombre lobo.
El director paso su vista desde la sonrisa del hombre lobo hasta el ceño fruncido de su profesor de pociones, frunció el ceño a su vez dándole a entender que reprobaba las peleas entre ellos, ya antes había hablado de eso, esa era una misión muy peligrosa y no podían andar con descuidos por tonterías, al parecer habían empezado con el pie equivocado.
-Bueno supongo que están preparados para el viaje- ambos respondieron con un asentimiento.- Bueno, siendo así, siéntense y desayunen antes de salir. Quién sabe cuando será la próxima vez que vuelvan a desayunar... bueno tal vez mañana en la mañana... pero quien sabe, puede ser que sólo tengan, no sé, hamburguesas y todos sabemos que eso no es un buen desayuno... - Los demás estaban ya sentados y a punto de comer cuando el profesor se dio cuenta de que estaba divagando.- Ah! Huevos y tocino, un día de trabajo para la gallina y una vida de compromiso para el cerdo. En fin, espero que tengan un buen viaje, ¿ya tienen todas las direcciones?
-Bueno, no estamos seguros de a donde ir primero- contestó Lupin- Severus dice que hay varios lugares donde encontrar la Luparia, supongo que comenzaremos con lo más fácil, ¿no?-
-Hay un bosque al sur de Polonia en donde se encuentra la planta. Pero escuche que los ambientes donde nacen han sido destruidos por los Muggles, así que tal vez tengamos que visitar algunos de los otros lugares. El norte de Argentina o la Isla de Pancajché en el Océano Pacífico cerca de Guatemala.
-He oído de ella- comentó Remus con ganas de conversar
-Sí, te lo dije yo- dijo Severus con desdén.
-Bueno, como sea, es una isla tan pequeña que se puede recorrer en a pie en tres días. Sólo puede ser encontrada si se la busca y sabes exactamente lo que quieres encontrar- continuó Remus interrumpiendo a su colega- Una muy interesante muestra de magia antigua.
-Confío en que no correrán ningún riesgo innecesario- Dijo Dumbledore y agrego en tono risueño- ya es bastante difícil conseguir un profesor a principio de año, no soportaría tener que buscar dos a mitad del semestre.
Remus rió ante la broma y Severus se limitó a dirigirle una apretada sonrisa que pareció más una mueca de dolor.
-Bueno, Lupin, es hora de irnos, al mal paso darle prisa- dijo Snape al levantarse,- Que tenga un muy buen día Profesor Dumbledore.
-Es cierto, Severus,- contestó Remus siguiendo su ejemplo- y muchas gracias por todo de nuevo Profesor, es muy atento de su parte. Bueno, ya nos vamos... ya nos fuimos- continuó al ver como Severus Snape ya estaba en puerta y se iba sin mostrar signos de querer esperarlo.
-Adios Remus, Severus- contestó Dumbledore y agregó en vos más alta- Y NO SE PELEEN... demasiado.- el director vio como sus dos profesores se subían al carruaje que los llevaría fuera de Hogwarts, cuando éste ya no estuvo a la vista regresó dentro del castillo.
No sabía por qué, pero sentía que no debía haber permitido este viaje después de todo tenía a otros que podría haber mandado en su lugar. Bueno, sólo dos cosas podían suceder a partir de ahora. O se mataban entre ellos, y él sabía que hasta la paciencia de santo de Lupin y el profesionalismo de Snape tenían un límite y no dudaba que en algún momento lo cruzarían, o salían del paso más unidos que nunca... o mejor dicho salían más unidos... o salían.
Autoras: Sashka y Paolawood
Disclaimer: Ninguno de estos personajes nos pertenece. Ya lo dice el conocido adagio: Si lo amas déjalo libre ;).
Capítulo 1- Un Buen Desayuno.
-Nock, nock- Los golpes en la puerta despertaron a Severus Snape. Eran las tres de la madrugada, como pronto averiguo con una rápida mirada al reloj de su mesa de luz.
De un salto apartó las mantas y corrió a buscar la ropa que había preparado la noche anterior. Como podía haberse quedado dormido, Remus y él habían planeado salir esa noche a buscar el único ingrediente que les faltaba para la poción Matalobos que Lupin necesitaba para poder mantener su mente en su lugar durante la luna llena.
Últimamente Severus se había dado cuenta de que estaba muy olvidadizo, como explicar si no, el que no se diera cuenta de la falta de Luparia en su despensa, ingrediente indispensable en la poción que mes a mes preparaba para el Profesor Lupin, y solo notara su error cuando sólo quedaba suficiente para preparar una ultima dosis. Por lo que le quedaba solo un mes para que junto con Lupin encontraran la extraña planta.
Una controlada voz que venía de la puerta lo sacó de su ensimismamiento:
-Severus... ¿estás decente?- dijo y sin esperar una respuesta abrió la puerta de par en par. Todo lo que Severus alcanzó a hacer fue estirar la mano en dirección a la puerta, como si así pudiera detener al intruso. Antes de que pudiera darse cuenta de nada, tenía enfrente a un muy atónito hombre-lobo.
Remus miró con sorpresa a Snape, no podía concebir que estaba en presencia de un muy desnudo Profesor de Pociones. La verdad no estaba tan mal como él habría imaginado, pero aún así la vista resultaba traumatizante. Sus ojos recorrieron el cuerpo del hombre que tenía enfrente y vio con satisfacción como esto ponía una mirada entre nerviosa y mortificada el rostro del profesor.
-¿Es que no te enseñaron a tocar a la puerta en el circo de donde vienes, Lupin?- preguntó al borde de la histeria, el Profesor de Pociones mientras trataba sin mucho éxito de esconder su desnudez.
-Eh, eh, bueno, para ser exactos yo toqué, lo que pasa es...- pero no pudo terminar la oración por que un zapato rozó su cabeza y lo convenció emprender la retirada. Dio dos pasos sin darse vuelta, no quería perder de vista a Snape, por razones de seguridad, por supuesto, y una vez fuera de la habitación cerró la puerta y apoyado en el marco comenzó reír.
Severus tomó unos pantalones que había dejado sobre la cama, y comenzó a murmurar todo lo que pensaba sobre los hombres-lobo y los profesores entrometidos y la falta de educación que hay estos días.
Afuera de su habitación aún se oía la risa de Lupin, quien de vez en cuando dejaba escapar un "todavía no estaba despierto" y "duerme desnudo".
Una vez que terminó de vestirse, Severus tomó las tres valijas que había preparado, las redujo con su varita hasta que cupieran en su bolsillo y juntando toda la dignidad que pudo, abrió la puerta y salió al pasillo.
- Gente como tú es la razón por la que gente como yo necesita medicación. - Dijo con frialdad cuando pasó al lado del otro hombre quien solo dio una suave sonrisita, de esas que le daban a Severus ganas de probar los efectos de la plata en la anatomía de los hombres lobo.
-Buenos días a ti también- Dijo el otro con una cara demasiado contenta para la hora que era.- Quiero aprovechar para agradecerte que vayas conmigo, no sabría diferenciar la Luparia del perejil.-
-Lo sé- dijo lacónicamente el otro, mientras ambos caminaban hacia el gran salón. Y antes de que el hombre lobo pudiera agregar algo más se apuró para dejarlo atrás.
Llego primero al gran salón donde un aún dormido director Dumbledore lo recibió con una somnolienta sonrisa en el rostro, todo estaba dispuesto para que tomaran allí el desayuno y se dio cuenta que no podría escapar del compromiso, no después de que el mismo director se tomara tantas molestias, miro todo con el ceño fruncido y se acerco a él.
-Ah Severus te estaba esperando, cuando vi que no venias envié a Remus a buscarte, a propósito ¿dónde esta Rem...- pero no pudo terminar su pregunta por que enseguida entro el rezagado hombre lobo.
El director paso su vista desde la sonrisa del hombre lobo hasta el ceño fruncido de su profesor de pociones, frunció el ceño a su vez dándole a entender que reprobaba las peleas entre ellos, ya antes había hablado de eso, esa era una misión muy peligrosa y no podían andar con descuidos por tonterías, al parecer habían empezado con el pie equivocado.
-Bueno supongo que están preparados para el viaje- ambos respondieron con un asentimiento.- Bueno, siendo así, siéntense y desayunen antes de salir. Quién sabe cuando será la próxima vez que vuelvan a desayunar... bueno tal vez mañana en la mañana... pero quien sabe, puede ser que sólo tengan, no sé, hamburguesas y todos sabemos que eso no es un buen desayuno... - Los demás estaban ya sentados y a punto de comer cuando el profesor se dio cuenta de que estaba divagando.- Ah! Huevos y tocino, un día de trabajo para la gallina y una vida de compromiso para el cerdo. En fin, espero que tengan un buen viaje, ¿ya tienen todas las direcciones?
-Bueno, no estamos seguros de a donde ir primero- contestó Lupin- Severus dice que hay varios lugares donde encontrar la Luparia, supongo que comenzaremos con lo más fácil, ¿no?-
-Hay un bosque al sur de Polonia en donde se encuentra la planta. Pero escuche que los ambientes donde nacen han sido destruidos por los Muggles, así que tal vez tengamos que visitar algunos de los otros lugares. El norte de Argentina o la Isla de Pancajché en el Océano Pacífico cerca de Guatemala.
-He oído de ella- comentó Remus con ganas de conversar
-Sí, te lo dije yo- dijo Severus con desdén.
-Bueno, como sea, es una isla tan pequeña que se puede recorrer en a pie en tres días. Sólo puede ser encontrada si se la busca y sabes exactamente lo que quieres encontrar- continuó Remus interrumpiendo a su colega- Una muy interesante muestra de magia antigua.
-Confío en que no correrán ningún riesgo innecesario- Dijo Dumbledore y agrego en tono risueño- ya es bastante difícil conseguir un profesor a principio de año, no soportaría tener que buscar dos a mitad del semestre.
Remus rió ante la broma y Severus se limitó a dirigirle una apretada sonrisa que pareció más una mueca de dolor.
-Bueno, Lupin, es hora de irnos, al mal paso darle prisa- dijo Snape al levantarse,- Que tenga un muy buen día Profesor Dumbledore.
-Es cierto, Severus,- contestó Remus siguiendo su ejemplo- y muchas gracias por todo de nuevo Profesor, es muy atento de su parte. Bueno, ya nos vamos... ya nos fuimos- continuó al ver como Severus Snape ya estaba en puerta y se iba sin mostrar signos de querer esperarlo.
-Adios Remus, Severus- contestó Dumbledore y agregó en vos más alta- Y NO SE PELEEN... demasiado.- el director vio como sus dos profesores se subían al carruaje que los llevaría fuera de Hogwarts, cuando éste ya no estuvo a la vista regresó dentro del castillo.
No sabía por qué, pero sentía que no debía haber permitido este viaje después de todo tenía a otros que podría haber mandado en su lugar. Bueno, sólo dos cosas podían suceder a partir de ahora. O se mataban entre ellos, y él sabía que hasta la paciencia de santo de Lupin y el profesionalismo de Snape tenían un límite y no dudaba que en algún momento lo cruzarían, o salían del paso más unidos que nunca... o mejor dicho salían más unidos... o salían.
