Bueno aquí continúa mi historia....
Una chica apareció al poco tiempo presentándose como Angy y auto invitándose a los panecillos que Lisa estaba comiendo, su voz era estridente y parecía una metralleta hablando. Que si su padre tenía tal terreno, que si los mejores asientos para ver los partidos de Quidditch, que si una escoba último modelo, que si dinero por aquí que si dinero por allá..... La cara de Angy se quedó blanca cuando Lisa se presentó.
-¿Cómo? ¿Qué vendes qué? Pero entonces eres pobre y tú no tienes pinta de pobre ¿no?
-Te equivocas, soy Lisa Thomas y vendo galletas, como ves las apariencias engañan, sino mírate un poco en el espejo y lo comprobarás tú misma.
-¡Dios mío! Estoy hablando con una pobretona vende-galletas!!!!
Angy salió corriendo del compartimento como alma que lleva el diablo, maldiciéndose por haber cometido semejante error.
Angy era una chica de más o menos la misma edad de Lisa pero con unos aires de grandeza que daban ganas de aplastarle la cabeza contra todos los galeones de su padre.
Cuando llegaron a su destino, Lisa se montó en uno de los carromatos que se dirigían a Hogwarts (a poder ser lejos de Angy), dentro había más adultos como ella, dos chicos y una chica, se presentaron como "Sandra Smith" "Jon Lucas" y "Sam Harris". Estuvieron hablando todo el camino de lo que hacían cada uno, Lisa contó lo de las galletas, Sandra cuidaba a niños magos, lo cual era muy peligroso ya que los niños mágicos no controlaban todavía sus poderes y más de una vez le quemaban su precioso pelo.
Jon trabajaba de "mago" en un espectáculo para muggles pero no podía hacer números demasiado sorprendentes ya que sino se le echaba encima el Ministerio de Magia. Y Sam era...., bueno era de todo y nada a la vez, hacía una chapuza aquí y otra allá, en fin tenía un trabajo sin definir.
Tuvieron un viaje muy agradable y todos coincidieron en lo pesadita y egocéntrica que era Angy, parece ser que todos tuvieron un encuentro un poco desagradable con ella.
Al fin llegaron al Castillo, tuvieron sombrero seleccionador como todos los alumnos aunque estos miraban con asombro a esa pandilla de adultos que invadían su colegio.
Sandra, Jon, Sam y Lisa en Gryffindor, por suerte Angy fue a parar a Slytherin aunque por lo que se ve a ellos no les hizo ninguna gracia ya que empezó a hablar como una posesa a todo aquel que la miraba, ni siquiera le importaba que la miraran con terror.
Lisa repasó con la mirada toda la mesa de profesores, McGonagall le guiñó un ojo, luego estaba uno que se sentaba sobre muchos cojines para llegar a la mesa, una mujer de pelo corto y ojos de halcón, un hombre de pelo cano y barba larga que por el discurso y por su asiento dedujo que era el director, pero hubo una mirada que la atravesó, se sintió como un animal acorralado, tenía miedo y pasión por aquella mirada. Preguntó a quién pertenecían esos ojos y le contestaron con una mueca que era el profesor de Pociones "Severus Snape". Snape...,a Lisa nunca se le olvidaría esa mirada y como pudo comprobar más adelante, la vería más de cerca en otras ocasiones.
Esa noche Lisa casi no pudo dormir, por primera vez en su vida iba hacer algo que no fueran las dichosas galletitas.
Al día siguiente empezaron con sus primeras clases: transformaciones, levitación, defensa contra las artes oscuras y por último la clase de pociones.
Ya habían oído toda clase de comentarios del profesor Snape y cuando iban hacia su clase la cara que tenían todos era más de pavor que de ilusión.
-Dios mío ya tengo miedo antes de conocerle-le decía Lisa a Sandra.
De pronto se abrió la puerta y con un gruñido indicó al grupo que entrara en la mazmorra.
Sandra y Lisa se sentaron en la primera fila en una esquina y detrás tenían a Sam y Jon. Snape se quedó mirando a la clase sin decir nada con una mezcla de odio y asco.
-Esa mirada otra vez...-pensó Lisa
-Bien, por si alguien no se ha enterado esto es clase de pociones y será muy desagradable tanto para vosotros como para mi.-dijo Snape.
Ninguno de ustedes quebrantará mi autoridad por muy adulto que sea, cosa que pongo en duda, ya que si fueran adultos como dicen, no habrían venido aquí a que se les enseñe nada. Pero bueno, abran los libros e intenten no molestar y provocarme dolor de cabeza.
-¡Qué agradable!-susurró irónica Lisa.
En esos momentos Snape esbozó una sonrisa y dijo:
-¡Bien! ¡5 puntos menos para Gryffindor!, gracias a un bulto charlatán que hay en esa esquina.
La cara de Lisa se puso blanca como la nieve, le miraba a Sandra como diciendo: "¿Cómo ha podido oírme?
Continuaron la case callados, ni siquiera se atrevían a respirar muy fuerte por si Snape les quitaba puntos.
Comenzaron con sus nuevas pociones y fue un desastre, los alumnos hacían toda clase de pociones menos la que Snape les había mandado. Cuando llegó la hora, Snape los echó con un gruñido y les dijo que si no iban a hacer bien las cosas que ni siquiera se molestasen en regresar el próximo día a su clase.
A la salida todos sintieron como de nuevo el aire puro entraba en sus pulmones.
-¡Me ha llamado bulto charlatán!- decía Lisa. -¡Pero qué se ha creído ese! Ahora entiendo la cara de pavor que pone la gente cuando hablan de Snape.
Sandra, Sam, Jon y Lisa estaban en el pasillo y mientras Lisa seguía protestando e insultando a Snape, no se daba cuenta de la cara blanquecina que se les estaba poniendo a sus compañeros...
-¡El bulto charlatán cada vez me gusta más! ¡15 puntos menos para Gryffindor por insultar a un profesor!- dijo Snape con su sonrisa maliciosa.
La cara de Lisa pasó a ser de un rojo chillón a un blanco mortecino ¡lo tenía detrás!
Snape pasó de largo con su capa negra, la cual parecía que tenía vida propia por las ondulaciones tan extraordinarias que hacía cuando Snape andaba.
Lisa no pudo reprimir su enfado y empezó hacerle burla a espaldas de Snape.
-¡Sí! ¡5 puntos menos por hacer burla! – chilló Snape.
La cara de todos era de estupefacción, ¿es que tenía ojos en la capa?
Al día siguiente por fin conocieron a Harry, Ron y Hermione y se quedaron maravillados con estos 3 compañeros y más sorprendidos aún cuando les comentaban que realmente Snape no era tan malo como parecía, que simplemente había que saber cómo tratarle para que no te quitara tantos puntos.
-¡Al principio nos pasaba lo mismo!- dijo Harry.
-Sí, fue horrible- comentó Ron.
-Pero ahora ya sabemos cómo llevarlo para evitar sus iras- terminó Hermione.
Luego estuvieron hablando de las "pequeñas" bromas que se hacían mutuamente los de Slytherin y Gryffindor y que por ahora iban ganando los de Slytherin.
-Fue el día más bochornoso de nuestra vida.- empezó Harry.
-Yo sé lo que pasó- siguió Hermione. –Nos echaron algo en la comida, por supuesto con ayuda de Snape, y cuando estábamos comiendo....
-¡Uno de Slytherin, el odiado Malfoy, nos llamó gallinas!- grito Ron.
-y toda la mesa de Gryffindor nos pusimos a cacarear como locos.- acabó Harry.
-No encontramos forma de vengarnos de esos malditos...- la voz de Hermione se quebró de pura rabia.
-¿Comida? ¿Habéis dicho comida? ¡Esa es mi especialidad! ¡Tengo una idea!-chilló de pronto Lisa.
Y sin que nadie pudiera evitarlo, Lisa salió corriendo hacia la Lechucería en busca de Arturo. Escribió una nota a Moogly y mando a Arturo que se diera toda la prisa posible.
Pasaron 2 días y Arturo no había regresado aún, Sandra le preguntaba una y otra vez qué era lo que iba hacer pero Lisa simplemente sonreía y le decía que tuviera paciencia aunque Lisa mismo la estaba perdiendo porque no sabía si el elfo sabría hacer lo que le encomendó.
Al tercer día llegó Arturo con su "paquetito", Lisa no perdió tiempo y comprobó la mercancía –Espero que Moogly no se haya equivocado de bolsita, ¡bien! Esto está muy bien. Slytherin prepárate, Súper-Galleta ha llegado....
Es mismo día Lisa, en la clase de transformaciones antes de la comida, pidió ir a la enfermería ya que no se encontraba muy bien. McGonagall la dejó marchar aunque con se lo había puesto muy fácil.
Corrió como alma que lleva el diablo hacia el comedor y después de comprobar que no había nadie introdujo el contenido de su "bolsita" en cada uno de los vasos y platos de la mesa de Slytherin, por suerte el polvillo era transparente, y Lisa lo conocía muy bien para saber cómo y cuánto echar. Cuando acabó, una sonrisa se dibujó en su cara, esta no se la esperan, pronunció un hechizo y dijo lo que deseaba que hicieran esos polvos. La venganza estaba servida.
A la hora de la comida tanto Sandra, Sam y Jon como Harry, Ron y Hermione le miraban a Lisa como preguntándole qué iba hacer. Lisa simplemente les sonrió y les dijo que no perdieran de vista la mesa de Slytherin.
Apareció la comida en los platos y no pasaba nada, hubo una pequeña sospecha de que el plan de Lisa no funcionara pero al poco tiempo.... Todos los de Slytherin se levantaron (o algo les obligó a levantarse) y se dirigieron a la mesa de Gryffindor.
La gente se quedó con la boca abierta cuando vieron cómo los de Slytherin ¡servían y daban de comer a los de Gryffindor como puros esclavos!
Les servían agua, les daban de comer y lo que más gustó era cómo decían: ¿Quiere que haga algo mi señor? ¿Un poco más de agua? Sí, señor, ahora le limpio con la servilleta. ¡Pégueme señor, no he sabido servirle bien!
Las carcajadas eran la música de esa comida, los profesores intentaban llevarse a los de Slytherin a su mesa pero estos chillaban ¡No, no señor, debo servir a mi amo! ¡Déjeme, tengo que limpiarle la boca! ¿No ve que tiene un poco de grasa en la comisura de la boca?
Lo mejor de todo era que los de Slytherin eran conscientes de todo lo que hacían y no podían evitarlo, su sufrimiento era palpable en su cara.
Harry, Ron y Hermione estaban en una nube, Malfoy y sus compinches sirviéndoles como fieles esclavos, ¡no podían creérselo!
Lisa vio cómo Snape les atravesaba con la mirada pero hizo algo que le sorprendió. Levantó su copa y la dirigió hacia ella como diciendo:"Esta es muy difícil de superar, te has lucido bulto charlatán". Lisa le correspondió con su copa aceptando el desafío.
Poco después, Dumbledor se levantó pensando "ya he disfrutado bastante con la broma" y con un movimiento de varita pronunciando unas palabras, deshizo el hechizo.
Los de Slytherin se sentaron uno a uno abochornados en su mesa y pidieron que por favor les cambiaran la vajilla ya que seguramente ahí estuviera el entuerto de todo.
Antes de que toda la vajilla desapareciera, Snape se levantó y cogió una copa, la metió en una bolsita y se la guardó, mirando con cara desafiante a su "bulto charlatán" mientras pensaba: "Vamos a ver qué es lo que has echado mi pequeña dama, ya era hora de tener un buen contrincante"
Todos se dieron cuenta de lo que Snape estaba haciendo y miraron a Lisa con cara de preocupación.
-¡Te va a pillar y seguramente te expulsarán!- dijo Sandra.
-¡No lo creo, lo que he echado desaparece cuando el hechizo tiene efecto y además me ha retado, no creo que quiera que me expulsen, estamos en guerra!- dijo Lisa mirando siempre a los ojos de Snape. –Esa mirada....pensó.
