"Siento muchísimo la tardanza pero es que entre el trabajo, el carné de conducir y la casa....¡vamos que he tenido un montón de tiempo libre! :-p
Los duendes comenzaron hacer malabarismos en mitad del salón, siguieron con saltos mortales hacia delante y hacia atrás, saltos en los que luego caían en los hombros del compañero, realmente todo un espectáculo. Los asistentes aplaudían maravillados después de oírse un gran ohhhhh! en cada salto.
Cuando terminaron se inclinaron ante el público y saludaron con la mano.
Estos duendes no eran muy altos, llegaban más o menos a la cintura de un adulto, toda su piel era de color amarillento. Se podía ver que sus manos eran largas con largas uñas de un color también amarillento. Sus rostros eran alargados y al final de la barbilla tenían una especie de barba. Tenían la nariz tan aplastada que parecía que alguien les había pegado con una tabla, los ojos eran rasgados y azules como el cielo. En la cabeza se veía un sombrero de color verde ladeado hacia la izquierda donde sobresalían sus dos grandes orejas puntiagudas. Iban vestidos con una camisa blanca muy sedosa, unos pantalones marrón claros y unas botas a juego con el sombrero.
Levantaron la mano para mantener la sala en silencio, incluso pidieron que pararan la música que ambientaba la fiesta.
-Bien -dijo uno de los duendes- muchas gracias por su atención. Solo queremos proponeros un juego...
Dumblendor estaba muy atento ante este espectáculo, sabía lo que iba a suceder y no le hacía mucha gracia. Conocía perfectamente el disfraz que habían escogido esos dos pero aun a su pesar, lo veía justo. Sabía que Slytherin había estado provocando que se les descontaran puntos a otras casas sin tener culpa pero lo peor es que no habían podido hacer nada ya que no tenían suficientes pruebas para demostrarlo.
Se había propuesto que después de esta noche verían a Dumblendor enfadado y se acabaría de una vez por todas las absurdas bromitas que descontrolaban a los alumnos. Él dio una orden al principio de curso y se encargaría de que se cumpliese.
Pronto vio como el profesorado se acercaba a donde estaba él con McGonagall y Snape al frente, tenían cara de preocupación pero sabía que ellos no conocían a ese tipo de Duendes. Suspiró, tomó aire y se propuso parecer tranquilo para enfrentarse a los profesores aunque su mano ya estaba cerca de la varita por si tuviera que intervenir. ¿Cómo sabían éstos dos la existencia de esta clase de Duendes? ¿De dónde consiguieron los disfraces?
El otro duende continuó hablando
-Queremos hacer una demostración- sonrió al público enseñando unos dientes bien afilados dándole aspecto de fiero- Aquí siempre ha habido rivalidades entre las casas y aunque cada una tiene sus características diferentes, inteligencia, astucia etc.., todo se reduce a una misma cosa, todos quieren demostrar que son más valientes que el resto. ¡No neguéis con la cabeza, sabéis que es cierto! Todo se simplifica en la valentía, absurdo pero cierto. Así que hoy demostraremos qué casa es más valiente que las demás.
¿Queréis jugar? ¿Os atrevéis? ¿O sois unos cobardes?- La gente comenzó a murmurar y asintieron con la cabeza- Bien, entonces quiero que os agrupéis por casas y que nos rodeéis. Bien, así, agruparos bien, que no se mezclen las casas, bien, ahora está bien.
Los duendes quedaron en el centro de cuatro grupos, bien apiñados. Todos hablaban entre sí con curiosidad de lo que iba a suceder después.
-¿Es conveniente que sigan con esto Albus? –preguntó inquieta McGonagall
-Tranquila Minerva, solo es un juego y el razonamiento es acertado. Siempre quieren demostrar lo valientes que son haciendo grandes estupideces, pues veamos lo que sucede, yo tengo curiosidad ¿vosotros no?
-Creo que esta noche les estás dejando demasiada libertad, ya veremos cómo los controlamos después de esto. Cuando empiecen a saltarse las normas y todo eso, veremos lo que sucede entonces. No creo que sea conveniente...
-Ya vale Severus, por ahora no veo nada raro en lo que están haciendo, tranquilo hombre. Veamos lo que van hacer.
Se oyó un murmuro de disconformidad por parte del profesorado pero ya solo les quedaba mirar y esperar.
Uno de los duendes había salido fuera del salón y todo el mundo esperaba inquieto para la "prueba". Al poco tiempo apareció con una gran caja de madera, era de un color caoba con símbolos raros tallados a mano.
-Bien ahora tenéis que ser muy claros y decididos. Os mostraremos el interior de la caja y tendréis que decidir si sois "tan valientes" como para enfrentaros a lo que hay dentro ¿Entendido? Bien, pues comenzaremos por Hufflepuff.
El Duende que tenía la caja en la mano, se acercó al grupo, le rodearon por completo para que así ninguna otra casa viera antes de tiempo el interior de dicha caja. El Duende comenzó a retirar la tapa que mostraba el interior a través de un cristal. El grupo al ver lo que había dentro se quedó blanco del pánico, nunca habían visto una criatura semejante, ni los más mayores, ni siquiera en clase de DCAO.
-Ahora os dejo para que decidáis si os queréis enfrentar a esto o no.
El grupo se reunió, hablaron durante unos minutos y luego dijeron su decisión al resto de la sala.
-No, Hufflepuff, decide que no.
-Ooooh! Es una lástima –dijo uno de los Duendes- unos que se retiran, por lo que se ve estos no son muy valientes.
-Bueno, tranquilo al menos nos quedan tres casas más, ahora se lo enseñaré a Ravenclaw.
El Duende hizo la misma operación y la reacción de éstos fue la misma. Sus caras quedaron pálidas y sus rostros eran de auténtico terror. El Duende se retiró de nuevo esperando la respuesta.
-¡Por unanimidad Ravenclaw decide también que no!
-Vaya, vaya compañero, creo que hoy no vamos a encontrar a ningún valiente por la sala ¿estaríamos equivocados con nuestra teoría?
-No lo sé, yo también estoy dudando pero como todavía nos quedan dos casas..., ¿quién sabe? Probemos ahora con Gryffindor.
Lisa se adelantó con el resto del grupo, todos ya sabían cual iba a ser su respuesta antes de ver el contenido. Aquello iba dirigido a Slytherin.
El Duende mostró la caja y lo que vieron en su interior no les gustó un pelo, cuando cerró de nuevo la caja, Lisa pudo ver cómo el Duende la giró con mucha rapidez, Lisa miró al Duende y éste le guiñó un ojo. Slytherin vería otra cara de la caja, un buen truco.
Gryffindor se reunió y todos decidieron que no lo iban hacer.
-¿Cómo que no? ¿Podemos con esto y mucho más? –dijo de pronto Harry
-¡Sí, tiene razón! ¿Es que nos estáis llamando cobardes?- dijo rojo de la ira Ron
-Os queréis callar, malditos estúpidos, esta prueba va dirigida a Slytherin, es una sorpresa para ellos.- dijo Lisa entre diente.
-¡Ah! Sí, es cierto, pero es que nos tocan la fibra sensible y con estos trajes... –dijo Ron.
-¡No! ¡Gryffindor dice que no!
-En fin, compañero, esto no va a salir como esperábamos, no creo que salga nadie valiente hoy en la sala. Solo quedáis vosotros, los de Slytherin pero ¿os vais a retirar igual que todos? Más que nada por no molestarme en...
-Muéstranos la caja maldito payaso –dijo Draco enseñando sus dientes-
-Bien, como queráis, por lo menos se me quitará la curiosidad de qué color se os queda la piel después de esto. Si todos se han quedado blancos, vosotros qué os quedareis ¿rositas? Ja!
La sala comenzó a reirse al imaginarse a esos grandes demonios de rositas. Draco entonces, agarró al duende y lo llevó al centro del grupo.
-¡Cállate de una vez y enseña la caja! ¡Maldito estúpido!
-Bien, bien, tranquilo –El Duende comenzó a destapar la caja-
Los de Slytherin vieron a una pequeña Hada azul pegada al cristal, la cara era horriblemente fea, no tenía nariz, salvo unos pequeños agujeros por los que respiraba, los ojos eran muy grandes y redondos de un color negro azabache. Arañaba la superficie del cristal como queriendo salir de allí. Miraba fijamente a los de Slytherin, los cuales no se dieron cuenta que el Duende se apartaba del campo de visión del Hada ya que si no también le atacaría a él. Pronto aparecieron miles de ojos brillantes detrás del Hada, mirando con desafío a los que les observaban.
El Duende cerro la tapa y se apartó del grupo para que decidieran.
-Bueno chicos, creo que no será difícil ¿tenéis vuestras varitas?
-Espera Draco ¿no te parece sospechoso? A mí no me ha dado ningún miedo y la gente se quedaba blanca del pánico, me parece que algo no anda bien. –dijo Isaac.
-Eso es normal ¿qué disfraces llevamos? ¿qué disfraces llevan ellos? Todos de Hadas del bosque, enanos..., disfraces absurdos de gente absurda. Por ejemplo Harry y Ron sí querían enfrentarse a esto por los disfraces que llevan, solo que esa adulta les ha comido la cabeza para que no lo hicieran. ¿Pero nosotros vamos a ser tan cobardes como ellos? Sí hacemos esto, nos respetarán mucho más y andarán con cuidado de no entorpecernos de ahora en adelante. Imaginaros la de cosas que podríamos hacer, seríamos los amos. Incluso los profesores nos mirarían diferente ¿qué creéis vosotros chicos?
Todos asentían con la cabeza sonriendo como imaginándose el mundo tan maravilloso que se abría ante ellos.
-Esa Lisa se andaría con ojo antes de meterse conmigo. –dijo Angy sonriendo.
-¡Ey! Imaginaos la cara de satisfacción de Snape. –dijo otro.
-No sé, esto me huele mal. –dijo Bregor.
-Creo que vosotros dos os habéis confundido de casa. –dijo Draco mirándoles con desafío.- ¿Sería cierto lo que decía Lisa? ¿Os habéis hecho amigos de Gryffindor?
-¿Qué quieres decir con eso Draco? –dijo Bregor con cara de pocos amigos.
-Nada, solo que os veo muy acobardados por una prueba que han preparado dos estúpidos Duendes de circo o lo que sean esos dos.
-Está bien, hagámoslo. –dijo de pronto Isaac.
-¿Y bien? –dijo el Duende con cara de impaciencia.- La gente espera y no tenemos toda la noche.
-Aceptamos, danos la caja. –dijo Draco.
-¡Sí! Señores y señoras tenemos a unos valientes que nos van a demostrar lo que...
-¡Danos la caja y déjate de tonterías! –dijo Isaac.
-Vale, vale, toma pero esperar, todavía no la abráis, esperar que la gente se aparte antes.
-¡Todos atrás! ¡Dejémosles espacio! ¡Fuera, fuera! ¡Alejaos, vamos! ¡Bien, ya podéis abrirla!
Draco dejó la caja en el suelo, comprobó que todos tuvieran sus varitas en la mano y apartó la primera tapa de la caja, por el cristal se podían ver a las miles de Hadas dentro queriendo salir y amenazando con la mano a los grandes demonios.
Después y con la varita bien firme en la mano, Draco se dispuso a levantar la tapa de cristal. No le dio tiempo ni abrirla del todo ya que comenzaron a salir en bandadas, parecía como si alguien hubiera azuzado una colmena llenita de abejas, se oía un gran zumbido por toda la sala acompañado con pequeños chillidos que emitían las Hadas como señal de batalla.
Ninguno de Slytherin pudo hacer nada con su varita, ya que eran miles de Hadas revoloteando alrededor y se las tenían que quitar a manotazos. Les pegaban pequeños mordiscos y arañazos, les metían los dedos en los ojos, se pegaban a los oídos y emitían un agudo chillido que a más de uno lo dejaba atontado.
-¿Albus no vas a detener esto? –dijo McGonagall asustada.
-¡No! Tuvieron la oportunidad de elegir y esta ha sido su respuesta.
-¡Voy a para esto ahora mismo! –dijo furioso Snape, al que se le unieron el resto del profesorado.
-¡Detente, Severus! Esto es un colegio y en un colegio se aprende. Esta es una buena lección que tienen que aprender, por creerse más valientes que nadie han cometido una estupidez, no pongas esa cara Severus. Sabes que es cierto, deben saber que la valentía nunca puede ir reñida con la inteligencia. Enfrentarte a algo que desconoces el cómo hacerlo no es de valientes sino de tontos presumidos. Merecen aprender la lección, cuando yo lo crea conveniente pararé esto pero solo cuando yo lo diga ¿entendido?
-Sí. –dijo con rabia Snape.
Pronto algo distrajo la atención de los profesores hacia el grupo de Slytherin. Las Hadas habían formado una gran cúpula encima de ellos.
-Bien, ahora es nuestra oportunidad. –dijo Draco.- ¿Preparados?
Pero cuando iban a lanzar el hechizo para inmovilizarlas, comenzaron a caer unos polvillos sobre su cara, haciéndoles estornudar y toser como locos. Las Hadas vaciaban pequeñas bolsitas plateadas encima de ellos riéndose y chillando, cuando las vaciaron todas desaparecieron con una gran explosión.
Durante unos minutos los grandes demonios estornudaron y tosieron por efecto de los polvillos que les habían caído, la gente los miraba con sorpresa y sin atreverse a acercarse aún dónde estaban ellos.
De pronto se oyó un plob! y otro plob! y otro plob! plob! plob! Y los grandes demonios, uno detrás del otro se convirtieron en grandes MUÑECOS DE PELUCHE. Eran rojos con sus pantalones negros pero con la diferencia de que eran peludos y suaves, tenían grandes ojos blancos con un circulo negro en el centro que se movía para todos los lados, tenían una gran sonrisa, eran blanditos y daban unas ganas locas de abrazarlos. En sus pechos tenían un gran corazón rosa con distintas inscripciones: "Bésame"--"Abrázame fuerte"--"Soy tu mejor amigo"--"Cuídame y te querré mucho"--"Te doy todo mi amor". Como muñecos de peluche que eran, no se podían mover pero si sentir todo, si no, no hubiera sido divertido.
-¡Bien, quién es el valiente que se atreve a abrazarlos! –dijo un Duende.
Y como si fuera el pistoletazo de salida, todos corrieron a cojerlos y achucharlos. Todos los acariciaban, los apretaban, sus cuernitos eran blanditos y si apretabas el corazón sonaba una estúpida musiquita.
Comenzó de nuevo la música en el salón y todos se pusieron a bailar pasándose los muñecos unos a otros, lanzándolos por los aires. Slytherin nunca olvidaría aquello.
En un rincón del salón se podía ver a Harry y Ron con el muñeco de Draco entre ellos y con una sonrisa maliciosa pegándole pequeños puñetazos.
-Bien, bien Draco. Eres muy blandito ¿lo sabías? –dijo Harry dándole un puñetazo.
-Sí, así no nos hacemos daño al pegarte. –dijo Ron dándole otro puñetazo.
-Esto por hacer que nos quiten puntos en clase de pociones...
-Esto por llamar a Hermione Sangre Sucia...
-Esto por...
-¡Eh! Colegas, no os paséis, ya tiene suficiente ¿no creéis? Venga dármelo y que el resto disfrute también de él, no seáis acaparadores. –dijo Lisa.- Se daba cuenta que se estaban pasando.
-¡No! Tenemos que vengarnos...
-Estáis en desigualdad de condiciones, queridos. No es justo. –dijo Hermione con voz autoritaria.
Al final y con mucho esfuerzo pudieron librar a Draco de aquella situación, aunque ellas también tenían ganas de venganza, esa no era la forma. Draco no podía defenderse y no era justo.
-Creo que estos dos no se han quedado muy conformes con esto, yo creo que volverán a intentarlo. –dijo Sandra pegando saltos para que se la pudiera oír.
-Bueno, creo que los profesores ya se encargaran de que no pase eso. –dijo Hermione.
-Chicas, a ver si encontramos a los dos colegas Duendes esos, estoy muy mosca de cómo han conseguido esto.
En otra parte del salón...
-¿Cuándo piensas parar esto Albus? –dijo Snape rojo de la ira.
-Cómo tu bien siempre dices, todos los actos tienen consecuencias ¿no? –dijo sonriendo el Director.
Snape se quedó blanco ¿cómo sabía..? Miró asustado al Director.
-Tranquilo Severus, no voy a decir nada. Ahora creo que deberías ir a controlar que no se pasen con los muñecos como han hecho el resto de los profesores. No sufrirán mucho, pronto acabará la fiesta.
Hasta que la fiesta terminase todo los profesores tuvieron que vigilar que los chicos no descargaran sus iras contra los muñecos. En una de sus inspecciones Snape chocó con Lisa y se la quedó mirando fijamente.
-¿Qué miras tío? –dijo Lisa con el ceño fruncido.
Snape la apartó del grupo para que nadie les oyera.
-Lo que has hecho antes...
-Nada colega, una satisfacción personal, no le des más vueltas. Paso de ti.
-Pues no parecía eso.
-Mira estoy hasta las narices de tu forma de ser, paso de ser tu títere que lo coges cuando a ti te viene en gana, si quieres algo lo dices y punto. Si no olvídate de jugar conmigo, maldito engreído ¿lo has pillado? Bien pues que te den y deja de amargarme la existencia.
-Pero quién te crees que eres... –Snape no pudo continuar ya que Lisa se había marchado.
Cuando Snape iba a ir detrás de ella para aclararle un par de puntos, las luces se encendieron y la música paró, la fiesta había terminado.
Todos se dispusieron a salir pero Dumblendor cerró las puertas del salón y se puso en medio para que todo el mundo lo escuchara bien. Con un movimiento de varita volvió a su estado normal a los de Slytherin, los cuales comenzaron a gruñir y prepararse para dar una paliza al primero que encontraran.
-¡Alto! –dijo con autoridad Dumblendor.- Entiendo vuestras razones para estar enfadados pero ni aquí ni ahora pegaréis a nadie por esto ya que vosotros mismos elegisteis enfrentaros a esas Hadas.
Dumblendor parecía ante los ojos de los atentos estudiantes, más serio y más autoritario que nunca. Nadie le había visto así y por sus caras a nadie le gustaba ver así a su Director.
-Ahora quiero que todos me escuchéis bien y quiero que a todo el mundo le quede bien claro lo que voy a decir para que nada de esto vuelva a suceder. ¡Vosotros dos! –Dumblendor dirigía la mirada hacia los dos Duendes.- ¿Os pensáis que soy estúpido? –los dos negaban con la cabeza espantados por la mirada de Dumblendor.- Ha sido muy buena idea venir disfrazados de "Tumládanes", conocidos por muy pocos como Duendes Burlones y desterrados a las tierras Tulkas por el Ministerio de magia hace ya bastantes siglos por el desorden que formaban con sus bromas y engaños. El cómo los habéis conseguido me trae sin cuidado pero lo que me molesta es que os pensarais que por ir disfrazados así podríais hacer la broma sin consecuencias.
El plan en un principio es bueno, pero se os escapó un pequeño detalle, las Hadas. Esta clase de Hadas son muy fáciles de convencer intercambiando cosas con ellas y me imagino que vosotros tendríais muchas cosas raras que a ellas les fascinaría, pero el problema es que solo hacen tratos con "brujos" y con nadie más, por que son muy desconfiadas con cualquier tipo de criatura mágica. "SOLO HACEN TRATOS CON HUMANOS"
Así que si no me equivoco cuando llegasteis a un acuerdo con ellas, no estabais disfrazados ¿no es cierto? Por vuestras caras adivino que sí. Por ahora no os puedo expulsar ya que para eso tendría que expulsar a todo el colegio por participar en la broma.
Ahora vosotros. –Dumblendor se dirigió hacia el grupo de Slytherin.- No creáis que el profesorado es estúpido y que no hemos caído en la cuenta de vuestras artimañas para que se les descontaran puntos al resto de las casas y así conseguir la Copa de la casa. Si os digo la verdad me da pena que tengáis tan poca fe en vosotros mismos y no os creáis lo suficientemente buenos como para conseguir los puntos por vuestros propios medios. Un consejo que os voy a dar, la victoria se saborea mucho más cuando uno consigue algo con su propio esfuerzo, ya es hora de que demostréis vuestras habilidades a parte de la ruindad ya demostrada.
-Dumblendor miró al resto de la sala que estaba sonriendo por la bronca que le estaba echando a Slytherin.-
Y vosotros que ahora sonreís tanto, que os mantenéis al margen de esta guerra de Slytherin y Gryffindor pero que no perdéis oportunidad para aprovecharos de la situación, sois tan cobardes y tontos como ellos. ¿Ha sido divertido verdad? ¿Gracioso? La venganza perfecta ¿no es cierto? Pero ahora no tenéis ningún argumento para quejaros cuando os pase algo parecido a vosotros, ya que os habéis puesto a su mismo nivel. En cuanto habéis podido, os habéis vengado, sabiendo que ellos estaban en inferioridad de condiciones.
No os gusta que la gente se ría de vosotros cuando cometéis un error o una torpeza pero no habéis perdido tiempo en hacerlo con ellos.
Siempre he estado orgulloso de las cuatro casas que representan a este colegio, por que cada una tiene algo especial y una virtud específica. Astucia, inteligencia, valentía, lealtad, pero hoy me habéis decepcionado, hoy he visto que sois vengadores y ruines y sobre todo cobardes.
Sé que muchos aquí pensaban que era un viejo chocho, que no se enteraba de la mitad a la media y que siempre perdona. Ya he sido bastante benevolente con vosotros y os advertí al principio de curso que habría castigo para aquél que continuara con estas bromas. Todos indirecta o directamente habéis participado en esto, así que aunque se sigan otorgando o quitando puntos, este año no habrá Copa de la Casa, que parece ser que es por eso por lo que se ha montado todo esto.
La gente comenzó a murmurar en forma de protesta.
-¿No os parece justo? Pues haberlo pensado antes. Una cosa más y esto va dirigido para los adultos que han demostrado ser los más insensatos, espero que cambiéis de actitud, ya que gracias a vosotros me estoy replanteando la admisión de posteriores adultos. ¿Ha quedado todo suficientemente claro? Bien, podéis marcharos.
La gente se fue retirando con la cabeza cabizbaja, nunca habían visto a Dumblendor así de enfadado, y con su charla les había herido en su orgullo, se sentían estúpidos, como niños pequeños después de una riña. Incluso los de Slytherin se sentían tontos con aquel súper traje de súper demonios. Nadie se había salvado.
Harry se sintió fatal después de aquello, Dumblendor había sido como un padre para él y ahora lo había decepcionado.
-¿Estás bien Albus? –preguntó McGonagall con los ojos enrojecidos.
-No, quiero ir a descansar, esta noche me he alterado bastante, buenas noches Minerva. –Dumblendor iba a retirarse cuando alguien lo retuvo.
-¿Señor? Quisiera disculparme por el comportamiento de esta noche, no quería hacerle parecer ante al profesorado como si se le hubiera ido todo de las manos, he sido un estúpido.
-Tranquilo Severus, ya sé que esa no era tu intención, no te preocupes. Pero lo que me tiene preocupado es tu vida ¿cuándo la vas a rehacer? Hace tiempo que Voldemort ya ha caído pero tú sigues viviendo como un mortífago arrepentido, frío e impenetrable. Si quieres que te dé un consejo, ya que al parecer lo que nos preocupa aquí es la valentía, no es de cobardes mostrar los sentimientos ante la gente. Ahora me voy a descansar, ya hablaremos.
Dumblendor se marchó, dejando a Snape petrificado pensando si aquel hombre tendría poderes adivinatorios o si leía la mente.
Antes de que todo el grupo abandonara el salón, echó un vistazo y vio a Lisa con todas sus cadenas y pendientes abandonando el salón, no pudo evitar sonreír, le encantaba su cara.
