Aquella noche, Dumblendor se acostó sin poder dejar de pensar en lo que había sucedido aquella noche. Por mucho que fuese uno de los mejores magos del mundo mágico, había cosas que la magia no solucionaba.  Pero algo le hacía sentirse bien, había visto sus ojos, sus rostros y tenía la certeza que lo que les había dicho no caería en saco roto.

Se durmió pensando en cada uno de ellos, era duro ser un buen director.

Al día siguiente, amaneció silencioso, nadie se atrevía hacer demasiado ruido, tenían la sensación de que molestarían y en el desayuno la gente hablaba casi con un susurro.

Dumblendor se levantó y los miró haciendo que todos le prestasen atención.

-¡Buenos días! Como se suele decir, después de la tormenta, viene la calma, pero este tipo de calma no me gusta. Dentro de pocos meses acaba el curso y para muchos es el último, así que por favor  disfrutarlo al máximo, claro está sin perjudicar a nadie. Ahora quiero veros alegres, no crean que voy a hechizar a nadie por reirse. ¡Qué tengáis buen día!

Gracias a ese discurso, la tensión se fue aliviando poco a poco y en poco tiempo el comedor comenzó a ser el mismo de todo los días.

Los adultos de segundo año, lo tenían bastante más complicado que el resto, ya que al ser el último curso, debían hacer trabajos extras para llegar al nivel.

Sandra, Sam, Jon y Lisa se pasaban la mayoría de los descansos en la biblioteca para terminar los trabajos y los deberes extra, además de preparar los exámenes de Junio.

-Por fin, hemos terminado con aritmancia ¿qué nos queda? –dijo Jon.

-Defensa contra las artes oscuras y... –Sandra sacó un par de hojas con desgana.- Pociones.

De pronto Lisa se sintió observada, poco a poco levantó la vista y comprobó que todos la miraban con una expresión muy rara en la cara.

-¿Qué? ¿Por qué me miráis así?

-Bueno, nosotros pensamos que como a ti se te da tan bien... mientras nosotros hacemos DCAO, tu vas.... y luego te ayudábamos. –Sam le iba acercando las hojas de pociones poco a poco y sonriéndole con cara de buen chico.

-¡Tenéis un morro que os lo pisáis, vamos! ¡No me miréis así! ¡No me dais ninguna pena! ¡Ya basta! –Lisa suspiró.- Traer eso, lo haré. Pero os quiero ver como mucho dentro de una hora en la mazmorra 10.

La mazmorra 10 era la que estaba preparada para que todos los alumnos pudieran hacer las pociones que les mandaba Snape o por si querían repasar alguno de los ingredientes que había en la vitrina.  Había muchos ingredientes pero solo los más comunes, para conseguir ingredientes más específicos había que pedírselos al profesor Snape.

Lisa se dirigía hacia la mazmorra mirando las pociones que le tocaría hacer y con alivio comprobó que ninguna necesitaba ingredientes extraños. Por suerte cuando se pusiera con las pociones todos estarían cenando y estaría más tranquila, ya que seguramente necesitaría varios calderos para hacer las pociones, o para realizar dos pociones a la vez, esto último lo veía difícil pero algo tenía que pensar si no se querían quedar en la mazmorra toda la noche.

Eran veinte pociones, las primeras le había resultado fácil hacerlas pero comenzaba a sentirse un poco adormilada por la tenue luz y los vapores de las pociones. Cuando terminaba una poción, comprobaba sus efectos, nunca en ella misma, y luego la introducía en cuatro tubos de ensayo con el nombre de cada uno, en esos momentos terminaba de llenar el de Jon.

-Estos me habían dicho  que bajarían a ayudarme cuando terminases DCAO ¡ja! Por lo que veo no piensan hacerlo, pero juro que esta me la pagan. –decía mientras comenzaba hacer otra poción.

Lisa estaba enfrascada en dos pociones una a punto de terminar y la otra que estaba comenzando a prepararla. El primer caldero comenzó a despedir un humo morado y espeso, lo que significaba que la poción estaba lista.

-Bien y ahora, a los....

-Veo que seguís con vuestras trampas.

Lisa pegó un brinco al oir la voz del profesor de pociones.

-¡No! Lo que pasa... es.... lo que pasa es que han tenido que ir...., han tenido que ir a buscar una cosa pero ahora vuelven.

-¿Los tres? ¿Tan pesado es lo que quieren ir a buscar?

-No, espere, Sam y Jon han ido a buscar eso y Sandra ha ido a coger un poco de aire porque se estaba mareando y eso...

-Déjalo Lisa, ya nos temíamos que algo así pudiera suceder. Demasiada tarea para tan poco tiempo, Dumblendor ya no avisó. –le dijo Snape comprobando los tubos de ensayo.

-Entonces eso quiere decir que no nos va a delatar o...

-Lo que no entiendo es cómo se te ocurrió que no te pillaría y no, no os voy  a delatar si te comprometes a explicarles a estos tres  todo lo referente a las pociones que estás realizando.

Lisa que quedó tan sorprendida de lo que le había dicho Snape, que le costó un tiempo reacción.

-Bien se lo prometo. Y respecto a cómo se me ocurrió venir aquí, es porque tengo los ingredientes necesarios y pensé que estaría usted cenando.

-¿Usted? pensó Snape. –Te hubiera salido bien, pero casualidad de que te he visto cuando  me dirigía al comedor, solo que tú no me has visto.

-No me extraña siempre va como un fantasma para todo los lados.....-Lisa vio de pronto el rostro de Snape, tenía una ceja levantada. –Perdón no quería decir eso...

-Está bien, no lo enredes más, en parte tienes razón.

Se quedaron mirándose un buen rato sin decirse nada y la situación comenzaba a ponerse incómoda.

-¿Lisa? –Snape se acercó a ella.

-¿Sí? –Lisa sentía que el corazón se le saldría del pecho.

-Esto.... –Snape comenzó a dudar- Simplemente decirle que le he traído estos dos ingredientes que necesitará en futuras pociones ya que no pude rellenar la vitrina esta tarde.

-¿El qué? ¡Ah! Los ingredientes, sí, gracias, es muy amable.-Ilusa, más que ilusa, pensaba Lisa.

Snape se alejó de ella y cuando fue a abandonar el aula, se dio la vuelta y la miró. Lisa contemplaba como atónita los ingredientes que tenía en la mano.

-Lisa – la llamó.

-¿Sí, profesor?

-Tendrá que repetir desde el principio esa poción, se le ha pasado el tiempo para añadir el siguiente ingrediente.

-¿Eh? Tiene razón, qué tonta, lo repetiré, gracias profesor...

Snape se alejó de allí reprochándose su comportamiento.

-¡Tome estos ingredientes....! ¡Se me olvidó rellenar la vitrina...! ¡Maldito estúpido!  Cualquiera que viera en esos momentos a Snape pensaría que estaba loco, ya que de vez en cuando hacía aspavientos con los brazos pero no emitía ningún sonido, sus pensamientos provocaban esta reacción en él.

-¿Por qué no le has hablado? ¿Qué era eso de Usted? ¿Ahora me trata de usted como si no me conociera?

¡Maldito tonto! Tienes que arreglarlo o la perderás. –pensaba Snape. –Pero si le dices que le quieres estar con ella, seguramente ella lo quiera contar y si lo cuenta..... Gryffindor y Slytherin.... Ya no me respetaría, hablarían.... -Snape llegó a su habitación con la cabeza cargada de supuestos, de lo que sucedería si estaban juntos, de que sería el blanco de muchas bromas y eso le estaba martirizando. ¿Qué hacer?

Lisa se quedó en el aula molesta consigo misma, ¿cómo había podido pensar en que Snape se le iba a declarar o algo así?

Ya le había demostrado anteriormente qué tipo de persona era ¿por qué seguir con esta ilusión? Había decidido más de una vez que se olvidaría de él pero cuando lo tenía tan cerca le era imposible, solo cuando se disfrazó de pasota lo había conseguido.

Después de unas cuantas horas ya había terminado con todas las pociones y cuando se disponía a salir se dio cuenta de lo tarde que era y de que si alguien la encontraba por los pasillos, tendría castigo seguro. Tendría que andar con cuidado para no alertar a la señorita Norris y que Flich la cazase.

Comenzó a caminar muy despacio, mirando en cada esquina por si veía algo antes de avanzar, el camino se le estaba haciendo eterno y cuando ya creyó que lo había conseguido, un maullido la delató.

-¡Mierda! –pensó Lisa.

-Buenas noches señorita Thomas.

-Buenas noches señor, se preguntará qué hago a estas horas por aquí, pues es tan sencillo, que no se lo va a creer....

-¡Cállese! Ya me informaron de que usted estaría por aquí, así que lárguese antes de que perdamos la paciencia.

-¿Qué? ¿Pero quién....?

-Eso no es asunto suyo, vuelva a su habitación antes de que me arrepienta ¡rápido!

-Bien, bien, adiós.

Lisa no paró de correr hasta que llegó a su habitación, sin poderse creer aun la suerte que había tenido aquel día y todo por una misma persona, el profesor Snape.

-¿Cómo puede cambiar tanto de un momento a otro? –Lisa se durmió con ese pensamiento en la cabeza.

Al día siguiente, Lisa bajó al comedor con la intención de poner las cosas bien claras a la panda de gandules que tenía como amigos.

-¿Qué tal chicos? –Dijo Lisa detrás de sus amigos que se atragantaron con el desayuno al oírla.

- Hola...Lisa –dijo Sam.

- ¿No estarás enfadada? ¿Verdad? –Le miró Sandra con cara de pena.

-¡Pero vosotros de qué vais! Muchísimas gracias por ayudarme, sois muy amables. ¿Tan largo era el trabajo de DCAO, para no bajar ni siquiera a ver qué tal estaba? Aunque sea podríais haber bajado alguno de vosotros. ¿No?

-Sí... tienes razón, pero.... es que se hizo tarde.... y luego fuimos a cenar....

-¿Estaba rica la cena? Por que si no os habéis dado cuenta ¡¡¡¡yo no cené!!!

Lisa se sentó y comenzó a desayunar sin decir nada. Permanecieron un buen rato sin dirigirse la palabra y cuando fueron a salir del comedor, Lisa los paró.

-Escucharme, esto no se me pasará fácilmente, solo os pido una cosa, que en el descanso os explique cómo hice las pociones para que no estéis muy perdidos en el examen  ¿de acuerdo?

Los tres la miraron y le sonrieron afirmando con la cabeza.

-Bien, pero recordar que todavía estoy enfadada, así que no os emocionéis todavía.

Ellos volvieron a ponerse tristes y volvieron a afirmar.

-Vale, vamos a clase, se nos hace tarde.

Lisa aquel día estaba agotada y muchas veces estuvo a punto de dormirse en las clases. Después en el descanso, explicó a sus amigos paso por paso cómo había realizado las pociones y qué ingredientes había utilizado. Al cabo de un buen rato...

-Para esta poción tuve que hervir el agua antes de introducir ningún ingrediente, luego cogí la.....

-Tiempo, tiempo, Lisa frena un poco. –dijo de pronto Jon.- ¿No crees que deberíamos descansar un poco antes de continuar? Se me está poniendo dolor de cabeza.

-Sí, podríamos bajar un poco al jardín para respirar y relajarnos, luego continuamos ¿qué te parece Lisa? –le dijo Sandra.

-Sí, me parece estupendo, yo ayer hice lo mismo, sobre las doce de la noche salí un momentito al jardín para relajarme ¡es estupendo! –Lisa les miraba ceñuda.-

-Vale, vale, hemos captado el mensaje, continua.

Los tres suspiraron resignados por el fracaso de poder escaquearse por un tiempo de esa clase intensiva de pociones.

Después de la clase intensiva, salieron al jardín para encontrarse con Harry, Ron y Hermione.

-Mirad chicos, ahí van esos Gryffindor –dijo de pronto Draco. ¿Qué tal perdedores?

-Pasad de largo solo quieren provocar, no les hagáis caso. –dijo Lisa.

-¡Lisa! Ya he descubierto por qué tu lechuza no te llevó la carta a tiempo, no fue por la tormenta, solo es que le daba vergüenza entregar una carta a una futura ama de casa como tú, comúnmente conocida como elfa doméstica. –dijo Draco provocando la risa al grupito de Slytherin.

Lisa se le acercó con una gran sonrisa que hizo que Draco retrocediera un poco.

-¡Hola Draqui! No te pongas celosillo amor, ya sabes perfectamente que solo te quiero a ti y que voy con ellos porque son de mi casa. Ya te dije anoche que ninguno de los chicos eran lo suficiente machote como para cambiarlo por ti.

-¿Qué demonios estás diciendo estúpida? –Draco tenía terror en sus ojos.

-¡Ah! Perdón cielín, no me acordaba que lo nuestro era un secretillo y que delante de tus amigos me vas a tratar mal. Pero es que anoche fue tan romántico....-Lisa suspiró.- Hay Draqui, fue tan bonito.... –Lisa le miraba con ojos tiernos.

-¡No me mires así y no me llames Draqui, maldita elfa doméstica! ¡Yo anoche no estuve contigo, ni estaré ninguna noche, antes me suicido!

-Sí, claro, lo que tú digas amor. –Y guiñándole un ojo Lisa se alejó de allí.

Lisa se alejó un poco, se dio la vuelta y le mandó un beso. Cuando no estuvieron a la vista de los de Slytherin, comenzaron a reirse a carcajada limpia, acordándose de la cara de Draco y de todos sus amigos.

-¿Qué? –dijo Draco mirando al grupo.- ¿No habréis creído a esa loca, no? ¡Está mintiendo! ¡Esa estúpida está mintiendo! ¿no me creéis?

-No sé Draco ¿dónde estuviste anoche? –Le dijo Isaac.

-Te recuerdo que por tu estupidez, nos convirtieron en muñecos de peluche ¿no lo harías por contentar a tu amor, no? –dijo Bregor.

-¿Qué demonios estáis insinuando? –Los nudillos de Draco estaban blancos.

-Nada, hombre, nada, pero ¿estás en la casa adecuada?

Y sin poder decir nada Draco, el grupo se marchó dejándolo solo.

-¡Maldición! ¡De esta te acuerdas, Lisa, como me llamo Draco, que de esta te acuerdas!

Miles de ideas comenzaron a venirle a la cabeza a Draco, se pondría manos a la obra cuanto antes y demostraría a esos estúpidos que no tenía nada con Lisa.

Ese  día no subió al comedor para cenar, se quedó en su habitación preparando una poción para gastarle la peor broma que Lisa fuera a recordar y si podría, intentaría que le quedaran secuelas para el resto de su vida. Gracias a que eran de Slytherin muchas veces podían tener acceso a muchos ingredientes que el resto de los alumnos no tenían. Eso facilitaba mucho las cosas.

Lo haría en el desayuno, delante de todo el colegio, ahí se haría realidad su venganza.

-Perdón señor Malfoy. –dijo de pronto un elfo desde la puerta.

-¿Qué quieres? ¿No ves que estoy ocupado? ¡Maldito ser!

El elfo comenzó a ponerse nervioso y comenzó hacer círculos en el suelo con el pié.

-¿Se puede saber que quieres? ¡Dilo pronto y no te quedes ahí como un idiota!

-Sí, veo que está muy ocupado señor pero es que tenía que darle un recado....

-¡Dilo pronto y lárgate!

-Es que me han ordenado que le diga que se requiere su presencia inmediatamente...

-¿Quién requiere mi presencia? –Draco miró extrañado al elfo.

-El profesor Snape quiere que acuda inmediatamente a su despacho señor. –Cuando terminó, el elfo echó a correr hacia las cocinas con el pánico todavía en su cara.

Draco tomó aire y comenzó a dirigirse al despacho, al principio iba con determinación y valentía pero cuando se plantó delante de la puerta el miedo comenzó a invadir su cuerpo.

-¡Pase! –Dijo Snape antes de que pudiera llamar. Parecía que tuviera un don para adivinar cuando estaba frente  a la puerta.

-¿Me ha llamado Profesor? –dijo Draco desde el umbral de la puerta.

-¿Usted qué cree? ¡Siéntese, de una vez!

Draco se sentó en unos sillones frente a la chimenea, en el otro estaba Snape mirando al fuego.

-¿Estaba muy ocupado, señor Malfoy?

-No...., no señor, solo estaba repasando algunas asignaturas para los exámenes.....

-¿Repasando? Eso es nuevo en usted ¿a caso ha cambiado tanto de un día para otro?

-Sí, señor es que he decidido ponerme ha estudiar para sacar mejores notas y todo eso. –Draco sonreía con un pequeño temblor en el labio.

-¿Me está llamando estúpido?

-Yo no, no sería capaz....

-¿Me está diciendo que la expresión de venganza que tenía en la cara al mediodía me lo he imaginado yo? ¿Qué lo que ha sucedido hoy en el patio, lo he soñado?

Draco se movía incómodo en el sillón, intentando buscar alguna excusa sobre lo sucedido con Lisa.

-Lisa...., bueno ella ha dicho que éramos...., pero yo no voy a ....

Snape cogió del cuello de la camisa a Draco y se lo acercó.

-Escúchame maldito niñato, sé que estás preparando algo pero como se te ocurra ni si quiera intentarlo, vas a pasar los peores meses de tu vida, me encargaré personalmente de hacerte la vida imposible hasta que acaba el curso ¿entendido? –Draco afirmaba con la cabeza con una expresión de terror en su cara.- Bien, así que ya estás tirando por el retrete la poción que estás preparando o lo que sea que estés haciendo ¿ha quedado claro? –Draco volvió a afirmar.-

-Ahora lárguese antes de que me arrepienta por haber sido tan blando con usted ¡largo!

Draco salió corriendo del despacho como alma que lleva el diablo, llegó a la habitación y sin dudarlo dos veces comenzó a tirar la poción por el retrete. Luego se sentó en la cama, con el miedo todavía en el cuerpo, prefería la humillación a enfrentarse a Snape.

Nadie supo nunca lo que había sucedido aquél día, pero Draco no lo olvidaría nunca. Incluso después de eso Draco sentía como si Snape lo estuviera observando día y noche, ni siquiera su padre le había dado tanto miedo.

Pronto comenzó a pasar el tiempo tan rápido que sin casi darse cuenta los alumnos, estaban en Junio y los exámenes finales ya estaban encima.

VELIA: Gracias por tu apoyo, muchísimas gracias, no sabes cómo te lo agradezco, no eres ninguna pesada y espero que no vuelvas a llorar más. Aquí tienes un poquito más.

SYBILL: Nada amiga, me gusta que sigas mi historia y prometo seguir la tuya pero he estado un poco liada como has podido comprobar.

ANA: Ves, ya lo he actualizado, más vale tarde que nunca, qué disfrutes.

SOYCOMOSOY: Pá que veas que Dumblendor no se anda con chiquitas pero en el fondo es paciente.

NARIKO-CHAN: Peluches bonitos y graciosos, pero me da que se acabó lo bueno ¿o no?

DICKENS: Espero verte por aquí y que te guste la continuación. Cuidado que no te vean, espero que lo puedas leer tranquila. Como ves he cumplido.