Desde que Camus, Crystal, mi madre y mi amigo murieron. mi vida no es la
misma. Maté a tres de ellos. Mi maestro Camus porque trataba de salvar a
Saori; Crystal porque era controlado por Saga. Y mi amigo al que creía
muerto, trabajaba para Poseidón. Desde ese momento, he pensado que mi vida
es humillante. A pesar del apoyo de Seiya y compañía, me siento igual. Todo
intento es en vano. Me han llevado a distintos lugares, pero nada. Hasta
hace poco, que me llevaron a un centro comercial. Íbamos los cuatro
caminando, sin rumbo fijo, hasta que miré a mí alrededor y vi a una chica:
era un poco más baja que yo, de cabello negro opaco, ojos verdes con un
brillo que se parece al de la esmeralda y unas singulares pecas cubriendo
su pálida piel. Para mi desgracia, o fortuna, ella también me vio. Esos
pocos instantes que nuestras miradas se encontraron, mi corazón latió más
fuerte que de costumbre. Para mi sorpesa, ella estaba sonrojada, al igual
que yo. Mis amigos me hablaban, tratando de que reaccionara. Pero también
era inútil: estaba hechizado por la belleza de esa chica. Bajé la mirada,
muy apenado. Fue entonces cuando Shun se percató de la presencia de la
chica. Él, con toda naturalidad, se acercó a ella y estableció una
conversación. ¡¿Cómo hizo eso?!
-Hyoga, quiero presentarte a esta chica.- me dijo Shun a lo lejos. No me quedaba de otra que acercarme. Y una vez frente a ella, la vi más claramente. Tal como dije antes, era hermosa, sólo que me miraba timidamente. Entonces, Shun inventó una escusa para ir con los demás.
-Vamos por helado, quédate con tu nueva amiga, por favor- me djo Shun nuevamente. Ahora ella estaba más roja que antes. Yo sólo le sonreí y se ruborizó más. Era evidente que empezaba a sentir algo por mí, y viceversa. Pero ella sólo se acercó y me susurró al oído:
-Soy Nayra, mucho gusto.- a pesar de eso, logré ver que ocultaba su pena. Bajo un gran asombro, ella se desmayó, pero la atrapé firmemente.
-¡¿Qué te ocurre?!- grité preocupado.
-Hyoga, quiero presentarte a esta chica.- me dijo Shun a lo lejos. No me quedaba de otra que acercarme. Y una vez frente a ella, la vi más claramente. Tal como dije antes, era hermosa, sólo que me miraba timidamente. Entonces, Shun inventó una escusa para ir con los demás.
-Vamos por helado, quédate con tu nueva amiga, por favor- me djo Shun nuevamente. Ahora ella estaba más roja que antes. Yo sólo le sonreí y se ruborizó más. Era evidente que empezaba a sentir algo por mí, y viceversa. Pero ella sólo se acercó y me susurró al oído:
-Soy Nayra, mucho gusto.- a pesar de eso, logré ver que ocultaba su pena. Bajo un gran asombro, ella se desmayó, pero la atrapé firmemente.
-¡¿Qué te ocurre?!- grité preocupado.
