Érase una vez una reina de un país muy, pero muy lejano, que esperaba un
hijo.
Un día, en pleno invierno, estaba sentada frente a la ventana de su
palacio, que se encontraba adornada con incrustaciones de bronce y
contemplaba como caían los copos de nieve suavemente. Mientras cosía, abrió
la ventana para ver mejor los árboles nevados y, distraída, se pinchó el
dedo con la aguja. Tres gotas de sangre cayeron en la nieve. Y como el
color rojo destacaba sobre la blanca nieve pensó: "Qué bonito sería tener
una hija tan pálida como la nieve, tan roja como la sangre, pero al mismo
tiempo pelirroja, como el color de los adornos de la ventana, o el fuego de
la chimenea"
Pasaron los meses y la reina tuvo una hija que tenía la piel tan blanca como la nieve, los labios tan rojos como la sangre y los cabellos tan pelirrojos, como la sangre mezclada con los adornos de su ventana. Y eso no fue todo, tenía grandes ojos verdes como un bosque en verano. Todos estuvieron de acuerdo en llamarla Lilliane, pero apodada "Blanca Nieves".
Sucedió, por desgracia, que la madre murió al nacer la niña. Pasó un año y el rey volvió a casarse. La nueva reina era una mujer muy hermosa, pero tan soberbia y presumida que no aceptaba que nadie pudiera ganarle en belleza. Tenía un espejo mágico, y, cuando se miraba en él, le preguntaba: "Espejo, espejito del hada Flordelís, ¿quién es la más bella de este país?" Y entonces el espejo respondía: "Majestad, Vos sois la más bella del país." Y la reina se alegraba porque sabía que el espejo siempre decía la verdad.
Blanca Nieves iba creciendo, era cada día más hermosa, y cuando cumplió los 17 años, era bella como un rayo de sol, más bella incluso que la reina. Por eso cuando ésta le preguntó un día al espejo: "Espejo, espejito del hada Flordelís, ¿Quién es la más linda de este país?" El espejo le respondió: "Para mí, Majestad, sois la primera, pero Blanca Nieves en belleza os supera" Rabiosa al escuchar las palabras del espejo, la reina se puso verde y amarilla de envidia. Desde entonces, cada vez que veía a Blanca Nieves se le encogía el corazón del odio que sentía. La envidia y el orgullo crecían en su alma como la mala hierba, cada vez más fuertes, y no la dejaban en paz ni de día ni de noche. Decidida, mandó a llamar a un cazador conocido del pueblo, de pelo negro grasiento y ojos profundos, Sir Severus Snape y le dijo: "Llévate esta niña al bosque. No quiero que mis ojos la vean nunca más. Mátala y tráeme su corazón como prueba." El cazador se la llevó, pero mientras se dirigían al bosque, la joven entabló una muy animada conversación con éste, sin darse cuenta que un joven hombre, de no más de 17 años los seguía, sí, Sir James Potter había escuchado que dos personas conversaban y se había bajado de su fiel corcel, para saber quienes eran. Al ver a la joven de deslumbrante belleza, de ojos grandes y de cabello rojizo, se enamoró perdidamente de ella. Mientras tanto, a Snape se le ablandaba totalmente el corazón ante la simpatía y cariño momentáneo que sentía por ella. Pero tenía que hacer su trabajo, sino se las vería con la reina. Cuando estaba apuntando con su escopeta para atravesar de un balazo el corazón inocente de Lilliane, (alias Blanca Nieves) ésta joven empezó a llorar. "Oh, mi buen Snape, no me matéis, yo confié en usted y usted me traiciona de esa manera. Me esconderé en lo más profundo del bosque y no volveré jamás a casa". Era tan hermosa, tan frágil, que el cazador se compadeció y dijo: "Pobre joven, vete, pues". Y luego dijo para sí mismo, triste: "Las fieras del bosque no tardarán en devorarte", y sintió como si se quitase un peso de encima al no matarla. Al ver que un jabalí surgía de la espesura y corría hacia la niña, lo mató, le arrancó el corazón y lo llevó a la reina como una falsa prueba de la muerte de Blanca Nieves.
El joven Potter miraba pasmado como momentáneamente el cazador había apuntado a la hermosa joven, estuvo a punto de salir de su escondite para impedir que el cazador la matara, pero decidió contenerse. Luego la joven comenzó a llorar y a Sir. Potter se le rompió el corazón al verla así, tan frágil. Estaba furioso. De repente el cazador la dejó de apuntar y la niña se fue corriendo, Sir. James la siguió corriendo, pero luego la perdió de vista. "¿Quién será?" Se preguntaba , "¿La volveré a ver? ... Lo averiguaré, estoy seguro que ese camino conducía a la casa de mis amigos enanos. Luego me comunicaré con ellos para saber si fue allí donde fue a parar."
Así pues, la pobre niña se quedó absolutamente sola en el inmenso bosque y corrió hasta que los pies ya no la sostenían, cuando la luna comenzaba a despuntar; entonces vio una cabaña y entró con intención de descansar. Dentro de la cabaña comprobó que todo era muy pequeño, pero tan gracioso y limpio que no se le podía poner una falta: había una mesita con unas servilletas blancas y siete platitos con sus cucharitas, cuchillitos y tenedorcitos correspondientes, y también había siete copitas. Adosadas a la pared se veían siete camitas, una al lado de la otra, con las sábanas blancas como la nieve. Y como Blanca Nieves tenía mucha hambre y sed, comió un poco de verdura y pan de cada uno de los platitos y bebió un poco de vino de cada copita, porque no quería cogerlo todo de un solo plato.
Después, como tenía mucho sueño, se tendió en una de las camitas, pero ninguna le iba bien del todo; una era demasiado larga, la otra demasiado corta. Finalmente, la séptima resultó ser de la medida justa; sin pensárselo más, se metió en la camita y se durmió. Cuando ya era de noche llegaron los dueños de la cabaña: eran siete enanitos que se pasaban el día cavando en las montañas para encontrar minerales. Encendieron sus siete velitas y , cuando la habitación se iluminó, descubrieron que alguien había entrado, porque no todo estaba al mismo orden en que ellos lo había dejado. El primer enanito dijo: "Quién se ha sentado en mi sillita?" El segundo dijo: "¿Quién se comió mi panecillo?" Un tercer enantito dijo: "Hay Comilón, tu siempre pensando en comida" El segundo enantito dijo: "No me llames así, sabes que no me gusta que me llamen Comilón tu sabes bien mi nombre." El tercer enanito dijo: "Bueno, bueno, señor Sirius Black sensible por todo, siempre pensando en comida" El segundo enanito lo miró con resentimiento y dijo: "Y bueno Doc.... claro, tu eres el único, el sabio, el que lo sabe todo..." El tercero dijo: "no me llames doc, tu sabes que solo se me llama así en luna llena" (Esto lo dijo en tono muy bajo para que solo Sirius Black - Comilón lo escuchara) "En frente de los demás dime Remus, como todo el mundo" El segundo enano lo miró con resentimiento una vez más y se fue. Una cuarta enanita dijo: Por #$%&/&%$#! ¿¡QUIÉN SE COMIÓ MIS VERDURITAS!" Sirius Black-Comilón dijo: "¿De malas de nuevo Gruñona?" Con una sonrisa pícara en su rostro "Yo te puedo poner de buenas princesita" La cuarta enanita lo miró con cara de asco y volvió a gritar: "¡NO SOY GRUÑONA! MI NOMBRE ES ARABELLA FIGG ....... NO SÉ POR QUÉ ESE AFÁN TUYO DE PONERLE A TODOS SOBRENOMBRES.... EN TODO CASO ME DA LO MISMO.... Y NO ESTOY DE MALAS!!!!! Remus Lupin- Sabio- Doc- se dirigió con tono suave hacia Arabella- Gruñona: "Bella, cálmate un poco, sabes que Sirius es así, no lo tomes en cuenta" Y la abrazó, luego Arabella- Gruñona se marchó con el semblante enojado, pero sonrojado a la misma vez. Un quinto enanito regordete con cara de desequilibrado mental dijo: "¿Quién ha usado mi tenedorcito?" Sirius Black- Comilón dijo : "Nadie tontín, no te preocupes... Ehh.. Peter, ¿sabes? Tengo una idea, te vamos a encerrar en el clóset por unos minutos para hacer un juego ¿Bueno?" Peter - Tontín Dijo emocionado: ¡si! ¡Qué entretenido! Sirius - Comilón lo agarró de la camisa y lo metió en el clóset. Ninguno de los enanitos pareció darle mayor importancia al asunto. Un sexto enanito con los mocos colgándole de la nariz dijo : "Alguien usó los pañuelos desechables de servilleta y se acabaron" Remus- Sabio - Doc dijo: "Estornudón, ve a comprar unos y vuelves, ¿Ya Frank?" Frank Longbottom dijo: "Si, vuelvo en un segundo"- Y abandonó. De repente una séptima enanita tambaleándose y con los ojos entrecerrados dijo: "Tengo sueño, me voy a ir a acostar" De repente Remus- Sabio- Doc dijo: " No por nada Sirius te puso dormilona, Susan" Pero de repente se dio cuenta que Susan- Dormilona ya no estaba ahí.... no alcanzó a reaccionar porque.... "¡Oigan! ¡Vengan ahora! ¡Hay alguien acostada en mi cama! - Gritó Susan- Dormilona Todos corrieron a ver quién era. De repente se encontraron con Blanca Nieves, que dormía como un bebé. "Ay Dios mío! Es mi ángel de la guarda.... ¿Cuál será su nombre....? Me pregunto que ropa interior usará...." "¡Sirius pervertido!" Grito Susan - Dormilona ... todavía con cara de sueño. "¡Si Black! Susan, enséñale que tan fuerte pueden golpear las mujeres! Eh...... ¿Susan?" Arabella- Gruñona se sorprendió mucho al ver a Susan tirada en el suelo, dormida. "Esta no tiene arreglo" dijo.
El primer enanito (se llamaba Hayden Wood - Feliz) dijo: "Hay que despertarla"
Pasaron los meses y la reina tuvo una hija que tenía la piel tan blanca como la nieve, los labios tan rojos como la sangre y los cabellos tan pelirrojos, como la sangre mezclada con los adornos de su ventana. Y eso no fue todo, tenía grandes ojos verdes como un bosque en verano. Todos estuvieron de acuerdo en llamarla Lilliane, pero apodada "Blanca Nieves".
Sucedió, por desgracia, que la madre murió al nacer la niña. Pasó un año y el rey volvió a casarse. La nueva reina era una mujer muy hermosa, pero tan soberbia y presumida que no aceptaba que nadie pudiera ganarle en belleza. Tenía un espejo mágico, y, cuando se miraba en él, le preguntaba: "Espejo, espejito del hada Flordelís, ¿quién es la más bella de este país?" Y entonces el espejo respondía: "Majestad, Vos sois la más bella del país." Y la reina se alegraba porque sabía que el espejo siempre decía la verdad.
Blanca Nieves iba creciendo, era cada día más hermosa, y cuando cumplió los 17 años, era bella como un rayo de sol, más bella incluso que la reina. Por eso cuando ésta le preguntó un día al espejo: "Espejo, espejito del hada Flordelís, ¿Quién es la más linda de este país?" El espejo le respondió: "Para mí, Majestad, sois la primera, pero Blanca Nieves en belleza os supera" Rabiosa al escuchar las palabras del espejo, la reina se puso verde y amarilla de envidia. Desde entonces, cada vez que veía a Blanca Nieves se le encogía el corazón del odio que sentía. La envidia y el orgullo crecían en su alma como la mala hierba, cada vez más fuertes, y no la dejaban en paz ni de día ni de noche. Decidida, mandó a llamar a un cazador conocido del pueblo, de pelo negro grasiento y ojos profundos, Sir Severus Snape y le dijo: "Llévate esta niña al bosque. No quiero que mis ojos la vean nunca más. Mátala y tráeme su corazón como prueba." El cazador se la llevó, pero mientras se dirigían al bosque, la joven entabló una muy animada conversación con éste, sin darse cuenta que un joven hombre, de no más de 17 años los seguía, sí, Sir James Potter había escuchado que dos personas conversaban y se había bajado de su fiel corcel, para saber quienes eran. Al ver a la joven de deslumbrante belleza, de ojos grandes y de cabello rojizo, se enamoró perdidamente de ella. Mientras tanto, a Snape se le ablandaba totalmente el corazón ante la simpatía y cariño momentáneo que sentía por ella. Pero tenía que hacer su trabajo, sino se las vería con la reina. Cuando estaba apuntando con su escopeta para atravesar de un balazo el corazón inocente de Lilliane, (alias Blanca Nieves) ésta joven empezó a llorar. "Oh, mi buen Snape, no me matéis, yo confié en usted y usted me traiciona de esa manera. Me esconderé en lo más profundo del bosque y no volveré jamás a casa". Era tan hermosa, tan frágil, que el cazador se compadeció y dijo: "Pobre joven, vete, pues". Y luego dijo para sí mismo, triste: "Las fieras del bosque no tardarán en devorarte", y sintió como si se quitase un peso de encima al no matarla. Al ver que un jabalí surgía de la espesura y corría hacia la niña, lo mató, le arrancó el corazón y lo llevó a la reina como una falsa prueba de la muerte de Blanca Nieves.
El joven Potter miraba pasmado como momentáneamente el cazador había apuntado a la hermosa joven, estuvo a punto de salir de su escondite para impedir que el cazador la matara, pero decidió contenerse. Luego la joven comenzó a llorar y a Sir. Potter se le rompió el corazón al verla así, tan frágil. Estaba furioso. De repente el cazador la dejó de apuntar y la niña se fue corriendo, Sir. James la siguió corriendo, pero luego la perdió de vista. "¿Quién será?" Se preguntaba , "¿La volveré a ver? ... Lo averiguaré, estoy seguro que ese camino conducía a la casa de mis amigos enanos. Luego me comunicaré con ellos para saber si fue allí donde fue a parar."
Así pues, la pobre niña se quedó absolutamente sola en el inmenso bosque y corrió hasta que los pies ya no la sostenían, cuando la luna comenzaba a despuntar; entonces vio una cabaña y entró con intención de descansar. Dentro de la cabaña comprobó que todo era muy pequeño, pero tan gracioso y limpio que no se le podía poner una falta: había una mesita con unas servilletas blancas y siete platitos con sus cucharitas, cuchillitos y tenedorcitos correspondientes, y también había siete copitas. Adosadas a la pared se veían siete camitas, una al lado de la otra, con las sábanas blancas como la nieve. Y como Blanca Nieves tenía mucha hambre y sed, comió un poco de verdura y pan de cada uno de los platitos y bebió un poco de vino de cada copita, porque no quería cogerlo todo de un solo plato.
Después, como tenía mucho sueño, se tendió en una de las camitas, pero ninguna le iba bien del todo; una era demasiado larga, la otra demasiado corta. Finalmente, la séptima resultó ser de la medida justa; sin pensárselo más, se metió en la camita y se durmió. Cuando ya era de noche llegaron los dueños de la cabaña: eran siete enanitos que se pasaban el día cavando en las montañas para encontrar minerales. Encendieron sus siete velitas y , cuando la habitación se iluminó, descubrieron que alguien había entrado, porque no todo estaba al mismo orden en que ellos lo había dejado. El primer enanito dijo: "Quién se ha sentado en mi sillita?" El segundo dijo: "¿Quién se comió mi panecillo?" Un tercer enantito dijo: "Hay Comilón, tu siempre pensando en comida" El segundo enantito dijo: "No me llames así, sabes que no me gusta que me llamen Comilón tu sabes bien mi nombre." El tercer enanito dijo: "Bueno, bueno, señor Sirius Black sensible por todo, siempre pensando en comida" El segundo enanito lo miró con resentimiento y dijo: "Y bueno Doc.... claro, tu eres el único, el sabio, el que lo sabe todo..." El tercero dijo: "no me llames doc, tu sabes que solo se me llama así en luna llena" (Esto lo dijo en tono muy bajo para que solo Sirius Black - Comilón lo escuchara) "En frente de los demás dime Remus, como todo el mundo" El segundo enano lo miró con resentimiento una vez más y se fue. Una cuarta enanita dijo: Por #$%&/&%$#! ¿¡QUIÉN SE COMIÓ MIS VERDURITAS!" Sirius Black-Comilón dijo: "¿De malas de nuevo Gruñona?" Con una sonrisa pícara en su rostro "Yo te puedo poner de buenas princesita" La cuarta enanita lo miró con cara de asco y volvió a gritar: "¡NO SOY GRUÑONA! MI NOMBRE ES ARABELLA FIGG ....... NO SÉ POR QUÉ ESE AFÁN TUYO DE PONERLE A TODOS SOBRENOMBRES.... EN TODO CASO ME DA LO MISMO.... Y NO ESTOY DE MALAS!!!!! Remus Lupin- Sabio- Doc- se dirigió con tono suave hacia Arabella- Gruñona: "Bella, cálmate un poco, sabes que Sirius es así, no lo tomes en cuenta" Y la abrazó, luego Arabella- Gruñona se marchó con el semblante enojado, pero sonrojado a la misma vez. Un quinto enanito regordete con cara de desequilibrado mental dijo: "¿Quién ha usado mi tenedorcito?" Sirius Black- Comilón dijo : "Nadie tontín, no te preocupes... Ehh.. Peter, ¿sabes? Tengo una idea, te vamos a encerrar en el clóset por unos minutos para hacer un juego ¿Bueno?" Peter - Tontín Dijo emocionado: ¡si! ¡Qué entretenido! Sirius - Comilón lo agarró de la camisa y lo metió en el clóset. Ninguno de los enanitos pareció darle mayor importancia al asunto. Un sexto enanito con los mocos colgándole de la nariz dijo : "Alguien usó los pañuelos desechables de servilleta y se acabaron" Remus- Sabio - Doc dijo: "Estornudón, ve a comprar unos y vuelves, ¿Ya Frank?" Frank Longbottom dijo: "Si, vuelvo en un segundo"- Y abandonó. De repente una séptima enanita tambaleándose y con los ojos entrecerrados dijo: "Tengo sueño, me voy a ir a acostar" De repente Remus- Sabio- Doc dijo: " No por nada Sirius te puso dormilona, Susan" Pero de repente se dio cuenta que Susan- Dormilona ya no estaba ahí.... no alcanzó a reaccionar porque.... "¡Oigan! ¡Vengan ahora! ¡Hay alguien acostada en mi cama! - Gritó Susan- Dormilona Todos corrieron a ver quién era. De repente se encontraron con Blanca Nieves, que dormía como un bebé. "Ay Dios mío! Es mi ángel de la guarda.... ¿Cuál será su nombre....? Me pregunto que ropa interior usará...." "¡Sirius pervertido!" Grito Susan - Dormilona ... todavía con cara de sueño. "¡Si Black! Susan, enséñale que tan fuerte pueden golpear las mujeres! Eh...... ¿Susan?" Arabella- Gruñona se sorprendió mucho al ver a Susan tirada en el suelo, dormida. "Esta no tiene arreglo" dijo.
El primer enanito (se llamaba Hayden Wood - Feliz) dijo: "Hay que despertarla"
