Colocó con cuidado el esbelto cuerpo de su esposa en la cama y se quedó absorto por un instante en los ojos marrones de la chica. Su mirada descendió por instinto a los apetecibles labios femeninos y el recuerdo de la sensación ante los pocos y breves besos compartidos le nubló la razón.
Lo único que podía pensar era en ella, en volver a besar sus labios cálidos, sedosos y deliciosos, en descubrir el sabor de su piel, en tocarla como tantas veces soñó, escuchando su nombre en el sonido de su voz.
Apoyó su brazo izquierdo en el colchón y acarició con su mano el corto cabello de la mujer bajo su cuerpo.
-Hola-la escuchó decir entre una risita nerviosa y devolvió su atención a los ojos marrones
-Hola-la imitó él
-Ahora, qué sigue?-preguntó Akane aún con los brazos rodeando su cuello.
-Yo...no lo sé. Es decir, no estoy seguro-admitió y no había nada más honesto que aquello que acababa de decir.
No es que él no hubiese imaginado antes una escena así. Es solo que realmente nunca creyó que aquello pudiera llegar a convertirse en realidad.
-Tú estás nervioso, Ranma?-volvió a cuestionar Akane, esta vez deslizando sus dedos entre su cabello hasta liberar la trenza mientras esperaba su respuesta.
-Un poco-respondió, sintiendo como las hebras le caían por el costado.
-También yo lo estoy.-comentó removiéndose bajo él- Sabes, me gusta ver tu cabello suelto.
-De verdad? Bueno, lo llevaré suelto de ahora en adelante.-respondió acomodándose tanto como le era posible.
El calor del cuerpo de Akane se mezclaba con el suyo y placenteramente podía sentir los redondos senos femeninos bajo su torso, solo separados por las ropas de ambos.
No le gustaba mucho la idea de dejar de usar su trenza, pero lo haría si eso complacía a su esposa.
Una sonrisa se dibujó en sus labios con tal conclusión, finalmente estaban casados.
-No, no quiero!-chilló ella con un infantil puchero
-Pero dijiste que te gusta!-replicó él sin comprender su queja.
-Solo úsalo así cuando estemos solos-concluyó Akane dándole un rápido beso y acto seguido una de esas sonrisas suyas que lo desarmaban completamente.
-Entonces, que hacemos ahora?-cuestionó está vez Ranma.
Es decir, él tenía miles de opciones sobre qué hacer, pero tenía miedo de que Akane lo llamase pervertido justo en su noche de bodas, así que tal vez dejar que ella marcase el ritmo era mejor.
Al menos así no sería considerado un pervertido. Aunque era su noche de bodas. Eso sería normal, verdad? Es decir, no estaba mal sentirse de la forma en que él se sentía en ese momento estando junto a ella. Akane ya era su esposa y sentirse así era lo más normal.
-No sé-respondió Akane jugando con el primer botón de su camisa
-Sí, es que es la primera vez que me caso-bromeó él, arriesgándose a besar el hombro desnudo a su alcance.
-También yo-respondió ella encogiéndose ante el contacto de sus labios en su piel.
-Akane-le susurró al oído y la sintió estremecerse bajo su cuerpo, aunque sin intención de huir de la situación que compartían.
-Sabes, creo que has cambiado mucho últimamente, Ranma-Akane sujetó su rostro entre sus manos para obligarlo a mirarla a los ojos o quizás para detener el avance de sus labios.
-Y, el cambio es agradable o molesto?-se esforzó por seguir la conversación
-Es un cambio agradable, definitivamente. Me gusta. Lo apruebo por completo-la escuchó decir mientras el segundo botón de su camisa cedía ante la fémina mano que luchaba instantes atrás por liberarlo.
-Bueno, es que ahora soy un hombre casado, no puedo comportarme como un gatito contigo-aclaró él.
Todo parecía tan perfecto en ese estado de complicidad compartido. Él no sabía nada y tampoco ella, pero aprenderían todo juntos.
-Y por qué no puedes ser mi gatito?-sonrió con picardía Akane- Eres muy dulce cuando estás así.
-En serio?- quiso saber, con genuina curiosidad
-Sí, en tu versión Neko me sigues a donde sea que yo vaya
-Akane, eso lo hago desde que te conocí-señaló con obviedad
-Te recuestas en mis piernas para dormir.-continuó enumerando ella deslizando la camisa de sus hombros lentamente.
-Eso suena bien-la interrumpió atreviéndose a besar el cuello y el mentón de su esposa.
-Y también ronroneas, me abrazas y me besas las mejillas. Eres muy dulce.-concluyó ella ahogando la risa nerviosa.
Ranma parpadeó incrédulo y se separó para mirarla a los ojos. No tenía idea de que su comportamiento fuera tal. Y es que sí, él recordaba los momentos siendo gato pero no pensó que incluso ronroneaba frente a ella.
-Cielos, eso sí que es muy vergonzoso, Akane
La chica sonrió levemente. A ella no le parecía vergonzoso, le parecía lindo y tierno el actuar gatuno de Ranma cuando estaba con ella.
-Me gusta tu sonrisa. Te ves linda cuando sonríes, Akane.-comentó de repente él-Lo digo en serio.
-Gracias.
-También me gustan tus ojos. Creo que son simplemente hermosos.
-Oye, harás que me sonroje-se quejó ella
-Y, me gustan tus besos. Sí, a mí... me gustaría besarte, acariciarte y...
-Ranma!
-No digas que soy un pervertido, por favor, Akane-pidió en un suspiro, mientras su mano derecha dibujaba el contorno del cuerpo de su compañera sobre el vestido blanco.
-Yo no...-intentó refutar ella pero su queja fue interrumpida por los labios de su esposo.
Era un beso diferente, una sensación por completo distinta a las previamente experimentadas. Una que su cuerpo no quería esperar más para experimentar y sentir. Toda su piel pareció reaccionar ante el húmedo contacto y a juzgar por la respuesta del cuerpo de Ranma, él también se sentía igual.
Eso que estaban sintiendo, esa necesidad que aumentaba, no podía ser otra cosa más que deseo.
-Ranma-gimió ella sobre su boca y aquel estímulo se sintió como lava ardiente en sus venas.-Espera, detente-pidió en la misma forma pero está vez fue como si un viento helado le congelase.
Esperar? Ella... quería que se detuvieran?
-Qué?-preguntó confundido
-Creo...Creo que, yo, iré a lavarme y me pondré el pijama.-sugirió ella sonrojada y con ambas manos apoyadas en su pecho, descubierto ya de la camisa, y separándolo para mirarlo a los ojos.
-Claro-aceptó él liberándola al levantarse, visiblemente decepcionado-Bien, ah, pues... -balbuceó sentado en el borde de la cama sin saber qué hacer.
Demonios!, él se equivocó?, ella no quería lo mismo que él? o tal vez era muy pronto aun, tal vez solo debería haberse acostado a su lado hasta que la situación fuese mas normal para ella.
-Quédate aquí, volveré en 5 minutos.
-Qué?
-Solo espera aquí.-respondió Akane bajando de la cama con prisa.
Ranma la sujetó por la muñeca para detenerla. Ella parpadeó nerviosa pero no intentó alejarse y después de unos segundos de duda optó por sentarse junto a su esposo.
Él evitó aquella acción con maestría, ofreciéndole sus piernas para que ella se sentara.
-Estás molesta conmigo?. Hice algo que te disgustó?-preguntó evitando sus ojos.
-Qué dices?! No es eso, Ranma, de verdad!
-Entonces, por qué...?
-Kasumi me dijo-empezó a explicar ella-Es que...es solo que...Ranma, no me obligues a decirlo!
El joven de ojos azules parpadeó sin comprender nada de lo que su esposa decía.
La mujer de cabello corto suspiró y con las mejillas encendidas en carmín le susurró al oído la razón, mientras él le rodeaba el cuerpo con los brazos.
Su propio rostro también enrojeció al escucharla, pero incapaz de hablar en ese momento la sintió darle otro beso en la mejilla para luego levantarse con prisa y escabullirse en dirección al baño.
Nota de la autora:
Holisss, ya sé que he cortado en una parte importante, pero es que le falta pulirla tantito. Espero les guste cómo va esta historia, que es cortita pero le tengo especial cariño. Besitos!
