"Mistrust"
Scene 5 – Craving, Curiosity ~ 2

Yuki permaneció mirando la pantalla de la laptop por un largo rato. No estaba leyendo lo que había escrito y tampoco estaba pensando en qué escribiría después. Simplemente miraba.

Sacudió la cabeza y salió del estudio en busca de café, y, ya en tren, sus antidepresivos y el resto de medicamentos que le administraba su psiquiatra. Siempre le había dicho que no era sano revolverlos con cafeína, pero el escritor estaba completamente seguro de que hacían un mejor trabajo cuando eran tomados con café y un cigarrillo.

Estando en la cocina, miró la taza de Shuuichi y sintió unas repentinas ganas de estrellarla contra el suelo. Pero se resistió.

No estaba celoso... ¿o sí?

No, estaba haciendo mucho escándalo por tonterías, echaría a Tatsuha de casa esa noche y hablaría las cosas con Shuuichi.

Si, eso es lo que haría.

Apagó lo que quedaba del cigarro en un cenicero y volvió al estudio con su café en mano, sintiéndose mucho más relajado.

_______________

-¡¡Pero aniki!!-

-¡¡Pero nada!! Hay muchos hoteles en esta ciudad y con lo que estás ganando bien puedes pagarte uno. Y si no, siempre puedo llamarles a os Usami para recordarles lo bien que cuidas de Ayaka-san.-

Tatsuha enmudeció y no tuvo más remedio que aguantar el portazo que casi le rompe la nariz.

-Neurótico...-dirigió una última mirada de resentimiento a la puerta mientras se retiraba preguntándose si Ryuuichi podría alojarlo esa noche... y las siguientes.

Una enorme gota apareció sobre la cabeza de Shuuichi después de haber presenciado el pequeño drama familiar, y la gota fue prontamente acompañada por otras cuatro al escuchar la risa lujuriosa de Tatsuha proveniente del exterior.

El rubio se dirigió a él. –Dije que quería café, ¿qué miras?-

-Ha—hai!!-Shuuichi salió disparado a la cocina, antes de que a él lo sacaran de la casa también.

Yuki mientras tanto se ocupó de salvar sus archivos y poner a dormir la computadora. Cerró el estudio con llave, por si las dudas y fue a ajustar los últimos detalles.

El chico de pelo rosado se encontraba revolviendo el café. -Yukiiii~!-llamó. –Si no te das prisa va a enfriarse y...-un par de manos sujetándole la cintura lo hicieron enmudecer.

-¿Enfriarse?-susurró, muy cerca de su oído. –Yo lo dudo-

-Yu—Yuki...-sus manos dejaron de sostener la taza y la cuchara cuando su pareja comenzó a besarle el cuello con dulzura. –Pero... el café...-murmuró, sus ojos cerrándose a causa de las sensaciones.

-¿A quién le importa el café?-mordió suavemente mientras lo atraía hacia sí con más fuerza. –Vamos a un lugar más cómodo, ¿te parece?-

Shuuichi asintió vagamente mientras seguía a Yuki hasta la habitación. De camino había recuperado dominio de sus actos y tuvo que correr un poco. -¡Malo! ¡No me dejes atrás!-el reproche infantil en su voz fue silenciado cuando abrió la puerta de la habitación y encontró un pequeño camino de veladoras que lo guiaban hasta la cama, sobre la cual había un montón de pétalos de rosa.

El olfato le indicaba que también había esencias o incienso quemados en la atmósfera. Y una suave melodía sensual en el stereo completaba la escena.

-Yuki...?-dijo, casi con miedo.

La puerta se cerró a sus espaldas y volvió a sentir las manos firmes de su amante guiándolo hasta la cama.

Los besos no se hicieron esperar. Shindou no alcanzaba a entender qué diablos le había dado a su pareja. Generalmente cuando pasaban tanto tiempo sin sexo (como ahora), Yuki simplemente llegaba con el argumento de que estaba frustrado y quería coger. Las cosas románticas jamás habían sido lo suyo.

Pero ahora realmente no importaba, el peso del cuerpo del escritor sobre el suyo y la saliva de ambos mezclándose, era todo en lo que podía pensar en ese momento.

Además, si preguntaba, lo más probable era que Yuki se molestara, así que lo mejor era seguir sin cuestionar nada.

De cualquier modo, todos esos pensamientos fueron opacados cuando empezó a sentir los labios de su pareja en su pecho. Curioso, ni siquiera se había percatado en qué momento le habían sacado la camisa... y los pantalones...

Soltó un leve gemido cuando Yuki comenzó a mordisquear una de sus tetillas, y buscando algo en qué ocupar sus manos se concentró en acariciarle vagamente la espalda a su amante.

Con pequeños y casi imperceptibles besos, Yuki pasó de una tetilla a otra. Pellizcando, mordiendo, besando, lamiendo... Shuuichi se revolvía debajo de él, con suaves exclamaciones. Ya no acariciaba más, ahora estaba fuertemente aferrado a la camisa de Eiri.

El rubio lamió una última vez antes de levantar el rostro para enfocar su mirada en Shuuichi, que apenas podía conservar los ojos abiertos.

-No...-respiró-No es justo...-

-¿No?-su voz era apenas un susurro. –¿Por qué no?-

Y sacando fuerzas, sólo Dios sabe de donde, Shuuichi se incorporó y empezó a desvestir a Yuki mientras le besaba el cuello. –Porque tú aún tienes ropa...-

Yuki no pudo evitar sonreír. Le encantaba la manera en que su amante se desvivía por él, por tenerlo siempre contento y a gusto... aunque a veces le remordía la conciencia.

Y la manera en que lo acariciaba. Como sus pequeñas y delicadas manos recorrían ansiosamente cada extremo de su cuerpo en busca de las zonas más sensibles, que desde luego, ya conocía a la perfección.

Durante muchos años se negó a sí mismo cualquier encuentro de ese tipo... porque no podía evitar el amargo recuerdo de Kitazawa en cada beso, en cada abrazo. Después, cuando por fin volvió a relacionarse con otras personas, encontró que no sentía nada... en lo absoluto. Era como si su cuerpo simplemente actuara solo y él observara desde un lugar apartado.

Pero cuando llegó Shuuichi... cuando llegó Shuuichi todo eso cambió.

Lo sintió desde aquella primera noche, luego del debut de Bad Luck. En un principio pensó que era sólo cosa de sus hormonas que estaban pidiendo a gritos sentir la piel del joven cantante (de lo contrario, no habrían terminado en el suelo de su antiguo apartamento), sin embargo, tan pronto como el contacto empezó a hacerse más íntimo. En cuanto sus ojos admiraron la piel desnuda, bañada en luz de luna y los ojos amatista totalmente perdidos en los suyos, lo sintió.

Esa sensación que jamás había experimentado antes, ni siquiera con Kitazawa... una especie de conexión, de lazo. Un hilo invisible que lo ataba a Shuuichi contra su voluntad; un hilo que lo hacía abrazarlo, acariciarlo con dulzura y besarlo con suavidad. Un hilo que lo mantenía atado a él, incluso cuando Shindou se encontraba ya dormido y él sentía la urgencia de abrazarlo, temiendo que fuera a irse, a desaparecerse.

Y a pesar de todo, eso jamás ocurrió.

Ahora mismo, sabía que al abrir los ojos vería de nuevo esa piel, esa mirada encantadora y violeta, esos cabellos desordenados, esa sonrisa...

-¡Shuuichi!-

Se arqueó involuntariamente al percibir el familiar tacto de los labios sobre su miembro. Y le dieron una tremendas ganas de ahogar al chico cuando escuchó, que este soltaba una risita.

Se lo había tomado por sorpresa.

Estaba molesto, porque inicialmente la idea era que él tomara el control de la situación. No le molestaba recibir atenciones en lo absoluto, mucho menos si era Shuuichi quien se las proporcionaba, pero precisamente en esta ocasión, quería conservar su integridad y ser él quien llevara el asunto.

Pero claro, Shuuichi se le había adelantado y desgraciadamente ahora mismo no había mucho que Eiri pudiera hacer para remediarlo, excepto claro, disfrutar con las sensaciones.

Su mente, mientras tanto, seguía viajando en el tiempo hasta aquella primera vez. Si, había sido su primera vez juntos y muy probablemente también la primera vez de Shuuichi con cualquier persona. Jamás habían hablado de ello en realidad, pero Yuki estaba bien pensando que las cosas habían sido así. Esa posesividad era la que lo mataba; y es que el sólo hecho de imaginar a su Shu-chan en brazos de otro u otra, le crispaba los nervios.

Aún ahora, podía recordar las palabras que habían cruzado al final...

~~~~~~~~~~~~~~

-Ne Yuki... arigatou...-

-¿Por qué me agradeces?-estiró la mano para alcanzar su cajetilla de cigarros.

Shuuichi parpadeó sin comprender bien. –Por... por esto, claro...-

Yuki sonrió y soltó una risita sarcástica junto con la bocanada de humo. –No me malentiendas. Lo que pasó no implica que sienta algo por ti o que deba existir algo entre nosotros.-

El chico estaba claramente perplejo. No era como si esperara un "te quiero", pero tampoco imaginaba que fuera a significar tan poco para él.

-Puedes quedarte aquí esta noche, no soy tan malvado como para mandarte a casa a las cuatro de la madrugada-extendió el brazo, para acercarlo a sí con la mano que quería libre, intentando que pareciera muy casual.

-Si, gracias-asintió sonriendo.

Silencio.

-La verdad, jamás he leído uno de tus libros...-

-¿Hmm?-abrió un ojo para mirarlo. Esperaba que ya estuviera dormido.

-Pero sé que a Sakano-san le gustan mucho. Y he escuchado hablar mucho de ti y de lo famoso que eres por tus libros y tus historias.-

-¿A qué quieres llegar?-

-Bueno yo... estaba pensando...-

-Tengo sueño.-

Shuuichi enmudeció.

El rubio entonces soltó un suspiro de frustración. –Habla.-

Dudó un poco, pero lo hizo. –Pensaba, que si algún día Bad Luck triunfa de verdad, me gustaría escribir sobre mi vida y cómo logré mis sueños...-

-¿Y eso a mi qué?-

-Que yo no sé escribir...-bostezó.

-Pero qué cosa más cierta.-sonrió y le dio una fumada a su cigarrillo.

-Bueno... sólo canciones, pero mi vida no cabe en una canción- rió, los efectos del sueño haciéndose cada vez más evidentes en su voz. –Y se me ocurrió, que me gustaría mucho que tú escribieras mi vida...-

Los ojos de Eiri se abrieron como platos, pero afortunadamente Shuuichi, con los ojos cerrados no pudo notarlo.

Bostezó una vez más. –Te quiero Yuki...-

El escritor volvió a la realidad en el instante en que sintió un montón de ceniza caerle sobre el pecho. Apagó el cigarrillo y sin estar consciente de sus actos, se abrazó de Shuuichi y se quedó dormido.

~~~~~~~~~~~~~~

Un sonoro gemido emergió de su garganta el momento en que no pudo más.

Shuuichi saboreó, triunfante, el líquido cálido que acababa de llenar su boca.

-Baka...-dijó, muy suavemente.

El de ojos amatista sonrió y se acostó a un lado de su amante. –Yo también te quiero Yuki...-y depositó un suave beso en su frente.

¿Cómo? ¿Cómo diablos había podido dudar de él?

-Na Yuki...-su voz era como de terciopelo. -¿Qué pasa?-

-¿Eh?-lo miró.

-Estás muy pensativo...-se puso a jugar con unos mechones dorados.

-No, no es nada...-sin embargo se quedó mirando fijo a un punto detrás de Shuuichi, que por instinto se giró para observar también.

Pero no hubo mucho que pudiera observar realmente, porque justo entonces sintió el colchón bajo su espalda y el pecho de Yuki sobre el propio.

-¡Yuki!-

Este último rió, y besando su cuello, susurró contra su piel. –Caíste...-

-Tramposo...-suspiró y comenzó a acariciarle la nuca ausentemente.

-Mira quien lo dice...-sus besos volvían a tomar un camino descendiente.

Shuuichi no pudo hacer más que suspirar y dejarse hacer. Le gustaba ser él quien complaciera a Yuki (aunque eso fuera cada eclipse lunar), pero recibir las caricias y los besos era sin duda lo mejor del mundo.

Se revolvió un poco cuando sintió a Yuki sacándole la ropa interior y besando su ombligo, introduciendo la lengua en él. No sabía si reír por las suaves cosquillas que le hacía o gritar por las sensaciones tan exquisitas que le provocaba.

En eso estaba debatiéndose cuando sintió un dedo introducirse en él.

Se arqueó con un gemido. –Yuki...-

-¿Si?- Yuki seguía besando y movía lentamente el dedo en su interior. No tardó nada en introducir un segundo.

Otro gemido. Shuuichi se aferró fuertemente a las sábanas, pero el gusto no le duró mucho, ya que cuando empezaba a disfrutar, su amante se retiró.

Abrió los ojos para averiguar cual era el problema, pero enseguida los volvió a cerrar, al sentir a Yuki entrando en él.

Ahogó una exclamación y se empujó para pegarse más a él, enganchando ambas piernas a su espalda.

Yuki le acariciaba el cuerpo incesantemente mientras ambos empezaban a tomar un ritmo. Él también quería sentir, devolver las caricias, pero sus manos parecían no tener las menores intenciones de soltar las sábanas.

-Yuki...-murmuró suavemente, como suplicando. Y su voz fue todo lo que necesito para convencerse.

Era su Shu-chan. Suyo y de nadie más. Y nadie jamás podría quitárselo o llevárselo, porque le pertenecía. Cada mechón de cabello, sus ojos, su piel, sus manos, sus besos y su voz. Eran todos suyos y estaba dispuesto a matar si alguien intentaba robárselos.

Matar...

Súbitamente el recuerdo de Kitazawa volvió a su mente. El recuerdo de aquella noche en la que su sonrisa calma había cambiado a una perversa y su mirada se había tornado fría, de hielo... como la que él tenía ahora.

Quizá el cargo de conciencia había sido lo que lo había obligado a cambiar, además de lo obvio claro.

Era su muy particular manera de enmendar su error. Adoptando su nombre y actuando como él. Seguchi había insistido infinidad de veces que no era su culpa, que no tenía porque sentirse responsable, pero muy en el fondo Eiri se sentía en deuda... en deuda con el hombre que le había mostrado su verdadera vocación y que además de ser su tutor, maestro y amigo, había el hombre al que había amado y luego... asesinado.

Pero no, no quería pensar en eso. Mucho menos estando con Shuuichi, que no era ni remotamente parecido a Kitazawa Yuki.

No, ahora sólo podía permitirse pensar en su Shu-chan, en cómo lo amaba y en todo lo que significaba para él. En lo bien que se sentía estar así unidos, sintiéndose como uno.

Y en como ese sentimiento era la cosa más perfecta que podía existir. Como si no hubiera otro modo de estar, otra posible manera de que fueran las cosas. Ellos dos pertenecían juntos y no existía vuelta de hoja.

Lo sabía, y estaba consciente que Shuuichi lo sabía también.

Lo sentía...

-Yuki~!!- Un último arqueo más fuerte que los anteriores y pudo sentirlo derramándose en su interior, al mismo tiempo que él.

¿Qué otra prueba buscaba? ¿Qué más evidencia quería?

Se maldijo a sí mismo por haber sido tan idiota al desconfiar. El cuerpo, la voz y los ojos de Shuuichi le decían que no existía nadie, nadie más.

Cerró los ojos mientras se acomodaba de nuevo junto a él, besándolo tiernamente en los labios.

Mañana seguiría escribiendo.

_______________

¡¡¡FLUUUUUUUFF!! Diox, qué azucarado quedó esto ^^UUUUU. Bueno, ahí está, lemon y montones de introspección por parte de Yuki (calma, la de Shu vendrá más adelante XP), puede parecer que no pasó mucho en este capítulo, pero verán como a futuro hay una que otra pieza clave acá ^^.

Mil disculpas por haber tardado tanto, es que parece que mi inspiración también decidió largarse de vacaciones ¬¬XXX.

En fin, ahí está. Mil gracias por sus reviews ^.^ ¿si Shu le va a ser infiel a Yuki o no? Ahh, sore wa himitsu desu ^_~!! *giggle* Nah, la verdad es que no puedo adelantar mucho, pero les aseguro que en el siguiente capítulo va a haber un avance crucial en el asunto.

Pobrecitos, cómo los torturo ;_; *huggles* en fin, pues gracias de nuevo y ya saben, todos esos bishies no son míos, sino de Murakami-sensei... exceptuando a Kenji-kun, claro, pero igual él no apareció en este capítulo, así que ni caso XP.