Agradecimientos:
Princess of Darkness86: Gracias por tu comentario y debo decir que tu tercera respuesta es la correcta, pero no te puedo dar el galeón porque hiciste trampa y diste tres respuestas... =P Bueno, espero disfrutes el final.
Ginny Jo Weasley: Hola! Muchas gracias por tu review. Por cierto que sería mucha suerte que Rowling viera este fic específicamente... especialmente por que está en español, pero créeme, de seguro ya sabe que todas la odiamos por haber matado a Sirius.
Ana Black: Descuartizar a Bellatrix es tu privilegio ^_~
Lizbeth vancry: Hola! Muchísimas gracias por leer este fic, me alegro que te esté gustando =D Ahora podrás conocer los resultados de las pruebas. Ahhh por supuesto, te has ganado el galeón! CÓMO LE HICISTE PARA ADIVINAR LA RESPUESTA?????
Yadhwiga: Otra ganadora!! Cielos, como son inteligentes chicas, hasta me dan envidia! =P Bueno, pues aquí tienes tu galeón también ^_^
Sybill: Hola!!! Bueno amiga, me alegra que el pequeño mal entendido con los mails ya esté arreglado ^_^ Espero no decepcionarte con el final de este fic y que podamos charlar pronto. Por cierto, Ana fue la que me propuso el acertijo aunque yo lo adapté al mundo mágico.
NA: Como lo prometí, la respuesta al acertijo: El mago se va agradecido porque en realidad tenía hipo!!
A TRAVÉS DEL VELO
PARTE 4
Sirius despertó sobresaltado, pensando que se había perdido la prueba y con ella, la oportunidad de regresar a casa, pero en ese momento, el puntito de luz revoloteó cerca de su cara.
La prueba ha terminado – le dijo.
¿¡Qué!? ¡No es posible, no he hecho nada! – replicó Sirius, sorprendido.
Te equivocas. Aunque fallaste la primera, las otras dos las has realizado satisfactoriamente – aseguró la luz. – Y ahora te será permitido regresar...
¿Pero cómo...?
Mientras dormías – contestó el puntito brillante, sin darle tiempo a terminar su pregunta. Luego agregó: - Antes de que cruces el portal, debo decirte algo importante. Un don te será otorgado, pero otro te será quitado. Sin embargo, debes recordar que todo tiene un propósito y aunque al principio te cueste aceptarlo, un día habrás de comprenderlo, y sabrás que el intercambio fue justo.
¿Qué es lo que me quitarán? – preguntó Sirius, sin poder evitar temer la respuesta.
Tú mismo lo descubrirás muy pronto – respondió la luz. – Ahora debes regresar.
Cuando la luz terminó de decir esto, Sirius sintió una brisa de aire correr tras de él. Al voltear, vio que el velo que cubría el portal se movía levemente, entreabriéndose, como si lo invitara a pasar...
Sirius quiso dar las gracias a la luz, pero cuando volteó de nuevo, ésta ya había desaparecido, entonces, feliz y lleno de esperanza, aunque nervioso a la vez, avanzó hacia el portal con lentitud, casi como si le temiera. Al acercarse, la brisa se hizo más fuerte y el velo se abrió dejando ver lo que había al otro lado...
¡El ministerio! – exclamó, jubiloso. – ¡Al fin regreso a casa!
Antes de cruzar, Sirius volteó por última vez, sintiendo la suave brisa en su rostro y dio las Gracias a quien fuera que lo estuviera escuchando... luego se dispuso a cruzar y al hacerlo, de nuevo escucho la voz que susurraba "Recuerda que sólo el amor te hará triunfar..."
EPÍLOGO
Las alarmas instaladas en el ministerio de magia se activaron inmediatamente al detectar la presencia de un intruso. En menos de 10 segundos, 7 Aurores aparecieron, varitas en mano, listos para arremeter contra cualquiera que hubiera logrado traspasar todas sus barreras de protección. Y en verdad esperaban a cualquier persona, menos al que tenían ahora frente a ellos, mirándolos con expresión de infinita felicidad en su rostro.
¡Sirius Black! – exclamaron todos los aurores a un tiempo, sin poder creer lo que veían sus ojos. Puesto que según les habían dicho, él había desaparecido tras el misterioso portal, del que, hasta donde se sabía, nadie había salido jamás.
Reaccionando, los Arurores rodearon a Sirius y alzaron sus varitas frente a él. Sirius supo que todos sus problemas aun no estaban resueltos, y se dispuso a defenderse. – No he salido de ese lugar de los muertos, para entrar de nuevo en Azkaban – se dijo con firmeza.
En ese momento, un Auror le lanzó un hechizo paralizador, pero Sirius, alerta, estaba listo para desviarlo, sin embargo, aunque pronunció las palabras, ninguna magia salió de su varita, y sólo alcanzó a hacerse a un lado, mientras el rayo de luz pasaba cerca de su hombro. Sin dejar de correr, pronunció varios hechizos más, pero ninguno dio resultado. Finalmente, uno de los aurores logró acorralarlo y otro le lanzó de nuevo el hechizo paralizador, que le dio de lleno en el pecho, haciéndolo caer, inmóvil hacia el suelo, mientras su varita caía también cerca de él.
Sin perder la conciencia, pero incapaz de moverse, Sirius pronto se vio envuelto en cuerdas mágicas y levitado hacia otro nivel del Ministerio, donde fue encerrado en una celda, protegida de cualquier tipo de magia. Una vez dentro, fue liberado de las cuerdas y le fue quitado el hechizo de inmovilidad... pero el aun no era capaz de moverse...
No funcionó... – se repetía una y otra vez, mientras miraba a la nada con los ojos abiertos completamente. – Lo hice correctamente, lo sé. Lo he hecho tantas veces en mi vida que sería imposible equivocarme. El expeliarmus no funcionó, ni ninguno de los otros hechizos. ¿Qué está pasando con mi magia?
Fue entonces cuando recordó las palabras de que la voz le había dicho y supo que ese era el intercambio al que se refería. Había regresado al mundo de los vivos, pero ya no podría hacer magia...
Muchas horas se quedó despierto esa noche, pensando en todo lo que le había sucedido, recordando a Marcus y sus palabras, y los sueños que había tenido mientras la prueba se llevaba a cabo... Y cuando finalmente se quedó dormido, su sueño fue profundo y tranquilo.
A la mañana siguiente, Sirius despertó al escuchar el murmullo de voces que se aproximaban. Al principio, antes de abrir los ojos, pensó que se trataba de las almas, a las que ya se había acostumbrado... pero luego, distinguió dos voces que le eran conocidas.
... No aceptaré un no por respuesta. Hemos venido a sacarlo de aquí y eso haremos – dijo una voz, que Sirius reconoció como la de Dumbledore.
Pero Albus. ¡No puedes hacer eso! ¡Es un asesino convicto! – dijo el Ministro de Magia, Cornelius Fudge.
Te he dicho ya muchas veces que es inocente, Cornelius. Estás en tu derecho de no creer, pero Harry y yo sí le creemos, igual que muchas otras personas.
Cornelius Fudge estaba furioso, pero sabía que era mala táctica ir contra los deseos de Dumbledore, ahora que había recuperado por completo su credibilidad y su popularidad. Así que no tuvo más remedio que aceptar.
¡Has lo que quieras! – exclamó el Ministro de Magia. – Pero que una cosa te quede clara. Seguirá siendo considerado un asesino, y a menos que se demuestre su inocencia, seguriá siendo buscado por la ley. Si lo atrapan de nuevo, no te permitiré sacarlo de Azkaban. Y te lo advierto – agregó, alzando un dedo como si estuviera amonestando a un chiquillo - Después no te lamentes si al final se comporta como lo que es... ¡Un Black!.
El corazón de Sirius dio un vuelco de alegría. Estaba vivo, y no sólo eso, sino que Dumbledore había venido a sacarlo de ahí. La noche anterior había temido que lo enviarían a Azkaban de nuevo, pero no era así, y se sentía inmensamente afortunado. – ¡Además, pronto veré a Harry! – pensó.
Sirius escuchó pasos que se alejaban apresuradamente, y pasos que se acercaban a la puerta de la celda. Luego, esta se abrió, obedeciendo las palabras del guardia para romper el encantamiento que la mantenía cerrada.
¡Sirius!
Sirius apenas logró conservar el equilibrio ante el impulso que llevaba el que gritó su nombre, al correr hacia el para abrazarlo.
¡Harry! – exclamó él, abrazando también al chico con fuerza, como si temiera que no lo volvería a abrazar nunca más.
¡Sirius, creí que habías muerto! ¡Creí que nunca volvería a verte! – dijo Harry, sin poder ahogar un sollozo, mientras escondía el rostro en el hombro de su padrino.
¡Harry, perdóname! – pidió Sirius, sin dejar de abrazarlo. – Fue mi culpa. Debí haber hecho caso a Remus, debí quedarme dónde estaba y confiar en que ellos te rescatarían... Por favor, perdóname.
¡No, no! – replicó Harry, sin alzar aun la cabeza. – Fue mi culpa. Debí saber que era una trampa. Debí recordar lo que me habías dado para hablar contigo...
Bien saben los dos que yo tengo la mayor culpa en esto – dijo Dumbledore, entrando a la celda. – Pero ahora no es el momento de ofrecer disculpas. Será mejor que nos vayamos, antes de que Cornelius cambie de opinión.
Dumbledore entregó su varita a Siruis, y le dio instrucciones para desaparecer y aparecer directamente en los terrenos de Hogwarts, pero él no se movió de su lugar, sino que se le quedó viendo a su varita, con la mirada fija, y la expresión seria...
¿Qué sucede? – preguntó Dumbledore, extrañado.
No puedo, Albus – respondió Sirius. – No puedo hacer magia.
No comprendo... – dijo el director, asombrado del comportamiento de su ex-alumno, quien jamás había dicho "no puedo" en toda su vida.
Fue la condición para permitirme volver... – dijo Sirius, casi al borde de las lágrimas – Un don a cambio de otro... Ya no podré hacer magia...
Harry y Dumbledore miraron a Sirius sin poder creer lo que decía. Simplemente se negaban a creer que se le pudiera quitar la capacidad de hacer magia a un mago.
¿Estás seguro? – preguntó Dumbledore.
Sirius, por toda respuesta, apuntó con su varita a la pequeña cama en la que había dormido esa noche y pronunció el hechizo de levitación. Pronto fue evidente que nada sucedería.
Tendremos que utilizar otro medio de transporte – dijo Dumbledore, apesumbrado. – Lo importante ahora es salir de aquí. Ya hablaremos y veremos las cosas con calma cuando estemos en Hogwarts.
~*~
Todos recibieron a Sirius incrédulos pero felices de tenerlo de vuelta. Todos, excepto Severus, quien se limitó a decir un seco "bienvenido" y se retiró inmediatamente de la reunión.
Durante todo ese día, hablaron largo y extenso de la nueva situación de su amigo, pero aunque hicieron muchas pruebas, con muchos hechizos y encantamientos distintos, nada se pudo arreglar. Ahora Sirius era un squib.
Lo siento Harry - se disculpó Sirius esa noche, antes de ir dormir. – Ahora ya no podré serte de mucha ayuda...
No – dijo Harry, luchando por evitar que las lágrimas salieran de nuevo – No importa. Lo importante es que te tengo de vuelta conmigo. Tu eres lo más cercano a un padre, que tengo, y eso es todo lo que necesito...
FIN
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NA: Chicas, felizmente este es el último capítulo de este fic. Si acaso quieren saber más sobre lo que le sucede a Sirius después, no se pierdan mi próximo fic titulado... err... bueno, aun no tengo idea de cómo se va a llamar, pero lo subiré próximamente ^_^ Debo decir que, aunque no es un fic enfocado principalmente a Sirius, si toma en cuenta los hechos que suceden aquí. Ojalá se animen a leerlo! Ahh, y no se olviden de dejar review!!!
