Draco sabía que un día agradable podría ser echado a perder por el más mínimo vistazo de un cabello negro desordenado, que últimamente estaba acechándolo como un lobo. Aunque, Draco nunca esperó que lo vería nada más despertar, sentado cómodamente en su sillón favorito en medio de su habitación un domingo por la mañana.
"Buenos días, Draco. Siempre sospeché que al despertar lucirías igual de atractivo que siempre, pero mi imaginación es tan pobre. Luces terriblemente tentador" Arrastró su nombre, con una sonrisa satisfecha, que lo hizo enojarse después de salir de la sorpresa.
"¡Que haces aquí,Potter! ¡Largo! ¡Aunque no te quede claro, lo diré una vez más! ¡Jamás tendré una cita contigo! ¡Ahora lárgate!" Tan tranquilo cómo pudo aparentar, despidió al intruso de su habitación.
"Ciertamente y en vista de que haz preguntado, vine por ti. Y ya que parece que no lo recuerdas, hoy nos casaremos." Potter habló, ignorando la mayor parte de lo que había escuchado con excepción de la primera frase.
"¡QUÉ!" Olvidando su fingida tranquilidad gritó, sorprendido e indignado por la respuesta que había recibido. Potter debía estar bromeando.
"Bueno, tal vez no lo sabías. No importa, lo sabes ahora, querido." La expresión de Potter no cambió, seguía viéndose orgulloso de sí mismo. Incluso tuvo el descaro de sonreír con coquetería. Draco no pudo más que observarlo sorprendido. Por lo qué Potter continúo hablando.
"Esta todo listo, nos esperan en el ministerio. Y no te preocupes tengo listo tu traje, no lo he visto, por supuesto, sería de mala suerte." Con la mano señaló a su lado una gran bolsa de la que aún no se había dado cuenta, la bolsa portaba la reconocida insignia de Madam Malkin.
"¿ESTÁS LOCO?! ¡NUNCA ME CASARÍA CONTIGO! ¡SERA MEJOR QUE TE LARGUES DE UNA VEZ AL MINISTERIO Y CANCELES LO QUE SEA ESTO!" El grito de Draco resonó por su habitación, por un momento el rubio creyó que se quedaría afónico sólo al gritar esas palabras. Se creyó capaz de matar a Potter, sobre todo porque Potter, el maldito, lo miraba con la misma expresión segura y con su sonrisilla, quería golpear su atractiva cara estupida.
"Bueno, a decir verdad, solo voy a salir de aquí hacia el ministerio con un Malfoy, por supuesto la decisión es tuya" con una sonrisa que desesperó a Draco, Potter respondió tranquilamente.
"¿De que hablas, maldito bastardo!?" El miedo se filtraba a su voz, los únicos Malfoy que quedaban en esa casa eran dos y uno de ellos era su madre, lo único que le quedaba que aún amaba.
"Verás, mi amor. He estado conversando de aquí a allá, y puede que hayamos cometido un error al dejar libre a tu querida madre, parece que Narcisa Malfoy es culpable de varios delitos durante la guerra." Potter cruzó las piernas y se inclinó hacia adelante.
Negando con la cabeza Draco contestó casi desesperado. "¡Eso es mentira! ¿De qué delitos hablas? "
Sonriendo tranquilamente Potter respondió echándose hacia atrás y cruzando los brazos."Bueno, lo sabré en el momento en que los invente, realmente no importa lo que diga. ¿A quien crees que creerán?" finalizó con una sonrisa de lado.
Draco sintió un jalón en el vientre, se revolvió en la cama y jalo la sabana para cubrirse mientras gritaba. "¡TÚ MALDITO! DEJA A MI MADRE FUERA DE ESTO"
Potter lo miro esconderse tras la sábana y sonrió aún más, sus ojos se llenaron de un brillo enloquecido y lleno de dicha. Con la misma pose pero con la voz llena de una emoción que no pudo controlar. "Lo haré, solo en el momento en el que firmes, no lastimaría a mi propia familia después de todo."
Draco se sintió mal, quería esconderse en su cama, su rostro se sonrojó, Potter pensó que sería por enojo. Pero, Draco sabía mejor que nadie, que lo que sentía en ese momento era emoción, se sentía vivo y avergonzado al mismo tiempo. Intentando no demostrar nada y fallando en el intento, Draco hablo con la voz entrecortada. "No puedes hacerlo, ella no tiene nada que ver en esto."
"Puedo y lo haré. ¡Es la única forma que encontré, Draco! ¡Tu lugar es conmigo! ¿porque no lo ves?" Draco casi jadea, miró y miró a Potter. Sus ojos verde brillante, su mandíbula tensa. Embriagado, lo observó.
El solo verlo así, causaba algo en él, un placer irremediable, irresistible, irrisible. Había algo excitante en ver al Gryffindor perfecto, no, no solo perfecto, él era el estandarte de lo que un Gryffindor debería ser. Y verlo así, enloquecido y dispuesto a todo únicamente por él. Por una parte se sentía alagado.
¿Sabría alguien que Harry Potter sería capaz de amenazar y chantajear a Draco Malfoy, un ex mortifago sin nada más en el mundo que su madre?
Ciertamente, no era el comportamiento de un Gryffindor, del Salvador, de San Potter. Esto era más bien un cortejo muy Slytherin. Si no podías conseguir algo por las buenas... bueno... había más formas. Tal vez era esa la razón por la que estaba tan excitado, era casi una programación, un juego de poder. Y no había nada que lo emocionara más que el poder.
¿Potter sabría eso? Quien sabe.
Pero lo que estaba haciendo ahora al amenazarlo estaba funcionando mejor que pasar meses cortejándolo tan estúpidamente, con esa mirada embelesada que le revolvía el estomagó, con chocolates, flores y palabras bonitas. ¡Qué basura!
¿Que creía que iba a lograr con eso?
Draco sabe, por supuesto que lo sabe, son palabras y promesas vacías, nada de eso tiene importancia, no da la seguridad de dar un paso hacia adelante. El necesita hechos, necesita la seguridad de que será para siempre. Las palabras bonitas y las miradas enamoradas vienen después, cuando es un hecho, no antes, antes jamás.
Y aquí está Potter, tomando lo único que le queda y con ello, asegurándose de que Draco estará a su lado, que se pertenecerán. Porqué, ahora Draco también tiene como mantenerlo con él. Hay una cadena de extremo a extremo. Y si Potter no piensa en soltarlo, pues Draco tampoco lo hará.
Se asegurará de enlazarse a Potter, lo ataría a él hasta la muerte.
Draco sigue mirando a Potter. No sabe realmente cuánto tiempo se quedó solo mirando hasta qué Potter sonrió y salió de la habitación, dejando atrás a un Draco emocionado y perplejo.
Draco solo supo que se había quedado quieto hasta que entró su madre y lo sostuvo en sus brazos.
"Mi pequeño, ¿Quieres esto?" Narcissa tomó el rostro de su hijo e hizo que la mirara. "Podemos desvanecernos en el aire, solo di, ¿Quieres esto?" Draco vio a su madre, la miro a los ojos y sonrió mientras asentía con la cabeza.
Narcisa suspiró y se acercó a la enorme bolsa de Madam Malkin. "Bien, entonces levántate. Hay que prepararte para tu boda." Tomo la bolsa y la abrió sacando dos paquetes. Uno, el más grande llevaba el nombre de Draco, y el otro el de Narcisa.
"Vaya, parece que mi yerno es un hombre muy atento." Narcisa con una ceja arqueada tomó su paquete y lo abrió, un hermoso vestido verde y plateado con detalles brillantes y al parecer de su talla, fue lo que halló.
Draco miro el vestido y soltó una risilla emocionada. "Es precioso, debes ponértelo ahora mismo, madre." Después de la guerra se había sentido terrible al no poder ofrecerle a su madre la ropa que había usado toda su vida, si bien su sueldo en el ministerio no era una miseria, no era nada comparado a lo que estaban acostumbrados.
"Dame el mío" pidió a su madre con desespero y emoción.
Su madre le pasó su paquete con una sonrisa enternecida. Tal vez Potter no era lo peor que le podía pasar a su hijo. Después de todo, Draco siempre había tenido una obsesión incontrolable con el elegido.
"Mira mamá, es hermoso, creí que me vestiría de blanco o algo así, pero es realmente lindo. El gris resaltará mis ojos. Incluso trae esta túnica para cubrirlo. ¿No es increíble?" La emoción en su voz y rostro era tan inocente y brillante.
"Vamos, póntelo. Yo haré lo mismo. Vendré en un momento si es que quieres que te ayude." Narcisa espero la respuesta de su hijo.
"No, yo puedo hacerlo. Aunque necesitaré ayuda con mi cabello." No quiero casarme con un cabello desarreglado, suficiente hay con Potter." Draco se quejó con un puchero.
Su madre salió de la habitación después de asentir con la cabeza.
Draco se quitó la pijama y se metió al baño, llenó su tina y esparció sales de baño. Era su boda y lo disfrutaría. Potter seguramente esperaría por él.
Luego de un relajante baño, tomó su traje y comenzó a ponérselo, era un sencillo pero elegante traje gris, con una corbata plateada y una túnica a juego. Termino de arreglarse y se puso la capa negra sobre su conjunto. Esperó a que su madre lo ayudara con su cabello y se puso la capucha que solo dejaba ver su rostro.
Salió junto a su madre del brazo y encontró a Potter esperando por ellos, con una sonrisa emocionada, extendió la mano hacia Draco y Draco la tomó.
En un parpadeó estaba en el ministerio, ambos rubios se sorprendieron, se suponía que nadie podía aparecerse desde la mansión. Y nadie debería poder aparecerse dentro del ministerio.
"¡Harry! ¿Cuantas veces debo repetirlo? ¡No puedes aparecerte dentro del ministerio!" Granger habló escandalizada. Y se posicionó frente a Potter que agachaba la cabeza y rascaba su nuca, pero no parecía arrepentido.
"¡Claro que puedo, Mione!" Potter se quejó cuando Granger lo golpeó en la cabeza. "Que puedas, Harry, no significa que debas."
Potter intento arreglar su cabello sin éxito y exclamó. " ¡No podía esperar a llegar!" Granger sonrió con cariño y se fijó en Narcisa y Draco, cuya mano seguía siendo sostenida por Potter.
"¡Oh! Draco, señora Malfoy, vamos estamos Justo a tiempo." La sonrisa de Granger a la qué probablemente empezaría a llamar Hermione, era enorme.
Su madre, qué como siempre, tenía modales sangre pura, espléndidos y encantadores, le respondió con una sonrisa. "Llámame Narcisa, querida. Después de todo, pronto seremos familia."
Draco sonrió y siguió a ambas mujeres halando consigo a Potter que parecía que jamás soltaría su mano.
No hablaron entre ellos, solamente escuchaban a las mujeres hablando sobre la boda y los pequeños detalles. Dejó que su madre decidiera los por menores. Miró de reojo a Potter que parecía brillar de la felicidad. Observó detalladamente su traje, era tan lindo como el suyo, un traje negro y verde, ciertamente hacia juego con sus ojos.
Harry, lo miro también. Tomando su mano para besarla, haciendo sonrojar a Draco, que jalo su mano alejándola de los labios del otro.
Harry río ocasionando que las dos mujeres voltearan a verlos, como recordando que los novios las seguían.
Hermione tomó a Harry del brazo y lo jalo, haciendo que a su vez Harry jalara a Draco provocando que tropezara.
"Harry ¡Harry! ¡Suéltalo debemos ir al frente, ellos entrarán después!" Hermione haló más fuerte y miro con reproche a Harry, logrando que soltara al rubio. Lo miro casi con súplica, como pidiéndole que no huyera, que se quedara con él.
"Te alcanzaré" Draco susurró suavemente, sonriéndole a Harry que sonrió, casi partiendo su rostro en dos.
Draco miró como era arrastrado su futuro esposo.
"Vamos, Draco. Debemos hacer que ese hombre se enlace a ti" su madre sonrió ligeramente, quitándole la capa que cubría su túnica, entrelazando sus brazos y caminando elegantemente.
"Ya lo había pensado, parece que quiere un matrimonio legal. Mencionó algo sobre una firma." Comentó a su madre, mientras caminaban.
"Era de esperar de mi hijo, un Black. Dime, ¿Cómo harás que se enlace si solo pensó en un matrimonio legal?" Draco se encogió de hombros antes de responder.
"Un truco simple pero que funciona de maravilla en Potter. Ya verás, al final será un matrimonio mágico." Su madre sonrió confiando en su hijo. Llegaron al altar y Narcisa entregó a su hijo.
Harry lo miró de pies a cabeza, haciendo que Draco se sintiera avergonzado."Te ves como un sueño, Draco." Susurró a su oído, causándole escalofríos.
"Bien, estamos aquí para unir en matrimonio a dos magos. Podrían repetir qué tipo de matrimonio se llevará a cabo." El ministro, ¿porque no?, era la persona que iba a casarlos, dándole a Draco la excusa perfecta.
Antes de que pudiera hablar, Harry preguntó. "¿Hay más de uno? ¿Cuántos tipos de matrimonio hay? ¿Podría explicarlo?"
Draco intervino antes de que el ministro respondiera a Harry. "Será solo un matrimonio legal, señor ministro."
El ministro asintió, apunto de hablar fue interrumpido nuevamente. "Aún quiero que lo explique" Harry hablo firmemente, lleno de poder, provocando nuevamente escalofríos a Draco.
"Oh, sí, hay dos. El legal y el mágico, por supuesto es mucho más común el legal. Bien, prosigamos."
"Tranquilo, Harry. Es mejor casarnos legalmente, así si en algún momento quieres dejarme será más fácil. El matrimonio mágico es para siempre." Draco hablo mientras tocaba su rostro, luciendo inocente.
"El mágico, realícenos el mágico. Lo quiero para siempre." Harry respondió mientras tomaba su mano y la apretaba contra su rostro dejando un pequeño beso en su muñeca.
"Harry, será mejor que escuches a Malfoy el legal es..." Kingsley trato de convencer a Harry.
El azabache lo interrumpió de nuevo. "Yo quiero el mágico" su voz fue profunda, casi amenazadora. Mientras Draco casi se desmaya, el ministro, sorprendido asintió y continuó.
"Esto será rápido. Empecemos contigo Malfoy, repite después de mi." Kingsley miro severamente a Draco, esperando su cooperación.
"Ministro, de hecho, los Malfoy tienen su propio ritual así que lo haré." Sin esperar una confirmación empezó a recitar las palabras, no iba a dejar que el ministro le fabricara a Potter una salida. Lo ataría el mismo.
Tomó la mano de Harry y lo miro a los ojos antes de recitar. "Siendo yo un Malfoy y uniéndome a un Potter, me entrego a ti en cuerpo y alma, con mi magia como testigo me entrego a ti hasta mi fin, te doy mi vida y exijo a cambio la tuya." Un listón de plata los envolvió a ambos. Haciendo que el ministro jadeara.
Harry miro admirado a Draco y repitió las palabras. "Siendo yo un Potter y uniéndome a un Malfoy, me entrego a ti en cuerpo y alma, con mi magia como testigo me entrego a ti hasta mi fin, te doy mi vida y exijo a cambio la tuya." Un listón esmeralda brotó de Harry y los envolvió.
Harry, impresionado,no notó a Draco acercarse hasta que fue tomado por el cuello y halado ligeramente hacia abajo. Volteo rápidamente hacia Draco y observó cómo el rubio cerraba los ojos y acercaba sus labios a los de él. Sin demorar, Harry lo tomó de la cintura y lo besó. Derritiéndose en el beso, había esperado tanto por ese beso. Había planeado tanto por ello. Y al fin ahí estaba y era magnífico, sintió cómo algo en él cambiaba, como Draco se establecía junto a él, lo sentía tranquilo y feliz, lo sentía satisfecho.
Ambos sentimientos se mezclaban perfectamente. Harry río y fue interrumpido por una turba de pelirrojos que los felicitaban entre gritos y abrazos.
Sin soltar la mano de su esposo, abrazo y recibió con una sonrisa las felicitaciones de su familia, viendo a Molly con lágrimas en los ojos, casi provocando las suyas.
"¡Oh! ¡Harry, querido Harry! ¡Estoy tan feliz por ti! ¡Es maravilloso ver casarse a un hijo más!" Al final Molly terminó en un mar de lagrimas, tomando a los recién casados en su abrazo.
Draco, siendo el caballero criado por su madre sacó de su bolsillo un pañuelo que ofreció a su madre política. Provocando la sorpresa general y la sonrisa de su nueva madre y esposo. ¿Quien diría que un día sería un Weasley?
