Harry estaba perdiendo la paciencia. Draco había empezado a bloquear su oficina evitándole el paso.

¿Cómo iba a conquistarlo si ni siquiera lo dejaba verlo?

Ya habían pasado dos días sin ver su rubio cabello brillando frente a él, sus hermosos ojos grises que tenían una pizca de cian en ellos, su lechosa piel blanca que lo hacía parecer un ángel, un ángel puro como los había visto de niño en la televisión, durante esos pequeños momentos en los que pudo ver.

Harry se encontraba en ese momento fuera de la oficina de Draco, esperando una oportunidad para entrar, había mandado a Draco flores y chocolates que sabía eran sus favoritos. Esperaba que llegaran las lechuzas y entrar el mismo tiempo, sin darle espacio a Draco de evitarlo.

Pronto no sólo llegaron las lechuzas sino que el amigo de Draco, Blaise Zabini entraba. Dándole a Harry la oportunidad de entrar con él. Con el abrigo de su capa invisible y claro, un hechizo nivel auror clara y altamente ilegal, entró detrás de Zabini.

Harry esperaba a que Zabini se fuera para poder revelarse ante Draco, se acercó a la esquina del escritorio de Draco, mientras Zabini se quitaba su túnica y conversaba con Draco.

Harry estaba contento ignorando la conversación y concentrándose en Draco. Hasta que fue testigo de cómo, el maldito Zabini acorraló a Draco contra su escritorio y comenzó a besarlo. Eso simplemente lo había desconcertado, pero, el que Draco no lo alejara y en cambio lo recibiera encantado lo había clavado en el suelo. Y simplemente se quedó ahí mirando cómo el amor de su vida se frotaba contra otro.

Suspiros y gemidos bajos eran lo único que se escuchaba además del rápido latir de su propio corazón. ¿Desbocado o destrozado?

Tal vez esa era la razón de que Draco hubiese tirado las flores a la basura y los chocolates a un cajón en su escritorio. Su novio era Zabini. ¿Y porqué no decirlo? ¿Acaso todo este tiempo se había estado burlando de él?

Ahora solo quería salir de ahí, pero no había manera de hacerlo sin ser descubierto. Era una vergüenza que quería evitar.

"Basta... Blaise." Fue duro escuchar a Draco decir un nombre que no era el suyo con ese suspiro excitado que había movido algo en sus pantalones.

Zabini no se detuvo realmente, solo movió sus labios hacia el blanco cuello de Draco. Haciendo que Draco se desenredara de él y lo empujara.

"Dije... Basta... Si quieres seguir con esto solo debes casarte, sabes lo que quiero y cómo funciona esto, Blaise." Dijo Draco arreglando su ropa mientras Zabini soltaba un bufido poco elegante y tomaba su túnica, acomodando su propia ropa.

"Vamos Draco, ya sabes que no puedo hacerlo. Sería contraproducente para mis negocios casarme con un ex mortífago recién juzgado."

"Bien, piérdete. Tengo cosas que hacer." Draco se encogió de hombros y volvió a sentarse tras su escritorio.

Harry se quedó observando la interacción, ¿no eran novios? ¿Draco quería casarse con Zabini? Podía ver algo claramente y era que Zabini era estupido. El mismo Harry Potter daría cualquier cosa por casarse con Draco y Zabini no lo hacia por algo tan tonto, banal y simple como la reputación y el dinero.

Harry vio en ese lugar su oportunidad, sólo debía tomar ventaja de Zabini y arrebatarle el corazón de Draco.

El sonido de la chimenea lo hizo voltear viendo salir primero a Hermione y luego a Ron, con una sonrisa.

"¡Hey! No te he visto en siglos compañero" Su pelirrojo amigo se acercó y lo abrazó.

"He estado en misiones y así" Harry trato de hacer que su voz sondara sincera, ciertamente falló, y la cara de sus amigos se lo hace saber.

Ron, al que había visto menos que nada al trabajar con George en el callejón Diagon se acercó a él y le dio un amistoso apretón en el hombro, como intentando tener su atención "Aún así estas en casa cuando ya habíamos reservado este día para comer." A pesar de verse contrariado, Ron sonrió al decirlo.

Harry, que solo sabía que era Miércoles, porqué Draco comía todos los miércoles en la mansión con su madre, miró a sus amigos y sonrió apenado, esperando ser perdonado, pues en algún lugar de su mente, que no era ocupado por Draco, recordaba una reservación para comer. "Lo olvide, pero fue por él trabajo. De verdad que he estado ocupado."

Hermione lo miro expectante para luego mirar la pared tras él, como si aquella le diera más respuesta que su amigo frente a ella, suspiro y respondió "Si bueno, Harry, no creo que..." con un suspiro más pesado, parecía no decidir si decir algo más o no.

Quien no dudó en completar lo que decía la otra fue Ron, que parecía más que dispuesto a hacer notar lo obvio. "No creo que acosar a Malfoy sea parte de tu trabajo" señaló Ron a la pared. Harry movió su varita y el horario de Draco desapareció.

"No es así, sólo quiero saber cuando es el mejor momento para darle mis regalos." Harry algo azorado al ser descubierto, siguió mirándolos y esperando que no siguieran el tema. Cuando fue claro que apenas empezaba, se tiró en el sofá cercano y dejó caer su cabeza hacia el respaldo.

Su amiga, que parecía repuesta y lista para su seguramente ensayada intervención, habló "Harry, Malfoy ya te ha rechazado. Escuche que ha pedido una orden para bloquearte su puerta. Y no digo que no merezcas ser feliz y enamorarte..." mientras hablaba se acercó a Harry y acarició su cabello con ternura.

Ron, interrumpió a su novia. "Pero, ¿porqué de Malfoy? A sido una espina en el costado desde que lo conocemos y no veo..." un golpe en el brazo lo hizo callar.

"Ronald, basta, no es así como íbamos a hacerlo." Reprendió al pelirrojo.

Sonándose el otro le respondió "Pero míralo, esta enloquecido." Se miraron el uno al otro y al final fue Ron quien levantó los brazos en señal de rendición.

Harry, que notó todo lo qué pasó deseo tener algo así con Draco. Pero fue distraído de sus pensamientos y añoranzas por la castaña que tocó su brazo lentamente y tomó su mano cuidadosamente.

"No me refiero a eso, pero Ron tiene un punto."

"Yo..." Harry intentó contestar y Ron negó con la cabeza, pidiendo que esperara.

Su amiga continuó hablando. "Mira, cuando dije que podías intentarlo no me refería a acosarlo y obligarlo a aceptar" la mirada que le dio fue de reproche, pero apenas y tocó algo de Harry, él sabía lo que quería, ¿y si no luchaba por ello quien lo haría por él?

"Yo no lo he obligado a nada, sólo quiero que me conozca y vea que soy bueno para él. Entonces podremos ser felices juntos y casarnos." Sus palabras fueron firmes y decididas a pesar de todo. Tal vez fue eso lo que hizo que a Hermione suspirara y lo dejara en paz.

Ron río y negó con la cabeza, pareciendo divertido "¿Pero admites que lo acosas? Aún no lo has negado. Hermano, deberías oírte hablar. Harry, esto no puede convertirse en sexto año. Mucho menos si quieres que salga contigo."

En esencia, Harry había vuelto a sexto año. Y si hubiese tenido un mapa del ministerio lo hubiese usado sin dudarlo. Lamentablemente, tenía que hacerlo a la antigua, siguiendo a Draco con su capa de invisibilidad y usando a Kreacher para vigilarlo. Tal vez solo intentándolo, porque Keacher se negaba a cooperar, vigilaba a Draco, pero al preguntarle sobre lo que había hecho, Kreacher respondía que Harry Potter debería dejar en paz al noble heredero Malfoy, que debería dejarlo con alguien que si lo mereciera y se iba sin más.

Y aquí estaba Harry discutiendo nuevamente con Kreacher.

"Olvídalo Kreacher, no dejaré en paz a Draco. Si Zabini lo quisiera, ya se habría casado con él. Ahora vete, yo mismo lo vigilaré."

Harry sentía su cabeza doler, se masajeo las sienes y comenzó a redactar una baja por enfermedad. Le gustaba ser auror, pero le gustaba aún más Draco. Y era primordial arrebatárselo a Zabini.

"Oh, Harry. ¿Como te sientes? ¿De verdad no quieres que vaya a cuidarte? ¿Ya haz tomado la poción? ¡Deberías internarte en San Mungo! ¿Sabes lo peligrosa que es la Viruela de Dragón, Harry!? ¡Por si no lo sabes, tus abuelos murieron debido a ella!" Hermione se asomada por la chimenea dispuesta a entrar y desempeñar su papel de madre preocupona.

"Vamos, Mione. Harry no se enfermó porque quiso, ademas es muy riesgoso para todos estar con Harry en este momento. Déjalo descansar, seguiremos enviándole pociones y comida. Lo apoyaremos desde aquí." Ron intento tranquilizar a su novia a pesar de que el mismo parecía intranquilo.

"No para mí. Soy nacida de muggles, Ron. Puedo hacerlo, será mejor para él. Inclusive si me contagio no será tan severo." Dijo con ojos lagrimosos y prácticamente desesperada.

Harry sostuvo el glamour e intentando hacer una cara enferma intento enterrar la culpa que sentía al preocupar de esa manera a sus amigos. Tal vez había exagerado, pero "contraer" viruela de dragón era la única forma de que nadie lo estuviera molestando durante su "investigación".

"Estaré bien. Kreacher me ha estado cuidando muy bien. Si necesito algo les enviaré una carta. Descansaré mientras tanto." Harry se despidió de sus amigos tratando de ignorar los ojos llorosos de Hermione y la sonrisa forzada de Ron.

Después de arreglarse con ropa cómoda de investigación, Harry tomó su capa y se apareció en el ministerio.

Sabía que los viernes Draco salía temprano pero no regresaba inmediatamente a casa, así que debía averiguar a dónde iría.

Lo siguió a las chimeneas y lo escuchó decir su destino. Sería fácil para él aparecerse ahí, ya había estado en la mansión Nott.

Se apareció en el salón y busco a Draco, lo vio subiendo las escaleras y girar a la derecha. Lo siguió en silencio, lo más despegado que pudo sin perderlo de vista.

"Theeo" saludo el rubio a un chico moreno que apenas y recordaba haber visto alguna vez en Hogwarts.

El chico levantó la vista de sus papeles y asintió. "Draco, ¿Que te trae por aquí?" Dejó todo y le presto atención al rubio que rodeó el escritorio y se sentó en su regazo, acomodándose mientras Nott acariciaba de sus piernas hasta su cintura y lo acercaba a él.

Harry igual que en la oficina de Draco, tardó en procesar lo que veía, y darle sentido. ¿Zabini no era su novio?

"Draco, yo..." Nott no podía hablar y Harry no lo culpaba, mas bien envidiaba. Draco dejaba pequeños besos húmedos por el cuello y mandíbula.

"¿Si, Theeoo?" Draco respondió con una sonrisa y lamió despacio desde la clavícula hasta la oreja, haciendo que Nott suspirara y Harry lo envidiara.

"Quiero, de verdad... Pero..." Nott estiro su cuello para ayudar a Draco a besar y lamer más, y movió sus manos por el pecho y la cintura del rubio. Cuando llegó a su cadera la aplastó contra si levantando un poco las suyas del asiento.

Draco ahogo un gemido, mordiéndole el cuello. "Peero" canturreó como respuesta con la cara placenteramente relajada.

Por su parte, Nott torció su cara para acercarse al cuello pálido lamiendo el camino y susurró junto a su oído. "Si me esperas unos años, yo podría..."

"No puedo, Theo, lo necesito ahora." Fue el turno de Draco de darle espacio para besar y morder.

Nott se separó un poco de Draco, solo lo suficiente para quedar cara a cara y le dio un suave beso, tomó su rostro y lo acercó tanto como para rodarse las narices. "Espera un poco más, necesito más tiempo, mi padre solo me dejó un desastre, a pesar de que termine libre de cargos e incluso mi padre no fue acusado." Draco negó y sacó su rostro de las manos de Nott.

"Theo, debo hacerlo ya. Estoy a punto de cumplir 19, sabes lo que significa." Draco se levantó de su regazo y camino frente al escritorio.

"Lo sé pero yo... No, Draco. Quédate" La voz de Nott pasó de relajada a asustada y lastimera. Pero eso no detuvo a Draco que se despidió con un gesto de la mano e ignoró al otro.

Este tipo de escenas en las que alguien iniciaba contacto con Draco se repitió varias veces más, aunque jamás iba más allá de los besos.

Parecía que los besos de Draco eran los mejores ya que ninguno había rechazado al rubio y siempre le pedían esperarlos, a lo que un Draco enfurruñado se iba inmediatamente.

Harry siempre lo seguía, imaginándose el mismo en el lugar de los otros, teniendo entre sus brazos sal rubio, siendo el el causante de sus suspiros. Pensando en lo estúpidos que eran los sangre pura.

Entró a la oficina detrás de Draco que regresaba de su hora de comer.

Draco se comportó extraño, mirando primero de frente y luego de reojo hacia él. Pero era imposible que supiera que él estaba ahí, no con la capa. Bueno, ya lo había descubierto una vez.

Harry, sin embargo, no se movió ni un centímetro desviando su mirada de Draco. Tal vez se sentía observado.

"Estupefacto" Draco levantó su varita tan rápido que Harry solo pudo esquivarlo por poco. "Petrificus totalus" Draco lanzó otro hechizo y si Harry no se hubiese puesto en cuclillas, lo abría golpeado sin problemas.

"Revelio" intento una vez más sin éxito.

"Estoy enloqueciendo, ya lo siento en todas partes. ¡Ese estupido Potter! ¿No puede solo desaparecer?" Refunfuño Draco.

"Querido, deja de hablar solo, es aterrador." Pansy Parkinson entró como si fuera su casa.

"Oh, Pansy. ¿Qué tal?" Draco saludó a su amiga, que caminó hacia él y tomó asiento en sus piernas quedando cara a cara.

Harry desde una esquina miraba todo con la boca abierta. ¿Que pasaba ahora entre Parkinson y Draco? ¿Y Zabini? ¿Y Nott? ¿Pucey?

Párkinson tomó el rostro de Draco y comenzó a besarlo mientras el otro se dejaba hacer. Harry analizaba toda la información sin llegar a ninguna conclusión, intentando ignorar la nueva escena ante él y el sonido de ella.

"Draaco, ¿porqué no olvidas todo esto y simplemente lo hacemos sobre tu escritorio?" Parkinson prácticamente ronroneó mientras se frotaba sobre Draco, haciéndolo jadear.

"No" dijo Draco tajante y la botó de su regazo, ignorando la queja de ella al tocar el suelo.

En ese momento entró la lechuza diaria de Harry.

"Vaya, veo que Potter sigue detrás de ti" se rió Parkinson.

"Ese bastardo no acepta un no" gruño Draco tomando los regalos y tirándolos a la basura.

"¡Espera! Yo quiero esos chocolates." Pansy los tomó antes de que cayeran al cesto. "Después de todo, no dejemos que el elegido tire su dinero a la basura." Rió con saña.

"Lo poco que me importa, estoy harto de tener que rechazarlo, no está aquí porque bloquee mi oficina, pero no he tenido descanso de él o sus regalos desde hace meses." Miró a Draco apretar su tabique con un suspiro.

"Oh vamos, Draco, Potter no está mal. Bien podrías divertirte un rato con él y seguirá su camino." Draco rodó los ojos y bufó.

"Si quisiera divertirme lo haría con alguno de ustedes, no con San Potter. Además, no soy un juguete que usar y tirar. Solo quiero un matrimonio seguro" tomó su pluma e intento arreglar y terminar de llenar el papeleo en su escritorio.

Parkinson se acercó al escritorio y atrajo el rostro de Draco a qué la mirara, con voz melosa le habló"¿Y porqué no mejor te casas conmigo?"

Con un brusco movimiento apartó su rostro "¿Estás loca mujer? Necesito a alguien neutral, tú intentaste entregar a Potter, incluso yo no me atreví a tanto." Rió a costa de Parkinson

Molesta, la pelinegra se alejó del rubio para sentarse en el sofá de enfrente "Quisiera haberte visto en mi lugar. ¡Estaba aterrada! Claro que lo iba a entregar, mi vida es más valiosa que la suya." Parkinson se cruzó de brazos.

Draco se llevó la mano al cabello y lo despeino con rudeza, dejándolo caer sobre su rostro sin siquiera verse despeinado "Lo sé, lo siento Pansy. Pero necesito un buen matrimonio para darle a mi madre la vida que nunca debió perder. Usa esos vestidos de pésima calidad solo porque yo se los doy, finge que no le importa pero yo lo sé mejor, añora la vida que una vez tuvo." Suspiró y miró en dirección a Harry, como perdido.

"Dray, tú madre solo quiere lo mejor para ti. Se sacrificaría sin dudarlo, te ama, no le importa nada más que tú estés bien." ablandándose un poco, Parkinson hablo comprensivamente.

"Y yo quiero lo mejor para ella. No quiero que se sacrifique más. Quiero que disfrute la vida que merece. Necesito levantar mi nombre del fango, necesito un matrimonio ventajoso, pero al parecer no tengo nada para conseguirlo." Al final Draco tenía la cabeza entre sus brazos, desahogando sus penas con su amiga, que viéndolo con cariño se acercó a él y acarició cabeza mientras se sentaba en él escritorio. Después de algunos minutos en los que Parkinson consoló a Draco, finalmente le levantó el rostro y habló.

"Si me lo preguntas, el mundo apesta, es simplemente un lugar retorcido, donde es mejor preocuparte por uno mismo y por lo qué quieres lograr, tus propios deseos." Draco asintió a Parkinson.

"Lo es" suspiró al final.

Y Harry... Harry solo pudo observarlos acuclillado en una esquina.