Todos los personajes de esta historia son inventados, a excepción de Elian, el Capitán Leisma, que ya la conocéis.
Espero que os guste este primer capítulo y que me mandéis muchos reviews en respuesta.
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Capítulo 3. Capitán Jack Sparrow, si no te importa.
Las islas en forma de cruz quedan a la izquierda, pero a la derecha no se ve nada, ni roca ni nada. –pensé- ¿a ver si el de la taberna me engañó? Y la brújula estaba loca, giraba para todos los lados.
-¿Tienes idea de dónde puede estar? –pregunté a Will-
-Nunca he estado por aquí. –respondió él mirando hacia los cuatro polos-
-¡Leone, sube arriba y dime que ves!
Así lo hizo, subió como si de un mono se tratara hasta lo más alto del barco. ¡Tierra a la vista! ¡Por el este! ¡La cruz ya lo dice bien claro! –exclamó desde arriba-
-¿La cruz? –me pregunté a mí misma-
No tuve más remedio que subir para ver lo que estaba viendo Leone. La forma de cruz de las islas se alargaba más por la parte derecha indicando que era para donde ésta indicaba.
-¡Will! ¡Gira rumbo este! –exclamé desde arriba- ¡Preparaos por si hay que luchar!
Todos sacaron la artillería del barco y la suya.
.....
-Capitán, un barco se dirige hacia nosotros.
-¿Un barco? –me pregunté-
Cogí el catalejo y miré, a lo lejos veía un barco.
-¡Es francés capitán! –dijo uno de la tripulación que estaba arriba-
-¡Sacad los cañones! ¡Y preparaos para luchar!
-¡Bien! ¡Hace tiempo que no luchamos! –exclamó uno que había no muy lejos de Jack-
-.... un momento... –observé bien con el catalejo- ese es Will, sí, Will Turner. –se balanceaba sin saberlo- ¿Qué hace aquí? Y aquella es Elizabeth si no me equivoco... ¿Quién lo capitonea...? No puede ser...
-¿Capitán le pasa algo? Habla solo.
-Nada, tened cuidado, son piratas.
-¿Piratas? ¿En un barco francés?
El barco se les acercaba sin prisa pero sin pausa.
-Yo me voy...
Soy un cobarde...pero no tengo elección.
...
Los dos barcos estaban a pocos metros cuando la tripulación de la Perla Negra se abalanzó sobre la nuestra. ¡¡Un momento!! –exclamé- ¡¡No queremos luchar!!
-¿Cómo que no quieren luchar? –preguntó uno de la tripulación del otro barco que ya tenía un pie en el nuestro.
-¡Dónde está vuestro capitán! –exclamé aún desde arriba-
-¿Capitán? –se preguntaron todos buscándolo menos el que se había quedado en medio de los dos barcos que se había quedado encallado sin poder tirar ni para un lado ni para el otro-
Desde mi mástil salté hasta su barco, caí de pie entre ellos, el corazón me latía con fuerza, baje a su, bueno al que era mi camarote.
.....
-Mierda ya baja. –susurré-
Sentía sus pasos bajando las escaleras, parecía tranquila. La puerta se abrió lentamente, sin hacer ruido. Tenía la misma cara enfadada que la otra vez. Cerró la puerta de golpe y se puso delante de mí, la miraba de lado.
-Maldito... –dijo dándome un puñetazo con la derecha en la cara- canalla.
-Esa no me la merecía –dije volviéndome hacia ella-
-Bastardo –me arreó otro con la misma-
-Esa puede...
-.....-otro con el izquierdo-
-Esa sí. –dije acariciándome la parte dolorida- A que has venido...
-Mi medallón.
-eee... no...-vacilé- el medallón es mío.
-Ja. ¡Dámelo o te doy otro!
-Vale, vale, pero no te lo voy a dar.
-...Jack... –dijo enfadada-
-Está en la cueva junto al tesoro, por allí...-se balanceó- perdido...
-¡No!
-..... –Vi que levantaba el brazo- vale no está ahí...
Sin saber muy bien por qué se abrazó dejándose caer sobre mí, yo también la abracé, me moría de ganas de haberlo hecho cuando la vi pero no me dejó. Primero me pegas y luego me abrazas, eres complicada de entender… -dije-
-Me moría de ganas de hacerlo. –susurró-
Su mirada ahora era tierna, ya no tenía esa llama que tanto me gusta. Nos costó separarnos.
-Reglamento. –dijo-
-Bien, habla. –Dije sentándome en la silla junto a la mesa-
-Quiero que me devuelvas la Perla y el medallón.
-… verás… va a ser un poco… difícil, sí.
-Bueno, empecemos por el medallón, donde está. –Dijo con diferente tono de voz-
-…dentro de mí –dije abriendo los brazos-
-Me estás provocando.
-Puede. Regístrame si lo deseas.
Si quieres recuperarlo tendrás que registrarme –pensé-. La técnica no falló, se acercó hacia mí, me agarró fuerte de la camisa haciendo que me levantara de la silla y tirándome en la cama, no creo que hiciera lo mismo que con los otros, se sentó lentamente sobre mí, primero una rodilla y luego la otra dejándose caer sobre mí. ¿Crees que esto está bien? –pregunté-
-Solo estoy buscando el medallón.
-¿No tienes otra forma? Más… no se… –Pregunté alzándome un poco- Por que si continúas así me vas a volver loco.
Volvía aquel fuego a su mirada pero ésta vez más relajado. Sí…-susurró-. Sin darme cuenta noté sus labios sobre los míos, había vuelto a recordar lo que sentía antes, me estaba besando igual que lo hacía en aquel entonces, yo no podía parar de besarla también, me gustaba. ¿Me tocaría recibir el golpe que me dejaría inconsciente sobre la cama? ¿O se dejaría llevar? … Aquello se había cada vez más intenso, necesitaba más, quería más, la deseaba con tal locura que no podía contenerme. De los labios pasó al pecho, con sus manos me buscaba el medallón pero no lo encontraba, creo que al final desistió por que no podía contenerse.
Ahora era yo quien le quitaba la ropa, como había hecho ella antes conmigo, me recorría todo su cuerpo besándola y acariciándola. Me paré justo cuando le desabrochaba el cinturón. ¿Crees que esto está bien? –Volví a hacer esa pregunta-. Con la mirada me respondió, tampoco podía dejar eso así, ya habíamos empezado lo que se acabó hace tiempo.
…….
Arriba todos los tripulantes de las embarcaciones hablaban, algunos incluso riéndose, se habían hecho amigos, y lo de pelear había quedado atrás. Yo estaba junto a Elizabeth en popa, al lado de Lían que casi siempre estaba con nosotros.
-¿Qué crees que estarán haciendo? –Preguntó Elizabeth-
-Estarán con el reglamento… -supuse- O estarán hablando.
-¿Tú que crees Lían? ¿Tú que la conoces? –preguntó ella-
-No sé, se puede esperar de todo, pero con Jack no se puede hablar mucho.
-Eso es verdad. –dije-
…..
Acabábamos de hacer lo que no habíamos hecho en mucho tiempo, lo había sentido más que antes, será que aún la quiero. Ella aún seguía encima de mí, totalmente desnuda al igual que yo.
-…Tengo…-respiró- el medallón… –dijo con una expresión en su cara que no conocía-
-¿Dónde estaba? –Pregunté aún respirando fuerte-
-En el bolsillo…de tu pantalón.
-Ya decía yo que lo había puesto en algún sitio… y no sabía donde –dije para mí- ¿No te habrás aprovechado de mí?
-Jamás haría eso contigo.
-Eso me tranquiliza –intenté levantarme pero ella me tapó la boca con su mano-
-Ssshhh. ¿No notas algo raro? –dijo ahora más bajito-
-Bueno, estás encima de mí…
-¡Eso no! Arriba no se oye nadie y es muy raro, hace poco se oían hablar y reír.
-Es verdad.
Los dos nos miramos y dijimos lo mismo a la vez "Barbosa". Nos vestimos tan rápido como pudimos.
-Quédate el medallón –me dijo-
-¿Pero tanta guerra que has dado y ahora me lo das?
-No, si es Barbosa quien hay arriba me querrá a mí junto con el medallón.
-Captado.
-¿Algún plan? –preguntó-
-Primero saldré yo, por que soy el capitán de éste barco y por que luego saldrás tú.
-Eso aún está por discutir si es tu barco o no.
-A mí no me importaría usar otra vez el reglamento…
-Jack.
-Vale, vale.
-¡Ese es mi gorro!
-A sí, lo siento.
Me fui para la puerta pero cuando estaba a punto de abrirla me giré y le di un beso, como si fuera el último acompañado de un susurro "no quiero volver a perderte ahora que has vuelto", esa frase hizo mostrarle una sonrisa en la cara. Si sales con esa sonrisa van a saber lo que hemos hecho.
-A ti también se te ve alegre.
-Dame un puñetazo.
-¿Qué te de que?
-Hazlo. –Me dio uno con la derecha pero se notaba que lo había sin querer- Ahora estoy de más mal humor.
-Arriba.
Subí lentamente las escaleras, saqué la cabeza antes de salir entero para observar el panorama, Barbosa había vuelto, estaba en la cubierta del barco, su tripulación hacía por dos la mía y la de Elian. Si luchábamos estaríamos muertos y yo sin pirata y sin barco.
-Veo que te acuerdas de mí…-dijo una voz detrás de mí-
-Por desgracia… sí.
-¡Sal de ahí! –Exclamó apuntándome en la cabeza con su arma-
Acabé de subir los cuatro escalones que me quedaban con la mirada atenta del cañón de la pistola sobre mi cabeza, miré a Will y a Elizabeth que estaban en la misma posición que yo y con la misma atención puesta en las armas que les apuntaban. Lían estaba con ellos. ¿No prefieres hablar? –pregunté irónico-
-Contigo no se puede hablar.
-Bueno sí…
-Anda.
Me obligó a ir al centro de la cubierta, atentos por la mirada de todos los otros.
-¡Donde está Leisma!
-Me parece que buscas en mal sitio.
-No, busco bien –miró a Lían- Sé que está contigo, en este barco.
-Te haré otra pregunta ¡Y el medallón!
-Ella, me lo ha robado…-dije balanceándome-
-¿Una pirata te ha robado un medallón robado?
-El medallón era suyo.
-El medallón lo quiero yo y a la pirata también.
…..
Subí las escaleras sin que se me notara, uno por uno fui dándole un golpe en la nuca y tapándole la boca para que no gritara, lo hacía con todos los que eran de Barbosa, no muy lejos sentía a Jack y a Barbosa hablar de mí. Cada vez iban quedando menos.
-¿Capitán y nuestra tripulación? –Preguntó uno de los tripulantes que quedaban de Barbosa-
Con la mirada y con algún que otro gesto me comuniqué con Lían, en cuanto disparara empezaría la guerra. Así fue, disparé con el arma y aprovechando que todos estaban distraídos empezamos a luchar, con espadas y armas, una guerra cuerpo a cuerpo.
Todos luchando contra todos, Will protegiendo a Lían y a Elizabeth, yo acabando la faena de aquí, Jack intentado volver a matar a Barbosa, y los otros contra los que pillaban. Vi que Barbosa podía con Jack, pues es más grande y robusto que él así que me dejé ver entre la multitud. ¡Barbosa! –exclamé-
-Leisma…-susurró-
Se acercó dejando a Jack de lado, cuando lo tuve delante le empecé a dar puñetazos y patadas por todo el cuerpo, haciendo que se quedara bloqueado. Después Jack se metió en la lucha con su espada.
Luchábamos Jack y yo contra Barbosa, pero éste parecía ser más hábil con la espada y más ágil, esquivaba bien los encajes de espada. Aunque fuéramos más que ellos, no pudimos ganarles y eso que entre todos habíamos echado a perder media de su tripulación.
El caso es que Jack estaba sin espada y sin arma, yo arriba en lo más alto del mástil, observando que Lían, Will y Elizabeth estuviesen bien. ¿Me quieres a mí, no? Pues sube.
-Vas a tener que bajar tú. –Dijo Barbosa-
-Si tanto me quieres vas a tener que bajar, además mira lo que tengo. –Me enseñó el medallón que tenía en su mano-
-No hagas ninguna locura…-susurró Jack mirándome-
-Yo tengo un arma apuntando a mi cabeza, devuélvele eso a quien le pertenece o me vuelo la cabeza.
-Tipo eso… -volvió a susurrar-
-Si no bajas no volverá a ver a tú estimado Jack nunca más. –le seguía apuntando con el arma en la cabeza-
-…
No tuve más remedio que bajar. Mientras bajaba miré a Lían, intentaba decirle con la mirada que por nada del mundo hiciera una locura semejante a la que tenía en mente, adiviné que quería darle la cruz por su expresión, temblorosa y pálida a la vez que aterrada por lo que me pasaría.
-Bien… -dijo mirándome de reojo-
Bajó el arma que apuntaba a Jack pero me la pasó a mí, me apuntaba al corazón.
-No hagas ni un movimiento de los tuyos o no vivirás.
Lo miraba desafiante.
-¡Vosotros hundid el barco francés! –Ordenó a su tripulación- Tú te vendrás conmigo, con el medallón.
Me cogió del brazo, me hacía daño, pues me apretaba mucho con su manaza.
-Como le toques un…-susurró Jack apretando los dientes-
-¿Un pelo? –Preguntó- No… voy a hacer lo que se le hace a una mujer como ella.
-¡Maldito! –exclamó Jack queriéndose abalanzar sobre él pero dos hombres que lo cogían por los brazos se lo impedían-
Miré a Lían, éste tenía lágrimas en los ojos. ¿Puedo despedirme de mi hijo? Por favor. –dije sin esperanzas de volver.
-Claro… -dijo soltándome pero escoltada por tres de sus hombres-
Anduve tan rápido como las piernas me daban, caí de rodillas delante suyo abrazándolo tan fuerte como podía, él también me abrazaba fuertemente mientras me susurraba "no te vallas", las lágrimas se le caían al igual que a mí. Se fuerte –le dije- y nunca, nunca mires atrás.
Me levanté mirando a Will y a Elizabeth despidiéndome de ellos, Will le puso la mano en el hombro de Lían y éste se cogió a él, llorando sin parar, los tres hombres mi tiraban para atrás, por último miré a Jack llorando, su mirada era intensa, llena de rabia y de lágrimas que lentamente se le iban rozando su piel.
Se hicieron dueños de la Perla Negra, maniataron a Jack, Lían, Will y Elizabeth. La tripulación enemiga ya había echado a perder el navío francés, luego subieron al barco en que venían, dejando una parte de ella en la Perla, allí estábamos aún nosotros. Los llevaron cerca de una pequeña isla no muy lejos de allí.
-¡Salta! –Exclamó Barbosa-
Jack estaba en una tabla que sobresalía del barco, maniatado aún, le exigían que saltara. Yo estaba maniatada al lado de Barbosa y de tres hombres que me cogían de los brazos, su mirada me dijo adiós antes de saltar de cabeza al agua. Después iba Lían. Lo cogieron entre dos y lo subieron al principio de la tabla, en su rostro radiaba el miedo y la angustia. Lo iban empujando hasta que no tuvo más remedio que saltar. Los siguientes Will y Elizabeth, ella se agarraba tan fuerte como podía a él, lo mismo hicieron, saltaron y nadaron todos hasta la isla. Allí sería la última vez que los vería.
Me llevaron al camarote del que ahora era capitán, me tiraron como si fuera un trapo sucio al suelo y cerraron la puerta.
…..
-¡Mierda, mierda, mierda! –Exclamó Jack dando golpes con el puño en la tierra-
Yo no tenía ganas de hablar, solo tenía en mente a Elian y los buenos momentos que hemos pasado juntos. Jack se sentó el en suelo, flexionó las rodillas, apoyó la cabeza en sus brazos y éstos apoyados en las piernas y se puso a pensar. Elizabeth se alegraba de que todos estuviéramos bien y que nos hubiera pasado nada, Will se intentaba quitar la cuerda ya floja que unía sus manos.
-Jack, aún no está todo perdido. –Dijo Elizabeth-
-Yo ya lo he perdido todo –remugó-
-Barbosa solo tiene una parte del medallón. –Dijo Will-
-Ven aquí… -susurró a Lían que estaba solo-
Me senté a su lado y él me abrazó, yo no podía evitar volver a llorar.
-Te decía que Lían tiene la otra parte del medallón, la cruz que lo abre. –Acabó la frase Will-
-Ya sé que él la tiene, y eso lo complica todo.
-No lo complica. –Murmuró Elizabeth-
-Ahora volverán a por nosotros y no van a ser tan amables como antes.
-¿Tanto te importa ese medallón? ¿O lo que éste pueda tener? –Preguntó Will-
-El medallón posee el mapa de un gran tesoro, ¿Es que no ves que solo quiero el medallón para tenerla a ella?
-¿Entonces el mapa? –dijo Elizabeth.
-¡El mapa se lo puede quedar Barbosa, se lo puede comer si quiere! –Exclamó- …pero que me devuelva a mi niña… -susurró-
Hablaban sin llegar a algo en concreto, yo seguía abrazado a él, ahora era lo único que me quedaba. Bien sabía que Barbosa volvería a por nosotros, bueno a por mí, pero Elian no le diría tan fácilmente como se abre el medallón, por lo menos eso creo.
Por la noche Jack no paró de beber el licor que había escondido en la isla, un botín de otros piratas. Se emborrachó hasta quedar dormido en la arena, yo intentaba dormirme observando las miradas atentas de Will y Elizabeth puestas en el horizonte, no mediaban palabra, y algunas veces se miraban y se sonreían pero luego volvían a fijar la mirada en el mar.
……..
Yo seguía sentada en la cama, recostada en la pared con una pierna flexionada apoyando un brazo y la otra estirada, había logrado quitarme los grilletes, pues me hacían mucho daño y me habían dejado una marca ensangrentada. Desde allí sentía los diálogos, las conversaciones, las peleas y los ronquidos de la tripulación, también desde la ventana podían ver el otro barco, iba más avanzado que la Perla. Sentí pasos que venían hacia mí, la puerta se abrió.
-Tenemos que hablar –dijo Barbosa entrando con el medallón en mano- ¡Qué sabes del medallón!
-El medallón es mío. –dije sin mirarle-
-Eso ya lo sé.
-Sé que este medallón es especial, dentro de él hay un mapa de un gran tesoro.
-Qué descubrimiento…
Me giró la cara con un golpe que me dio.
-¡Cómo se abre! –Exclamó- No me digas que se abre por la tapa, sé que debajo de la foto de ésta mujer está el mapa.
-Esa mujer es mi madre. –dije mirándole desafiante y llena de rabia-
-Sí… os parecéis mucho, además es preciosa, igual que tú. –Dijo acariciándome la pierna-
No dejé que siguiera acariciándome por que flexioné la pierna para adentro.
-Se me está acabando la paciencia.
-…. –seguía sin mirarle y sin mutar palabra.
-Ya hablarás. –Dijo acercándose- …por las malas… -susurró al oído-
Dicho eso se fue dando un portazo y subiendo las escaleras enfadado.
No quería pensar en lo que me haría, y aunque hablara haría lo mismo, esa sería mi vida a partir de ahora, sin libertad, sin nadie a quien querer, siendo la posadera de un pirata asqueroso, sin poder huir ni escapar. …Jack… -susurré-
Por la noche uno de su tripulación bajó, traía una bandeja con comida, un plato de estofado con verduras y una manzana como postre. Después de comer te pasaré a buscar para ir a otro camarote donde Barbosa te espera –me dijo eso dejando la bandeja encima de la mesa-. Parecía buen hombre, su mirada llena de compasión. Me comí aquel plato como si fuera mi última comida, no quería acordarme de lo que pasaría después.
…..
-Vamos. –Dijo abriendo la puerta-
No tuve más remedio que seguirle, no iba muy lejos, al camarote contiguo, un poco más pequeño que el del capitán. Estaba oscuro pero la presencia de Barbosa se notaba nada más abrir la puerta. El tripulante nos dejó solos cerrando la puerta a la vez que se iba. Su cara se clareaba a la luz de la luna que entraba por las rendijas de la ventana, me miraba de una manera que me hacía sentir mal, picarona pero a la vez con ganas de pasar un buen rato. Habría que decirlo por él no por mí.
En sus manos sujetaba un vestido de color crudo, muy descotado y con la espalda al descubierto con una raja desde el muslo hasta abajo. Ponte el vestido –dijo mirándome fijamente- pero quítate lo que llevas lentamente, para que pueda contemplar la exuberante belleza de tu cuerpo a la luz de la luna.
Si esas mismas palabras me las hubiera dicho Jack lo hubiera hecho con mucho gusto, incluso el buen rato lo pasaría yo también, pero las palabras estaban en la boca de Barbosa. Empecé quitándome la chaqueta de lino, sin quitar la mirada sobre él por si hacía algo adelantado, después el "sujetador" hasta verme los pechos con esa mirada que ahora saltaban chispas, noté que se acercaba, pero con la mirada le dije que se estuviera quieto, si más no que se esperara. En su miraba notaba cierta angustia, deseaba tocarme pero se lo impedía, fui bajando mis manos acariciando mi cuerpo hasta llegar al pantalón, agarré con fuerza el cinturón y tiré, pues estaba duro, cuando logré quitármelo me desabroché el pantalón, ahí ya se puso más nervioso, el deseo lo carcomía, y yo seguía sin dejar de mirarle a los ojos.
Lentamente me bajé el pantalón, la expresión de su cara cambió completamente ¿Qué se esperaba? ¿Qué vería lo que no le iba a dejar? No lo lleva claro. Debajo del pantalón llevaba ropa interior, parecido a un "tanga" ¿Qué se pensaba que iba a ir como un cerdo? Pues se equivoca. De ahí no paso.
Mi ropa la tenía él en sus manos, la acariciaba y la olía. Huele como tu piel… -susurró-
Eres preciosa… -volvió a susurrar-. Se acercaba a mí lentamente con el vestido en mano, se agachó y abriendo el vestido para que yo metiera los pies en el, luego me lo subió acariciándome el cuerpo, primero las piernas, después las caderas, el tronco y acabando en el pecho, se dio la vuelta y me ató el vestido por detrás, el escote dejaba ver medio pecho. Finalmente se pegó a mí, quería sentir mi cuerpo, después me besó.
-Acompáñame –susurró-
Me llevó hasta el comedor, allí estaban todos sentados alrededor de la mesa repleta de comida y de manjares deliciosos, se ansiosos esperando algo. Todos se alegraron cuando me vieron entrar, con el vestido puesto. Todos exclamaban una frase "¡Que baile!". Me obligaron a subir en la mesa, todos me intentaban acariciar con sus ásperas manos, yo las esquivaba como podía pero eran demasiadas. Barbosa se sentó en la silla presidencial, con un gesto de dedos hizo que unos cuantos tripulantes que sujetaban unos instrumentos empezaron a tocar. Barbosa me pidió que bailara al son de la música, para ellos y para él.
Empecé a moverme al son de la música, todos me miraban y me acariciaban, yo se los impedía pero al final no puedes parar de quitarte manos de encima, aquello era un suplicio. Acabé agotada y aún quedaba lo peor.
