Disclaimer: MSLN no me pertenece, ni sus personajes obviamente, sino que son propiedad de sus propios autores
La Estrella
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"Ya llevaba tiempo notándolo, pero creía que era solo mi imaginación pues, no eran posibles tales suposiciones, era una tontería. Siempre hemos sido amigas, y solo porque yo tuviera un gran anhelo no significaba que este se haría realidad. Pero sin darme cuenta las cosas solo sucedieron así, tan repentino, que mi mente poco podía procesar. Al inicio sentí temor al inevitable rechazo, al no suceder de esa manera, era yo quien se quedaba más confundida. Las cosas solo empezaron así, por mi inevitable cobardía, porque no existía otra manera de mostrar lo que sentía.
Una mañana para ir al colegio, Fate-chan estaba más temprano casi como siempre, pero en lugar de anunciarme, con sigilo me acerqué a ella y la abracé por la espalda, quizás con más fuerza de lo debido, quizás acariciando su plano abdomen más de la cuenta, y quizás pegándome a ella más de lo que políticamente debía como su amiga. Fate-chan solo dio un gritito por la sorpresa que eso le causo, además de un gran sonrojo que se posó en sus mejillas, un leve tartamudeo al hablar, y luego…la solté, disculpándome por el asunto y restándole la importancia como debía, aunque sentir a Fate-chan entre mis brazos era magnifico, si por mi fuera no la soltaría nunca.
Debía destacar una cosa, yo, no solía tomar de la mano a Fate-chan, a menos que solo fuéramos nosotras, sin ningún conocido a nuestro alrededor, porque no quería cuestionamientos extraños, no quería que pensaran que lo hacía más de la cuenta, o más del tiempo de lo permitido, el cual no tenía idea de cuánto era, pero seguro menos del que yo deseaba, son reglas sociales casi implícitas, no olvidando que soy una japonesa y que, según mis costumbres debía ser más recatada de lo que deseaba, de lo que Fate-chan despertaba en mi interior. Otras veces solo la tomaba de su brazo, acercando lo más que se me permitía nuestros cuerpos, sin parecer empalagosa o vulgar, y Fate-chan sufría la misma reacción de siempre, su brillante sonrojo y su tartamudeo ¡Era tan tierna! ¡Tan hermosa! ¡Tan Fate-chan! Nunca se quejaba pese a ser vergonzoso para ella.
No me gusta pasar mucho tiempo separada de Fate-chan, ya que hoy por hoy vamos en tercero de secundaria, los exámenes nos tienen atareadas, además del entrenamiento militar en Midchilda, a decir verdad, me asusta pensar que nuestros caminos tomen rumbos tan distintos en el futuro, aunque no me queda la menor duda de que Fate-chan será la mejor de las enforcers, por ahora solo puedo suspirar. Por eso a veces, nuestras llamadas a larga distancia suelen alargarse más de la cuenta, despidiéndome cada vez con un "te quiero mucho Fate-chan", claro soy corresponida, pero su "querer" y el mío, bien sabía que no eran iguales. O cuando estudiamos en mi habitación, me gusta mucho jugar con Fate-chan, acariciar sus pies con los míos, o entrelazar nuestras piernas en un contacto íntimo sin ir demasiado lejos, y pese a ser yo la desvergonzada, es Fate-chan la que no puede levantar su rostro sonrojado y su expresión contrariada. Mi risa hace levantar su rostro y mirarme, y al verme sonreír tranquilamente, ella me sonríe también.
En cierta ocasión estábamos entrenando con nuestros dispositivos en forma de báculo, hasta ese momento, creía que nuestra capacidad de combate cuerpo a cuerpo era similar o en dado caso, casi la misma, pero me equivoqué, nuestras técnicas sin duda eran semejantes, pero la velocidad de Fate-chan había alcanzado otro nivel, y casi sin pretender, terminé apresada entre nuestros báculos y Fate-chan tras mi espalda, me resistí en un inicio, viendo la mejor forma para liberarme, pero la fuerza de los brazos de Fate-chan me dejaban sin escapatoria, ocasionando que su cabeza reposara cerca de mi cuello, haciéndome sentir su respiración en su esfuerzo y su pecho pegado a mi espalda, lo que hizo a mi piel erizarse y perder todo intento de liberarme que pretendía, Fate-chan estaba casi abrazándome, en realidad, estaba ganando el combate, pero yo me rendí ante ella, sentir su cuerpo sudado pegado al mío en iguales condiciones, con su respiración haciéndome delirar, no sé cómo logré resistirme de voltear y atraparla entre mis brazos y robarle un beso. En cambio, ella me habló extrañada, soltando un poco su agarre que extrañé al instante. En mi nublada conciencia solo atiné a decirle que estaba agotada y que pronto sería hora de ir a dormir.
Oh, sí, Fate-chan era mi delirio y mi perdición, como esa vez en aquel restaurante de comida rápida, donde pedimos un helado, nos sirvieron, pero Hayate, Suzuka y Arisa fueron al baño, y entonces Fate-chan hizo algo que no esperaba, agarró su cuchara, y me ofreció de su helado, dándomelo directamente en la boca, diciendo algo como "Nanoha, di -ah-", esa sí que fue una sorpresa, pero más perdida que barco en altamar, me perdí en su mirada y acepté, era como una fantasía cumplida, y ah, lo mejor fue ver como Fate-chan comía del mismo cubierto, fetiche de japoneses no me pregunten, e inmediatamente después recibí otro bocado, justo cuando las demás regresaron, haciéndonos víctimas de las bromas de Arisa "¿Tan rápido y ya tonteando la parejita? Mira que solo las dejamos sola unos poco minutos", en ésta ocasión fui yo quien no pude evitar mi sonrojo, Fate-chan también, pero se miraba menos perturbada que yo y solo resto importancia a las palabras de Arisa "¿Qué dices? No digas tonterías" rompiendo mi corazón en el proceso, ¿Cómo era posible? Subir al cielo y luego al infierno en tan solo un instante.
Fate-chan era tan inocente, claro que eso no tuvo otras intenciones.
En mis noches en solitario, Fate-chan venía a mi mente, de manera involuntaria, casi insistente, mi corazón anhelaba que nuestra relación fuese diferente, que diera un paso adelante, ser yo esa única persona ante sus ojos, y luego recordaba que podría perderlo todo si me arriesgaba, su amistad era lo más valioso para mí, desde que la conocí, quise protegerla… ¿Es qué…era tan malo querer darle mi amor? ¿Fate-chan podría alguna vez verme de manera diferente? No importaba lo mucho que otros dijeran lo hermosa que yo me había vuelto con el paso de los años, o que pudiera salir con quien quisiera, lo que más me aterraba era pensar que Fate-chan ahora poseía una gran belleza, que muchos y muchas la miraban, ella era una diosa, ella podía obtener lo que quisiera o a quien quisiera, afortunadamente Fate-chan es tan humilde, pues no se pavonea de su belleza ni sus virtudes, al contrario, ella es amable y atenta, y por ahora nadie parece interesarle, y espero que sea así por mucho tiempo.
Estando en la base de entrenamiento, practicábamos las maniobras aéreas hasta derribar un objetivo en el cielo, Fate-chan y yo lo conseguimos sin problemas. La capa de Fate-chan desde hace mucho tiempo era blanca, me causaba nostalgia pensar en la antigua capa negra, y en aquella nostalgia, soledad y tristeza reflejada en su mirada, porque al fin de cuentas ella pudo sonreír, pude verla sonreír, lucía radiante y hermosa. Volábamos a gran velocidad de regreso a la plataforma de entrenamiento, hasta que Fate-chan me alcanzó, y aun yendo a gran velocidad tomó mi mano, y me arrastró para ir en otra dirección, fue tan inesperado, pero yo acepté sin dudar, y volamos juntas por el cielo, con la libertad y rompiendo el viento a nuestro paso, subiendo a lo más alto de las nubes, era tan maravilloso, ver a los dos soles de Midchilda, y Fate-chan no soltó mi mano en ningún momento, hasta que no detuvimos, mientras el paisaje hacia la ciudad se apreciaba tan pequeño, y Fate-chan me abrazó, ella me sorprendía a cada segundo y sin darme cuenta, y se dejó caer, conmigo entre sus brazos, en una caída en picada, me miró directamente mientras sonreía, solo atiné a corresponderle, al fin de cuentas esta era parte de la libertad y de poder surcar el cielo. Aterrizamos en la plataforma, mientras Fate-chan sostenía una de mis manos de manera tan propia como si al aterrizar fuera a darme un beso en el dorso de esta, pero no, en cambio recibimos algunos regaños por nuestros superiores, y pese a que Fate-chan admitió la verdad y su culpa, no recibimos castigo, y el día terminó así.
Fate-chan era tan atenta, que sabía cuánto yo amaba el cielo, por eso lo hizo, lo que ella no sabía era cuanto yo la amaba a ella, y tener las dos cosas que yo más amo en el mudo fue magnánimo
En otra ocasión en un evento al que fuimos invitados varios cadetes en entrenamiento a punto de graduarnos en nuestros respectivos campos, llegué más temprano de lo que debía y me encontré con Yuuno-kun, y ya que no encontré a nadie más pase buena parte de la velada con él, incluso bailamos alguna pieza. La verdad es que más de alguien me emparejaba con Yuuno-kun sin saber porque, realmente ¿La gente esperaba que estuviera con él, solo por ser un chico? Que equivocados estaban. Sin darme cuenta, Fate-chan rondaba por el lugar, ella junto a Hayate y Chrono. Al verlos, me acerqué a saludar, mi princesa lucía espectacular en ese vestido carmesí, resaltaba su ya nata belleza. Pero al acercarme, la note un poco distante, contrario de Hayate y Chrono, lucía molesta conmigo y con Yuuno-kun a quien también trató secamente, no comprendía por qué, no recordaba haber hecho nada malo por lo que se molestase. Hasta que por fortuna del destino, la vi sentarse en el gran meson de bocadillos sin nadie más cerca, me alejé de Yuuno-kun y Hayate, pueso Chrono ya se había marchado, entonces, me senté a la par de ella, me miró de reojo pero no dijo nada, tan terca, en cambio yo, con mi mirada aún al frente, tomé su mano por debajo de la mesa y aun cuando ella quiso soltarme yo no lo permití, y en medio de su resignación solo le escuche suspirar, me recosté en su hombro, para que sintiera mi disculpa, para supiera que no quería estar en malos términos con ella, aun sin saber las razones de su molestia. Al tiempo ella me correspondió, y recostó su mejilla en el costado de mi cabello, la sentí sonreír y yo sonreí, e inocentemente no cuestioné aquella actitud.
Fate-chan no podía estar celosa ¿Oh sí? Menos por Yuuno-kun. De seguro fue porque olvidé extrañamente decirle la hora en que vendría, aunque ella también lo olvidó.
En los últimos meses de aquel año me enteré de que se iría a una misión de prueba, una misión que llevaría algún tiempo, quizás semanas, o más de un mes, sentí que me quitaban algo muy importante, pero era inevitable, era por su sueño. Fui a su casa en la noche antes de que se marchara, no se encontraban Chrono-kun o Lyndi-san, así que solo nos encontrábamos las dos juntas, cenamos, charlamos, y yo pasaría la noche en casa con ella, así que nos preparamos para la cama. Saliendo de la tina y de haberme colocado el pijama que siempre dejaba en casa de Fate-chan, se respiraba un tranquilo pero marcado silencio.
Entonces mientras nos iluminaba la tenue luz de la lámpara de mesa de noche en la habitación de Fate-chan, ella sentada sobre su cama y yo acercándome, se miraba tan linda, como si pensará seriamente en algo importante, en raras ocasiones ella tenía ese semblante, a menos…sus ojos me miraron, sus bellos ojos brillante diamante rojo, casi como si quisiera atravesar mi alma…poniéndose de pie, se acercó a mí, pero no dije nada, y me abrazó, yo no cabía de la sorpresa, ni por qué Fate-chan me abrazaría tan repentinamente ¿Le habrá sucedido algo?, porque…no podía ser lo otro ¿Verdad? Fate-chan no…ella nunca…
-Nanoha…- su voz se escuchaba más ronca y gruesa de lo usual.
-Fate-chan…- por alguna razón eso me puso tímida.
-…tengo algo que pedirte…- tú puedes pedirme lo que quieras, yo te lo daré Fate-chan. Correspondí al abrazo a estas alturas.
-¿Vivirías conmigo en Midchilda?- No me lo esperaba, y aunque ella no lo viera, esa sorpresa se reflejaba en mis ojos, casi sentí ganas de llorar. Tenía tanto miedo de alejarme, no sabía que tanto nuestros sentimientos podían llegar a ser mutuos. Una felicidad me inundó por completo, boba de mí, pues me aferré a ella sin que mis labios se movieran…- s-solo si tú quieres, no es necesario que aceptes, y-yo…- ah, perdóname Fate-chan, aunque tú eres bella de todas las formas posibles, mi silencio debía sentarte mal.
-No es eso…- le respondí-…claro que aceptó Fate-chan, quiero estar siempre contigo…-le dije con gran dicha en mis palabras. Este hermoso regalo de la vida, cómo podría agradecer, haber conocido a Fate-chan, poder ser parte tan importante de su vida, tanto como para estar con ella de ahora en adelante y siempre.
Fate-chan me sostuvo con su calidez, amabilidad, y se separó solo para apreciar nuestras expresiones, ella sonreía de felicidad y yo también, ambas llorábamos una sobre la otra. Suavemente ella subió sus manos para limpiar el camino que mis lágrimas formaban por mis mejillas, exhalé de satisfacción mientras ella apartaba uno de mis cabellos tras mi oreja izquierda.
-Eres tan hermosa, Nanoha…- arrojó esa frase tan de improvisto, que no me dio tiempo de reaccionar, solo aprecié su rostro acercándose lentamente al mío, hasta que sus labios chocaron con los míos, en un encuentro tan esperado, cerré mis ojos en ese instante para grabar la sensación con mis sentidos, esa presión tan cálida que correspondí, acercándome también, ella se movió, rozando nuestros labios tan tenue y sublime, y tan pronto como estuvo se separó.
Nos miramos, con la sorpresa y la complicidad, Fate-chan con sus dudas y temores, y antes de que ella pudiese retractarse, esta vez fui yo quien buscó sus labios y entonces, el fuego se regó por mi cuerpo, en cada parte donde nos encontrábamos, no solamente nuestros labios, me aferré a sus hombros, y ella me rodeó por la cintura, nuestros cuerpos se juntaban y sus manos me acariciaban, despacio pero con determinación, hasta encontrar el doblez de mi pijama, por cada curva de mi abdomen, mi espalda y un poco más abajo, mientras yo recorría su espalda alta y me enredaba en sus cabellos rubios, mientras nuestros labios se encontraban y se separaban entre suspiros, queriendo devorarse y encontrarse cada vez más, hasta cruzar la línea de un beso francés…hasta que sucedió, no puedo decir quién llegó más allá primero, en nuestra ansia de encontrarnos, simplemente nos entregamos, y nuestras lenguas danzaban entre caricias, roces feroces y el deseo que creía en el interior. En medio de la sofocación, el aire comenzó a faltar, y solo en ese momento, logramos separarnos, más no alejarnos. Nuestras frentes descansaron en la otra.
-Fate-chan…- la intensa mirada de Fate-chan reflejaba la mía. Ella sentía lo mismo ¡Ella sentía lo mismo! Si esto era un sueño, no quería despertar.
-Nanoha…te quiero…- pausó mientras ella hundía su rostro en mi cuello-… te amo…Nanoha…te amo…- ahora ya no tendría más dudas, ahora solo…
-Yo también te amo Fate-chan…- es por eso que siempre estaré contigo.
Esa fue la primera vez que dormimos juntas con el nuevo significado en nuestras vidas, con la promesa de que nunca nos separaríamos, lucharía siempre por Fate-chan, ya lo hice como su amiga, ahora lo haría como su amante eterna."
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Fin
