Los personajes de esta historia no me pertenecen. Son propiedad de TSR o/y R.A Salvatore, gran parte del argumento pertenece ademas a Minami Ozaki.

No obtengo beneficio alguno por escribir esto salvo mi propio entretenimiento.

AVISO: Este fanfic es YAOI (y slash) y este se da entre los personajes de Drizzt y Artemis, si este género no te interesa o te resulta desagradable no lo leas, comprendo perfectamente esa postura.

Capitulo 6. Estar junto a ti

Drizzt no saltó de alegria al ver a Jarlaxle comodamente sentado en la posada, desayunando y al parecer esperándole. El vigilante barajó la idea de ignorarle y marcharse, pero sin duda el mercenario encontraría otro momento para molestarle así que decidió sentarse con él.

- ¿Qué haces aquí?

- Informarte de nuestra partida.

- ¿Cómo?.- Drizzt pidió su desayuno con un gesto.

- Entreri y yo vamos a escoltar una caravana, nos han pagado bien y partimos mañana, pensé que te gustaria saberlo.

¿Acaso Jarlaxle sospechaba algo? A Drizzt se le subieron los colores solo de pensarlo. Pero si Entreri se marchaba... ¿y si no volvía a verle?

- ¿Sabes si la caravana necesita mas personal?.- Lo preguntó casi con indiferencia, pero Jarlaxle sonrió con picardía.

- ¿Qué te pasa con Entreri?

- No se de que me hablas, te he preguntado si...

- ¿Estas enamorado de él?

Por el color de su piel nadie que no fuese drow lo hubiese percibido pero Drizzt se ruborizó intensamente al verse tan facilmente descubierto por la capacidad analítica de Jarlaxle.

- ¡¡Claro que no!!.- Pero ya era inutil, y lo había negado con demasiada vehemencia.

- Ten.

Drizzt vió un pase de la caravana como guardaespaldas y no pudo evitar una amplia sonrisa.

- Gracias.- Lo murmuró pero fue perfectamente audible.

Jarlaxle sonrió al ver marchar a Drizzt tan feliz como un niño con zapatos nuevos, había estado cavilando hasta la saciedad antes de entrever las razones de la actuación de Drizzt, al dar con ella casi había dado un bote. Se trataba sin duda de una situación extraña, no tenía ni idea de cómo reaccionaría Entreri de saber la verdad.

Entreri percibió un cierto bullicio en la caravana e indagó, pues la caravana ya había aceptado a su socio drow el día anterior y el tigre Uruk ya había demostrado que, aunque no era sociable tampoco era agresivo y la novedad ya debía haber pasado. Lo que oía le empezó a sembrar dudas, los mercaderes comentaban las ventajas de llevar con ellos dos drows. Dos. Entreri fue al centro del bullicio con expresión incrédula, no podía ser quien creía que era, ¿acaso lo perseguía hasta ese punto? ¿Por qué iba a ...?

Allí estaba Drizzt, que nada mas verle le saludó alegremente, poco a poco los curiosos se dispersaron y Entreri se quedó allí, de pie, rígido, no sabía si gritar o matarle directamente.

- ¡¿Qué es lo que quieres?! ¡¿Qué clase de broma es esta?!

Drizzt sonrió amigablemente, esperaba de antemano aquella violenta reacción.

- No sabía que estabas aquí, de veras.

La expresión de Entreri era escéptica, pero no podía saber que Jarlaxle se lo había dicho todo por lo que no tuvo mas remedio que fruncir el ceño y gruñir.

- Estoy harto de ti.

Entreri se dirigió a su puesto y para su fastidio Drizzt caminó tras él. El vigilante miró a Entreri, ¿era lo mas cerca que podía estar? Suspiró y el humano le dirigió una mirada interrogante a la que Drizzt no contestó.

El segundo día de viaje Entreri oía los comentarios de Jarlaxle y los demás viajeros finjiendo toda la indiferencia de la que era capaz.

- Mira, son Entreri y Drizzt. Desde que empezó el viaje se les vé siempre así.

Alla a donde fuera Artemis, allá iba Drizzt, como si estuviesen atados, ni siquiera Uruk era tan insistiente, el tigre se limitaba a estar por la zona y olisquearle de vez en cuando.

- No se si van siempre juntos o es que el drow sigue a Entreri a todas partes.

Cuanta razón tenía ese caravanero, Entreri procuraba ignorar la eterna presencia de Drizzt pero a cada minuto que pasaba le resultaba mas dificil, solo podía separarse de él para ir al excusado y empezaba a estar bastante harto del vigilante.

- ¡¡Ya vale, maldito pesado!! ¡¡Deja ya de perseguirme!!

Todos se quedaron mirándolos, pues ninguno de los presentes se hubiera atrevido a hablar así a un drow y menos aún al famoso vigilante.

- No te preocupes por mi.- Replicó Drizzt sin ofenderse en absoluto.

- Alejate.- Exijió Entreri.- ¿Qué quieres de mi?

Drizzt se acercó a su oido y susurró con una sonrisa.

- Tu... cuer...po...

Ni siquiera intentó esquivar el brusco capón, que era menos de lo que esperaba después de lo que se había a trevido a decir.

- Era broma, hombre, tranquilo.

- Odio las bromas y mas las de esa clase.- Gruñó Entreri dejándole atrás.

Jarlaxle rió con un grupo de espectadores, desde luego parecían un duo cómico, el mercenario veía que Drizzt no encontraba otro modo de acercarse a Entreri que no fuera mediante bromas.

Drizzt miró alejarse a Entreri con cierto desánimo.

"Así... es suficiente. Debo intentar portarme con alegria. No tiene sentido haber llegado hasta quí para no decirte nada. Debo ser capaz de hacerlo, por estar junto a tí... aunque me puedan llamar afeminado.

Aunque me odies, quiero estar junto a ti."

Si tan solo pudiese decirlo en voz alta.

Atardecía cuando Drizzt encontró al fin a Entreri, la caravana había parado y Drizzt había perdido de vista al humano.

Desnudo de cintura para arriba, Entreri movía su espada y su daga en una perfecta danza tan veloz como mortífera, con el estilo de siempre, con ataques veloces y furiosos, como un torbellino. Drizzt le observó, el cuerpo moreno relucía al ponerse el sol, con un matiz dorado. Concentrado en su letal entrenamiento, Entreri no percibió la observación de Drizzt hasta que este se adelantó.

- Estas luchando contra el viento... ¿no preferirías tener un adversario?

Entreri se quedó enmudecido al ver a Drizzt sacando sus cimitarras aunque sin desenvainarlas, sintió dentro de sí el fuego del duelo. ¿Por qué hacia eso Drizzt, por qué le torturaba de ese modo? El sabía lo que le costaba, ¿y ahora le proponia un duelo?

- Vete, estoy ocupado.

- ¿Tienes miedo de haber perdido facultades?

Entreri se volvió echo una furia, con los ojos brillantes de nuevo.

- Me ocuparé de callarte esa bocaza.

El orgullo, aquel era el punto mas debil. Drizzt cruzó sus cimitarras y se preparó para el duelo, aunque se aseguró de que Entreri envainaba sus armas, en el calor de la lucha muy bien podrían perder el control, si se les iba de las manos...

Combatieron hasta que el sol se ocultó en el horizonte y ambos sudaban copiosamente, agotados por el duelo que les llevaba siempre hasta el máximo de su capacidad. Pero por primera vez no pensaban en quien ganaría. Se quedaron sentados, el uno frente al otro, largo rato mientras recuperaban el aliento, habían cruzado las armas a toda velocidad, sin darse un respiro, hasta que el roce de las vainas de las armas se hizo doloroso.

- ¿Por qué me persigues?

Drizzt supo que esta vez tendría que contestar, no valía hacerse el tonto. Entreri ya no parecía estar enfadado, quizas el duelo y el agotamiento la habían calmado. O el combate había confirmado en él que ya no sentía la necesidad de batirse con el drow.

- Porque...

Porque te quiero. Cuanto deseaba decirlo, y sin embargo no podía.

- Porque quiero saber si hice bien.

- ¿Hacer bien...?

Entreri se percató de que Drizzt se refería a aquella ocasión, su último duelo, cuando Drizzt pudo haberle matado de quererlo.

- ¿Tanto te importa? Lo hecho, hecho está y eso es todo.- Replicó Entreri.

- Que simple.- Pero Drizzt no era sarcástico al decirlo.- Estas sangrando.

Entreri notó que Drizzt había cambiado de tema pero se miró la rodilla, la tela estaba gastada y uno de los golpes de Drizzt durante el duelo le había hecho un rasguño con el borde de la funda. Antes de que pudiese hacer nada Drizzt se adelantó y le pasó la lengua por la herida, como un animalillo.

- Aunque parezca una herida tonta luego te dolerá.

- ¿Pero qué haces, idiota?.- Exclamó Entreri dándole un capón.- ¡No me lamas la herida, que me da asco! ¡No eres Uruk, estupido!

- Perdona, perdona.- Drizzt rió levemente y de pronto observó asombrado que Entreri sonreía levemente aunque parecía querer evitarlo.

Había valido la pena arriesgarse a ese acercamiento. Pero temía que nunca iría mas allá, si le confesara su amor... podría odiarle para toda la vida. Se sorprendía de que Entreri no hubiese percibido como le temblaban las manos al tocarle la pierna. Se levantó y se marchó antes de decir algo inadecuado y marchó a dormir sin mirar atrás.