Los personajes de esta historia no me pertenecen. Son propiedad de TSR o/y R.A Salvatore, gran parte del argumento pertenece ademas a Minami Ozaki.

No obtengo beneficio alguno por escribir esto salvo mi propio entretenimiento.

AVISO: Este fanfic es YAOI (y slash) y este se da entre los personajes de Drizzt y Artemis, si este género no te interesa o te resulta desagradable no lo leas, comprendo perfectamente esa postura.

Capitulo 7. Heridas del pasado

Espera. No huyas.

Entreri se vuelve, parece confuso pero no se enfada cuando Drizzt le detiene. El drow suspira aliviado y le aferra junto a él por la cadera. Entreri lleva el torso desnudo y Drizzt acaricia el leve vello negro, su piel es tan cálida

Entreri. Te quiero. Te amo.

No se enfada, muestra esa leve sonrisa, dudosa, y Drizzt no puede contenerse mas, se acerca despacio, dandole tiempo para apartarse, pero no lo hace. Le besa con cuidado y...

- ¡¡Arriba, Drizzt!!

El vigilante se despertó sobresaltado por el grito, Jarlaxle estaba al lado, con expresión malhumorada ante las risas del resto de los presentes.

- Ya era hora, iba a llamar a un médico... estas colorado.

Maldito fuera por darse cuenta. Drizzt se sentía como un alocado adolescente por tener semejante sueño, no tenia sueños húmedos desde hacía años. Humedos... alarmado, el vigilante miró su manta para asegurarse de que no la había ensuciado o se moriría de vergüenza. Por fortuna no era así y se levantó mas tranquilo pero decepcionado por haber despertado en lo mejor del sueño.

- ¿Me he dormido?

- De otro modo no te habría despertado.- El resto lo susurró.- Entreri se ha adelantado a la caravana como explorador, aun puedes alcanzarle.

- Gracias otra vez.- Drizzt se vistió todo lo rápido que pudo y salió corriendo.

Encontró a Entreri explorando el camino, el corazón casi le dio un vuelco al ver que le hacia un gesto para que se acercara, ya no le iba a ignorar. Se puso a su par y Entreri le indicó la ciudad.

- Yo diría que de haber bandidos atacarían mañana, ¿no crees?

Casi le costó contestar al verse tratado con esa familiaridad, ni siquiera le miró directamente, sentía que todos podían ver en sus ojos lo que habia soñado, que Entreri vería su rubor y lo sabría. Estaba nervioso como un muchacho frente a su primera cita.

- Si... quizá tras la colina.- Logró decir al fin.

- ¿Podría tu pantera echar un vistazo? Uruk no es bueno en equipo.

Drizzt sacó la estatuilla. Se sentía avergonzado, casi miserable, no debería comportarse así. El sueño le había perturbado, sentía un leve mareo al acercarse a él, sentir su calor, su olor... Se sentía tentado... de cometer un acto imperdonable.

- ¡Drizzt! ¿Me estas escuchando?

El vigilante alzó la vista azorado por su ensimismamiento y llamó a su compañera felina. Le indicó la situación y esta salió sigilosamente entre los árboles, donde se reunió con Uruk, que la acompañó en la exploración.

Nunca podría hacer realidad ese sueño, no podía mostrarse así.

No quería que Entreri le odiara. No necesitaba nada más, le tendría solo como amigo. Era mejor no decir nada...

Eso si conseguía contener ese ansia tan intensa. A veces Drizzt pensaba que el Cazador era una representación de su furia, nacida en su estancia en la soledad de la infraoscuridad, pero poco a poco se había percatado de que era mucho mas que eso, el Cazador era puro instinto, era una parte de él que era salvaje, y no era solo furia. Quizá tambián era lujuria.

Los dos regresaron poco después junto a la caravana tras confirmar que no habría problemas de bandidos el resto del viaje. Jarlaxle les esperaba rodeado por un par de muchachas que el avispado drow habría camelado con sus buenas maneras.

- ¡Venid aquí, tengo que presentaros a estas preciosidades!

Entreri bufó, haciendo caso omiso y Drizzt se limitó a sonreir amablemente.

- ¿Vosotros tres ya os conocíais? ¿Sois amigos?

- Bueno, no exactamente.- El mercenario cogió a los dos desprevenidos.- En realidad somos amantes.

Naturalmente las jovenes se echaron a reir, Entreri gruñó amenazador y Drizzt se puso rojo como la grana.

- Me sorprende que os riais, todo el mundo puede amar a quien quiera.

Drizzt y Entreri se escabulleron de la broma pesada rápidamente.

- Vamos que solo era una broma. ¿Es que no está bien cualquier forma de amor? Lo principal es que las personas tengan claras sus sentimientos. Claro que nunca hay que amar en exceso, puede llevar al auto sacrificio o a sacrificar al ser amado.

Drizzt había intuido el doble significado de la primera frase dirigida a él, pero la segunda... esa iba con segundas pero Jarlaxle miraba a Entreri, que se tensó como un resorte y aceleró el paso, casi corriendo. Drizzt miró a Jarlaxle con curiosidad antes de ir tras el humano.

- Si quieres hablamos luego.- Indicó el mercenario.

"Perdóname Artemis...quiero mucho a tu padre... le amo a muerte."

Entreri golpeó el tronco del arbol hasta hacerse daño, intentando ahuyentar la voz.

"Ven a morir conmigo."

Apretó los dientes, tensando la mandíbula, oyó a Drizzt tras él y apenas pudo relajar los músculos, el silencio se hizo espeso, hasta que logró abrir la garganta.

- ¿Tú amas a alguien?

Drizzt se sorprendió por la pregunta pero comprendió que no se refería a algo entre ellos.

- Si.

- ¿Crees que podrías matarle por amor?

Drizzt vió un dolor inmenso reflejado en aquellos ojos grises, la pregunta estaba tan cargada de sufrimiento como su mirada, Drizzt tragó saliva.

- Yo... lo único que sé es que quiero estar con esa persona, tenerla cerca, tocarla. Esa persona es importante para mi... solo querría protegerla de cualquier cosa que la hiciera sufrir.

Entreri le miró un instante, como si meditase la respuesta dada, después volvió a mostrar aquella media sonrisa que tanto había significado para Drizzt y marchó a su puesto con un seco gesto de despedida. Drizzt le detuvo un instante.

- ¡Espera!... hay algo que quiero decirte, sino te lo digo me arrepentiré toda la vida.

Entreri le miró intrigado, en ese momento a Drizzt le faltó el valor para decir "te quiero".

- Te... te respeto mucho. Tal vez no debería decirlo pero... no lo hago para compensarte ni porque me sienta mal... me gustaría mucho poder serte util.

Entreri se quedó confuso, sin acabar de entender lo que le decía Drizzt, este se sonrojó y salió corriendo a ver a Jarlaxle, que ya había despachado a las jovencitas.

- Creo que el padre de Entreri... era un clérigo de la ciudad. La familia de la novia se opuso al matrimonio, así que se fugaron juntos y se casaron en secreto, la mujer era de casa noble y perdió todo al casarse, la deshederaron por ello. Ella ya estaba embarazada de Artemis. Cinco años después ocurrió la tragedia.

Drizzt miró la hoguera e instó a Jarlaxle a continuar.

- El padre de Entreri abandonó a la mujer y a su hijo. Eso volvió loca a la madre de Entreri, ambos se quedaron en la calle y ella solo empeoró con los dos partos siguientes.

- ¿Hermanastros? ¿Quién fue el padre de los otros?

- Ni idea, estaban tirados en los barrios, supongo que la violaron o se prostituyó. Al final alguien... sospecho que el padre, debió de tener algun complejo de culpa o algo así, el caso es que alguien recogió a la mujer y la llevó a un manicomio, dejó a los hijos en un horfanato.

- Se creeria muy piadoso el muy hijo de...- Gruñó Drizzt, Jarlaxle le detuvo con una leve sonrisa para que le dejase continuar.

- Ahí es donde tengo un vacio, solo hago conjeturas acerca del mentor que instruyó a Entreri o el paradero de los hermanastros. Cuando Entreri encontró a su madre esta estaba muerta, creo que fue con alguien pero no se si era su mentor.

- ¿Por qué dijiste a Entreri aquello...? Le afectó.- Preguntó Drizzt.

- La madre de Artemis se volvió loca por amor, un amor que la llevó al suicidio. Dudo mucho que tenga un buen concepto de él.

Drizzt comprendió, debía ser cuidadoso, aun mas. Si Entreri se enteraba... maldito fuera su pasado. El vigilante atizó el fuego y fue a cambiar la guardia.

Llegaron a la ciudad y Drizzt no podía dejar de pensar en como continuar cerca de Entreri. ¿Qué excusa iba a inventarse? ¿Cómo continuar cerca de él sin hacer que se sintiese vigilado? Entreri no aceptaría de nuevo la excusa de saber si había hecho bien al detener el filo de su cimitarra en el momento crucial.

- Vamos Guenhwyvar.- No obstante la pantera se quedó quieta y miró a Entreri y Jarlaxle.

- No vamos a seguir con ellos.- Decirlo le dolía.

No obstante como si hubiese leido sus pensamientos Guenhwyvar se acercó a los dos socios, que la miraron extrañados.

- Controla a tu animal, maldita sea.- A Entreri no parecía gustarle el felino mágico.

Drizzt miró a Jarlaxle buscando apoyo pero el drow se encogió de hombros, no se le ocurría nada y empezaba a pensar que su actuación de celestino no iba a dar nada bueno. Drizzt notó la mirada atenta de Entreri, esperando una explicación a la interrupción.

- Eh...- Piensa Drizzt piensa.- ¿Regresareís a la cabaña en breve?

- ¿Por qué lo dices?.- Entreri estaba ya claramente molesto.

- Me gustaría alquilarosla.

Jarlaxle y Entreri mostraron una identica expresión de incomprensión.

- Bueno...

- Un momento.- Acalló Entreri a Jarlaxle.- ¿Para qué?

- Me gustó cuando estuve y he decidido esperar a que se deshiele por completo el paso antes de emprender la marcha. Pasar tanto tiempo en una posada es muy caro.

- ¿Te asustó la experiencia del rio?.- Se burló Entreri.

Drizzt echó una breve mirada a Jarlaxle para que dejase de reirse, el drow no parecía capaz de aguantar la risa por lo ridículo de la excusa. Por suerte Entreri no parecía prestarle atención y cuando lo hizo Jarlaxle ya estaba mas sereno.

- Si las cosas van bien volveremos en una semana... yo creo incluso cuando volvamos podrías quedarte un par de días.

- ¿Qué?.- Entreri no estaba dispuesto a eso. Había llegado a tolerar a Drizzt pero no aceptaría estar de nuevo con él en la cabaña.

- Que duerma en el sofá, hay sitio.

- Pero...

- Muchas gracias, ¿qué alquiler...?

Jarlaxle se puso a hablar con Drizzt y este empezó a regatear, aunque sabía que Jarlaxle le estaba poniéndo un precio mucho menor del que generalmente hubiera puesto. Entreri se apoyó en una pared cercana, malhumorado, no le gustaba ver a Drizzt y Jarlaxle cuchicheando, les había sorprendido a menudo con miradas cómplices... ¿sería...? La idea le pareció ridícula pero... ¿y si la persona que amaba Drizzt era Jarlaxle? Los dos eran drows y en esa sociedad la homosexualidad no era un tema mal visto, no se hablaba pero existía. Eso explicaría el interes de Drizzt en estar con ellos, las sospechosas conversaciones que tenían... aquellos dos estaban liados y se lo escondían en las mismas narices.

Era gracioso, resultaba dificil imaginarlos así. Claro que a lo mejor se equivocaba. Uruk apareció desde el borde del camino y le lamió la mano con insistencia hasta que Entreri se agachó con una leve risa que llamó la atención de los dos drows.

- ¿Entreri? ¿Qué es tan gracioso?

- Nada, nada.- Entreri acarició las orejas de Uruk, que ronroneó encantado por la atención que le dedicaba su humano favorito.

Entreri nunca había querido encariñarse con el animal, no quería sentir cariño por nadie. Hacia mucho tiempo que sabía lo cruel que podía llegar a ser el mundo. Lo mejor era estar solo, libre de preocupaciones ajenas. Vivir solo, así se evitaba sufrimientos, si Jarlaxle y Drizzt querían hacer un... un "nidito de amor" en la cabaña a él no tenía porque importarte, aunque le molestaba que aquellos dos hubiesen estado ocultándoselo, ¿qué se creían que era? ¿La censura, un inquisidor? Desde luego el no iba a estar allí de sujeta velas para después ser dado de lado y volver a quedarse solo. Al regresar daría a Jarlaxle su mitad de la recompensa y se separarían definitivamente.

- Jarlaxle, ya me ocuparé yo de coger al pirata figitivo. Me llevo a Uruk.

- ¿Eh?.- Jarlaxle no acabó de entenderlo.

- Ya no tiene mayor dificultad, sabemos donde está y no tiene aliados, ¿no? Yo me ocuparé, tu ve con Drizzt a la cabaña.

Los drows se quedaron a cuadros por la súbita mirada acusadora que les dirigió Entreri, que no pudo evitar aquella leve hostilidad, se lo merecían por haberle tenido engañado. Si querían intimidad que la pidieran y dejaran de marearle.

Se marchó seguido de Uruk, al menos del felino podía estar seguro que no tenía dobles intenciones.