Los personajes de esta historia no me pertenecen. Son propiedad de TSR o/y R.A Salvatore, gran parte del argumento pertenece ademas a Minami Ozaki.
No obtengo beneficio alguno por escribir esto salvo mi propio entretenimiento.
AVISO: Este fanfic es YAOI (y slash) y este se da entre los personajes de Drizzt y Artemis, si este género no te interesa o te resulta desagradable no lo leas, comprendo perfectamente esa postura.
Capitulo 8. Lagrimas y lluvia
Jarlaxle miró a Drizzt, que parecía desolado, Entreri había evitado conscientemente estar con él. Quizá pensara no regresar hasta que Drizzt se marchara. Jarlaxle no creía que fuese así pero acompañó a Drizzt a la cabaña sin llegar a una conclusión razonable, el vigilante salía al camino cada dos por tres para esperar a Entreri.
- ¿Por qué ha hecho eso? ¿Lo sospechará?, ¿me odia?
Jarlaxle hizo un suspiro exagerado, Drizzt se comportaba como una chiquilla que no se atreve a declararse e interpreta cada gesto de su amor platónico. El vigilante se percató de su comportamiento y se tiró en el sofá, cada día se le estaba haciendo eterno, estaba aterrorizado ante la idea de que Entreri le odiase.
Llovía con fuerza, golpeando las ventanas, Drizzt no podía dejar de pensar en Entreri, ¿Estaría bajo la lluvia? ¿Empapado y helado? Drizzt se pellizcó a si mismo por su estupidez al pensar en Entreri como si fuese un niño pequeño, sabía cuidarse solo, no le pasaría nada. Que extraña le resultaba ese ansia, esa necesidad posesiva, ¿habría sentido Entreri algo parecido al querer matarle? Era probable, Entreri obsesionado por odio y él obsesionado por amor, el uno era el reflejo del otro en un espectro distinto.
El Cazador rugía dentro de sí, era el primitivo instinto de posesión por la pareja.
Drizzt miró a Jarlaxle, que se entretenía haciendo una pulsera con unos hilos de colores, desde luego al mercenario esa situción le parecía divertida, el maldito se lo pasaba en grande, como si estuviese viendo la obra dramática de un romance imposible en primera persona. Le estaba agradecido pero empezaba a ponerle nervioso aquella sonrisilla.
Sonó un murmullo y la puerta se abrió.
Drizzt se levantó de un salto y corrió a ver a Entreri, al verle se quedó anonadado.
Completamente empapado, su aspecto era el de un hombre exhausto, tenía la mirada levemente perdida y las ropas desarregladas.
- ¡¡Artemis!! ¿Qué te ha pasado? ¿Qué ha ocurrido?
Agotado, Entreri hizo el ademán de contestar pero Drizzt tiró de él para meterle en la casa y cerró la puerta para que el calor de la casa no se perdiese. Al moverle vio las manos de Entreri, manchadas de sangre seca.
- ¿Estas herido?
- Está helado.- Jarlaxle se acercó y ayudo a Entreri a quitarse la capa.- Ya hablaremos luego, mejor que se de un baño caliente.
Entreri se dejo hacer con gestos torpes pues estaba aterido, Drizzt le ayudó a sentarse mientras Jarlaxle preparaba el baño. Drizzt apenas pudo controlar el impulso de abrazar a Entreri, también quería acribillarle a preguntas pero no era el mejor momento. Jarlaxle terminó y Drizzt acompañó a Entreri hasta el baño, el humano entró y dejó fuera al drow, para desdicha de este, pero acabó agradeciéndolo pues no sabía si podría contenerse.
- Echalé un ojo.- Pidió Jarlaxle.- Voy a preparar algo de cena.
Pasó un buen rato hasta que Drizzt empezó a preocuparse, ¿se habría desmayado en la bañera? La idea lo alarmó y abrio la puerta bruscamente.
Entreri estaba de pie, completamente desnudo, con el cuerpo húmedo, incluso sus partes mas íntimas estaban tostadas por el sol, el agua caliente resbalaba por la piel broncinea, goteaba desde el cabello negro azabache, humedecía el vello negro del pectoral hasta el ombligo y resbalaba por las ingles... Los pantalones estaban torturando la entrepierna de Drizzt, ya había visto a Entreri semidesnudo cuando estuvo enfermo, pero entonces no estaba enamorado ni le deseaba de aquel modo. Entreri quitaba el aliento allí de pie, como un animal salvaje y poderoso que solo se asemejara a un ser humano.
Drizzt se ruborizó, pues le había recorrido con la mirada descaradamente.
- Pe... perdona... cre... creí que te habías resbalado o...
- Uruk ha muerto.
Drizzt alzó la vista, sorprendido, ¿era eso? Ahora que lo pensaba, la sangre, la falta del felino... El animal había muerto y a Entreri le había afectado, quizá Uruk había conseguido hacerse un hueco en el minusculo afecto de Entreri, que poco le había durado.
- Se interpuso en la trifulca con el pirata, quiso ayudarme y lo mataron.
Drizzt se acercó y le cogió violentamente por los hombros.
- ¿¡Y tú!? ¿¡Te has hecho daño!?
- ... No... yo gané...
Entreri le miraba sorprendido por la sincera preocupación que veía en los ojos lavanda del drow, no acostumbraba a ver esa expresión dirigida a él.
- Menos mal... me alegro de que estés bien.
- No deberías.- Replicó Entreri, entristecido.- Es mejor no encariñarse de nada ni nadie... porque tarde o temprano todo muere, y solo queda dolor. Uruk insistía tanto en quererme y ha muerto por ello, sin que sirva de nada.
Drizzt quiso gritar que no era cierto, Uruk había demostrado que Entreri aún era capaz de amar y de sentir dolor por otros, que había un corazón sensible a otra cosa que no fuese odio o furia. Y eso valía su vida y cuantas fuese necesario.
- ¡No llores!
Se abrazó a Entreri, apretándole con sus brazos mientras derramaba lágrimas, que en parte eran de tristeza y de felicidad. Entreri estaba azorado pero no le rechazó, suspiró y le puso una mano sobre el hombro.
- Idiota... El que está llorando eres tú... ¿Cómo puedes ser tan sensible?
Era un leve reproche pero Drizzt no le hizo caso y le costó bastante soltarle y quitarse la humedad de los ojos, se sentía estupidamente feliz. Se mordió levemente un labio, esperaba que Entreri no hubiese notado el bulto de sus pantalones.
- Lo siento... toma ropa de dormir.
Entreri la cogió, en realidad su ropa de dormir era una camisa vieja y los pantalones holgados. Se vistió y apenas espero a la cena para meterse en la cama, estaba exhausto mental y fisicamente y no tardó en quedar profundamente dormido.
Drizzt le miró durmiendo, Entreri ni se inmutó cuando Jarlaxle les llamó a cenar, dormido como estaba. Drizzt le arropó y fue a cenar antes de ceder y besar aquellos labios carnosos.
- ¿Se ha quedado dormido?
- Si, estaba tan cansado que ni siquiera tenía hambre.
Jarlaxle guardó los platos y meditó un instante antes de volverse.
- ¿Qué piensas hacer?
- No pienso... separarme de él.
- Sabía que dirías algo así.- Jarlaxle suspiró sin humor alguno.- Seamos claros de una vez, Drizzt. Estas cometiendo un grave error.
Drizzt sintió un extraña ira por el comentario, ¿error? El Cazador asomó a sus ojos, la cercanía de Entreri lo hacía mas fuerte.
- ¡¡Te equivocas!!.- Rugió.
- Este amor te está cegando, ya no eres el mismo de siempre.
- ¡¡Callate!!
Drizzt estuvo a un paso de golpear a Jarlaxle pero este se apartó en parte gracias a su capa de desplazamiento.
- Te estas pasando de la raya, Drizzt... Entreri es un hombre, un varón humano, tienes que abrir los ojos de una vez.
- ¿¡¡Qué es lo correcto y qué es lo equivocado cuando amas a alguien!!?.- Exclamó Drizzt en un acceso de furia.- ¿¡Quieres decir que si amo a una mujer está bien... pero si amo a un hombre estoy equivocado!? ¿¡¡Aunque le ame con locura!!?
Jarlaxle miró a Drizzt, este parecía un animal con el pelaje erizado.
- Está bien. Pero recuerda lo que te digo, piénsalo, ese amor será tu ruina. ¿Crees que él te aceptará?.- Mientras subía las escaleras le miró de nuevo.- Nunca imaginé que llegarías a estos extremos, Drizzt, tenía que decírtelo.
Drizzt miró marchar al preocupado mercenario y se dirigió al dormitorio, avergonzado por su actuación pero orgulloso de sus palabras.
Sabía perfectamente que no le podía confesar a Entreri lo que sentía, era tabú. Pero entonces... ¿qué debía hacer? Su corazón latía cada vez mas rápido, le dolía.
No debía decir nada, no debía hacer nada. Para que Entreri no le odiase, para no humillarle, para no traicionar la confianza que había depositado en él.
Entró en el dormitorio y miró su rostro, placidamente dormido, los rasgos afilados y angulosos se veían suavizados por el sueño en paz, las cejas delineadas, la cuidada perilla en forma de T invertida, remarcando los labios...
Se inclinó sobre él, ansiaba tanto tocarle... Besó suavemente la áspera mejilla, aspiró el aroma de su piel, sus manos de ébano acariciaron la linea de la clavícula y se deslizaron desabrochando la camisa, la piel de Entreri estaba caliente por el baño. Deslizó las manos sobre el pectoral, se deleitó en la dureza de los músculos, sus dedos exploraron la piel con las yemas, recorriendola como si quisiese memorizarla con el tacto, el mas maravilloso de los sentidos... Sus labios acariciaron el rostro hasta dar con los labios entreabiertos, los besó con cuidado, como si temiera romper a su amado.
- Te quiero.- Lo susurró contra la piel del cuello.
Sus dedos encontraron el punto del pezón masculino y se entretuvieron allí, sintiendo la textura de este, notando la aureola y el centro sobresaliente hasta que la piel oscura formó nudos y un apagado suspiro surgió de los deseados labios.
- Artemis... te quiero... te amo... te deseo...
No podía soportarlo, las palabras explotaban en su pecho aunque sabía que Entreri no le escuchaba, dormido como si fuese un alma inocente, ignorante de la prohibida declaración. No podía mas. Se apartó del cálido cuerpo de Entreri y se marchó del dormitorio, en la cocina se hizo con una botella de coñac, se emborracharía, bebería hasta caer redondo antes de que el Cazador reclamase ser liberado y tomara lo que deseaba sin pensarlo un segundo.
- ¿Drizzt? ¡Drizzt! ¡DRIZZT!
El vigilante entreabrió los ojos y vió a Entreri junto a él, acuclillado y con gesto de reproche, sostenía en su mano una botella de coñac vacia.
- ¡Por fin te has despertado! Creí que habías muerto intoxicado por el alcohol.
Drizzt se incorporó alterado y completamente ruborizado.
- ¡UAAAAAAH! ¡Solo lo intenté!¡Pero no te hice nada! Fue... ¡Fue solo una tentación momentanea!
Entreri se quedó a cuadros y Drizzt se tapó la boca, reprochandose en silencio su nerviosismo, se sentía avergonzado por haberse aprovechado de su amor mientras dormía. Que curioso término... "su amor".
- ¿Qué haces tirado en el sofá? Podias haber aprovechado que Jarlaxle durmió arriba.
Aprovechado. Drizzt se ruborizó sintiendo que sus pensamientos eran transparentes, naturalmente Entreri se refería a haber dormido en la cama. Ni imaginaba que Drizzt no hubiese podido controlarse en esas circunstancias.
- Me... me quedé traspuesto...
- Te quedaste borracho, te has bebido mi mejor coñac.
Como le gustaba la naturalidad con que le hablaba. Drizzt se disculpó y se levantó para tomarse un baño frio que le calmara la resaca. Salió mucho mas fresco y tranquilo, Entreri y Jarlaxle estaban desayunando en la cocina. Charlaban amigablemente, como no hacerlo si eran socios y viajaban juntos desde hacía tiempo...
Juntos. Durmiendo el uno al lado del otro. Drizzt sintió un escalofrio de celos pero se obligó a razonar, se trataba de una simple amistad, nada más.
- Veo que alguien asaltó las bebidas.- Se burló Jarlaxle.- ¿Qué tal estaba el coñac?
- Era bueno.- Gruñó Entreri.- Ahora tendré que ir a la ciudad a por más.
- Pu... puedo ir yo.
Entreri negó con la cabeza y cogió su abrigo, al parecer o ya no le importaba o disimulaba muy bien la pérdida de Uruk. Drizzt le miró marchar con cierto desconsuelo, no le gustaba perderle de vista, tenía la sensación de que desaparecería en el aire.
Jarlaxle le miraba con reproche y Drizzt adivinó que quería una disculpa.
- Estaba alterado, no debí gritarte.
- Eso seguro, creeme que te hubiera matado si hubieras intentado aprovecharte de él.
Drizzt se sintió miserable y se sentó con gesto agrio.
- Yo nunca me aprovecharía de nadie.
- El vigilante no lo haría, pero el cazador sí, ¿verdad?
- ¿Cómo sabes...?.- Pocas personas sabían de la existencia de aquella parte de él.
- Entreri si lo conoce, de hecho se ha enfrentado muchas veces a él, me comentó que entras en un estado de furia en los combates mas intensos.
Era parecido al estado berserker de los bárbaros, pero de un modo mucho mas sutil y controlado, no era un abandonado salvajismo, no tan acentuado al menos, era un estado de depredador puro.
Un rato después apareció un jinete, Drizzt se asomó por la ventana y su sorpresa fue mayúscula al ver a Catti-brie, la joven le sonrió calidamente y agitó las manos. Drizzt miró a Jarlaxle, pues de seguro eso era cosa suya.
- Ve, Drizzt, la he llamado yo.- Indicó.- Esto te aclarará las cosas, no me creo que ese amor tuyo sea lógico o el único de tu vida.
Drizzt hubiese querido golpearle pero decidió dar una oportunidad a sus sentimientos, abrió la puerta y dio un amistoso abrazo a su querida amiga.
