Los personajes de esta historia no me pertenecen. Son propiedad de TSR o/y R.A Salvatore, gran parte del argumento pertenece ademas a Minami Ozaki.
No obtengo beneficio alguno por escribir esto salvo mi propio entretenimiento.
AVISO: Este fanfic es YAOI (y slash) y este se da entre los personajes de Drizzt y Artemis, si este género no te interesa o te resulta desagradable no lo leas, comprendo perfectamente esa postura.
Capítulo13: Pesadillas y dudas
Ven a morir conmigo.
La cara de la mujer sonreía desde el final de la soga, su cuello amoratado, torcido en un ángulo extraño y grotesco. Toda la cara comenzó a amoratarse a una velocidad antinatural, hasta volverse completamente negra.
Entonces Entreri vió que no se trataba ya de su madre, la figura que pendía de la cuerda, sonriendo como si eso le hiciera feliz, era Drizzt.
Ven a morir conmigo.
Despertó con el corazón desbocado. Miró al durmiente elfo y le buscó el pulso, aun confuso entre el sueño y la realidad. Estaba bien, perfectamente, incluso semisonrió al sentir el cálido tacto en el cuello. Entreri comenzó a calmarse, pero la imagen persistía fuerte en su cabeza. Apartó las sábanas y se ruborizó al ver la desnudez de ambos, recordándo con impacto la noche de pasión que habían vivido. Ya no le afectaba la idea de acostarse con un hombre, ahora su máxima reserva se había avivado con aquella pesadilla.
Amor. Drizzt le amaba. Le amaba...
"Perdóname Artemis...quiero mucho a tu padre... le amo a muerte...Ven a morir conmigo."
Amor. Muerte. En la cabeza de Entreri el amor, el auténtico amor, no la lujuria o el capricho, iba unido a la tragedia, al dolor y al sufrimiento.
Odiaba la sola idea del amor. Todos lo buscaban y se desesperaban cuando no podían llegar a conseguirlo, llegando incluso a destruirse a si mismos. El amor era un anhelo inalcanzable que acababa engendrando odio. Intentar ser amado con la misma intensidad con que se ama era algo parecido a la locura.
Ahora Drizzt le amaba. Si realmente era un amor verdadero...
No podía permitirlo. Entreri se mesó los cabellos, no amaba a Drizzt, ni lo hacía ni pensaba hacerlo nunca, si Drizzt le amaba tanto sufriría lo mismo que su madre.
Se puso en pie y cogió su ropa, aquello había sido una locura.
Drizzt parpadeó para acostumbrarse a la luz de la mañana, miró las mantas arrugadas a su lado y aspiró el aroma de su amante. Se sentía pleno, feliz. Acarició el calor residual y finalmente se levantó de la cama.
En ese momento vió la nota sobre la mesilla, sin duda de Entreri para él.
"Me marcho, por mi propio bien y el tuyo, no quiero que volvamos a encontrarnos. Creo que estas cometiendo un grave error. No te amo, no amaré a nadie, nunca. Lo siento."
Las manos le temblablan, Drizzt dejó caer la nota. ¿Por qué? ¿Por qué tan de repente? Se vistió a toda velocidad, aun podía alcanzarle, detenerle. No permitiría que Entreri se fuese, que le abandonara, no cuando aun podía sentir su aroma en el pelo.
Salió de la cabaña a la carrera, como si de su vida dependiera de ello, y en cierto modo asi era. No miraba a su alrededor, corría por el camino levemente embarrado por las ultimas lluvias como si caminase sobre hielo, desesperado.
No paró a tomar resuello y apenas comió mientras no dejaba de pensar en que Entreri debía estar cerca a esas alturas.
Tan empecinado estaba, cegado por su desesperación, que apenas si pudo apartarse cuando los gigantes de hielo le salieron al paso.
Entreri miró a su espalda, había sentido un escalofrío, tenía una extraña sensación de intranquilidad. ¿Y si Drizzt hacía alguna locura? No podia dejar de pensar en su madre, enloquecida hasta el suicidio por un amor desengañado, si Drizzt hacía algo parecido.
Sacudió la cabeza, no, Drizzt no era una mujer debil, quizá sufriría pero acabaría comprendiendo que aquello era lo mejor que Entreri podía haber hecho.
¿Por qué se preocupaba tanto? Tenía un el presentimiento de que algo iba mal. Volvió a mirar a su espalda y se quedó congelado en el sitio.
Drizzt apareció desde la loma, jadeaba sin resuello, con los cabellos revueltos, las mejillas arreboladas... y con sangre. Entreri dejó caer su macuto y se acercó, comprobando que la mayoria de la sangre era del elfo, tenía un feo corte en la cintura, de la que manaba abundante sangre y un impacto de severidad en el costado.
- ¡¡Maldito, Drizzt!.- Entreri le agarró cuando el vigilante se derrumbó en sus brazos.- ¿Qué piensas resolver con esto!
Sacó una camisa limpia que llevaba y hizo un apaño sobre la herida para parar momentaneamente la hemorragia. Seguidamente lo cogió en brazos y continuó el camino hacia la ciudad para encontrar un curandero o un clérigo.
- Te dije que era lo mejor, imbecil. ¿Por qué no me crees cuando te hablo?
No obtuvo respuesta pero Drizzt gimió levemente, quizá le oía pero no podía hablar.
En la habitación del templo Drizzt dormía placidamente, aun recuperándose de la herida que tanto le había malherido. Entreri se sentaba a su lado, habia permanecido allí, velándole desde hacia dos días, no confiaba en ningún clérigo, a saber si alguno de aquellos hipocritas decidía que matar al elfo le reportaría beneficios a los ojos de su dios.
Drizzt no había despertado aun, la curación había sido efectiva pero necesitaba tiempo para que se estabilizara por el veneno que había en el espadón que había herido a Drizzt.
- Idiota, te dije que era una locura... ¿por qué tuviste que llevar las cosas hasta sus últimas consecuencias?. Decías que me amabas y luego corrias a refugiarte en los brazos de una mujer. ¿Por qué convertiste en un drama algo tan simple de entender?
Entreri retiró con cierto desagrado la humedad de sus ojos, cuando habían llegado casi se había echado a llorar al ver que Drizzt se... se moría. No podía soportar la idea de que Drizzt muriese asi, no como su madre, pero por motivos parecidos.
- Si quieres morir... hazlo tú solo y que sea lejos de mi vista.- Hablaba solo pero tenía la esperanza de que el convaleciente pudiese oirle.
Miró el rostró del elfo, dumiendo placidamente. ¿Y si no despertaba? Entreri se estremeció y miró su macuto, aun estaba tirado en una esquina.
¿Despertaría Drizzt si sentía que su amado se alejaba de él? Entreri apretó los puños. Amado.
Se inclinó hasta rozar el rostro de Drizzt y comenzó a susurrarle al oido.
- Te apareces en mis sueños... cada noche sueño que me abrazas, puedo notar el tacto envolvente de tu piel, la calidez. Percibo el aroma de tu cuerpo y ese perfume de mujer, escucho tus jadeos detrás de la oreja y un murmullo que repite incansablemente que me quiere.
Drizzt se removió pero no abrió los ojos. Entreri perdió la paciencia, no iba a quedarse velándole eternamente, aquello se había acabado definitivamente, no iba a ser el esclavo de nadie, atado a sus obsesiones. Si lo que sentía Drizzt era amor, si el amor le habia empujado a tales imprudencias, él no queria saber nada de ese amor.
- ¡¿Qué significa eso de que no puedes vivir sin mí?! ¿Te hace feliz verme sufrir? ¡¿Es que mi amargura no te importa?! ¡Solo piensas en ti mismo y tu torpe idea del amor! ¡Eres un mentiroso!
Súbitamente la mano de Drizzt se levantó y aferró la muñeca de Entreri, de pronto este advirtió que Drizzt estaba llorando y había abierto sus ojos lavandas.
- Es... verdad... no te estoy mintiendo... no te vayas...
Entreri aspiró lentamente, recuperándose de la impresión del despertar de Drizzt. Este se incorporó y le abrazó con fuerza, aferrándole como si temiera que fuese un sueño o una ilusión, como si se le fuese a escapar entre los dedos. Entreri intentó apartarse debilmente, oponiendo una resistencia escasa, Drizzt le abrió los labios con los gráciles dedos y le besó la boca con intensidad, ahondando como el beso como si fuera el último.
- No huyas, Artemis.
Intento volver a besarle pero Entreri le rechazó y se apartó de él, convirtiendo sus mejillas roborizadas en una expresión serena.
- Fui yó quien te encontró y seré yo quien te abandone.
Drizzt no pudo sino temblar mientras Entreri cerraba la puerta tras de sí.
Quizá Entreri tenía razón, aquel amor desesperado solo les hacia daño, estaba cometiendo un grave error dejándose llevar por el corazon sin resistirse un solo instante. No quería hacer daño a Artemis Entreri... para ello debía alejarse de aquel amor.
Drizzt salió del templo un día despues, restablecido, no buscó a Entreri ni lo intentó, probablemente ya habría marchado a otra ciudad. No iba a seguirle, lo había decidido, aunque le quemara el alma no volvería a seguir al humano.
Pero esa decisión le parecía demasiado fragil e irreal, ¿de veras pensaba abandonar ese amor por el que casi había perdido la vida? ¿ese sentimiento tan intenso?
