HOLA A TODOS¡¡ MI NOMBRE ES VASLAV Y ESPERO QUE OS ESTÉ GUSTANDO ESTE FIC, ENTRE OTRAS COSAS PORQUE VA PARA LARGO¡ XDDDDD BIEN, EN ESTE TERCER CAPÍTULO ENTRAMOS YA EN EL NUDO DE LA HISTORIA, Y OS ASEGURO QUE NO TIENE DESPERDICIO. DISFRUTADLO¡¡¡

__________________________________________________________________

CAPÍTULO 3: La súplica de un niño

Finalmente, Hiei se despertó.

Estaba entre los brazos de Kurama, envuelto en una manta. Se llevó una mano a la sien; tenía un terrible dolor de cabeza. Kurama parecía mucho más alto que antes. La ropa le iba enorme y la cinta que antes rodeaba su frente rodeaba ahora su cuello. Apoyó la cabeza sobre Kurama.

¿Era más joven o se trataba de otro sueño?

La confusión de Hiei se reflejaba en su cara. Miró al pelirrojo. "¿Quién es este? Dónde ¿estoy?" Kurama se revolvió. Abrió los ojos para encontrarse con otros, color rojo sangre, clavados en él.

- ¿Hi-Hiei? - Tartamudeó al ver al chiquitín acostado en su regazo. "¡Su pesadilla! ¿Se ha hecho realidad?" - ¿Hiei, eres tú?

La pequeña versión de Hiei asintió. Aún se le veía confuso.

- ¿Y tú quién eres?

El zorro suspiró.

- Me llamo Kurama. Supongo que no me recuerdas. Cogió en brazos al diminuto demonio de fuego y fue a buscar algo de ropa que le fuera bien.

***

- ¿Ves? Te queda perfecto.

Hiei tiraba de la ropa con la que Kurama le había vestido.

- Hn. ¡No quiero ponerme esto! - Gritó con una voz más aguda de lo normal.

- Pues me parece que no tienes muchas opciones. Es lo único que he podido encontrar de cuando tenía tu edad.

Hiei no parecía muy contento con el cambio de imagen.

- ¡Pues no quiero ponérmelo! - Y volvió a estirar el peto azul que le había puesto.

- Mira Hiei, lo siento, pero es lo único que tengo de tu talla.

El pequeño Hiei se sentó y cruzó los bracitos, enfurruñado. Kurama suspiró. "Niños. Incluso de niño es cabezón"

- Vamos. Tenemos que ir a un sitio.

Hiei sacudió la cabeza.

- Yo no voy. ¡Esto no es el Makai! Es el asqueroso Mundo Humano. No pienso mezclarme con ellos.

Kurama refunfuñó. Aquel crío estaba empezando a hincharle las narices. Tomó aire. No podía perder el control. Hiei era un demonio y los demonios son así. Pero ÉL era quien mandaba y Hiei tendría que obedecer. Lo cogió en brazos y fue hacia la puerta.

- ¡¡Suéltame!! ¡¡Kurama!! Hiei se retorció, pero no podía soltarse de los brazos de Kurama. Estaba a punto de morderle cuando se encontró frente a frente con los ojos de un zorro furioso.

- Muérdeme, y te aseguro que no vas a poder sentarte en MUCHO tiempo.

Aquella amenaza hizo que parara en seco. Volvió a cruzar los brazos y se estuvo quieto durante el resto del camino.

- Hn - Fue todo lo que dijo.

***

Kurama llevaba a Hiei en el hueco de su brazo. El pequeñajo estaba otra vez pataleando y gritando que le soltara.

- ¿Puedo caminar ya?

- No. - Kurama ni le miró. Aún así, Hiei pudo adivinar que se había pasado.

Kurama no era de los que pierden los estribos, pero tenía que averiguar lo que estaba pasando. Y estaba soportando un gran estrés.

Llegaron a una casa. El kitsune llamó a la puerta, volviendo a mostrar su habitual sonrisa.

- Hola Yusuke. ¿Podemos hablar?

Un joven de pelo negro y lustroso le devolvió la sonrisa.

- Claro Kurama, pasa. Mi madre no está. Andará por ahí, emborrachándose.

Kurama entró con Hiei en brazos. Yusuke se quedó de piedra al ver a aquel mocoso, los ojos abiertos al máximo.

- ¿Es. es quien creo que es?

El youko asintió.

- Sí, es Hiei. Es de lo que quería hablarte.

***

Hiei dormía plácidamente sobre el regazo de Kurama quien, suavemente, le acariciaba la espalda mientras él y Yusuke hablaban.

- Es tal y como ocurría en su sueño, sólo que no estamos en el Makai.

- Ya veo. Así que crees que ese sueño se está haciendo realidad.

Kurama asintió.

- Y si todo se cumple, tendré que luchar con alguien que se parece a él. Hiei dijo que yo ganaba, pero no las tengo todas conmigo. Por eso voy a regresar al Makai.

Yusuke se puso en pie de un salto.

- ¡No te dejaré ir solo! Somos un equipo y Kuwabara y yo vendremos contigo. Además, necesitarás a alguien que te ayude a vigilar a ese demonio de tres ojos.

Kurama sonrió ligeramente.

- Bueno, ahora sólo dos. Yusuke echó un vistazo a la frente de Hiei.

- Ya, supongo que aún no se lo habían implantado. Bueno, vamos a comer algo y ya seguiremos hablando.

Kurama estuvo de acuerdo con la propuesta de su amigo.

- Suena bien.

Depositó cuidadosamente al bebé koorime sobre el sofá y siguió a Yusuke hasta la cocina.

***

El corazón de Hiei empezó a latir más de prisa, su respiración se hizo entrecortada, gotas de sudor perlaban su carita. Se hizo un ovillo y emitió un sonido parecido a un lloriqueo.

- Por favor Kurama, ayúdame. - Susurró, temblando de miedo - No quiero morir. No quiero morir. No quiero morir. - Repetía una y otra vez.

Se levantó un fuerte viento y empezó a llover, cada vez con más fuerza. Un relámpago cayó cerca de la casa de Yusuke, cortando la electricidad. Se oyó un trueno que hizo temblar levemente la casa. Todo había quedado a oscuras. Hiei abrió los ojos de golpe, encontrándose envuelto en la más absoluta oscuridad. "¿Dónde estoy?" Saltó del sofá y miró a su alrededor, presa del pánico. Todo parecía igual que en su sueño. Oyó unos pasos acercándose a él. Retrocedió. Dejó escapar un grito de terror y rompió a llorar copiosamente. Sus lágrimas se convertían en pequeñas perlas negras que golpeaban el suelo con un `clink´. Aquel hombre siniestro corría hacia él pero, cuando empezó a hablar, su voz era la de Kurama. - !Hiei¡ Hiei, no pasa nada. De verdad. Ya estamos aquí.

Abrazó estrechamente al tembloroso Hiei, notando los rápidos latidos de su corazón.

- ¡Viene a por mí Kurama! ¡Es él!

Un relámpago iluminó la casa durante un segundo, luego volvió a quedar a oscuras. El trueno lo siguió pocos instantes después.

- Yusuke, debemos irnos ya.

- De acuerdo. ¡Vámonos! - Dijo Yusuke, corriendo hacia la puerta al mismo tiempo que se ponía el abrigo. Salieron los tres, Yusuke, Kurama, y un asustadísimo Hiei en brazos del youko. Corrieron bajo la lluvia en dirección a la casa de Kuwabara.

- Ayúdame. Ayúdame. Ayúdame - Susurraba el pequeño, con la cara escondida entre el cabello de Kurama.

__________________________________________________________________

¿QUE OS HA PARECIDO? POBRE KURAMA, DEBE DE SER DURÍSIMO ESO DE TENER QUE HACER DE CANGURO DE SEMEJANTE RETOÑO. EN FIN, TANTO YUKI COMO YO ESPERAMOS ANSIOSAS VUESTROS REVIEWS.

¡HASTA EL PRÓXIMO CAPÍTULO!