CAPÍTULO 5: Un mal padre

Hiei se agarraba fuertemente a Kurama, su cara cubierta por la sedosa melena rojiza.

- Oye Kurama, ¿qué pasó? - Yusuke parecía preocupado - El youkai que atacó a Hiei. creo que deberías decirme quién es.

Kurama respondió en voz baja. Se le veía tan angustiado como a los demás.

- ¿QUIÉN? - Kuwabara se había quedado a cuadros - ¿Quién has dicho que era?

Kurama miró al tembloroso demonio de fuego.

- Creo que era su padre.

Yusuke y Kuwabara tragaron saliva. ¿Habían oído bien? ¿Cómo podía un padre tratar así a su hijo? Hiei estaba muy asustado y todavía temblaba violentamente.

- ¿Es por eso que Hiei está tan inquieto? ¿Es esto lo que quería decir con aquello de 'Viene a por mí'?

Kurama asintió.

- Sí Yusuke, esa es la razón. - Continuó caminando. Iba acariciando la espalda del pobre niño, haciendo todo lo posible por tranquilizarlo.

Kuwabara se había quedado sin habla pero, en su interior, una terrible tormenta había estallado. ¡¡¿Cómo podía un padre hacer eso?!! "Sí, ya sé lo que haré. Cuando pille al padre de Hiei, le voy a romper la cabeza de un puñetazo. Sí, eso, y entonces, entonces." Los pensamientos de Kuwabara fueron interrumpidos por el lastimero llanto de Hiei. Todos observaron al pequeño. Estaba mirando algo que quedaba más allá de Yusuke y Kuwabara, escondido entre la maleza del bosque. Cuando Kurama y los demás miraron, lo que fuera que Hiei había visto había desaparecido.

- Noto la misma energía que desprendía su padre. Debe de andar cerca, pero se aleja, porque su ki es cada vez más débil.

Hiei parecía haberse calmado. Le pesaban los párpados, así que pronto volvió a caer en un profundo sueño.

- ¿Acampamos aquí esta noche? - Preguntó Kurama a los demás. Y los demás estuvieron de acuerdo.

***

Yusuke recogió leña y Kurama encendió una hoguera. Kuwabara había ido en busca de comida y el zorro pronto se le unió, dejando a Yusuke a cargo del pequeño.

- Bien, el fuego ya está. Voy a ayudar a Kuwabara.

- De acuerdo, déjame a mí a Hiei.

Hiei seguía dormido, revolviéndose de vez en cuando. Parecía perdido en otro sueño. El sudor volvía a correr por su cara. Yusuke le observaba, atento. Quería que siguiera durmiendo, porque sabía que se iba a asustar si descubría que Kurama no estaba ahí.

Hiei empezó a sollozar y se hizo un ovillo. Los gimoteos se hicieron más violentos, mientras el niño suplicaba que le ayudaran. Yusuke sabía lo que debía hacer: cogió a Hiei en brazos y se puso a mecerle, adelante y atrás, adelante y atrás, intentando tranquilizarle.

- No pasa nada, de verdad. Yo estoy contigo - Susurró en su pequeña oreja.

Sonrió para sí. El pequeñajo había dejado de hablar en sueños.

Hiei abrió los ojos para encontrarse con los de Yusuke, en vez de los cálidos ojos verdes que se había acostumbrado a hallar al despertarse.

- ¡¿Dónde está Kurama?! - Gritó, asustado.

- No pasa nada - Dijo Yusuke - Kurama volverá enseguida, y nos traerá comida. Te lo prometo.

- ¡¡Yo quiero a Kuramaaaa!! - Berreó. Se sentía muy a gusto con él, pero no tanto con Yusuke.

Al cabo de unos cuarenta minutos, Kurama y Kuwabara regresaron. Kurama traía unas veinte criaturas del Makai; Kuwabara sólo dos.

- ¡Dios, Kurama! ¿Cómo lo has hecho? - Kuwabara no se lo podía creer.

- Bueno, estoy un poco oxidado, pero cuando era un youko solía hacer esto a menudo.

- ¿Oxidado? - Una gran gota de sudor se deslizó por la cabeza de Kuwabara.

Cuando Hiei oyó llegar a Kurama, se retorció para liberarse de Yusuke. El detective espiritual le puso en el suelo y Hiei salió disparado como una flecha hacia Kurama, para agarrarse a su pierna.

- ¿Por qué te has ido? - Preguntó con un puchero. Kurama le pasó a Kuwabara el resto de la comida, cogió a Hiei en brazos y le abrazó.

- Oh, lo siento mucho. No pretendía asustarte. - Le limpió las lágrimas de los ojos.

- No lo entiendo. ¿Por qué sólo está a gusto contigo? - Yusuke estaba desconcertado. Kurama sonrió.

- Bueno, le salvé de su padre. Y en su sueño yo le salvaba. De todas formas, creo que hay algo más en ese sueño, pero que él es demasiado pequeño para entender lo que ve. - Yusuke asintió.

- Tiene sentido.

- ¿Qué tal si empezamos a comer? Prepararé unos cuantos de esos. Son muy buenos.

Yusuke echó un vistazo a la comida.

- ¿Qué es eso?

Kurama sonrió.

- Sólo pequeños demonios que sirven para preparar una comida rápida. Tienen suerte porque, si no te comes los huesos les vuelve a crecer la piel y los músculos y pueden volver a la vida. Tampoco tienen sangre. Los cazan sobretodo youkais perezosos que no tienen ganas de buscar comida de verdad. Y los que he traído yo están muy ricos. Son un tipo de animal propio de esta zona. Probadlos, os gustarán.

Kuwabara lanzó una mirada asesina a Yusuke, que se estaba riendo de él. Los bichos que Kuwabara había cazado eran lentos y para youkais vagos, y aún así sólo había conseguido atrapar dos. Por otro lado, Kurama había sido capaz de cazar veinte criaturas realmente rápidas.

Hiei ya estaba zampando. Kurama sonrió al verle comer.

- Despacio Hiei, despacio. Tenemos mucho. - No habían comido nada en mucho tiempo, Hiei debía de estar muerto de hambre. Kurama cogió algo de carne y se puso a comer también.

Tan sólo podía pensar en qué peligros les traería el nuevo día.

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HASTA EL PRÓXIMO CAPÍTULO ^_^