LLEGAMOS AL ECUADOR DE LA HISTORIA. ¿ESTÁIS LISTOS PARA DESCUBRIR EL LADO MÁS TIERNO DE HIEI?

________________________________________________________________

CAPÍTULO 6: El llanto de Hiei por Kurama

Kurama fue el primero en despertarse. Hiei estaba acurrucado junto a él. Por una vez dormía tranquilo, parecía tan inocente.

Con suavidad, le apartó un poco y le tapó con su chaqueta. El youko suspiró con satisfacción; iba a hacer un buen día, el cielo estaba despejado, tan sólo se veían unas cuantas nubes pequeñas. Volvió a suspirar. Tal vez el cielo estuviera despejado, pero no sus pensamientos. Tenía tantas cosas en la cabeza que le estaban empezando a provocar jaqueca.

- ¿Por qué? ¿Por qué está pasando esto? ¿Y por qué precisamente a Hiei? - Susurró. No quería despertar a nadie.

Reavivó el fuego y se puso a preparar el desayuno. El delicioso aroma de la comida despertó a Hiei. Abrió un ojo para descubrir que Kurama no estaba a su lado. Miró a un lado y a otro, poniéndose nervioso por momentos, hasta que divisó la melena pelirroja. Se levantó de un salto y corrió hacia el zorro. Con otro salto, se enganchó a su pierna.

Kurama miró hacia abajo. No pudo evitar sonreír al ver la cara del pequeño demonio. Hiei parecía necesitarle tanto últimamente. Supuso que tan sólo quería que le protegiera, por eso nunca quería que se apartara de su lado. Se agachó y le revolvió el pelo.

- ¿Qué, tienes hambre?

Hiei dijo que sí con la cabeza. ¡Sí, estaba hambriento y listo para una buena comida! Kurama retiró algo de carne del fuego. Como no tenían platos la sirvió en una hoja bastante grande y se la tendió al pequeño koorime. Su sonrisa se esfumó cuando vio el semblante extremadamente triste de Hiei.

- Hiei, ¿qué pasa? - Preguntó, preocupado.

Hiei miró a Kurama a los ojos, después al suelo.

- Lo siento Kurama - Susurró con su voz aguda e infantil.

El youko no podía adivinar de dónde procedía aquel sentimiento de culpa de Hiei.

- ¿Por qué lo sientes? No has hecho nada malo.

Al chiquitín se le llenaron los ojos de lágrimas. Hiei normalmente nunca lloraba pero, por alguna razón, últimamente no podía contenerse.

- ¡Porque por mi culpa vas a tener que luchar con ese hombre tan malo! - Explotó. Tiró al suelo la comida y se lanzó a los brazos de Kurama, llorando a lágrima viva.

Kurama abrazó al pequeño Hiei, estrechándole fuertemente contra su pecho.

- No, no. No es culpa tuya pequeño. Si hay que culpar a alguien, ese alguien soy yo.

Hiei levantó la cara para mirarle.

- ¿Por qué es culpa tuya? - (snif, snif)

Kurama miró al cielo. En realidad no tenía respuesta para aquello. Tan sólo lo había dicho para que Hiei dejara de culparse a sí mismo por todo aquello. Siguió buscando una respuesta convincente. Si era culpa de alguien, sin duda era de aquel maldito demonio, también conocido como el padre de Hiei. Aquel bastardo. Semejante tipejo no merecía ni siquiera que le llamaran `padre´. Abrazó más fuerte a Hiei.

- Vamos a hacer una cosa Hiei. No es culpa de nadie. Y si lo es, entonces la culpa es del hombre malo.

No quería decirle que aquel individuo que pretendía matarle era su padre. No creía que Hiei pudiera soportarlo en su estado actual.

Hiei suspiró y apoyó la cabeza en el pecho de Kurama.

- Ese hombre es muy malo.

Kurama asintió y sonrió.

- Sí que lo es.

***//~~~

Kuwabara roncaba ruidosamente. Yusuke finalmente se despertó y se acercó al niño y al zorro.

- Buenos días chicos. - Saludó, poniendo una cara divertida para Hiei. ^o^

- ¿Tienes hambre Yusuke? - Kurama fue hacia él ofreciéndole un poco de comida. Yusuke se puso a jalar con entusiasmo.

Hiei miró a Kurama. En sus ojos se veía que quería algo.

- ¿Qué pasa Hiei? - Hiei miró la carne que había tirado al suelo. Kurama rió.

- Ya veo, quieres más comida, ¿verdad? De acuerdo, te prepararé un poco más. - Sentó a Hiei sobre una roca y fue hacia el fuego. Al cabo de un momento le trajo otra hoja con comida - Venga, a comer. Nos marcharemos pronto de aquí.

El pelirrojo no pudo evitar sonreír al ver a Hiei comiendo a dos carrillos junto a Yusuke.

Kuwabara fue el último en despertarse. Bostezó y se estiró como si tuvieran todo el tiempo del mundo.

- ¡Venga, no tenemos todo el día! - Le gritó Yusuke con impaciencia.

En cuanto Kuwabara terminó de desayunar, se pusieron en marcha.

Kurama había sentado a Hiei sobre sus hombros. El crío parecía estar disfrutando del paseo, mientras enredaba los mechones rojizos. Kurama se tambaleaba de vez en cuando al notar un fuerte estirón en el flequillo cada vez que Hiei quería que mirara algo.

De repente, Hiei se quedó quieto y en silencio, bajó la cabeza como si intentara esconderse de algo, y cada vez estiraba de los mechones que tenía entre los dedos con más y más fuerza.

- ¡Oye Hiei! OW ¡Hiei, deja de tirarme del peloooooooo! AAAAAAUUUUUUUU¡¡¡

Se lo quitó de encima y le puso frente a él, cara a cara. Estaba a punto de reñirle por no obedecer cuando percibió el miedo en sus ojos.

- ¡Está aquí! - Gritó Hiei, temblando - Se agarró a la camisa de Kurama - No dejes que me coja. ¡Por favor!

Kurama le apretó contra sí mientras intentaba localizar el ki de su padre.

- ¡Te encontré! ¡Da la cara! - Su voz era agresiva, ni rastro de la dulce cadencia acostumbrada. Le pasó el niño a Yusuke - Por favor, cuida de él, y asegúrate de que nada le sucede.

Los ojos de Hiei empezaron a humedecerse.

- ¡Kurama! - Estiró los bracitos intentando alcanzarle - ¡Kurama, por favor, no te vayas!

Kurama siguió caminando sin mirar atrás.

- Se valiente Hiei. Te prometo que volveré.

"Pero tengo el presentimiento de que este será el primero de muchos enfrentamientos."

____________________________________________________________________

¿QUÉ PASARÁ CON NUESTROS CHICOS Y CON "EL HOMBRE MALO"? LA RESPUESTA, EN EL PRÓXIMO CAPÍTULO¡¡ ^_^