CAPÍTULO 10: El entrenamiento de Hiei

Yusuke y Kuwabara llevaron a Yukina de vuelta al Ningenkai. Pasaría mucho tiempo antes de que Hiei pudiera volver a ver a su hermana. Les dijo a Yusuke y a Kuwabara que cuidaran de ella y que se aseguraran de que Shinogi no se le volviera a acercar.

- ¡Hiei! Si quieres tener alguna posibilidad de vencerle, debes poner más empeño.

Kurama y Hiei habían empezado a entrenarse. El zorro era más fuerte que Hiei. Le repateaba admitirlo, pero así era. El youko era mayor que él, y tenía más experiencia. Hiei a duras penas podía llevar a cabo un ataque sin que las enredaderas de Kurama le inmovilizaran. Por supuesto, Kurama no pensaba matarlo, le estaba entrenando. Tal vez le hiciera daño pero se aseguraba de que sus ataques no resultaban letales.

Hiei le respondió con malos modos.

- ¡Ya lo hago! - Se echó hacia atrás, dando un traspié cuando volvió a atacar.

Kurama vigiló los movimientos de Hiei. El demonio de fuego pronto se desvaneció y apareció detrás de él. Kurama se dio la vuelta y bloqueó el ataque con su látigo.

Hiei saltó por encima de Kurama y envainó su katana.

- ¿Estás de broma o qué, Hiei?

- No zorro. Voy a probar con las llamas negras.

Kurama asintió.

- Bien, veamos que tal resultan. ¡Adelante!

Hiei se elevó, las llamas negras crepitando alrededor de su cuerpo. Arremetió contra Kurama, quien escapó fácilmente del campo de alcance de sus ataques. El jaganshi desapareció y las llamas alcanzaron el brazo del youko. Kurama aulló de dolor. Hiei saltó al suelo; recibió una sonrisa cómplice del zorro. El kitsune ya se había recuperado, el ataque había tenido un efecto mínimo sobre él.

Hiei gruñó fastidiado.

- ¡Si ni siquiera puedo herirte a ti, ¿cómo voy a poder con él?!

Kurama negó con la cabeza.

- Oye, me has dado de mala manera. Trabajemos la velocidad. Tu padre es muy rápido.

- Hn. De acuerdo. Pero aún creo que tú serás quien le mate.

Kurama sonrió.

- Probablemente, pero aún así.

- Bien, empecemos.

- No siempre podrás saber lo que va a lanzarte. Debes ser capaz de esquivarme y moverte más rápido que mis ataques.

Hiei estaba preparado para cualquier cosa que Kurama intentase, por grotesco que sonase que alguien le dijera al jaganshi que tenía que mejorar su velocidad. Asintió y se puso en guardia. Kurama sabía lo que hacía y Hiei sabía que tenía que trabajar duro.

Antes de que se diera cuenta, las enredaderas volvieron a lanzarse sobre él. El jaganshi las esquivó. Más enredaderas se interpusieron en su camino, se deshizo de ellas fácilmente. No se dio cuenta de que también había plantas detrás de él, hasta que fue demasiado tarde. Envolvieron a Hiei y le lanzaron al suelo.

Hiei gritó a causa del golpe. Poco a poco, las plantas aflojaron la presión y le liberaron. Dio un puñetazo en el suelo.

- ¡¿Por qué? ¿Cómo es posible que no las haya podido esquivar todas?!

Kurama se acercó al furioso demonio, puso una mano sobre su hombro y le sonrió.

- Hiei, descansemos un rato. Seguiremos más tarde. Nos hemos estado entrenando durante casi un mes y tú apenas has descansado.

- No, continuemos.

Hiei miró fijamente a Kurama. Había una gran determinación en sus ojos de rubí. El zorro negó con la cabeza.

- Hiei, destrozándote no conseguirás nada más que debilitarte. Sé que quieres acabar con él, pero de esta manera se lo pondrás todavía más fácil. Descansa un poco y después continuaremos.

No servía de nada discutir con Kurama. En realidad, Hiei sabía que tenía razón. Se dio por vencido.

- De acuerdo, pero cuando diga que estoy listo volveremos a empezar.

Kurama sonrió.

- De acuerdo.

***//~~~

- Me pregunto cómo estará yendo el entrenamiento - Le dijo Yusuke a Kuwabara, que estaba tumbado en el suelo a su lado, mirando pasar las nubes.

- Sí, yo también me lo pregunto. Oye, Urameshi, ¿crees que lo conseguirán?

Yusuke se encogió de hombros.

- Tal vez.

- ¿Deberíamos ayudar?

- No, esta es su pelea. Si alguien debe ayudarle es Kurama.

Yukina estaba en la cocina preparando algo para Yusuke y Kuwabara. Estaba muy preocupada por Hiei, pero intentaba ocultarlo tras su sonrisa.

- Aquí tenéis un poco de té.

Yusuke cogió una taza. Últimamente, Yukina preparaba té a todas horas.

- Oh, gracias Yukina-san - Dijo Kuwabara sorbiendo la bebida que ella le tendía.

- De nada Kazuma-san.

Volvió a la cocina, ahora para limpiar. Hacía todo lo posible por mantenerse ocupada y no pensar en los que estaban en el Makai.

***//~~~

- ¿Estás seguro de que has descansado lo suficiente?

- ¡Qué sí! ¿Empezamos ya? - Contestó el jaganshi, desenvainando su katana.

Kurama arrancó una rosa y la transformó en su rose whip. Hiei arremetió contra Kurama, que esquivó todos sus ataques. Hiei se movía más rápido después de la pausa y parecía haber recuperado toda su fuerza. "Tal vez descansar ha sido una buena idea, ahora me parece que puedo ganar. Y Yukina estará a salvo." Sus ataques se hicieron menos violentos.

- ¡No te distraigas Hiei! Sé que estás preocupado por Yukina pero debes concentrarte en la pelea.

Hiei se dio cuenta de que se había distraído cuando fue lanzado contra el suelo con un gran "¡PUM!" Un leve gemido escapó de sus labios. Aquello estaba siendo más duro de lo que había creído. Estaba seguro de que algún día conseguiría ser más fuerte que Kurama, pero parecía que, cuanto más fuerte se hacía él, más fuerte se hacía también el zorro. Se levantó. Respiraba un poco más agitadamente que antes, pero dejó claro que quería continuar.

Tras dos meses de brutal entrenamiento, lo dieron por terminado.

Kurama llevaba a Hiei a la espalda. Aunque el demonio en un principio protestó, pronto se quedó dormido. Kurama suspiró. Hiei era ahora mucho más fuerte, no cabía duda. Pero, ¿era lo suficientemente fuerte como para enfrentarse a Shinogi?

Miró al cielo, estaba gris y nublado. "Parece que va a llover" Como si las nubes le hubieran leído el pensamiento, cayeron las primeras gotas. Apretó el paso, el único sitio al que se le ocurría ir era a su antigua guarida.

Kurama corría. La lluvia era ahora más fuerte y un relámpago iluminó el cielo. Kurama cambió a su forma de youko. Su velocidad se incrementó notablemente.

Los ojos de Kurama se abrieron a causa del sobresalto. Sentía el ki de Shinogi. "Está cerca" Rezó por que no atacara, Hiei estaba dormido y todavía cansado por el entrenamiento. Tal vez Shinogi lo supiera; era el momento perfecto para atacar.

Los brazos de Hiei colgaban de los hombros de Kurama. En un abrir y cerrar de ojos, dejó de verlos. Hiei se volvió más ligero, Kurama ya no le rodeaba con sus brazos y se cayó al fango.

El youko se giró. Sus ojos amarillos descubrieron a un niño pequeño tirado en el suelo.

- ¡Hiei! - Dijo con dificultad - No, no otra vez.

Le sacó de barro y lo tomó en brazos. "Ni siquiera tenía intención de luchar. Estaba esperando a que acabáramos el entrenamiento."

El ki de Shinogi desapareció, Kurama detuvo su carrera. "¿A dónde ha ido?" Escuchó atentamente con su oído de zorro, buscando el ki de Shinogi. "Se ha ido. Bien, por ahora."

Suspiró. Volvió a correr, con Hiei en brazos. Se dirigía a su cueva.

______________________________________________________________________

UF, MENUDO ENTRENAMIENTO¡¡ CANSA SÓLO DE LEERLO. Y YA VOLVEMOS A TENER AL CHIBI, QUÉ MONO QUE ES¡¡¡¡¡¡¡¡ ^_^

SHINOGI, SAL DE DÓNDE ESTÉS, RATA COBARDE, Y LUCHA¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡