AQUÍ ESTÁ, EL ÚLTIMO CAPÍTULO.
CREIÁIS QUE SHINOGI ERA MALVADO? NO SABÍÁIS HASTA QUÉ PUNTO `__´
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CAPÍTULO 12: Imágenes de un sueño
Kurama llevó a Hiei de vuelta a la cueva.
Estaba escurriéndose el pelo cuando reparó en que el niño volvía a estremecerse de frío. El zorro dejó escapar un suspiro de "ya no sé qué hacer".
"Todavía tiene frío." A Kurama ya no le quedaban ideas para que el pequeño demonio de fuego entrara en calor. Incluso junto a la hoguera seguía temblando.
Le puso una mano sobre la frente. Una serie de imágenes fueron transferidas a la mente del kitsune. Ahogó un grito y apartó la mano. "¿Qué ha sido eso? Un momento. ¿Podría ser...?" Volvió a poner la mano sobre la frente del bebé koorime, buscando el significado de aquellas imágenes. "¿Qué significa esto? ¿Es parte de su sueño?"
***
El viento era muy fuerte. Los árboles se movían como si estuvieran a punto de ser arrancados y entre esos árboles había un claro donde dos adversarios estaban en plena lucha. Distinguió a un niño pequeño tirado en el suelo, temblando de miedo y susurrando algo inaudible.
"Ese soy yo... Estoy luchando con su padre."
Kurama presentaba su forma de youko. Atacó al demonio de fuego con una planta llena de espinas, espinas envenenadas. Contenían suficiente veneno como para disolver todos los huesos de su cuerpo y hacerle retorcerse de dolor en medio de la peor de las agonías. Kurama pudo rodear los brazos de Shinogi con aquella planta. Todo quedó en silencio, incluso cuando el youkai gritó algo que no pudo oírse. Shinogi cayó al suelo, su cuerpo inerte quedó inmóvil sobré la hierba.
Kurama fue hasta donde estaba Hiei. Movió los labios pero no se oyó lo que dijo. Cogió en brazos al pequeño y se alejó del cadáver de Shinogi.
De repente, el zorro se dio la vuelta, sobresaltado. Luego, todo se oscureció.
***
Kurama apartó la mano. "¿Qué estaba pasando ahí?" El youko empezó a mirar a su alrededor, buscando no sabía bien el qué.
"Se está acercando." Cogió a Hiei en brazos y le apretó contra sí, posesivamente. "Si nos quedamos aquí seremos una presa fácil. Tenemos que escapar. Puedo esconderle en algún sitio y alejarme tanto como me sea posible, así él estará más seguro." Sí, ya sabía lo que tenía que hacer.
Salió de la cueva con Hiei en brazos, mientras sentía cada vez con mayor claridad el ki de su enemigo. Echó a correr, tan rápido como pudo. "Está cerca. Muy cerca." Kurama miró a su alrededor. Hiei sollozaba casi imperceptiblemente con los ojos cerrados, los párpados fuertemente apretados.
"¡El Ningenkai! Tiraré a Hiei a través del portal." No es que le hiciera mucha gracia esa idea, pero sabía que Shinogi no tardaría en encontrarle si le escondía por aquella zona.
Kurama corrió hacia el portal tan rápido como pudo. El demonio no estaba lejos, y acortaba la distancia.
"Tengo que darme prisa. Tengo que darme prisa." El portal que separaba los dos mundos ya estaba muy cerca. Kurama miró por encima de su hombro derecho; ahí estaba Shinogi, mostrándole una mueca cruel.
- Permíteme liberarte de esa carga.
Antes de que Kurama se diese cuenta, Shinogi y Hiei habían desaparecido.
El zorro frenó en seco.
- ¡Hiei, no! ¡Devuélvemelo, bastardo! - gritó Kurama, ciego de ira. Pero no había tiempo para perder los estribos, tenía que encontrar a Hiei. Consiguió captar el ki de su forma de niño y les siguió.
***//~~~
- ¿Quieres saber por qué estabas tirado en el suelo en tu sueño? - Preguntó una voz escalofriante.
Hiei tan solo cerró los ojos sin contestar nada. Shinogi se acercó más a su hijo, la espada desenvainada, listo para atacar al indefenso niño. Alzó la espada y sonrío con malicia.
- Te lo mostraré.
Kurama estaba en plena carrera cuando escuchó un grito de terror.
- ¡Hiei!
El youko de cabello plateado siguió su camino, repitiendo una y otra vez "Por favor, que esté bien. Por favor, que esté bien." Finalmente llegó al claro donde se encontraban los dos demonios de fuego. Buscó a Hiei y le encontró allí, en el suelo, como en el sueño.
- Hi-Hiei...
El pequeño koorime abrió un ojo para ver quién le llamaba. Se quedó mirando a Kurama, sin decir ni una palabra. El zorro apartó la vista del niño para buscar a Shinogi. Le vio allí de pie, frente a él.
- ¡¿Pero cómo eres capaz de tratar así a tu propio hijo?! - Kurama estaba completamente fuera de sí.
Hiei sangraba, y parecía que le dolía mucho. Shinogi tan sólo sonreía cruelmente.
- Que visión tan maravillosa es la sangre, ¿no crees? La verdad es que me importa muy poco de quién es la sangre que derramo. Esta vez, sencillamente, le ha tocado a él.
Fue suficiente. Kurama no quiso escuchar ni una palabra más. Hizo crecer una planta, una planta espinosa, de espinas afiladas y venenosas. El zorro miraba con fiereza al youkai.
- Morirás. Lo juro.
Shinogi rió. Una risa fría y desagradable.
- Oh, el gran Youko Kurama me desafía. Me siento halagado. - Tenía la desfachatez de burlarse de Kurama. El zorro estaba a punto de estallar de ira y frustración.
- ¡Cállate y lucha!
Kurama se elevó con un gran salto. El latigazo resonó en el aire. El demonio de fuego lo esquivó y, a su vez, atacó al kitsune.
Mientras le pelea seguía su curso, Hiei escuchaba. Podía distinguir el sonido de la sangre salpicando el suelo, los gemidos de dolor, el latido acelerado de sus corazones. Podía oírlo todo. Deseó quedarse sordo.
- Basta... - Murmuró.
La lucha continuó. Una herida tras otra aparecía en el cuerpo de los dos adversarios. Ninguno pensaba rendirse. Uno de ellos tenía que morir.
***//~~~
- ¡Maldita sea! Algo gordo está pasando. Y estoy seguro de que tiene que ver con Kurama y Hiei - Kuwabara estaba hablando con Yusuke.
Yukina lloraba. Podía sentir el dolor que estaba padeciendo su hermano. Pequeñas gemas cubrían el suelo a su alrededor, y más resbalaban por su kimono.
- Mi hermano, no... - Sollozó.
***//~~~
Kurama se situó tras el demonio de fuego. La planta venenosa se alzó, amenazadora, pero antes de que pudiera lanzarla sobre Shinogi, el youkai había desaparecido. Kurama no se lo podía creer.
- Pero... pero... en el sueño...
Kurama aterrizó otra vez, intentando comprender qué había fallado. La risa de Shinogi le hizo volverse.
- ¿Me tomas por un estúpido, zorro? Ya sé lo que ha estado soñando éste, y sé que si tu plantita me toca, moriré envenenado. Los sueños no siempre se hacen realidad, ya lo sabes.
Kurama apretó los dientes y volvió a envestirle, atacando esta vez con otro tipo de planta. La pelea se estaba alargando más de lo previsto.
Hiei se observó a sí mismo. Volvía a ser adulto. "El hechizo... Se ha roto." Miró al zorro y a su padre luchando. "¡Kurama! Maldita sea. Yo te ayudaré." Hiei se puso en pie, tambaleándose, y se quitó la cinta de la cabeza. Su Jagan se abrió, emanando una luz violácea.
- Yo mismo le mataré.
Sus brazos quedaron envueltos en llamas negras, sus vendajes se quemaron, mientras se preparaba para atacar. Antes de que Shinogi pudiera reaccionar, se oyó el grito de Hiei.
- ¡¡¡¡JAOU ENSATSU KOKURYUU HA!!!!
El Dragón de Llamas Negras cobró forma e inició su devastador ataque, sin dejar nada más que cenizas tras de sí.
"Está muy débil para controlarlo. ¡El dragón se volverá contra él!" Kurama corrió hacia Hiei para sostenerle. El jaganshi había perdido el conocimiento. El dragón, tras devorar a Shinogi, continuó su camino buscando una nueva víctima.
Kurama jadeaba. Sabía que no podría neutralizarlo.
Un resplandor apareció por detrás de ellos y un rayo alcanzó el interior de la boca de la bestia negra. Tras el disparo, el dragón se desvaneció.
Yusuke corrió hacia sus amigos.
- ¡Eh, ¿estáis bien?! - Yusuke se hizo cargo de Hiei. Kuwabara llegó tras él y ayudó al zorro a ponerse en pie.
- Estamos bien. Tan sólo cansados.
***//~~~
Regresaron al Ningenkai.
Kurama había vuelto a su forma humana pero el cuerpo de Hiei todavía estaba demasiado frío. El kitsune cojeaba, caminaba apoyándose en Kuwabara.
Yukina les recibió al llegar al templo de Genkai. Sonrió esplendorosamente al ver a Hiei. "Ha vuelto. Está bien" Y corrió a abrazarle.
***//~~~
Hiei se despertó dos horas más tarde. Kurama estaba acostado en un futón junto al suyo. Le sonreía.
- Al fin te has despertado. ¿Cómo te encuentras?
- Hn. Bien, supongo - Se dio la vuelta para tumbarse boca abajó y suspiró profundamente - Le hemos vencido.
- Sí, pero hay una cosa que todavía no entiendo. ¿Cómo es que soñabas esas cosas? La pelea no fue en absoluto como en tu sueño.
Hiei no dijo nada durante un buen rato. Finalmente, se volvió hacia el zorro.
- Los sueños no siempre se hacen realidad, zorro.
- Sí. Tienes razón - Kurama se sentó, sobreponiéndose a duras penas al dolor - ¿Vamos con los demás?
- Si casi no eres capaz de sentarte, ¿qué te hace pensar que llegarás al salón?
Kurama sonrió ampliamente y ladeó un poco la cabeza ^_^.
- Bueno, necesitaré que alguien me ayude.
Hiei resopló.
- Hn. Estúpido zorro.
Kurama se rió entre dientes.
- ¿Bueno, qué? ¿Me ayudas o no? Mira, podemos ayudarnos mutuamente.
- Yo no necesito ayuda.
- Perfecto, entonces ayúdame a mí a llegar al comedor.
Hiei intentó sentarse, pero una punzada de dolor le obligó a desistir.
- Estoy cansado. Apáñatelas - Y volvió a tumbarse.
Kurama rió ahora con ganas.
- Bueno. Supongo que no hay ninguna prisa, ¿verdad?
- Hn.
(...)
- Hiei... gracias.
Hiei se volvió a mirar al zorro, sorprendido.
- ¿Por qué?
- Al final, Tú fuiste quien me salvó a mí. No creo que hubiera podido resistir mucho más contra él.
- Hn.
- Me tomaré eso como un "de nada" - Y se echó hacia atrás, quedando apoyado sobre los codos.
Yukina entró en la habitación con una bandeja.
- ¡Hola chicos! Os traigo la comida.
- Gracias, Yukina-chan - Respondió Kurama. Volvió a sentarse, sobreponiéndose a la incómoda molestia que notaba en el abdomen. Separó los palillos y empezó a comer.
- ¿Tienes hambre, Hiei? - Preguntó Yukina a su gemelo. Hiei dijo que sí con la cabeza, sin despegar los labios. Yukina sonrió dulcemente y le ayudó a sentarse.
- Gracias Yukina - Fue tan sólo un susurro, prácticamente inaudible.
- ¿Te encuentras bien? - Había una nota de preocupación en su voz.
- ¿Qué? No. ¡Sí! Estoy bien - Y se llenó la boca con comida.
Yukina se levantó.
- Muy bien. Si necesitáis algo, llamadme. ¿De acuerdo?
Salió de la habitación cerrando la puerta tras de sí.
- Hiei, podrías haberle dicho algo más, ¿no?
Hiei sacudió la cabeza.
- Ojalá no se hubiera enterado de que soy su hermano.
Kurama le miró; sabía que quería decirle algo más. Hiei metió la mano en un bolsillo, sacó un puñado de gemas y se las mostró a Kurama.
- ¿De dónde las has sacado?
- Cuando me desperté las encontré en el suelo, a mi lado. Yukina estuvo llorando porque sabía que estaba malherido. Si no hubiera descubierto quién soy, no hubiera desperdiciado sus lágrimas por alguien como yo.
Kurama frunció el ceño.
- ¿Todavía estás con eso de que no la mereces? - Hiei suspiró.
- Mira zorro, yo SÉ que no la merezco.
- Pues ella parece feliz de haberte encontrado. - Dejó su bandeja en el suelo.
Kurama se puso de pie, no sin dificultad, y obligó a Hiei a levantarse, aunque se retorciera de dolor.
- Yo no estaría tan seguro - Le agarró la mano y le estiró hasta la puerta que daba al salón - Escúchala, y luego repíteme lo que has dicho.
Hiei deslizó despacio la puerta, entreabriéndola para escuchar como su hermana charlaba animadamente con los demás. Después de espiar un rato, volvió a cerrar la puerta. Kurama le miraba fijamente, esperando una respuesta.
- Se... se la ve contenta - Murmuró.
- Diría que nunca la he visto tan contenta.
Los dos volvieron, tambaleándose, a echarse en sus futones.
- Espero que no crea que seré capaz de cambiar.
- No creo que Yukina espere nada de eso. Sencillamente es feliz de tenerte con ella.
Hiei se tapó.
- Bueno, si ella es feliz, entonces todo irá bien. - Murmuró antes de quedarse dormido.
Kurama sonrió.
- Todo irá bien Hiei.
~*~*~ FIN ~*~*~
Bueno, esto se acabó. Bonito final, verdad ^_^ BUAAAAAAAAA¡¡¡¡¡ Y ahora q voy a hacer yo, sin mi chibi y sin mi youko??? BUAAAAAAAAA¡¡¡¡¡ Qué voy a hacer yo, eh??? Snif, snif. En fin, creo que para consolarme, lo mejor serían unos reviews de despedida. No os parece?? ;P
YUKI: Holaa! Muy bonito el final, sí señor. Yo también los echaré de menos T_T Esperamos muchos reviews!
Muchas gracias a tod@s l@s que nos habéis dejado reviews!
Hasta pronto!
CAPÍTULO 12: Imágenes de un sueño
Kurama llevó a Hiei de vuelta a la cueva.
Estaba escurriéndose el pelo cuando reparó en que el niño volvía a estremecerse de frío. El zorro dejó escapar un suspiro de "ya no sé qué hacer".
"Todavía tiene frío." A Kurama ya no le quedaban ideas para que el pequeño demonio de fuego entrara en calor. Incluso junto a la hoguera seguía temblando.
Le puso una mano sobre la frente. Una serie de imágenes fueron transferidas a la mente del kitsune. Ahogó un grito y apartó la mano. "¿Qué ha sido eso? Un momento. ¿Podría ser...?" Volvió a poner la mano sobre la frente del bebé koorime, buscando el significado de aquellas imágenes. "¿Qué significa esto? ¿Es parte de su sueño?"
***
El viento era muy fuerte. Los árboles se movían como si estuvieran a punto de ser arrancados y entre esos árboles había un claro donde dos adversarios estaban en plena lucha. Distinguió a un niño pequeño tirado en el suelo, temblando de miedo y susurrando algo inaudible.
"Ese soy yo... Estoy luchando con su padre."
Kurama presentaba su forma de youko. Atacó al demonio de fuego con una planta llena de espinas, espinas envenenadas. Contenían suficiente veneno como para disolver todos los huesos de su cuerpo y hacerle retorcerse de dolor en medio de la peor de las agonías. Kurama pudo rodear los brazos de Shinogi con aquella planta. Todo quedó en silencio, incluso cuando el youkai gritó algo que no pudo oírse. Shinogi cayó al suelo, su cuerpo inerte quedó inmóvil sobré la hierba.
Kurama fue hasta donde estaba Hiei. Movió los labios pero no se oyó lo que dijo. Cogió en brazos al pequeño y se alejó del cadáver de Shinogi.
De repente, el zorro se dio la vuelta, sobresaltado. Luego, todo se oscureció.
***
Kurama apartó la mano. "¿Qué estaba pasando ahí?" El youko empezó a mirar a su alrededor, buscando no sabía bien el qué.
"Se está acercando." Cogió a Hiei en brazos y le apretó contra sí, posesivamente. "Si nos quedamos aquí seremos una presa fácil. Tenemos que escapar. Puedo esconderle en algún sitio y alejarme tanto como me sea posible, así él estará más seguro." Sí, ya sabía lo que tenía que hacer.
Salió de la cueva con Hiei en brazos, mientras sentía cada vez con mayor claridad el ki de su enemigo. Echó a correr, tan rápido como pudo. "Está cerca. Muy cerca." Kurama miró a su alrededor. Hiei sollozaba casi imperceptiblemente con los ojos cerrados, los párpados fuertemente apretados.
"¡El Ningenkai! Tiraré a Hiei a través del portal." No es que le hiciera mucha gracia esa idea, pero sabía que Shinogi no tardaría en encontrarle si le escondía por aquella zona.
Kurama corrió hacia el portal tan rápido como pudo. El demonio no estaba lejos, y acortaba la distancia.
"Tengo que darme prisa. Tengo que darme prisa." El portal que separaba los dos mundos ya estaba muy cerca. Kurama miró por encima de su hombro derecho; ahí estaba Shinogi, mostrándole una mueca cruel.
- Permíteme liberarte de esa carga.
Antes de que Kurama se diese cuenta, Shinogi y Hiei habían desaparecido.
El zorro frenó en seco.
- ¡Hiei, no! ¡Devuélvemelo, bastardo! - gritó Kurama, ciego de ira. Pero no había tiempo para perder los estribos, tenía que encontrar a Hiei. Consiguió captar el ki de su forma de niño y les siguió.
***//~~~
- ¿Quieres saber por qué estabas tirado en el suelo en tu sueño? - Preguntó una voz escalofriante.
Hiei tan solo cerró los ojos sin contestar nada. Shinogi se acercó más a su hijo, la espada desenvainada, listo para atacar al indefenso niño. Alzó la espada y sonrío con malicia.
- Te lo mostraré.
Kurama estaba en plena carrera cuando escuchó un grito de terror.
- ¡Hiei!
El youko de cabello plateado siguió su camino, repitiendo una y otra vez "Por favor, que esté bien. Por favor, que esté bien." Finalmente llegó al claro donde se encontraban los dos demonios de fuego. Buscó a Hiei y le encontró allí, en el suelo, como en el sueño.
- Hi-Hiei...
El pequeño koorime abrió un ojo para ver quién le llamaba. Se quedó mirando a Kurama, sin decir ni una palabra. El zorro apartó la vista del niño para buscar a Shinogi. Le vio allí de pie, frente a él.
- ¡¿Pero cómo eres capaz de tratar así a tu propio hijo?! - Kurama estaba completamente fuera de sí.
Hiei sangraba, y parecía que le dolía mucho. Shinogi tan sólo sonreía cruelmente.
- Que visión tan maravillosa es la sangre, ¿no crees? La verdad es que me importa muy poco de quién es la sangre que derramo. Esta vez, sencillamente, le ha tocado a él.
Fue suficiente. Kurama no quiso escuchar ni una palabra más. Hizo crecer una planta, una planta espinosa, de espinas afiladas y venenosas. El zorro miraba con fiereza al youkai.
- Morirás. Lo juro.
Shinogi rió. Una risa fría y desagradable.
- Oh, el gran Youko Kurama me desafía. Me siento halagado. - Tenía la desfachatez de burlarse de Kurama. El zorro estaba a punto de estallar de ira y frustración.
- ¡Cállate y lucha!
Kurama se elevó con un gran salto. El latigazo resonó en el aire. El demonio de fuego lo esquivó y, a su vez, atacó al kitsune.
Mientras le pelea seguía su curso, Hiei escuchaba. Podía distinguir el sonido de la sangre salpicando el suelo, los gemidos de dolor, el latido acelerado de sus corazones. Podía oírlo todo. Deseó quedarse sordo.
- Basta... - Murmuró.
La lucha continuó. Una herida tras otra aparecía en el cuerpo de los dos adversarios. Ninguno pensaba rendirse. Uno de ellos tenía que morir.
***//~~~
- ¡Maldita sea! Algo gordo está pasando. Y estoy seguro de que tiene que ver con Kurama y Hiei - Kuwabara estaba hablando con Yusuke.
Yukina lloraba. Podía sentir el dolor que estaba padeciendo su hermano. Pequeñas gemas cubrían el suelo a su alrededor, y más resbalaban por su kimono.
- Mi hermano, no... - Sollozó.
***//~~~
Kurama se situó tras el demonio de fuego. La planta venenosa se alzó, amenazadora, pero antes de que pudiera lanzarla sobre Shinogi, el youkai había desaparecido. Kurama no se lo podía creer.
- Pero... pero... en el sueño...
Kurama aterrizó otra vez, intentando comprender qué había fallado. La risa de Shinogi le hizo volverse.
- ¿Me tomas por un estúpido, zorro? Ya sé lo que ha estado soñando éste, y sé que si tu plantita me toca, moriré envenenado. Los sueños no siempre se hacen realidad, ya lo sabes.
Kurama apretó los dientes y volvió a envestirle, atacando esta vez con otro tipo de planta. La pelea se estaba alargando más de lo previsto.
Hiei se observó a sí mismo. Volvía a ser adulto. "El hechizo... Se ha roto." Miró al zorro y a su padre luchando. "¡Kurama! Maldita sea. Yo te ayudaré." Hiei se puso en pie, tambaleándose, y se quitó la cinta de la cabeza. Su Jagan se abrió, emanando una luz violácea.
- Yo mismo le mataré.
Sus brazos quedaron envueltos en llamas negras, sus vendajes se quemaron, mientras se preparaba para atacar. Antes de que Shinogi pudiera reaccionar, se oyó el grito de Hiei.
- ¡¡¡¡JAOU ENSATSU KOKURYUU HA!!!!
El Dragón de Llamas Negras cobró forma e inició su devastador ataque, sin dejar nada más que cenizas tras de sí.
"Está muy débil para controlarlo. ¡El dragón se volverá contra él!" Kurama corrió hacia Hiei para sostenerle. El jaganshi había perdido el conocimiento. El dragón, tras devorar a Shinogi, continuó su camino buscando una nueva víctima.
Kurama jadeaba. Sabía que no podría neutralizarlo.
Un resplandor apareció por detrás de ellos y un rayo alcanzó el interior de la boca de la bestia negra. Tras el disparo, el dragón se desvaneció.
Yusuke corrió hacia sus amigos.
- ¡Eh, ¿estáis bien?! - Yusuke se hizo cargo de Hiei. Kuwabara llegó tras él y ayudó al zorro a ponerse en pie.
- Estamos bien. Tan sólo cansados.
***//~~~
Regresaron al Ningenkai.
Kurama había vuelto a su forma humana pero el cuerpo de Hiei todavía estaba demasiado frío. El kitsune cojeaba, caminaba apoyándose en Kuwabara.
Yukina les recibió al llegar al templo de Genkai. Sonrió esplendorosamente al ver a Hiei. "Ha vuelto. Está bien" Y corrió a abrazarle.
***//~~~
Hiei se despertó dos horas más tarde. Kurama estaba acostado en un futón junto al suyo. Le sonreía.
- Al fin te has despertado. ¿Cómo te encuentras?
- Hn. Bien, supongo - Se dio la vuelta para tumbarse boca abajó y suspiró profundamente - Le hemos vencido.
- Sí, pero hay una cosa que todavía no entiendo. ¿Cómo es que soñabas esas cosas? La pelea no fue en absoluto como en tu sueño.
Hiei no dijo nada durante un buen rato. Finalmente, se volvió hacia el zorro.
- Los sueños no siempre se hacen realidad, zorro.
- Sí. Tienes razón - Kurama se sentó, sobreponiéndose a duras penas al dolor - ¿Vamos con los demás?
- Si casi no eres capaz de sentarte, ¿qué te hace pensar que llegarás al salón?
Kurama sonrió ampliamente y ladeó un poco la cabeza ^_^.
- Bueno, necesitaré que alguien me ayude.
Hiei resopló.
- Hn. Estúpido zorro.
Kurama se rió entre dientes.
- ¿Bueno, qué? ¿Me ayudas o no? Mira, podemos ayudarnos mutuamente.
- Yo no necesito ayuda.
- Perfecto, entonces ayúdame a mí a llegar al comedor.
Hiei intentó sentarse, pero una punzada de dolor le obligó a desistir.
- Estoy cansado. Apáñatelas - Y volvió a tumbarse.
Kurama rió ahora con ganas.
- Bueno. Supongo que no hay ninguna prisa, ¿verdad?
- Hn.
(...)
- Hiei... gracias.
Hiei se volvió a mirar al zorro, sorprendido.
- ¿Por qué?
- Al final, Tú fuiste quien me salvó a mí. No creo que hubiera podido resistir mucho más contra él.
- Hn.
- Me tomaré eso como un "de nada" - Y se echó hacia atrás, quedando apoyado sobre los codos.
Yukina entró en la habitación con una bandeja.
- ¡Hola chicos! Os traigo la comida.
- Gracias, Yukina-chan - Respondió Kurama. Volvió a sentarse, sobreponiéndose a la incómoda molestia que notaba en el abdomen. Separó los palillos y empezó a comer.
- ¿Tienes hambre, Hiei? - Preguntó Yukina a su gemelo. Hiei dijo que sí con la cabeza, sin despegar los labios. Yukina sonrió dulcemente y le ayudó a sentarse.
- Gracias Yukina - Fue tan sólo un susurro, prácticamente inaudible.
- ¿Te encuentras bien? - Había una nota de preocupación en su voz.
- ¿Qué? No. ¡Sí! Estoy bien - Y se llenó la boca con comida.
Yukina se levantó.
- Muy bien. Si necesitáis algo, llamadme. ¿De acuerdo?
Salió de la habitación cerrando la puerta tras de sí.
- Hiei, podrías haberle dicho algo más, ¿no?
Hiei sacudió la cabeza.
- Ojalá no se hubiera enterado de que soy su hermano.
Kurama le miró; sabía que quería decirle algo más. Hiei metió la mano en un bolsillo, sacó un puñado de gemas y se las mostró a Kurama.
- ¿De dónde las has sacado?
- Cuando me desperté las encontré en el suelo, a mi lado. Yukina estuvo llorando porque sabía que estaba malherido. Si no hubiera descubierto quién soy, no hubiera desperdiciado sus lágrimas por alguien como yo.
Kurama frunció el ceño.
- ¿Todavía estás con eso de que no la mereces? - Hiei suspiró.
- Mira zorro, yo SÉ que no la merezco.
- Pues ella parece feliz de haberte encontrado. - Dejó su bandeja en el suelo.
Kurama se puso de pie, no sin dificultad, y obligó a Hiei a levantarse, aunque se retorciera de dolor.
- Yo no estaría tan seguro - Le agarró la mano y le estiró hasta la puerta que daba al salón - Escúchala, y luego repíteme lo que has dicho.
Hiei deslizó despacio la puerta, entreabriéndola para escuchar como su hermana charlaba animadamente con los demás. Después de espiar un rato, volvió a cerrar la puerta. Kurama le miraba fijamente, esperando una respuesta.
- Se... se la ve contenta - Murmuró.
- Diría que nunca la he visto tan contenta.
Los dos volvieron, tambaleándose, a echarse en sus futones.
- Espero que no crea que seré capaz de cambiar.
- No creo que Yukina espere nada de eso. Sencillamente es feliz de tenerte con ella.
Hiei se tapó.
- Bueno, si ella es feliz, entonces todo irá bien. - Murmuró antes de quedarse dormido.
Kurama sonrió.
- Todo irá bien Hiei.
~*~*~ FIN ~*~*~
Bueno, esto se acabó. Bonito final, verdad ^_^ BUAAAAAAAAA¡¡¡¡¡ Y ahora q voy a hacer yo, sin mi chibi y sin mi youko??? BUAAAAAAAAA¡¡¡¡¡ Qué voy a hacer yo, eh??? Snif, snif. En fin, creo que para consolarme, lo mejor serían unos reviews de despedida. No os parece?? ;P
YUKI: Holaa! Muy bonito el final, sí señor. Yo también los echaré de menos T_T Esperamos muchos reviews!
Muchas gracias a tod@s l@s que nos habéis dejado reviews!
Hasta pronto!
