Los personajes de Ranma no me pertenecen, escribo esta historia sin ánimo de lucro y por el mero hecho de entretener

Lost in my memories

Capítulo 1


Llegaba de nuevo el invierno a Shanghai, las frías temperaturas hacían que, cuando caía la tarde, la ciudad quedara prácticamente desierta. La humedad unida al aire característico de esa fecha, lograba que el intenso frío calara hasta los huesos. La gente se refugiaba en el calor de sus hogares, preparándose para disfrutar de una buena cena. Al menos aquellos afortunados que poseían tales privilegios, sin valorar cuánta suerte tenían, sin preocuparse de que un grupo de personas aguardaban escondidos en los alrededores del supermercado más cercano al gueto, esperando por algo que poder llevarse a la boca.

Cuando los trabajadores por fin cerraron y se marcharon a sus casas, esas pobres almas en pena salieron veloces y abrieron con desesperación el contenedor buscando aquello por lo que habían aguardado por tanto tiempo, a pesar de tener los dedos agarrotados por las gélidas temperaturas, pronto obtendrían su recompensa.

—¿Cómo es posible que se deshagan de estos productos? ¡Si ni siquiera han cumplido la fecha de caducidad! —dijo una menuda joven de vivarachos ojos castaños mientras rebuscaba en el contenedor.

―¡Es todo un desperdicio! ¡Al menos podrían llevarlos a caridad y dárselo a gente como nosotros! ¡Claro que no! ¡Es mejor tirarlos a la basura no vaya a ser que a algún cliente le dé un infarto porque falta un mes para que caduquen…! —respondió otro joven, de cabello castaño y ojos oscuros, de la misma edad que la chica.

—Mirémoslo por el lado bueno, que hagan esto nos beneficia a nosotros, ¿no opinas igual, Yan?

—Tú siempre tan positiva, Akane. Por muy mal que esté la situación nunca te falta una sonrisa, es reconfortante… no sé cómo lo haces.

—Pienso que hay que disfrutar cada momento al máximo, cada minuto de vida es un regalo. Si tú no piensas igual con 18 años, no sé qué harás cuando tengas 40. —La chica morena de melena corta le sacó la lengua a su amigo, éste se ruborizó al instante.

—Creo que he llegado tarde. —Un hombre mayor se aproximó al grupo de personas que poco a poco se iban retirando conforme conseguían lo que habían ido a buscar.

La chica se acercó al hombre —No se preocupe señor Lee, aquí tiene —. Akane cogió una de las bolsas que llevaba y compartió lo que había podido coger con el anciano.

— N-No es necesario, la culpa ha sido mía por no haber llegado a tiempo.

—Si no lo acepta me sentiré tremendamente ofendida —dijo simulando una mueca de enfado.

El anciano le dedicó una sonrisa —Eres un ángel, muchas gracias Akane.

—Tenga cuidado señor Lee y refúgiese rápido, he oído que esta noche caerá una buena helada.

El anciano hizo una reverencia y se alejó ante la mirada de Yan y Akane. El joven de ojos oscuros se volvió hacia la chica.

—O-oye Akane… es bastante tarde, Shanghai puede ser muy peligroso a estas horas… ¿Quieres que te acompañe hasta tu refugio?

La chica enarcó una ceja —Si siempre regresamos juntos, de todas formas, si lo dices por mi seguridad, sabes que yo puedo defenderme sola perfectamente —Akane levantó los puños a la altura del mentón y comenzó a balancearse como si fuera a iniciar una pelea, riendo mientras giraba alrededor de su amigo.

—No lo dudo… tienes al mejor sensei de China a tu disposición pero no me has entendido… Yo lo que quiero es hablar contigo… acerca de mis senti…

—Akane —Una voz ronca y áspera hizo que al joven Yan se le erizaran todos los vellos de su cuerpo—. Deberías estar ya en casa, es tarde.

—Hoy se han retrasado al sacar la comida, ¿qué haces por aquí? —preguntó Akane acercándose al hombre.

—Voy hacia el bar de Mousse, es la noche de las peleas —habló con los ojos entrecerrados mirando a Yan, que en ese momento quiso que se lo tragara la tierra—. Te he visto regalando nuestra comida a ese anciano, sabes que Mousse no paga demasiado bien a los vencedores, apenas podemos comer nosotros en muchas ocasiones y no es la primera vez que te pillo ofreciendo comida. El otro día los gatos del gueto tenían más que yo en el plato.

—El señor Lee ha llegado tarde, está muy mal de los huesos, le cuesta caminar, no podía dejarlo sin comer. Él no tiene otra forma de conseguir alimento como nosotros y respecto a los gatos… —Puso su mejor cara de no haber roto un plato en su vida —. Me dan mucha pena… Luna ha tenido gatitos y no puede salir a cazar…

—¿Le has puesto nombre? —dijo sin apenas sorprenderse―. Akane, te he dicho mil veces que son animales sucios y traidores.

—No me importa, son animalitos indefensos, si te parece que son sucios nosotros también porque compartimos la calle con ellos, es que vamos, si no nos ayudamos entre nosotros, ¿quién lo hará?

El hombre suspiró —Aún así no es nuestro problema, te lo he dicho muchas veces, en la calle impera la ley del más fuerte. Que no se vuelva a repetir.

—Sabes que lo volveré a hacer ―respondió risueña guiñándole un ojo.

El joven levantó ligeramente y por un instante fugaz la comisura de sus labios —Eres imposible… regresa a casa y no me esperes despierta.

—De acuerdo, pero despiértame si tengo que curarte —contestó la joven―. Y ten mucho cuidado.

—No van a tocarme un pelo, tranquila —respondió en un tono que denotaba superioridad.

Akane sonrió y al hombre se le paró el corazón por unos instantes —¿Nos vamos? —preguntó a su amigo. El chico comenzó a moverse como si fuera un robot. Una mano en su pecho hizo detener su caminar hacia la joven.

—¿Yan, verdad? —el chico de ojos oscuros tragó saliva y asintió tímido —. Ten cuidado con qué intenciones te acercas a ella, te he estado observando… no más flores, no más cogerle la mano accidentalmente para cruzar, y por supuesto, no más visitas al Refugio cuando yo no estoy fingiendo alguna tontería, ¿me has entendido?

—S-s-s-sí…. S-s-señor Taro…

—Así me gusta. Akane es demasiado ingenua para darse cuenta de esos detalles pero a mí no se me escapa ninguno… ―El chico tragó en seco y volvió a asentir lentamente.

—¡Yan, ¿vienes o no?! —preguntó Akane que estaba unos metros delante.

—Ya voy… —El joven comenzó a caminar sintiendo unos ojos grises clavados a su espalda.

―Bah, no le hagas caso ―murmuró la chica mientras caminaban en dirección al gueto―, es que ya es muy mayor, se toma todo demasiado en serio, en realidad es inofensivo ―dijo con un risita.

Aunque el pobre chico pensaba lo contrario, los ojos de Taro no ocultaban nada, fue una amenaza simple pero contundente, en definitiva, por mucho que le gustara Akane, prefería seguir con vida. Nadie se metía con alguna de las mujeres de Taro y vivía para contarlo, especialmente con Akane.

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Taro llegó al Black Ahiru, un antro de no muy buena reputación, donde los hombres hacían realidad sus más lujuriosas fantasías y saciaban su sed de sangre apostando por la pobre escoria que peleaba por unas míseras monedas.

—Vaya, vaya… La estrella de la noche llegando por fin —. El dueño del local, un hombre alto, de larga melena color azabache ojos esmeralda, aunque ocultos tras unas gruesas gafas, se abrió paso hasta llegar a la altura de Taro. El tono de su voz no era para nada amistoso.

—He tenido un percance —dijo serio y escueto.

—Ya… pues tu percance me hace perder dinero, así que prepárate porque eres el siguiente.

Sin querer continuar la conversación, el dueño del local dio la espalda a Taro para dirigirse a su despacho.

—Mousse —Le frenó el castaño. Éste se giró de mala gana. Taro se acercó a él—. Necesito que me adelantes dinero de mis próximos combates.

Mousse soltó una risotada —¿Perdona? Me ha parecido oír que me pedías dinero.

Taro resopló —Sabes de sobra que ese dinero será mío tarde o temprano, no tengo rival. Sólo ando…algo escaso… No te lo pediría si pudiera resolverlo de otra manera.

Hubo un silencio incómodo hasta que Mousse por fin se pronunció —No he llegado hasta donde estoy adelantando dinero. Si necesitas más te he dicho muchas veces que tengo trabajo para Akane en el local.

Taro dio un paso al frente, amenazante —No metas a Akane en esto… —masculló entre dientes—. No me hagas repetirlo de nuevo…

Mousse alzó las manos simulando una rendición —Tranquilo hombre, jamás metería a tu dulce niña con mis chicas, pero nos vendría ideal tenerla como camarera, su preciosa y angelical cara sería una muy buena imagen para el local.

—Esta conversación se termina aquí, si no quieres darme el dinero por adelantado organízame más peleas pero nunca vuelvas a sacarme el tema de Akane… jamás.

Mousse chasqueó la lengua —Qué egoísta y que hipócrita, lo quieres todo para ti y eso no puede ser… Te ofrezco un trabajo digno para ella donde garantizo su protección, seguirías ganando dinero peleando en mi local, tienes los cojones de pedirme más y yo tengo que seguir haciéndome el tonto. —El silencio de Taro hizo que Mousse continuara con su monólogo—. ¿No sabes de lo que te estoy hablando?

—Taro…

Los hombres se giraron al escuchar una fina voz interrumpir su conversación.

—Shampoo querida, acércate, justo iba a hablarle a Taro de ti —. La joven de largo cabello color violeta y ojos carmesí se acercó sigilosa, como una tímida gatita que siente una mezcla de miedo y curiosidad por saber qué está pasando. Mousse la agarró de la cintura y la acercó a él, sujetándole el rostro con la mano que le quedaba libre —. ¿Sabes lo que cuesta pasar una noche con ella?

—Mousse, por favor… —se quejó la joven por la presión de sus dedos en su delicada piel.

—¿A dónde quieres ir a parar? Ella no tiene nada que ver en esto —Intentó sonar calmado, sabía cuán peligroso y letal podría llegar a ser el hombre que tenía delante.

—Claro que tiene que ver… ¿Crees que no sé que te follas gratis a la mejor de mis putas? —siseó comenzando a enfurecer y apretando aún más fuerte el rostro de la joven, cuya expresión reflejaba el auténtico terror—. Con esto quiero decir que soy muy benévolo contigo, más que pedirme dinero tú a mí debería pasarte la cuenta por las veces que te la has tirado… Si te permito seguir luchando en mi local es porque a pesar de todo me eres rentable, pero te advierto que como me entere de que metes tu polla donde no debes haré que te la corten a cachitos… ¿Me he explicado con claridad?

Los ojos de Taro lo miraban desafiantes pero por el bienestar de Shampoo no podía más que morderse la lengua y descargar la rabia que tenía acumulada en la próxima pelea, el pobre diablo de su oponente pagaría con creces su frustración.

Mousse soltó a Shampoo de mala manera —Y ahora vete a trabajar. —La chica observó de reojo a Taro y se alejó corriendo—. En cuanto a ti —dijo señalando a Taro —, espero que ofrezcas un buen espectáculo esta noche.

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Las peleas terminaron y Taro contaba el dinero que había ganado, hizo una mueca de disgusto al comprobar que, una vez más, le habían pagado de menos. Pensó si ir a enfrentar a Mousse para exigirle lo que por derecho le pertenecía pero, las amenazas de unas horas antes, hicieron eco en su mente, no quería que Shampoo sufriera las consecuencias.

—Shui, ponme un vaso de baijiu —dijo Taro a la camarera.

La chica le puso el vaso sobre la barra y le sonrió coqueta mientras vertía el licor —Has estado espectacular hoy… —ronroneó con voz sensual.

Taro sonrió de medio lado y tomó un trago, no estaba de muy buen humor pero jamás rechazaba el halago proveniente de una hermosa chica.

—Sigues aquí… —El castaño se tensó y bebió de nuevo. Shampoo se acercó despacio y se sentó a su lado. Una mirada de la joven de cabello violeta hizo que Shui se alejara y les dejara "privacidad".

—No deberías estar aquí —respondió sin mirarla.

—Tenía ganas de verte… Yo… no sé cómo se ha enterado Mousse de nuestros encuentros…

—¿Qué más da? —La cortó—. Lo que no sé es por qué ha sacado el tema ahora. Hace tiempo que tú y yo no nos "vemos".

El tono distante y seco de Taro hizo que a Shampoo se le encogiera el estómago. El que antes la buscaba desesperado por estar entre sus sábanas, ahora parecía un simple conocido. Ella cometió el mayor error de su vida, lo que le tenían totalmente prohibido, enamorarse, no fue premeditado, simplemente pasó con el tiempo. Él no la hacía sentir como una cualquiera, a pesar de su rudeza, era atento y protector a su manera y con eso le era suficiente, su vida no había sido nada fácil y con él se sentía a salvo. Pero hacía tiempo que algo en Taro había cambiado y sabía muy bien el qué.

—Estás herido… —murmuró y le tocó un pequeño corte en la cara. Éste echó la cabeza hacia atrás retirando el contacto.

—No es nada.

La chica se sintió decepcionada, ansiaba tocarlo aunque solo fuera para poder curarle, una pobre y triste excusa —Déjame que te desinfecte la herida antes de irte… —habló en un tono suplicante.

—Akane me curará si es necesario.

Shampoo bajó la cabeza —Claro… —expresó triste.

Taro se tomó el resto del contenido del vaso y se levantó, sacó un billete y lo puso en la barra —Será mejor que no te acerques a mí, no quiero que tengas problemas por mi culpa —. Comenzó a caminar pero se detuvo en seco ante una pregunta de Shampoo.

—¿Alguna vez se lo piensas decir a Akane?

—No sé de qué estás hablando —espetó sin girarse.

—Lo sabes perfectamente —La voz de la joven sonaba firme e incluso algo enfadada.

—Buenas noches —Fue lo último que dijo antes de reanudar su paso.

Llegó al gueto y entró en una especie de cabaña hecha con plásticos, cartones y lonas que recogieron en la calle a la que él y Akane llamaban "El refugio". Encontró a la chica durmiendo acurrucada bajo las mantas. Se acercó sigiloso, se sentó a su lado y la observó unos instantes. Tragó en seco y se frotó los ojos con la yema de sus dedos. No sabía en qué momento comenzaron a despertar esos sentimientos hacia ella, sentimientos que no tenían lugar y que luchaba día a día por hacerlos desaparecer.

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―Coronel Saotome, ya puede pasar ―. Un hombre que se encontraba sentado en una sala de espera, levantó la mirada hacia la secretaria del General del ejército imperial japonés y asintió levemente. La joven tragó saliva y se apartó trastabillando cuando el hombre se levantó, se colocó la gorra y avanzó con paso decidido hacia la puerta. Ella lo siguió con la mirada mientras caminaba con determinación, observando el bamboleo de su trenza azabache sobre su ancha espalda, hasta que finalmente lo perdió de vista al entrar en la sala.

El hombre avanzó hacia el centro de la habitación, quedando delante de una mesa presidida por el General Tatewaki Kuno y cuatro personas más, reconociendo a los miembros del consejo de guerra sentados a los lados de éste. Se cuadró e hizo el saludo pertinente. El General Kuno alzó la vista tras terminar de apuntar algo en una libreta.

―Coronel Ranma Saotome… Me alegra verlo de vuelta ―dijo en un tono que Ranma interpretó como sarcasmo―. Descanse, Coronel ―Ranma abrió ligeramente las piernas y colocó sus manos a su espalda.

Kuno abrió un portafolio y comenzó a revisar su contenido.

―Veo que le han concedido la medalla de honor del ejército por su última misión.

Ranma se tensó y respiró hondo antes de responder ―Sí, señor.

Kuno continuó mirando el portafolio unos instantes hasta que lo cerró y entrelazó sus dedos fijando su mirada en Ranma ―Su… "caso" ha sido muy comentado estos últimos meses, nos ha llevado muchas horas debatir qué hacer al respecto, hasta que por fin hemos dado con lo más adecuado ―.Hubo una breve pausa que a Ranma le pareció una eternidad, su futuro inminente estaba a punto de ser desvelado―. Se trasladará a Shangai, nuestros aliados necesitan a un líder que los dirija y usted es experto en eso.

Ranma frunció el ceño ―¿No regreso con mi unidad, señor? ―dijo conteniéndose, sabía lo que significaba el traslado a Shanghai.

Kuno esbozó una ligera sonrisa ―No podemos arriesgarnos a tenerlo en el frente por el momento.

Ranma apretó la mandíbula ―Estoy recuperado, sabe que soy mil veces más útil allí que como rata de despacho…

―Quizá los subordinados a sus órdenes en Corea no opinen lo mismo, coronel… ―dijo arrastrando sus palabras y observando cómo la cara de Ranma se desencajaba.

―General Kuno, con todos mis respetos…

―En su despacho encontrará todo lo necesario, lo que necesita saber del cuartel de Shangai, los datos de los hombres que estarán a sus órdenes, documentación para viajar, dónde se alojará… Quiero un informe semanal de todo lo que ocurra, que China sea nuestra aliada ahora no significa que no puedan jugárnosla, por eso necesitamos a alguien de confianza entre sus filas. Debería estar orgulloso del honor de representar a su país. Además, usted habla chino a la perfección, ¿no es así? He oído que pasó su infancia entrenando allí, no se me ocurre a nadie más cualificado para enviar. Y ahora, puede retirarse, mañana a primera hora pasará un coche oficial a buscarlo para llevarlo al aeropuerto.

Kuno no dejó lugar a réplica, Ranma se cuadró de nuevo ―Sí señor… ―se dio la vuelta y salió de la sala.

―General, ¿es seguro enviar a Saotome a Shanghai? Su informe asegura que aún es extremadamente peligroso… ―dijo uno de los miembros del consejo.

―Mejor que explote allí que aquí ―contestó fríamente.

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Ranma salió con paso acelerado, luchaba con todas sus fuerzas para reprimir un impulso que hacía meses que intentaba controlar, respiró hondo unas cuantas veces e intentó calmarse una vez más. Shanghai era como el destierro para un soldado, lo camuflaban como un ascenso y lo que estaban haciendo era degradarlo, quitárselo de en medio como un perro abandonado. Pero no tenía más salida, solo esperaba que lo hicieran regresar lo antes posible a Japón.

Continuará…


Hola de nuevo! Me alegra enormemente estar una vez más por aquí y espero que también os alegréis de que haya regresado con una nueva historia. Sé que el capítulo es cortito pero es para situaros un poco de cómo va a acontecer este nuevo fic.

Como veis vuelvo a escribir un AU, para los que ya me conocen no se extrañarán en absoluto, me siento más libre para poder redactar las personalidades de los personajes, que aunque intento que tengan algo del manga no quiere decir que eso sea vaya a ser así.

Recordaros que yo no soy una gran historiadora, es decir, que cualquier evento histórico puede ser inventado, no obstante lo es, así que no le deis demasiadas vueltas a mis locuras, centraros en lo que es la trama que espero que os guste, y si no ya os lo digo siempre, dejad de leer, hay miles de historias que seguramente sean más de vuestro agrado.

Esta vez no voy a hacer fanarts de spoilers, los publicaré pasados los capítulos que sé que a muchos no os gusta que os fastidien alguna escena. Espero también poder actualizar cada dos semanas, pero advierto que tengo menos tiempo para sentarme a escribir así que no me lo tengáis en cuenta si alguna vez me retraso un poco, intentaré que no ocurra.

Sin más quiero dar las gracias, en primer lugar a mi querida beta Sailordancer7, que fue la que me dio la idea del fic, te quiero baby! Y a mis queridas betas LumLumlove y Lucitachan que le dan el último repaso para que quede todo bien. A mi Susychantilly que tiene muy buen ojo si pongo algo que no concuerda.

A mis Locas por el dios griego, cuánto tiempo llevamos juntas? Y que sea por mucho más, no concibo un día sin nuestras historietas.

Poco más tengo que decir por el momento, dar las gracias por anticipado por los reviews que espero que me lleguen todos, ya he leído a alguna ficker con problemas en ese aspecto, Fanfiction princeso por favor no me falles, primero por el tiempo que la persona le dedica a escribirte y segundo porque ya os lo decimo siempre, nos hace mucha ilusión recibir vuestros reviews, y si además os gusta lo que estamos escribiendo, doble alegría. Esto es un hobbie y publicamos para que por un ratito vuestro problemas queden a un lado, o al menos lo intentamos.

Un besazo enorme y disfrutad del fin de semana! Nos leemos! :)