LA NOCHE, UNA CELDA Y...

La noche es dura… estoy dando vueltas en la cama, no puedo conciliar el sueño. Me siento mal, me siento asustado quizá… asustado? Es una palabra que yo no entiendo, pero la sé bien. Mis manos están heladas, están congeladas… mi cuerpo está pesado y no entiendo por qué. Aún no puedo dormir… las 12 de la noche, la 1 de la mañana, las 2, las 3, no, no puedo dormir. Finalmente decido levantarme. Me siento totalmente aturdido por todo lo que he vivido. Doy vueltas por todo el cuarto, por toda la jaula, por que esta es una jaula decorada… he intentado irme de aquí muchas veces, tantas han sido que he perdido la cuenta. Ya no lo intento más, acepté la jaula tal como era hace mucho tiempo.

Camino fuera del cuarto. Son horas en las que no debería estar aquí, pero estoy. Si alguien me llega a ver, seguramente le hablarán a Boris y él se encargará del castigo… no me importa, sigo caminando, sigo sintiendo el piso helado en mis pies. Los corredores son largos, pero yo conozco bien los caminos. Abro una puerta, del otro lado está un laboratorio que nunca antes había visto, un lugar al que nunca antes había entrado, pero se me hace familiar. Experimentos fallidos, experimentos logrados… no me importan mucho. El lugar me interesa, será por que siento que he pasado mi vida ahí… vida… vida? realmente he vivido mi vida? He visto a la gente afuera. Todos corren, se emocionan y gritan. En esta temporada, muchos hablan de sueños y esperanzas… sueños… yo nunca he cumplido mis sueños, y quizá sea por que no tengo sueños. La esperanza la perdí hace tanto tiempo que ya no la recuerdo. La obscuridad de ese lugar me aterra. Miro al fondo… una celda , y alguien parece tampoco poder conciliar el sueño… me acerco con miedo, pero no lo demuestro por que es lo que me han enseñado a hacer. Al llegar, veo fijamente. Unos barrotes de duro metal me separan de la figura que da vueltas en la celda.

No es posible… me reflejo yo mismo en esa persona. La diferencia es que esa persona sí está detrás de barrotes duros y en una celda fría. Yo duermo en una habitación con mis compañeros… compañeros de verdad? Me acerco más, la figura parece darse cuenta de mi presencia y se acerca igual que yo. Ya no tengo miedo, por que esa figura me tiene más miedo a mi que yo a ella… toco los barrotes, son fríos como mis manos. la figura no termina de acercarse y la obscuridad no me deja verle un rostro definido, pero no importa, alguien me está mirando, alguien me está poniendo atención, una atención diferente, quizá sea curiosidad misma, no importa…

La figura se me acerca… me teme, me teme mucho. La luz de la luna refleja su rostro… es una chica, una chica de ojos negros y cabello negro, temerosa de mi, temerosa de que quizá le vaya a hacer algo pero igual que yo, se acerca, escondiendo el temor en sus movimientos, pero sus ojos son los que me cuentan la verdad… estira su mano… su mano es blanca como su color de piel en el rostro, o quizá sea sólo el reflejo de la luna, toca mi mano, el cuidado que pone en tocarla, es el que me hace estremecer… ella pensará que soy real? Qué será lo que piensa ella de mi en estos momentos?

Levanto mi otra mano. Ella se aleja de los barrotes, mi mano ya no siente la calidez de la suya y la veo retroceder. Mi otra mano toma otro de los barrotes y la sigo mirando. Ella se vuelve a acercar, esta vez más rápido y con más seguridad… se sentirá segura conmigo? La seguridad en alguien es lo que yo perdí cuando me encerraron aquí, ni siquiera recuerdo la seguridad de el vientre materno… habré nacido del vientre de una mujer? No me importa… la chica me mira con mucho temor, no me gusta esa mirada, pero puedo aceptarlo de ella… por qué?

Esta vez, ella parece no interesarse en mis manos, sino en mi rostro. Lo mira con curiosidad y puedo sentir entonces la confianza que desarrolla por mi… no habla y casi no noto que respire, pero se mueve y es signo de que está viva, a pesar de que quizá la vida se le esté siendo arrancada como a mi… junta sus manos, como si fuera a orar… más rápidamente, ella estira su mano, con el fin de tocar mi rostro… comienzo a sentirlo, sus manos en mi rostro, su calidez, ella no está fría como yo, ella está caliente a pesar de que el lugar es helado… toca mis mejillas muy cuidadosamente, como si pensara que me iba a romper si me tocaba y lo siento yo entonces… lo que esa chica hizo, fue limpiar mis lágrimas… por que yo empecé a llorar sin darme cuenta, no sentí esas lágrimas antes y ella las vio a pesar de la obscuridad, pues la luna se había ocultado ya hace rato. Las limpia, estira la otra mano y limpia las de la otra mejilla… corre al fondo de su celda, ojalá no se vaya aún…

Boris me había hablado de la demencia en los seres humanos, pero esta chica no está demente, sabe lo que hace, sabe lo que yo quiero… regresa, trae un pañuelo impecablemente blanco. Lo desdobla y comienza a limpiar mi rostro con él. La luz de la luna nuevamente ilumina el rostro que yo vi antes, pero con un tinte diferente. Ella está preocupada por mi quizá, no me importa, siento su pañuelo, siento su mano, la siento cerca, tan cerca como nunca sentí a nadie antes, por que nadie me había limpiado las lágrimas, por que nunca nadie me había visto llorar antes.

Tomo su mano con la mía, mis lágrimas son inevitables, no puedo detenerlas, pero sonrío… río ante ellas, mis carcajadas se escuchan, ella me mira y sonríe… yo la vuelvo a mirar, pero esta vez la miro diferente. Miro el reloj… las 5 de la mañana, empezarán las labores pronto… debo partir, debo irme pero no quiero dejarla ahí, no la quiero abandonar. Comienzo a separarme de los barrotes, pero aún no suelto su mano. Ella me da su pañuelo para que termine de secar las lágrimas y entristece. Ella entiende que debo partir. Suelto su mano lentamente, tratando de evitar que ésta golpee con los barrotes duros y fríos, ella también llora, llora sin poderse detener, llora quizá no por primera vez, no lo sé por que nunca la había visto, tiene miedo y yo lo he notado, tengo tanto miedo como ella. Finalmente me estoy alejando, mis lágrimas siguen cayendo sin cesar, parece que no se me acabarán nunca, y es que quizá sea por que nunca me habían permitido llorar como lo hice esa noche… nunca… y ella sigue pegada a los barrotes, implorando con sus grandes ojos negros que vuelva a verla.

Regreso al cuarto. Quizá los chicos hayan notado mi desaparición, quizá ni siquiera se hayan inmutado sobre ella, no importa demasiado. Miro mis manos… aún traigo su pañuelo, ella me lo regaló, ella me lo dio para que secara mis lágrimas pero no puedo hacerlo. Entro al cuarto, sigo llorando. Me siento en mi cama y comienzo a reír nuevamente…

"Tala" una voz me empieza a llamar, miro hacia arriba y es mi compañero Bryan el que me llama. Él baja de la cama y se para frente a mi "Tala, te encuentras bien?" sigo riendo… si a lo que me pasaba en ese momento le llamaba yo estar bien, entonces toda mi vida he estado bien, y no tengo esperanza de cambiar nada… "Tala… estás… estás llorando?" pregunta Bryan, pero yo no puedo detenerme, sigo riendo y llorando a la vez, río y lloro, río y lloro… la recuerdo, ella lloraba como yo y sonrió cuando yo reí… me temía, me tenía tanto miedo como yo les temo y ella pasa fríos como frío soy yo… "Claro que estoy bien Bryan, ríe conmigo, ríe por que nunca hemos reído, somos unos niños, los niños suelen reír cuando pueden y cuando quieren, por qué no hacerlo… vamos Bryan, ríe conmigo!" le insistí a mi compañero "Tala, no estás bien, qué te sucede?" Bryan no entendía mi felicidad… pero yo ya lo había notado, en esos momentos estaba loco, quizá desquiciado pero… esa chica, esos pasos, así llegamos a ser quienes somos, unos seres sin sentimientos, odiamos y tememos, es todo lo que sentimos, pero al menos eran sentimientos… el odio era después de todo, el único vestigio de que nosotros solíamos sentir como la gente normal.

Bryan estaba mirándome reír, me miraba mucho y seguía asustado, yo me tranquilicé y sequé mis lágrimas con el pañuelo de la chica… me di cuenta entonces de lo que sentí en ese lugar… esa chica era mi pasado, yo solía ser así, reía y lloraba todo el tiempo pero… ellos me lo quitaron, hoy no puedo sentir otra cosa mas que odio… y yo, para la chica, era su futuro… y ella me temió por que se dio cuenta, y me imploró sin palabra alguna que fuera a verla nuevamente… por que sólo así recordaríamos lo que habíamos sido y nos acostumbrábamos a lo que seríamos… y no habría forma de escapar, por que el escape es una esperanza… y esa es la que ya habíamos perdido hacía ya mucho tiempo y sabíamos que recuperarla nos costaría más de lo que imaginábamos en esos momentos, y entendí las palabras de Boris… la gente de afuera está desquiciada y es por que ellos cumplen sus sueños por que los tienen, lloran cuando algo les duele, ríen por que están felices, y nosotros… nosotros odiamos por que es lo único que sabemos hacer.