¡Hola!
Una nueva historia, NejiSaku, para ser precisos La historia en sí es simple, pero he decidido cambiarle el tipo de final que tenía antes y ahora la convertiré ene toda una una odisea, ahora que estoy en vacaciones quizá no tenga tiempo que cuando estaba en a escuela xD ya que a mi familia le encanta pasear y a unos familiares les encanta mi molesta compañía. Así que quien sabe cuando venga a actualizar mis Fics.
Lo que me hace recordar el Fic de Balas de Sangre, que es un NaruSaku, que solo tiene un comentario y esta muy sólito D: por favor, vayan y comenten por favor, les juro que no se arrepentirán. La historia simplemente tiene de todo, acción, romance, tragedia, ¿qué mas quieren?
Bueno, espero que se animen a leer esta historia, el Fanfic de Unbreakable estará muy pronto, solo dejen que mi inspiración venga y las tres hojas que siempre hago en Word saldrán solas :D
Disclaimer: Los personajes de Naruto le pertenecen a Masashi Kishimoto. La historia es mía y no pueden publicarla en ningún lado.
MEDIOCRE
CAPITULO I
Choque Entre Vidas
Los problemas de la gente no cesaban con solo ir a rezar y esperar a que el milagro apareciera, y Sakura estaba consciente de eso, por lo que había abandonado toda idea de que algún ser fantasioso y espiritual le ayudara, no lo hizo cuando murió su padre y no lo haría cuando su madre llegara a sus últimos días. Sakura Haruno trabajaba todas las mañanas hasta caer el atardecer en uno de los mejores hospitales de Konoha. Partía de su casa apenas siendo las seis de la mañana, tomaba su autobús que tardaba aproximadamente dieciocho minutos y caminaba tres calles para llegar hasta el hospital. Todos los días metía su tarjeta de asistencia en cierta máquina que lo registraba, y siempre salía al restaurante familiar que quedaba cerca del hospital a almorzar cuando daban las diez de la mañana, algunas veces más tarde, dependiendo del trabajo que esté haciendo en aquellos momentos. No era la vida perfecta de Sakura, de hecho, Sakura en ningún momento había elegido ser enfermera, tampoco había querido estudiar medicina, esperaba que le fuera mal en la carrera, pero para su mala suerte resulto ser una con las mejores notas y habilidades en la Universidad, ¿Y todo para qué? Para cumplir los deseos de su padre que había muerto hace dos años. Había tenido que abandonar su pasión por las novelas y empezar a estudiar libros tan anchos y largos solo para ver a la gente morir. Pero de algo le había servido todo aquello, y era que el ser enfermera te enseñaba a no confiar en dios a la hora de tratar un paciente, sino en las habilidades del doctor.
Ese día salió temprano del hospital, cuando miró su reloj de mano ya eran casi las cinco. Por lo que se quitó su uniforme blanco y pulcro y sus zapatillas blancas y lo cambio por unos unas botas de pequeño tacón, unos jeans oscuros, un polo negro y un abrigo color marrón. Al lado de ella estaba una de sus compañeras de jornada, rubia, de piernas largas, piel rosada y suave, con unos risos cayendo a su cintura y un trasero enorme moviéndose a todos lados. Sakura, que llevaba trabajando dos años en un Hospital, tenía la idea de que una enfermera era simple y servicial, como ella, pero había aprendido que no sólo había enfermeras listas o enfermeras promedio, sino también enfermeras idiotas, mujeres que solo pasaron los semestres por haberse enredado con el profesor y por si no fuera poco con las notas pasables más bajas, mujeres que utilizaban sus uniformes para verse más atractivas ante los ojos de los doctores, pacientes o cualquier ser masculino potente y apetecible para aquellas mujeres. No importaba la razón, Sakura siempre diría lo mismo.
«Los idiotas siempre se encuentran en tu camino, no importa cual camino elijas»
Una cosa que Sakura veía bueno de los hospitales, era de la seriedad con la que se llegaban a tratar los asuntos, ella nunca había sido muy energética, de hecho, su tranquilidad era tal que la gente llegaba a pensar que estaba ausente, por eso siempre paso desapercibida ante los demás, por ser silenciosa, y no era que digamos muy sociable, por lo que sus amigos no eran muchos. Su madre Mebuki, quien resultaba ser todo lo contrario a su hija, tenía amigos por montones, Sakura millones de veces escuchaba las frases de su madre diciendo lo hermosa que era la vida, que cada día era la oportunidad perfecta para conocer a alguien, pero para Sakura no era fácil, ella no tenía la misma personalidad que su madre y algunas veces intentaba hacerlo, pero siempre fallaba y quedaba en ridículo frente a extraños.
La imagen de su madre sonriente se esfumo cuando un autobús se paró frente a ella en la parada donde siempre esperaba. Se sentaba en los primeros asientos, para salir primero que nadie cuando este alcanzaba su destino, y siempre tenía un libro cargando en su bolso para deshacerse del aburrimiento un rato y recordar sus viejos sueños que le hacían felices. Ahora que lo pensaba, ¿cuándo había sido la última vez en que ella había sonreído? Se había vuelto una amargada, ya no reía con sus amigas ni tampoco salía con ellas —aunque tampoco había mucho tiempo para hacerlo— ¿qué había pasado con aquella Sakura que jugaba en los parques llena de amigos y su mascota? Era una respuesta muy simple para la Sakura de veintiséis años, había madurado. Ya no era una niña que lloraba cuando miraba un closet y sentía que un monstruo la comería, ya no bailaba con vestidos rosados pensando que era una princesa o una bailarina de ballet. Ya no podía permitirse soñar que era la chica más feliz del mundo porque su mente le haría ver la realidad de ahora, empobreciendo sus emociones y haciéndola dejar de sonreír.
—Pero al menos todo era más fácil en aquel entonces —suspiró mientras cruzaba el puente peatonal para llegar a casa.
Todos los días, desde las ocho de la mañana hasta que llegaba al anochecer, un joven tocaba la guitarra donde colocaba su porta instrumentos abierto y la gente le dejaba dinero. Sakura diariamente le dejaba dinero, no lo hacía por lastima, claro que no, pero aquellas monedas que para ella no le alcanzarían pagar la renta le servirían a él para poder comer una noche, o al menos satisfacer su pobre bolsillo. El chico que estaba tocando paro su canción, cuando reconoció la piel blanca de Sakura dejar las monedas, sonrió y le miró.
— ¡Sakura, hoy llegaste más temprano! ¿Qué tal te ha ido en el trabajo? —Preguntó el muchacho, quien se puso de pie, sacudió sus ropas viejas y agujeradas y abrazó a Sakura— ¿Cuántos pacientes te han dejado hoy?
—Demasiadas, aun no puedo creer como es que salí temprano Naruto —le contestó Sakura con una tenue sonrisa. Naruto Uzumaki, un joven que desde los cuatro años había quedado huérfano y sin la ayuda de nadie en el mundo. Gracias a su dedicación y esfuerzos por sobrevivir, ahora era el chico de la guitarra que toda la calle conocía. Sakura recordaba en su infancia que era un chico muy problemático, rayando las paredes y pintándole bigotes a las estatuas públicas de los jardines. Sakura podía contar con solo los dedos de una mano a la gente que en verdad le agradaba, y entre los primeros se encontraba ese muchacho—. Shizune me dejó a tantas personas que pensé que me saldría otro par de manos por la desesperación.
Naruto saco de su bolsillo unos cigarrillos, y le dio uno a Sakura el cual ella encendió con un encendedor que siempre cargaba con ella, después encendió el de Naruto. Sakura dejó su bolso alado de la guitarra de Naruto y los dos se sentaron en el suelo viendo a la gente pasar y fumando su cigarrillo.
— ¿Cómo esta ella? —Preguntó Naruto como cada semana lo hacía, sabía que Sakura odiaba esa pregunta, pero a Naruto le importaba saber—. Digo, ya me has dicho…
—No te preocupes, ya he aprendido que no te puedo ocultar las cosas a ti —dijo con una sonrisa, y después le dio otra probada a su cigarro—. Peor, hace días que ha empezado a toser muy fuerte, Tsunade dice que si no le tratamos pronto en un hospital comenzara a sangrar. —Naruto casi se ahogaba con el humo del tabaco al escuchar aquello, y alarmado miró a Sakura.
— ¿¡Y aun así no quiere ceder!? —exclamó tanto que alguna personas desviaron la vista hacia ellos, Sakura ya estaba acostumbrada a llamar la atención alado de Naruto.
—Su orgullo es más duro que una roca Naruto —Sakura soltó el humo de su tabaco, se puso de pie y tiro su cigarrillo el cual pisoteo después—. Ino y yo haremos estofado de verduras hoy y ella seguramente estará con mi madre todavía, ¿quieres venir a cenar con nosotras?
Naruto recogió su guitarra y le devolvió el bolso a Sakura gentilmente, le sonrió y después le tomo la mano.
—Ino está comenzando a odiarme porque no quiero quitarme los zapatos al entrar, ¿Sabes?
—Lo hace por higiene, la salud de mamá cada vez se hace más delicada, por lo que en tu cumpleaños lavare tu ropa y te dejare usar mi ducha —Naruto gruño, a pesar de su edad seguía siendo el niño revoltoso que no le gusta el baño, las reglas y todo lo que tenga que ver con responsabilidades.
—Preferiría que me lanzaras la cena por la ventana —Sakura lo miró con una sonrisa, queriendo reír y él entendió el por qué—, ¿qué? Incluso desde el quinto piso puedo ser capaz de alcanzar un plato, lo que sea por comida.
—Viniendo de ti creo que puedo tomarlo en serio —rio Sakura entrando al edificio, saludó a las personas de la recepción y como siempre sucedía Naruto no parecía ni un poco incómodo con sus fachas sucias y viejas. Sakura conocía toda su vestimenta, ya que la mayoría le había ayudado a encontrarla o en su cumpleaños su madre y ella le compraban alguna prenda si no es que le preparábamos un bufet, claro, cuando ella no estaba tan mal.
Tomaron el elevador con ellos dos como pasajeros, tenía ventanas hacia la ciudad, y Naruto siempre se maravillaba cuando lo miraba, Sakura lo consideraba un niño en un parque temático. Cuando llegaron al quinto piso, el cual era el último. Sakura sacó de su bolso las llaves y abrió la puerta, la cual era totalmente igual a todas las que estaban alrededor a comparación del número 55 marcado en doradas en la cabecera de la puerta. Sakura dejó sus botas al entrar a su departamento, y el primer olor tomado en la habitación era el frío, limpio e irritante olor del cloro, el piso estaba más reluciente de lo normal y las paredes incluso parecían haberse lavado con detallado cuidado. Naruto y Sakura sintieron que la frescura entraba por sus narices y los irritaba un poco, por lo que se sobaron un poco. Cuando se acercaron a la sala de estar les llegó el olor a medicina, la chimenea estaba encendida y la madre de Sakura dormía en el sofá llena de cojines y cobertores de los más cálidos.
— ¡Cuantas veces he dicho que se quiten los zapatos! —gritó alguien desde la cocina, salió una mujer rubia, con un delantal puesto y una pañoleta en la cabeza recogiéndole su cabello largo. Sakura dejó su bolso en una de las sillas del comedor con la misma mirada indiferente y Naruto se puso tensó—. ¡Naruto, o te quitas los zapatos y calcetines o te saco del edificio a cincuenta metros de distancia!
— ¿Eh y por qué los calcetines también?
— ¿¡Cómo que por qué!? —Seguía exclamando la rubia, con el nombre de Ino Yamanaka—. ¡Como si no supiera que te la pasas en las calles descalzo, ahora ve y quítatelos!
Un cepillo limpiador salió volando a la cara de Naruto, el cual este apenas pudo esquivarlo y después fue a hacer lo que le habían pedido. Sakura recogió el cepillo que quedo en el piso y se próximo a la cocina. Ino estaba cepillando las paredes llenas de polvo y telarañas, la espuma de color oscuro estaba esparcida por toda la pared y la cubeta de agua estaba al lado de Ino.
— Le he traído porque haremos estofado —comentó Sakura ofreciéndole el cepillo, Ino ni siquiera le hizo caso—. Tú dijiste que no desperdiciáramos la comida, además a mamá le agrada Naruto.
Ino miró a Sakura, y tomó con un bufido de indignación el cepillo.
— La próxima vez tráelo bañado y peinado, entonces —Ino reclamó, pero después dejo de limpiar para quedar sentada de rodillas frente a Sakura quien estaba flexionada—. Mebuki ya no quiere tomar los medicamentos, tendremos que llevarla al hospital tarde o temprano.
—Ella odia los hospitales, las enfermeras, doctores, todo lo relacionado con la medicina —dijo Sakura con tristeza—. Será muy difícil que quiera aceptar eso, lo único que quiere es leer sus novelas de amor.
—Ella siempre estuvo en desacuerdo contigo porque obedeciste a tu padre, frentona —le regaño Ino, como siempre lo hacía cuando tocaban ese tema—. La señora Haruno hubiera preferido mil veces que fueras una escritora muerta de hambre a ser lo que no quieres ser.
—Creo que estoy mejor con un trabajo me dé buena paga, ser escritora o enfermera ya no importa ahora —Ino hizo ademán de entender, pero se puso a volver a limpiar de nuevo, Sakura tomó otro cepillo y empezó a limpiar otra zona de la pared.
Naruto volvió a llegar ahora ya sin los zapatos y calcetines como Ino le había ordenado, y Sakura e Ino ya estaban limpiando el suelo que estaba mojado después de haber limpiado la pared. Naruto pasó su guante gris agujerado por la pared, el cual dejó una línea gris por la mugre de sus dedos.
—Naruto, quítate esos guantes y lávate las manos si quieres cenar —murmuraron Sakura e Ino al ver la línea gris, con la mirada baja y un aura un poco tenebrosa —. Por favor…
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Después de que Ino le obligara prácticamente a lavarse pies y manos, todos estaban en el comedor con la comida servida en sus platos, el pequeño televisor, como un cubo que no rebasaba el medio metro, tenían la televisión encendida en los noticieros, lo cual era normal en aquella hora. El presentador, un apuesto hombre de cabellera castaña junto a su atractiva compañera que era pelirroja y de buen cuerpo, estaban anunciando los accidentes ocurridos en la ciudad, Sakura siempre había odiado a los presentadores apuestos, que solo lucían su resplandeciente sonrisa y ya todo el mundo lo adoraba, a pesar de que este se dedicara a dar malas noticias. Pasaron de los accidentes a las noticias de celebridades, sus nuevos discos, nuevas películas, entrevistas y presentaciones de libros llevadas a los cines. Mebuki siempre miraba esa parte del noticiero como si fuera lo más interesante, porque para ella lo era, Sakura había dejado de interesarse por la literatura cuando empezó a trabajar en el hospital. Y cuando terminaron las celebridades el presentador pasó a la sección de economía.
— Toda la gente que viene e Konoha sabe que la empresa Hyuga es una de las mejores, ¿Verdad? —le pregunto el presentador de la televisión a su compañera.
— Tienes razón Shou, y que mejor ejemplo que uno de los herederos de la empresa Neji Hyuga —la imagen del joven empresario apareció en pantalla, y tanto Mebuki como Ino se quedaron con la boca abierta mirando al muchacho. Sakura solo pasó la mirada, cabello castaño, ojos perla, piel blanca, a excepción de sus ojos, todo era normal para Sakura—. Según nuestras fuentes, Hizashi Hyuga piensa dejarle la empresa tan pronto como él se retire, mientras que Hinata Hyuga, prima del empresario, ya ha anunciado ante la prensa su compromiso con Kiba Inuzuka.
Los presentadores bromearon un poco entre ellos, y terminando las presentaciones de otras empresas cambiaron la cámara hacia otro presentador de complexión robusta que data informes culturales de una parte de la ciudad con algún centro turístico. Sakura cambio de canal, y le dejó en el canal preferido de su madre donde la mayoría de las telenovelas se transmitían, Mebuki e Ino seguían hablando del empresario Hyuga.
— ¿Puedes creerlo? Neji Hyuga es uno de los empresarios más exitosos de Konoha, ¡Es tan guapo! —exclamó Ino con un sonrojo y una sonrisa de oreja a oreja.
— ¿Recuerdas la revista que me trajiste? Decía que Neji Hyuga era uno de los empresarios más guapos que había, sin duda cuando herede el puesto de presidente junto con Hinata Hyuga causaran sensación —Mebuki soltó con alegría, Sakura y Naruto no dejaban de comer, tranquilos y con la mirada solamente puesta en la comida, empezaron a conversar entre ellos.
—Realmente no sé qué tiene de atractivo ese tal Neji —le murmuró Naruto a Sakura—. Sólo es un tipejo con dinero a los cuales las mujeres interesadas se les enciman.
—Él no parece ser de ese tipo de hombres mujeriegos —comentó Sakura antes de meterse un pedazo de carne a la boca—. Aunque quien sabe, sorpresas hay muchas en la vida.
Naruto Uzumaki siempre ignoraba los temas de los noticieros, ya que su sueño era ser tan conocido que hablara de otra cosa que no fuera él. La guitarra, la cual había encontrado tirada y con las cuerdas rotas, simplemente la arreglo y practico por semanas para poder saberla tocar. Sakura siempre iba a verlo practicar y veía la energía y dedicación que le daba a su guitarra acústica. Ino, quien era maestra de un jardín de infancia muy cerca del edifico de Sakura, siempre iba después de sus clases a cuidar a Mebuki, ya que tenía en cuenta de que Sakura no tenía tiempo. Ino se había independizado cuando habían comenzado a estudiar en la universidad, Ino como camarera de medio tiempo en un restaurante y Sakura como bibliotecaria. Ino conocía a Naruto desde la infancia al igual que Sakura, de hecho, también conocía sus mañas y su triste historia de su orfandad.
— ¡No te atrevas a decir eso otra vez Naruto! —le regañaron Mebuki e Ino con una mirada asesina en los ojos.
— ¿Acaso no sabes que la empresa Hyuga dona una gran cantidad de dinero a muchas fundaciones? —le restregó Ino a Naruto una revista con Hinata y Neji Hyuga dándole la mano a varios fundadores famosos, en la revista estaba una fundación contra el aborto, otra era acerca de la creación de pozos en África, otra fundación era de una causa a favor de la igualdad entre religión, sexo y preferencias.
— ¿O es que no te has enterado de que Hinata Hyuga está a favor de que la gente homosexual se case? —replicó Mebuki, encarándole esta vez ella otra revista donde Hinata Hyuga abrazaba a una mujer, homosexual, supuso Sakura.
«Como la gente como ellos es tan sincera con el público»
—Está bien, está bien… si tanto insisten que son unos dioses no diré nada. —se quejó Naruto sobándose la cara donde le habían pasado la revista con furia. Sakura sonrió y siguió comiendo de su plato.
Sakura siguió mirando la televisión, no le gustaba la televisión, la computadora, ni siquiera tendría teléfono celular si no fuera porque le era muy útil para cuando ocurría una emergencia. No le gustaba nada que tuviera que ver con el ocio, ya que mucha gente acudía por problemas de la vista o sobrepeso a los hospitales precisamente por aquellas actividades, y lo que más la frustraba es que le echaban la culpa a otra cosa, pero siempre evitaban lo que realmente era. Sakura estaba muy poco en casa, los días que no había trabajo, ella salía a correr un par de horas y después se quedaba todo el resto del día leyendo libros. La literatura le tranquilizaba, pero a la vez le lastimaba ver la fotografía de algún escritor con su recién primer libro en venta. Ella quizá hubiera podido verse ahí, su fotografía estampada en algún estudio de libros o con un gran fondo blanco detrás de ella, con una biografía suya debajo de la fotografía y todo aquello en la solapa del interior de su libro.
Despertó de sus pensamientos cuando un comercial fue cortado por una repentina noticia, que según decían, acababa de pasar en unos instantes. Todos callaron en ese momento, incluso Naruto dejo de devorar su tercer plato de estofado e Ino y Mebuki dejaron de reír por algún chisme contado de la vecina de al lado. El mismo presentador de hace unos momentos salió al aire, pero esta vez sin la acompañante, Sakura supuso que todo había sido demasiado repentino ya que el presentador tenía una expresión nerviosa, sus manos se movían de un lugar a otro y comenzaba a sudar. Los presentadores nuevos aunque fueran atractivos no tenían la mente preparada para contar noticias fuertes, era algo que Sakura notaba siempre en los noticieros, por eso, Sakura siempre prefería ver un noticiero donde el conductor fuera un apaciguado y a la vez serio hombre de aproximadamente sesenta años.
—Este… como verán —comenzó a balbucear—. Hemos tenido un corte en su programa ya que una noticia nos acaba de llegar.
La imagen del presentador desapareció, y una vista en el aire gracias a un helicóptero que se encontraba grabando estaba allí. La escena fue terrible con solo mirarla unos segundos, el fuego se esparcía por todos lados y varios bomberos mandaban a llamar más refuerzos de agua para apaciguarla o al menos no hacerla extender más. En el centro de todo el caos, una pila de autos estaba tumbada, eran tantos autos que uno a uno comenzaba a explotar haciendo más viva y grande la flama. Una reacción de sorpresa se escuchó por parte de Ino, quien se tapó la boca horrorizada por todo.
—Las carretera de Suna-Konoha ha sido cerrada, debido al desvió de un auto que causó el descontrol de los demás—leía el presentador a quien ya le habían dado una hoja—. Se han contado aproximadamente trece automóviles dentro del fuego, los demás que solo han sufrido daños menores acaban de ser alejados lo más lejos posibles para que no empeore la situación… —seguía hablando el presentador.
—Señor mío… pero que tragedia más grande... —murmuró Mebuki mientras juntaba sus manos con pesar, empezando a rezar.
Después de seguir reportando los daños, todos esperaron que no hubiera muertes, claro que después de ver la gran llamarada de fuego en la carretera, Sakura sabía que al menos cinco personas iban a estar muertos en ese momento, el presentador siguió dando el informe.
—Las muertes registradas hasta ahora son de diez, dentro de las víctimas del fuego, según nuestros informes… —el presentador preparo la garganta—. Nos han dicho que se encuentra Hizashi Hyuga y su hermano Hiashi Hyuga, quienes juntos representaban la gran famosa empresa Hyuga.
—Sin duda esta es uno de los peores accidentes automovilísticos en el país del fuego, Shou —la cámara paso a otra sala donde estaba la mujer, con una en mano también—. Los sobrevivientes del accidentes han sido llevados a diferentes hospitales, al ser bastante la cantidad, los paramédicos afirman que no todos se salvaran.
El pequeño destello de la televisión apagarse fue provocado por el control remoto que Sakura presionó. Todo el comedor se había vuelto un silencio total, y ya nadie estaba interesado por el estofado el cual aún humeaba vapor del plato y la cazuela. Mebuki, se puso de pie con esfuerzo y se fue hasta una pequeña estatuilla, donde rezo un poco.
— No nombraron los hospitales donde fueron llevados… —murmuró Ino—. Es probable que hayan llegado algunos a tú hospital, Sakura.
Sakura no dijo nada, dejó la cuchara con la cual comía alado de su plato y se limpió los labios educadamente con una servilleta.
—Incluso si llegan a llevar gente al hospital, me llamarían solo si el personal es poco —su tono de voz sonaba serio, cuando se trataba de ese tipo de temas—. Aunque el hospital tiene suficiente personal como para no necesitar llamar a enfermeras fuera de su turno ordinario.
La cena termino muy pronto, todos tuvieron que terminar lo que comieron pero ya sin apetito, Sakura e Ino se encargaron de darle en un recipiente la suficiente comida a Naruto para el día siguiente y antes de irse Naruto le dio un abrazo y un enorme beso a Mebuki, con un "mejórate pronto" cada vez que se iban. Naruto caminando alado de Sakura, que siempre le acompañaba ya que no le gustaba el ambiente en la habitación, bajaron a la recepción y la televisión daba el mismo informe del accidente. Salieron, ya estando los dos de nuevo sentados en la acera de la calle, comenzaron a fumar su segundo y último cigarrillo del día.
— ¿Cómo puedes soportarlo? —pregunto de pronto Naruto, mirando el humo salir de sus labios poco a poco—. Ser enfermera, ver a la gente sufrir o perder la vida….
Sakura sopló una gran nube de tabaco, y después de que se dispersara le dio otro sorbo.
—El ser enfermera te ayuda a ver la realidad, Naruto —murmuro ya que tenía el cigarrillo en la boca—. Te hace entender que las religiones apestan, y también te hace aprender que la muerte no se evita, simplemente se alarga el plazo de espera.
— ¿Te refieres a rezar y todo eso? —Sakura recordó que Naruto nunca le había llamado la atención eso de rezar, ya que lo veía aburrido, pero lo respetaba—. Mebuki dice que el Señor es capaz de hacer milagros, sólo si tú le tienes fe y rezas frecuentemente.
A esas horas de la tarde, las calles ya estaban un poco vacías, por lo que hablar en voz alta ya no les era un problema. Juntos diariamente salían a hablar en la misma acera, mirando las luces de los anuncios y la de las ventanas de los edificios, eran como las estrellas de las ciudades urbanas, su luz nocturna. Pero esta vez Sakura no tenía muchas ganas de hablar o mirar las estrellas artificiales, y al escuchar el comentario de Naruto solo soltó una pequeña risa burlona.
—La fe es solo para las personas que no pueden resolver las cosas por sí mismas —su comentario parecía cruel para Naruto, pero para Sakura era la verdad—. Una vez, sólo una vez, yo recé para que mi padre mejorara, en aquel entonces se podría decir que yo tenía esa "fe" de la que mi madre tanto alude, pero aun así mi padre murió. Por lo que no es cuestión de que confíes en alguien o no, la muerte te llegara y lo único que puedes hacer es llorar su perdida.
Los dos se quedaron callados, Naruto con la vista puesta en Sakura y ella mirando hacia el frente, con su cigarro entre los labios. Cuando pasaron los minutos y Sakura termino su cigarro, lo restregó contra el suelo para apagarlo y se levantó, quitándose el polvo que había en su ropa.
—Hasta mañana. —se despidió Sakura.
—Hasta mañana.
Y con el sonido de los tacones de sus botas fue el único sonido en ese entonces, de cómo subía las escaleras y entraba a la recepción de su edifico y presionaba unos cuantos botones del elevador que en pocos segundos vino por ella. Entró tranquilamente y se dio la vuelta, Naruto alcanzo a ver su expresión cuando se puso de frente, estaba triste.
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Al día siguiente la alarma de Sakura sonó como lo usual, ella con mucha pereza se levantó a apagar su alarma y fue a cerrar su ventana que había dejado abierta desde anoche. Estaba todo gris, y a pesar de que el paisaje era hermoso, Sakura lamento eso, ya que los días lluviosos eran un verdadero procreador de accidentes de auto, motocicletas o algún resbalón que tenga consecuencias graves. Unas pequeñas y suaves gotas de lluvia cayeron en la mano de Sakura, y después empezaron a caer muchas más. Sakura se apresuró a cerrar la ventana ya empañada y se fue a dar una ducha, la más caliente que pudiera. Cuando salió se puso una blusa simple color blanco, un suéter de tela delgada negra, un pantalón simple, botas sin tacón y un abrigo color negro grande y muy cálido. Tomo su desayuno, que siempre era algún pan dulce y un vaso de leche. Antes de irse fue a la habitación de su madre y le dio un beso en la frente, para no despertarla. Tomo su bolso, con llaves, cartera y su teléfono y se fue.
Al salir del edificio no vio a Naruto, por lo que pensó que debió de haberse ido a refugiar de la tormenta que se aproximaba, Sakura lamento eso también, ya que tenía pensado dejarlo quedar en su casa. Tomo el primer autobús de la parada y miro la noticia del accidente en la televisión una vez más. Los daños seguían presentes y empezaban a dar a conocer algunos nombres de personas fallecidas, ahí estaba de nuevo los nombres de los dueños de la empresa Hyuga. Sakura le paso un momento la pregunta de "¿qué será de la empresa?" lo más probable es que la hereden de una vez los dos primos.
Despertó de su sueño cuando el autobús paro, y ella en seguida tomo su bolso y salió. Camino lo que debió de caminar, y cuando llego, algunas ambulancias no estaban. Sakura se apresuró a llegar a los casilleros de las enfermeras y se cambió por completo a su uniforme blanco. Ya vestida fue a reportarse con la supervisora de Sakura y otras chicas más, Shizune. Todas estaban ocupadas ayudando a los doctores, y cuando Shizune, que ayudaba a Tsunade en una operación, salió cubierta de sangre y un cubre bocas, la miró, corrió hacia ella con anticipo.
— ¡Sakura, necesito que atiendas a alguien pero ya! —exclamó tan rápido que Sakura apenas y le entendió.
— Lo-lo hare, solo dime que habitación —se apresuró a decir Sakura y que Shizune estaba siendo llamada de vuelta en la sala de operaciones.
—Habitación 107 ¡Corre! —le dio un empujón en la espalda a Sakura, lo cual no lo predijo y casi se caía. Sakura como le habían pedido fue lo más rápido que pudo entre toda la multitud del hospital a la habitación que le habían encomendado. Vio a varias personas que no eran del hospital, sino familiares.
— El accidente de ayer fue terrible, muchos de los heridos se encuentran aquí.
Sakura no escucho bien, y se lavó las manos en un lavabo cerca para poder entrar.
—Escuche que los dos primos Hyuga están aquí, también estaba en el accidente.
Cuando Sakura entro se quedó de pie mirándolo un segundo, pero después cedió a tratarle junto al doctor.
— ¿Averiguaron en que habitación esta Neji Hyuga? ¡Escuche que era la 107!
Continuara...
¡Chan, chan, CHAN!
El próximo capitulo estará cuando haya publicado el de Unbreakable, por lo que espero que tengan vistas y comentarios ¬¬ dios ¡Esta historia es genial! incluso el genial de Neji Sadra.
Lean, comenten y yo les contestare en el siguiente capitulo :D
¡Adiós!
