NIGHTWALKER
¿Qué es el mal?
Es el vacío que está definido por la oscuridad
Y está ausente de toda virtud
Es la bestia multiforme e infinita
Es el rostro detrás de mil máscaras
¿Quién se atreverá a ver en sus ojos, y ver la verdad tras ellos,
antes de ser destruido?
LA TORRE OSCURA SE LEVANTA
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Descansa, caminante. La primera prueba ha pasado, el fuego fue contenido. Pero el troclón no ha sucedido aún, la tierra y la sangre no se han revelado.
Shaoran abrió los ojos en una habitación desconocida, para variar.
Era apenas la madrugada. Trató de mover un brazo, pero un ramalazo de dolor lo acometió. Entonces recordó parte de la batalla con Circe, cuando acudió al veloz rescate de Sakura y Eriol, mientras se veía. Traía puesto el traje del caminante.
-¿Y esto? –murmuró totalmente confundido. Algo pasaba. Algo realmente malo pasaba. Fénrir y Aëgnor parecían dormir plácidamente, y ni siquiera se dieron cuenta que él se había levantado. El báculo de luna brillante reposaba a unos pasos de él. Palpó el frío metal, antes de que se convirtiera en un pequeño e inofensivo dije que fue a esconderse tras los pliegues de sus oscuros ropajes.
La puerta negra, debo abrir la puerta negra...
El primero de muchos pensamientos similares que pasaron en un segundo por su aletargada mente. Desde que Nightwalker vivía en su interior, muchas cosas le sucedían. Mucho había cambiado, y ahora...
Se vio obligado a apoyarse en la pared. La debilidad lo asaltó, y casi lo manda al suelo. El llamado a la puerta negra debía ser escuchado. La próxima vez, puede que no viviera para contarlo, y no había regresado de la muerte para vivir exactamente lo mismo, eso no.
Sin siquiera detenerse a pensarlo, comenzó su camino. A cualquier costo, abriría la puerta negra. No importaría quien tuviera la mala fortuna de cruzarse en su camino, el secreto sería revelado.
-Maldición... –murmuró al sentir la sangre cálida recorrer su cuerpo lastimado– estoy tan débil...
Ambos guardianes aún permanecían dormidos, agotados de la batalla. Pero recordó súbitamente que la puerta negra estaba ahora celosamente custodiada.
En su cabeza sentía frío y odio. No sabía como, o de dónde venían esas miserables sensaciones, pero sentía que se metían hasta lo más profundo de su corazón. Como si fuera un manto oscuro, como si fuera una noche perpetua cerniéndose sobre su corazón, sobre su alma. Sentía como si sus sentimientos se apagaran como una flama al viento, se adormecían y caían en un letargo pesado. Shaoran se quedó parado en medio de las penumbras, mientras su mirada se ensombrecía. Había comenzado, el caminante había encontrado la razón que impedía a Shaoran matar, y estaba eliminándola de su camino...
Comenzó a avanzar hacia el exterior de la casa, buscando salir. Lo consiguió, pero se encontró con que no podía salir. Un misterioso sello le impedía el avance.
-Fuera de mi camino... –murmuró Shaoran mientras el escudo se desvanecía como si nunca hubiera estado ahí. Un fuerte retumbo fue el eco de sus palabras, y el escudo, se desvaneció, como si nunca hubiera estado allí. Kero y Eriol salieron apresuradamente, solo para ver como el caminante se desvanecía entre las sombras.
-Escapó –murmuró incrédulo Kero
-.... –fue la muda respuesta de Eriol, al ver vulnerado su sello.
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Unas horas más tarde, todos estaban reunidos en el templo Tsukimine. Extrañamente, los dos guardianes del caminante habían accedido a ir con ellos sin decir ni una palabra. Y eso era lo que más temía Eriol. Era supremamente atrayente aquella situación. Los guardianes del Nightwalker completamente sumisos ante ellos, pero tenían una extraña expresión en el rostro. Ya sin poder soportar más la duda, les increpó
-¿Qué es lo que saben ustedes? –preguntó con algo de furia el hechicero
-¿Nosotros? –dijo Aëgnor con fingida inocencia– nosotros no sabemos nada, y si lo supiéramos, no le diríamos ni media palabra...
Sakura los miró preocupada, para luego atisbar hacia el lago, protegido por el invisible hado mágico. El escudo parecía fuerte y capaz de resistir, pero sin saber qué planeaba el caminante, o Shaoran, ya nada se sabía. Y también sin contar a los otros dos portadores de los talismanes, Thanh y Len, la hechicera Circe, y la todavía insospechada presencia del Nigromante. Sin saber qué harían ellos, solamente podían esperar...y suplicar
Fénrir y Aëgnor, entre tanto, miraban hacia el lago. La misteriosa puerta negra permanecía cerrada a cal y canto, pero había una forma y solo una forma de abrirla....y Nightwalker, era la única llave
-Maestro...-murmuró Fénrir mientras cerraba sus ojos nuevamente. Tenía idea del único camino, el sacrificio que debía ser realizado. No era la primera vez que Nightwalker lo intentaba.....
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-Es nuestra oportunidad para atacar –murmuró Len con efusividad
-Es cierto –aseveró Thanh– es nuestra oportunidad, aprovechemos que él está débil
Pero Tarath, el Nigromante, permaneció impasible ante sus sugerencias.
-Nightwalker no se está debilitando –dijo él con voz seria y oscura– el caminante, con el pasar de los segundos adquiere más y más poder. El talismán del lobo nocturno ya ha alcanzado un poder de dimensiones casi cósmicas....
Los dos quedaron boquiabiertos ante lo dicho por su amo.
-Dejaremos que haga lo que tenga que hacer, y después veremos como el destino juega con nosotros, una vez más.
-¿Y Circe amo?
Tarath sonrió.
-La hechicera será irrelevante a la hora de la verdad –murmuró– dejaremos que las cosas sigan su cauce...
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Yukiko Miyamoto caminaba entonces por el parque, observando con una sonrisa todo lo que acontecía. Las extrañas visiones sobre el ángel se habían ido por completo, y ahora su vida parecía más llevadera. El sol era esplendoroso y el día claro. Nada podía ir mal.
Pero unos niños que jugaban con una pelota, la dejaron ir, golpeando a alguien en la ropa. Uno de los chicos fue a recobrar el juguete, y se encontró con un joven de mirada fría.
-Señor....¿podría regresármelo? –preguntó el niño con una sonrisa inocente
El "señor", tomó el juguete y se lo regresó. Más sin embargo, apenas lo recibió, salió como alma llevada por el diablo. Shaoran, "el joven", pareció distinguir a Yukiko, y sus miradas se cruzaron por un segundo, pero que para ella fue una completa eternidad.
¿Eres tú de nuevo? –preguntó Yukiko escuchando su propia voz acuática
Pero el ángel no respondió. Nada respondió. El mundo pareció haberse detenido en ese preciso instante, y solo ellos dos quedaban con conciencia de lo que sucedía. Él contra ella. Ambos mirándose a los ojos, pero ella sucumbía al miedo y al frío odio que él parecía despedir en ondas heladísimas.
-Llévame a Tsukimine esta noche –habló entonces Shaoran
-¿Al templo?
-Debo hacer algo allí...de ese algo depende que este plano y los demás no sucumban ante el Nigromante...
Yukiko dudó un momento, mientras Shaoran la miraba.
-¿Alguien saldrá lastimado si lo haces? –preguntó la chica, a punto de acceder
-No lo sé –fue la respuesta, casi inmediata, por no decir esperada, del caminante.
Yukiko, sin pensarlo, accedió. Shaoran asintió y le dijo
-Debes llevarme esta noche. Todo en el velo de la oscuridad ha comenzado, y bajo el de la oscuridad terminará....
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Ha sido un día espantosamente pesado y aburrido en el templo. Todos tienen una cara de aburrimiento inocuo. Han esperado por horas el ataque de Nightwalker o alguno de los talismanes, pero no han hallado sino una paz casi falsa, casi inimaginada.
Ya el sol cae por el horizonte, poniéndole un hermoso color rojizo al firmamento, mientras la oscuridad avanza inexorable, cubriéndolo todo. Las primeras estrellas ya se dejan ver en el firmamento nocturno. Fénrir y Aëgnor, como en toda la tarde, no han hecho sino dormir y ver hacia la nada. Kaho, Eriol, Sakura y los guardianes, ya tienen cara de agotamiento total.
-No va a venir –aseguró Ruby Moon
-Eso es algo definitivo –apoyó Kero– el mocoso no atacará
Todos los miraron con algo similar a la aceptación. Nightwalker no atacaría. O por lo menos no esa noche.
Pero en ese momento, Yukiko y Shaoran estaban en la puerta misma del templo.
-¿Aquí está bien? –preguntó la chica con voz trémula
Shaoran no respondió, trató de ingresar pero un misterioso escudo de energía se lo impidió. Miró hacia el suelo y encontró unas extrañas marcas escarlatas.
-Sangre... –murmuró Shaoran, mientras tomaba un poco en sus dedos– Kaho Mizuki...
En ese preciso instante Kaho sintió como el dolor la acometía. La oscuridad estaba tratando de entrar al templo, y su sello no sería suficiente para impedirlo. Shaoran, en la entrada, liberó su espada. Sabía que cada golpe repercutiría en Kaho, así que sin pensarlo dos veces, le asestó un sablazo al escudo. La espada emitió un sonido metálico, pero pudo percibir como Kaho se retorcía del dolor. Ya no era algo necesario. Nightwalker estaba cebándose en Kaho.
-¡KAHO! –gritó Eriol espantado al verla sangrar profusamente– ¿¡qué te pasa!?
-Es...es él...–dijo mientras un nuevo golpe la acometía y su mundo se coloreaba de negro. Tomoyo la recibió.
-Deben irse ahora, Nightwalker está aquí, y solo ustedes podrán detenerlo. –Todos se miraron y asintieron. La hora de la lucha ha llegado.
Shaoran se paró sobre el Torii del templo. Sonrió con sorna, mientras el escudo invisible se desvanecía. La primera defensa había sido burlada, ahora, solo faltaba lo más difícil. Yukiko se quedó como una estatua de sal en la entrada, mientras Shaoran –o lo que parecía serlo– se adentraba en el territorio del templo. Justo cuando llegó al cerezo sagrado, los cuatro guardianes saltaron a su encuentro
-A un lado –habló Shaoran con voz de trueno– si no quieren morir, tendrán que quitarse de mi camino
-De ninguna manera –respondió Cerberus– de aquí tú no vas a pasar
Pero una llamarada se interpuso entre los posibles contrincantes. Fénrir y Aëgnor llegaban justo a tiempo, y se disponían a enfrentar a los guardianes
-Llegó la hora del desquite –rugió Aëgnor, con una emoción sádica en la voz
Yue pasó directamente a los hechos, atacando al caminante, pero Fénrir pudo reaccionar con más rapidez, y congeló sin piedad el brazo del guardián.
-Comenzaré contigo, guardián de la luna... –murmuró mientras observaba el gesto de Yue, entre sorprendido y doloroso– váyase ya amo, nosotros nos encargaremos de ellos a como dé lugar...
Shaoran asintió y continuó su camino, mientras ambos guardianes miraban a los otros cuatro
-Prepárense para vivir su peor pesadilla...–murmuró Aëgnor
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-Solo falta que ellos aparezcan... –murmuró Shaoran mientras corría velozmente, llegando hasta el santuario. Detuvo su andar, ahí se percibía un gran conjunto de energía. Ese edificio era lo único que se interponía entre él y la puerta negra. Avanzó, y su sello se materializó a sus pies.
-Es la hora... –murmuró, mientras un resplandor verde brillante lo envolvía por completo, dejando ataviado con su majestuoso traje de ceremonia. Un viento frío sopló del norte y revolvió levemente sus cabellos. Sus ojos, de un tono ahora ambarino dorado, recorrieron con lentitud el entorno en el que se encontraban.
En ese momento Eriol y Sakura aparecieron en la entrada del templo. Ambos, báculo en mano, y dispuestos a detener al caminante, aunque todavía no sabían si serían capaz de hacerlo, a todo costo.
-¡Shaoran! –gritó Sakura– ¡debes detenerte! ¡mira lo que has hecho, casi has asesinado a la profesora Mizuki!
Pero el silencio acompañó sus palabras. Shaoran no se inmutó, por el contrario, parecía muy complacido.
-¿Y qué con eso? –murmuró Shaoran– al fin y al cabo, todos morirán si no me dejan tomar lo que me pertenece por derecho. Fuera de mi camino Sakura, o sentirás el filo de mi espada.
-No podemos hacer eso –se encontró respondiéndose Eriol– no sabemos qué es lo que sucede. Tú, seas Shaoran Li o Nightwalker, debes detenerte, ¡¡ahora!!
-No hay trato, Clow –murmuró Shaoran mientras desenvainaba su espada, que brilló fríamente en su mano– debo llegar...y ustedes interfieren en mi camino...
Pero algo más sucedió. Una espada de color rojo sangre también se dejó ver en su otra mano, mientras la forma del talismán se dejaba ver sobre su pecho, en el traje. Eriol entendió lo que sucedía allí: Shaoran y Nightwalker estaban prácticamente unidos por completo, si es que no se habían unido ya.
-¡¡Firey!! –gritó entonces Sakura, mientras la dama del fuego abría sus brillantes alas con intenciones de contenerlo. Las llamas lo cercaron, pero Shaoran sonrió sádicamente
-¿Piensas acaso detenerme sin lastimarme? Se ve que eres muy ingenua Sakura –el fuego se desvaneció instantáneamente– ahora...¡fuera de mi camino! –gritó mientras corría a su encuentro. Ambos prepararon sus defensas pero en ese preciso momento Shaoran se desvaneció como si fuera parte del mismísimo aire, y Eriol recibió un golpe en pleno estómago, sacándole todo el aire y casi dejándolo sin sentido.
Sakura se quedó de pie, mientras apretaba su báculo. Estaba ahora sola contra el caminante, y sentía como el miedo subía junto con la adrenalina. ¿sería ella capaz de luchar contra él?
Kinomoto Sakura....–recordó súbitamente lo dicho por el caminante en aquella pesadilla– haré que el miedo y la oscuridad salgan de mis propias manos y devoren tu corazón...
En ese momento se quedó paralizada de espanto. No podía mover ni un músculo, y Shaoran emergió de las sombras, con una sonrisa triunfal en los labios.
-Al final, no pudiste detenerme... –murmuró mientras avanzaba hacia el santuario. Ella se espantó sobremanera. Dentro, estaban Tomoyo y Kaho inconsciente.
-Debo....¡¡debo liberarme!! –el sello de la estrella brilló vivamente, mientras la parálisis desaparecía, y atacaba– ¡thunder!
La enorme bestia se materializó y se arrojó sobre Shaoran, brindándole fuertes choques eléctricos, pero parecía no sentirlos. El traje lo protegía aún. Y de un movimiento, obligó a la card a retirarse. Sakura se quedó de una pieza al verlo, mientras llegaba hasta la puerta del santuario.
Tomoyo, que estaba dentro con Kaho, casi sufre un síncope al verlo. Tenía un gesto sobrecogedoramente frío y casi inhumano. Sus ojos brillaban en la oscuridad, acompañados por los adornos dorados, y cierto brillo lapislázuli en el pecho. Ella no hizo nada, no PODIA hacer nada contra él. Ya una vez había tratado de asesinarla, y por los pelos se había salvado.
Pero Shaoran siguió de largo, y llegó hasta el lago. La luna emergió de entre las nubes, brillando medianamente con su luz pálida sobre el lugar. Shaoran tomó entonces la espada y reflejó la luz, hacia algún lugar al interior del escudo. Al momento, la luz se reflejó sucesivamente, creando una especie de figura dentro del lago.
Era como una serie de espejos puestos deliberadamente, y cada uno conectaba con el otro, hasta que llegaron hasta la puerta negra. Eran dos puertas metálicas, adornadas con símbolos desconocidos e inentendibles.
El talismán en el pecho de Shaoran brilló con furia, y un lobo azulado brilló en medio de los rayos de luna. Él sonrió con malicia y el lobo de energía avanzó hasta la puerta, fundiéndose con ella. Al momento, el escudo se desvaneció y la puerta brilló suavemente, abriéndose con un sonido dispendioso y metálico.
Shaoran avanzó, y de sus espalda salieron un par de alas negras. Su unión con el caminante se consumaba al transcurrir el tiempo. Llegó ante la puerta, la abrió, y dentro, en un altar, reposaba algo de forma rectangular, de tonos oscuros: Un libro.
Sakura y Eriol llegaron a tiempo al lugar para ver como Shaoran tomaba el libro del altarcillo. Al momento, sus sellos brillaron bajo sus pies, mientras un gran temblor remecía la tierra
"Cierren sus ojos y el sello bajo sus pies se ilumina...
El poder guardado al fin será revelado
Ante mí los magos se apartan y los hechizos se revelan...
El heraldo de la destrucción está aquí...
La hora ha llegado"
El temblor pasó a ser un terremoto de poder inconcebible. Todo sobre la tierra se movía como si fuera un simple juguete, y en el centro mismo de la ciudad, emergió lentamente una larga edificación de oscuros ladrillos, y mucho más alta que los edificios del lugar. Al final, era una oscura torre que parecía conectar la tierra con el cielo, que se oscurecía, y la torre recibía en su interior al poderoso hechicero negro y a sus dos servidores
-La hora ha llegado....–murmuró mientras tomaba asiento en un oscuro trono–.....todo ha comenzado....
Entre tanto, aun desde el templo podía observarse la torre oscura. Sakura y Eriol quedaron espantados, pero Shaoran le dio la espalda y se marchó del lugar
-Contemplen Barad-Dûr...la que será el foco de la destrucción....–Fénrir y Aëgnor regresaron y ambos tenían rastros de sangre por todo el cuerpo, los cuales se fueron con su amo, desvaneciéndose en las sombras.
Sakura corrió a comprobar como estaban los guardianes, pero al ver el terrible espectáculo, solo pudo atinar a desmayarse...
