NIGHTWALKER
"Life it seems, will fade away
Drifting further every day
Getting lost within myself
Nothing matters no one else
I have lost the will to live
Simply nothing more to give
There's nothing more for me
Need the end to set me free"
EL VENGADOR
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Un relámpago restalló en las alturas del firmamento oscurecido. El fugaz brillo destelló en los ornamentos dorados del traje de ceremonia de Shaoran Li, que espada en mano, aguardaba la pelea de su existencia.
El Nigromante, por su lado, ardía en su propia furia. NADIE –además del caminante nocturno– se había atrevido a confrontarlo de una forma tan descarada. Pero, había también que recordarlo, que la esencia del ángel estaba dentro de aquel muchacho.
-Eres muy valiente, o muy, muy tonto –dijo el Nigromante mientras adquiría de nuevo ese aire soberbio– entrégame a Nightwalker y te dejaré vivir...otro poco más
-mmmmm...no me convence –dijo Shaoran mientras se envolvía en su manto verde oscuro
-¿Acaso deseas morir? –pregunta con sabor a sentencia
-Soy un humano como todos, y un hechicero....más sin embargo a tus amenazas no les temo y de la muerte en su cara me río...así que si quieres al ángel de la noche, qué esperas a venir por él? Puede que me mates, pero si tengo que morir, te venderé muy cara mi vida...
Tarath no estaba sorprendido. Estaba simplemente anonadado por lo dicho. Tales palabras le sonaron a afrenta, a reto. Era la primera vez que era desafiado en su propia cara.
-Voy a matarte de mil formas diferentes, te lo aseguro –rugió el Nigromante mientras esgrimía su espada– ¡los voy a matar! ¡A ti y al maldito Nightwalker!
-Al fin reaccionas...pensé que me haría viejo esperando...–sonrió tranquilamente, como quien sabe que va a una pelea para no volver, y su espada tomó una posición específica.
Un nuevo relámpago rugió en los cielos, y la espada brilló como una estrella en el espacio sideral. Su filo, peligroso, brilló y los ojos de Shaoran se centraron en la figura del hechicero de la torre.
-¿Listo para morir? –espetó el hechicero
Shaoran no respondió pero se tuvo firme, al ver que su contrincante se lanzaba al ataque.
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-¡¡NO!! –rugió Aëgnor justo frente a la mansión Daidouji– ¿¡ES QUE ACASO HA ENLOQUECIDO!? ESTÁ DESCHAVETADO!!!!!
-Posiblemente –Fénrir no hizo más que asentir al discernimiento de su homólogo guardián– más sin embargo tendrá sus razones
-¡¡Y TÚ TIENES EL COCO CONGELADO!!! –volvió a vociferar el guardián, para seguidamente dar una digna media vuelta y dirigirse hacia la ciudad– ¡No veo una razón clara para que cometa semejante suicidio! Lee mis labios Fénrir: eso es un SUICIDIO!!! Y yo voy a detenerlo!!!!
-Nos está vedado intervenir y lo sabes –dijo Fénrir aún sentado sobre sus cuartos traseros mientras una suave brisa mecía tranquilamente la melena del gran lobo de los hielos–....todo tiene su razón de ser...
-Pero...pero...–Aëgnor sentía que si se quedaba sin argumentos Shaoran se perdería en las sombras de la noche eterna
-Habrá que esperar...lo que tenga que suceder sucederá...y nosotros no somos nadie para jugar con la batuta del destino
Aëgnor bajó la cabeza compungido, y sin poder contenerse, le propinó un zarpazo al suelo. La tierra se remeció ante el impacto, y su huella quedó como prueba de la gran fuerza del guardián. Pero, lejos de fijarse en eso, emitió un potente y animal rugido, con toda la impotencia del caso
-Cál...–trató de hablar Fénrir
-Cállate...déjame solo...solo...solo cállate...–dijo el guardián mientras se sentaba de nuevo junto al lobo y guardaba un profundo silencio.
El viento silbó por entre ambos hacia la mansión, en cuyo interior las cosas no estaban ni lejos de ser diferentes. Eriol y Tomoyo estaban simplemente estupefactos.
-Él...peleará con el hechicero...–dijo Tomoyo en un hilo de voz que por nada superaba un suspiro. Apenas si hablaban a los susurros entre ellos
-Así es –dijo Eriol de nuevo, mientras observaba la terrible batalla que libraban su otrora amigo y el sanguinario Tarath– así es...
Más sin embargo, era Sakura la que mantenía una posición en extremo silenciosa. Tal situación que desde el principio, se había trastornado en pesadilla. No en una pasajera ni una noche larga. Una real, una pesadilla espantosamente real, pero al fin veía algo de luz al final del túnel. El Nigromante sería destruido, Shaoran olvidaría todo lo sucedido y todo sería como en un cuento, un final feliz.
Pero los finales felices no caben aquí. El Nigromante moriría, más sin embargo el precio por su vida aún estaba por darse. Shaoran ahora era un ser frío y dudaba que la perdonara...así que el dichoso final "feliz" posiblemente no llegara jamás...solo de recordar que el ángel destructor y Shaoran tuvieran el mismo odio en los ojos era algo estremecedor...
-Ahora solo quedará esperar el final...–murmuró Sakura mientras volvía su vista a la fenomenal batalla que se desarrollaba lejos de ahí– veremos que queda...
-Sin duda...–continuó Eriol hablando a los susurros– sin duda alguna...
Pero de repente oyeron un grito de dolor, y el sonido de sangre saltando. Entonces vieron un cuadro terrible. El Nigromante sostenía en vilo a un Shaoran sangrante, que no podía contener el dolor que por sus heridas lo torturaba sin parar.
-Oh, Dios mío...–dijo Tomoyo con voz trémula tapándose la boca tratando de contener un grito– no...
Afuera, Fénrir y Aëgnor bajaron la cabeza, sabedores de lo que acontecía. Sin embargo no agitaron un ala, no movieron un músculo. Ni una pluma de sus alas voló. Se quedaron extáticos en sus lugares
-Pasará lo que tenga que pasar...–murmuró Fénrir con dolor–...solo lo que tenga que pasar...
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-Me pregunto...–dijo el Nigromante mientras izaba en vilo a un Shaoran más muerto que vivo y lo azotaba contra el suelo una vez más– dónde habrá quedado todo tu valor y toda tu gran fuerza....
Pero un terrible sablazo contestó la pregunta del hechicero oscuro. Shaoran respiraba agitadamente; su traje estaba ya teñido de rojo, los ornamentos dorados que otrora brillaran orgullosos, ahora estaban opacos. La sangre enmarcaba su rostro, combinando morbosamente con el color de sus ojos. Luego de golpearlo, se apoyó sobre el arma, por cuya hoja comenzó a resbalar la sangre que emanaba de las heridas de sus brazos. Al perder la sangre, sentía que su mundo se oscurecía...sentía que la sombra ya lo tomaba entre sus alas oscuras...
-Ahora veo que quieres morir...me parece muy bien –dijo el Nigromante volviendo al ataque– pero antes de que mueras te haré sufrir y bastante...
Shaoran si acaso pudo reaccionar al sentir una fuerte patada en el pecho, seguido de un mandoble con la espada que si acaso supo evitar por milímetros. Entonces el hechicero, haciendo un complejo movimiento, se posicionó detrás de él y le propinó otro golpe de espada, una herida que recorría transversalmente su espalda. Shaoran cayó prácticamente postrado y el hechicero solo se acercó a él de forma "compasiva", asestándole seguidamente patadas en el estómago.
Luego de recibir una última patada que lo envió bastante lejos, sintió el crujir de huesos rotos, y tosió dolorosamente, expeliendo mucha sangre
-Maldita sea...–murmuró mientras se ocultaba– ya le falta poco para matarme y aún no he sido capaz de descubrir como aniquilarlo antes de...
-Te lo dije –murmuró la voz del caminante en su mente– será mejor que me dejes salir...yo haré el resto
-Cállate –Shaoran enfocó sus pensamientos con un gesto decidido a acabar con el Nigromante– yo lo haré...
-Pero...¡va a matarte!
-Me importa un comino! –enfocó sus pensamientos ya furioso– es hora de terminar con esta pesadilla...yo seré el vengador...solo por esta vez...
-Pero...
Shaoran ignoró la voz que terminó por apagarse en las profundidades de su mente. Estaba decidido a morir tratando de deshacerse de aquel destructor...
-El cetro...–pareció entonces recordar– si acabo con el cetro el poder del hechicero se irá por el drenaje...
Era más fácil decirlo que hacerlo. Si acaso, tendría que dejar que el Nigromante lo atrapase y entonces...
-Lo haré...–fue su última determinación– esta será la última jugada...será matar o morir...
Concentró la poca energía que por su cuerpo aún podía circular. Su sello se hizo presente, brillando con una cálida luz. Sacando fuerzas de flaqueza y apoyándose una vez más en la espada, se incorporó lentamente. Avanzó dos pasos, y un gran estruendo sonó a sus espaldas. No volvió la cabeza, sabedor de lo que encontraría ahí.
-Con que aquí estás –dijo el Nigromante– ¿listo para morir?
Shaoran no respondió pero se volvió hacia él, con un gesto altanero en el rostro. Tomó su espada, y de ahí en adelante todo pareció transcurrir en cámara lenta. El Nigromante atacó con dos conjuros que supo salvar Shaoran, y con un espectacular giro, propinó un terrible golpe al hechicero, que no podía creer que pudiera golpear con semejante fuerza después de recibir tan terrible castigo, para luego ser golpeado en el rostro con el mango de la espada.
-Vamos, levántate –ordenó Shaoran mientras sentía que moriría asfixiado en su propia sangre. Su cabello castaño ensombrecía su rostro sangrante y aterido, enmarcando sus ojos, que a pesar de todo, brillaban como nunca– es hora de terminar...
El Nigromante se levantó lívido de furia e inconscientemente, tomó la espada y con un movimiento demasiado rápido para la visión de Shaoran, le dio un golpe letal. El cuerpo del muchacho se negó a acatar otra orden de su mente, que le ordenaba luchar hasta la última gota de sangre, y su mano, la que sostuvo la espada, cayó delicadamente
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-¡¡NO!! –fue el grito de Sakura dentro de la mansión al ver el sacrificio que acababa de realizar Shaoran Li– ¡¡NO PUEDE SER!! ¡¡SHAORAN!!
Eriol, Tomoyo y los guardianes se quedaron mudos. No podían articular palabra. Sakura cayó sobre sus rodillas mientras sentía sus párpados pesados. Sin poder contenerse ni un poco, comenzó a llorar amargamente. Cada recuerdo comenzó a castigarlos como una llama que quema lentamente, lacerando una llaga recién abierta que todavía sangraba...nadie se había preparado para ver una muerte semejante...
Entre tanto, Fénrir y Aëgnor, al sentir que la energía de su dueño se desvanecía, recobraron su forma falsa. El gran tigre pasó a ser un gatito que maullaba tristemente, y Fénrir, dejó de ser el gran lobo de los hielos solo para ser un cachorro aullando desgarradoramente a la noche, pidiéndole al destino una explicación que nunca llegaría...
-No puede ser...maldita sea...¡¡MALDITA SEA!! –rugió Aëgnor mientras su voz se ahogaba con las lágrimas– ¡¡NOSOTROS DEBIMOS ESTAR AHÍ!! MORIR CON ÉL!!!
-Lo sé...–Fénrir sintió como dos solitarias lágrimas corrieron desde sus azules ojos y los cerró compungido– ...lo sé...no creí tener que vivir esto dos veces en mi vida...
Aëgnor solo se limitó a compartir su dolor con su hermano guardián...ya todo estaba consumado...todo...
-¿Qué...? –dijo Fénrir al sentir una pequeña fluctuación de la energía de Shaoran– ¿qué sucede...?
Aëgnor lo miró confundido, él también había podido percibir aquel cambio. ¿Acaso sería posible que...?
Dentro de la mansión, todos quedaron lívidos de sorpresa. O tal vez de miedo, al ver a Shaoran cortar con su espada que hace un momento había caído, cortar el cetro de Ottokar en su último suspiro. La joya de rubí que la cabeza de cobra sostenía, cayó despedazada, al igual que el cetro mismo.
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-Esto...no puede ser...–murmuró el Nigromante– no puede ser...
El hechicero soltó al muchacho, que cayó a poca distancia de ahí. Tarath, miserablemente trató de reconstruir el poderoso rubí del cetro que era la fuente de toda su fuerza, pero no consiguió nada. De repente sintió que mil sensaciones acudían a su cuerpo antes intocable, ahora era plagado de toda clase de heridas...la suposición de Shaoran fue correcta, con la destrucción del cetro de Ottokar, Tarath perdió aquello que le permitió sobrevivir todo este tiempo...
Shaoran logró regresar de su inconsciencia, solo para ver a Tarath comenzar a envejecer lentamente. Sin poder hacer nada por evitarlo, y sin tener su poderoso cetro, lo único que quedó al final del poderoso hechicero de Barad-dûr no fue sino polvo, que fue barrido por el tiempo...la torre oscura entonces comenzó a retumbar y a desmoronarse poco a poco. Sus oscuros ladrillos cayeron pesadamente, levantando nubes de polvo alrededor de una ciudad devastada por el troclón predicho desde hacía tanto tiempo...
Tal espectáculo fue el que llenó la vista postrímera de Shaoran Li. Con una sonrisa satisfecha, sabedor del deber cumplido, se rindió a la sensación que ya llevaba tiempo acuciándolo. Se rindió a descansar un poco, de su espada, de su traje y de su vida. Sus ojos lentamente comenzaron a cerrarse, y la voz, que era su voz misma en su mente, comenzó a apagarse.
-Lo...¿lo ves? –dijo Shaoran, enfocando con esfuerzo sus últimos pensamientos al caminante que dentro de él reposaba– al final...yo fui el vengador...
Nightwalker no tuvo palabras para describir semejante acción de su "compañero de conciencia"
-¿Por qué? –fue lo único que se le ocurrió preguntar
-Ah...solo sentí que...era mi deber hacerlo...considéralo...un último favor...–su voz comenzaba a apagarse lentamente
¿Shaoran? –era la primera vez que lo nombraba por su nombre– ¿Shaoran?
Pero ya su voz no respondió. El viento volvió a soplar sobre el cuerpo inerte de Shaoran Li, cuyas heridas manaban la sangre guerrera que había tenido firme su intención de aniquilar al hechicero a costo aún de su propia vida...de repente, de la espalda del cadáver surgieron un par de alas negras, que lo envolvieron, para revelar la imagen del Nightwalker...miró las manos de aquel cuerpo, sintió los ramalazos de dolor que aún podía sentir...y cerró los ojos entristecido...era la primera vez que se sentía así...jamás había sentido un sentimiento de vacío como este...y sin poder evitarlo, sintió algo cálido que recorrió sus pómulos. Si, lloraba. El poderoso y frío Nightwalker, un lobo de la noche, un cazador, lloraba calladamente la pérdida de alguien que no tuvo miedo de ofrendar su vida en el momento justo...
"No one but me can save myself, but it's too late
Now I can think, think why I should even try
Yesterday seems as though it never existed
Death greets me warm, now I just say…
…goodbye…"
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Nota del autor: Bueno…no tengo mucho que decir, salvo que, quienes crean que este es el capítulo final, no lo es ^^. Aún falta el broche de oro
NightWalker.
